Capítulo 1 – Distancia.

Han pasado 5 años que Gokú y sus amigos habían enfrentado a Broly, desde que el torneo del poder había terminado y todo estaba en paz, la tierra estaba viviendo un periodo prolongado donde nada extraño hubiese sucedido y por curioso que parezca, los guerreros Z seguían haciendo su vida, por un lado Gohan había terminado su maestría y se encontraba dando clases en la secundaria Naranja de ciudad Satán, Trunks se preparaba para ingresar a dicha secundaria el mes próximo, a petición de Bulma y Milk, quien había dejado ingresar a Goten, por otro lado, la madre de este último había encontrado una perfecta estabilidad en su hogar, su hijo mayor vivía aparte con su nieta, y su hijo menor parecía irle bien en los estudios, sin embargo su esposo no apremiaba estar presente, cosa que le preocupaba de sobre manera, ya que incluso ni siquiera le extrañaba.

El saiyajin salvador de la humanidad, el nieto del grán Son Gohan y el mejor discipulo del maestro Roshi, se encontraba entrenando no muy lejos de la montaña Paoz, durante semanas se encontraba buscando como empezar a esforzar su cuerpo y superar su ya latente poder, sin embargo su estómago rugía con fuerza y a juzgar por sus ropas, no había dejado de entrenar durante días, con lo poco que le quedaba de fuerza, decidió emprender vuelo a su hogar, donde su mujer le esperaría.

Ya llegué – gritó el hombre de cabellos alborotados, al no oler la cena ni escuchar respuesta, decidió investigar por la casa, todo se encontraba en orden, nada parecía fuera de lo común, y a juzgar por la limpieza, hubo alguien no hace mucho, en la inspección decidió ver las habitaciones superiores, no escuchaba algún ruido, sin embargo, un pequeño sonido hizo que Goku buscára en las habitaciones, una tras una abrió con cuidado la puerta hasta que llego a la alcoba que compartía con su esposa, al abrir levemente pudo escucharla sollosar mientras hablaba con la peliazul, líder de la corporación capsula, - Realmente ya no lo extraño Bulma, me hace falta pero su ausencia me esta alejando de él y, no quiero dejar de amarle pero no lo he visto – decía ella hacia el otro ládo del teléfono, el saiyajin estaba desecho, su corazón empezó a latir con fuerza y su dolor se asemejaba a los que sentía cuando un enemigo poderoso le golpeaba, pero a diferencia de esas veces, no sentía la adrenalina para seguir peleando, esta vez solo lo hacia sentir pequeño.

Esa noche, no pudo coinciliar el sueño, despues que Milk colgara, Gokú solo pudo ir a la sala, acostarse en el sofá y pensar. Conocía a su mujer prácticamente de toda la vida, pero nunca había pensado que sentía por ella, es decir, se casó por una promesa que ni entendía y sobre todo, la dejó sola en sus primeros años de matrimonio, se sentía horrible y quería usar las esferas del dragón para desear ser un mejor esposo, pero su deseo parecía vanal si lo decía en voz alta, - Quizás alguien más me pueda ayudar – decía para si el saiyajin, y a las altas horas de la madrugada solo pudo dormir.

Al día siguiente, una Milk algo somnolienta y triste bajaba por las escaleras, cuando fue sorprendida por los ronquidos de un hombre, era su esposo quien había descidido dormir en el incómodo sofá, ella le alegraba verle pero también sentía un enorme vacío al saber que ni siquiera se había reportado al llegar, ni la saludó despues de una ausente semana, ella pronto se marchó a la cocina en búsqueda de hacer el desayuno y preparar café, el hombre abrió los ojos momentos despues, se despertó y tomó rumbo a la cocina, - ¡Hola Milk! - fue las palabras que salieron de su boca al ver a su mujer, esta última se limitó a verle, - Hola Goku, no pensaba verte hoy – fueron sus frías palabras al dejar de verle, él solo se rascaba la nuca, sabía que ella estaba triste y enojada, - Puedo ayudarte a lavar los trastes, hoy solo iré a donde Vegeta y estaré en casa temprano – dijo para su mujer, ella se le hacía extraño que Gokú se ofreciera a tales labores, y tampoco que estuviera dispuesto a entrenar en todo el día, algo le pasaba a su marido, algo poco usuál, pero sabía que no era malo, muy dentro de ella.

Despues de lavar los trastes y bañarse, el saiyajin tomó rumbo a la corporación Brief, si algo sabía en sus años conociendo a quien es su mejor amígo, sabía que siempre daba buenos consejos, por nada era mayor que él, y aunque empezó siendo su rival poco a poco se volvió un amigo y un mentor.

Llegas tarde Kakaroto – decía el hombre con cabellos de flama, - Lo siento, quize teletransportarme pero quería pensar un poco – se disculpaba el guerrero al descender, - ¿Pensar?, jah – se burlaba el principe, fue entonces cuando Gokú procedio a comentarle lo sucedido, Vegeta quedó muy confundido, la raza saiyajin nunca solía hablar de esas cosas, y menos entre varones, en su raza no existía el concepto de amor, mucho menos de pareja, - Vamos Vegeta, realmente no se que hacer en estos casos, y al parecer tu y Bulma tienen una relación muy sólida – decía el saiyajin de cabellos alborotados, el principe solo se sonrojaba mientras miraba a otro lado, pero a través de los años su carácter tosco había cambiado e incluso ahora compartía mucho más con su pareja, tenían cenas románticas, veían peliculas juntos e incluso pasaban horas hablando, tanto que Bulma sabía sus temores y profundos secretos, el saiyajin de cabellos en forma de flama solo pensó una cosa, aconsejar a su torpe amigo con la verdad, - ¡Escucha atentamente Kakaroto! - dijo firmemente, mientras el nombrado se ponía de pie en posición militar, - Para recuperar a tu esposa debes entender algo, debes darle tiempo a ella, dedicarselo en cosas que ambos disfruten y sobre todo entender que como mujer, tienen necesidades diferentes – comentó, aconsejando a su amigo, - Si deseas saber más sobre tu esposa, deberías hablar con Gohan, dado que él es quien pasó mayor tiempo con ella – comentó el principe al guerrero, y para este último, dicho consejo había sido genial idea, agradeció al saiyajin y emprendió vuelo hacia la casa de su hijo.

Gohan se encontraba muy dedicado estudiando algunos libros en su estudio, por otro lado Videl estaba administrando algunos negocios que su padre le había permitido tener, era obvio que era una tarde ocupada, ambos adultos se encontraban muy dedicados en sus labores cuando el timbre de la casa sonó.

Hola señor Goku, que agradable sorpresa – decía Videl al abrir la puerta, el hombre de cabellos alborotados procedio a saludar formalmente e inmediatamente pregunto por su hijo mayor, - Gohan se encuentra en su estudio, si quiere visitarle – decía la mujer señalando a la dirección de la habitación, el hombre agradeció y emprendió camino, al llegar a la puerta, tocó con calma y una invitación para ingresar fue la contestación del otro lado, al abrir la puerta pudo ver a su hijo dedicado en el escritorio, junto con libros y su laptop, este último levantó la cabeza y miró a su padre, - ¡Papá! Hola, ¿cómo estas? Me alegra que me visites – decía mientras se levantaba del escritorio, minutos más tarde, su padre se encontraba contando el problema desde que escuchó a su esposa hasta el consejo de su mejor amigo, - okey, suena complejo de entender, pero según tengo entendido, mamá siempre le ha gustado los gestos románticos como las flores, e incluso relata la vez que te conoció con mucho amor, por lo cual puedes hablar sobre eso, también no olvides llevar algo de comida, aunque mamá ama cocinar, prefiere que le ahorren el trabajo – enumeraba su hijo, Goku sinceramente no tenía la mayor idea de que hacer, sin embargo su hijo anotó todo y sugirió sitios donde podría comprar esas cosas, el hombre de cabellos alborotados contaba con algo de dinero que había ganado de la última cosecha, su hijo le prestó algo más de zenits y pudo emprender el vuelo al sitio.

Despues de visitar algunas tiendas y estar lleno de cosas, descidió comprar algo de ropa, un traje formal para llevar dichas cosas, en véz de tener su caracteristico gi naranja, ahora optaba por llevar un detalle de fina coquetería, como su hijo había sugerido, al llegar, Goku entró al sitio, organizó todo y espero a su mujer, quien llegaba de las compras, al ver todo eso no pudo iluminar su rostro de alegría, - Sorpresa Milk, a decir verdad, ayer por equivocación te escuché hablar con Bulma y no pude evitar sentirme mal, así que he comprado esto para los dos – decía el hombre con una rodilla en el suelo y mirando hacia la puerta, la mujer no pudo sentir una mezcla de emociones, pero aunque era un lindo gesto, tendría que hacer mucho más.