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Crónicas de Essos: La Guerra de los Peldaños de Piedra
25 A.C cuarta Luna
Setenta y cinco años después de la caída de Valyria, Essos se encontraba sumido en el caos. Las Ciudades Libres, antaño prósperas bajo la sombra de los dragones valyrios, enfrentaban nuevas amenazas. Entre ellas, Norvos y Qohor, dos urbes orgullosas de su independencia, se vieron en peligro ante la agresiva expansión de Volantis, autoproclamada heredera del desaparecido Feudo Franco. Volantis, deseosa de restaurar el poderío de Valyria, buscaba someter a sus vecinos y consolidar su dominio sobre el continente.
Norvos, una ciudad regida por los misteriosos sacerdotes barbudos, temía por su cultura y religión. En cambio, Qohor, conocida por sus refinadas forjas y por su sombría reputación en el manejo de las artes oscuras, veía peligrar sus rutas comerciales y su lucrativa industria. Incapaces de enfrentar solos la amenaza de Volantis, ambos decidieron forjar una alianza estratégica
La alianza entre Norvos y Qohor marcó un cambio en la dinámica de poder en el este de Essos. Al principio, la alianza era defensiva, con el propósito de detener cualquier expansión volatina en sus fronteras. Pero pronto, los líderes de ambas ciudades comenzaron a buscar formas de debilitar activamente a Volantis. Iniciaron una serie de campañas militares menores contra los territorios periféricos volantis, quemando puestos avanzados y emboscando caravanas esclavistas.
Sin Embargo, esto ocasionó que quedaran vulnerables a incursiones de khalasares dothrakis. Qohor, sin el respaldo de los otrora poderosos Reinos de Sarnor, sufrió pérdidas devastadoras ante los dothrakis, a pesar de que contaba con su confiable guarnición de Inmaculados, sus caravanas no lo hacían, lo que provocó una crisis entre el Consejo de Magísteres de Qohor, Temerosos de perder más riquezas y de no poder mantener el conflicto con Volantis, contrataron múltiples bandas de mercenarios, sin obtener los resultados esperados.
Fue entonces cuando surgió el rumor de un grupo de sobrevivientes de los Hombres Altos, los Tagaez Fen, que había derrotado a un khalasar numeroso. Estos Tagaez Fen, famosos por su destreza en el combate y sus antiguas tradiciones, llegaron a Qohor en grandes cantidades, herreros, tejedores y hechiceros que solo eran superados por los Valyrios, llegaron incrementando la ya gran fama de la ciudad de artesanos. Las caravanas de estos sobrevivientes visitaban la ciudad constantemente y eran conocidos por siempre estar protegidos por sus famosos Barzegar y Tirandazan, Qohor decidio dar uso a estos sobrevivientes y ofrecer grandes cantidades de oro, asi como proporcionar armaduras y armas si prometían defender sus mercancias de los dothrakis.
25 A.C Sexta Luna
Mientras tanto, Volantis seguía adelante con sus planes expansionistas. Tras someter a Myr y Lys, dos de las Hijas Pendencieras, Volantis volvió su mirada hacia Tyrosh, estratégicamente ubicada en los Peldaños de Piedra. Esta pequeña ciudad controlaba las rutas comerciales entre Essos y Poniente, lo que la convertía en un objetivo codiciado. Lo que comenzó como una serie de invasiones y enfrentamientos esporádicos escaló rápidamente en una guerra prolongada que involucraría a varias potencias de la región. Volantis, tras asegurar su control sobre algunas regiones de Myr y Lys, vuelve su mirada hacia Tyrosh. En ese momento, Tyrosh estaba debilitada por luchas internas entre las facciones de mercaderes y nobles.
Volantis lanza una ofensiva terrestre y marítima simultánea, con sus poderosos ejércitos de esclavos marchando hacia los Peldaños de Piedra y su flota navegando hacia las costas de Tyrosh. Tyrosh resiste a duras penas los primeros ataques gracias a sus fortificaciones y sus defensas marítimas, pero la ciudad comienza a perder territorio en los Peldaños de Piedra. Los recursos escasean, y la moral de sus fuerzas disminuye rápidamente.
25 A.C Undécima Luna
Braavos, la poderosa ciudad del norte, observaba con creciente inquietud el avance de Volantis. Recordando sus propios conflictos con la ciudad esclavista, Braavos decidió intervenir. La alianza con Norvos y Qohor no solo fortaleció la resistencia contra Volantis, sino que añadió el respaldo financiero necesario para prolongar la guerra.
La guerra se libra principalmente en los cursos del Rhoyne y los territorios circundantes, donde la Flota Qhorense inflige leves derrotas a Volantis, mientras las tropas de Norvos defienden sus tierras en combates terrestres.
Mientras Braavos financiaba a Norvos y Qohor, Pentos se mantenía al margen, jugando un delicado juego diplomático.
24 A.C Segunda Luna
Pentos, una ciudad rica pero políticamente frágil, observaba con creciente preocupación la expansión de Volantis. Aunque estaba rodeada por los conflictos de las Hijas Pendencieras y Volantis, Pentos había logrado mantenerse relativamente al margen gracias a su habilidad diplomática y el comercio con Braavos. Sin embargo, a medida que el Siglo Sangriento avanzaba, las tensiones dentro de la ciudad comenzaron a estallar.
Los magísteres pentoshi, temerosos de que Volantis invadiera Pentos, comenzaron a armar a su ejército y a contratar mercenarios para defender la ciudad.
24 A.C Cuarta Luna
En una serie de sangrientas batallas, Volantis logra asegurar la mayor parte de los Peldaños de Piedra. Los mercenarios tyroshis, conocidos por su valor y astucia, logran defender algunas fortalezas menores, pero las fuerzas de Volantis, superiores en número y recursos, avanzan sin piedad.
Tyrosh queda prácticamente aislada, perdiendo sus principales líneas de suministro con el continente. Las rutas comerciales hacia Poniente también se ven afectadas, lo que debilita aún más la economía de la ciudad.
El Príncipe de Tyrosh envía desesperadas súplicas de ayuda a las otras Ciudades Libres, la mayoría se muestra dispuesta a involucrarse, temiendo la expancion de Volantis.
24 A.C Decima Luna
Las Últimas ciudades Qarthenses caen ante los dothraki pasando a llamarse Vaes Tolorro, Vaes Qosar y Vaes Shirosi. Solo la gran Qath ha sobrevivido a los continuos asaltos dothraki gracias a sus impresionantes triples murallas
23 AC Tercera Luna
Frente a la posible caída total de su ciudad, los líderes tyroshis comienzan a buscar alianzas. En un movimiento arriesgado, envían emisarios a Pentos y Braavos, con la esperanza de obtener apoyo militar y financiero.
Braavos, que ya se había enfrentado a Volantis en el pasado y temía su creciente poder esclavista, decide intervenir. Aunque inicialmente solo ofrecen apoyo financiero y ayuda en el suministro de mercenarios, pronto comienzan a movilizar su flota, la segunda más poderosa en el mar.
Pentos, viendo que Tyrosh es el último baluarte entre Volantis y su propio territorio, también se une a la alianza. La intervención de Pentos es inicialmente tímida, pero pronto comienzan a enviar tropas mercenarias y recursos a Tyrosh.
23 AC Doceava Luna
La bahia de los Esclavos prospera por la continua demanda de esclavos, sus riquezas les han permitido regalar grandes cantidades de dotes a los dothraki, salvándolas de un asalto.
22 AC Quinta Luna
La llegada de la flota de Braavos marca un punto de inflexión en la guerra. La Flota Braavosi, famosa por sus veloces barcos morados y su disciplina, comienza a hostigar a las naves volantis en el Mar Angosto.
Las fuerzas braavosis y tyroshis, reforzadas por mercenarios contratados con oro braavosi, logran retomar algunos puntos estratégicos en los Peldaños de Piedra, aunque la guerra sigue siendo feroz y el desgaste es considerable para ambos lados.
Volantis, aunque aún poderosa en tierra, comienza a experimentar dificultades en sus líneas de suministro debido al bloqueo marítimo de Braavos. Los ataques de la flota braavosi interrumpen los envíos de esclavos y suministros hacia el frente, debilitando la moral de las tropas volantis.
22 AC Sexta Luna
Se escuchan rumores de un feroz Khal dothraki llamado Khalon, se dice que ha derrotado a multiples khal en el desierto rojo y ahora comanda una horda de más de 20000 jinetes. Algunos dicen que es el Semenetal que cabalgara el mundo.
21 AC Tercera Luna
A pesar de las pérdidas en los Peldaños de Piedra, Volantis decide concentrar sus esfuerzos en un asedio total a Tyrosh. Sus ejércitos rodean la ciudad y comienzan a sitiarla, utilizando máquinas de guerra valyrias y esclavos forzados para construir armas de asedio.
Durante meses, Tyrosh sufre bajo el asedio. La ciudad se encuentra al borde de la hambruna, y las tensiones internas aumentan. Sin embargo, el apoyo constante de Braavos, que sigue enviando suministros por mar, y las incursiones pentoshi en las líneas volantis mantienen viva la resistencia.
Batallas navales diarias entre la Flota Braavosi y la Flota de Volantis se libran cerca de las costas de Tyrosh, con victorias alternas, pero Volantis mantiene la supremacía marítima.
20 AC Primera Luna
Se libra la Batalla del Estrecho Sangriento, una de las confrontaciones más decisivas de la guerra. La flota de Volantis, reforzada con naves mercenarias y marinos esclavos, se enfrenta a la Flota Braavosi en una batalla épica que dura varios días.
La interminable guerra entre las ciudades libres, Volantis y las otras facciones en Essos dio lugar al crecimiento de poderosas compañías mercenarias. Con los recursos de las ciudades al límite, y las guerras prolongadas durante décadas, las ciudades comenzaron a recurrir cada vez más a los mercenarios para librar sus batallas.
Los mercenarios comenzaron a actuar como árbitros de poder, aliándose con las facciones más fuertes y cambiando de bando cuando veían una oportunidad para aumentar su fortuna.
El Triarca y Heroe de Volantis Horonno Valraenos el Gran Tigre ha vuelto a ganar por trigesima ves el puesto de Triarca y ha financiado un gran festival como celebración para el Doceavo cumple años de su cuarto y unica hija Aelina Valraenos. El pueblo de volantis le pide que retome su posición como lider del ejército para acabar con Tyrosh y los enemigos de volantis.
La Facción de los Tigres aún permanece fuerte pero se visualizan signos de debilitamiento en la facción, los Elefantes levantan la voz para pedir la paz, los tigres necesitan ganar más batallas o perderán el favor del pueblo, piden a Horonno volver a liderarlos.
20 AC Segunda Luna, Dia 4, Bosques de Qohor, cerca de la ciudad de Qohor
La densa niebla del amanecer cubría el bosque oscuro de Qohor, envolviendo los árboles centenarios en un manto de misterio. El sol apenas había comenzado a asomar, proyectando tenues rayos que se filtraban entre las copas altas y densas, como si el propio bosque intentara aferrarse a las sombras de la noche. A través de los espesos caminos, apenas visibles para los ojos inexpertos, se movía una caravana de jinetes y carretas, su avance silencioso pero decidido.
Al frente de esta caravana, un joven de catorce años guiaba con mano firme. Sus ojos oscuros observaban con cautela los alrededores, siempre alerta, siempre preparados. Era alto para su edad, con una musculatura desarrollada por años de entrenamiento y batallas. La dureza de su rostro, una mezcla de cicatrices de combate y el inquebrantable espíritu de los Hombres Altos, lo hacía parecer mayor de lo que era. Ashkan, hijo de Serosh y Semiramis, había crecido en más de un sentido en los últimos cinco años.
Desde su juventud, había demostrado un talento innato para la estrategia y el liderazgo, pero ahora, con catorce años, no solo dirigía a los suyos con inteligencia sino también con la experiencia de innumerables batallas en las peligrosas rutas a Qohor. Había aprendido a ganarse el respeto de hombres curtidos en la guerra, los jóvenes que lucharon a su lado durante el ataque de los dothraki años atrás lo seguían como polillas a la llama, ellos eran a quienes guiaba a través de las emboscadas de bandidos, a quienes sacaba del peligro de soldados perdidos de las guerras de Volantis y las Ciudades Libres. Cada travesía había sido una lección, cada batalla una prueba superada. Ahora, sus órdenes eran obedecidas sin dudar, su presencia imponía sin necesidad de palabras.
Los Hombres Altos habían cambiado en esos años. Ya no eran simplemente nómadas, sino un pueblo con una visión. Bajo el liderazgo de un consejo, se había forjado un nuevo sueño: la construcción de una ciudad, un hogar permanente que serviría como símbolo de su resurgimiento. Para lograrlo, necesitaban más que solo fuerza; requerían recursos, oro, materiales, pero, sobre todo, necesitaban unidad.
Y no estaban solos en esta ambiciosa empresa. A ellos se habían unido otros, aquellos que la guerra y el destino habían arrojado a su lado. Ex esclavos Dothraki, rescatados de las cadenas y de las crueles manos de sus amos, encontraron refugio bajo las alas de los Hombres Altos. Entre ellos, curanderas de gran sabiduría, mujeres y niños, y eunucos que compartían su conocimiento de la aguja y la lectura. Eran los traductores, los puentes entre culturas, y se convirtieron en parte vital de esta creciente comunidad.
A medida que avanzaban por los bosques hacia Qohor, Ashkan no podía evitar pensar en la meta que se habían propuesto. Una ciudad que resistiría la prueba del tiempo y que serviría como un faro de esperanza y fortaleza para los suyos. Sabía que los desafíos no harían más que aumentar, pero también que estaba listo para enfrentarlos. Los años le habían enseñado que no hay gloria sin esfuerzo, ni victoria sin sacrificio.
Los árboles finalmente comenzaron a abrirse, revelando a lo lejos las primeras señales de la gran ciudad de Qohor. Los Hombres Altos continuarían su camino, no como meros viajeros, sino como los arquitectos de su destino. Y bajo la guía de Ashkan, estaban decididos a no dejar que nada ni nadie los detuviera. El sueño de una nueva ciudad era solo el comienzo.
Qohor es una ciudad que combina lo oscuro y lo místico con la artesanía más refinada de Essos. Rodeada por el vasto y antiguo Bosque Oscuro, la ciudad parece surgir como una mancha sombría en el horizonte, con su arquitectura sólida y austera, hecha de piedra negra y madera tallada de los árboles circundantes. Qohor es conocida por sus herreros legendarios, los únicos que aún saben la técnica para re forjar el acero valyrio. Sus calles están llenas de templos dedicados a antiguos dioses y sus habitantes son practicantes de extrañas costumbres y artes oscuras, lo que impregna la ciudad con una atmósfera inquietante.
Las murallas de la ciudad son gruesas y altas, construidas con piedra oscura, y las puertas están flanqueadas por esculturas de bestias amenazantes. Dentro de la ciudad, se escucha el constante martilleo de los herreros, el crujido de las ruedas de los carros, y el murmullo de las sombras que parecen moverse en los callejones. Los mercados están llenos de productos de madera finamente tallada, cuero curtido y armas brillantes, con extrañas figuras encapuchadas vendiendo mercancías que podrían incluir hierbas exóticas o artefactos oscuros. Los templos a dioses antiguos, como el de la Cabra Negra, son prominentes, rodeados de incienso y velas, con sacerdotes en túnicas oscuras rezando en un idioma perdido en el tiempo.
Cuando Ashkan llega a las colinas que rodean Qohor y la ve a lo lejos, su mirada se endurece. Los tonos oscuros de la ciudad contrastan con el verde del bosque, y la espesa línea de árboles parece intentar abrazar y ocultar la ciudad misma. A pesar de la magnificencia que se ve desde fuera, Ashkan siente algo pesado en el aire, como si una nube invisible de misterio y peligro envolviera la ciudad.
En el momento en que sus ojos captan las imponentes murallas, y más allá, las torres de los templos a los dioses oscuros, Ashkan frunce el ceño. La arquitectura, robusta y de líneas duras, le habla de una ciudad que ha sobrevivido a muchos embates, y, sin embargo, en lugar de impresionar, le deja un extraño sabor en la boca. Aunque valora el poder, no puede evitar sentir un leve rechazo hacia los murmullos de oscuridad que parecen resonar desde sus paredes.
Mientras avanzan, observa las puertas, las esculturas amenazantes, y los Inmaculados que custodian la entrada. Los detalles de las bestias esculpidas le hablan de la amenaza latente que siempre cuelga sobre la ciudad. Ashkan, siendo pragmático, aprecia el orden, pero la atmósfera del lugar le produce un malestar. Para él, Qohor parece una ciudad que ha alcanzado su apogeo, pero se niega a reconocer que está pudriéndose desde dentro.
A medida que se acerca al mercado, donde los herreros forjan sus obras maestras de acero y las mercancías parecen ocultar más de lo que muestran, Ashkan siente una mezcla de admiración por la habilidad y sospecha por lo que no ve. El toque de lo místico, siempre tan cercano a lo supersticioso, le incomoda, pero no lo desconcierta. Después de todo, Ashkan sabe que la victoria en Essos requerirá lidiar no solo con el acero, sino con las sombras.
Finalmente, mientras su caballo pisa el suelo empedrado de la ciudad, sus ojos recorren las figuras elegantes y encapuchados que pululan por las calles, contrastando con el ambiente. No dice nada, pero en su interior, su mente trabaja. «Una ciudad de secretos», piensa. «Un lugar donde el poder se esconde detrás de los templos y los herreros.» Ashkan siente que aquí podría encontrar aliados poderosos o enemigos peligrosos, pero por ahora, mantiene sus pensamientos para sí. Su mirada, fría y calculadora, se fija en las torres oscuras que sobresalen entre las casas y edificios. «Aquí, los cuervos vuelan bajo», se dice, mientras sus labios se curvan en una sonrisa apenas perceptible.
—Ashkan, ya era hora, ¿tuvieron algún imprevisto? —la voz de Faraz se escuchó a sus espaldas
—Lo mismo de siempre, la rueda de una de las carretas se rompió, también tuvimos un contratiempo con algunos bandidos, pero nada serio. —dijo Ashkan bajándose de su caballo, mientras guiaba al resto de la caravana
—Deben estar muy desesperados si atacaron una caravana con tanto escolta
—Mucho, mal equipados y desnutridos, pero sabían pelear, pero no tenían la fuerza para luchar en condiciones. Debieron ser desertores de volantis, los bosques se están llenando de ellos.
—Pobres desgraciados, si las cosas siguen así, el consejo nos ofrecerá darles caza.
—Si ofrecen siquiera un cuarto de la última vez, me daría por satisfecho. No ofrecen apenas resistencia y no me enorgullece atacarlos, pero la paga es jugosa y tener privilegios con los artesanos de Qohor nos ha ayudado mucho estos últimos años—respondió Ashkan
Años atras, a pocas semanas del ataque dothraki, los líderes de cada campamento y pequeño asentamiento de Hombres Altos se había reunido en un gran consejo para decidir el futuro de su pueblo. Las discusiones fueron largas y abarcaron muchos caminos, al final la mayoría eligió que no querían morir como los valyrios, eligieron que querían volver a su grandeza y para eso tenían que dejar de esconderse.
Una ciudad, una gran ciudad, que empeñeciera a cualquier otra, sus jardines serían más impresionantes que los de Sathar, sus mercados más abastecidos que los de Kasath, su biblioteca más grande y mejor custodiada que la de Sallosh, sus murallas más altas y gruesas que las de Mardosh y su palacio sería más impresiónate que el palacio de las mil estancias de Sarnath. La ubicación ya había sido seleccionada entre los afluentes del río sarne, al sur de las montañas donde se ocultaban. Había una gran meseta solitaria cerca del río, ahí estaría el gran palacio, las tierras de los alrededores eran fértiles, el río era grande para un gran puerto, el bosque de Qohor cerca y en las proximidades había otro union de afluentes que servirán para transportar mercancia.
Pero para eso necesitarían oro y mucho, afortunadamente para ellos, la oferta de Qohor para defender sus caravanas era bien remunerada, cada hombre y mujer que no pudiera ejercer una profesión, tendría que aprender a pelear, se les daría un caballo, una armadura ligera, espada y arco, proporcionado por todos. Al poco tiempo y viendo su eficiencia, Qohor decidió brindarles armaduras y armas de mejor calidad, incremento su contrato hasta abarcar casi la totalidad de hombres y mujeres disponibles, uso de sus hechiceros y curanderos e inclusive se hablaba de ayudar a proporcionar carros falcados para un uso militar contra khalasares dothraki.
Todo esto ayudo a llenar sus arcas y solo bastaba un poco más para convencer al consejo de que dejaran de usarlos como simples escoltas, Ashkan tenía la idea desechada de una banda mercenaria, pero no quería ser un simple mercenario que atacará como perro rabioso, una banda organizada, con jerarquía de rangos, unidades especializadas, un ejército disciplinado en todo menos el nombre. Tenían los hombres, tenían el equipo y tenían una razón por la que luchar, solo faltaba el objetivo, y para Ashkan era obvio.
Volantis estaba débil, su arrogancia había hecho que abrieran demasiados flancos, estaban dispersos y sin un líder fuerte. Y lo más importante, su fuerza principal estaba en Tyrosh. Ashkan lo sabía, Volantis caería lentamente, y él estaba dispuesto a hacerla agonizar mientras lo hacía.
Notas
Tirandazan: Este término se refiere a los arqueros a caballo, un componente crucial en la táctica de la compañía. Tirandaz es un término persa que significa "arquero"
Barzegar: Se refiere a la caballería pesada, que en este contexto serían los jinetes blindados que realizan cargas en el campo de batalla. El término podría estar inspirado en la palabra persa para "guerrero" o "agricultor", ya que los guerreros a menudo provenían de clases rurales.
