Cap 5 - La Dra. Ritsukostein
La doctora de las instalaciones NERV se encontraba analizando las muestras de sangre del joven piloto, pensando como hacer el suero del amor, sonreía frenética mientras veía la cadena de proteínas y fantaseaba con lo que haría al poseer dicho elixir; sin embargo, una pequeña duda la embargaba, - ¿Y sí el suero se convertía en un virus contagioso? - dudaba la doctora, pero sus dudas se despejaban rápidamente al contemplar una situación controlada, por otra parte, el joven piloto se encontraba en los vestidores quitándose su traje con dificultad, - No entiendo, cuando llegué el traje me quedaba bien, y ahora está bastante apretado - decía mientras con dificultad se desnudaba, al otro lado de los vestidores las chicas escuchaban los quejidos al aire del muchacho, y Asuka se imaginaba con clamor como es que el joven había crecido, - Wow, eso es nuevo - escuchaba desde el otro lado, mientras la alemana se sonrojaba más y más, por el otro lado, la alvina no pudo evitar hacer lo mismo; sin embargo, era más reservada, disimulando su sonrojo. Al parecer Shinji no solo tenía pequeño su traje, también su camisa quedaba más ajustada, y al estar frente al espejo, se dio cuenta de que estaba más alto, sus músculos estaban más pronunciados y a juzgar por su rostro, se había acentuado su barbilla. - Okey, esto no es normal - pensaba el joven, al terminar de vestirse, decidió irse de inmediato a los laboratorios de Ritsuko, al encaminarse directamente no pudo evitar encontrarse con las pilotos de los evas 02 y 00, la pelirroja no pudo evitar observarlo, más alto y a juzgar por sus ropas, sus brazos eran más gruesos, - ¿Eres tú Shinji? - preguntó la alvina, él solo pudo asentir con su cabeza, ambas chicas no pudieron evitar sonrojarse y sentirse atraídas ante tal cambio, - Creo que hay algo malo en mí, necesito ir a donde la doctora Ritsuko - se justificaba el muchacho antes de seguir su camino, la alemana se encontraba sonrojada, nunca pensó que el chico escuálido se iba a transformar en tremendo muchacho y mucho menos que en tan poco tiempo, su plan se estaba inclinando ante el joven piloto.
En la oficina de Ritsuko se escuchó como alguien tocaba a la puerta, - Doctora Ritsuko, ¿se encuentra? - se escuchaba una voz al otro lado, a juzgar por el tono, es de un joven entre 17 y 20 años, - Claro que me encuentro, ya voy - afirmaba la rubia mientras guardaba la información de su investigación privada, al abrir la puerta, observo un Shinji Ikari de figura más gruesa, más alto y de cabello ligeramente más largo, la rubia al observarlo no pudo evitar ruborizarse, el muchacho se veía bastante bien, - Doctora, creo que tengo un problema - afirmaba el piloto, la doctora sabía que el joven hijo del comandante estaba pasando por las mieles de su hiperpubertad, y por lo visto también estaba dándole atributos mucho más grandes que su genética ofrecía, - Amm Shinji, creo que es la pubertad, es un proceso normal para jóvenes de tu edad - decía la mujer mientras examinaba el cuerpo del muchacho, no sabía si eran las hormonas que expulsaba o que la mujer hacía más de 5 meses que no estaba con alguien, pero no pudo evitar sentirse atraída y un poco excitada examinando al hombrecito, - Lo se doctora, pero en menos de dos días los cambios han sido extremadamente notorios, siento que es algo anormal - decía preocupado el joven, por su lado Ritsuko se sentía culpable del experimento que estaba realizando en el chico, si alguien se llegara a enterar, sería despedida o peor, encarcelada, pero su conejillo de indias humano respondía perfectamente, muy perfectamente diría ella, y le había ahorrado años y años de humillación, a decir verdad le había ayudado.
Mientras Ritsuko se daba la vuelta para dejar su estetoscopio, el piloto sintió otro cambio, esta vez en sus pantalones, cierta parte de su anatomía había crecido y solo por ver la cintura de la hermosa doctora, esa parte se hinchaba con fuerza, - Doctora, creo que tengo otro problema - decía esta vez con timidez el joven, fue cuando rubia se decidió voltear para observar como el joven se tapaba forzosamente su parte privada, ahí entonces ella entendió que el niño ya no era tan niño, y a juzgar por como inútilmente cubría esa parte, podría decir que el chico calzaba grande.
La mujer se ruborizó con fuerza, demasiada fuerza, el chico de igual manera, - Bueno Shinji, creo que esa parte solo te puedes ayudar tú - decía la rubia mientras su mirada intentaba alejarse, - Dios mío, solo a simple vista se ve enorme - pensaba para sí la doctora, mientras una imagen mental se asomaba a su mente, de repente optó por pensar en otra cosa para despejarla, pero el aroma junto con su imaginación y los meses que había pasado sin una fuerte intimidad, le estaban jugando en contra, - ¿A qué se refiere? - decía el chico mientras se ruborizaba fuertemente imaginando a la doctora de maneras poco decorosas, - Tú sabes, jalar el ganzo, sacudir la nutria, emm practicar el onanismo - decía la doctora mientras intentaba mirar hacia otro lado, fue cuando de repente se le ocurrió una idea, sin darse cuenta por qué lo había pensado, pero en momentos desesperados medidas desesperadas, - te lo voy a demostrar - fue cuando la doctora mientras miraba a otro lado, posó su mano en la hombría del piloto, el incrédulo joven quito sus manos de ahí, la rubia empezó a frotar con suavidad el primer al mando de Shinji, - Dios mío, esto es enorme - decía para sí la doctora mientras cierta parte de ella ardía con fuerza, el chico no pudo evitar soltar uno que otro gemido, así fue durante un buen momento hasta que el piloto no pudo resistir más y culminó furiosamente en sus pantalones.
-Ay dios mío - exclamaron ambos, momentos después y un cambio de pantalones más tarde, ambos se encontraban muy ruborizados y bastante avergonzados para verse al rostro, - y eso debes hacer cuando tengas eso así, solo que sin pantalones ni ropa interior - decía la mujer mientras miraba al opuesto que el joven, el chico solo asentía mientras salía de la habitación y su parte de adelante se volvía a llenar de sangre. - Dios, ¿qué hice? - decía la doctora mientras miraba al cielo, - creo que soy la doctora Ritsukostein -.
El chico se encontraba rumbo a las oficinas de Misato, con bastante pena y su orgullo por el suelo, solo quería una voz amigable que lo reconfortase, el caballero abrió la puerta de la oficina, sin prever lo que estaba a punto de suceder, - Hola Misa..- el piloto no pudo terminar la frase, al ver que su tutora se encontraba en la posición del misionero en compañía de Kaji, su ex amante y tormento actual, - ¡SHINJI NO VEAS! - grito la mujer, algunos momentos más tarde y con nuevos pantalones para Kaji, el dueto de avergonzados y el sinvergüenza se encontraban conversando normalmente, - Amiguito, antes de entrar debes tocar, es la regla de oro - decía calmado el hombre con cola de caballo, Misato se encontraba mirando al suelo sentada en su silla, mientras Shinji se encontraba en igual posición, pero en el sofá de la oficina, - Sin más que discutir, creo que me retiro, adiós a todos - decía el hombre mientras salía del sitio, al cerrar un silencio sepulcral absorbió el sitio, - No sé lo que me pasa con ese hombre - rompía en silencio la mujer mientras ponía sus manos en su rostro, intentando contener las lágrimas de frustración, el chico solo la veía desde el sofá, intentando encontrar las palabras apropiadas para comunicarle a su tutora, pero nada se le ocurría, nada que fuese lo suficientemente acorde, y más después de ver a su tutora en pleno acto salvaje con su amor de toda la vida, - Vi que te estabas divirtiendo - fue lo único que salió de la boca del muchacho, la mujer levantó la cabeza mirándolo y el chico solo maldecía en su mente por haber dicho tal idiotez, la peli azul y a veces pelinegra solo optó por reírse, era una situación tan surreal que nadie podía creerlo, el chico un poco confuso optó por seguirle la cuerda, y ambos solo reían sin control, - Dios, ¿por qué me pasa esto a mí? - preguntaba mirando al techo la mayor, el chico solo se levantó del asiento y con algo de valor que pudo recoger, abrazó a la mujer en su silla, ese abrazo fue la cura de muchos males, un respiro profundo para toda su vida.
Misato y Shinji habían optado en volver a casa juntos, fue entonces cuando la mujer notó 3 cosas, primero, que su protegido tenía más masa muscular aparte de ser ligeramente más alto, segundo, su aroma era diferente, más delicioso, no podía explicarlo, y tercero, su pantalón negro de la escuela, era ahora un pantalón verde militar. - y ¿tu pantalón? - preguntó la mujer, el joven repitió el suceso de la tarde y en su mejor intento para no ruborizarse y excitarse de más, mintió diciendo que le quedaba pequeño, que desde la mañana su cuerpo era mucho más grande, aparte de añadir que según Ritsuko, eso era normal, la pelinegra o peliazul se sintió satisfecha con la respuesta; sin embargo, algo no le cuadraba, pero pensaba que el joven sufría de una pubertad acelerada por cosas de genética.
Esa tarde, casi noche, Shinji se encontraba en la ducha, mientras las gotas de agua corrían por su cuerpo, pensaba con intranquilidad sobre sus cambios, se sentía perdido entre todo lo que podía sentir, pero por alguna razón estaba confiado, como si una parte de él le diera paz interior, al salir de la ducha notó que su espalda era un poco más ancha, mientras que su abdomen estaba un poco más marcado, ya no era tan delgado, por lo que confiado decidió ponerse su camisa sin mangas, la cual lucía muy bien, al vestirse con una pantaloneta, para estar más cómodo, salió a la sala del apartamento donde Misato cenaba en compañía de su alegre pingüino, - Wow, te vez muy bien Shinji - decía la tutora mientras el joven hacía gala de su cuerpo, el chico no pudo evitar sonrojarse levemente y decir un pequeño gracias con su voz que ya se estaba engrosando, al voltear no pudo evitar ver a la pelirroja sorprendida, boquiabierta mirándole de arriba hacia abajo, está al darse cuenta de que el piloto la estaba viendo a los ojos, no pudo evitar sonrojarse e irse furiosa a su habitación, más tarde, la alemana pensaba una y otra vez en el joven, cada vez más y más, y con gran determinación se puso de pie, esperando que el joven estuviese despierto, abrió la puerta de la habitación del piloto y sin más dijo - Quiero que seas mi primera vez -.
