Descargo de responsabilidad: ya saben ustedes que PUCCA y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a su creador Boo Kyoung Kim. Yo sólo usé sus personajes, para crear esta historia loca, pero según yo entretenida.
Descargo de responsabilidad 2: así como el libro de Harry potter y sus personajes no me pertenecen, pues le pertenecen a la autora JK. Rollin. yo sólo utilicé a Harry potter para juntarlo con Pucca, así que no plagien, adapten o copien por favor que eso no está bien.
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"Esta noche y por la salvación del colegio, hoy todos somos Ninjas y actuaremos como tal." _(Harry James Potter y Garu William Potter Sanada)
Harry sacudió la cabeza para salir de sus celos, regresando al tema que les competía en ese momento.
–Bueno, no queda otro remedio, ¿verdad?
Los otros tres lo miraron asombrados, colocándose Garu a lado de su gemelo Harry para darle apoyo. Harry Estaba pálido y los ojos le brillaban, su gemelo entendiendo de inmediato lo que iban a hacer.
–Garu y yo iremos esta noche, trataremos de llegar antes y conseguir la Piedra.
–¡Están locos!
Dijo alarmado Ron.
–¡No pueden!
Dijo inquieta Hermione.
–¿Después de todo lo que han dicho Snape y McGonagall? ¡Los van a expulsar!
–Tiene razón Hermione, no pueden hacerlo, podría pasarles algo más grabe.
Dijo seria Pucca, olvidando por un rato los celos que sentía porque Garu hubiera traído cargando a Hermione en brazos por la preocupación que sentía.
–¿Y qué?
Gritó alterado Harry.
–¿No comprendéis? ¡Si Snape consigue la Piedra, es la vuelta de Voldemort! ¿No habéis oído cómo eran las cosas cuando él trataba de apoderarse de todo? ¡Ya no habrá ningún colegio para que nos expulsen! ¡Lo destruirá o lo convertirá en un colegio para las Artes Oscuras!
Garu sé cruzó de brazos, siguiendo con las alarmantes palabras de su gemelo.
–¿No os dais cuenta de que perder puntos ya no importa? ¿Creéis que él dejará que vosotros y vuestras familias estéis tranquilos, si Gryffindor gana la Copa de las Casas? Si nos atrapan antes de que consigamos la Piedra, bueno, tendré que volver a Sooga a la casa Sanada y Harry volverá con los Dursley y esperaremos a que Voldemort nos encuentre allí. Será sólo morir un poquito más tarde de lo que deberíamos haber muerto, porque nunca nos pasaremos al lado tenebroso.
Harry asintió serio, terminando ambos gemelos al mismo tiempo de hablar.
–Vamos a entrar por esa trampilla, esta noche, y nada de lo que digáis nos detendrá. Voldemort mató a nuestros padres, ¿lo recordáis?
Ambos gemelos los miraron con furia.
–Tienen razón, Harry, Garu.
Dijo resignada Hermione, casi sin voz.
–Voy a llevar la capa invisible.
Dijo decidido, Harry.
–Es una suerte haberla recuperado, así a Garu y a mí nos cubrirá de los demás.
–Pero, ¿Nos cubrirá a los cinco?
Preguntó curioso Ron, haciendo que los gemelos preguntaran extrañados.
–¿A... nosotros cinco?
–Oh, vamos, ¿no pensarán que los vamos a dejar ir solos?
Dijeron serios Pucca y Ron, Garu frunció el ceño ligeramente, negando con la cabeza y diciendo serio.
–No es que lo pensemos, es que así debe de ser, no los vamos a poner en peligro y por eso deben dejarnos ir solos.
–Por supuesto que no.
Dijo Hermione con voz enérgica.
–¿Cómo creen que van a conseguir la Piedra sin nosotros? Será mejor que vaya a buscar en mis libros, tiene que haber algo que nos sirva...
–Pero si nos atrapan, también os expulsarán a vosotros.
Dijo preocupado Harry, tratando de convencerlos para que se quedaran a salvo. Agregando con decisión Garu, buscando que Pucca no sé arriesgara por él.
–Además, sí Destiny se entera que puse en riesgo la vida de la semidiosa del fuego y la pasión, el será el que matará sí Voldemort no lo hizo.
–No, si yo puedo evitarlo.
Dijeron Hermione y Pucca con severidad, agregando Hermione convencida.
–Por mi parte, Flitwick me dijo en secreto que en su examen tengo ciento doce sobre cien. No me van a expulsar después de eso.
–Mientras que yo, Puedo decirle a Destiny que te seguí sin que tú te dieras cuenta, Garu, y me creerá porque regularmente cuando estás centrado no te das cuenta de que te siguen.
Dijo alegremente Pucca, haciendo que Garu sé sonrojara y desviara sus ojos verdes hacia otro lado por la vergüenza. Tras la cena, los cinco se sentaron en la sala común, lejos de todos.
Nadie los molestó: después de todo, ninguno de los de Gryffindor hablaba con Harry, Garu o Pucca, pero ésa fue la primera noche que no les importó. Hermione revisaba sus apuntes, confiando en encontrar algunos de los encantamientos que deberían conjurar.
Garu practicaba con la varita y sus espadas, Pucca entrenaba con su fuego de semidiosa. Harry y Ron no hablaban mucho, perdidos en sus pensamientos de lo que pasaría más adelante.
Ambos pensaban en lo que harían, ya que aún lo cinco no tenían un plan definido. Poco a poco, la sala se fue vaciando y todos se fueron a acostar.
–Será mejor que vayas a buscar la capa.
Murmuró serio Ron, mientras Lee Jordan finalmente se iba, bostezando y desperezándose. Harry corrió por las escaleras hasta su dormitorio oscuro, buscando lo que necesitaría para que él y sus amigos fueran a su viaje.
Sacó la capa y entonces su mirada se fijó en las flautas que Hagrid les había regalado para navidad a Garu y a él, además de la espada que casi no había usado que sus tíos los Sanada le habían regalado para que sé entrenara con Garu y así supiera defenderse. Lo tomó todo y lo guardó para utilizar las flautas con Fluffy: no tenía muchas ganas de cantar y también se llevó su espada por sí tenía que pelear como Garu le había enseñado, aunque esperaba que no la necesitara... Regresó a la sala común, Garu ya esperándolo abajo con los demás.
–Es mejor que nos pongamos la capa aquí y nos aseguremos de que nos cubra a los cinco, ya que si Filch descubre a uno de nuestros pies andando solo por ahí...
Dijo serio Harry, pero algo lo interrumpió.
–¿Qué vais a hacer?
Dijo una voz desde un rincón, sobresaltando a Garu, Pucca, Harry, Hermione y Ron. Neville apareció detrás de un sillón, aferrado al sapo Trevor, que parecía haber intentado otro viaje a la libertad.
–Nada, Neville, nada.
Dijo rápido Harry, escondiendo la capa detrás de la espalda. Mientras Garu enfundaba sus padas y las ponía atrás de su espalda, cruzándose de brazos con calma. Neville observó sus caras de culpabilidad, haciendo que entrecerrara los ojos con duda.
–Vais a salir de nuevo.
Dijo serio.
–No, no, no.
Aseguró firme Hermione.
–No, no haremos nada. ¿Por qué no te vas a la cama, Neville?
Garu y Harry miraron al reloj de pie que había al lado de la puerta, haciéndolos suspirar con frustración por el tiempo que estaban perdiendo. No podían perder más tiempo, Snape ya debía de estar haciendo dormir a Fluffy. Así que Pucca dio un paso adelante, dándole una suave sonrisa y diciendo amistosa.
–Sí, Neville, ve a dormir. Ya es tarde, nadie debería seguir despierto a esta hora.
–No podéis iros.
Insistió fuerte Neville.
–Os volverán a atrapar. Gryffindor tendrá más problemas.
–Tú no lo entiendes.
Dijo urgente Harry, agregando Garu a su vez.
–Esto es importante.
Pero era evidente que Neville haría algo desesperado, sorprendiendo a los cinco chicos presentes.
–No dejaré que lo hagáis.
Dijo firme, corriendo a ponerse frente al agujero del retrato.
–¡Voy... Voy a pelear con vosotros!
–¡Neville!
Estalló molesto Ron.
–¡Apártate de ese agujero y no seas idiota!
–¡No me llames idiota!
Dijo seguro Neville.
–¡No me parece bien que sigáis faltando a las reglas! ¡Y tú fuiste el que me dijo que hiciera frente a la gente!
–Sí, pero no a nosotros.
Dijo irritado Ron.
–Neville, no sabes lo que estás haciendo.
Dio un paso hacia Neville y el chico dejó caer al sapo Trevor, que desapareció de la vista.
–¡Ven entonces, intenta pegarme!
Dijo fuerte Neville, levantando los puños.
–¡Estoy listo!
–Nadie va a pegarle a nadie.
Dijo Pucca con firmeza, transformándose en su forma semidiosa del fuego y la pasión, soltando su pelo en chongos, tornándose sus ojos grises rasgados en un color rojo muy abiertos, volviéndose una adulta, apareciéndole un aro brillante de color blanco y amarillo por su cuerpo y atrayendo la mirada de los hombres presentes. Pero Neville no retrocedió, su transformación ya la había visto y sabía que Pucca no le haría daño.
–Tú te quitarás de la puerta por las buenas, o yo te quitaré por las malas y entonces, daré una razón verdadera para temerme y no solo por ser una Black.
Neville tragó saliva, pero se mantuvo firme, aunque claramente asustado por la imponente transformación de Pucca. El brillo en sus ojos dejaba claro que, aunque no deseaba pelear, tampoco iba a dejarse intimidar fácilmente. Harry y Garu se volvieron hacia Hermione, hablando ambos gemelos con prisa.
–Haz algo.
Dijeron desesperados, buscando una solución veloz para que Pucca no usara su poder. Hermione dio un paso adelante, dando un largo suspiro resignado.
–Neville.
Dijo seria.
–De verdad, siento mucho, mucho, esto.
Levantó la varita.
–¡Petrificas totalus!
Gritó decidida, señalando a Neville. Los brazos de Neville se pegaron a su cuerpo, haciendo que Pucca diera un paso atrás asombrada y des transformándose por la sorpresa.
Las piernas de Neville se juntaron, los ojos sé le abrieron de par en par. Todo el cuerpo se le puso rígido, se balanceó y luego cayó bocabajo, rígido como un tronco.
Hermione corrió a darle la vuelta, Pucca se puso de lado de Hermione con rapidez. Neville tenía la mandíbula rígida y no podía hablar, Pucca lo miró con disculpa y pasó una mano por el cabello de Neville. Sólo los ojos de Neville se movían, mirándolos horrorizado.
–¿Qué le has hecho?
Susurró preocupado Harry, agregando Pucca asustada.
–No es mortal, ¿Verdad?
–No, es la Inmovilización Total.
Dijo Hermione angustiada, agregando arrepentida.
–Oh, Neville, lo siento tanto...
–Lo comprenderás después, Neville.
Dijo serio Ron, mientras se alejaban para cubrirse con la capa invisible. Solo Harry, Ron y Hermione pudieron caber, así que Pucca y Garu sé fueron aparte con su agilidad de ninjas.
Pero dejar a Neville inmóvil en el suelo no parecía un buen augurio, aunque en esos momentos de angustia a nadie le pareció importar. En aquel estado de nervios, cada sombra de una estatua les parecía que era Filch, y cada silbido lejano del viento les parecía Peeves que los perseguía.
Al pie de la primera escalera, divisaron a la Señora Norris. Pucca y Garu sé detuvieron, dejando pasar a Ron, Hermione y Harry con calma.
–Oh, vamos a darle una patada, sólo una vez.
Murmuró ansioso Ron en el oído de Harry, que negó con la cabeza. Mientras pasaban con cuidado al lado de la gata, ésta volvió la cabeza con sus ojos como linternas, pero no los vio.
Pucca y Garu decidieron que para que pudieran pasar sin que la gata los viera, Garu dejaría ir a Mio y eso es lo que hizo. Y como buen gato ninja, fue a seducir a la gata y llevársela de allí.
Cuando por fin mío y la señora Norris sé fueron, Pucca soltó a Yani y le pidió en silencio que siguiera a mío y a la señora Norris. Su gatita rosa asintió y salió corriendo, dejándolos avanzar a Pucca y a Garu a donde Harry, Hermione y Ron iban.
No se encontraron con nadie más, hasta que llegaron a la escalera que iba al tercer piso. Peeves estaba flotando a mitad de camino, aflojando la alfombra para que la gente tropezara.
–¿Quién anda por ahí?
Dijo súbitamente, mientras subían hacia él. Entornó sus malignos ojos negros, tratando de verlos, aunque no podían por la capa y porque los que sí se podían ver estaban bien escondidos en estatuas.
–Sé que estáis aquí, aunque no pueda veros. ¿Aparecidos, fantasmas o estudiantillos detestables?
Se elevó en el aire y flotó, mirándolos de soslayo.
–Llamaré a Filch, debo hacerlo, si algo anda por ahí y es invisible.
Harry tuvo súbitamente una idea, hablando rápidamente antes de que llamara a Filch y los descubriera a ellos, a Pucca y a Garu, que no traían la capa.
–Peeves.
Dijo en un ronco susurro.
–El Barón Sanguinario tiene sus propias razones para ser invisible.
Peeves casi se cayó del aire de la impresión, pues no esperaba oír eso. Se sostuvo a tiempo y quedó a unos centímetros de la escalera, evitando así su caída.
–Lo siento mucho, sanguinaria señoría.
Dijo en tono meloso.
–Fue por mi culpa, ha sido una equivocación... no lo vi... por supuesto que no, usted es invisible, perdoné al viejo Peeves por su broma, señor.
–Tengo asuntos aquí, Peeves.
Gruñó serio Harry.
–Mantente lejos de este lugar esta noche.
–Lo haré, señoría, desde luego que lo haré.
Dijo rápidamente Peeves, elevándose otra vez en el aire.
–Espero que los asuntos del señor barón salgan a pedir de boca, yo no lo molestaré.
Y desapareció.
–¡Genial, Harry!
Susurró asombrado Ron, saliendo de las estatuas Pucca y Garu para seguir los pasos de Harry, Ron y Hermione. Unos pocos segundos más tarde estaban allí, en el pasillo del tercer piso. La puerta ya estaba entreabierta.
–Bueno, ya lo veis.
Dijo Harry con calma.
–Snape ya ha pasado ante Fluffy.
Ver la puerta abierta les hizo tomar plena conciencia de aquello a lo que tenían que enfrentarse, pero ni a Garu ni a Harry les importó demasiado. Por debajo de la capa, Harry se volvió hacia los otros dos y de paso a Pucca que estaba junto a Garu fuera de ella.
–Si queréis regresar, no os lo reprocharé.
Dijo serio, siendo complementado por su gemelo Garu.
–Podéis llevaros la capa, no la vamos a necesitar.
–No sean estúpidos.
Dijo serio Ron.
–Vamos ustedes.
Dijo firme Hermione, añadiendo Pucca con firmeza.
–Jamás me atrevería a dejarlos.
Garu y Harry asintieron, empujando la puerta con delicadeza. Cuando la puerta crujió, oyeron unos gruñidos. Los tres hocicos del perro olfateaban en dirección a ellos, aunque no podía verlos.
–¿Qué tiene en los pies?
Susurró seria Hermione.
–Parece un arpa.
Dijo curioso Ron.
–Snape debe de haberla dejado ahí.
–Debe despertarse en el momento en que se deja de tocar.
Dijo Harry como, en conclusión.
–Bueno, empecemos...
Harry y Garu se llevaron a los labios la flauta de Hagrid, pero antes de que si quiera pudieran soplar. Pucca pasó como un torbellino por delate del perro de tres cabezas, y mientras le gruñía a la chica, Pucca comenzó a cantar con una voz angelical:
_🎶Duerme ya, mi pequeñito,
Cierra tus ojitos ya,
La luna te cuida arriba,
Y las estrellas te miran brillar.🎶
Cuando el perro escuchó la canción, él empezó a cerrar sus ojos, quedándose dormido, tambaleándose y después se calló al suelo profundamente dormido.
–Sigue cantando.
Advirtió serio Ron a Pucca, mientras salía de la capa y se arrastraba hasta la trampilla. Podía sentir la respiración caliente y olorosa del perro, mientras se aproximaba a las gigantescas cabezas.
Pucca asentía y seguía cantando, acercándose al perro para acariciarlo. Garu dio un bufido, sabiendo que a Pucca siempre sé atraía por animales muy peligrosos.
_🎶Tus sueños serán tan suaves,
Como las olas del mar,
El viento canta en susurros,
Y yo te voy a acunar.🎶
El perro parecía roncar, soltando bufidos entre el sueño.
–Creo que podemos abrir la trampilla.
Dijo serio Ron, espiando por encima del lomo del perro.
–¿Quieres ir delante, Hermione?
–¡No, no quiero!
Respondió neutral Hermione, mientras Pucca seguía cantando.
_🎶Duerme ya, mi dulce niño,
El sol te verá despertar,
Mientras tanto yo te abrazo,
Y te cuido sin cesar.🎶
Ron hizo una mueca, dando un suspiro de resignación.
–Muy bien.
Ron apretó los dientes y anduvo con cuidado sobre las patas del perro, tratando de no hacer ningún tipo de ruido. Se inclinó y tiró de la argolla de la trampilla, que se levantó y abrió. Pucca siguió cantando, mientras él miraba de reojo.
_🎶Que la noche sea ligera,
Como un manto de algodón,
Yo te canto en silencio,
Con todo mi corazón. 🎶
Hermione, Harry y Garu lo vieron, atentos a cualquier cosa que pudiera pasar.
–¿Qué puedes ver?
Preguntó Hermione con ansiedad, añadiendo Garu con seriedad.
–¿Algo que nos diga que Snape esté allá abajo?
–Nada... sólo oscuridad... no hay forma de bajar, hay que dejarse caer.
Respondió Ron con pena, sin ver lo que necesitaban para sentirse confiados.
