El sol de la mañana iluminaba el edificio, pero el ambiente estaba teñido de una melancólica calma. La noche anterior había dejado cicatrices profundas. Los restos del caos habían sido cuidadosamente borrados por el hechizo de Willow, dejando un edificio impecable pero inquietantemente silencioso, todos los inquilinos y empleados habían sido brutalmente asesinados durante el ataque de los Deadites.

Ahora, el lugar estaba prácticamente desierto, y el grupo se había convertido en los únicos ocupantes del edificio. El silencio, sin embargo, se veía ocasionalmente interrumpido por voces dispersas y el ruido de pasos, como un recordatorio constante de los horrores recientes. Buffy y sus amigos habían decidido dividirse para distraer al grupo de Ash y mantener un perfil bajo mientras elaboraban un plan.

En el vestíbulo, las sombras del pasado se mezclaban con la normalidad de la mañana. . Kelly, Dawn, Jhiera, e Illyria, esta última en su forma más humana, la de Fred habían salido para buscar algo que comer. Illyria, se mantenía a cierta distancia del grupo, observando con curiosidad a las personas que paseaban por las calles, ajenas a los horrores sobrenaturales. Sam, por su parte, seguía durmiendo en la cama para perros que había encontrado la noche anterior. Su cuerpo menudo estaba enredado en una manta sucia, su respiración profunda y tranquila en contraste con la inquietud del resto. De vez en cuando murmuraba algo ininteligible.

Dentro de una de las habitaciones, las risas se mezclaban con el sonido electrónico de los videojuegos, donde Ash, Spike y Faith competían ferozmente mientras Ash bebía cerveza directamente de la lata. La expresión relajada de Spike contrastaba con la tensión en su mandíbula, sus ojos traicionando su preocupación constante mientras fingía disfrutar del momento. Faith, por su parte, se mantenía concentrada en el juego, su risa fuerte resonando mientras maldecía por cada error que cometía en la pantalla. "¡Ash, suelta la maldita cerveza y juega en serio!" exclamó con frustración cuando su personaje fue derrotado una vez más.

"Relájate, cariño, es solo un juego." respondió Ash, su voz despreocupada y casi burlona.

Mientras tanto, Xander, Pablo y Gwen conversaban despreocupadamente en el estacionamiento. Se sentaron en los sofás destrozados que y Xander habian sacado.

Xander, en su intento habitual de aligerar el ambiente, hablaba con despreocupación. "Entonces, nuestra pandilla son los Scoobies, ¿ya saben? Como en Scooby-Doo, resolviendo casos y enfrentando monstruos, solo que nosotros con más monstruos y menos sandwiches gigantes" dijo, con una sonrisa nostálgica, recordando los días más simples de resolver problemas sobrenaturales en Sunnydale..

Gwen lo miró con una mezcla de curiosidad y diversión, sus ojos brillando con el atisbo de una sonrisa. "Me gusta más el nombre de Investigaciones Ángel. Tiene un aire más profesional, y... no sé, suena como si realmente supiéran lo que hacen" respondió, con una sonrisa de medio lado.

Pablo, emocionado, interrumpió la conversación. "Nosotros somos los Atrapa Fantasmas, y yo les di el nombre" declaró con entusiasmo, su voz llena de orgullo mientras se refería a su equipo.

Gwen sonrió ligeramente, apreciando la energía de Pablo, mientras que Xander simplemente sacudía la cabeza con una sonrisa resignada.

Mientras tanto, Kelly, Jhiera y Dawn se habían aventurado a buscar algo para desayunar. A pesar de todo lo que había sucedido, la vida continuaba y necesitaban comer algo que no fuera comida rápida.

Dawn, aún mirando por la ventana, observaba cómo los ciclistas pasaban alegremente por la calle, totalmente ajenos a la tragedia y el horror que ella y sus amigos habían enfrentado la noche anterior. Sus pensamientos eran sombríos, su mente aún procesando la brutalidad del ataque y las vidas que se habían perdido. Mientras tomaba un sorbo de su café, no pudo evitar sentirse fuera de lugar, como si estar en un Starbucks en ese momento fuera una especie de traición a los muertos.

"¿Está bien que estemos aquí?" preguntó en voz baja, dirigiéndose al grupo. "No deberíamos estar guardando luto o... algo así...?"

Jhiera, con su porte siempre sereno, dio una respuesta que, aunque sincera, no era lo que Dawn esperaba. "Así como se lloran a los caídos, también se celebra vivir un día más, cada btalla e la que no caigas es en si mismo una victoria" respondió Jhiera con su tono tranquilo pero firme. Sus ojos, reflejaban una perspectiva que había sido forjada en su lucha constante por la supervivencia.

Kelly, siempre más directa y con un aire de desenfado, intervino antes de que el silencio volviera a caer sobre la mesa. "Todos tus amigos están sanos y salvos, eso es lo importante ahora" dijo con una media sonrisa, mientras se mordía un trozo de panecillo. "Si algo me ha enseñado este loco viaje es que no puedes quedarte estancada en lo que ya pasó. Lo hecho, hecho está."

Dawn miró a Kelly, sintiéndose un poco incómoda por la falta de compasión en las palabras de sus compañeras. A pesar de que sus amigos estaban bien, muchas otras personas habían perdido la vida, y esa realidad pesaba sobre ella. Era como si hubiera una desconexión entre lo que ella sentía y la forma en que las demás lo estaban procesando. Quizás era su juventud o su naturaleza más sensible, pero necesitaba algo más, algo que le diera algun sentido.

Illyria, en su forma de Fred, parecía más concentrada en su café que en la conversación. Sostenía la taza con ambas manos, como si el simple acto de beber el líquido caliente la mantuviera anclada a lo humano. Dawn, sin embargo, la observaba con una mezcla de curiosidad y esperanza, buscando en ella algún tipo de sabiduría, una respuesta que pudiera ayudarla a entender cómo seguir adelante. Illyria, percibiendo la mirada inquisitiva de Dawn, dejó su taza sobre la mesa y alzó la vista, sus ojos brillando con una intensidad diferente.

Por un instante, el semblante de Fred pareció desvanecerse, y fue Illyria, la antigua diosa quien habló. Su voz, más profunda y grave, reemplazó la suavidad aparente de Fred, y el peso de su conocimiento milenario cayó sobre las palabras que siguieron. "Debes aceptar que ese es el ciclo de la vida" dijo, su tono carente de la calidez que Fred habría ofrecido. "Que estés viva un día más podría no significar nada, Dawn. Lo que importa es lo que haces con ese tiempo. La mejor manera de honrar a quienes murieron para que tú vivas es darle significado a tu existencia. Que su muerte no sea un desperdicio."

Dawn parpadeó, sorprendida por la dureza de las palabras, pero también consciente de la verdad que contenían. Aunque el tono de Illyria era implacable, había en sus palabras una lección que resonaba en lo más profundo de ella. La idea de que simplemente estar viva no era suficiente, de que debía encontrar propósito en cada día que le quedaba, le ofrecía una nueva perspectiva, aunque inquietante.

"Nunca lo había pensado así..." murmuró Dawn, mirando su café sin realmente verlo. Sus pensamientos comenzaban a ordenarse en torno a esa nueva idea.

Jhiera asintió levemente, comprendiendo lo que Illyria trataba de transmitir. "Vivir un día más es una oportunidad, Dawn" añadió Jhiera. "No un derecho, no una garantía. Los que hemos luchado lo entendemos bien. Pero esa oportunidad puede ser una carga si no la usas sabiamente."

Kelly, por otro lado, aunque más pragmática, intentó suavizar el golpe de las palabras de Illyria.

"No te agobies demasiado por eso" dijo, encogiéndose de hombros. "Al final, lo importante es que sigas avanzando. Un paso a la vez. Nadie espera que encuentres el sentido de la vida hoy."

Dawn sonrió débilmente, sintiendo el apoyo de las tres mujeres a su manera. Aunque cada una tenía su propia visión de la vida y la muerte, sus palabras empezaban a entrelazarse en su mente. "Quizás" pensó, "el luto no era simplemente llorar por los muertos, sino asegurarse de que su muerte no sea en vano". Debia encontrar sentido, aunque no fuera inmediato, era lo que debía hacer.

"Gracias" dijo finalmente, su voz más firme, aunque aún había un leve temblor de emoción.

Illyria, al ver que sus palabras habían logrado calar en la joven, volvió a tomar su café. Sin decir más, regresó a su papel de observadora, pero la presencia de la antigua diosa seguía palpable en el ambiente.

Kelly, mientras daba un sorbo a su café, frunció el ceño al pensar en cómo todos habían terminado reunidos en este lugar.

"Y ahora que lo pienso, ¿cómo rayos es que están aquí?" preguntó con curiosidad, fijando la mirada en Dawn. "¿Giles es el padre de alguien o qué?"

Dawn, que ya había estado preparándose mentalmente para responder, se acomodó en su asiento y negó con la cabeza.

"No, en realidad no. Giles no es el padre de nadie" respondió con una sonrisa ligera. "Es solo el vigilante de Buffy, su guía y mentor. Xander es... lindo y un gran amigo, Willow es una bruja que hace hechizos y esas cosas, y Buffy es mi hermana. Pero sí, es Giles quien paga todo."

Kelly, al escuchar eso, no pudo evitar soltar una carcajada, su risa resonando en la mesa mientras las demás la miraban, sorprendidas por la repentina explosión de humor. "Entonces, ¿es el sugar daddy de todos ustedes?" bromeó Kelly, con una sonrisa pícara.

Dawn, ruborizada, pero también un poco divertida por el comentario, se apresuró a aclarar. "No, no es así..." respondió, entre risas. "Lo que pasa es que al ser el único vigilante que queda, se quedó con todos los recursos que tenían. Es decir, la organización de los vigilantes fue destruida, pero Giles se las arregló para mantener el control de lo que quedaba."

Jhiera, que hasta ese momento había estado escuchando en silencio, se mostró más interesada en la figura de Giles. El hecho de que un solo hombre tuviera acceso a tantos recursos y conexiones intrigaba su naturaleza estratégica. "Si tiene todos esos recursos..." murmuró Jhiera, pensativa. "¿También debe tener conexiones poderosas, no? Para mantener todo funcionando... Debe ser una figura más importante de lo que parece a simple vista."

Dawn asintió, dándose cuenta de que, en efecto, Giles tenía una influencia considerable, aunque nunca había pensado en él como un hombre poderoso en ese sentido. "Sí, creo que podrías decir eso. Giles siempre ha tenido contactos, incluso antes de que la organización de los vigilantes cayera. Supongo que ha aprendido a moverse en ciertos círculos... Aunque nunca presume de eso."

Kelly aún sonreía, aunque su curiosidad también había sido picada por lo que Dawn y Jhiera decían. Era extraño pensar en Giles como algo más que el tipo británico con gafas. "Ya veo" dijo Kelly, con una sonrisa más contenida. "Así que el hombre tiene sus trucos bajo la manga."

Dawn sonrió, reconociendo la verdad detrás de esas palabras. "Sí, definitivamente. Giles siempre tiene algo más de lo que deja ver."

Jhiera permaneció en silencio, sumida en sus pensamientos mientras el bullicio del Starbucks pasaba inadvertido a su alrededor. Se cuestionaba si realmente había hecho lo correcto al acercarse a Ángel en busca de ayuda. Aunque él era un guerrero formidable, ahora carecía de las conexiones y el poder político necesarios para ser el aliado que ella había esperado en su misión de salvar a su gente. No podía negar que, gracias a él, había entrado en contacto con Buffy y Giles, lo que le abría nuevas oportunidades, pero aún se preguntaba si debía haber apostado por alguien más influyente.

Illyria, notando la expresión pensativa de Jhiera, rompió el silencio de manera abrupta. "Los humanos confunfen los contactos o el dinero con el poder" dijo con voz tranquila, aunque su tono estaba cargado de una frialdad característica. "Pero ante el filo del acero, son pocos los que prevalecen."

Dawn y Kelly intercambiaron una mirada rápida, pensando que Illyria estaba, una vez más, tratando de recordarles su superioridad como una antigua entidad. Sin embargo, Jhiera sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Las palabras de Illyria parecían dirigidas especialmente hacia ella, como si de alguna manera la estuviera advirtiendo o, peor aún, como si Illyria hubiese leído sus pensamientos. La idea de que su mente pudiera haber sido invadida era profundamente inquietante. Dudó por un instante si debía reaccionar, pero las palabras de Illyria seguían resonando en su cabeza, generando una creciente incertidumbre.

Dawn, al escuchar las palabras de Illyria, no pudo evitar recordar a Glory, la diosa infernal que una vez había sido su peor pesadilla. Glory solía decir cosas similares, haciendo énfasis en su poder divino y en cómo sus acciones eran, en esencia, favores hacia los simples mortales. Incluso ahora, años después de haber sido derrotada, Dawn se preguntaba qué había sido de ella. Aunque nunca lo admitiría abiertamente, había momentos en los que el recuerdo de Glory la perturbaba más de lo que le gustaba reconocer.

Kelly, por su parte, mantuvo su estilo. Sin darle demasiada importancia a las palabras de Illyria, respondió de manera superflua: "No lo sé, el dinero compra armas, balas y paga soldados."

Era su forma de enfocar el mundo, directa y sin demasiadas complejidades. Para ella, el poder podía obtenerse con los recursos correctos, y no había necesidad de enredarse en filosofías o misticismos. Illyria, sin embargo, no compartía esa visión simplista. Su tono frío se mantuvo firme mientras replicaba, con la autoridad que le daba su naturaleza antigua: "Es solo porque carecen de la convicción y el fervor de consagrarse a una causa."

Para Illyria, el poder real no dependía del dinero ni de las armas, sino del compromiso absoluto con una causa, algo que los humanos, en su opinión, rara vez comprendían o poseían. Jhiera, aún incómoda por la posibilidad de que Illyria pudiera haber leído sus pensamientos, escuchaba con atención. Las palabras de Illyria le recordaban como se originó su lucha, donde la supervivencia dependía más del corazón y la voluntad que de los recursos materiales. Dawn, por otro lado, pensaba en cuán parecida era esta conversación a las que alguna vez tuvo que soportar con Glory.

Kelly, sin embargo, soltó una risa sarcástica y cruzó los brazos, como si todo fuera una especie de debate teórico más que una discusión sobre la vida y la muerte. "¿Convicción?" dijo con una sonrisa. "Sí, claro, y cuando se te acaban las balas, ya veremos qué tanto te sirve la *convicción* frente a un tanque o un ejército."

Illyria la observó por un momento, sus ojos vacíos como el abismo, y aunque no respondió inmediatamente, su presencia en sí misma parecía responder: el poder verdadero no temía a ninguna máquina ni a la falta de armas.

Kelly, sintiendo que la conversación había llegado a un callejón sin salida, agitó la mano en un gesto despreocupado y cambió de tema. "Entonces… ¿les llevamos cereal y leche a los demás?"

Jhiera, aunque todavía sumida en sus pensamientos sobre el valor de la alianza con Ángel y sus circunstancias actuales, salió de su ensimismamiento lo suficiente para responder. "No lo sé, me siento mal por ellos…" dijo con voz suave, mirando su propio café como si la respuesta estuviera allí.

Dawn, viendo una oportunidad para aliviar la atmósfera cargada, se inclinó hacia ellas y sugirió con una pequeña sonrisa. "¿Entonces qué? ¿Les llevamos café y donas?"

Kelly hizo un gesto de desacuerdo, agitando la mano como si la idea no fuera adecuada

"No es para tanto." dijo mientras tomaba su vaso y le daba un sorbo a su café.. "Mejor les llevamos un buen cereal, ya sabes, algo con una sorpresa dentro. Si quisieran algo mejor, deberían haber venido" Illyra, al darse cuenta de que Kelly no interesada en retomar el debate sobre el poder y la esencia de la vida, decidió, por el momento, volver a su faceta más *humana*. Con un ligero cambio en su postura y tras suavizar su expresión, volvió a su forma de Fred, retomando su encanto humano y su habitual entusiasmo por lo cotidiano. "¡Oh, seguro que les encantará cualquier cosa que llevemos!" dijo Fred con una sonrisa. "Pero... tal vez podamos llevar algo más, ¿no? ¿Qué tal unas barras de granola o galletas?"

Dawn, sonriendo, asintió mientras Kelly se encogía de hombros, más relajada ahora que la conversación había vuelto a algo más mundano.

Dentro de una oficina en el interior del edificio, Buffy, Willow, Giles y Angel discutían en privado. El ambiente en la habitación era tenso, cargado con la gravedad de lo que estaba en juego. Buffy se había acomodado en una silla junto a la ventana, su mirada perdida en el horizonte mientras intentaba procesar todo lo que había sucedido. Willow, aún visiblemente afectada por los horrores de la noche anterior, jugueteaba nerviosamente con un colgante que llevaba al cuello, su rostro pálido y preocupado. Giles, por su parte, caminaba de un lado a otro de la habitación, visiblemente frustrado, sus manos metidas en los bolsillos de su chaqueta mientras trataba de ordenar sus pensamientos. Angel, siempre sombrío y contenido, observaba en silencio, sus ojos oscuros posados sobre cada uno de ellos, evaluando cuidadosamente cada palabra que se decía. "¿Qué opinas, Giles?" preguntó Buffy finalmente, rompiendo el silencio.

Giles se detuvo, suspirando profundamente antes de responder. "Todo lo que sé es que el maldito Necronomicon ni siquiera debería existir." dijo con voz cansada y exasperada. "Es nombrado en leyendas, mitos y novelas de fantasía, pero nada había indicado que pudiera existir realmente... hasta ahora." Su voz reflejaba una mezcla de miedo y asombro" Los únicos que tal vez sepan algo al respecto son los Caballeros de Sumeria. Ellos, dicen tener algunas páginas del Necronomicon, pero todo el mundo piensa que son falsas, que solo son unos locos. Son los raros entre las órdenes secretas y no responden ante nada ni nadie desde que el Rey Arturo los fundó."

El nombre del legendario rey quedó suspendido en el aire por un momento, añadiendo un peso adicional a la conversación. Willow, con las manos temblorosas, se removió en su asiento, había estado inquieta durante toda la conversación, levantó la vista, recordando los horrores que había presenciado. "Debe haber algo que podamos hacer. Estudiar el libro, buscar formas de anularlo o destruirlo." propuso, aunque su voz temblaba ligeramente al pensar en lo que implicaría enfrentar semejante maldad de nuevo.

"Ash es bastante receloso sobre el necronomicon, mantuvo el libro en secreto el mayor tiempo que pudo" comentó, su voz grave resonando en la habitación. "Dudo mucho que quiera prestarlo o enseñarnos sobre él, pero hay alguien entre nosotros que ya se ha acercado bastante a Ash" Su mirada se deslizó, casi inconscientemente, hacia Buffy

Willow y Giles intercambiaron miradas de comprensión, recordando cómo Buffy y Ash habían bailado y conversado en el bar. Giles carraspeó incómodo, mientras Willow miraba a su amiga con una mezcla de preocupación y curiosidad. Buffy, sintiendo el calor subiendo a sus mejillas, se sintió incómoda bajo la intensidad de sus miradas, especialmente la de Angel, que no mostraba nada en su expresión, pero cuyo silencio pesaba como una losa. Buffy, ecordó no solo esos momentos en el bar, sino también el incómodo encuentro que Angel y Spike habían presenciado cuando la intimidad con Ash quedó expuesta, recordaba el rostro de Angel, su expresión de dolor y celos, que Spike estuviera ahi no mejoró las cosas. Claramente dolido desvio la mirada como si lo estaba viendo fuera un horror inimaginable.

"Lo más que habló sobre el libro fue cuando nos contó su historia" dijo finalmente, su tono defensivo.¿Y qué pasa con esa tal Rubí?" preguntó, tratando de cambiar el tema. "Ash la llamó y hablaron sobre los Deadites. Ella vendrá en cualquier momento, y claramente sabe algo más de lo que él nos ha contado."

Giles frunció el ceño, pensativo. "Ash dijo que era una bruja... sexy" repitió, su tono cargado de escepticismo. "Pero no sabemos nada más de ella. Su nombre no figura en ningún registro o grimorio que yo haya visto. Podría ser peligrosa... o podría ser cómo sus otros amigos, solo otro payaso mas en su circo."

Dawn, Kelly, Jhiera, y Fred apenas habían atravesado la entrada del edificio cuando se encontraron con Ash en el vestíbulo. Con una sonrisa despreocupada en el rostro y una actitud desenfadada, Ash alzó las cejas al verlas llegar con una bolsa de supermercado en la mano. "¿Qué vamos a desayunar?" preguntó con entusiasmo, claramente esperando algo más interesante que lo que traían.

Jhiera, sin siquiera detenerse a considerar su tono exigente, respondió de manera casual: "Trajimos cereal y leche."

Ash, frunciendo el ceño como si acabara de recibir un golpe bajo, se cruzó de brazos y exclamó: "¿¡Qué!? Pero se fueron por dos horas… ¿cómo es posible que solo trajeran cereal y leche?"

Kelly, quien había lidiado con bastantes quejas sin sentido de Ash últimamente, apretó los dientes y replicó con tono exasperado: "Ash, eres un miserable ebrio, si fuera por ti habriamos traido frituras y cervezas. No puedes quejarte del desayuno."

Ash, sintiéndose ofendido, se irguió y respondió con indignación. "Eso no es verdad. Solo me haces ver mal frente a todos."

"Ajá…" respondió Kelly, casi con un tono burlón, mirando con obvia sospecha. "¿Qué tienes en la mano?"

Ash levantó su mano derecha, mostrándola vacía como si con eso demostrara su inocencia. "Nada."

"La otra mano." dijo Kelly con tono seco, sin molestarse en ocultar su frustración.

Ash, fingiedo sorpresa, alzó la mano izquierda, en la que sostenía una lata de cerveza a medio vaciar. Miró a Kelly a los ojos. " No se como llegó eso ahi." dio un trago largo y sonoro.

"Y ni siquiera es medio día." remató Kelly, dejando caer la bolsa de supermercado sobre la mesa del vestíbulo con un ruido sordo.

Dawn miró la escena, alternando su mirada entre Ash y Kelly, y luego dejó escapar una pequeña risa, intentando romper la tensión. "Bueno… Al menos es cereal de los buenos, con frutas deshidratadas y todo eso."

Fred (Illyria) miró la cerveza con curiosidad, como si de repente analizarla fuera más interesante que todo lo que estaba pasando. Luego, con un gesto suave, se dirigió a Ash. "Tal vez deberías acompañar tu cereal con un vaso de leche" comentó con una sonrisa casi inocente en su cara, usando por completo el tono amistoso y amable de Fred.

Ash se quedó mirándola por un segundo, confundido entre la burla y el comentario genuino, pero al final simplemente se encogió de hombros y se dejó caer en una silla cercana. "Bah, está bien. Me rindo. Pero la próxima vez, consíganme al menos unos waffles" dijo, apoyando la cabeza en la mano y observando la bolsa con cereal como si fuera el villano de su mañana.

Kelly rodó los ojos, claramente tratando de contener una carcajada, mientras se sentaba frente a él. "Desayuno saludable y sin quejas" añadió Kelly, dándole un golpecito en la cabeza con la caja de cereal.

"Hmph" gruñó Ash, aceptando su derrota por el momento.

El grupo se acomodó en la pequeña sala del vestíbulo, sentándose en sillas dispersas y sofás gastados que habían improvisado para desayunar. A pesar de las constantes quejas de Ash y el cereal que él tanto despreciaba, había un ambiente inusualmente tranquilo mientras todos intentaban disfrutar de ese momento de calma. Spike, con su típica indiferencia, se inclinó hacia atrás en su asiento, observando las noticias en el televisor sin mucho interés. La pantalla mostraba a una reportera en vivo frente al edificio, su voz temblando levemente mientras relataba los acontecimientos de la noche anterior.

"Anoche, testigos presenciales reportaron una serie de gritos y ruidos extraños provenientes de este edificio", decía la reportera, señalando la entrada con una mezcla de cautela y profesionalismo. "Algunos aseguraron ver… criaturas… y actos de violencia indescriptibles. Se mencionan figuras encapuchadas y seres deformes en los alrededores."

La cámara cortó a varias fotografías borrosas y mal enfocadas, aparentemente capturadas por algún vecino curioso. En algunas se veían siluetas grotescas en la penumbra, y en otras, la aparente confusión de los habitantes que se habían aventurado a ver qué ocurría.

Dawn frunció el ceño y se inclinó hacia adelante, sus ojos fijos en las imágenes, tratando de reconocer algún detalle que delatara su implicación. A su lado, Fred (Illyria) sostenía su tazón de cereal con ambas manos, mirando la pantalla con una calma casi perturbadora. Jhiera, apoyada contra una pared cercana, mantenía los brazos cruzados, escuchando con atención.

"Pero, para sorpresa de todos," continuó la reportera, su tono volviéndose más desconcertado, "cuando las autoridades llegaron al lugar, no encontraron nada fuera de lo común. No había cadáveres, rastros de violencia, ni siquiera daños materiales en el interior del edificio."

Spike soltó una risita sarcástica, asintiendo con la cabeza. "Buen trabajo, brujita" murmuró, lanzándole una mirada a Willow, quien se ruborizó levemente y apartó la vista de la pantalla.

"No hice nada que ustedes no hubieran hecho." respondió Willow con modestia, aunque había un deje de orgullo en su voz. Todos sabían que sin su intervención, el vestíbulo y los alrededores seguirían luciendo como un escenario de guerra.

Ash, que hasta ahora había permanecido en silencio, soltó una carcajada. "Eso es lo que me gusta de ti, pelirroja" dijo señalándola con su cuchara. "¡Dejas el lugar más limpio que la señora de la limpieza! Así uno puede seguir con su vida como si nada."

"Ash…" intervino Buffy con voz severa, dándole una mirada de advertencia. "No estamos aquí para fingir que nada pasa."

Ash se encogió de hombros y volvió a sumergirse en su tazón de cereal, como si la conversación ya no fuera de su interés. Pero Buffy sabía que él entendía mejor de lo que aparentaba. Ese era su mecanismo para lidiar con todo: el humor, la despreocupación y el sarcasmo.

Faith, masticando un trozo de pan con la misma parsimonia que siempre, se inclinó hacia la televisión, mostrando un leve interés. "Así que los polis no encontraron nada… ¿Eso significa que seguimos con un perfil bajo?" preguntó, con un destello de esperanza en su mirada.

Giles, sentado con una taza de té a un lado, negó con la cabeza lentamente. "Quizás temporalmente. Pero sabemos bien que todo esto es solo el principio. Esos… deadites" pronunció la palabra con cierto disgusto. "no son como cualquier otra criatura a la que nos hayamos enfrentado antes."

"Ah, claro, porque los vampiros, demonios y apocalipsis anuales eran un paseo por el parque." ironizó Xander, agitando su cuchara con dramatismo.

"¡Pero esto es diferente!" exclamó Giles, levantando la voz por un instante antes de calmarse. Suspiró y se pasó una mano por la frente, visiblemente agotado. Giles, con el ceño fruncido, observaba a Ash, sus pensamientos girando en torno a la peligrosa naturaleza de los Deadites y la posible amenaza que representaban. "Entonces, anoche fue bastante difícil... ¿Siempre es así?" preguntó, con un tono que intentaba no sonar acusador pero que no ocultaba su preocupación.

Ash, con su habitual sonrisa irreverente, negó con la cabeza. "¿De qué hablas? Fue muy fácil. Solo nos enfrentamos a los Deadites, son la basura más débil que encontrarás en el Necronomicon." contestó, restándole importancia al caos de la noche anterior.

Una gota de sudor frío recorrió la frente de Giles. La expresión casual de Ash solo incrementaba su inquietud. Si lo que habían enfrentado era considerado "fácil", ¿qué clase de horrores podría desatar el libro si caía en las manos equivocadas?

Willow, sintiendo un malestar creciente al recordar las grotescas criaturas y los horrendos rostros que habían brotado del techo, se adelantó un poco ."¿Podemos ver el libro?" pidió con cautela. "Sería útil estudiarlo, comprenderlo mejor. Tal vez podamos encontrar una forma de contrarrestarlo o, incluso, destruirlo."

Ash frunció el ceño, una mueca de preocupación y desconfianza surcando su rostro. "No creo que sea la mejor idea" replicó con firmeza. "No se dejen engañar por las apariencias. El libro está vivo, y si puede, violará y destruirá sus mentes. Les mostrará lo que quiera mostrarles o, mejor dicho, los hechizos que quiera que usen."

Buffy frunció el ceño, confundida. Había visto muchas cosas en su vida, pero la idea de un libro consciente y malévolo le resultaba difícil de aceptar. "Pablo lo usó anoche." dijo, su tono lleno de incredulidad. "Si el libro es tan terrible, ¿por qué lo ayudó?."

Todos se quedaron en silencio, sus miradas fijas en Ash, esperando su respuesta. Ash suspiró, rascándose la barbilla como si estuviera tratando de encontrar las palabras adecuadas. "No lo se, es especial, supongo. A veces el libro hace cosas sin sentido... o tal vez tenía un motivo que no conocemos.." Tras el sombrío comentario de Ash este cambio de canal. Aunque los demas se mantuven silencio prpcesando sus palabras.

La tensión en la sala era palpable, pero antes de que alguien pudiera retomar la conversación, Buffy hizo un gesto tanto a Ángel como a Spike. Ambos vampiros intercambiaron miradas, sabiendo lo que venía. Era un momento inevitable. Con resignación, la siguieron.

Pero antes de que el humor del grupo se relajara por completo, Buffy se levantó de la mesa, haciendo un gesto casi imperceptible con la cabeza en dirección a Ángel y Spike. Ambos vampiros se tensaron de inmediato, intercambiando una mirada rápida de resignación. Ambos sabían que este momento era inevitable.

Spike, se quedó en silencio. Su expresión se endureció, se pasó la mano por el cabello rubio, despeinándolo aún más, en un gesto de nerviosismo inusual para él. Se esforzó por mantener su tono tranquilo, pero cualquiera que lo conociera podría notar la tensión que cargaba.. Ángel, con la mandíbula apretada, simplemente asintió. Ambos vampiros sabían que ese momento era inevitable, y la tensión era palpable en el aire.

Dirigiéndose hacia el pasillo junto a la escalera, donde las sombras eran más densas y las voces del comedor se amortiguaban en un susurro distante. Ángel y Spike la siguieron, intercambiando una mirada que contenía años de rivalidad, resentimiento y algo más que nunca admitían en voz alta.

Una vez fuera de la vista de los demás, Buffy se apoyó contra la pared, dejando salir un suspiro largo y pesado, como si estuviera cargando con el peso de todas las batallas que habían librado juntos. Miró a Ángel primero, y luego a Spike, con una mezcla de tristeza y determinación. Los tres se mantuvieron en silencio, cada uno de pie en su propio rincón, como si la cercanía física acentuara la distancia emocional que los separaba. Después de un par de segundos interminables.

Buffy, tratando de parecer casual y sin nerviosismo, rompió el silencio con una pregunta superficial. "¿Y bien?" dijo, alzando una ceja. "¿Tienen algo que decir?"

Su intento por sonar firme se sintió forzado incluso para ella misma. En respuesta, Angel y Spike intercambiaron una mirada incómoda. El aire parecía pesar sobre sus hombros. Spike dio un paso adelante, inhaló profundamente, pero cuando intentó hablar, se quedó en blanco. Sus labios se movieron sin emitir sonido, como si cada palabra hubiera sido atrapada en su garganta. Tras varios segundos, cerró la boca y miró a Ángel con un gesto de súplica, como si le cediera la responsabilidad.

Ángel, que había ensayado varias veces la conversación en su mente, tampoco parecía tenerlo más claro. Sentía un nudo en el estómago y una presión en el pecho que le dificultaba incluso mantener la compostura. Tomó aire profundamente y, en un intento de encontrar valor, finalmente logró hablar. "Buffy..." empezó con voz grave, el dolor palpable en cada palabra. "Lo siento por lo de anoche. No fue mi intención decirte esas cosas."

Buffy lo observó con atención, notando la tensión en sus ojos oscuros y la rigidez en su postura. Estaba esperando más, mucho más. Su mirada lo instaba a continuar, pero Ángel parecía haberse quedado sin palabras. "¿Eso es todo?" preguntó ella, arqueando una ceja con incredulidad.

Spike, que observaba todo desde un costado, decidió intervenir. A pesar de sus propias reservas, sabía que si no decía algo ahora, este momento se perdería para siempre."No, eso no es todo." interrumpió Spike, acercándose unos pasos más hasta estar a la misma altura que Buffy y Ángel. "Los tres sabemos que fue Incómodo..."miró a Buffy intensamente, sus ojos azules reflejando una mezcla de tristeza y determinación. "Pero después de lo de Italia, Angel y yo sabíamos que tú habías seguido adelante con tu vida, dejándonos de lado. Y no digo que esté mal... simplemente es la verdad.."

Buffy desvió la mirada, sintiéndose expuesta. Spike tenía razón, y aunque le costaba admitirlo, ella había avanzado. Después de lo sucedido en Sunnydale y saber que Spike había muerto, había aceptado su pérdida y había decidido seguir adelante. Respecto a Ángel… ella sabía perfectamente dónde encontrarlo. Siempre lo había sabido, pero eligió no ir. No buscó respuestas ni quiso involucrarse con Wolfram y Hart. Simplemente, había seguido su camino, dándole vuelta a la página. El hecho de haberse acostado con Ash tampoco ayudaba a suavizar la situación.

Buffy sintió cómo su pecho se apretaba. Durante mucho tiempo había querido alejarse de las complicaciones de sus relaciones con ambos vampiros, pero ahora que los tenía frente a ella, entendía lo mucho que les había fallado. "Lo sé" murmuró, bajando la mirada al suelo. Quería decirles lo mucho que los había extrañado, lo difícil que había sido para ella también, pero eso solo complicaría más las cosas. Alzó la vista, encontrándose primero con los ojos de Ángel y luego con los de Spike.

Angel, apretando los labios en una fina línea. Había esperado una respuesta así, pero no le hacía menos daño escucharla en voz alta. "Lo entiendo." dijo con voz baja, suave, mientras sus manos se cerraban y abrían nerviosamente. "Estaba involucrado con Wolfram y Hart, y no era algo a lo que quería arrastrarte. Pero créeme, no hubo un solo día en que no pensara en ir a buscarte."

"¿Entonces por qué no lo hiciste?" preguntó Buffy, alzando un poco la voz, aunque más por el nerviosismo que por enojo real. El resentimiento que llevaba guardado comenzaba a salir a la superficie, aunque se esforzaba por mantenerlo bajo control. "¿Por qué no me dijiste que estabas…? Que Spike estaba vivo… No sé, algo. ¿Por qué te quedaste en silencio todo ese tiempo?"

"Porque no quería hacerte elegir" respondió Angel rápidamente, casi interrumpiéndola. Un tono de desesperación se coló en su voz, y al decirlo, bajó la mirada al suelo. "Sabía que… bueno, que tú y él…" Hizo un gesto con la cabeza hacia Spike, incapaz de pronunciar las palabras exactas. "No era justo para ninguno de los dos."

Spike soltó una risa amarga, cruzándose de brazos. "El gran sacrificio del héroe. Como siempre, Angel, buscando lo mejor para todos menos para ti." Su tono era sarcástico, pero también había un dejo de tristeza. "Pero el problema es que ninguno de nosotros fue lo suficientemente valiente para enfrentarse a la verdad. Tú te alejaste. Yo… volví de entre los muertos y me convertí en un fantasma por mucho tiempo. Literalmente."

"Quizá... lo mejor para todos nosotros, por ahora." dijo Spike, con más suavidad de la que Buffy había escuchado en mucho tiempo "es no intentar retomar lo que tuvimos."

"Al menos no ahora" agregó Ángel, como si sintiera la necesidad de aclarar que esto no era un adiós definitivo, sino más bien una pausa, un respiro necesario para todos.

Buffy asintió lentamente, aceptando lo inevitable. "Tienen razón. Tal vez lo mejor es seguir adelante, cada uno por su cuenta. Por ahora."

Buffy, Ángel y Spike regresaron al vestíbulo, donde el resto del grupo parecía estar tratando de mantener un ambiente relajado a pesar de las tensiones subyacentes. Giles, en particular, se encontraba sentado frente a la televisión, mirando con una mezcla de diversión y frustración un episodio de Los Simpson. El caos y el absurdo del programa parecían contrastar completamente con la realidad que todos ellos enfrentaban. Cada tanto, Giles ajustaba sus gafas, murmurando comentarios desaprobatorios en voz baja.

"¡Esto no tiene ningún sentido!" exclamó cuando Homero, en pantalla, se arranó la ropa interior y la lanzó cntra un robot. Sin embargo, en lugar de cambiar el canal, dejó que el episodio continuara, Xander, por su parte, reía abiertamente.

Ash, con otra cerveza en la mano, miraba el televisor de reojo, dejando escapar una pequeña risa aquí y allá. Sin embargo, su mirada se desviaba constantemente hacia Willow, quien había encontrado un nuevo interés: los amuletos que Pablo llevaba consigo. Ella, con una mirada entusiasta, le preguntaba sobre los amuletos que llevaba en el cuello. Pero Pablo solo se sentía incómodo, recordando la trágica muerte de su tío y cómo Ash y Kelly habían saqueado joyerías y casas de empeño

"¿Así que estos amuletos tienen poderes reales?" preguntó Willow, tratando de captar la atención de Pablo mientras él intentaba desviar la conversación hacia otro tema.

"Eh, más o menos..." murmuró Pablo, con una sonrisa nerviosa. Su mente divagaba hacia recuerdos dolorosos, pero no quería compartirlos en medio de la diversión. "Sí, bueno… algo así." Se pasó la mano por la nuca, desviando la mirada. "Son… recuerdos familiares

"¡Pero claro! El corazón de Damballa, debi reconocerlo antes, es un amuleto muy poderoso. ¿Tu familia también practicaba la magia? ¿Cómo conseguiste algo tan raro?"

"Oh, bueno... estos son… recuerdos familiares" murmuró evasivamente, bajando la mirada. "No es gran cosa." Pablo sintió cómo una punzada de dolor lo atravesaba al recordar la muerte de su tío, quien le había dejado uno de los amuletos y una gran carga emocional. Además, pensar en la forma en que habían conseguido el corazon de Damballa ciertas joyas y objetos tras saqueos en joyerías y casas de empeño parcialmente destruidas le hacía sentirse aún más incómodo. No sabía cómo explicarle eso a alguien como Willow, que veía los amuletos con tanto respeto y fascinación.

Mientras tanto, Fred/Illyra se había retirado a su habitación, aparentemente desinteresada en el bullicio del grupo, había decidido que prefería la soledad de sus propios pensamientos.

Kelly, Jhiera, Dawn, Gwen y Faith, por otro lado, habían comenzado a organizar una salida. La charla giraba en torno a ir de compras, lo cual parecía un respiro necesario después de todo el caos reciente.

"Definitivamente necesitamos salir de aquí un rato" dijo Faith, estirándose como si quisiera liberarse de la tensión. "¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que hicimos algo normal, como comprar ropa o, no sé, probarse zapatos?"

"Mucho" respondió Dawn, sonriendo ampliamente ante la idea de hacer algo que no involucrara demonios o combates.

"Podríamos ir al centro comercial, hay rebajas" comentó Faith casualmente.

"No sé si rebajas sea lo que busco" intervino Gwen. "Pero me vendría bien salir y distraerme un poco."

Jhiera se encogió de hombros, sintiéndose más animada. "Cuenta conmigo. No vine hasta aquí para quedarme encerrada viendo la televisión" dijo, lanzando una mirada a Xander y Giles, quienes seguían embelesados con la serie.

Cuando Willow escuchó la conversación, se volvió hacia ellas, dejando a Pablo con un respiro de alivio "Definitivamente me apunto. Hay una tienda de artículos esotéricos a unas cuadras que quiero revisar también. Así que podemos hacer una parada ahí."

Buffy, aún un poco agotada emocionalmente, no pudo evitar sonreír al ver la actitud positiva de Willow. "Está bien, iré con ustedes. Necesito distraerme un poco" dijo con un tono ligero, aunque el cansancio seguía reflejado en sus ojos.

"¿Artículos esotéricos?" repitió Gwen, arqueando una ceja. "¿Así como cristales y amuletos, o algo más...?"

Willow asintió con una sonrisa. "Sí, pero no solo eso. Tienen algunos ingredientes difíciles de conseguir, y después de la noche que tuvimos, no estaría de más reabastecer un poco."

"Claro, claro" dijo Kelly, agitando la mano como si no le importara demasiado el asunto de la magia. "Solo asegúrate de no explotar nada, ¿vale?"

"Trato hecho" respondió Willow, riendo.

Mientras se organizaban, Ángel y Spike se quedaron rezagados. El primero observaba a Buffy con una mezcla de nostalgia y aceptación, mientras que Spike se cruzaba de brazos, forzándose a no interferir con la decisión de Buffy de distraerse y estar con las demás.

"Entonces, ¿qué hacemos nosotros?" preguntó Spike en voz baja, más para sí mismo que para Ángel.

"Lo mismo de siempre." respondió Ángel con una sonrisa de resignación. "Nos quedamos y nos preparamos para lo que venga después."

Spike soltó un suspiro, rascándose la nuca. "Claro, porque para eso estamos hechos, ¿no?."

"Sí, Spike. Para eso estamos hechos" replicó Ángel con un tono serio, pero sus palabras llevaban un dejo de camaradería que Spike aceptó en silencio.

Mientras el grupo de chicas terminaba de prepararse para salir, Ash observó a todas pasar a su lado, una tras otra, sintiéndose ignorado y un poco ofendido por la falta de interés en su opinión.

"¡Hey! ¿Y qué hay de mí? ¿No me invitan?" protestó con una mano levantada y la cerveza en la otra.

Kelly se giró hacia él, poniendo los ojos en blanco. "Por supuesto que no, Ash. Esto es una salida de chicas, y tú lo arruinarías de alguna manera."

Ash frunció el ceño, simulando estar herido. "¿Yo? Jamás" murmuró, llevándose la cerveza a los labios.

Gwen se rió suavemente, dando una palmada en el hombro de Ash antes de unirse al grupo. "No te preocupes, Ash. Puedes quedarte aquí con los chicos y ver televisión, o algo así. Volveremos pronto."

Todas se dirigían a la puerta, charlando y riendo. El vestíbulo del edificio se quedó en un repentino silencio cuando el grupo de chicas salió, dejando atrás a los hombres.

Ash terminó su cerveza en un solo trago y, antes de que alguien pudiera reaccionar, abrió otra con un movimiento rápido. Dio un sorbo y observó al grupo con frustración, casi desafiante, y lanzó un suspiro frustrado. "Entonces, ¿ellas se van de compras y nosotros nos quedamos aquí como unos idiotas? ¿Qué tal si vamos al hipódromo?" propuso con una sonrisa entusiasta.

Xander, quien parecía más interesado en relajarse y no meterse en problemas, levantó la vista del televisor con una expresión de cansancio. "No es mala idea, pero con los vampiros no podemos salir a la luz del sol sin que se vuelvan… parrilladas ambulantes" replicó, haciendo un gesto hacia Spike y Ángel.

Spike y Ángel, que hasta ese momento habían permanecido relativamente en silencio, intercambiaron miradas, conscientes de que Xander tenía razón. Un poco irritado por la limitación que el sol les imponía, Ash dio otro trago a su cerveza.

Pablo, quien hasta ahora había permanecido en silencio, decidió intervenir. "Tal vez deberíamos enfocarnos en buscar alguna actividad sobrenatural, ya saben, vigilar la ciudad o algo por el estilo. No podemos quedarnos sentados todo el día."

Giles, que había estado observando a Los Simpson se giró ligeramente en el sillón, dirigiéndose a Pablo con calma. "No te preocupes por eso, muchacho, ya me ocupo de ello. Si hubiera algo fuera de lo común, ya lo sabríamos. Hasta ahora, nadie ha notado algo sospechoso. Ningún tipo de actividad sobrenatural significativa... por ahora."

La habitación quedó en silencio unos momentos, hasta que Ash, en un tono más relajado y con un atisbo de curiosidad morbosa, cambió de tema sin previo aviso. señaló con la lata a Pablo y lanzó un comentario que dejó a todos sorprendidos. "Entonces, Pablo, ¿tú y la pelirroja?" dijo con una sonrisa burlona. "Estaba prácticamente sobre de ti."

Pablo parpadeó, sorprendido por el comentario, y antes de que pudiera responder, Xander intervino, visiblemente molesto. "¡Deja de hablar tonterías, Ash!" protestó Xander. "Willow se interesó en los amuletos, nada más." La voz de Xander se endureció, casi como si defendiera a un amigo que había sido acusado de algo indebido.

"Sí, los amuletos" repitió Ash, arrastrando las palabras con obvia incredulidad. "Claro, Xander, como digas. Pero no fue eso lo que vi."

Pablo, aún incómodo y ahora un poco molesto por la insistencia de Ash, intervino, sintiéndose expuesto. "Ash, sabes perfectamente que estoy con Kelly" replicó con firmeza, como si quisiera dar por terminado el tema.

Ash se encogió de hombros, tomando otro trago de su cerveza antes de responder con aire despreocupado. "Tonterías, solo son amigos. Ella no te ha *marcado* ni nada, ¿verdad? ¿Dónde está el anillo, o la camiseta a juego, o esas cosas que hacen las parejas?" dijo, alzando las cejas como si eso demostrara su punto.

Spike, que hasta ese momento había estado observando la dinámica con una leve sonrisa, se inclinó un poco hacia adelante, más interesado de lo que parecía. "¿Que no siempre compartían habitación?" preguntó, su curiosidad sincera, pero también con la intención de avivar la conversación, como era su costumbre.

Ash, con su característico sarcasmo, levantó una ceja. "Oh, sí. Son muy buenos amigos" replicó, enfatizando las palabras *muy buenos, dando a entender que, aunque tuvieran intimidad física, para Kelly seguía siendo solo una amistad.

Pablo, avergonzado y sin saber cómo responder, comenzó a tartamudear, sintiendo que su incomodidad crecia a pasos agigantados. "No creo que a ella le gusten las etiquetas..." empezó, pero luego se detuvo y miró a Ash con el ceño fruncido. "¿Por qué no dejamos a Spike y Ángel aquí y vamos a algún lado nosotros?"

Giles, observando la escena con una mezcla de paciencia y resignación, intervino, tratando de desviar la conversación a un tema más productivo. "Yo me quedo también. Tengo cosas por hacer. Ángel, si no me equivoco, en tu espada estaba la marca de Dumatt. ¿Puedo verla?" preguntó, levantándose lentamente y acercándose a Ángel.

Ángel asintió con un gesto de cabeza, claramente agradecido por la intervención de Giles para sacarlo de la conversación incómoda. Se levantó y comenzó a caminar hacia su habitación para buscar la espada.

Mientras tanto, en el fondo de la sala, Sam, que hasta ahora había estado dormido en una cama para perros, se despertó tambaleándose. Aún medio mareado y claramente afectado por una resaca, se levantó torpemente y caminó hacia una enorme planta en una maceta en el rincón de la sala. Sin previo aviso, se inclinó sobre la maceta y comenzó a vomitar ruidosamente.

Todos en la sala se giraron para ver la escena, atónitos. La planta crujió bajo el peso del líquido, mientras Sam seguía con su espectáculo poco glorioso, sin preocuparse por las miradas de los demás. Xander hizo una mueca de asco, y Pablo solo miró en silencio, mientras Ash, con su cerveza en mano, observaba el desastre con una sonrisa casi divertida en los labios.

Los torpes movimientos de Sam empeoraban la situación. Entre arcadas y pasos inseguros, terminó esparciendo su vómito por el piso, la alfombra y una parte de la pared cercana. creando un rastro desagradable que hacía que todos los presentes se apartaran con muecas de asco.

"Grandioso" gruñó Spike con molestia y un claro tono sarcástico. "Ahora, ¿quién lo va a limpiar?"

Antes de que alguien pudiera responder, la mirada de Ash brilló con una chispa de inspiración. Una sonrisa astuta apareció en su rostro mientras levantaba su cerveza hacia los demás. "Como dije, creo que lo mejor será salir un rato a despejar las ideas…" Señaló a Sam, que estaba visiblemente pálido y aún tambaleante. "Y el pequeño amigo aquí necesita algo para su resaca. Un poco de aire fresco no le vendrá mal."

Xander, dándose cuenta de lo que Ash planeaba, se levantó rápidamente del sofá y asintió, comprendiendo que cualquier cosa era mejor que quedarse ahí lidiando con el desastre de Sam. "Claro, buena idea. Vamos antes de que algo mas pase" dijo Xander, echando un último vistazo a Spike, quien les devolvió una mirada cargada de resignación.

"Si esperan que yo lo limpie, están muy equivocados" agregó Spike con un gesto de desprecio, cruzando los brazos y apoyándose en la pared.

Sin más preámbulos, Ash, Xander, Pablo y Sam salieron del edificio, dejando atrás el desastre. Al llegar al estacionamiento, Sam seguía tropezando ligeramente, pero al menos había dejado de vomitar. Mientras caminaban, Pablo sacó de su bolsillo un llavero con una docena de llaves que habían encontrado, presuntamente sobre los autos que prmanecian en el estacionamiento.

"A ver… esta no… esta tampoco…" murmuraba Pablo mientras intentaba, una a una, las llaves en una camioneta azul

Xander, intrigado por la repentina iniciativa de Ash, se inclinó hacia él y preguntó. "¿Y a dónde vamos exactamente?"

Ash, sin dejar de mirar con atención los movimientos de Pablo, respondió con una sonrisa traviesa. "A cualquier lugar donde no estemos limpiando vómito." Levantó la botella de cerveza hacia Sam, que se había apoyado contra la pared para no caerse. "Además, necesitamos un Gatorade para el campeón aquí."

Sam, al escuchar el comentario, levantó la cabeza y murmuró, con la voz pastosa y entrecortada. "Sí… algo… azul… o verde… como… el licor."

"Sí, amigo, exactamente" respondió Ash con una sonrisa burlona.

Xander asintió, aliviado de que al menos tuviesen un coche disponible. No quería admitirlo, pero le intrigaba la idea de una salida con Ash y Pablo. Tal vez, después de tanto caos y peleas, les vendría bien un momento más... normal, incluso si se trataba de algo tan banal como comprar un Gatorade y evitar limpiar vómito.

"¡Listo!" exclamó Pablo mientras abría la puerta del auto y se subía al asiento del conductor. "Todos adentro."

"Claro, claro" respondió Ash, abriendo la puerta del copiloto con entusiasmo. "Ahora sí, salgamos de aquí antes de que alguien nos pida encargarnos de otra cosa."

Sam, aún tambaleándose, se dejó caer en el asiento trasero del auto. Xander se subió a su lado, asegurándose de que no se desplomara por completo.

"¿Entonces vamos a la tienda?" preguntó Xander mientras Pablo encendía el motor del auto y comenzaba a salir del estacionamiento.

"Algo así" respondió Ash con una sonrisa críptica

"Una tienda y luego, quizá, un pequeño desvío. A Sam le vendría bien algo más fuerte que un Gatorade para mejorar esa resaca."

Xander levantó una ceja, confundido. "¿Qué? No me digas que planeas llevarlo a beber más."

"¡No!" respondió Ash con una carcajada. "Pero sí a buscar algo que lo despierte. Ya veremos qué encontramos."

Pablo se encogió de hombros desde el asiento del conductor. "Solo esperemos que no sea algo que nos meta en problemas" comentó en tono de broma.

Mientras se alejaban del edificio, el grupo se mantuvo en silencio por unos momentos. La mañana era brillante y el sol comenzaba a calentar el aire, lo cual contrastaba con el interior del auto, donde la resaca de Sam y el nerviosismo de Xander se sentían casi palpables. Ash, por otro lado, parecía disfrutar del ambiente relajado, dejando que Pablo condujera mientras él observaba a Sam por el retrovisor.

"¿Cómo te sientes, amigo?" preguntó Ash, sin perder la sonrisa.

"Como si me hubiera pasado un camión por encima" respondió Sam con voz ronca y mirada perdida.

"Perfecto, entonces aún hay esperanza para ti" respondió Ash con un tono animado. "Ahora, vamos a darte algo que te ponga en marcha de nuevo."

Xander se inclinó hacia adelante, observando la carretera con curiosidad. "¿Entonces, cuál es el plan?"

Ash se encogió de hombros y se giró hacia él. "Nada elaborado. Un poco de bebida rehidratante, tal vez algo de comida chatarra... Y luego, si encontramos algo interesante, exploramos un poco."

Xander sonrió. Aunque no lo admitiría, el plan de Ash le parecía una buena idea. Después de todo, un poco de distracción y aventura les haría bien a todos, aunque fuese solo por un rato.

Más tarde, en el centro comercial, las chicas recorrían los pasillos repletos de tiendas, deteniéndose de vez en cuando para echar un vistazo a las vitrinas, el centro comercial vibraba con la actividad de decenas de compradores, cada uno moviéndose de un lado a otro con bolsas llenas de sus adquisiciones. Las voces, la música ambiental y el eco de pasos creaban un bullicio constante, casi abrumador. Pero a pesar de todo, había algo extrañamente reconfortante en la normalidad del lugar, en el caos cotidiano de un día de compras.

Entre el mar de gente, el grupo de chicas Kelly, Jhiera, Dawn, Willow, Gwen, Faith y Buffy se abría paso con facilidad, charlando animadamente mientras revisaban las vitrinas, probaban ropa, o discutían sobre la mejor tonalidad de labial. Había una energía palpable a su alrededor, una mezcla de entusiasmo y alivio de poder disfrutar de algo tan mundano como ir de compras después de todo lo que habían vivido. Tras varias tiendas visitadas, con bolsas llenas de ropa, zapatos y maquillaje, y algunas paradas más en secciones de esoterismo, que Kelly describió con desdén como *basura esotérica y falsa* Kelly veia la normalidad del entorno, tan ajena a lo que solía ser su vida antes de involucrarse con Ash y el mundo demoniaco. Mientras reia y charlaba con ellas, había algo en su interior que extrañaba y la llenaba de una mezcla de felicidad y nostalgia, por la simpleza de esos momentos. Antes, la mayor preocupación era si la ropa que queria estaba en descuento o si alguien la había invitado a salir el fin de semana. Ahora, las discusiones eran sobre tácticas de supervivencia, magia, y demonios. Aunque a ella le encantaba matar a esas criaturas una patte de ella veia a su pasado añorando esos momentos.

Mientras se encontraban en el área de comida, disfrutando de helados y refrescos, la conversación giraba en torno a sus compras.

"¿Entonces qué? ¿Ahora nos dedicamos a buscar basura esotérica y falsa?" bromeó Kelly, refiriéndose a la última tienda que visitaron, llena de amuletos y baratijas que Willow insistía en revisar.

Willow, ofendida de manera exagerada, replicó. "¡No era basura! Algunas de esas piezas tenían símbolos antiguos. Claro, la mayoría eran copias... pero podría haber algo real entre todo eso."

"Sí, sí, claro" dijo Kelly con una sonrisa burlona, levantando las manos en señal de rendición—. Lo que tú digas, Willow.

"Entonces, chicas, ¿cuál es el plan ahora?" preguntó Buffy, animada y con una sonrisa en el rostro. "¿Nos dividimos para ir a nuestras tiendas o seguimos juntas? Tenemos todo el día por delante."

Faith levantó la vista de su catálogo y sugirió, con su típico tono despreocupado: "Yo quiero ver los cuchillos del el area de caceria. Nunca está de más tener una nueva hoja afilada. Pero puedo ir sola si quieren."

"¿Un cuchillo?" Buffy la miró con diversión. "Porque claro, no puedes salir de compras sin ver cuchillos, ¿no?"

Faith se encogió de hombros, sin perder la sonrisa." Es lo que soy. Y nunca se sabe cuándo necesitas algo afilado, B."

Willow, sin dejar de mirar los cristales en su mano, agregó. "Yo prefiero ir a la tienda de antigüedades" intervino Willow. "A veces tienen grimorios o artefactos que no saben reconocer. Quizás encuentre algo útil."

Jhiera, quien había estado observando todo a su alrededor con calma, intervino. "Hay una casa de empeño cerca de aquí. A veces tienen objetos curiosos. Quizá haya algo que valga la pena revisar."

Dawn, con una sonrisa, intervino rápidamente. "Yo quiero ir a la tienda de música a ver algunos CDs." Sus ojos brillaron con entusiasmo. "Puedo ir sola si quieren. A menos que alguien quiera acompañarme"

"Yo necesito ir por un bolso nuevo. Algo que vaya con los zapatos que acabo de comprar" dijo Gwen, levantando la bolsa que contenía su nueva adquisición.

Dawn, que había mirando su móvil un momento, levantó la vista y asintió con energía. "¿Entonces vamos a seguir comprando o qué?" preguntó con una sonrisa. "¡Vamos, chicas, la tienda de zapatos nos espera!"

Kelly soltó una carcajada y negó con la cabeza. "De acuerdo, Dawnie. Vamos a ver qué más encontramos"dijo, levantándose con la misma energía que la más joven del grupo.

El grupo de chicas ingresó al edificio entre risas y cargando bolsas repletas de sus compras. La atmósfera de la noche, sin embargo, cambió abruptamente en cuanto cruzaron la puerta y vieron la escena frente a ellas. Giles estaba junto a la recepción, hojeando un libro grueso con la expresión seria que ya conocían. Pero la verdadera sorpresa fue ver a Illyria en la planta baja, de pie en una postura rígida e inquietante, con una sonrisa perturbadora que parecía fuera de lugar.

"¿Illyria?" preguntó Buffy, su tono aún despreocupado pero con un atisbo de cautela "¿Pasa algo?"

La antigua diosa giró lentamente su cabeza hacia ellas, sus ojos de un azul profundo reflejando una intensidad que parecía casi inhumana. Había algo en su porte y esa mueca torcida que las hizo detenerse en seco.

"Ella está cerca" murmuró Illyria, sus palabras resonando con un peso extraño.

Las chicas intercambiaron miradas confusas, tratando de descifrar a qué se refería. Jhiera frunció el ceño, claramente preocupada."¿De qué hablas? ¿Quién está cerca?" preguntó, intentando mantener la calma, aunque la inquietud era evidente en su voz.

Antes de que Illyria pudiera responder, Angel y Spike se acercaron desde el sofá cercano. Ambos tenían la misma expresión de resignación que indicaba que ya habían intentado tener esa conversación antes.

"No se preocupen" dijo Angel con un tono tranquilizador. "Lleva diciendo eso un buen rato. No sabemos a quién se refiere, y tampoco nos ha dado más detalles."

"Exacto, nada de qué alarmarse" añadió Spike, apoyándose en la pared con una actitud desinteresada". Probablemente se trate de alguna tontería cósmica de las suyas. Ya saben cómo es.

Sin embargo, la sonrisa de Illyria se ensanchó aún más, mostrando los dientes de una manera casi depredadora. Los ojos de Dawn se entrecerraron, y Kelly notó un escalofrío recorriéndole la espalda. Había algo en la forma en que Illyria decía esas palabras que hacía que ninguna de ellas pudiera relajarse del todo.

"No hay mucho más que podamos hacer" respondió Angel, suspirando. "He intentado hablar con ella, pero no me ha dado ninguna respuesta coherente."

Gwen arqueó una ceja mientras revisaba la chaqueta que había comprado. "¿Entonces simplemente la dejamos hablar en acertijos hasta que algo explote?" preguntó con escepticismo, volviendo su mirada a Illyria, que seguía sonriendo.

"¿Y si es algo importante?"insistió Buffy. "Si Illyria siente algo… no deberíamos ignorarlo."

"¿Y qué se supone que hacemos entonces?" preguntó Faith, dirigiéndose a Angel y Spike con los brazos cruzados. "¿La dejamos aquí de pie como un adorno mientras dice cosas crípticas?"

Antes de que alguno pudiera responder, un sonido proveniente de la sala llamó su atención. Era un burbujeo bajo, seguido de un pequeño estallido, casi como si algo líquido se hubiera derramado en un fuego ardiente. Todos giraron la cabeza al unísono para ver a Ash tambaleándose visiblemente, con una cerveza en la mano que ya había derramado en parte sobre el suelo. "¡Eh, chicas!" gritó Ash con una voz arrastrada y ebria mientras alzaba la botella hacia ellas, como si estuviera brindando. "¡Bienvenidas a la fiesta… o lo que sea esto!"

"Oh, genial" murmuró Faith con ironía, observando a Ash tambalearse. "¿Cuánto lleva bebiendo?"

"Desde la mañana" respondió Xander, que se encontraba en el sofá junto a Sam y Pablo todos viendo la televisión. Sam, con la mirada fija en la pantalla y una postura relajada, levantó una mano en saludo perezoso al verlas llegar.

"Ash ha estado... digamos que animando el ambiente, por ponerlo de alguna forma" comentó Xander, lanzándole a Ash una mirada de desaprobación.

"¡Animar! ¡Claro que sí!" exclamó Ash, ignorando la desaprobación en los ojos de Xander y tambaleándose hasta la mesa central, donde dejó la botella con un golpe fuerte, casi derramando el resto del contenido. "Nada como unas cervezas para olvidar un día de mierda."

"¿Olvidar?" replicó Buffy, cruzando los brazos mientras lo observaba.

"¡Exactamente!" respondió Ash, señalando a Buffy con un dedo acusador que se movía torpemente.

"¿Lo pasaste bien? Porque parece que te adelantaste a la fiesta" dijo Dawn con tono sarcástico.

"Oh, sí, claro que sí… claro que sí" balbuceó Ash, dándole un trago largo a su botella antes de señalar a Sam con una sonrisa boba. "Aparte de… bueno…"hizo un gesto vago con la mano hacia donde estaba el desastre que Sam había hecho más temprano. "Él necesitaba algo para la resaca. Así que fuimos… y conseguimos… um… ¿qué era?"

"Un Gatorade, Ash. Solo compramos un Gatorade para Sam" respondió Pablo, suspirando."

"¡Lo importante es que no estuve…" Ash hizo una pausa, balanceándose un poco "… limpiando vómito!"

Buffy, Willow, y las demás apenas pudieron contener las sonrisas al ver a Ash en ese estado.

Unos minutos después, el rugido de un motor potente resonó en el exterior, llamando la atención de Giles, pues era el único que permanecía en el vestíbulo, el resto se habían dispersado por el edificio. observaba el mustang rojo estacionarse frente a la entrada. Las luces se apagaron, y una mujer de aspecto deslumbrante salió con la misma elegancia que el vehículo que conducía. Era alta y esbelta, tenía el cabello castaño con ondas que caían sobre sus hombros, ojos azules penetrantes y una sonrisa que exudaba confianza y seguridad. A simple vista, parecía estar en sus treinta años, y había algo en su porte que la hacía destacar entre cialquier multitud.

Giles, observándola desde el interior, sintió una repentina mezcla de sorpresa y fascinación. Se enderezó y ajustó su saco con manos temblorosas, tratando de recuperar la compostura. Con la mayor galantería que pudo reunir, se dirigió hacia la entrada, intentando adelantarse a cualquier conversación que pudiera surgir. "Disculpe, madame" dijo con una voz educada, esbozando una sonrisa amistosa. "Por el momento no hay pisos disponibles. Pero si me lo permite, estaría encantado de enseñarle la ciudad y ayudarla a encontrar un lugar adecuado para pasar la noche."

La mujer levantó una ceja, una sonrisa más amplia y casi traviesa curvando sus labios mientras sus ojos se entrecerraban, evaluando a Giles con una mezcla de diversión y desafío.

"En realidad, no estoy buscando un lugar para quedarme" respondió ella con un tono cautivador. "Estoy buscando a un amigo."

Giles frunció el ceño, pues se sintió un poco acorralado al oír aquello, intentando rápidamente encontrar una forma de sacarla del edificio sin que las cosas se salieran de control, un ligero desconcierto reflejándose en su mirada. "¿Un amigo?" Inmediatamente pensó "Debe ser una conocida de algunos de los antiguos inquilinos que murieron"

"Ah… ¿podría decirme el nombre de su amigo?" preguntó con cautela, tratando de ganar tiempo y evaluar la situación. "Estaré encantado de ayudarla en lo que pueda."

La mujer no respondió de inmediato. En su lugar, su sonrisa se volvió más amplia y, de algún modo, más amenazante. Cuando finalmente habló, su voz resonó en el aire con una claridad casi ominosa. "Ash J. Williams"

El rostro de Giles se ensombreció de inmediato. La cordialidad desapareció de sus facciones, y en su lugar quedó una expresión seria y concentrada. "Rubí" murmuró Giles, casi con incredulidad y alarma. Pero antes de que pudiera reaccionar, Rubí se movió con una rapidez sobrehumana, sujetando a Giles por el cuello y levantándolo del suelo con una sola mano. El movimiento fue tan brusco que varios objetos cayeron de la mesa cercana y chocaron contra el suelo, produciendo un estruendo que resonó por todo el vestíbulo. Los gritos y el sonido del vidrio roto atrajeron la atención del resto. Faith fue la primera en llegar, sus ojos ardían con furia y su voz resonó en el aire con un tono cargado de rabia. "¡SUÉLTALO, MALDITA!" rugió, cargando hacia Rubí con una ferocidad típica de una cazadora.

Rubí, sin embargo, ni siquiera se molestó en girar la cabeza. Sus ojos seguían fijos en Giles, su agarre tan fuerte que el rostro del hombre comenzaba a tornarse rojo.

Faith, al ver que Rubí la ignoraba por completo, se lanzó al ataque. Sin embargo, antes de que pudiera siquiera alzar un brazo, Rubí se movió con la misma rapidez asombrosa de antes y la atrapó por el cuello con la mano libre, levantándola en el aire como si no pesara más que una pluma. La cazadora forcejeó, sus piernas pateando el aire, pero la fuerza de Rubí era inquebrantable.

Cuando el resto del grupo llegó corriendo hacia la escena, ella alzó una ceja "Hola chicos" dijo casualmente, sus ojos finalmente encontrando a Pablo y Kelly "¿así es como me reciben?" preguntó Rubí con un tono sarcástico, dirigiéndose a todos en la sala. "He cruzado medio mundo para encontrarlo, y ni siquiera me dicen *bienvenida*."

Kelly, viendo a Giles y a Faith colgando en el aire como muñecos de trapo, fue la primera en recuperar el habla.

"Hola, Rubí" dijo, intentando mantener la calma a pesar de la evidente tensión en su voz. "¿Podrías… bajar a nuestros amigos, por favor?"

Rubí suspiró, su mirada se tornó ligeramente frustrada, como si considerara la situación una molestia innecesaria. Finalmente, dejó caer a Giles y a Faith al suelo. Ambos se desplomaron con fuerza, jadeando y tosiendo en busca de aire, sus manos frotando sus cuellos doloridos. "¿Dónde está Ash?" preguntó finalmente con voz autoritaria, su tono seco y cargado de irritación.

Ash irrumpió en la habitación, tambaleándose y con una cerveza en la mano, su rostro enrojecido por el alcohol y una mueca que intentaba sin mucho éxito ocultar su evidente estado de ebriedad. Se apoyó en el marco de la puerta para mantener el equilibrio, pero la maniobra solo logró acentuar su falta de coordinación. Tragó saliva antes de hablar, esforzándose por sonar casual. "¿Me buscabas?"murmuró, tratando de aparentar seguridad.

Rubí se volvió hacia él lentamente, sus ojos azules centelleando con una furia contenida. Antes de que pudiera decir algo, Ash intentó dar un paso hacia adelante, pero su pie tropezó con el borde de la alfombra, y en cuestión de segundos, cayó pesadamente al suelo. Todos en la sala, incluidos Spike y Ángel, observaron la escena con una mezcla de asombro e incredulidad. Faith se frotó el cuello, aún molesta, mientras veía cómo Ash, ahora boca abajo sobre la alfombra, soltaba un suspiro de resignación. Ángel y Spike que ahora se encontraban un par de pasos detrás de Faith, observando la escena con atención. Incluso para ellos, la facilidad con la que Rubí ka había sometido era desconcertante. Faith, aún tosiendo, trató de levantarse tambaleante, con los ojos llenos de rabia. Ángel dio un paso adelante, colocando una mano en su hombro para detenerla. "No lo hagas" murmuró Ángel en un tono bajo, su mirada fija en Rubí. "No ahora."

"Bueno…" murmuró Ash, sin siquiera intentar levantarse. "Al menos no me caí de espaldas..." Al instante supo que cualquier intento de impresionar a Rubí había fracasado estrepitosamente.

Rubí suspiró profundamente y avanzó hacia él, sus tacones resonando sobre la madera como un tambor que anunciaba su furia contenida. Se agachó a su lado, inclinándose para hablarle lo más cerca posible. Acarició la línea de su mandíbula con un gesto que podría haber sido tierno de no ser por la fuerza con la que sus dedos se hundieron en la piel de Ash. Cuando habló, su voz era un susurro venenoso endulzado con rabia. "Ash, cariño…" dijo con una voz tan suave que casi resultaba inquietante. "¿Podrías explicarme por qué demonios estamos en España?"

El silencio en la habitación era casi palpable. Kelly dio un paso adelante, abriendo la boca como si quisiera explicar la situación, pero Rubí giró la cabeza tan rápidamente que sus ojos cargados con fulminante irá asesina la hicieron retroceder de inmediato, tragándose las palabras antes de poder pronunciarlas.

Ash, todavía aturdido por la caída y con la mente nublada por el alcohol, trató de mantener la calma. Aún así, sabía que cualquier respuesta que diera sería inútil, pero no podía evitar intentarlo. "Fue un… pequeño error" dijo con voz pastosa, levantando la cabeza con esfuerzo para mirarla. Parpadeó un par de veces, como si intentara enfocar su visión. "Pasaron cosas..."

Rubí arqueó una ceja y, aún sin levantarse, apoyó un codo en su rodilla mientras lo observaba con expresión divertida y feroz a la vez. Luego, como si estuviera hablándole a un niño pequeño, moduló su tono en una mezcla de dulzura y amenaza velada. "¿Un error, eh?" repitió, sus dedos tamborileando suavemente en su pierna "Recuerdo haber escuchado algo sobre *unos días de vacaciones y volver a la acción*. Y lo siguiente que sé es que decides salir del continente con dos de las reliquias más poderosas del planeta y luego me llamas para decir… "Ups, necesitamos ayuda".

Ash, aún en su estado de embriaguez, sabía que no tenía excusas válidas. Sin embargo, eso no le impidió soltar una respuesta que apenas disfrazaba su descaro habitual. "Dicho así… nada suena bien" murmuró, encogiéndose de hombros desde el suelo.

El rostro de Rubí se torció en una mueca de exasperación, y se enderezó, alzando la voz mientras se dirigía a Kelly, Pablo y Sam, quienes observaban la escena con tensión creciente. "¿Por qué no fueron por mí al aeropuerto?" exigió saber, cruzándose de brazos. "¿Por qué demonios tengo que adivinar en dónde rayos se esconden como si esto fuera una especie de juego de niños?"

Pablo y Kelly intercambiaron miradas rápidas, cada uno esperando que el otro tuviera alguna respuesta que pudiera apaciguar a Rubí, sus bocas se habiran como intentando hablar pero las palabras no llegaba a salir por miedo a desatar la irá de Rubí. Pero antes de que pudieran decir algo fue Sam quien empezó a hablar. "Señora… perdone, pero no tenía idea de que vendría…" dijo, sus palabras saliendo entrecortadas y cargadas de nerviosismo.

Antes de que alguien más pudiera intervenir o agregar algo, una figura emergió de las sombras. Illyria, su sonrisa retorcida apenas ocultando su desdén. Se detuvo frente a Rubí, observándola con una intensidad inquietante, como si escudriñara hasta el alma de la mujer. Rubí, que hasta entonces había mantenido la compostura, se quedó inmóvil. Su expresión se endureció, y todo su cuerpo se tensó como el de un animal acorralado. "¿Por qué eso está aquí?" preguntó Rubí, con voz baja y cargada de tensión, señalando a Illyria con un ligero movimiento de la barbilla.

La atmósfera se volvió pesada y, por un momento, el silencio reinó en el grupo. Nadie pudo responder, pues Illyria fue quien rompió la tensión, su voz resonando con un tono ominoso y pensativo, como si estuviera reflexionando en voz alta. "Pensaba lo mismo de ti..." murmuró, como si la mera existencia de Rubí en ese lugar fuera algo imposible. "Ahora los oscuros son solo un mal recuerdo del pasado,"

Rubí respiró profundamente, luchando por mantener la compostura. "Vine por Ash", dijo, su voz tratando de ser firme. "El elegido fue quien me llamó".

La risa de Illyria llenó el aire, una risa que no contenía ni pizca de humor. "Hahahah, claro que sí, acudes a la llamada del elegido," dijo burlona. "¿Qué pensarían tus hermanos?... Ah, cierto. Ellos ya no están, ¿verdad, Rubí?"

Giles, que había permanecido observando en silencio, sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando Illyria mencionó a los oscuros. Una gota de sudor frío se deslizó por su frente. Sabía que el nombre de los oscuros traía consigo un peso peligroso. Mientras tanto, Willow y Buffy se habian acercado a Ash. Willow susurraba un hechizo menor para despejar la mente de Ash mientras que Buffy lo ayudaba a ponerse en pie

Por su parte, Rubí trató de sonar más relajada, esforzándose por no dejar que Illyria notara la ira que crecía en su interior. "No me vas a presentar a los demás?" preguntó con cierta brusquedad.

Ash, con un suspiro cansado y aún medio mareado, extendió la mano hacia el grupo, su voz arrastrándose ligeramente por el alcohol. "Rubí... te presento a... ellos," dijo, agitando la mano de manera poco precisa. Luego miró al grupo y agregó con voz ronca: "Chicos, ella es Rubí."

Rubí entrecerró los ojos con evidente molestia y, en un tono agrio, respondió: "Estupendo." Miró a cada uno de ellos con ojos calculadores, como si intentara evaluarlos, pero su atención siempre regresaba a Illyria, como si cada movimiento de la entidad fuera una provocación