Capítulo 3: Confusión.
Llegó la mañana y Jooin despertó con una resaca terrible. No sabía cómo y cuándo había llegado a su casa, y su último recuerdo era el jefe de equipo sirviéndole el décimo shot de soju. Gracias a Dios era fin de semana, de lo contrario no sabría qué hacer.
Se dirigió a hacer desayuno, pero fue incapaz de probar bocado, las náuseas de la resaca lo estaban matando y sentía que no le quedaba ningún líquido en el cuerpo, además, la cabeza le zumbaba y le resultaba imposible pensar con claridad.
Decidió que la única opción era volver a recostarse y esperar a que los medicamentos hicieran efecto. Por lo mismo, se dispuso a ordenar el desastre que dejó en su apartamento en medio de su borrachera.
Mientras estaba en ello sintió una repentina sensación de vacío, como si estuviera olvidando algo, pero no logró descifrar su origen.
¿Había pasado algo más ayer?, ¿hizo algo inadecuado? Por más que trataba de recordar, no lo conseguía. Se resignó a que aquellos antecedentes permanecieran como un misterio. Sin embargo, la incomodidad que lo acompañaba no desaparecía.
Lo único que recordaba era el sueño de aquella noche, en el cual se encontraba con Cain en una calle desierta, mientras este llamaba su nombre y le sonreía nuevamente.
El Cain de su sueño era distinto al de su memoria. Ya no era aquel joven con mirada inocente y tierna, pero conservaba la amabilidad en su trato. Movía sus labios diciendo palabras que Jooin no comprendía, incapaz de salir del estupor provocado por su presencia.
En aquel sueño Cain le entregaba una tarjeta de presentación y lo invitaba a contactarlo en cualquier momento. Sonrió ante lo irrisorio que le parecía la posibilidad de que Cain estuviera en Corea y que se encontraran.
Jooin continuó con su rutina y mientras se cepillaba los dientes sintió un golpe de realidad que lo descolocó. Se apresuró como pudo hacia la ropa que había recogido y registró los bolsillos con desesperación. Ahí, en su abrigo, se encontraba una perfecta tarjeta de presentación en la cual se leía Cain Lupus.
Jooin se conmociono mientras los recuerdos de la noche anterior cayeron como una avalancha. Aquello no fue un sueño, Cain había vuelto a Corea y era el vicepresidente del conglomerado que estaba absorbiendo su empresa.
Nuevamente sintió un cosquilleo en el estómago y no supo de qué emoción se trataba.
Estaba exaltado, nervioso y al mismo tiempo avergonzado por haberse encontrado con Cain en aquel estado etílico. Pero algo no cuadraba, el contenido de aquella conversación desapareció completamente de su memoria y no tenía idea de qué habían hablado ni en qué tono. Le intrigaba saber si fue una conversación cordial, afectuosa o melancólica, pero no había forma en que lo recordara.
La curiosidad terminó por vencerlo y observó la tarjeta detenidamente. Si quería descifrar los acontecimientos de la noche anterior, solo quedaba preguntarle al otro involucrado.
Se armó de valor y escribió al número que aparecía en la tarjeta. "Hola, soy Jooin. Me preguntaba si podríamos vernos algún día".
Poco después el teléfono sonó. Cain había respondido. "Claro, ¿cuándo puedes?".
Jooin no sabía que decir, revisó su agenda como loco buscando disponibilidad en su infernal horario de trabajo, sin embargo, resolvió no aplazar más el encuentro y preguntarle si podía ese mismo fin de semana.
Cain respondió "Puede ser mañana en la noche, en el bar en que te encontrabas ayer". Jooin confirmo enviando "Perfecto, nos vemos".
La ansiedad empezó a carcomerlo. Seguía sin creer que se reuniría con Cain, la misma persona de sus sueños, el mismo hombre del que se despidió y rechazó hace tantos años.
Sabía que podría considerarse desvergonzado querer verlo, pero no le importaba, las ganas de saber de él eran más grandes.
Al día siguiente Jooin no podía más de la ansiedad, el cuerpo le temblaba y el corazón le latía a mil por hora. Le dolia reconocerlo, pero extrañaba mucho a Cain, probablemente ese era el motivo por el cual soñaba tanto con él. El problema era que no lograba entender la fuente de tantas emociones, no sabía lo que pasaba en su cuerpo y su mente era un lío de confusión.
Llegó la noche y se dirigió al bar acordado. Al llegar vio a Cain sentado esperándolo. Jooin se aproximó a la mesa con toda la compostura que le era posible pretender.
"¿Cómo estás?, ¿llegaste bien a tu casa aquel día?"
Preguntó Cain con despreocupación pero cordialidad.
El tono de la pregunta sorprendió un poco a Jooin. Era una pregunta completamente desinteresada. De igual manera, Cain actuaba con tal naturalidad que no se veía mínimamente turbado o nervioso por la situación. Su actitud tenía un mar de distancia si se comparaba con la de Jooin.
"Si, sufrí una resaca horrible al día siguiente, pero ya está todo bien."
"Me preocupé cuando te vi corriendo por la calle, pensé que quizás te había pasado algo. Me sorprendí un poco cuando me dijiste que en realidad estabas escapando de tu jefe." Rió Cain.
"Son cosas del trabajo, ¿no? Tu, ¿cómo has estado?"
"Nada nuevo, con bastante trabajo, pero lo mismo de siempre"
Cain respiro resignado y se encogió de hombros.
"Me agarró por sorpresa que seas parte de la nueva filial del conglomerado, no esperaba encontrarte ahí."
Esta fue una respuesta a una de las preguntas de Jooin. Le dolía reconocerlo, pero muy en el fondo esperaba que el encuentro con Cain en el trabajo no fuera una mera casualidad.
"Si, fue inesperado"
Suspiró Jooin.
"Me alegra saber que te está yendo bien. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo, pareciera que fue ayer cuando vine a estudiar a Corea y me tuviste que acoger en tu apartamento. De vez en cuando me río recordando las anécdotas de cuando compartimos cuarto."
Cain rió estrepitosamente como si sintiera vergüenza de haber estado en aquella situación. Jooin quedó descolocado, no por su risa, sino por la liviandad con la que Cain hacía mención al pasado.
El transcurso de la conversación no lo hizo sentir más calmado, cada vez se hacía más evidente que Cain mencionaba solo aquellos fragmentos que no eran románticos. En un inicio pensó que evitaba el tema para no generar incomodidad, pero a medida que avanzaba su relato, se dio cuenta de que pareciera que Cain y él no recordaban lo mismo.
La confusión que sintió cuando se sentó frente a él en esa mesa, dio paso al miedo. Jooin se cuestionó la estación que compartieron, los años de distancia, su relación, la historia de su vida pasada de Cain, todo. La incertidumbre le cortaba el aire mientras era consciente de que la persona que estaba sentada frente a él no era la misma que vio caminar alejándose tantos años. ¿Acaso aquello era producto de su imaginación?, ¿la historia con Cain fue real sólo para Jooin? Decidió preguntar directamente y zanjar la principal duda.
"Cain, tu… ¿recuerdas cuando fuimos al parque de diversiones?, de la casa embrujada y la rueda de la fortuna. ¿De esa vez en que celebramos nuestros cumpleaños juntos?"
"¿Fuimos al parque de diversiones?, ¿cuándo?"
Jooin tomó aire e hizo la pregunta más controversial entre ambos.
"Y de Mong, ¿no te acuerdas?"
Nuevamente Cain rió estrepitosamente y miró a Jooin sin saber a qué iba todo eso.
"Jooin, ¿de qué estás hablando?, ¿quién es Mong?, ¿qué parque de diversiones? No alcanzamos a hacer tantas cosas en lo que duró mi curso de coreano."
Después de una serie de preguntas Jooin se convenció de que todos los recuerdos que Cain guardaba de él eran como un roommate más que de un amigo. El pensamiento lo dejó desolado.
No era broma. Cain no recordaba haber amado a Jooin.
