Konoha, Hospital Central.

Las preliminares de los Exámenes Chunnin habían terminado. Las peleas habían sido emocionantes, interesantes, y solo una había sido una total decepción.

Naruto no se había sentido bien desde que Orochimaru había golpeado su abdomen con esos extraños sellos. No solo no podía moldear bien su Chakra, sino que tenía constantes perturbaciones en el mismo.

No solo eso… Incluso si había ganado su pelea contra Kiba por un error estúpido, nadie se había cuestionado siquiera porque no podía hacer algo tan básico como usar su Chakra de forma correcta.

Kakashi se llevó a Sasuke, mientras Sakura seguía en su nube pensando sobre el estado del Uchiha y algo que el rubio claramente no sabía.

Dicho rubio, ahora de pie en la puerta del hospital, tenía la cabeza gacha, y para cualquiera que lo viera, pensaría que estaba perdido.

Lo estaba, en sus pensamientos.

"Oh, Naruto, aquí estás".

La voz de su maestro lo sacó de su estado pensativo, cosa que nunca le había pasado en mucho tiempo.

Desde aquella vez que preguntó quienes eran sus padres, y solo recibió nada.

Kakashi miró a Naruto con una sonrisa de ojo. El rubio le devolvió una sonrisa, aunque grande, parecía algo tensa.

"Kakashi-sensei, justo el que buscaba. ¿Vas a entrenarme para las finales?"

Naruto no era un gran detector del lenguaje corporal, pero la tensión en Kakashi fue visible incluso para los Anbu escondidos, vigilando el hospital de amenazas.

"Ah, eso… No puedo".

No puedo.

Naruto perdió lentamente su sonrisa. Sus ojos se abrieron ante el tono de Kakashi, que no tenía una gota de arrepentimiento, sino pena.

Pena… Odiaba que le hablarán por pena.

El ceño de Naruto se frunció, y miró molesto a Kakashi, que sacó distraídamente su libro porno, creyendo que Naruto sería igual de indulgente que siempre.

"¿Por qué no puedes? Eres mi maestro".

"Voy a entrenar a Sasuke".

La cabeza de Naruto decayó por unos segundos. Sus ojos vieron al suelo con una mezcla de emociones enorme.

Levantó rápidamente la cabeza, y apretó los dientes cuando notó que Kakashi ni siquiera lo estaba viendo fijamente, sino de reojo.

"¡Mi enemigo es un Hyuga incluso más fuerte que Sasuke! ¿¡Por que lo entrenarías solo a él!?"

"¡Haz silencio! ¡Estás e-"

"¡Cállate!"

Kakashi abrió los ojos con sorpresa cuando Naruto le rugió enojado a la enfermera, que se sobresaltó y dio varios pasos atrás.

Naruto volvió a ver a Kakashi con una expresión llena de enojo. El Jounin habló rápidamente, queriendo calmar a Naruto para que no cause problemas.

"Sabes que el oponente de Sasuke es peor, Naruto. El si matará".

"¡Mi oponente casi asesina a Hinata! ¡Su familia! ¿¡Por qué crees que no me va a matar a mí!?"

Kakashi simplemente negó con la cabeza.

"No seas exagerado. Sabes que Sasuke lo necesita más esta vez".

Naruto apretó los dientes, y apretó sus puños con tanta fuerza que clavó sus uñas en sus palmas, y sacó algo de sangre.

Kakashi no cerró su libro, y solo siguió viendo a Naruto de reojo.

El rubio no había sido alguien que explote así muy seguido, incluso desde lo sucedido con Zabuza y Gato.

"Exagerado, exagerado… ¡Vete a la mierda!"

El silencio se hizo mortífero en la recepción del hospital.

Kakashi abrió su único ojo visible con sorpresa.

"¡Siempre es Sasuke, Sasuke y Sasuke! ¡Incluso en las misiones te enfocas más en Sasuke que en Sakura y yo!"

Naruto golpeó la pared a su lado del enojo, y sin darse cuenta, hundió una buena parte de la misma y creó marcas en forma de telaraña.

Kakashi cerró su libro, y miró con severidad a Naruto

"Me decepcionas, Naruto. Entiendo que tengas una rivalidad con Sasuke, pero decir abiertamente que lo favorezco es muy infantil de tu parte".

Naruto dejó de apretar sus puños. Miró a Kakashi en shock, y luego, bajó lentamente la cabeza.

Se empezó a retirar, pero se detuvo y se giró para ver a Kakashi con asco.

Por primera vez, Naruto decidió usar parte del léxico que conoció en la zona pobre donde vivía.

"Eres un asco. Deberías dedicarte a chupar la polla de Sasuke, porque no eres alguien capaz de ser maestro".

Los Anbu escondidos abrieron los ojos con sorpresa. Uno de ellos tuvo que contener la risa, más al ver la expresión de Kakashi, que estaba llena de shock y enojo.

La única mujer ahí entrecerró los ojos cuando notó que Kakashi se acercaba rápidamente a Naruto, que no notó el movimiento del peliplata.

En menos de un segundo, Naruto sintió una onda de viento corta pasar cerca de su rostro. Giró lentamente la cabeza, viendo la mano de Kakashi lista para golpearlo a unos centímetros de él, y una mujer Anbu deteniendo el golpe, que iba a ser lo suficientemente fuerte como para dejarle un moretón.

"¿Pensabas golpear a un Genin de espaldas, Kakashi?"

Naruto levantó la vista para ver a Kakashi con un claro shock en su rostro. Sus ojos se oscurecieron un poco, como si se desconectase del mundo por unos segundos.

Kakashi no contestó, viendo como Naruto no le quitaba la mirada.

Hubo un brillo carmesí en los ojos de Naruto.

Sakura estaba saliendo del hospital junto a Ino, luego de haber visto a Sasuke junto a Naruto, que salió mucho antes que llegara la heredera Yamanaka.

Ellas presenciaron claramente como el Ninja que Copia lanzaba un golpe a Naruto, y fue detenido por un Anbu.

Las dos estaban en shock, más aún al ver la mirada afligida que llenó el rostro de Naruto.

"Abandono el equipo 7…"

Naruto se retiró lentamente, con esas palabras en el aire.

El shock de Sakura e Ino se hizo mayor.

Kakashi abrió levemente sus ojos, al igual que el resto de Anbus.

La mujer que detuvo el golpe de Kakashi lo soltó, y miró la espalda de Naruto en silencio.

……..

Naruto caminó a paso lento hacía Ichiraku Ramen, sin ganas siquiera de ir rápido a comer.

Eso solo mostraba lo malo de su estado.

Los aldeanos lo ignoraron. No les importaba si él, el mocoso demonio, estaba triste, mal, o algo. Para ellos, el podría morir y hasta harían una fiesta.

Sintió que una voz conocida llegaba a sus oídos, y giró su cabeza en la intersección de una calle.

Konohamaru estaba junto a Hiruzen, paseando por la aldea a poco tiempo que terminaron las Preliminares de los Exámenes.

Naruto sintió que su vista picaba un poco, y una imagen se superpuso a la de Hiruzen y Konohamaru.

Él, Naruto, con la misma edad que Konohamaru, paseando junto a Hiruzen.

Pensaría que eran lo mismo, pero en Hiruzen había una enorme diferencia.

Las dos imágenes se pararon una al lado de la otra, y Naruto pudo verlo.

El Tercer Hokage estaba tenso al lado de Naruto. Lo disimulaba, con la experiencia encima que lleva para eso, pero era muy visible.

Era una tensión como la que sintió cuando Orochimaru lo acorraló.

Como si tuviese un monstruo, un bicho raro al lado.

A comparación, el Hokage parecía totalmente feliz de estar junto a su nieto.

Estaba relajado, y parecía tener unos años menos de lo tranquilo que se veía.

La imagen dejó de superponerse, y Naruto no lo supo, pero había llegado a un punto que entendió algo.

Nunca nadie lo quiso de verdad.

El era solo un monstruo para ellos.

Alguien sin valor.

"¡Hermano Naruto!"

Konohamaru fue el primero en notar a Naruto. El niño corrió hacía el estático Naruto, que salió de su trance al notar que su autoproclamado alumno se paraba frente a él con una expresión emocionada.

Hiruzen se tensó levemente cuando notó a Naruto. Para él viejo, no fue difícil notar que Naruto parecía perdido.

Se acercó con una leve expresión amable, esperando una reacción exagerada y un abrazo de Naruto, pero solo recibió una mirada profunda.

"Konohamaru… Abuelo".

La palabra "Abuelo" salió amarga de su boca.

Hiruzen sintió que algo andaba mal.

"Oye, me había golpeado en el abdomen, y no puedo usar bien mí Chakra. ¿Qué sabes de esto?"

Naruto sabía que nadie podría ayudarlo con esto, así que decidió hacer algo que no haría sin un motivo real.

Usar todo a su favor.

Hiruzen miró en silencio como Naruto levantaba su chaqueta naranja brillante y mostraba el Sello de Ocho Trigramas, con una adición de un Sello de Cinco Puntos.

'Orochimaru…'

El viejo Kage sabía que su alumno estaba en Konoha, y que ya había marcado a Sasuke, pero no que hizo esto a Naruto.

"Ahora lo arreglo".

Los dedos de Hiruzen brillaron en azul, y posó los mismos sobre el Sello de Cinco Puntos.

"Sello de Cinco Puntos: Liberado".

Naruto sintió que su Chakra fluía libremente, y suspiró profundamente.

Ya no tenía restricciones.

"Gracias".

"¡Wow! ¡Eso fue increíble!"

Hiruzen desvío su mirada hacía Konohamaru, y cuando quiso mirar de reojo a Naruto por si seguía ahí, ya no estaba con ellos, sino caminando por otro lado.

Entrecerró levemente los ojos.

………

En uno de los tantos bosques dentro de la aldea, cerca de un acantilado que dividía dos tramos de césped, y una enorme laguna entre los árboles, Naruto se quedó de pie en medio de algunos árboles, tras haber caminado en silencio hasta aquí.

Se había sacado la chaqueta a mitad de camino, y la tenía en sus manos. Ahora solo tenía su camiseta negra debajo, que le quedaba grande.

El rubio hizo una mueca.

"No seas exagerado… Sasuke lo merece más..."

La voz de Kakashi resonó en su cabeza con pesadez. Se agarró el cabello con una mano, encorvándose un poco cuando sintió que su respiración se forzaba a ser más pesada, como si fuese un animal enojado.

"Me decepcionas, Naruto".

Un leve aura roja burbujeante rodeó a Naruto.

………….

Monte Olimpo.

Afrodita se vio obligada a salir de su cámara junto a sus siervas por primera vez en mucho tiempo.

Cuando pasó la Puerta de Hiperión, la recibió la figura muerta de su esposo, en un estado terrible, y también había un leve destello de energía titánica muerta que venía desde el mismo lugar. No necesitó saber quién fue el causante del mismo.

Salió al exterior, sólo para encontrar el mundo sumido en caos, causando su leve incredulidad.

Las tierras bajo el Olimpo fueron hundidas en el mar, almas desesperadas vagaban por el mundo en total libertad, el Sol ya no era visible, había sirvientes del Olimpo muertos por una plaga, la vida vegetal se volvió estéril totalmente, y el cielo oscuro lleno de nubes disparaba rayos y truenos como si fuesen gotas de agua de lluvia.

Poseidón, Hades, Helios, Hermes, Hera, Zeus, Hefesto, y Cronos habían muerto.

En total silencio, y con miradas incrédulas y curiosas, caminaron hasta la cima del Olimpo, donde vieron también pedazos del cuerpo destruido de Gaia.

Había además un conjunto de armas y armadura, incluida la Hoja del Olimpo.

Un rastro ensangrentado salía del camino, y caía hacía los mares, y Afrodita no tardó en sacar la única conclusión de que Kratos había sobrevivido de alguna forma, y había partido del Olimpo.

No es como si le importase.

El poder que liberó el Espartano antes de su muerte siguió cayendo sobre los pocos mortales que seguían vivos, maldiciendo a los Dioses por esto.

Bueno, incluso ella debía admitir que tenían la culpa en esto. Todos se buscaron la muerte a manos de Kratos, y al parecer Kratos no entendió las consecuencias de matar a un Dios más importante que Ares hasta que se vengó de Zeus.

Usando su poder, recuperó las armas a su estado original y las guardó en una dimensión de bolsillo. Tendría que buscar un buen candidato a usarlas.

Ya lo había decidido. Iba a abandonar no solo el Olimpo, sino el Reino Griego en ruinas, y buscaría un nuevo lugar donde quedarse.

"¿Qué hacemos, mi señora?"

Afrodita miró a sus dos siervas, que lucían curiosas al verla tan serena ante esto. Una de ellas es rubia, de ojos verdosos, más alta que la otra sierva, pero con un cuerpo más delgado a comparación de la misma.

La otra sierva es de piel morena, con cabello negro y ojos marrones, pero con muchos más atributos que la otra sierva.

"Nos iremos de aquí. Iremos a otro lugar donde podamos estar sin problemas. Viajaremos a otra dimensión".

Afrodita iba a volver a hablar, pero sintió una perturbación cuando quiso sentir donde estaba por crear un portal.

La Diosa movió su mano en el aire, conectando con donde sentía esta perturbación. Las siervas vieron con sorpresa el portal, pero siguieron en silencio la orden de su ama, y pasaron primero por el portal.

Afrodita ni siquiera miró por última vez lo que quedaba del Olimpo.

Atravesó el portal, y lo cerró detrás de ella.

………

Era de día cuando Afrodita y sus dos siervas pasaron el portal, y pisaron suavemente el pasto bajo sus pies.

La Diosa caminó lenta y silenciosamente hacía donde sentía la perturbación que la atrajo aquí.

"¿Dónde estamos, ama?"

"No estoy segura".

De repente, el sonido de un fuerte golpe y un leve aura potente atrajo la atención de las tres.

Asomaron discretamente, viendo a un niño golpear con su puño un árbol y romperlo del mero golpe, que estaba lleno de ira.

Parecía estar descargando su enojo.

"Solo, como siempre ha sido…"

Afrodita prestó atención al niño, sintiendo curiosidad por las emociones fuertes que el mismo estaba sintiendo.

Parece que encontró un niño pre-adolescente en un momento de debilidad y vulnerabilidad, donde debería madurar y convertirse en hombre.

Un varón rubio de piel bronceada, con 3 marcas de bigotes en cada mejilla. Una camiseta negra que le queda grande, pantalones naranja y sandalias azules.

Había una cinta con un símbolo en medio ahora tirada en el suelo, al lado de una chaqueta naranja.

Un aura roja burbujeó con fuerza a su alrededor. Los ojos del chico se tiñeron de rojo con una pupila rasgada, y sus marcas se hicieron más grandes.

"Después de esto, me iré de aquí. Me haré fuerte como sea".

Afrodita abrió levemente sus ojos cuando una idea llegó a su mente, después de no tardar en identificar que la perturbación que la atrajo fue esa aura.

Nunca había tenido un campeón.

Le habían jurado lealtad, pero nunca algo cómo un campeón de verdad.

Hubo una época en que Ares, Zeus, Poseidón y Hades tuvieron sus campeones peleando en distintos terrenos creados en dimensiones aparte, donde se asesinaban unos a otros para mera diversión de ellos.

Ella tenía una oportunidad aquí. Una en la que veía mucho potencial con esa aura.

Ella tomaría a este chico como su campeón, no solo para que le sirva, sino para convertirlo en todo un hombre, al que le enseñaría todo para satisfacerla y así volverlo su digno compañero.

No necesitaba alguien adulto, que seguramente pensaría más en su placer que en el de ella, y que no seguiría todas sus órdenes. Sabía de sobra que todos eran unos idiotas que buscarían simplemente saciar sus ganas y decir "Oh, me folle una diosa".

Siempre fue selectiva con sus amantes, y esta vez, ella eligió otro, y lo convertiría en el hombre perfecto y definitivo.

"Esas son palabras muy grandes, ¿No crees?"

La voz sensual de una mujer sacó de su lugar a Naruto. El rubio perdió poco a poco su aura, y se giró, solo para quedar con una mirada totalmente contemplativa, incluso si estaba avergonzado cuando notó todo en la mujer.

Una mujer joven y hermosa, de cuerpo perfecto. Largo cabello castaño largo recogido en una trenza, piel rosa claro y ojos azul claro. Lleva puesto un vestido morado bastante revelador que expone sus senos perfectamente formados y de tamaño considerable, va descalza y con un par de muñequeras metálicas. También hay un pequeño taparrabos cubriendo su zona íntima, aunque Naruto aún así pudo ver que ella tenía algo más cubriendo debajo.

La mirada de Naruto, sin embargo, se enfocó en sus pechos. No con lujuria, sino que estaba sorprendido totalmente.

Eran las primeras tetas que veía cara a cara, y eran perfectas.

Esto no era como esas revistas porno de donde aprendió para hacer el Oiroke no Jutsu, no… Eran de verdad.

"Por favor, dime tu nombre, joven".

Naruto se recompuso y miró a los ojos a la mujer más hermosa que había visto en su vida.

"Naruto Uzumaki. ¿Cuál es el suyo?"

Afrodita no tardó en notar que el chico quiso decir algo más luego de mencionar su nombre, pero lo hizo a un lado.

"Yo soy Afrodita, Diosa del Amor, el sexo y la belleza. Por favor, ustedes dos, vengan y preséntense".

Naruto se había descolocado cuando la mujer mencionó ser una Diosa. Aunque en verdad quiso dudar, algo en él le decía que no mentía.

Detrás de los árboles salieron dos mujeres, con vestimenta similar a la de Afrodita pero en blanco. Naruto sintió sus hormonas alborotarse al ver que la mujer morena tenía senos aún más grandes, y sintió a su mayor amigo nervioso.

Agradecía que la remera le quedaba lo suficientemente grande como para cubrir hasta sus bolsillos del pantalón, por lo que solo tenía que mantener la calma y acomodar en silencio a su amigo a un lado.

'Si… eso'.

"Yo soy Chloe, sierva de Afrodita".

La mujer rubia se presentó, ante la mirada de Naruto y Afrodita.

"Yo soy Selene, otra sierva de mi señora".

La mujer de piel oscura se presentó con una sonrisa hacía el rubio, que asintió lentamente, tragando un poco cuando sintió la mirada profunda de Afrodita en él.

"Es un gusto… Conocer a una Diosa tan atractiva y sus siervas".

Afrodita sonrió al sentir que algo en Naruto reaccionaba incluso desde su lugar.

Hora de actuar.

"No pude evitar oír de tu situación actual. Estoy interesada".

La expresión de Naruto se ensombreció un poco.

"Oh, si…"

"He sentido una perturbación que me atrajo a ti, así que cuéntame… ¿Qué intentas conseguir?"

Naruto normalmente no pensaría mucho en decirle esto a alguien, porque nadie le preguntaría, más allá de Teuchi o Ayame, ya que incluso Iruka no estaba presente a esta altura de su vida.

El rubio le contó resumidamente que estaba en un torneo para subir de rango, pero su maestro se negó a entrenarlo a favor de otro.

Afrodita prestó atención cuando Naruto mencionó que este maestro suyo intentó atacarlo por la espalda. Notó un leve atisbo de ira en los ojos de Naruto, y sonrió de forma tenue.

Una vez terminó de hablar, Naruto esperó a ver que decía la Diosa.

"Entonces, ¿Qué estás dispuesto a hacer para obtener este poder? Algo que te haga fuerte como para incluso humillar a tu estúpido maestro".

Eso hizo brillar los ojos de Naruto.

"Lo que sea. Solo dime las condiciones".

Chloe y Selene vieron en silencio a su ama acercarse a Naruto, que era ciertamente más bajo que la Diosa de 1,70. Aunque por lo visto era un chico de 13 años, que estaba desesperado por una posibilidad así.

"Soy una Diosa de gran poder, aunque no lo parezca. El amor y el sexo son fundamentales en la vida. Si estás dispuesto a hacer lo que sea, entonces conviértete en mi Campeón".

Naruto no dijo nada cuando notó que ella estaba por seguir hablando.

"Si decides servirme, te concederé los dones necesarios para convertirte en el hombre y guerrero perfecto, y por supuesto… Tendrás una recompensa atractiva si cumples con todo".

La voz de Afrodita estaba cargada de seducción, y eso dejó en claro que la recompensa no era algo normal.

Fue un tono no el doble ni triple, sino el séxtuple de caliente que el que cualquier mujer del barrio rojo haya usado cuando Naruto escuchaba.

Sus mejillas se habían sonrojado hace rato, y parecía algo avergonzado, pero simplemente no pudo apartarse.

"¿Cuál es tu decisión, Naruto?"

El rubio guardó silencio por un minuto. Cerró los ojos y, en mucho tiempo, pensó en que llevó a esto.

Siempre se había sentido frustrado, triste y enojado de que a él le costaba mucho conseguir las cosas, en especial cuando su única ayuda al final del día era el mismo, en un mundo donde estaba más perdido que todos.

Las actitudes de su maestro, Sasuke, Sakura y los aldeanos no colaboró. Incluso su deseo de ser Hokage para ser considerado un igual de…

Un igual de…

Afrodita usó su poder para acceder en silencio a los recuerdos y las emociones de Naruto.

Expulsado del orfanato al poco tiempo de empezar a tener memoria, fue encontrado por "casualidad" por este dichoso líder del pueblo, que le otorgó un departamento en la peor zona del pueblo, pero a él niño rubio no pareció importarle.

Ante el desprecio de los aldeanos, que afectaron la psique del Uzumaki ya que no podían hacerle daño físico, le llenaron la cabeza de ideas como "No odiar a los aldeanos porque no saben lo que hacen", y "Volverse Hokage para ser considerado uno de ellos".

Afrodita miró todo hasta los últimos momentos, y en verdad estaba sorprendida de que un humano tan joven tenga tales traumas emocionales y psicológicos, que incluso prefería fingir demencia ante todo, e ignorar que no lo veían como un igual, sino como un monstruo. Un paria que no merecía caminar entre ellos.

Los únicos que querían de verdad a Naruto eran los de la tienda de Ramen, que le tomaron cariño con el tiempo, ya que nunca lo vieron como algo del zorro ese dentro de él, el nieto del Hokage y sus dos amigos, y nadie más.

No mencionó a la niña de ojos aparentemente ciegos que lo seguían a todos lados, porque eso era una obsesión de esa niña.

Naruto abrió los ojos, y Afrodita lo miró con curiosidad.

"Acepto".