Hestia no podía dejar de caminar de lado a lado mientras miraba la escena que se estaba desarrollando delante de ella.

No recordaba la última vez en la que Bell había regresado tan herido del calabozo, pero lo que sí recordaba es que nunca lo había hecho tan herido como en esta ocasión, puesto que ahora había un montón de heridas, que aunque pequeñas, sumaban una enorme red de rasguños y cortes que abarcaban todo el cuerpo del chico. Era normal que incluso la sangre se filtrara entre las placas de la armadura del chico que la escudera del chico ahora estaba limpiando.

Lili probablemente estaba igual de preocupada que la diosa, aunque había optado por hacer lo que un escudero haría y empezó a limpiar su armadura, escudo y armas, ella no dejaba de ver lo que estaba pasando en la cama de la única habitación del lugar. Bell estaba tendido en la cama, con varias vendas en su cuerpo y siendo tratado por una chica de pelo dorado, la hija de Aeshma, el dios que se había vuelto un dolor de cabeza para Hestia.

Opal estaba encargándose del chico con diligencia, asegurándose de que el mismo no se moviera, ya que las vendas eran, más que para evitar que se desangrara, era para evitar que se moviera. Hestia aún recuerda con horror cómo el chico se encorvó sobre sí mismo en un sueño, y entonces un enorme chorro de sangre surgió de su espalda para mancharla, eso era una escena que realmente no iba a olvidar.

— Repíteme, ¿por qué…?

— Probablemente alcanzó el poder de ser un pseudo aventurero de primera clase, tal vez el nivel 5… O muy cerca en el nivel 4, cómo sea, su cuerpo ejerció un poder demasiado superior a su capacidad real, cómo consecuencia, su cuerpo es herido por su propio poder.

Opal realmente estaba dedicada a su trabajo, esto era parte de su título cómo la llama sagrada, una parte de ella se dedicaba a eliminar a los pecadores, pero la otra parte era la protectora de sus aliados, contrario a la relación de Hestia con Aeshma, Opal resultó saber diferenciar entre la relación de ambos dioses y su propia relación con el aventurero peliblanco.

— Supongo que tiene una habilidad de curación, y la misma hizo el mayor trabajo de evitar que muriera en su desplante de poder en el piso 24, pero, aunque ahora mismo sigue activa, ya no es tan poderosa cómo en ese momento — Opal suspiró mientras dejaba su tarea de curar al albino y se limpiaba el sudor de la frente.

Opal tenía la habilidad de desarrollo "Curación", una habilidad que sólo aparecía cuando el usuario habría pasado bastante tiempo realizando curaciones, ya fuera a él mismo o a otra persona, cómo consecuencia, esa habilidad aumentaba las curaciones realizadas, curaciones de todas las fuentes, por consecuencia se entendía que también la regeneración de mente de la habilidad "Curación Espiritual". Opal suspiró al recordar lo que estaba haciendo.

La habilidad de curación era muy polivalente, pero no era la habilidad de "Tratamiento" que tenían algunos de los mejores sanadores, entre ellos Riveria Ljos Alf. Tampoco era "Poder Curativo" que tenían varios otros aventureros, por lo que realmente no tenía el poder de curar por completo a Bell, puesto que el daño que el chico se provocó no tenía sentido.

Su cuerpo había colapsado sobre sí mismo, y ella solo rogaba porque el chico no tuviera una hemorragia interna, consideraba volver a usar su magia sobre él para salir de dudas, pero después del quinto uso, simplemente no estaba segura de si estaba curando demasiado al chico o si era necesario.

Las heridas que se estaba haciendo habían disminuido bastante, pero realmente no sabía cuánto tiempo podía durar el poder que el chico adquiría tras comer algo, y menos aún qué efectos tenía lo que había comido, que si no estaba mal, habría sido la piedra mágica del Viscum. Ella tenía esa teoría porque lo único tan fuerte cómo para darle ese aumento era el Viscum, o por lo menos haber comido en menos de 3 minutos a varios cientos de violas.

Aunque por lo mismo, eso también la preocupaba, comerse una piedra mágica de por sí era algo fuera de lugar, puesto que eso sólo lo hacían los monstruos, aunque entendía que era gracias a su extraña habilidad para comer que había podido hacerlo, pero, comerse una piedra mágica tan rara cómo eran las de la nueva especie.

Eso la aterraba, no sabía qué efectos iba a tener en Bell, pero no le sorprendía para nada el aumento de poder puesto que Revis también tuvo un aumento abusivo de poder cuando comió la piedra de Olivas. Lo que le sorprendía es que por primera vez podía ver el enorme daño que podía provocar el superar los límites por tanto.

Si Bell en el futuro aumentaba su nivel, entonces ¿El daño sería menor? ¿Seguiría haciéndose daño con el mero hecho de moverse?

También se preguntaba cuánto tiempo duraba esa habilidad de regeneración activa, ya que desde que el chico se desmayó por el dolor hasta ahora, no había dejado de regenerarse de cada herida, aunque la regeneración del momento en el que lo alcanzó y la que demostraba ahora no tenía semejanza. En ese momento se curaba tanto cómo Olivas quién genuinamente había quedado peor que los cuerpos que explotaron por parte de esos encapuchados.

Pero ahora sus heridas, si bien cerraban rápidamente, no era lo suficiente para curarse de las heridas que se haría si volviera a mover un sólo músculo.

— Por lo menos sus costillas ya no corren peligro si respira — dijo con un suspiro la chica mientras se recostaba de la pared. — Esperemos que los efectos ya hayan pasado, aunque con lo grande que era el monstruo…

— Lili espera que el amo Bell mejore — dijo la pequeña soporte con un suspiro mientras terminaba de limpiar la armadura del albino, antes de girar la mirada hacia la diosa del chico y preguntar silenciosamente dónde tenía que dejar el equipo del chico, la mujer señaló el armario y ella se levantó para ir a dejarlo ahí. — El amo Bell realmente ha hecho mucho por Lili, así que realmente necesita que el amo Bell se levante…

— Tranquila, estará bien, no es cómo que el efecto dure para siempre, en tanto no se hiera solo, entonces cuando despierte podrá quitarse las vendas y vivir cómo siempre…

— Gracias, Opal — dijo Hestia con un suspiro mientras se dejaba caer en el sofá, ella realmente estaba agotada, y no había hecho nada en todo el día, a ese punto había llegado el estrés por el que estaba pasando. — Me sorprende que Aeshma tenga una hija tan buena cómo tú.

— Jajaja, bueno supongo que, sé diferenciar entre el bien y el mal — dijo ella mientras se quedaba en la pared, sonriendo mientras miraba al albino en cama, el chico tenía la respiración calmada, pero eso realmente la hizo pensar en todo lo que había estado pasando recientemente, sobre todo alrededor del chico.

Ella sabía que Aeshma tenía la intención de arreglar un matrimonio entre ella y Bell, pero también sabía que Hestia era realmente renuente a que eso se hiciera, por lo que había dedicado grandes esfuerzos a deshacerse del Dios. Lo cuál, la atemorizaba, ya que temía que si no conseguía su plan por medio de extorsionar a Hestia con la multa del gremio, entonces irremediablemente terminaría en un juego de guerra contra la familia Hestia.

No subestimaba el poder de Bell, de hecho el albino era probablemente su peor enemigo, era capaz de anular su magia y en caso de que no lo hiciera, seguía siendo una buena persona, por lo que su magia tendría el efecto muy reducido. Sin embargo, no significaba que Bell pudiera pelear contra una gran cantidad de personas por su propia cuenta.

Aunque todo dependía de lo que Aeshma quisiera conseguir en el juego de guerra; en un duelo, 1 a 1, Bell podría ganar, sin embargo, si lograba poner los números a su favor, entonces Bell tendría un severo problema.

Esa magia que usó, Genos Angelous, podría ser su salvación, pero dudaba que Bell la fuera a usar contra personas, puesto que había visto el enorme daño que podría provocar, y Bell era de todo, pero ¿una persona que pusiera en peligro a otras personas? No, la respuesta es un rotundo no.

Si tirara a matar, luego de fortalecerse de la forma en la que fuera que lo hiciera, el albino probablemente le ganaría a toda la familia, ya que, quitando las 4 dinastías de la familia, ningún miembro de la misma superaba el nivel 2, y menos todavía eran los que habían alcanzado el nivel 4; Solo ella y otras 4 personas eran nivel 4.

Sin embargo, nada de eso serviría porque desde un principio Bell no usaría esa magia en contra de su familia, ella estaba completamente segura, o en caso de que la usara, no apuntaría a matar.

Por lo que nuevamente, el miedo de que la familia Hestia fuera destruída por un juego de guerra impulsado por su loco Dios, era algo tangible.

Decidió no pensar en ello, no quería preocuparse por eso, por lo que se levantó antes de mirar a la Diosa del hogar.

— Iré por algo de comer, por favor cuide de Bell mientras regreso.

Dijo la chica, antes de que la deidad asintiera, suspirando, dejando a la chica caminar hacia lo que fuera a hacer.

X X X X Bell abrió los ojos lentamente, sintiendo la restricción de las vendas, algo de dolor, pero sobre todo, estaba en casa, sintiendo algo que no había sentido desde que peleó con Bete; Un dolor que parecía resaca del enorme daño que había recibido. Pero en esta ocasión el dolor no era en su estómago, de hecho, al contrario, era en todo su cuerpo.

Cuando se incorporó, sintió algo de dolor, pero nada tan fuerte cómo para que no pudiera pararse, aunque después de todo, estar vendado por todo el cuerpo era algo horrible, sentía que no podía moverse.

— No lo intentes, por lo menos hasta estar seguros de que ya no estás bajo los efectos de tu habilidad — dijo una voz que Bell reconoció, levantando la cabeza para ver a Opal.

— ¿Tan horrible fue lo que me pasó? Porque una aventurera de segunda clase me está cuidando — dijo el chico riéndose y regresando a la cama.

— Cuando tu sanación perdió potencia, si — le respondió la chica mientras se acercaba a él. — Lili fue a hacer el cambio de las piedras mágicas de nuestra pequeña misión, cómo prometí, se quedarán con la mitad de las ganancias — dijo ella riendo un poco, empezando a inspeccionar su cuerpo. — Y tu diosa fue llamada por alguien del gremio, así que estamos solos por un tiempo.

— Vaya, y me tienes atado de manos — dijo el chico riéndose.

La santa tuvo un pequeño rubor en su rostro, antes de negar con fuerza, pero se detuvo de pegarle, eso sería un acto muy malvado de su parte.

— No digas algo así tan a la ligera…

— Está bien, está bien jajaja.

Ella había empezado a retirar los vendajes mientras hablaban, quería comprobar que el chico estaba bien y que no tenía ningún daño que pudiera ser duradero en su cuerpo, aunque él por otra parte tenía que desviar la mirada un poco, puesto que una chica tan cerca suya le resultaba demasiado para su pobre corazón.

— ¿Puedes hablarme de algo? — preguntó Bell, tratando de eliminar la incomodidad.

— ¿Cómo qué te gustaría saber?

— Hummm, qué tal… ¿Cómo obtuviste tu magia?

La santa se paralizó un momento, antes de mirar hacia la pared, Bell entendió que su mirada se había perdido en el pasado por un momento, luego suspiró y regresó al presente, dirigiendo su mirada hacia abajo para continuar con la revisión médica.

— ¿Qué tanto sabes de la magia?

— Bueno, siendo alumno de una poderosa maga hace tiempo, sé bastantes cosas — dijo Bell con una risa. — La magia innata y la adquirida, la innata viene de la raza o linaje, mientras que la adquirida viene del Falna, esta se ve afectada por la Excelia.

— ¿Una maga fue tu maestra…? Y yo que pensaba que tu maestro fue un poderoso guerrero.

— Pues cómo tal tengo dos maestros, una maga y un guerrero.

— Esa historia me la vas a tener que contar — demandó Opal con una sonrisa. Negó con la cabeza y suspiró. — La excelia, o cómo suelen decir los dioses "Puntos de Experiencia" son

las experiencias que hemos vivido, y lo que fortalece el Falna. Así que, es algo que viene de mi infancia, supongo.

Bell la miró con algo de sorpresa, pero dejó que siguiera hablando, pues estaba intrigado.

— ¿Sabes lo que hace el Dios Aeshma?

— Sé que es una familia popular, y que su capitán me detesta.

La risa irónica de Bell hizo que Opal tuviera una sonrisa escueta. Aunque Enoch ya no era capitán de la familia, realmente ese hombre tenía un odio jurado por Bell, pero no iba a profundizar en ello.

— Bueno, el Dios Aeshma tiene la idea de crear al aventurero perfecto.

— ¿El aventurero perfecto? — replicó Bell. — ¿Quiere ser el más poderoso?

— No, eso no le importa en realidad, osea, si quiere un aventurero que supere al Rey de Freya, o que incluso alcance a Gladiator o a Empress.

Bell inclinó la cabeza al escuchar sus palabras, logrando que la chica riera un poco por su expresión.

— Gladiator y Empress fueron los aventureros más fuertes de la historia, Maximus y Eris, los capitanes de la familia Zeus y Hera, nivel 8 y 9 respectivamente.

Bell expandió sus ojos, bastante sorprendido por lo que dijo.

— Pero, recuerdo que los más poderosos eran Glotonería y Silencio.

— Oh, claro que lo eran, pero lo eran porque aún siendo niveles 7 podrían haber peleado con Gladiator y Empress, y podrían haber ganado, pero cómo tal, los más fuertes eran ellos.

El albino entendió entonces. El poder de pelear contra aventureros superiores a ellos en todo, eso era lo que hacía a sus maestros los más poderosos, después de todo, ganarle a un aventurero nivel 8 o 9 siendo de nivel 7 sonaba a algo complicado (por no decir imposible).

Bell mismo sabía que si era capaz de hacerse tan fuerte comiendo cualquier cosa era porque en esos momentos literalmente todo era más fuerte que él, pero cuando llegara al punto de, por ejemplo, el nivel 5, tendría que comer cantidades aburridas de monstruos para aumentar su poder un nivel entero.

— Siguiendo con lo que te decía — Opal retomó el hilo de la conversación, haciendo que Bell le pusiera toda su atención. — Aeshma quiere formar al aventurero más poderoso simplemente por el placer de hacerlo. No anhela el trono de la diosa Freya o el podio de los Dioses Zeus y Hera con su familia siendo la más fuerte, solo quiere tener el mejor juguete de la caja de arena.

La forma en la que Opal hablaba sobre eso decía mucho de la opinión de la santa respecto al tema, pero siguió sin interrupciones.

— Por eso recurrió a la cría selectiva.

— ¿Cría selectiva?

Opal nuevamente suspiró ante el desconocimiento del chico, era normal, él era nuevo en Orario y parecía natural que lo ignorara, o en caso de que supiera, normalmente lo olvidaría puesto que no tendría sentido recordarlo.

— Cuando juntas ganado, las crias heredan características de sus progenitores — dijo Opal. — ¿Qué crees que pasa si juntas a dos criaturas que tienen predilección por hacerse de muchos músculos?

— Su cria heredaría esa característica…

— ¿Y si se juntan dos capacidades de esas en un sólo individuo, y juntas al individuo con otras dos características iguales?

— Nacería uno con cuatro veces el potencial de sus abuelos… — algo hizo click en el cerebro de Bell, antes de mirar a Opal a los ojos. — Pero… Eso no puede ser, ¿Cierto? El Falna no tomaría algo cómo eso en consideración…

—… Bueno, dicen que la magia de la Vice capitana de la familia Astrea es algo que ha estado en su dinastía desde su fundador.

Bell entendió lo que decía Opal, era posible que el Falna tomara en cuenta el potencial considerando que se fueran juntando los potenciales de aventureros prometedores. Lo que hacía el dios de Opal era posible, pero, también le resultaba horrible.

— Entonces… ¿Fuerza a los Aventureros de su familia a tener hijos?

Opal no respondió, solamente asintió de forma solemne al entender su pregunta, pero suspiró y sonrió.

— Hay cuatro dinastías en la familia, aunque no creo que importe mencionarlo — replicó Opal con un tono más ameno. — Yo pertenezco a la dinastía Alfhilia, el nombre de Opal se me puso por el ópalo, ya que todos en esa dinastía tenemos nombres de Joyas… Me perdí, perdón.

— No, no te preocupes, me parece divertido escuchar esa parte.

Bell sonrió mientras se sentaba en la cama, libre por fin de los vendajes, aunque Opal seguía revisando su cuerpo.

— Yo pertenezco a la tercera generación de la dinastía Alfhilia, y bueno, la tercera generación de la familia Aeshma en general.

— ¿Cuántas generaciones son…?

— Bueno, hace poco nació Angra, y con ella dió inicio la cuarta generación — dijo Opal. — Todo lo que te he dicho es para que tengas una idea del ambiente en el que crecí. Cuando era una niña realmente no sabía quiénes eran mis padres, siempre me han dicho que mi madre es Zephyr Alfhilia, pero… No lo sé, me criaron todos los que pertenecían a la segunda generación.

Bell arrugó un poco el ceño, no pudiendo ocultar lo mucho que lo fastidiaba pensar en eso, porque él tuvo figuras paternas, y ahora se daba cuenta de que tal vez Opal no las tuvo.

— Por eso desde pequeña he visto la diferencia entre la maldad y la bondad, el malo y el bueno, el blanco y el negro — replicó Opal con una sonrisa amarga. — Siempre quise que la maldad de algunas personas no quedara impune, y supongo que por eso apareció magia en mi Falna, con esa magia podía castigar todo lo que está mal en el mundo. Malvados, violentos, y monstruos, ya fuera uno solo o un gran grupo de ellos.

— Por eso tu magia tiene tantas formas de usarse dependiendo del canto — señaló Bell, a lo que Opal simplemente asintió.

— Si, aunque la primera vez que lo usé… —dijo Opal haciendo memoria. — Bueno, eso fue muy gracioso.

— ¿Por qué?

— Cuando la princesa de la espada subió a nivel 2, Aeshma enloqueció de celos porque su idea era que yo compitiera con ella, pero los Alfhilia siempre lo detuvieron hasta ese día, me puso su Falna, me dió un bastón y me lanzó completamente sola al calabozo.

Bell prácticamente no pudo evitar abrir los ojos como platos al escuchar eso, lo que hizo reír a Opal, la cuál simplemente negó con la cabeza y habló nuevamente.

— Bueno, recordé el nombre de mi magia, aunque no su canto, igualmente era una versión sin canto así que salí de la mazamorra abusando de mi magia y lo que sé de defensa personal — ella finalizó su historia. — Así fue cuando descubrí mi magia y la primera vez que la usé.

Bell claro que se preguntaba si ella estaba bien, pero, desde luego, parecía estarlo, la chica realmente lucía bien y hoy en día era una nivel 4, siendo una de las más fuertes de su familia por lo que sabía.

— ¡Mira la hora! — declaró la santa mientras se ponía de pie y tomaba su bastón. — Bueno Bell, espero que estés mejor, no debe tardar en regresar tu Diosa o tal vez Lili, yo tengo que ir a hacer un par de cosas.

Y con eso, Opal se despidió del albino quién se despidió con la mano pues no alcanzó a decir algo, suspirando mientras regresaba a la cama, su mente empezó a divagar un poco, pero su propio pensamiento no se podía eliminar.

— Que suerte que tuve a mis tíos…

X X X X Desde que era niño, todo lo que siempre me dijeron fue que yo era especial.

Enoch estaba caminando por Orario, necesitaba despejarse de todo lo que había estado pasando en este último tiempo, pero allá a dónde iba se encontraba con esas miradas.

Miradas que no le gustaban, eran las miradas de personas que no entienden su lugar, miradas de personas que no saben reconocer a alguien superior a ellos.

El rubio lo sabía, sabía lo que pasaba por las cabezas de esas personas, ellos pensaban claramente en lo que había pasado entre él y ese conejo tramposo. Chasqueó la lengua mientras continuaba caminando, decidiendo mantenerse lejos de las miradas del público.

Siempre dijeron que estaba destinado a cosas grandes, desde que mi Dios me vió en la cuna lo dijo. Este niño iba a ser especial, se convertiría en el eslabón más fuerte de su familia, llevaría el nombre de Aeshma a la cima aunque sabía que su Dios no quería eso.

Él suspiró mientras entraba en un callejón cualquiera, sentía sus miradas aunque no lo estuvieran siguiendo.

Todo ese entrenamiento, fue para que yo lo lograra… Nunca conocí a papá o a mamá pero no importaba, siempre tuve los elogios de mi Dios, los elogios de toda mi familia… Los elogios de todo Orario.

— ¿Y entonces, qué pasó?

Enoch se detuvo para girar la cabeza, viendo a un hombre rubio sentado en una escalera. Se estaba viendo a sí mismo.

El rubio chasqueó la lengua antes de desviar la mirada ligeramente.

— ¿Qué pasó? — la voz del hombre.

— Él me… ganó… Me ganó — su voz se volvió algo más tímida, bajando la mirada un momento.

— No, no te ganó… Levanta la cabeza… Levanta la mirada.

Enoch pudo verse a sí mismo a los ojos antes de que siguiera hablando.

— ¿Recuerdas lo que te decían? — se preguntó.

— Que yo haría grandes cosas… — respondió.

— Que serías el más fuerte, y eres el más fuerte. — afirmó.

— Pero… Los aventureros de clase alta… Bell…

Antes de que siguiera hablando escuchó el gruñido que vino de sí mismo.

— Bell hace trampa, no puedes ganarle a un tramposo jugando limpio, los aventureros de clase alta simplemente llevan más tiempo siendo aventureros, si estuvieras en su nivel ellos no tendrían una oportunidad de vencerte.

— Pero… ¿Por qué…?

— Eres superior a todos, y a todo, no bajes la cabeza por algo cómo esto.

Enoch apretó el puño antes de tratar de mantenerse fuerte y firme frente a él.

— Soy superior a todos… — dijo Enoch.

— Vaya, Ged, mira esto, realmente está volviéndose loco, ¿No te parece?

Nuevas voces se unieron a él en el callejón, antes de que girara la mirada y viera a un par de hombres, niveles 1 si tuviera que apostar.

Eran un hombre mapache, regordete y algo bajo, junto a un hombre de pelo negro y largo, atado en una coleta alta, si tuviera que apostar por los símbolos que llevaban en las ropas que portaban, eran de la familia Soma.

— Si, eso parece Canoe jajaja — el que había sido llamado Ged se rió del rubio, causando que el mismo rechinara los dientes un poco antes de darles la cara.

— ¿Qué se les ofrece? — preguntó Enoch.

— Uy, uy, ¡cuidado con ese tono! — exclamó Canoe entre risas irritantes. — Simplemente queremos hablar con el Hijo Prometido, ¿Es tan malo?

Tanto Canoe como Ged habían empezado a rodear a Enoch lentamente conforme hablaban con él.

— Oi, ¿Es cierto que perdiste contra un nivel 1? Bell Cranel, ¿ese pobre idiota en serio te ganó? — preguntó Ged.

Enoch miró a Ged con odio, antes de que él mismo desenfundara su espada para apuntarle al hombre, y luego Enoch sintió un arma presionando su espalda, probablemente una daga. Canoe y Ged lo habían rodeado.

— Escucha, imbécil, vamos a dejar las cosas claras, si perdiste contra un nivel 1 novato entonces contra nosotros no vas a poder hacer nada, somos auténticos veteranos aunque seamos todavía del nivel 1 — Ged habló con agresividad principalmente por el gesto hostil por parte de Enoch.

El rubio en ese momento empezó a sentir que su corazón se aceleraba, había algo en su pecho que quería salir, era cómo sentir agujas punzando desde el interior de su pecho para escapar, sus dientes rechinaron.

— Así que desembolsa todo lo que tengas y tal vez no te haremos un par de cortes en esa cara bonita — amenazó Canoe. — Apúrate, jodida decepción.

Enoch finalmente perdió los estribos antes de girar con toda su velocidad, tomando el brazo de Canoe con fuerza mientras tiraba de él para estrellar su puño contra su cabeza.

Ged abrió los ojos en grande, puesto que sintió una gota cálida llegar a su rostro, el hedor a hierro impregnó el callejón; La cabeza del mapache había literalmente explotado por el golpe que el aventurero, al que estaban tratando de intimidar, le dió en la frente. El pelinegro inmediatamente había entrado en shock, hasta que el rubio levantó la mano apuntando hacia él.

— Exploten, Olas del cielo.

Ged inmediatamente sintió que el aire a su alrededor se electrizaba, su instinto de supervivencia se activó y trató de correr al lugar del que vino.

— Ekrixi Teleios.

Una oleada de rayos salió desde la palma del guerrero impactando a Ged por la espalda, haciendo que él sintiera que su cuerpo entero se estaba friendo, sus músculos lo desobedecieron; Sintió cómo se contrajeron con tanta fuerza que se rompieron y lo dejaron caer, su corazón también estaba latiendo de forma completamente desbocada e irregular. Cuando chocó contra una pared, apenas si podía ver, tenía la mirada completamente perdida, todo lo que pudo discernir en ese instante fue a una figura alta y rubia, que acercó su mano a la cabeza de Ged.

— Yo no soy una decepción— susurró antes de mover con fuerza su mano.

La cabeza de Ged se estampó con una pared, antes de que él la soltara y lo dejara caer, viendo trozos de piel, cabello y cráneo pegadas a la pared en una mezcla con la sangre del hombre que ahora estaba muerto.

Enoch se levantó, y vió lo que hizo. Por un momento sintió que debería escandalizarse de sus propias acciones, acababa de cometer un doble homicidio, acababa de matar a dos hombres con sus propias manos…

Y luego sonrió.

Sonrió porque, extrañamente, esto se sentía bien, haber terminado con dos personas que habían cometido un acto de necedad al intentar intimidarlo.

Enoch se llevó las manos a los bolsillos y empezó a caminar por los callejones, alejándose de la escena de su crimen, sin preocuparse siquiera de los cuerpos que acababa de dejar atrás. Internamente sin embargo, sintió que acababa de tener una epifanía.

De niño siempre me dijeron que yo era especial… Y todo aquél que no lo vea, debería morir.