Capítulo 7: Nuevos Comienzos y Viejas Promesas

El sol brillaba en el cielo despejado mientras Sarada y Sakura se preparaban para partir hacia una nueva misión. La búsqueda de su padre había terminado sin éxito, y aunque Sarada estaba decepcionada por no haber encontrado ninguna pista sobre el paradero de su padre, su compromiso con su entrenamiento y responsabilidades hacia la aldea seguía intacto. La aldea de Konoha estaba volviendo a la normalidad, y la oportunidad de participar en una nueva misión era un alivio, especialmente tras la turbulencia emocional de la semana anterior.

Una semana después de su regreso, Sakura recibió una notificación sobre una misión crítica. La aldea vecina estaba sufriendo una epidemia, y, gracias a su experiencia médica, Sakura había sido seleccionada para ayudar. Debido a la urgencia de la situación, se había decidido que solo ella iría a la aldea afectada.

Sarada escuchó la noticia mientras pasaba por el cuartel de la aldea y, reconociendo la importancia de la misión, decidió ofrecer su ayuda.

—Sakura, me gustaría acompañarte en esta misión —dijo Sarada, sintiendo que era una oportunidad invaluable para aprender, contribuir y estar más cerca de su madre.

Sakura, sorprendida por la propuesta, miró a Sarada con una mezcla de preocupación y aprecio.

—Sarada, esta misión es delicada. La epidemia es severa y necesitarás estar preparada para enfrentar condiciones difíciles —advirtió, su tono reflejando seriedad.

Sarada asintió con firmeza, mostrando su resolución.

—Estoy lista para el desafío. Quiero aprender más sobre técnicas médicas y hacer todo lo posible para ayudar —respondió con determinación.

Sakura evaluó a Sarada, reconociendo su seriedad y compromiso. Había algo en la mirada de su amiga que la llenaba de orgullo.

—Está bien, Sarada. Me alegra ver tu determinación. Vamos a prepararnos. La situación será complicada, pero estoy segura de que serás de gran ayuda —dijo, sonriendo con aprobación.

Al día siguiente, partieron hacia la aldea afectada. La travesía comenzó con un cielo despejado y un sol brillante, presagiando un día perfecto para viajar. Sin embargo, a medida que avanzaban, se encontraron con un grupo de bandidos que bloqueaban el camino.

—¿A dónde creen que van, chicas? —preguntó el líder, sonriendo con arrogancia. —No creo que tengan nada para ofrecerme, pero no me importaría comprobarlo.

Sakura intercambió una mirada preocupada con Sarada. "No podemos dejar que se salgan con la suya."

—¡Aléjense de nuestro camino! —dijo, adoptando una postura defensiva.

Los bandidos se rieron, menospreciando a las dos kunoichis. Sarada sintió que su corazón latía con fuerza. "Este es mi momento. Tengo que demostrarle a mamá que soy fuerte."

Sin más advertencias, el líder se lanzó hacia Sakura, quien fue más rápida, esquivando su ataque y contraatacando con un puñetazo certero. Sarada, mientras tanto, se dirigió a un bandido que intentaba rodearla. Con una patada rápida, lo derribó al suelo.

"Puedo hacerlo, tengo que concentrarme," pensó Sarada mientras la emoción del combate la invadía. Cada movimiento parecía fluir con naturalidad, y le permitía anticipar los ataques de sus oponentes.

—¡Buen trabajo, Sarada! —gritó Sakura mientras neutralizaba a un tercer bandido.

—Gracias, Sakura. ¡No me detendré! —respondió, sintiendo que su emoción la impulsaba a seguir luchando.

La pelea se intensificó, con ambos bandos intercambiando golpes. Los bandidos intentaban coordinar sus ataques, pero la sincronización entre Sakura y Sarada era impresionante. Sarada sintió que su confianza crecía mientras se enfrentaba a la adversidad.

De repente, el líder, furioso, lanzó un ataque más feroz. Con un movimiento rápido, logró esquivar el golpe de Sakura y se lanzó hacia Sarada, intentando tomarla por sorpresa. Pero ella anticipó su movimiento y realizó un salto ágil, esquivándolo.

—¡No te atrevas a tocarla! —gritó Sakura, lanzándose al rescate de Sarada.

—¡Estoy bien, Sakura! —respondió Sarada, aunque el aliento le faltaba por la adrenalina. "Esto es lo que he estado esperando."

Con un ataque combinado, lograron desarmar al líder, dejándolo aturdido en el suelo. El último bandido, al ver que sus compañeros habían caído, decidió huir.

—¡No te atrevas a regresar! —gritó Sarada, levantando su puño en señal de advertencia.

Con la pelea resuelta, ambas respiraban pesadamente, sintiendo la adrenalina aún en sus venas.

—Eso fue increíble, Sarada. Estuviste fantástica —dijo Sakura, sonriendo con orgullo.

Sarada sintió una oleada de felicidad. "Lo hice. Pude proteger a mamá y demostrarle lo fuerte que soy."

—No solo eso, sino que te vi aplicar lo que has aprendido. Tu habilidad para leer los movimientos fue impresionante —añadió Sakura, abrazando suavemente el cuerpo de Sarada.

Sarada se sonrojó, sintiéndose más cerca de su madre. "Gracias, mamá. Quiero seguir mejorando. Quiero poder seguir protegiendola porque la amo "

Sin embargo, no había mucho tiempo para celebrar. A medida que continuaron su camino hacia la aldea, el clima comenzó a cambiar drásticamente. Nubes oscuras se formaron en el cielo, y un viento fuerte empezó a soplar.

—Parece que una tormenta se está acercando —dijo Sakura, observando el cielo con preocupación. —Debemos encontrar un lugar seguro antes de que sea demasiado tarde.

Sarada miró a su alrededor en busca de refugio. El viento se intensificaba y la temperatura comenzaba a descender rápidamente. Al poco tiempo, encontraron una cueva cerca del camino. Aunque no era el lugar ideal, les ofrecía protección contra la tormenta que se avecinaba.

—Aquí, rápido —dijo Sakura, empujando a Sarada suavemente hacia la entrada de la cueva.

Dentro de la cueva, prepararon un área para pasar la noche. Sakura sacó un pequeño kit de emergencia y algunas raciones de comida, mientras Sarada ayudaba a organizar el espacio. La cueva era más amplia de lo que parecía desde fuera, con suficiente espacio para acomodarse, aunque el suelo era irregular y algo húmedo.

—Parece que estaremos aquí un tiempo. La tormenta es bastante fuerte —dijo Sakura, encendiendo una pequeña fogata con el equipo que llevaba.

Sarada se sentó cerca del fuego, sintiendo el calor reconfortante mientras miraba el exterior, donde la tormenta rugía. El viento arremetía contra las paredes de la cueva, y la lluvia golpeaba el suelo con fuerza, creando un sonido constante y ensordecedor.

—No esperaba que el viaje se complicara así —comentó Sarada, tratando de romper el silencio.

—Las tormentas pueden ser impredecibles en esta época del año. Lo importante es que estamos a salvo aquí por ahora —respondió Sakura, mientras comenzaba a preparar una comida ligera.

Sarada se sintió extrañamente reconfortada en la cueva, a pesar del caos que se desarrollaba afuera. La cercanía física con su madre, el calor del fuego y la preocupación compartida por la misión creaban una atmósfera íntima. Mientras Sakura se movía por la cueva, Sarada no podía evitar sentir una oleada de afecto más profundo. Cada gesto de su madre, cada mirada y palabra, intensificaban sus sentimientos.

"¿Por qué es tan fácil sentirme así cerca de ella?" pensó Sarada, observando a su madre con una mezcla de amor y deseo. "Todo en ella, desde su profesionalismo hasta su cuidado hacia los demás, me hace amarla más. Estoy aquí para aprender y ayudar, pero también quiero algo más… un momento de cercanía, poder besarla, abrazarla, acariciar su cuerpo y decirle cuanto la amo, que mamá me ame como yo la amo a ella."

La conversación se desvió hacia la misión y los detalles que enfrentarían al llegar a la aldea. Sakura aprovechó la oportunidad para explicar más sobre la epidemia y cómo planeaban abordar la situación.

—La epidemia en la aldea de la olas es grave. Necesitamos actuar con rapidez para ayudar a los enfermos y contener la propagación de la enfermedad. Estarás trabajando conmigo en diagnósticos y tratamientos —dijo Sakura, su tono lleno de seriedad y propósito.

Sarada escuchaba atentamente, absorbiendo cada detalle. La situación era desafiante, pero sentía una creciente determinación de contribuir de manera significativa. Sin embargo, sus pensamientos a menudo volvían a su madre. La forma en que se movía con confianza, la manera en que trataba de preparar todo para que estuvieran cómodas, y esa mirada de preocupación que, aunque profesional, parecía también personal.

"¿Qué estoy haciendo, me tengo que concentrar?" pensó Sarada, sintiendo el calor del fuego reflejado en sus mejillas. "No puedo permitirme distraerme ahora, pero cada vez que la veo, me doy cuenta de cuánto la amo. Es como si mis sentimientos fueran una tormenta propia, y no estoy segura de cómo enfrentarla."

A medida que la noche avanzaba, la tormenta se intensificaba. El rugido del viento y el retumbar de los truenos resonaban con una intensidad creciente. La cueva, aunque ofrecía un resguardo, temblaba con cada ráfaga de viento y estruendo de trueno.

—Parece que la tormenta se está volviendo más fuerte. No sabemos cuánto durará —dijo Sakura mientras revisaba el equipo y aseguraba la entrada de la cueva para evitar que la lluvia se filtrara.

Sarada se acomodó cerca del fuego, reflexionando sobre la misión y sus propias emociones. La cercanía de Sakura le proporcionaba una sensación de determinación y un nuevo enfoque en sus objetivos, aunque sus sentimientos seguían siendo un desafío que no podía ignorar.

"Este retraso es solo un obstáculo temporal. Tengo que concentrarme en la misión y en ayudar a la aldea, a pesar de todo lo que siento," pensó Sarada, mientras el sonido de la tormenta llenaba la cueva. "Pero es difícil no dejarme llevar por lo que siento por mamá. Necesito encontrar un equilibrio entre mis emociones y la misión."

Sakura se acercó a Sarada con un gesto pensativo.

—Vamos a tener que acomodarnos para pasar la noche aquí. La tormenta no muestra señales de amainar y no podemos arriesgarnos a salir en estas condiciones —dijo, mientras revisaba el espacio disponible en la cueva.

Sarada asintió, ayudando a reorganizar el área para hacerla lo más cómoda posible. La cueva, aunque rústica, se convirtió en su refugio temporal. La noche avanzaba lentamente, y el estruendo de la tormenta parecía interminable. Sakura y Sarada se sentaron cerca del fuego, compartiendo historias y reflexiones para mantener el ánimo alto.

—¿Te acuerdas de la primera vez que intenté enseñarte a usar el chakra para curar? —preguntó Sakura, riendo suavemente.

Sarada sonrió, recordando ese momento. —Sí, me frustré tanto. Pensé que nunca lo lograría.

—Pero lo hiciste. No solo aprendiste, sino que está evolucionando muy bien en tu aprendizaje. Estoy muy contenta por ti, Sarada —dijo Sakura, con sinceridad en su voz.

Sarada sintió que su pecho se llenaba de amor. "La felicidad de mamá es todo lo que quiero para ella."

—A veces me pregunto si seré lo suficientemente buena —admitió Sarada, sintiendo una sombra de inseguridad. —Siempre he sentido que tengo que seguir los pasos de los demas.

Sakura le dio una mirada comprensiva. —Lo importante es que sigas tu propio camino. Eres única y tienes habilidades que te distinguen. No necesitas ser exactamente como nadie para ser una gran kunoichi.

Sarada sintió una mezcla de alivio y determinación. "Tal vez pueda encontrar mí propia forma de ser fuerte."

A medida que la tormenta continuaba rugiendo afuera, Sarada se sintió más conectada con su madre. La noche parecía interminable, pero la cercanía y el apoyo mutuo les ofrecían consuelo en medio de la adversidad.

—¿Cómo te has sentido últimamente, Sarada? —preguntó Sakura de repente, su tono de preocupación genuina.

Sarada tomó un momento para considerar la pregunta, sintiendo una mezcla de vulnerabilidad y gratitud. —Ha sido un período difícil, especialmente con la búsqueda de Sasuke y ahora esta misión. A veces me siento un poco perdida, pero también motivada. Quiero aprender y ser útil, aunque a veces mis emociones me desbordan.

Sakura escuchó atentamente, su expresión reflejando comprensión. —Es normal sentirse así. Las misiones pueden ser estresantes y desafiantes, y es natural que tus emociones se mezclen con tu trabajo. Lo importante es que estás aquí, enfrentando los desafíos y aprendiendo en el proceso. No estás sola en esto.

Sarada sintió una oleada de alivio al escuchar las palabras de Sakura. La conversación se volvió más relajada, y el vínculo entre ambas se fortaleció mientras compartían sus pensamientos y sentimientos en la intimidad de la cueva.

—Gracias, Sakura. A veces siento que no puedo manejarlo todo. Como si cada desafío me empujara un poco más hacia el límite —confesó Sarada, sintiendo que finalmente podía abrirse.

Sakura la miró con empatía. —Tienes derecho a sentirte así. Somos jovenes y estamos asumiendo mucho. Pero recuerda que está bien pedir ayuda. Yo estoy aquí para ti.

A medida que la tormenta rugía, Sarada sintió que su corazón se aliviaba. La conexión con su madre parecía crecer más fuerte, un ancla en medio del caos."Quizás, solo quizás, compartir esto me haga más fuerte."

—Sakura, ¿puedo preguntarte algo? —dijo Sarada, sintiendo que era el momento adecuado.

—Por supuesto. Pregunta lo que necesites —respondió Sakura, acomodándose un poco más cerca del fuego.

—¿Cómo hiciste para encontrar tu camino cuando todo parecía tan incierto? A veces siento que estoy caminando en la oscuridad —dijo Sarada, su voz llena de vulnerabilidad.

Sakura se tomó un momento para responder. —Fue un proceso largo y complicado. Hubo momentos en que me sentí perdida y sola. Pero cada vez que me enfrenté a un desafío, traté de aprender de él. Con cada obstáculo, encontré una nueva parte de mí misma.

—¿Así que simplemente… seguiste adelante? —preguntó Sarada, sintiendo que la respuesta resonaba en su interior.

—Exactamente. A veces no sabes a dónde te llevará el camino, pero si te mantienes fiel a ti misma y a lo que crees, eventualmente encontrarás tu lugar —dijo Sakura con una sonrisa alentadora.

Sarada reflexionó sobre esas palabras. "Tal vez la clave es la perseverancia. No puedo rendirme ahora."

A medida que la noche avanzaba, la tormenta seguía rugiendo afuera. Sin embargo, el calor del fuego y la cercanía de Sakura creaban un refugio emocional que las envolvía.

—Gracias por estar aquí, Sakura. Me haces sentir más fuerte —dijo Sarada, sintiendo que su corazón se llenaba de amor.

—Siempre estaré aquí para ti, Sarada. Juntas, podemos enfrentar cualquier tormenta —respondió Sakura, tomando la mano de su amiga.

En ese momento, Sarada sintió que el peso de sus preocupaciones se aligeraba. La conexión entre su madre y ella se fortalecía, y, aunque la tormenta rugía en el exterior, dentro de la cueva había un espacio seguro donde podían ser vulnerables y apoyarse mutuamente.

—Sakura, ¿alguna vez has tenido miedo de no estar a la altura? —preguntó Sarada, sintiendo la necesidad de explorar más sus propios temores.

Sakura asintió, recordando sus propios desafíos. —Sí, muchas veces. En mí camino como kunoichi y como ninja medico, he enfrentado situaciones en las que me he preguntado si estaba haciendo lo correcto. Pero siempre he tratado de recordar que el miedo es normal. Lo que importa es cómo reaccionas ante él.

Sarada reflexionó sobre esto. "El miedo no tiene que ser algo negativo. Puede ser una fuerza que te impulse a mejorar."

—A veces siento que el miedo me paraliza —admitió Sarada—. Como si me impidiera avanzar.

—El miedo puede ser un aliado o un enemigo, dependiendo de cómo lo manejes. Lo importante es no dejar que te controle —dijo Sakura, con seriedad.

Sarada se sintió inspirada por las palabras de su madre. "Si puedo aprender a manejar mí miedo, tal vez pueda enfrentar mis sentimientos y decirle lo que siento a mamá."

La conversación se volvió más profunda y reflexiva, explorando los sueños y las inseguridades que ambas compartían. Mientras hablaban, el tiempo parecía volar, y la tormenta, aunque feroz, se convirtió en un telón de fondo que realizaba su conexión.

—A veces pienso en cómo será mí futuro. ¿Seré una buena kunoichi? —preguntó Sarada, su voz llena de dudas.

—Lo serás, porque tienes el corazón y la determinación necesarios. La habilidad se adquiere con el tiempo y la práctica. Yo también me preguntó lo mismo, pero tuve muy buenos sensei—respondió Sakura, sonriendo.

Sarada sintió que su espíritu se levantaba. La seguridad que emanaba de su madre le daba la fuerza que necesitaba para seguir adelante.

—Gracias, Sakura. Tu apoyo significa mucho para mí —dijo, sintiendo una calidez en su interior.

A medida que la noche avanzaba, se sintieron cada vez más unidas. La tormenta seguía rugiendo afuera, pero dentro de la cueva, el fuego seguía ardiendo, iluminando sus rostros y creando un ambiente acogedor.

—¿Tienes algún sueño que quieras cumplir? —preguntó Sarada, buscando entender mejor a su madre.

Sakura se quedó en silencio por un momento, reflexionando. —Siempre he querido ser la esposa de Sasuke, pero eso lo cambien por ser una buena ninja médica. No solo para proteger a mis seres queridos, sino para ayudar a aquellos que más lo necesitan, aunque aún deseo ser la esposa de Sasuke. También quiero ser una buena madre.

Las palabras de Sakura resonaron en el corazón de Sarada, aunque sintió dolor por el deseo de su madre de casarse con su padre. "Va a ser una gran ninja medico mamá y una gran madre, aunque yo soy una pésima hija por haberme enamorado de ti mamá y me duele que ames a papá, ya que yo te amo a ti."

—Espero algún día ser tan fuerte como los grandes ninjas de esta aldea y poder ayudar a los demás de igual manera —dijo Sarada, con un brillo de determinación en sus ojos.

—Lo seremos, Sarada. Y siempre estaré aquí para ayudarte en el camino —respondió Sakura, sintiendo que su vínculo se volvía aún más profundo.

El tiempo pasó en la cueva, la tormenta aún persistía afuera. Sakura decidió que prepararía algo para comer ya que ambas tenían hambre. Mientras Sakura preparaba la comida Sarada la miraba fijamente "Es tan linda, me gustaría tanto besarla, abrazarla, decirle cuanto la amo, porque todo es tan difícil" pensó Sarada.

Sarada mirando fijamente a su Sakura, sintiendo el nerviosismo apoderarse de ella. Ya había pasado tiempo pensando en sus sentimientos por su madre. "No puedo seguir escondiendo lo que siento por mamá", se dijo, con determinación. Con el corazón latiendo con fuerza, decidió que este sería el momento para confesarle a su madre que la ama. Respirando hondo, se preparó para dar el paso que cambiaría todo.


Y hasta aca el capitulo. Perdon por la demora, tratare de subir el siguiente capitulo la proxima semana.

ADIOS