Capitulo 70

永恒

Unas cuantas personas notaron cuando Shun subió a una pequeña plataforma de madera, haciendo sonar el gong que tenían. Sabían que eso era un llamado a todos, por lo que se reunieron a su alrededor –Los he llamado para informarles sobre un suceso. Mi padre, nuestro líder… Ha fallecido-. Inmediatamente se escuchó un jadeo de sorpresa, algunas mujeres comenzaron a llorar –Mi familia desea que él tenga una despedida digna del hombre que fue en vida-

-¿Cómo podemos apoyar?- preguntó uno de los varones

-Quiero que vistan sus mejores prendas, y reúnan las flores más hermosas de la región. Celebraremos que mi padre ha finalizado su propósito en esta vida, él no habría querido vernos tristes-

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-Iré a tomar una ducha, niños-

-¿Estarás bien, mamá?-

-Si, Lin, solo… Cuiden a Akame, ella necesita mucho de nosotros-

Mientras su madre de bañaba, Lin se dejó caer en el tapete de la sala, aquella mañana había sido de las más pesadas. A su lado, Yong le tendió una taza de té, la cual a duras penas logró sostener entre sus manos –Sabía que este día llegaría, pero jamás creí que sería tan pronto… Ahora sé lo que mamá sintió cuando Zhou venía en camino, pero al menos mi abuelo supo que ella estaba embarazada-

-Sé que él lo supo, de alguna u otra forma-

-Yong… ¿Te molestaría si este bebé llevara su nombre?-

-Para nada, mi amor, si eso es lo que deseas, así será-

Pasaron pocos minutos cuando Mulan salió ya vestida, aunque la ducha renovó sus energías, su ánimo estaba por los suelos –Velaremos a su padre en el árbol donde Shun y Rong se casaron, que todos puedan despedirlo-

-Sí, madre… Akame, suelta a papá-

-N-No quiero-

-Akame, hija-

-No, mamá- susurró entre sollozos, sin dejar de abrazar el cuerpo de su padre –No quiero que se vaya-

-Yo tampoco quiero, mi amor, pero ya no podemos hacer nada-

Aunque le tomó algunos minutos, logró que lo soltara, aferrándose ahora a ella. La mano derecha de su esposo se presentó en su casa, en compañía del trío de idiotas –Mi señora- dijo Tao, haciendo una leve reverencia. La pelinegra asintió con la cabeza, los 4 hombres tomaron los extremos de la camilla donde había sido depositado el cuerpo de Shan Yu. Salieron ante la atenta mirada de todos los Hunos y lo colocaron sobre una especie de altar adornado con flores de todos los colores. El resto del día, la gente de la aldea se acercó a su cuerpo para despedirlo, pero con la llegada del nuevo amanecer, también había llegado el momento más duro en la vida de toda persona

-¿Crees que papá está bien donde sea que esté? ¿Creen que se sienta solo?- preguntó Maylin al ver como incluso personas de las aldeas vecinas habían llegado para despedir a su padre

-Tal vez… Esté con los abuelos, con Xiao, y con Hayabusa-

-Hijos… Ya es hora-. Cuando escucharon las puertas de la casa principal abrirse, todos los presentes se hicieron a un lado, formando una especie de camino. Mulan, acompañada de sus hijos, se dirigieron a paso lento hasta el cuerpo de Shan Yu. Lo apreció por algunos segundos, mirando con detalle como sus cabellos y su peculiar bigote habían adquirido un tono grisáceo en los últimos años; acarició su rostro con ternura antes de mirar a su pueblo –Sé que mi amado esposo se fue tranquilo por haber logrado su objetivo: Darles la libertad de elegir su propio camino y liberar a China de la tiranía. Aunque me siento destrozada, también le estoy agradecida por haberme hecho tan feliz en estos años. Hoy despedimos a un gran líder, un padre, y un esposo-

-Me enaltece ver los frutos que mi padre cosechó con su esfuerzo y liderazgo. Mi padre, Shan Yu, ha pasado a formar parte de los grandes guerreros que ha visto nacer estas tierras. Sé que su historia se contara de generación en generación y nosotros, los que quedamos, nos aseguraremos de continuar su legado- anunció Lin, con voz firme, todo el pueblo aplaudió sus palabras y gritaron entre vivas el nombre de su antiguo líder

Nuevamente, la matriarca miró a su esposo; tal vez era su imaginación, pero logró apreciar una leve sonrisa. Aquello la hizo sentir más tranquila, con una sonrisa, depositó un beso en sus labios –Nos veremos pronto, mi amor-. El cuerpo de Shan Yu fue llevado hasta aquel oasis donde se entregó a él por primera vez, entre lágrimas, fue enterrado por sus hijos varones. Una vez que la tierra relleno la fosa, sus hijas la decoraron con ramos de flores. Y, a modo de distinción, Mulan clavó su espada en el suelo. Pasado un largo momento en silencio, todos se retiraron a sus hogares en silencio; sabiendo que su madre estaba por un momento difícil, y quería estar sola, así que no le impidieron encerrarse en su habitación –Mushu… ¿Puedes verlo?-

-Sí, preciosa-

-¿Qué te dice?-

-Él está tranquilo, dice que cuide de ti y de los niños-

Sonrió, mientras otra pequeña lágrima rodaba por su mejilla –Gracias por todo, Shan Yu, te amaré por siempre-

Los años pasaron, las estaciones iban y venían, los pequeños crecían y formaban sus propias familias. Pero para Mulan, el tiempo parecía una eternidad, miró como sus cabellos azabaches se tornaban del mismo color que su esposo. Vio a sus hijos tener los suyos, y vio a sus nietos crecer entre esa enorme y loca familia, sus amigos y sus aliados de Shan Yu partieron ante sus ojos. Sabía que ella sería la siguiente, y ansiaba ese momento -¿Mushu?-

-Si, Shen, ha llegado su hora. Es mejor que estén con ella-

En silencio, todos sus hijos entraron a la habitación de su madre. A pesar de que sus fuerzas se habían desvanecido con el pasar de los años, esa cálida sonrisa que siempre les dirigía jamás abandonó su rostro –Mis niños… No quiero que tengan miedo, estoy bien, porque tuve una vida maravillosa-

-¿F-Fuimos buenos hijos, mamá?- preguntó Maylin, con la voz entrecortada

-Los mejores, mi amor-

-Te vamos a extrañar mucho, mamá-

-Y yo a ustedes, mis niños. Esto no es un adiós, es un hasta pronto… Los amo, hijos-. Ante sus ojos vio pasar los momentos más importantes de su vida. Vio cuando jugaba con su padre bajo el árbol de cerezos, la primera vez que vio a Shan Yu siendo ella una niña, el día que la rescató en las montañas, cuando encontraron a Lin, la primera vez que se entregó a él, su boda, el nacimiento de sus hijos. Fue como vivirlo nuevamente. Cerró sus ojos, y al abrirlos, se encontró en un lugar completamente oscuro -¿Dónde estoy?-

Al mirar sus manos, noto como estas estaban libres de arrugas y tersas como la seda, de alguna u otra forma, había retomado su apariencia juvenil; la misma edad en la que su vida cambió. Un peso extra se posó sobre su hombro, era Hayabusa, sonrió mientras acariciaba su cuello -¿Te hice esperar mucho, mi flor?-

Su respiración se cortó cuando escuchó esa voz, se giró, encontrándose frente al amor de su vida. Lucia exactamente igual que aquel día en las montañas –S-Shan Yu…- susurró, antes de correr hacia él. Su abrazo le confirmó que no se trataba de una ilusión, realmente estaban juntos de nuevo –Te he extrañado tanto-

-Y yo a ti, mi amor-. Sintió como ese cosquilleo en su vientre apareció al sentir sus labios apoderarse de los suyos en un tierno beso, claro que eso no lo salvó de recibir un ligero golpe en su pecho –Ouch, ¿Y eso porqué?-

-Por haberte ido tan pronto-

-Créeme, preciosa, tu padre me ha dado el mismo sermón desde entonces. Pero ahora estaremos juntos para siempre-

-Tengo tantas cosas que contarte. Nuestros hijos se han casado, y sus niños son tan…-

-Lo sé, hija, Mushu nos ha mostrado todo lo que ha pasado en estos años-. Detrás de su esposo, aparecieron sus padres, Xiao, incluso sus amigos –Creo que alguien desea verte-

Nuevamente miró detrás suyo, ahí estaba Khan, al lado de la yegua de su esposo –Oh, Khan… Mi fiel amigo- susurró mientras acariciaba su rostro. Dirigiéndole una sonrisa a Shan Yu, subió al lomo de su corcel -¿Vamos?-

-Hasta el final de las eras, mi flor-

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-Mushu, ¿Ellos están juntos?-

-Ahora lo están, Shun, ahora y para siempre-

-Se que mamá está feliz junto a nuestro padre, la muerte los separo por varios años, pero la eternidad los ha vuelto a unir. Debemos preparar todo para que sea enterrada junto a papá-

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-¿Encontraron algo que valga la pena?-

-Sí, señor, y es algo que cambia gran parte de lo que conocemos- respondió mientras sacaba un viejo rollo de papel –Esta es la verdadera leyenda de Fa Mulan. Ella se unió a los Hunos para derrocar al antiguo imperio. Todo lo que escuchamos es lo contrario-. De pronto, y para su desconcierto, el jefe de aquella investigación encendió una pequeña fogata y arrojó el rollo. A los pocos minutos se volvió cenizas

-Nadie, absolutamente nadie, debe enterarse sobre esto. Nada ha cambiado, la historia que conocemos es la única que existe-