Prólogo
~La Conquista de Mag~
Es extraño, eres el rey supremo del más largo imperio de la estepa, tu fuerza que supera por mucho a la de cualquier depredador de las planicies, tu conocimiento táctico al nivel de los sabios ancestros del desierto, un tamaño envidiable para cualquier otro de mi gente, una ascendencia histórica y poderosa, y sólo entonces, pierdes tu título a un extraño carnero enorme de ojos rojos acompañado por un vulgar burro de la más baja clase.
El nombre de este borrego es Grogar, nunca esperé presenciar tal sujeto en mi vida, su flemosa pero intimidante forma de hablar, sus ambiciones de conquistar el mundo mas allá de la estepa, sus mágicos cuernos azules que superaron mi fuerza y habilidad de combate, su mirada de desdicha hacia la tierra de los ponis…
Sea cual sea su historia en Poniland parece que guarda rencor a los equinos, como si quisiera vengarse de ellos, a su vez dedujo yo que podría ser una forma sofisticada de racismo y egolatría masiva hacia ellos, o incluso odio a sí mismo por cómo tuvo que nacer, pues este carnero no para de tener movimientos y algunas conductas mas propias de un ser bípedo como los gizmonks o nosotros mismos, trataré de descubrir qué significa esa mirada.
Sobre su sirviente el burro, se llama Bray, él es un tanto más alto que cualquier otro macho de su raza, aun así sus modales son las mismas que las de un patético y zopenco burro; de forma interesante, él viste ropas del Reino de Joyas, mas específicamente las de un esclavo de los ogros, tal su lealtad temerosa hacia el carnero presenta él como la de uno de los grondos esclavos a sus dueños los ogros, o bien podría ser sólo una de sus conductas normales de burro, pero sobre si él le pertenece a Grogar o no, no me incumbe para nada.
Respecto a cómo perdí mi nación contra él, solo rechacé su petición de una alianza acorde a mis creencias y la filosofía heredada de mi padre, uno no debe tratar con los extranjeros que salen de la nada y prometen todo, pero me arrepiento terriblemente de mi decisión, ya que eso provocó que me retara por el mando de los trogos, y así en una batalla casi mortal el carnero azul me derrotó.
Le fallé a mi padre y mis nobles ancestros.
Ahora él como el nuevo Trogghan, me mandó ir a la más cercana y solitaria aldea unicornio de Poniland del Norte con un ejército de mi gente para capturar a todos los equinos de ese pueblo, de preferencia a los mágicos; dice no importarle si asesinamos por error unos cuantos terrestres o alados, sólo le interesan los unicornios, ¿pero por qué ellos? Quisiera saber la respuesta ahora mismo.
Y con toda franqueza, la idea de conquistar las tierras del sur es algo que me emociona mucho, como una fogata que quiere liberarse de su prisión de rocas y consumir no sólo los pastizales sino también los bosques, y no dejar nada que comer a los animales salvajes.
Siglos antes de nuestra unión algunas de las tribus antiguas tenían conflicto con los ponis, ya sea que les saquearemos recursos a ellos o cualquier otro motivo que ahora nos sea irrelevante, esto va a ser nuestro primer gran ataque después de un tiempo sin pelea entre ellos y nosotros, es muy emocionante incluso para un ex rey como yo.
Pero no debo distraerme con mi ambición, eventualmente conquistaré todo.
Mis tropas y yo viajamos por la orilla del río serpentino: un gran río que desciende desde el frío norte, que pasa por las montañas de los Grondos, luego por la estepa dividiéndola en dos, y finalmente a través del territorio de los pequeños ponis. De pura coincidencia el pueblo al que nos vamos se encuentra a menos de unos quinientos metros de distancia, de ese modo no nos desorientamos en el territorio de los ponis, al menos hasta que consigamos mapas de Poniland.
Mi padre Rag me dijo que nunca pasase mas allá del río para extender nuestro reino, ya que el otro lado de la estepa es dominada por las brujas, gente malévola con las cuales uno no debe enfrentarse, mucho caos han generado a lo largo de la historia de estas tierras, tanto que ni el poderoso imperio de los pingüinos se atreve a lidiar con ellas, «Nunca luches con el fuego a no ser que seas otro ser de poder destructivo» fueron las palabras que el mismo Rey de los pennas les dijo a mis ancestros los Trobanik como advertencia del otro lado de la estepa.
Me pregunto si eso tendrá algo que ver con el relato del Caballo de Fuego…
Mientras marchábamos, escuché a mi gente decir todo tipo de quejas sobre el nuevo trogghan, «¿por qué tenemos que servir a un extranjero?» y «¿por qué nos dirigimos hacia el sur?» eran las más frecuentes pero la que me interesó fue «¿por qué Grogar tenía magia?» ya que me preguntaba eso en mi mente como ellos; acorde a lo que sé, sólo los pennas, unicornios, el Moochick y el rey pingüino tienen magia, ¿podría ser que unos pocos de su especie tenían magia como los pingüinos, o que él la obtuvo de otra fuente justo como las brujas y sus hechizos del volcán?
Le preguntaría acerca de ello una vez que terminara mi misión.
§
Después de dos días de caminata llegamos al pueblo de River Hills, es como lo describió Bray: casas rosadas con techos rojizos, todos construidos y acomodados de formas disparejas y bastante alejadas la una de la otra, un solo camino de piedra con forma de cruz que divide todo el lugar en cuatro secciones, y una fuente de mármol en medio de todo, a pesar de lo pintoresco que parezca, no hay ningún poni en el exterior más que solo unos tres alrededor de la fuente, indudablemente un pueblo aburrido situado en la frontera entre Poniland y Trogonia.
Mas que nada, pobres ponis, mucho tiempo que no tuvieron conflicto alguno con los demás reinos, creen que están a salvo pero no, un ataque directo de mis hombres les recordará que a pesar de ser un reino con gran extensión territorial, una decente arquitectura y buenas armadas militares, no son más que seres indefensos ante nosotros los trogos.
Tan pronto como llegamos, nos escondimos entre los arbustos cercanos a la aldea, de suerte la inclinación del terreno ayuda a escondernos mejor de su vista; pese a que haya pasado mucho tiempo desde que nos enfrentamos a los equinos, mis tropas y yo aún recordamos las estrategias usadas por nuestros ancestros en contra de los terrestres, pegasos y unicornios. Estamos muy bien preparados, lanzas ligeras para arrojar hacia los ponis alados, espadas largas para batir hacia los ponis terrestres, y unidades especializadas para combatir los ponis mágicos y sus distintos tipos de magia; además de traer sogas para atarlos cuando los derrotemos, mientras tanto ¿qué tengo yo como arma? La mas óptima para todo tipo de situaciones: un martillo de guerra.
Echándole un vistazo a la aldea, los mismos tres unicornios de la fuente se hallaban por ahí jugando a atraparse, o chocarse entre sí, ¿qué se yo de costumbres equinas como para poder saber lo que ellas juegan ahora mismo?, la primera que me llamó la atención fue una hermosa unicornio amarilla, la segunda era una alegre yegua roja, y la tercera una rechoncha unicornio azul pálido; los demás ponis imagino yo se encontraban adentro de sus casas encargándose de su oficio.
Tengo la ventaja de un asalto sigiloso.
Mi plan consiste en mandar grupos de tres a cada casa para asaltarla silenciosamente, mientras yo me encargo de las tres que andan cerca de la fuente, no pensé que la situación nos dejaría un ataque muy sencillo de ejecutar, bendito sea el Moochick por hacérnosla fácil.
El sol se ocultaba mientras comandaba a mi gente a escabullirse en las casas, aquellos que sobrasen serían un refuerzo por si la situación lo ameritaba, con todos listos me dirigí hacia donde jugaban las unicornios.
Caminando hacia ellas por uno de los caminos obtuve la atención de la unicornio roja para luego recibir la de las otras dos, mientras mis trogos se ocultaban de sus vistas detrás de cada casa rosada en la vecindad, esperando mi señal; la unicornio roja pareció decirle algo a la yegua amarilla, no llegué a escucharlo con claridad, si acaso llegué a escuchar la mención de un hilo dorado, lo que fuere que hayan hablado es irrelevante para mí ahora mismo.
Una vez enfrente de ellas sólo me miraron confundidas así que levanté mi mazo y golpee el lomo de la unicornio roja, quien cayó con un llanto de dolor mientras yo gritaba la orden de actuar a mis hombres; esto también advertiría a los demás ponis dentro de las casas, pero confiaba en mis tropas de que eso no les sería un inconveniente.
Dirigí mi mirada a ellas dos, la hermosa poni amarilla parecía estar congelada por lo que había hecho frente a sus ojos, terror puro de una víctima sin escape alguno, la gordita pareció murmurar algo, lo que hizo que la unicornio amarilla reaccionara y se fuera corriendo a buscar ayuda, pero tan pronto vio por las ventanas a mis soldados atacar sus vecinos poni adentro de las casas, se detuvo, y se quedó allí paralizada por el miedo.
De pronto fui encerrado en una burbuja, que lindo, la rechoncha unicornio parece tener magia de burbujas, como si unas malditas burbujas fueran a detenerme, batí mi martillo y estallé la burbuja que me rodeaba, ella rápido creó otra a mi alrededor y la volví a estallar, esta poni aunque valerosa, no parecía ser muy inteligente en el combate, y con miedo después de darse cuenta que era inútil distraerme de esa forma, levantó a su amiga y cargándola en su lomo se fue corriendo hacia el exterior con la otra unicornio.
No voy a dejar que ningún poni escape.
Corrí a por ellas y con mi martillo de guerra golpee a la unicornio azul claro en la cabeza, noqueándola y provocando que ambas caigan al suelo mientras la tercera se detuvo unos metros más adelante para contemplar la escena.
La poni rojiza empezaría a arrastrarse hacia su otra amiga, válgame, algunos todavía se esfuerzan para evitar lo inevitable, les dejaré bien claro su destino; la unicornio amarilla parecía estar atemorizada una vez más pero rápido se recuperó del trance e invocó una especie de hilo blanco desde su cuerno dirigido hacia la unicornio roja, ya veo el por qué hablaban sobre un hilo dorado, ¡hablaban de un escape por si las cosas iban mal! Por lo que rápido me dirigí hacia el hilo mágico y lo agarré para atraerla hacia mí con un fuerte jalón.
Ahora con la poni en mis manos saqué una soga de mi bolso derecho para atarla de una vez, su magia no representará ningún problema en el viaje de vuelta, la otra en el suelo pareció susurrar algo y de la nada, fui cubierto por llamas lo que me hizo soltar a la unicornio amarilla de total sorpresa y ardor.
El fuego fue momentáneo y se disipó dejándome algunas quemaduras menores en mi piel y armadura de cuero mientras las dos escapaban corriendo hacia el exterior de la aldea, pensé que por el martillazo de antes la unicornio roja no iba a poder levantarse pero deduje mal, o que simplemente está aguantándose el dolor para huir de mí.
Empecé a correr hacia ellas para dar una embestida poderosa, la amarilla se da cuenta de que les perseguía para atacarles y se aleja advirtiéndole a su amiga pero la roja no reacciona a tiempo y la embisto exitosamente, ambos caímos al suelo, yo resulté caer encima de ella por lo que aproveché rápido para levantar mi puño y fuertemente golpee su cabeza, dejándola abatida.
Mientras me levantaba miré a la unicornio dorada, ella se quedó quieta mirándonos con miedo, yo he de apreciar su delgada figura, su cabello amarillo pálido y ligeramente ondulado, siendo soplado por el viento, sus ojos naranjas, y su moño del mismo color de sus ojos amarrado a su cola; es la poni más hermosa que he visto, y a pesar de lo bella que fuese, su cara era de horror, de alguien que había quedado traumada y no podía vivir más, sólo me quedaba atarla, no había necesidad de abatirla como a los otros ponis.
Mientras la amarraba, mis tropas salieron de las casas cargando ponis atados, exactamente como lo planee, ningún trogo herido, nada de complicaciones más que la quemadura de antes, ningún arma rota o perdida, esto es un asalto exitoso de no más de media hora siquiera de duración, no hay mejor ejército no mágico que el nuestro, y cuando terminé de atar a la desafortunada unicornio la llevaré como una mascota junto a mis tropas al exterior del poblado para hacer los conteos.
§
Conté el número de las víctimas capturadas, un total de 83 ponis, de los cuales 45 son unicornios, 31 son terrestres y 8 son pegasos, además de haber recibido la anécdota de uno de mis soldados que casi mata a un unicornio por descuido, este ataque resultó muy bien elaborado.
He terminado mi trabajo, todos los unicornios menos una han sido abatidos y atados de pata a pata, cada uno es llevado por un soldado, pensar que ella tiene que ver cómo nos llevamos secuestrados a sus vecinos me hace sentir algo de pena por ella; y respecto a los ponis terrestres y pegasos los atamos de la misma manera, sólo que a los últimos también los amarramos de las alas por si tratan de escapar por vuelo, resalto yo que me extraña que no hubiesen otros infantes más que una potra rosada de melena roja, la cual me llevo ahora mismo en mi espalda, quisiera haberla dejado ahí a salvo de nosotros pero una orden es una orden, y no debemos que ignorarlas incluso si hay niños involucrados.
Regresaré victorioso de mi primera conquista de Poniland.
Olor a Unicornio
-Hippogriff Navy
