El estadio extasiado por la victoria a excepción de la Universidad del Reino Unido en Oxford era todo un caso. Había un revuelo en el campo, montones de papelitos dorados aparecieron de pronto y nublaron un poco la visión de lo qué ocurría, además las familias e invitados de "The London Team" se abrazaban y gritaban al equipo a la distancia lo emocionados qué estaban por la reciente victoria.

¡Habían ganado!

Salvo por una persona qué pareciera pertenecer al equipo rival.

Lily, se había quedado estática en su asiento. Unos cuantos metros los separaban del campo, pero no le impidió darse cuenta entre el alboroto de su familia y amigos qué Harry y Draco se estaban besando, frente a la multitud. Todo corrió en cámara lenta y sintió una opresión en el pecho, aquella sensación fue mucho más familiar de lo qué aparentaba, no podía estarle pasando, no con su hijo.

Lily se levantó de su asiento en medio del jolgorio y se dirigió a un sitio lejos de ahí.

—Lily, ¿A dónde vas? —preguntó James.

La mujer ignoró a su esposo y continuó su camino.

—¿Qué pasó? —preguntó Sirius.

—No lo sé, quizá quiere bajar al campo y felicitar a Harry pero no nos han dado la indicación —opinó James.

—O quiere ir a dónde la reina va sola —murmuró Black en su oído.

James le miró con una molestia mal fingida.

—¿Qué? —dijo Sirius inocente.

Decidieron esperar unos minutos a qué Lily volviera antes de ir a buscarla. Lo más importante en ese momento era festejar el triunfo.

No obstante Lily no era la única persona en desacuerdo con el beso de Harry y Draco, a unos cuantos metros sobre el campo un chico los miraba con desprecio, las cosas no se iban a quedar así.

...

—¿Están listos para la fiesta? —preguntó Neville.

—Ni lo imaginas —respondió sarcástico.

—¿No piensan ir? —preguntó el muchacho observándolos a ambos.

—Sí, pero estamos cansados —respondió Harry.

—¿Cómo sigues de tú golpe?

—Mejor, pero adolorido

—Por eso me preocupa qué vayamos —dijo Draco.

—Lo imagino —respondió Neville—, pero anímense, aunque sea vayan un rato, nos lo merecemos después de todo lo qué pasamos para llegar aquí

—Ni qué lo digas —dijo Harry.

—Por cierto, Ron me dijo qué fueras a buscarlo para darte tu medalla antes de irse

—Me había olvidado qué él la tiene —dijo—, amor, ¿me esperas?

—Claro —respondió el rubio y le dio un beso rápido en los labios.

—Te acompaño —dijo Neville.

Los dos amigos caminaron en dirección a los tocadores qué era dónde se encontraba Ron. Habían terminado de ducharse al cabo de la premiación, sus familias los esperaban por lo qué no volverían a tomar el autobús y sería entonces cuándo confesarían su relación. Draco no estaba asustado por la reacción de su familia, ni siquiera por la de Harry, a excepción de Lily, quién no lo miraba con buenos ojos, y no quería qué Harry se viera en la difícil situación de elegirlo a él o a su madre, prefería no pensar en eso.

Draco terminaba de guardar la ropa sucia en un compartimento de la amplia maleta cuándo escuchó pasos cerca de él.

—Oye amor, estaba pensando si vamos un rato a la fiesta y… —alzó la cabeza para ver a su novio, pero grande fue su sorpresa de qué no era Harry quién estaba cerca.

—Claro, ¿A dónde quieres ir? —preguntó el muchacho.

—¿Qué haces aquí Walker? —musitó Draco, observando a su ex cuál cucaracha.

—Uy, qué agresividad —dijo Joseph—, sólo vengo a felicitarte por el triunfo, debo admitir qué no creíamos qué una escuela del estado nos fuera a derrotar

Draco se río burlón.

—No sabes cuánto lo estoy disfrutando —dijo.

—¿Cómo has estado? —preguntó Joseph.

—No te importa

—¿Por qué eres así conmigo Draco? yo te quiero mucho

—Tú no tienes idea lo qué significa la palabra querer… —Draco lo fulminaba con la mirada.

—Eso crees tú —murmuró Joseph—, déjame demostrarte lo arrepentido qué estoy de haberte tratado mal

—Sí no te sentiste mal en su momento ¿Por qué ahora sí?

Joseph bajó la guardia y desvió su mirada de él.

—Lo sabía, mejor vete, no quiero qué mi novio regrese y piense algo qué no es —dijo Draco.

—Entonces el tipo con el qué estabas si es tú novio —escupió Joseph.

—Él tiene nombre y sí, es mi novio, y por favor lárgate, no quiero verte nunca más

—Pero Draco yo…

—Ya lo escuchaste, lárgate —anunció una voz a espaldas del rubio.

Draco volteó, ligeramente asustado, y se encontró de lleno con Harry.

—Amor te juro qué no es lo qué parece —intervino el rubio.

—¿Ah no? —preguntó Joseph con ambas cejas levantadas, retando a Harry con la mirada.

—No, te decía que me dejaras en paz —remarcó Draco, volviendo su mirada a su ex.

Joseph soltó una risa burlona.

—¿Estás sordo o qué? —gruñó Harry.

—No se me da la gana irme, yo asisto a esta universidad por si no lo has notado —recalcó Joseph.

—Gracias al cielo nosotros no —dijo Harry—, pero basta de charlas tenemos qué irnos ya

—Vámonos

Draco tomó su maleta, la de Harry, y ambos chicos salieron a prisa de los vestidores sin mirar atrás.

—Lo pagarás muy caro Potter, nadie me quita a Draco —murmuró para sí mismo.

...

Draco detuvo su andar antes de llegar al estacionamiento, dónde sus familias los esperaban.

—¿Amor? —murmuró Draco.

El rubio tenía miedo de qué Harry hubiera malinterpretado algo, él no quería a su ex, no tenía sentimientos buenos ni malos hacía Joseph, no obstante por su novio sí, y era lo qué más le aterraba.

Harry se detuvo frente a él, le dirigía una mirada indescifrable.

—Ese tipo era tú ex novio ¿no? —preguntó Harry con un hilo de voz.

Draco tiró las armas, mentirle a Harry sería un error y empeoraría las cosas.

—Sí —murmuró.

—¿Qué te dijo? —preguntó Harry.

—Amor no tiene caso decirlo por qué es un pasado qué ya enterré, mi presente y futuro es contigo —dijo el rubio.

Harry bajó la guardia y se acercó a su novio y lo rodeó con sus brazos. Draco soltó ambas maletas, las cuales cayeron sobre el césped, para corresponder al abrazo.

—Tengo miedo de perderte —dijo con voz quebrada.

Draco soltó todo el aire retenido por sus pulmones y sonrió sobre su hombro, sobando la espalda de Harry.

—No me perderás cariño, nunca —prometió—, te quiero con todo mi corazón

Harry sollozó, y apretó más el abrazo.

—Yo también te quiero —dijo Harry.

Estuvieron abrazados unos minutos más hasta qué Harry se tranquilizó, Draco se aseguró qué estuviera bien y el azabache se lo agradeció, al sentirse seguros de retomar su camino, recordaron lo qué seguía: confesar su relación a sus familias.

...

Faltaban dos horas para la fiesta, la mayoría de los alumnos se había retirado en compañía de sus familias y otros tomaron de nuevo el autobús qué los llevaría a la universidad. Mientras qué las familias Potter y Black se trasladaban en la camioneta de Andrómeda a un restaurante para celebrar el reciente triunfo, a excepción de Lily quién había decidido irse con su hermana para qué el trayecto fuese más cómodo. James seguía preocupado por su esposa después de verla salir a prisa del estadio rumbo a la camioneta de Danna sin esperar a su hijo, ni siquiera para felicitarlo. A Harry le preocupaba su madre, no obstante la felicidad qué sentía en ese momento no podía compararla con nada.

—¿Remus se fue con los padres de Neville? —preguntó Cissy.

—Sí, me habría encantado qué viniera con nosotros pero al menos hemos entablado una

conversación amena —Sirius sonrió.

—Nunca pensé qué alguien te causara tal nerviosismo —dijo Andrómeda, conteniendo una risa.

Sirius rodó los ojos.

—Concéntrate en no chocar, necesito llegar vivo a mi boda con Remus —objetó el hombre.

James se carcajeó.

Por otra parte, los chicos estaban enfrascados en otra conversación, la algarabía de los adultos no les impedía estar atentos a ello.

—Entonces cuándo confiesen su relación nos hacemos los sorprendidos —dijo Pansy.

La risa de Nymphadora resonó en la parte trasera de la camioneta, no obstante ningún adulto prestó atención.

Harry y Draco se sonrojaron.

—¿Creyeron qué no íbamos a darnos cuenta? —murmuró Pansy.

—¿Pero… cómo…? —titubeó Draco.

—Dejarlos solos el día de año nuevo nos dio una pista de lo qué ocurría, además es obvio cómo se miran —objetó Tonks.

Harry balbuceó algo indescifrable y las chicas frente a ellos se rieron con ganas.

—Están bien si no lo quieren decir, pero saben qué tienen nuestro apoyo —dijo la hermana del rubio.

Draco sonrió.

—De hecho vamos a confesarlo en el restaurante —murmuró Harry.

—¿Qué? —dijo Tonks.

Pansy se había cubierto la boca con la mano y los miraba con sorpresa.

—No le vemos el caso para seguir ocultándolo, queremos ser felices en privado y en público —dijo Draco.

—Es una gran decisión, aunque Lily no te quiera —dijo Tonks.

—Estoy aterrado —admitió Draco.

—Hemos pensado en esa posibilidad pero si mi madre no lo acepta lo sentiré mucho por ella, no renunciaré a mi felicidad por complacerla —aseguró Harry.

Draco a su lado le sonrió y tomó su mano en señal de apoyo, Pansy y Tonks sonrieron satisfechas.

Un par de minutos más tarde, la camioneta se estacionó frente al restaurante y un valet parking los recibió, el hombre hizo la nota correspondiente el vehículo y lo llevó a estacionar luego de qué bajaran. La entrada al lugar era muy bonita, tenía una pequeña escalera qué conectaba a un balcón el cuál estaba rodeado de césped y algunas flores, y al frente de la subida estaban unas puertas de cristal con el nombre del restaurante, detrás una mujer rubia los esperaba para otorgarles una mesa.

—Tenemos reservación en el salón —dijo Sirius.

—¿A nombre de quién? —preguntó la mujer.

—Sirius Black —mencionó.

La mujer buscó en la computadora el nombre y cuándo lo encontró les indicó qué los estaban esperando y un mesero los acompañó hasta el lugar. El estómago de Harry se iba cerrando conforme caminaban al salón, el cuál tenía mesas más grandes y elegantes.

Al cruzar el umbral bajaron un par de escalones y dieron un par de pasos más hasta llegar a la mesa.

—Hola —saludó Sirius—, sentimos el retraso

—¿Han ordenado ya? —preguntó Andrómeda a la par qué tomaba asiento.

—No, los estábamos esperando, revisamos el menú —respondió William, el padre de Blaise.

—Les entregó la carta —dijo el mesero, otorgándoles una carpeta a los recién llegados.

—Gracias —dijo Cissy.

—¿Estás bien Lily? —preguntó James a su mujer, muy cerca de su oído, no obstante Harry no perdió detalle.

—Sí —respondió con frialdad.

James quiso agregar algo, pero sabía qué no era lugar ni el momento, esperaría a llegar a casa para hablar con su mujer.

...

La comida había transcurrido alegremente, las familias no dejaron de felicitar a Harry y Draco por la merecida victoria.

Narcisa y Pansy habían pegado el grito en el cielo al enterarse dónde se jugaría la final, no obstante no dejaron de apoyar a Draco y asegurar qué era una prueba qué debía pasar y rectificar por el mismo qué su pasado le había dejado de afectar.

Durante el postre y las amenas pláticas Harry había decidido qué era el momento de revelar su secreto y antes de tomar la palabra observó a su alrededor con detenimiento; su madre, tenía los ojos rojos e hinchados, señal de qué había estado llorando y él se preguntaba el porqué, y al igual qué Lily, su tía había estado seria y hablando muy de cerca con su hermana, Blaise miraba a Harry y Draco con pena y algo más qué no lograba descifrar.

Draco apretó la mano de Harry cuándo los adultos guardaron silencio, era ahora o nunca.

El azabache asintió sutilmente, tomó una bocanada de aire y tomó la palabra:

—Ahora qué nos hemos reunido todos, Draco y yo queremos decirles algo —habló Harry, con nerviosismo.

—¿Qué pasa? —preguntó Narcisa.

—No me digan qué hicieron trampa para ganar el juego —Sirius observó a los tres chicos, integrantes del equipo.

—No, para nada —aclaró Draco—, se trata de otra cosa

Sirius pareció comprender el mensaje y levantó ambas cejas, en señal de sorpresa.

—¿Entonces? —preguntó James.

Harry volvió a tomar aire para hablar pero fue Draco quién se adelantó.

—Queremos decirles qué… Harry y yo —hubo una breve pausa—, tenemos una relación… sentimental

—Somos novios —aclaró Harry.

Los adultos tenían expresiones de sorpresa, Cissy se llevó ambas manos a la boca,

Andrómeda no reaccionó tan diferente a su hermana, Pansy y Tonks se sonrieron cómplices, Blaise quién sospechaba qué había algo extraño ahí, les miraba con asombro y algo parecido a preocupación, Sirius les sonreía ampliamente, James se había quedado estático, los padres de Blaise compartieron una mirada de angustia y lo qué rompió el silencio en la mesa fue el sollozo de Lily.

—Mamá… —dijo Harry.

—¡Tú no vas a salir con él! ¡Eso no está bien Harry! —dijo la pelirroja.

—¿Y por qué no mamá?, soy muy feliz y deberías comprender…

—Lily por favor, nuestro hijo ya está grande y ya había dicho esto una vez; el qué Harry salga con un chico no cambiará el cariño qué le tengo —interrumpió James—, yo te apoyo hijo, me alegro mucho por ti, les deseo toda la felicidad del mundo, se lo merecen

—¡No! —explotó Lily y se levantó de su lugar de un salto—, ¡No está bien ser así!

—¡Lily cálmate! —dijo su esposo y tiró del brazo de la mujer en un intento de qué volviera a su asiento pero ella se resistió.

—Debería darte gusto por tú hijo, ¿qué más da si le gusta un hombre o una mujer? ¿o acaso me estás rechazando a mi también? —dijo Sirius, el hombre tenía la mirada dolida.

—¡Es diferente! —objetó Lily.

—¡Es igual! —le recriminó Sirius.

—Lo más importante para una madre es la felicidad de sus hijos —dijo Cissy.

—No sabes lo qué dices, no sientes mi dolor por todo lo qué he pasado —reclamó la pelirroja.

—A mi no me hables de dolor, lo qué mis hijos y yo vivimos a lado de mi ex marido, era un infierno, y no lo harías soportado —objetó la mujer.

—¡Tú hijo es un…!

—¡No te atrevas a terminar la frase por qué no respondo y se me olvidará todo el respeto qué te tengo! —amenazó Narcisa.

—¡Lily! no te voy a permitir qué hables mal de nadie —James había comenzado a enfurecer.

—¡Mamá no vas a hablar mal de mi novio! —la voz de Harry resonó entre las murmuraciones—, pensé qué te alegraría qué fuera feliz pero veo qué no y lamento decirte qué no voy a renunciar a él

—Qué decepcionada estoy de ti Harry —sollozó su madre.

—Lily por favor, has armado todo un espectáculo —dijo su marido.

En ese momento se percataron de qué los comensales tenían la mirada fija en ellos, por un instante Harry y Draco se arrepintieron de haber confesado la verdad, sin embargo parecieron comprender qué la reacción de Lily no habría sido diferente estando solos.

—¡Me largo! —dijo la mujer y sin mirar atrás dio media vuelta.

—¡Lily! ¡No te puedes ir sola, te llevo a casa! —dijo su hermana.

—Las llevo —dijo William y se apresuró a dejar efectivo sobre la mesa antes de observar a su hijo— Vámonos

Blaise asintió sin decir una palabra, observó a su primo y a Draco y les sonrió con tristeza, se levantó y siguió a su padre.

—¿Qué pasa con Lily? —preguntó Sirius.

—No lo sé —murmuró James y desvió la mirada de la familia de su esposa después de qué ella se perdiera de vista para observar a Narcisa—, lo siento de verdad no fue mi intención qué Lily se comportara así, Draco de verdad lamento esto y les pido disculpas por su comportamiento

—Papá no tienes porqué disculparte, fue ella quién actúo así

—Es mi deber, de verdad lo siento, no quiero qué por esto etiqueten mal a Harry —dijo James, sus ojos se llenaron de lágrimas.

Narcisa se levantó de su asiento y rodeó la mesa para ir con James y brindarle un abrazo reconfortante.

—Gracias por defender a mi hijo —murmuró.

—Es un buen chico y no veo a alguien mejor para mi hijo, hacen una gran pareja —dijo James.

Draco y Harry se sonrojaron.

—No dejen qué nadie arruine su felicidad —dijo Pansy.

—Pase lo qué pase —agregó Tonks.

Los chicos les sonrieron y los cuatros se abrazaron con cariño.

...

—¿Vas a estar bien? —le preguntó Draco.

—No lo sé —admitió Harry.

—¿Quieres qué me quede contigo?

Harry observó a Draco durante largos segundos, se encontraban de pie sobre la acera, frente a la casa del primero. Sirius le había pedido de favor a su prima Andrómeda, llevar a James y Harry a casa, para hablar con su madre, aunque ninguno estuviera dispuesto, Sirius les aconsejó enfrentar la situación, además él se presentaría en calidad de apoyo moral, si es qué ellos aceptaban.

—Sí, tengo el presentimiento de qué voy a necesitarte —murmuró Harry, y se lanzó a los brazos de su novio.

—Estaremos juntos en esto —dijo el rubio.

Harry apretó más el abrazo.

James y Sirius hablaban a una distancia prudente de la camioneta dónde las mujeres Black esperaban.

—Le diré a mi madre ¿sí?

Harry no respondió pero asintió.

Draco se apartó minutos después de su novio y caminaron juntos a la camioneta para sacar sus cosas, el rubio tenía el presentimiento de qué esa noche ninguno la pasaría en casa.

—Si quieres que vayamos por ustedes nos dicen, no importa la hora —dijo Cissy.

—Sí mamá, pero si es muy tarde veremos qué hacer ¿Sí? no te preocupes, estaremos bien —aseguró Draco.

—De acuerdo, pero no dejes de avisarme

Draco le prometió más veces de las qué logró contar qué estaría bien, qué Harry lo necesitaba. Su madre lo entendió y admiró todavía más a su hijo.

—Cuídense mucho —dijo Narcisa—, Harry, deseo de todo corazón qué la situación se resuelva

—Gracias, espero lo mismo —Harry le sonrió débilmente.

—Estaremos aquí para ustedes —dijo Nymphadora.

Nuevamente agradecieron a la familia Black por el gran apoyo. Minutos después Sirius se acercó a la camioneta y compartió un par de palabras con sus primas, en ese instante James llamó a su hijo y Draco lo alentó a ir.

—¿Estás listo? —preguntó James.

—No lo sé, tengo el presentimiento de qué no me gustará escuchar las explicaciones de mamá —admitió Harry.

—Siento lo mismo —James soltó un suspiró y abrazó a su hijo.

Transcurrieron un par de minutos cuando Sirius y Draco se acercaron a ellos.

—Llegó la hora —anunció Sirius.

Por un instante Harry creyó qué iría camino a su muerte, se apartó de su padre y fue directamente a su novio. Sirius palmeó el hombro de James con cariño y en señal de apoyo. En ese momento un sonido de claxon los sacó de sus pensamientos, las hermanas Black junto a sus hijas se despedían de ellos, y les devolvieron el saludo con la mano.

Cuando la camioneta plateada se perdió de vista se observaron unos a otros y al fin decidieron entrar a la casa.

—Será mejor qué hablen a solas —sugirió Sirius—, Draco y yo esperaremos en la cocina

—Sí —respondió James cuando estuvieron frente a la puerta la cuál Harry abrió.

La casa de Harry no había cambiado mucho desde el día de Navidad, conservaba el aire armonioso y hogareño. Tal vez Draco lo hubiera externado si no se percibiera en el ambiente una energía triste y apagada.

—Siéntanse en su casa —dijo James rodeando a su hijo por los hombros.

—Creí qué ya era mi casa —bromeó Sirius, intentando aligerar el ambiente, y fallando en el intento.

Draco quiso decirle algo a Harry pero no se atrevió a hablar frente a los adultos, por lo qué una mirada bastó para decirle qué todo estaría bien y qué lo quería mucho. Harry asintió levemente y volvió la mirada a su padre, y antes de pensarlo más y arrepentirse decidieron acabar de una vez por todas esa situación.

...

Cuando subieron el último escalón y llegaron al pasillo escucharon ruido proveniente de la habitación de James y Lily, Harry estuvo a punto de salir corriendo pero se recordó qué si estaba ahí era para no bajar la cabeza ante su madre y brindarle apoyo a su padre.

Ambos Potter entraron a la habitación sin tocar la puerta y la imagen qué tuvieron enfrente los dejó sin aliento.

Una maleta negra tendida sobre la cama qué el matrimonio Potter había compartido durante más de veinte años, tenía prendas desordenadas qué Lily echaba sin fijarse en ello.

—Lily ¿Qué haces? —preguntó James.

—¿Qué te parece qué hago? —respondió la mujer a la defensiva.

—Mamá ¿qué sucede? —preguntó Harry.

—¡Tú eres el menos indicado para hablar! —gritó la pelirroja.

—¡Lily! ¡Basta! —le gritó su esposo.

—¡Me largo de esta casa! —gruesas lágrimas comenzaron a resbalar por el pálido rostro de la mujer.

—¿Por qué? —preguntó James.

—¡No voy a compartir el techo con ninguno de ustedes! —señaló la mujer.

—Es una broma —dijo el mayor.

—Nunca he hablado más en serio en mi vida —aseguró—, pensé en echar a Harry pero tú no lo ibas a permitir, así qué me voy yo

—¿De verdad vas a llegar a este extremo por una tontería? ¡Te desconozco! —musitó su esposo— pero te advierto qué si cruzas esa puerta lo único qué verás de mí será la demanda de divorcio

Lily se soltó a llorar más fuerte, aventó unas blusas al interior de la maleta y se cubrió el rostro con las manos.

—¿Qué tan difícil es entender qué estoy enamorado? —preguntó Harry con un hilo de voz.

—Nada si lo estuvieras de una mujer —sollozó su madre.

—Dame una razón para comprenderlo —dijo Harry

Lily observó a los dos hombres de su vida frente a ella por largos segundos antes de hablar, ellos siempre serían su todo, pero no así, no a costa de llevar el corazón roto de por vida. Y si al final iba a dejarlos lo mínimo qué podía hacer era contarles la verdad de una vez por todas, además no creía tener el valor para decir aquello en total calma, era ahora o nunca.

—Por qué sé lo qué se siente, cuándo alguien te cambia por un hombre —sollozó su madre.

—¿Y cuándo he cambiado a alguien por un hombre? —preguntó Harry.

—Quizá tú no lo sepas pero allá afuera podría existir una chica a la qué le hayas roto el corazón —murmuró Lily.

—¿Por qué dices eso? —preguntó James.

Lily tomó una bocanada de aire antes de retomar la palabra.

—En la universidad había un chico del cuál me enamoré, mucho antes de conocerte —comenzó Lily—, pero a él le gustaban los hombres y yo no tenía idea. Transcurrieron unos meses y decidí acercarme a él, era atento un poco serio pero tenía un lado tierno qué lo hacía ver más atractivo ante mis ojos. Un día lo invité a salir pero él se negó, me dijo qué era mejor terminar nuestra amistad o lo qué fuera qué tuviéramos, qué yo no era su tipo por qué él era gay

Lily sollozó. James y Harry la miraban atónitos.

—Me rompió el corazón y tuve mucho miedo de fijarme en otra persona, por eso te rechazaba cuando me pedías salir, creí qué te interesaba burlarte de mí, qué de alguna manera todos sabían lo qué me estaba pasando —confesó—, pero no, y a pesar de cómo él finalizó la relación de amistad entre nosotros, lo he defendido hasta el día de hoy por qué nunca dejé de quererlo y si me casé contigo fue para olvidarlo…

James sintió cómo sus piernas le fallaban, tuvo qué detenerse de la pared para no caer, a Harry le habría encantado ayudar a su padre pero en ese instante no tenía la capacidad de moverse, estaba en shock.

—Todos estos años he estado enamorada de…

Lily no estaba segura de continuar, y a James no le hizo falta qué dijera el nombre, tuvo una gran corazonada para deducir de quién se trataba, aquella persona qué le había destrozado el corazón a Lily, y qué por consecuencia ella se lo había destrozado a él y a su hijo.

Severus Snape.

No podía ser verdad, no podía estarle pasando.

*̥*̥

Ha sido uno de los capítulos más fuertes y llenos de emociones qué verán, pero antes de continuar con el drama tenía qué relevar el secreto de Lily por qué más adelante me sería difícil, además la necesidad de Draco y Harry de vivir su amor libremente era necesario para ellos, lo cuál me encajaba en la trama por qué desde un principio vimos a Lily siendo muy sobreprotectora con Harry, entonces había material para llegar a este punto, espero les haya gustado o quizá algunos lo imaginaban.

Lo segundo, sabemos qué Joseph no se quedará de brazos cruzados viendo como según él Draco se va de su lado, entonces tenemos un pequeño inconveniente, y me atrevo a decir pequeño porque lo más fuerte ya vendrá, por ahora disfrutemos de los capítulos melosos, pero no se preocupen, siempre encontrarán un final feliz e igual de romántico y dulce qué da diabetes jajaja

Agradezco mucho su apoyo, y las lecturas qué me brindan a diario y cada semana con los capítulos nuevos

Nos vemos en la próxima

Ale