Continuación del anterior y parte final

Nota: me veo en la obligación de advertirte que esta parte no hay nada de Tiditz, solo una ligera mención, es mas Granola y Tights en un aspecto no romántico


Las palabras "No vas a poder conseguir nada de él", le sonaron a un reto muy personal.

Con un plan en mente, se acercó casi de manera accidental.

Su nave aterrizó estrepitosamente al intentar desviar la nave. La fuerza del aterrizaje hace que su cuerpo se vaya hacía adelante, a pesar del cinturón de seguridad, su cuerpo sintió un dolor muy fuerte. Soltó un chillido agudo.

La alarma roja sonó, sintió un frío, su plan se estaba escapando de sus manos. Alterada intenta desajustar su cinturón. Sintió el olor del combustible, y pronto el ruido de algo rasgarse llamó su atención. Al subir la mirada se encontró con aquel cazador, su mirada petrificada por la seriedad.

— Sabía que era usted señorita — la voz robótica le calmó. Amaba a ese robot.

— Será mejor que salga de la nave, explotará.

— ¡Qué gran idea! — soltó irónica. Busco su cuchillo y pasó el filo por el grueso cinturón del asiento — maldita porquería.

Granola arrojó la capota de la nave que había arrancado, y rompió sin problema el cinturón, luego saco sin mucho cuidado a la terrícola. Todo tan veloz que Tights no comprendió lo que estaba ocurriendo hasta que sintió el vértigo en su bajo vientre al descender del golpe, a pesar que estaba siendo ajustada por los brazos del cazador.

— Justo a tiempo — Automil había predicho el tiempo de explosión de la nave.

Granola cubrió con su cuerpo a la mujer que solo pudo ver la luz de la explosión y el aire comprimido siendo expulsado con fuerza a toda dirección, si no fuese por el cuerpo masculino, su cuerpo saldría volando. Abrió los ojos de golpe. Con manos congeladas la llevó hasta su bolso. Mentalmente se relaja. Tenía las restantes cápsulas, la experiencia le había enseñado guardar sus cápsulas en el canguro que llevaba en la cadera.

— Por eso no me gusta la tecnología terrícola, sin ofender — Automil ríe.

— Mi nave — Tights empuja a Granola y mira los escombros esparcidos — Ahora, estaré varada en esta roca aislada — acongojada cae sentada al suelo. Fingiendo la desesperación de no tener ningún transporte a su poder.

— Bueno — Automil carcajea — podemos llevarte.

Aquella invitación provocó una sonrisa mental en ella.

— No creo que sea buena idea — rueda los ojos, Granola era tan predecible, desconfiaba de todos —. Tenemos trabajo, además ¿Qué hacía en nuestra ruta?

— ¡Cómo te atreves a desconfiar de mí! — Molesta se levantó y lo encaró, tan cerca que el alienígena tuvo que inclinar su espalda hacia atrás, el rostro de la terrícola lo tenía tan cerca, molesto e indignado, no pensó que ella podría verse así, desde que la conoció desde lejos, siempre la había visto tan risueña, despreocupada de la vida — ¡Acaso eres el dueño de esta ruta! Qué yo sepa no hay un título de propiedad a tu nombre, vagabundo — escupe molesta cada palabra.

— ¿Va-vagabundo? — aturdido el peliverde no sabía qué decir o hacer. Sabía que los terrícolas eran un tormento de emociones explosivas, según había escuchado en sus viajes de trabajo. Pero no sé imaginaba que fuese tan repentino.

Tights se cruza de brazos y se aleja de él, lo suficiente para que exista una distancia entre ellos.

— Él único ladrón eres tú — le recuerda con bronca — yo solo soy una aventurera, el espacio es libre. No le robó nada a nadie como otros — le mira de reojo, haría que sintiera la culpa necesaria para tenerlo a su merced.

Granola frunció el ceño y el puño, molesto por sus palabras. Se iba a excusar, defender porque lo hacía, pero su fiel amigo le interrumpe.

— Granola, te recuerdo que Tights es muy buena amiga de Elec — le recuerda, aquello llamó la atención de la rubia, sintió un leve terror de que supiera lo que había pasado la última vez entre ellos. Raditz le había arruinado la movida, ahora tendría que buscar la información ya no de la fuente directa, sino de los canales, de sus trabajadores: cazadores.

— Me parece sospechoso — siguió aún sin ceder.

— No creo que sea buena idea dejarla varada — nuevamente interviene la voz robótica — es una terrícola, ellos son frágiles y es una mujer — baja la voz: — y una muy bonita. Corre muchos peligros. ¿Qué dirá Monite si descubre que dejaste a alguien desamparado?

Lo último provocó que el ceresiano tome la decisión a favor de Tights.

— Bien — se acerca a ella —. Te llevaré hasta Elec, y él podrá darte la ayuda necesaria.

— Ah — nerviosa titubea y ríe —. Vamos, porque mejor no nos tomamos un tiempo de descanso. Hace unos segundos ocurrió la explosión, aún no me he recuperado del susto, que por poco yo estaría con los restos de la nave esparcidos por todo el suelo.

— Pero estás bien, no pareces alterada — Granola le mira fijamente, dudando de sus palabras.

— Granola — Tights ya estaba notando que sería un reto hacer que el ceresiano consiga bajar los muros con ella. Camina a él y golpea su pecho —. Amigo necesitas relajarte — se apega a su pecho, y se alza en puntilla para poder alcanzar su rostro — te invito una cerveza — con el pulgar toca el parche robótico que silba. La invitación era más para el robot, aún así, Granola podía sentir la invitación sugerente hacía su persona, sentía los senos femeninos, suaves, aplastados en su pecho duro, su calor; trago saliva.

— Sí, acepto — señala Automil risueño.

— Bien, vamos — ella ríe y se gira para caminar a la ya conocida nave de Granola.

— No confío en ella — Murmuró Granola mirándola desde la distancia.

— Es muy encantadora — Automil suelta una risa encantadora —. No la hagamos esperar.

...

— ¿Y cuál fue el encargo que les dió está vez Elec? — pregunta detrás del asiento de Granola, la nave de él solo era para una persona pero por suerte atrás tenía un pequeño espacio, dónde ella podía entrar. Ante la nula respuesta de ellos, Tights gatea hasta él, que abre los ojos al notar su cabeza rubia a un lado — No eres muy hablador ¿No?

— No me transmite mucha confianza.

— ¿En serio? — Burlona le mira. Apoya su cara en ambas manos, le mira con diversión — lo dice tú que confía ciegamente en Elec, el tipo que te está ocultando una información de vital importancia para ti.

Sus palabras captaron su atención, el ojo de color azul le mira fijamente. Tights no se siente intimidada, su sonrisa se estira más.

— A qué no lo sabes, pobre bobo — juguetona, enreda su dedo índice en el cabello verde ondulado.

— ¿Qué es lo que sabes? — por un segundo quiso rendirse a su juego, pero recordó algo — No debería creer a alguien que frecuenta a los saiyajins, esos monos desalmados.

Tights en vez de sentirse insultada, suelta una risa. Jala el menchon verde y luego lo suelta, viendo cómo rebota.

— No me digas que Freezer te enseñó eso, ¡Oh! — exclamó con fingida culpa —, perdón, es Lord Freezer.

Granola frunce el ceño, y ya no presta atención a la ruta, si no a ella.

— Ay, Granola — se sienta a su lado, mirándolo de frente —. Cuando te enteres sentirás que te han estado usando. Por lo que creo que es mejor que sigas viviendo en la ignorancia.

Tights le da una palmada suave en el hombro.

Noto como el ceresiano aprieta la quijada. Automil no emitió ningún sonido, posiblemente también estaba interesado en la conversación.

— Quiero que me lo digas — Granola agarró el brazo de ella, obligándola a que se acerque a él, al punto que ella tuvo que usar su mano para poner distancia entre ellos, o prácticamente estaría sobre él, acostado en su pecho — ¡Dímelo!

Su alteración provocó que el corazón de la terrícola se agitara de temor, miro al ventanal de la nave, notando la oscuridad propia del espacio.

Se obligó a calmarse, había enfrentado a los saiyajins, un ceresiano era poca amenaza para ella. Aunque un loco con sed de venganza, parecía más inestable que incluso hasta Elec.

— Hagamos un trato — está vez su voz tenía un tono serio — dame toda la información que has recopilado para Elec, lo que te ha pedido ir a buscar, y lo que has conseguido. Recuerda que Elec siempre dice que la información es la nueva arma.

La respiración de Granola se volvió agitada, furiosa de que ella lo usara de tal manera. Se acercó amenazadoramente, solo un milímetro de espacio había entre sus rostros.

Las manos de Tights se encerraron en puños sobre el pecho de él, arrugando la camiseta masculina. No sé iba a inmutar, no iba a demostrarle que le tenía miedo. Debía controlarse, aunque le era difícil hacerlo al tenerlo tan cerca.

Dejó de forzar en mantener la distancia, se acomodo entre el espacio del sillon del piloto, apoyando su peso en la rodilla que dejó descansar en el asiento, una mano subió suavemente sobre la ropa.

Sonriente le exclama:

— No me digas que tienes miedo de lo que podría hacer con dicha información — ríe — o tienes miedo de lo que sé, una información que te ha dejado como el único ceresiano de la galaxia — sin temor, vuelve a tocar un mechón ondulado de él. Lo enreda en su dedo con un ritmo suave, casi burlón.

Granola pensó por un buen rato, hasta que sintió el pinchazo en la mejilla, Tights lo estaba molestando con su propio cabello, la detuvo agarrando su mano.

— No recuerdo ni he curioseado lo que me pide, y si lo hago, Elec no me dice nada.

Tights frunce el ceño, molesta, con brusquedad lo aparta.

— ¡Ugh! — camina hasta donde al principio la dejaron sentada.

Granola voltea su asiento para encararla. La rubia ya no parecía estar interesada en él. Pero él sí estaba interesado en ella, de lo que sabía sobre él, sobre su planeta.

— ¿Sabes quién es el culpable de la extinción de mi gente?

— Debes pagarme con la misma moneda, y en vista que no sabes nada — se cruza de brazos apretando los labios en un mutismo silencioso.

— Yo puedo ser un buen trueque — Automil captó la atención de los dos, él iba colgado.

— ¿A qué te refieres?

— Registro todo en mi memoria.

Tights chasquea los dedos contenta.

— será más que suficiente. Entonces, ¿Me permitirá descargar toda tu memoria?

Automil ríe, la pregunta que ella hizo, lo había hecho con un tono muy coqueto.

— Por supuesto.

— Entonces, ya puedes decirme — Tights vuelve a incorporarse, apoyando una mano en la pierna de él para poder estirarse más hacia él, y con su dedo índice silencio sus labios — ¿Eh? — Granola le miró aturdido nuevamente, ella estaba de nuevo sonriente, esa sonrisa coqueta.

— Será al mismo tiempo, primero al bar — señala aún sin apartar su dedo de los labios masculinos. Tights nota sus ojos bicolores, era la primera vez que lo veía, y que se daba cuenta, que no traía el monóculo, estaba tan perdida en tratar de conseguir dicho conocimiento que no se dió cuenta de lo exotico de sus ojos. Su aspecto real. Sus ojos le daban un toque sublime — ¡Wow! Tus ojos son hermosos — juguetona le guiña el ojo.

Y no pudo evitar reír con fuerza al notar el sonrojo fuerte en las mejillas masculinas. Granola avergonzado la aparta y le da la espalda, volviendo al puesto de copiloto, detrás suyo Tights seguía burlándose de él.

Ahora no tenía su mejilla roja, si no todo el rostro lo sentía tan caliente. Con ella, la cabina de la nave parecía sofocante.


Hace tiempo atrás, no muy alejado, cuando leí el manga de DBS, específicamente el volumen de Granola, me dije: estos personajes pueden ser usados para un fic sobre Tights en el espacio, el cual siempre he querido escribir uno, sin embargo primero quería saber si podía acoplarme a los nuevos personajes que la franquicia nos ofrecía; y la manera en que comencé a hacerlo es participar en actividades que me encontraba. No es la primera vez que escribo un Tights y Granola, descubriendo una nueva personalidad en la rubia y conociendo a Granola, y Elec; aunque me falta mucho para comprenderlo

Si te ha gustado esta continuación, que no tiene nada que ver con Tiditz pero mi ansias de escribir un nuevo terreno pudo mas , házmelo saber con un comentario o voto