DGM no me pertenece. Basado en la canción Closer de Super Junior.
Closer
—Me gustaría quedarme esta noche—Road lo mira con sorpresa y ríe ante tal deseo.
—Sabes que aquí es más difícil Allen, en tu casa mejor, si mi padre entra y te ve, hará un escándalo y querrá matarte.
—¿Y si soy silencioso?
—Recuerda que te escolta hasta la puerta para asegurarse de que te vayas, además ¿cuándo te volviste un pervertido? —rio Road—esto es tan inusual en ti.
—Te recuerdo que tú eres la culpable de ello.
—Sí, claro, ¿solo yo? Yo no soy la que lo empiezo la mitad de las veces.
—Pero, sí fuiste la que lo inició la primera vez.
—¿Solo por eso?
—Sí, además tú eres mucho más atrevida que yo.
—No te quedas muy atrás que digamos.
—He ido aprendiendo.
La chica volvió a reír, se veía muy orgullosa al respecto. Pero, lamentablemente tocaron a la puerta y fueron interrumpidos.
—Enseguida salgo—dijo Allen, sabiendo perfectamente quién era y qué quería.
—Qué remedio—le dijo ahora a Road—me voy entonces.
Le dio un pequeño beso a Road y salió de la habitación y tal y como dijo su novia, Sheryl lo acompañó hasta la puerta para verificar que se fuera. Road nunca había roto las reglas de casa, pero ya era demasiada suerte que su padre le permitiera tener novio, aunque definitivamente no la dejaría si supiera que en realidad ya ha roto las reglas muchas veces, aunque solo en casa de Allen.
Solamente ha sido una noche
Pero la tensión es débil
No puedo explicarlo
Esta noche es más perfecta que cualquier otra
Road resignada también por ello, se puso su pijama. Deseaba tanto poder decirle que sí a Allen, pero era peligroso, ella ya buscaría la manera de ir a casa de Allen, si era posible al día siguiente sin falta.
Se recostó en su cama, aún no tenía nada de sueño, pero no tenía nada que hacer, así que cerró los ojos, pero tuvo que abrirlos de nuevo casi enseguida al escuchar una ventana abrirse.
Se quedó boquiabierta al ver a Allen entrar por ella.
—¿Qué haces por aquí? ¿y por la ventana? —susurró.
—Tu padre vigila que me vaya y así lo hizo, pero no tiene porqué saber que regresé y entré por la ventana.
—Pero, esa ventana estaba cerrada por dentro.
—Yo fui quien le quitó el seguro para poder entrar.
—Es decir, que ya tenías planeado regresar.
—Por supuesto—aceptó orgulloso y sin una pizca de vergüenza ni arrepentimiento.
Road no pudo evitar reír.
—Y, entonces, ¿cuál es tu plan?
—Quedarme contigo esta noche.
—¿Y cómo te irás sin que se den cuenta?
—Me iré antes de que amanezca por la ventana.
—Eres…
—¿Qué? ¿Qué soy? —preguntó el chico curioso.
—Eres más atrevido de lo que pensé.
—Gracias—respondió él sonriendo.
Road sabía que Allen quería pasar la noche juntos no precisamente para dormir y aunque estaba nerviosa no podía negar que era emocionante.
Dime algo y esto se va a convertir en algo extático
Este sentimiento es abrumador, como si la madrugada fuera toda mía
Cuida mi seco corazón por esta noche corta
Haz un movimiento esta vez que todo está finalmente permitido
Pero, antes de que Allen pudiera besarla, alguien tocó nuevamente a la puerta.
—Road, hija, ¿puedo pasar?
Ambos se miraron con pánico.
—Espera un momento, me estoy cambiando de ropa—atinó a decir rápidamente mientras arrastraba a Allen, lo más silenciosamente que pudo hasta su clóset.
—No hagas ruido…
Allen asintió y Road cerró la puerta con cuidado.
Respirando profundo para aparentar calma, abrió la puerta de su alcoba.
—Ya me cambié, ¿qué pasa?
Sheryl entró un poco a la habitación y vio a su hija con su pijama puesta.
—Nada en realidad, solo iba a decirte que Allen ya se fue y preguntarte si ya ibas a dormir.
—Probablemente lea un poco antes de dormirme—contestó disimuladamente y Allen dentro del clóset solo sonreía con picardía.
—Está bien, solo no te desveles y recuerda cerrar bien la ventana, en la madrugada hace frío, hasta mañana hija.
—Claro padre, hasta mañana.
Sheryl se fue y Road se aseguró de que desapareciera por el pasillo, hacia su propia habitación, una vez allí, ya no saldría hasta la mañana siguiente.
Suspiró al cerrar la puerta y le puso seguro por precaución, caminó hacia el armario, lo abrió y encontró a Allen riendo.
Esto ya ha comenzado, fuera prendas
Ya no lo podemos detener, ya no
Más cerca, más cerca de mí
Romperé todos los límites escondidos
Cruzamos la línea
—¿Estás loco, verdad?
—Por ti, sí, Road.
La chica bufó, entre enojada y divertida, pero antes de que dijera algo más, Allen la jaló del brazo para que cayera sentada sobre de él.
—¿Qué pretendes, Allen?
—Nada malo, hacer lo que vine a hacer, nada más.
—Eres un…
Esta vez fue interrumpida por un beso que no la dejó terminar de hablar. Allen besaba tan bien, que simplemente se olvidaba de todo y sin poner resistencia, devolvió el beso con gusto.
Al separarse, Allen rio.
—¿No que no querías esto?
—Sabes bien que sí—se quejó— solo no puedo creer el tipo de situaciones que creas.
Compartieron un par de besos húmedos más, antes de que Road se pusiera de pie, pero Allen la detuvo.
—¿A dónde vas?
—¿Cómo que a dónde voy? A la cama, ¿a dónde más? ¿No se supone que íbamos a hacerlo?
—Sí, pero ¿por qué no nos quedamos aquí?
Road lo miró confusa.
—Estamos dentro de un armario…
—Pero, es muy grande, cabemos bien los dos y es menos probable que nos escuchen.
—¿Quieres que lo hagamos en un armario?
—¿No se te hace interesante?
—¿Estás cumpliendo algún fetiche tuyo?
—Tal vez, ¿qué te parece?
Road enarcó una ceja.
—Es algo loco, pero ¿por qué no? Tú ganas, Allen.
La chica volvió a sentarse sobre Allen, lo abrazó por el cuello y lo besó.
Quiero saberlo todo, cruzaré la línea
¿Te recostarías aquí conmigo?
Era extraño hacerlo en ese lugar, sin embargo, no podía negar que era excitante. Cerraron la puerta para evitar que los escucharan y así lograban ver solo un poco de la luz de la habitación.
Una ronda de besos húmedos se inició, explorando cada rincón de sus bocas que, aunque ya conocían bien, jamás se cansarían de su sabor.
Allen recostó a Road en una sábana que encontró allí para poder quitarle su pijama. Sin la ropa era mucho mejor y sobre todo porque ya no llevaba el sostén puesto.
Besó su cuello con lentitud, dejando un camino húmedo al ir bajando poco a poco a sus hombros, hasta llegar a sus pechos, dónde lamió uno de ellos, mientras tocaba al otro, le gustaba ver las reacciones que tenían, dejándolos bien erectos.
Su boca siguió su camino al sur hasta llegar al ombligo, mientras su mano jugueteaba con la única prenda que le quedaba.
Sabía que Road se iba a frustrar por no dejarla en paz un momento para que ella hiciera algo, pero era eso lo que quería y sabía que sería peor para ella si la tocaba aún con la ropa interior puesta.
La escuchó gruñir ante su tacto, confirmando lo que ya suponía.
—Quítamelo.
Ya era bastante tortura para alguien con la personalidad activa de Road, así que obedeció, a lo que Road aprovechó y lo empujó de espaldas.
—Eres cruel, ¿por qué yo estoy desnuda y tú no?
Road desabrochó su camisa para quitársela con suma lentitud y sin ni siquiera rozar su piel, ella también conocía a Allen y él odiaba que fuera tan lenta. Lo mismo hizo con sus pantalones, dejándolos tirados por allí.
Imitando lo que él hizo, acarició su miembro aún con su ropa interior puesta, la cual ya no aguantaba mucho. Lo tocó suavemente y sin prisas para luego morder ligeramente.
—Si no me los vas a quitar, deja que yo lo haga.
Road lo calló con un beso.
—Shhh, aguanta solo un poco, Allen.
Road besó las zonas cercanas para excitarlo más, hasta que se decidió a quitárselo. Allen gruñó por lo bajo al sentirse liberado al fin.
Y antes de que ella pudiera hacer algo más, se apresuró a sujetar sus muñecas y ponerla debajo de él nuevamente. Eso era algo que compartían, siempre era un tira y afloje por ver quien mandaba.
Separó sus piernas y comenzó a lamer su zona íntima. Road se aferró a las sábanas, después de todo, Allen sabía bien cómo hacerlo. Su lengua fue reemplazada por un dedo que introdujo en su cavidad, haciéndola gemir. Metía y sacaba el dedo mientras le daba atención con su lengua.
La escuchó gemir mientras se tensaba y alcanzaba el orgasmo.
Se tomó un momento para respirar antes de seguir con las caricias.
—Mi turno—dijo ella ya un poco más tranquila.
Invirtió los papeles y tomó el miembro erecto de Allen para lamerlo. Al chico le fascinaba lo hábil que era. Siempre la miraba con detenimiento y acariciaba su cabello, mientras sus gemidos y suspiros acompañaban la succión de la boca de Road.
La mano de Road se extendía a lo largo de su miembro, al igual que su lengua, lo saboreaba por ratos como si fuera un rico dulce y luego lo metía todo en su boca, succionando con fuerza.
Sin poder aguantar más, se liberó mientras Road recibía todo. Sonriendo y ya sin aliento, comenzaron con una ronda de suaves besos y caricias.
Allen la puso de espaldas, para acariciar sus nalgas y dejar mordiscos por toda su espalda. Road lo estimulaba, rozándose con su miembro para que pudiera volver a comenzar, lo cual no tardó demasiado.
En esa misma posición, Allen la penetró, al ser tan pequeña, era muy estrecha y lo apretaba mucho, haciéndolo sentir en la gloria. Empezó con las embestidas lentamente y ella misma se hacía para atrás, para recibirlo mejor.
Poco a poco aumentó el ritmo, pero Allen sabía que Road siempre participaba más activamente, así que le dejó dar la vuelta, ella lo empujó para que se sentara, Allen obedeció y puso su espalda contra la pared, mientras veía cómo ella se le sentaba encima. Road comenzó a cabalgarlo, a veces lento, a veces con fuerza, Allen la sostenía de las piernas con fuerza y procuraba penetrarla profundamente.
Besaba como podía, su cuello, clavícula y parte de sus pechos, ella se sostenía de su espalda y lamía el lóbulo de su oreja para ir dejando pequeñas mordidas en su cuello y hombros.
Aún más sobre estimulado, la hizo cambiar de posición, recostándola en las sábanas, abriendo sus piernas para penetrarla. Aumentó el ritmo rápidamente mientras la escuchaba quejarse de placer. Se agachó sobre ella para besarla e hizo que pasara sus piernas sobre sus hombros para sentirla más cerca. Road no alcanzaba su espalda, así que se aferraba a las sábanas bajo ella.
Allen la hizo cambiar de posición nuevamente, acostándose y haciendo que ella se sentara encima. De esa manera y aún penetrándola, Road se movía a gusto, buscando el punto exacto. Allen amaba esa vista, sus expresiones lo dejaban maravillado y ella se movía excelente por lo que sintió la terrible necesidad de golpear en su interior. Road rio mientras lo montaba, era bueno ver que tan compatibles eran sus cuerpos.
Con el movimiento de Allen, sintió cómo llegaba su orgasmo, se movió con más fuerza y Allen al ver sus expresiones, también aumentó el ritmo y poco después, Road llegó a la cima. La escuchó suspirar y gemir, lo había apretado tanto que casi llegaba también. La puso de espaldas sobre las sábanas y la penetró unas pocas veces más, hasta que él llegó también.
Se miraron a los ojos mientras permanecían aún unidos, Allen se agachó y la besó.
Cada noche cerca de ti
Nosotros dos con sueños peligrosos
No puedo describirlo, la razón me paraliza por completo, solo me enfoco en ti
—Esto fue diferente—dijo ella aún sin aliento.
—Y excitante—agregó Allen.
—Eres un pervertido por pensar en esto.
—Pero, te gustó.
Road rio.
Allen salió de ella, exhausto e intentó recostarse, pero ella lo detuvo.
—Vamos a mi cama, no creo que quieras dormir aquí.
Tomados de la mano, caminaron a la cama, no sin antes apagar la luz.
Se abrazaron y cubrieron con las sábanas. Allen le dio un beso en la frente.
—Te amo, Road.
—Y yo a ti, Allen.
Antes del amanecer, Allen despertó a Road.
Cuando ella lo miró, él ya estaba vestido.
—¿Ya te vas?
—Sí, antes de que todos despierten.
—¿Vuelves al rato?
—Claro, vendré a verte.
Dándole un beso, Allen se fue por la ventana.
—Debería vestirme…
Road buscó su ropa y la encontró al borde de la cama totalmente doblada. Sonrió. Allen lo había hecho.
Ya vestida, volvió a dormirse totalmente satisfecha.
Tú y yo bajo el atardecer con el alma enrojecida
Cada día que solo nosotros dos podemos sentir, el secreto de cada noche
Dulce como una mariposa, suave ranura
¿Puedes sentir que nos queremos cada vez más fuerte?
