Disclaimer: Todo lo que podáis reconocer pertenece a J.K.Rowling.

N/A: En este capítulo hay un pequeño fragmento de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte.

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A pesar de que la lluvia había cesado en la madrugada, el viento que comenzó a levantarse y azotaba la pequeña tienda de campaña donde dormían el rubio y la castaña sumado a la oscuridad que aún se palpaba a pesar de haber amanecido, avecinaba que pronto comenzaría a llover de nuevo.

Draco despertó por el sonido de los truenos que comenzaron a rugir en el encapotado cielo gris que cubría toda Escocia.

Miró a su lado y Hermione seguía durmiendo; la mano de la chica aún permanecía en la misma posición que cuando se quedaron dormidos; sus ojos se posaron en esa pequeña mano de finos dedos tan próxima a la suya; en un acto reflejo acarició lentamente la palma de la mano de la chica, subiendo por el antebrazo donde su tía había marcado esa frase que él tanto había usado contra ella.

Hermione dejó escapar un leve gemido de angustia al sentir el roce sobre las cicatrices recientes, sus ojos aún estaban cerrados y probablemente seguía dormida.

Draco no supo que le empujó a hacerlo pero en menos de un segundo estaba recorriendo con sus labios las cicatrices donde se podía leer sangresucia, besando tiernamente cada letra que componía la dichosa frase y dejando exhalar un suspiro cuando llegó al final del antebrazo.

Cuando levantó la cabeza se encontró con los ojos castaños de Hermione mirándolo fijamente.

Él no dijo nada, ella tampoco.

Sus miradas estaban conectadas y no había necesidad de romper ese silencio con palabras que no dirían más que sus actos.

Draco se acercó lentamente a Hermione y acarició su mejilla sin romper la conexión ocular en ningún momento. La chica suspiró levemente y la proximidad de ambos hizo que el aliento de la chica impactara contra la boca de Draco. Jamás había sentido algo así en su interior, una calidez nacía de lo más hondo de su estómago y deseaba besarla…aunque pensándolo bien no era deseo lo que sentía Draco, era necesidad. Necesitaba besar a Hermione Granger.

Hermione se acercó un poco más a él, como si hubiese entendido a la perfección la necesidad con la que los ojos y los labios del chico hablaban.

Cuando las frentes de ambos chocaron y quedaron totalmente unidos, sintiendo como sus respiraciones se agitaban por los nervios y sus aromas se mezclaban creando una mezcla de violetas y sándalo, un pulgar tembloroso acarició el labio de la chica y ésta lo besó suavemente.

Los ojos de Draco se oscurecieron un poco debido a la dilatación de sus pupilas y como si ese pequeño beso a su pulgar hubiese sido la confirmación que necesitaba por parte de la chica, se aferró a la nuca de ésta y posó su boca contra la de Hermione: haciendo lo que jamás pensaría que haría, besar apasionadamente a la sabelotodo, comelibros de Granger.

Y le gustaba, joder si le gustaba. Jamás en su vida había besado con tanto ímpetu como lo hacía con ella. Jamás había sentido al estar con una chica el calor que se estaba concentrando en todo su cuerpo; había estado con muchas chicas, se había excitado al máximo y había "jugado" con ellas hasta donde le habían dejado pero está vez era diferente.

La boca de Granger lo estaba volviendo loco, era una mezcla entre inocencia y lujuria que le incitaba a querer devorarla más y más. Sus lenguas se entrelazaban, recorriendo cada rincón de sus bocas; sus dientes chocaban por laimpaciencia de ambos en devorarse.

Hermione mordisqueaba sus labios frenéticamente mientras el rubio bajaba su mano hacia los muslos de la chica,hacia su trasero, subiendo de nuevo hacia su nuca para atraerla más hacia él; estaba enfermo de deseo y quería tocar todo su cuerpo. No podía decidirse por ninguna parte, todo el cuerpo de Hermione lo llamaba.

Era como si hubiese algo dentro de ella que lo atrajese como un imán, no era solo físico…era una conexión que jamás había sentido con nadie.

De repente, este pensamiento le hizo sentir vértigo y como si de fuego se tratase se apartó rápidamente de la castaña. Empezó a hiperventilar, aún conmocionado por la intensidad del beso y también por el rumbo de sus pensamientos.

Al romper el contacto, Hermione empezó a sonrojarse siendo consciente de lo que acababa de hacer y como si del propio Voldemort se tratase, salió huyendo de la tienda de campaña mientras el cielo comenzaba a descargar un aguacero sobre ella.

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-¡Repítelo!- murmuró Voldemort- ¡Repítelo!

-M-mi señor- tartamudeó aterrado el duende de negros ojos desorbitados- m- mi señor…Intenta-tamos de-detener a lo-los impostores mi señor…pe-pero entraron en la-la cámara de los Lestrange…

-¿Impostores los llamas? ¿Qué impostores? ¡Creía que Gringotts tenía sistemas para descubrir a los impostores! ¿Quiénes eran?

-Eran…eran Po-Potter y do-dos…co-complices…

-¿Y qué se llevaron?- preguntó Voldemort subiendo el tono, atenazado por un espantoso temor-.¡Habla! ¿Qué se llevaron?

-U-una… co-copa…pe-pequeña de oro,m-mi señor…

El grito de rabia y rechazo le brotó como si lo hubiera emitido otro ser. Estaba enloquecido, frenético; no podía ser cierto, era imposible, no lo sabía nadie. ¿Cómo había descubierto aquel chico su secreto?

Tenía que comprobar que los demás horrocruxes estaban a salvo. Tenía que matar a Harry Potter y cuando no existiese amenaza alguna, debía buscar al traídor que le había hecho perder la cabeza en esos días desconcentrándose de tal manera que había permitido que el niño- que – vivió encontrase su más preciado tesoro.

Sí, mataría a Potter y después se divertiría con Draco Malfoy hasta dejarlo sin alma ni vida.

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