El Pasado Vuelve
La visita al doctor Yamaguchi les había dejado algo claro a Ralf, Risa y compañía, que Rei era megalómana al poseer una obsesión por lo grande y sufrir de una "florida idealización delirante", el anciano también explicó que dicha idealización cumplía con tres requisitos básicos: ser una idea firmemente sostenida pero con fundamentos lógicos inadecuados, ser incorregible con la experiencia o la demostración de su imposibilidad, ser inadecuada para el contexto cultural del sujeto que la sostenga.
Los dos varones y las tres chicas caminaban fuera de la casa del doctor en dirección a los coches en el ínterin que la conversación sobre el asunto proseguía.
- Lo sabía, Rei está enferma de la cabeza - comentó Haruna con una sonrisa burlona
- Nos dijo algo interesante, que cuando se realiza un análisis en profundidad de la personalidad en casos como estos, se detecta que pueden ser individuos con muchas carencias y con un sentimiento de inferioridad o vacío desde los primeros vínculos - recordó Ralf seriamente – Risa, recuerda a Takashi Hino, tu abuelo o sea el padre de tu madre - añadió mirando a su hija
- Si papi, ellos se llevaban muy mal inclusive me contaste que cuando mamá se casó contigo, él la desheredó e inclusive si le hablaba era para humillarla - concordó Risa
- Gran Kami, pobre Lady Mars - murmuró Mirajane con pena
- Exacto, solo que antes yo la defendía siempre, inclusive en una ocasión fui a buscar a ese ex diputado y le propiné una hermosa golpiza, sus guardaespaldas acabaron también tendidos - afirmó el jefe de guardia tronándose los nudillos, eso provocó la risa de las tres mujeres
- ¿Y entonces, señor Ralf? ¿Qué es lo que deberíamos hacer ahora? - indagó Seiya pensativo
- Debemos buscarlo y encontrarlo, para entrevistarlo y que nos diga qué pasó entre ellos que no sepamos - concluyó el de pupilas cafés
- Eso ni hablar, papi - sonrió su hija - Pero no tengo idea de dónde vive, mamá no me lo ha dicho y no creo que lo haga pero recuerdo que tú me contaste que él viajaba mucho - agregó acto seguido
- Si, abandonó a tu abuela al nacer ella y eso, nunca se lo perdonó - contestó el de cabello castaño oscuro – Luego de que naciera, ella murió y él desapareció dejando a Rei a cargo de tu bisabuelo - continuó recordando Ralf
- Pero lo que me resulta extraño es que antes, su cabeza andaba lo más bien... ¿Qué sucedió entonces? - indagó Haru rascándose la barbilla
- Eso es lo que hay que averiguar - afirmó su hermano mayor con decisión
- Señor, para ganar tiempo yo puedo averiguarles la dirección de la residencia actual del señor Hino – dijo el cantante de los Tree Lights, ganándose un suspiro enamorado de Risa – Tengo un amigo muy inteligente, es hacker, otaku y genio, consigue cualquier cosa que le pida - aseguró el de pelo negro largo
- ¿Harías eso por nosotros, mi príncipe?.
- Desde luego que sí mi cielo, conseguiré esos datos - afirmó el cantante de ojos celestes
- Muy bien Kou, mi celular y el de Risa ya los tienes, en cuanto tengas la información nos la envías - sonrió el musculoso jefe de guardia – Ahora debemos movernos, por la comida no se preocupen que invito yo – extendió Ralf la invitación a todos los presentes, quienes aceptaron de buena gana
Todos se subieron a los coches y se marcharon al restaurant más cercano a almorzar...
Risa fue con Seiya en el suyo mientras que el jefe Jones condujo el de él con Haruna y Mirajane, al llegar al lugar elegido se dirigieron a las mesas del fondo desde donde ordenaron carne y pescado con papas al horno, aparte de ensalada y jugo de naranja.
- Te extrañé mucho, corazón, no nos vemos desde hace bastante no es justo - comentó Mirajane haciendo un tierno puchero con la boca, ante lo cual el hombre de ojos cafés sonrió
- Lo sé, en verdad lamento que nos hayamos reencontrado en circunstancias como estas - respondió amablemente Jones – Con mi esposa desconfiando y celándome... se ha complicado - añadió acto seguido
- Eso si es verdad, esa loca ve amantes por todos lados - comentó Haruna riendo
- Tía, me gustaría que no llames así a mamá - se quejó Risa al lado de Seiya
- Apoyo lo que dice mi hija - agregó Ralf bebiendo jugo
- No sean tontos, no puedo creer que todavía la defiendan - bufó la hermana menor de Ralf fastidiosa
- Y que no las escuche ella ni nadie de su entorno, les comento lo último que hizo... mandó a traer dos látigos para castigar a todos los que le causan problemas - informó Ralf ante la sorpresa de los presentes – Si, y mucho me temo que vaya a querer usarlos contra ti, hija... o contra cualquiera de nosotros - agregó preocupado
- Que se atreva... que se atreva a tocarme si quiera un cabello con esas porquerías - dijo Risa apretando los puños indignada
- No lo permitiré - aseguró su papá palmeándole una pierna
- Calma bombón, yo también te cuidaré, pero tenemos que hacer algo para detenerla ¿No se puede pasar el parte al Palacio de Cristal? - indagó Seiya pensativo
- Ya hemos hablado con la Reina, pero no puede hacer nada si no podemos presentar ninguna prueba física - recordó Jones con preocupación - Pero estoy pensando en una buena forma de protegerte Risa, de ponerte fuera de su alcance para que no pueda hacerte daño ni casarte a la fuerza con nadie que no ames - explicó rápidamente ante la atenta mirada de todos
- ¿Cómo sería, hermanito?.
- Si, el fin de semana estamos invitados a la casa de Makoto, seguro saben que ella es la gobernadora de Ciudad Lignum y que para ir a su casa tendremos que salir de Ciudad Ígnea - expuso Jones terminado su comida
- ¿Si, papá y qué hay con eso? - indagó la joven intrigada
- Que esa será una inmejorable chance de que salgas del distrito, aquí Rei tiene la autoridad pero fuera de Ciudad Ígnea estás a salvo ya que no tiene ningún poder y menos dentro del Palacio de Cristal. Escucha hija, será importante que cuando vayamos a lo de Mako, pidas quedarte a dormir al menos una noche y al día siguiente no regreses a CI si no que te dirijas derecho al Palacio de Cristal y pidas hablar con Serena para que te deje quedar al menos unos días, te tomas el primer tren que salga para Ciudad Argentum y tu madre ya no podrá hacerle nada malo, ella será megalómana pero no estúpida... sabe que en la sede real no tiene autoridad y menos contra la palabra de la Reina - les explicó Ralf el plan
- Pero, ¿Crees que Rei lo va a permitir? - dudó su hermana
- No te preocupes, Mako es la mejor amiga de mi mujer y también va a querer que Risa se quede a hacerle compañía a su hija.
- Señor Ralf, pero ¿y mi concierto?, tengo tres entradas que les di a Risa, son para ella misma, usted y Haruna - preguntó el cantante rascándose el mentón
- Lo lamento Kou, pero es muy arriesgado que Risa regrese a Ciudad Ígnea para tu recital, es justo lo que Rei va a esperar, es mejor aguantar un poco a que las cosas se calmen y puedan verse sin peligro - refutó el jefe de guardia lo dicho por Seiya
- Papá, ese concierto lo espero con muchas ganas... no me lo quiero perder - suplicó Risa preocupada
- Mhhhh, solo si vienes con escolta segura y no te separas de mí ni un segundo, seguramente Rei va a vociferar y exigir tu presencia en casa pero, se quedará con las ganas ante una orden de la Reina - expresó confiado Ralf
- No creo poder ir, le regalo mi entrada a alguien, ¿Porque no vas tú en mi lugar, Mira? - invitó la joven de cabello corto a su amiga
- Es una pena, pero por mí no tengo problema – accedió Seiya con calma
- ¿Yo? Bueno... pero, estoy segura que tú Ralf, preferirás ir con otra - balbuceó avergonzada la de cabello blanco con la cara roja
- No digas tonterías Mira, desde luego que deseo ir contigo, considéralo una cita – la calmó Jones, ante lo cual la muchacha sonrió enormemente
Al terminar de almorzar todos y como ya se había hecho tarde para Mirajane y Haruna, Ralf se ofreció a llevarlas de nuevo al restaurant Magnolia y explicarle a su jefa qué era lo que estaban haciendo para que no fueran reprendidas. Por su parte, Seiya se dispuso a llevar de regreso a Risa a casa no sin antes recibir las recomendaciones de Jones, de que tuvieran cuidado con lo que hiciesen. Luego de esto, cada grupo partió a su respectivo destino.
Entre charla y charla llegaron al lugar de trabajo de las chicas, quienes se bajaron de prisa del coche del jefe de guardia y se dirigieron corriendo al sector de barra en donde una nerviosa Setsuna se paseaba, ya que se pasaron una hora del tiempo establecido para la comida.
- ¡Señoritas Strauss y Jones! ¡Llegan muy tarde! Se supone que tienen una hora para almorzar y se ausentan dos sin aviso previo – protestaba la morena de cabello verde oscuro mirándolas a ambas
- Verá... nosotras... - intentaba responder Haruna sin éxito, siendo interrumpida por su hermano mayor desde atrás
- No se enoje con ellas, Lady Plut, estaban conmigo yo me hago responsable – las defendió el robusto hombre de ojos cafés ante la sorprendida mirada de Setsuna
- Jefe Jones, es un placer... ¿Con usted? Entiendo, pero ¿Por qué? - indagó la mujer sin entender qué hacían sus empleadas con el jefe de guardia a la hora de la comida
- Fuimos a ver al de médico de cabecera de mi esposa, tengo entendido que hace muy poco, mi hija estuvo aquí y le pidió ayuda al explicarle nuestra situación y en vez de ayudarla, usted no le creyó - explicó seriamente Jones a Setsuna, quien asentía con una cabezada
- Es que Lady Mars es una mujer tan leal y buena, que me pareció que su hija estaba exagerando.
- Me temo que no, señorita Setsuna, ella le dijo la más pura verdad es más, averiguamos que mi esposa es megalómana... quizás por herencia paterna o por encontrarse ante una cuota de poder, pero esta situación empezó hace un par de años - explicó el de cabello castaño oscuro – Usted debió pasar el parte inmediatamente al Palacio de Cristal y no a mi esposa - añadió en tono recriminante
- Lo siento, yo no sabía... en verdad no noté nada raro pero eso haré, justamente me tengo que ir a Ciudad Argentum ya que la Reina mandó a llamarme – dijo Setsuna avergonzada – Espero poder compensarlo de alguna forma, señor Jones – se disculpó además
- Todo está bien, solo no castigue a las chicas que se ofrecieron a acompañarme - aceptó el norteamericano las disculpas
- De acuerdo, debo salir ahora - contestó la morena con calma – Ustedes dos a trabajar que vamos atrasados con los pedidos - ordenó a Haru y Mira que presenciaban la escena mientras su jefa caminaba hacia la salida
- Hermanito adorado eres un genio, de no ser por ti ahora creo que nos hubieran descontado dinero - agradeció gentilmente la joven de cabello corto castaño con un beso en la mejilla
- No hay nada que agradecer, por eso quise traerlas y explicarle a su jefa, ahora debo volver yo también... me acabo de fijar en mi celular y ya tengo 4 llamadas perdidas de Rei, me espera una reprimenda gorda - suspiró resignado el hombre
- Ralf, quisiera que me dieras tu número telefónico para mensajearte ya que el anterior lo perdí - solicitó sonriente Mirajane
- Si está bien, pero desde ya te aviso que no puedo agregarte porque mi mujer me revisa el celular y si encuentra algún mensaje tuyo, nuevos problemas tendré - explicó Ralf con pesar
- Que desconfiada y sin motivo alguno - argumentó la bella moza de ojos azules
Sin decir más, Jones le dio su número a Mirajane y se despidió de ambas prometiendo volver a encontrarse muy pronto en estos días.
- Ya no puedes negarme nada mi querida amiga, varias veces durante el viaje lo mirabas y te sonrojabas, ¿Qué me dices ahora de Ralf? - indagó Haruna en tono pícaro y guiñando un ojo
- ¿Qué puedo decirte? Que lo amo, lo amo más que antes y además, él se merece ser feliz - confesó contenta y radiante la de cabello blanco
Ciudad Metallus
La rubia de cabello atado con moño rojo se encontraba en su despacho pensativa, sobre cómo había cambiado su conducta en relación con los chicos guapos. Minako sabía que la especie come-hombres era de la peor existente por ser estas las famosas "roba-parejas", ella misma había sufrido en carne propia a un par de mujeres de esa especie y en ambos casos se suponía que las jóvenes en cuestión eran sus amigas. Quizá por eso Mina misma terminó convirtiéndose en una, justo ella que siempre fue conocida como "la diosa del amor"nunca pudo ser feliz en el mismo.
Su cabello lindísimo, sus senos bien formados, sus piernas exquisitas, en fin su look increíble era una amenaza para cualquier mujer y movida bajo el conocido dicho "Si no puedes vencerles, úneteles" se decidió a ser una "mujer fatal" y disfrutar de una vida placentera. Pensaba en lo que le dijo Artemis y en que si no corregía lo que le señaló, seguro lo sabría pero... ¿Podía parar? Se preguntaba ella.
Continuaba pensando en esto cuando una muchacha de armadura naranja, cabello ondulado pelirrojo y ojos verdes, entró a la oficina y se cuadró militarmente frente a Minako.
- Justo iba a mandar llamarte, Natalia, ¿Cómo estuvo todo en mi ausencia? - preguntó la gobernadora de Ciudad Metallus a su jefa de guardia
- Todo normal gobernadora, recuerde que a la noche tiene una cita con el director del museo de bellas artes - informó la mujer
- Ah sí, no lo he olvidado, hoy llegan nuevas obras que serán exhibidas. ¿Qué más hay? - indagó la rubia de moño rojo
- En la sala de espera la está aguardando el señor Carlos Meiou, dijo que tenía un asunto que tratar con usted – dijo Natalia a continuación
- ¿Tenía una cita conmigo? Yo no lo recuerdo, un momento... Carlos Meiou, me suena de algún lado... ¡Ah sí! ¡Ya me acordé! Hágalo venir - solicitó la de ojos celestes sonriente
La jefa de guardia de Ciudad Metallus se dirigió a cumplir la orden y al cabo de unos minutos regresó en compañía del joven de cabello negro y lentes transparentes, al verlos, Mina le indicó a ella que podía retirarse e invitó a Carlos a tomar asiento.
- ¿Qué tal, gobernadora? Deduzco que me recuerda o no me hubiera recibido - saludó el muchacho sentándose
- Claro que sí me acuerdo de ti, eres el hermano menor de Setsuna... te recuerdo de la secundaria, tú y yo íbamos al mismo curso y también, que te rechacé porque usabas gafas - respondió alegremente Aino
- Veo que tiene buena memoria, efectivamente eso ocurrió - rió algo nervioso Carlos
- Sí la tengo, ahora dime, a qué viniste amigo - pidió ella apoyando los codos sobre la mesa de su escritorio
- Bien pues, vine porque quiero presentarte un proyecto de Ami para que tu Distrito pueda aplicar una nueva tecnología de alumbrado todavía mejor que la que tienes en uso ahora - explicó el de lentes sacando una carpeta de su portafolios y alargándosela a Mina
- Ohhh entiendo, me parece perfecto... así Artemis tiene más elogios para mí cuando vuelva a convocar a las gobernadoras para evaluar su desempeño, claro está que parte del crédito sería de Ami - contestó sonriente la gobernadora de Ciudad Metallus hojeando la carpeta – Me gustaría que me hablaras más al respecto - añadió acto seguido
- ¿Qué tal discutirlo en un buen restaurante? Digo... para que la charla sea más amena – propuso el hermano menor de Setsuna ante lo cual, Mina se quedó unos segundos en silencio mirándolo, como si estudiara su oferta
- Vaya, no creí ver a un nerd tan osado – dijo riendo la gobernadora del oeste
- Es que, digamos que soy algo así como... un nerd adorable, entonces ¿Acepta mi invitación o no? - preguntó Carlos directamente lo que deseaba saber
- Claro que sí que acepto, pero puedes tratarme de tú ya que aún soy una jovencita y aparte, somos viejos conocidos – dijo amablemente la rubia de cabello largo - Hoy tengo una cita con el director del museo de bellas artes y el fin de semana estoy invitada a la casa de mi amiga Makoto, cualquier otro día estoy disponible - añadió aparte
- ¿El viernes estás libre? - indagó el chico pensativo
- El viernes está perfecto, no tengo ningún compromiso - informó Mina obteniendo una sonrisa de él como respuesta
- ¿Qué tal a la nueve de la noche? Tú decides si quieres que yo pase por ti o nos encontramos directamente en el lugar – dijo el de cabello negro
- Desde luego pasarás por mí, no pretenderás que yo, toda una dama... ande sola por las calles de noche - confesó la de ojos celestes orgullosa de sí
- Haré como gustes, pero no te pasará nada malo, estamos en una Era de Paz y armonía - rió Meiou
- ¿Qué parte de "soy una dama distinguida", no entendiste Carlos? Sé muy bien eso, por cierto la hora está muy bien - respondió Minako alegremente
- Me sorprende que en tu guardia no tengas a ningún hombre reclutado y esa jefa de guardia que tienes me suena de algún lado - comentó el chico de lentes intrigado
- Los hombres me sirven de otro modo – dijo la de moño rojo con picardía - Y con respecto a Natalia, fue campeona de artes marciales mixtas en la Era pasada - informó sin perder tiempo
- ¿Natalia? ¿Natalia Lugano? ¿La campeona uruguaya? - preguntó Carlos abriendo grande los ojos de la sorpresa
- Esa misma.
- Gran Kami, recuerdo que en su pelea por el título venció a su rival en el primer asalto, vía sumisión... cielos como extraño esas competencias - recordó el muchacho con nostalgia las viejas épocas
- Pero qué le vamos a hacer, el Sagrado Código de Convivencia Pacífica prohibió todos los deportes de contacto – dijo la rubia encogiéndose de hombros
Carlos festejaba por dentro ya que se sentía feliz, por fin iba a tener una cita con la chica que desde hace mucho le había gustado, atrás hace tiempo quedó el rechazo mencionado por ella misma al ser "demasiado nerd". ¿Cómo marcharían las cosas ahora? Ya tendría tiempo de pensar en eso, ahora solo que quedaba disfrutar el hecho de que el primer paso fue dado exitosamente.
Ciudad Argentum. Palacio de Cristal
Sin lugar a dudas, el Rey Endymion amaba mucho a su esposa la Neo Reina Serena y una parte dentro de sí quería confiar en que todo estaría bien, recordaba que cuando acababan de conocerse ellos peleaban cada vez que se veían y también, que la llamaba "cabeza de chorlito" y la rubia de odango terminaba enojándose y sacándole la lengua. Todo había cambiado el día en que descubrieron sus identidades como Tuxedo Kamen y Sailor Moon respectivamente y además, que eran las reencarnaciones del príncipe Endymion y la princesa Serenity. Desde ese entonces vivieron con la certeza de que estaban destinados el uno para el otro, que aún desde antes de nacer, ellos ya estaban enamorados.
Ninguno tuvo nunca dudas del amor que se profesaban, ni siquiera la vez que por causa de las visiones enviadas por él mismo a su "yo pasado", este debió terminar el noviazgo con Serena ya que su vida se encontraba en aparente peligro. Quizás porque el amor de su mujer estaba asegurado al ser ella la princesa de la Luna y él, el príncipe de la Tierra, fue que dio por sentado que nunca, jamás, podría haber ningún tercero en discordia por el que ella suspirase.
A Endymion nunca le gustó la amistad cercana que Serena sostuvo con Ralf Jones desde que se conocieron, aún estando él enamorado y de novio con Rei Hino, aún sabiendo que por cuestiones lógicas, en teoría ninguno de los dos daría el primer paso para transgredir la barrera de la amistad ya que si bien ellos no eran amigos, Serena y Rei sí lo eran. Igualmente él percibía ese aire romántico que se formaba entre su esposa y Jones, por más que ella lo negase rotundamente. Tanto más tuvo para pensar cuando, gracias a Artemis y la acción del Cristal Dorado, se enteró de la antigua maldición del Milenio de Plata y con eso, tuvo más en qué pensar... definitivamente hace rato que tenía la certeza de que Serena estaba jugando con fuego al continuar con esa amistad peligrosa. La calma regresó cuando ellos se distanciaron pero, las dudas y especulaciones volvieron al reencontrarse, algo tenía por seguro Endymion y era que debía investigar, ya que los crecientes problemas en el matrimonio de Ralf y Rei no hacía más que confirmar la veracidad de la antigua maldición.
La voz de queja salida de la garganta de su hija interrumpieron sus pensamientos, ésta estaba hastiada del hecho de que su guardia y su dama la siguiesen a donde fuere y no le dejasen ni siquiera un momento de privacidad.
- Chibiusa, hija querida, justo a ti te buscaba – dijo el de ojos azules sonriéndole a la pelirosa
- Diana, amigas, ¿¡Quieren por favor dejarme un maldito minuto a solas con mi padre!? ¿¡Es mucho pedir!? - preguntó suspirando la bella princesa a sus acompañantes
- ¿Estará bien, princesa? - indagó Diana, la hija de Luna y Artemis
- Si, lo estaré... cielos, me parece raro que cuando voy al baño, no se meten conmigo a limpiar mi trasero por mí - se quejó Chibiusa ganándose una expresión de asombro de sus sirvientes
- ¡Hija, qué es ese lenguaje! Ni tu madre ni yo te hemos enseñado eso, ¿De dónde lo sacaste? - preguntó Endymion a su hija mientras las demás se retiraban
- Lo siento padre, es que me cansa no tener un momento para mí sola, entiendo que ellas me quieren y están haciendo su trabajo, pero eso no les da derecho a convertirse en mi sombra - protestó la muchacha
- Bueno, olvida eso y dime, qué impresión tuviste de los Jones al volver a verlos – quiso averiguar el de cabello negro, la impresión de Chibiusa
- ¿Mi impresión? Que son buena gente y que tengo ganas de verlos más seguido, ¿Por qué lo preguntas, papá? - preguntó la de pupilas rosas extrañada
La joven princesa de Tokio de Cristal no sabía porqué, pero apenas vio al jefe de guardia de Ciudad Ígnea y a Risa, sintió algo que ya había sentido desde hace mucho, una especie de conexión con ellos... algo la hacía sentir a gusto en su compañía y extrañarlos cuando los tenía lejos, eso la desconcertaba.
- Por nada en especial hija, ah y casi lo olvido, ya le dije a tu madre que debe conseguir más tintura rosa para tu cabello - informó Endymion apoyando su mano derecha en un hombro de la princesa
- ¿Otra vez? Creí que ya iba a dejar de teñirme el pelo y a dejarme mi color natural - comentó Chibiusa con algo de fastidio
- Lo siento linda pero no se puede, debes continuar tiñéndote - refutó su padre moviendo la cabeza negativamente
Frontera entre Ciudad Ígnea y Ciudad Argentum
Todas y cada una de las partes del límite del Distrito que gobernaba Rei Hino Jones, era continuamente vigilado y controlado por una numerosa patrulla que permanentemente se sometía a relevos con la sede central de gobierno, el control era estricto y a quién salía o entraba se le preguntaba todo, nombre y apellido, edad, ocupación y el motivo de egreso o ingreso, luego esa información era enviada a Nukureo Kaseigan para ser fiscalizada por la propia Rei y de esa forma, en la frontera de Ciudad Ígnea no volaba ni una mosca sin que ella lo supiera.
Un par de guardias detuvieron a un coche rojo que acababa de cruzar el muro limítrofe, quien lo conducía era una muchacha de ojos marrones y corto cabello castaño, el costado izquierdo de su rostro lucía algo parecido a quemaduras cicatrizadas mientras que su cuerpo era muy hermoso, pechos enormes y voluptuosos y una cintura esbelta. Ella estaba sumamente sorprendida por lo que veían sus ojos ya que era la primera vez que estaba en Tokio de Cristal, había quedado impresionada del orden y belleza que reinaban en la Capital y ahora, parecía que estaba entrando a un enorme cuartel militar.
- Señorita, tenga usted buenas tardes... señorita - dijo el guardia alzando la voz luego de acercarse al auto de la chica, al ver que ella no lo escuchaba
- ¿Eh? Ah, disculpe, ¿Qué significa esto? - indagó extrañada la forastera
- No es nada personal, son disposiciones de la gobernadora de Ciudad Ígnea, ya que usted está entrando debo hacerle algunas preguntas, su nombre por favor - solicitó el soldado agarrando su tablet
- Mmmmhhh ya veo, bueno, soy Aya Kuribayashi - respondió la joven
- Excelente, dígame su edad, señorita Kuribayashi - pidió el hombre ingresando la información
- ¿Qué modales son esos? ¡Soy una mujer! Debería saber que es de muy mala educación preguntarle tal cosa a una dama - protestó ofendida la joven
- Lo lamento señorita, pero debe responder si desea entrar... son órdenes de la gobernadora.
- Está bien... tengo 26 años, ¿Conforme, tipo listo? ¿O deseas saber también las medidas de mis pechos y de qué color es mi ropa interior? - preguntó ella levantando una ceja, mostrándose a la defensiva
- No señorita, dígame ¿Es usted japonesa? - continuó el guardia componiéndose la voz
- Solo por parte de madre, mi padre es norteamericano - informó Kuribayashi con desconfianza
- De acuerdo, necesito que me diga a qué se dedica y cuál es el motivo de su venida a Ciudad Ígnea.
- Soy instructora de educación física y de artes marciales, vengo aquí a vivir – respondió la muchacha con calma
- Entendido, puede continuar su camino... disfrute su estadía en Ciudad Ígnea - dijo el soldado terminando de ingresar la información en su tablet
- Ahora es mi turno de preguntar... ¿Aquí vive el señor Ralf Jones? - preguntó la de cabello castaño con expectativa
- Desde luego, es el jefe de guardia del Distrito y esposo de la gobernadora, tenga usted buenas tardes - despidió el guardia a la joven
La conductora del coche rojo agradeció los datos facilitados y sonrió luego de subir la ventanilla y reanudar la marcha por el puente que cruzaba el río.
- Así que al fin te encuentro, veamos qué tienes para decirme - murmuró Aya Kuribayashi con un pequeño brillo en la mirada
Si algún inocente y desprevenido lector pensó siquiera por un segundo que esta historia quedaría inconclusa... déjeme decirle que se equivoca grandemente. Si, sé que ha pasado mucho tiempo pero finalmente aquí ando, estoy contento de retomar esta historia que pienso terminar al igual que Ghost in the Terminator.
Quiero dedicarle un enorme ¡Gracias! A Usagi Brouillard, quien fuera administradora de la página Sailor Moon Gold Stars en facebook durante mucho tiempo, por sus elogios y críticas constructivas hacia el presente fanfic, que una maestra del mundo del fanfiction se tome el tiempo de leerme, significa mucho para mí. Dejo a continuación el link con su perfil en donde podréis encontrar sus historias. ¡Visítala!
Https(dos puntos)/www(punto)fanfiction(punto)net/u/2604374/Usagi-brouillard
Lentamente la historia va avanzando y algunas cosas se van esclareciendo, tal parece que Ralf Jones no está limpio de culpa, ahora bien... ¿Cómo y de qué manera? ¿Quién es la misteriosa muchacha del final del capítulo? Los dejo a la espera del próximo chap, les deseo que sigan bien y nos vemos la próxima!
