[Drabble]
La timidez de un juez
—Aiacos x Violate—
«El amor no es para los cobardes». Violate de Behemoth hará que la monja oscura se trague sus palabras; ¡ella no era una cobarde y lo demostraría…! Una vez que hallase al juez de Garuda, por supuesto.
Advertencias: WHAT IF. / Manipulación de los acontecimientos a conveniencia. / Un poco de OOC. / Lenguaje soez.
Disclaimer:
Saint Seiya © Masami Kurumada.
The Lost Canvas © Shiori Teshirogi.
La timidez de un juez © Adilay Vaniteux/Rashel Vandald.
Aclaración: Este fic participa en el FLUFFTOBER 2024 realizado por el grupo en Facebook "Es de fanfics".
Día 11: Entrelazar dedos.
Notas:
A decir verdad, me parece un poco raro que mis primeros fanfics con estos dos personajes como protagonistas, los haya puesto con parejas distintas (están publicados en mi P4tr3on -no sé por qué Fanfiction me impide poner esa palabra aquí) en un reto autoimpuesto de mini fanfics.
¡Ya les debía su respectivo fic! ¡Ojalá sea de su agrado!
NO PLAGIEN, NO RESUBAN Y TAMPOCO TRADUZCAN SI YO NO LO HE AUTORIZADO. —Gracias.
•
¡Violate de Behemoth no era ninguna cobarde!
¡Maldita sea!
»¡No puede ser! ¿Aún no te has follado al juez de Garuda? ¿Qué pasa contigo? ¿Tenes problemas con tu vagina?
¡Su vagina estaba muy bien y no tenía nada de malo!
¡Estúpida monja oscura!
De no ser porque la muy maldita estaba bajo la protección del juez de Grifo, Violate le habría roto todos los huesos por insinuarle ridiculeces.
De pronto, la monja oscura Anna, había interrumpido su entrenamiento, como siempre cada vez que se encontraban "por casualidad". Desde que el juez de Grifo entrenaba a esa estúpida para manipular hilos mortales como los de él, esa desgraciada solía importunarla a ella como si fuesen amigas de toda la vida.
¡¿Quién diablos se creía?! ¡Era insoportable!
Ella y sus estúpidas preguntas sobre los hombres.
»¿Cuándo el juez de Garuda va a tomarte bajo su protección oficialmente? —preguntó con esa impertinente lengua suya—. Mi señor Minos no tardó tanto.
¡¿Y cómo putas se dio cuenta de…?!
Se supone que nadie debía saberlo…
Y… no se supone que Violate pensase en Aiacos… de un modo tan irrespetuoso y carnal.
De hecho, ella pensaba que, con sólo mirarse de lejos, tener consideraciones entre ellos y estar perfectamente conscientes de la lealtad que se tenían mutuamente, bastaba y sobraba.
¿O no?
La monja oscura pareció haberle leído la mente porque le respondió:
»No hay nada más estúpido que tener hambre, sostener la fruta y verla pudrirse en tus manos sin haberle dado un mordisco —la muy descarada incluso se rio—. Las flores se mueren, las admiren o no. El tiempo no es piadoso con nadie, y si tú quieres morirte sin siquiera haber tocado al hombre que amas, allá tú. Yo sólo te diré que no se te caerán las manos si decides entrar al terreno físico con él. Además, ¿quién te dice que el juez Aiacos no esté igual de ansioso que tú por esa lo mismo?
Y luego, como si quisiese joder todavía más…
»El amor no es para los tímidos cobardes. Se puede ser uno, pero los dos, ya es un abuso, ¿no crees?
¡Ella no era una cobarde!
¿Tímida?
¡Violate de Behemoth no era tímida tampoco!
Decidida, la fiera mujer atravesó caminos muy lúgubres y oscuros en el interior del inframundo. Pasando de largo de espectros y almas en pena. Todo mientras lo buscaba a él.
Esperó hallarlo (como a veces pasaba) admirando desde lejos el impresionante río Aqueronte…
Cuando lo encontró ahí mismo, casi dio vuelta atrás.
«El amor no es para los cobardes» se dijo, reprendiéndose; agarrando valor y llegando hasta donde estaba el juez; quien, sin duda, debió haber anticipado su llegada dado a que Violate no se esforzó en ocultar su cosmos—. Aiacos…
Ellos no solían llamarse por sus nombres cuando otros estaban cerca.
—Hola, Violate. ¿Todo en orden? —le preguntó con suavidad.
Si estuviesen acompañados, el tono de voz de Aiacos sería distinto. Habría adoptado una postura demandante, firme, y estricta. Violate, que no estaba acostumbrada a ser nada delicada ni suave, hizo un esfuerzo por bajar sus niveles de altanería. Incluso destensó sus hombros.
Aunque ambos tuviesen sus armaduras, cuando estaban solos, era como si fuesen sólo un hombre y una mujer.
—Yo…
Violate se esforzó en expresarse. ¡Pero las palabras no le salían!
»El amor no es para los tímidos cobardes…
¡Maldita monja oscura!
—Aiacos yo… —apretó sus puños con fuerza.
El juez de Garuda, al notarla muy contrariada, cosa que raras veces pasaba con ella, miró hacia atrás para verla mejor. Se extrañó ante su imagen.
Violate estaba de pie, tensa en su sitio; mirando el suelo. Apretando sus poderosos puños. En su rostro, se leía a la perfección un choque de pensamientos que no se ponían de acuerdo.
Teniendo una ligera idea de lo que pasaba, Aiacos sonrió ligeramente; acercándose a Violate.
—¿Quisieras ver el río Aqueronte conmigo? —le preguntó, llegando hasta quedar enfrente de la mujer más fuerte que él alguna vez haya visto. La más hermosa, y la más adorable… aunque a ella no le gustase reconocer eso último.
Ella no dijo nada, y no fue necesario, ya que Violate acercó rápidamente su mano derecha a la mano izquierda de él y usó sus dedos: meñique y anular, para sujetar el meñique del juez.
Eso… Aiacos no lo vio venir.
Él casi saltó sobre sí mismo. Era la primera vez que se tocaban.
Al menos… de este modo tan…
No había una excusa.
No había necesidad estar fingiendo un entrenamiento.
Las manos de Violate no eran nada pequeñas, pero, en ese instante, Aiacos sintió una delicadeza que jamás había creído que ella tendría, además de que la sentía temblar.
Y le gustó ver esta nueva faceta en su amada.
Ablandando su mirada, el juez movió sus dedos libres para meterlos entre los de Violate, sin llegar a tomarla de la mano por completo. Con sus dedos entrelazados, él la guio hasta donde había estado, mirando el río, aunque la impresionante vista había quedado de lado hace un rato.
En silencio, ambos estaban disfrutando de estar de este modo, el uno al lado del otro, unidos con este ligero agarre.
Violate luciendo un sonrojo bastante pronunciado en su rostro, y Aiacos sonriendo como pocas veces lo hacía.
Quizás…
Quizás Violate debería acercarse más a la monja oscura para recibir algunos otros consejos sobre cómo ir un poco más lejos en su relación con Aiacos. Ahora que sentía a la perfección cómo se sentían sus dedos, ella quería más; mucho más.
—FIN—
¡Gracias por leer y comentar!
Uffff, tuve un día muy agitadísimo... dudé en que pudiese publicar esto hoy; pero sí se pudo.
¿Lo bueno? Por fin pude comprar y comer mochis de sakura y taro; la verdad, sí están ricos :P
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