Capítulo 2: Nerviosismo
Jooin se estremeció, sus piernas fallaron un poco y el nerviosismo se apoderó de su ser, llenando su mente de preguntas.
¿Por qué demonios Cain estaba allí?, ¿hace cuanto regresó a Corea?, ¿por qué regresó?, ¿había notado su presencia en la sala?, ¿lo recordaba?
Aunque habían respuestas obvias relacionadas con el nuevo puesto de Cain en la compañía, otras preguntas eran un enigma difícil de resolver, especialmente considerando la despedida de ambos hace 5 años.
Cuando partieron caminos Jooin estaba decidido a romper el vínculo que los unía porque pensó que sería lo mejor para ambos. Además, estaba enamorado de otra persona, o eso creía.
El amor ciego de Caín le hacía sentir ternura, pero al mismo tiempo culpa y miedo inconmensurables, tanto a lo incierto de un futuro con él, como a la posibilidad de herirlo. Después de todo, aquel amor no era correspondido.
Aquellos pensamientos lo atormentaron durante años, hasta que se enteró de la vida exitosa de Caín. Esa información apaciguó su corazón y se convenció de que había tomado la decisión correcta, siempre amparándose en la idea de que lo que sentía por él no era amor, sino el cariño de atesorar a alguien.
Aunque estaba tremendamente feliz por su éxito y se alegraba de ver que tenía un excelente puesto en el conglomerado que absorbía a su empresa, Jooin no pudo evitar sentir un peso en el pecho al volver a verlo, preocupado por el futuro de su relación, ¿hablarían alguna vez o serían perfectos desconocidos?
Además del pecho tomado, sintió un cosquilleo en el estómago y como se cortaba su respiración. No fue capaz de describir este coctél de emociones que lo ahogaban rápida y facilmente.
¿Habría sentido esta ansiedad alguna vez? No lo recordaba.
La introducción de Cain fue rápida, simplemente el protocolo de presentación, algunas palabras de bienvenida y un pequeño discurso por su parte. Cuando habló y Jooin escuchó su voz, sintió como su estómago se apretaba, no fue capaz de mantenerse ergido y se encorvó para que la división de su escritorio lo ocultara.
Algo le decía que no sería capaz de mantener la compostura si su mirada se cruzaba con la de Cain.
Aquello le pareció ridículo, ¿por qué sentía vergüenza? Su relación nunca fue mala y deberían ser capaces de sonreirse el uno al otro sin rencores ni arrepentimientos, pero no lo sentía de esa manera. Por el contrario, su corazón estaba acelerado y se sentía víctima de un secreto que no podía revelar.
Cain se retiró de la oficina y Jooin pudo volver a respirar. En un santiamén se retomó la locura por el trabajo acumulado y Jooin tuvo que ponerse manos a la obra, sin embargo, pese a la concentración con que ejecutaba sus pendientes, no dejó de sentir aquel cosquilleo en el estómago durante el resto de la tarde.
Terminada la jornada, todos los integrantes del equipo se encontraban agotados, pero eso no impidió que el jefe de equipo propusiera una reunión en un bar.
Desmoralizados, Jooin y sus compañeros no tuvieron más remedio que resignarse a volver tarde a sus hogares y dirigirse a ahogar sus penas en alcohol.
Los acontecimientos del día y la impresión de volver a ver a Cain dejaron a Jooin en un estado lamentable. Toda la energía con la que había iniciado su día se redujo a cenizas y decidió que sería prudente no beber tanto, inventar una excusa y salir lo antes posible de aquella reunión. Pero sus planes no salieron como esperaba.
Contrario a sus deseos, se vio obligado a beber. Fue en parte por la insistencia de su jefe y en parte porque necesitaba procesar todo lo que había sucedido durante el día, por lo que a mitad de la reunión, se rindió a la idea de regresar a su casa en estado de lucidez.
Mientras el alcohol hacía su efecto pensaba en Cain y en lo que sintió en el momento en que lo vió y lo escuchó. ¿Realmente era él? Se veía tan maduro y profesional, tan diferente de aquella imagen que tenía a sus 22 años. No podía negar que lo encontraba aun más atractivo que antes, pero eso no le parecia suficiente motivo para justificar la avalancha de emociones que sintió en el momento en que lo presentaron.
Ahondo en sus recuerdos y llegó a la conclusión de que antes si había sentido aquella ansiedad. Sucedió hace muchos años en un parque de diversiones, mientras Cain le confesaba sus sentimientos en una rueda de la fortuna.
En aquel entonces estaba enfrascado en otros sentimientos y emociones que tenían un dueño diferente, por lo que no fue capaz de identificar qué era exactamente aquello que sintió. Pero tampoco fue capaz de darle una solución en ese momento.
Confundido por el alcohol, decidió dejar la reunión apresuradamente, antes de que el jefe lo viera y fuera obligado a seguir bebiendo.
Tomó sus cosas y corrió fuera del bar en que se encontraban, apresurándose por la calle para lograr tomar un taxi. Sin embargo, a medio camino una voz conocida que llamaba su nombre lo detuvo.
Al volverse lentamente vio la silueta de un hombre alto apoyado en un auto. Nuevamente, su respiración se cortó.
"Hola, Jooin." Dijo Caín.
