Buenos días mis queridos lectores, aquí les traigo una nueva historia protagonizada por el mismo personaje de mi historia de boku no hero: Yo también puedo ser un héroe.
Como siempre High School DxD no me pertenece todos los derechos aIchiei Ishibumi
El sudor frío corría por la frente de Hideki mientras su mente estaba atrapada en una pesadilla. En su sueño, las sombras se estiraban a su alrededor, como si la oscuridad misma intentara envolverlo, inmovilizarlo.
Un fuerte brillo rompió la negrura, y allí estaba él: un hombre de cabello rubio brillante y ropas estrafalarias en tonos rosados y púrpuras, casi como si perteneciera a una especie de carnaval siniestro. La sonrisa del hombre era afilada, estirándose en su rostro como la de un depredador juguetón. Su sola presencia hacía que el aire se volviera más denso, difícil de respirar.
—"Tú..." —murmuró Hideki, tratando de moverse, pero sus pies se sentían pesados, como si estuvieran clavados en el suelo.
—"Oh, ¿te preguntas quién soy, muchacho?" —la voz del hombre sonaba burlona, casi musical, pero con una malicia subyacente que helaba la sangre—". Eso no importa, lo importante es... ¡dónde vas!"
El hombre extendió su mano y un portal de energía oscura comenzó a formarse a espaldas de Hideki. Antes de que pudiera reaccionar, sentía la fuerza invisible que lo arrastraba hacia el vórtice. El aire silbaba en sus oídos mientras su cuerpo era jalado violentamente hacia la oscuridad.
—"¡Espera! ¿Por qué...? "—Hideki intentaba preguntar, pero su voz era ahogada por la presión que lo envolvía. Su cuerpo cayó al vacío, un abismo de sombras y relámpagos que lo tragaba sin compasión.
El hombre solo lo observaba desde arriba, su sonrisa cada vez más amplia. —"Oh, la diversión apenas comienza, pequeño héroe. Disfruta tu nuevo hogar..."
Las palabras reverberaron en la mente de Hideki mientras caía, hasta que todo se convirtió en un grito sofocado, ahogado por el abismo.
Hideki despertó con un sobresalto. Su respiración era irregular, y por un segundo, no estaba seguro de dónde estaba. Las sombras de su habitación, el suave brillo de la luna que entraba por la ventana... Todo se sentía diferente, desconocido. Ya no estaba en su mundo, sino en un lugar lleno de peligros que aún no conocía.
Entonces recordó que eso no había sido una pesadilla, sino su realidad actual. No estaba seguro cuánto tiempo había pasado desde que había llegado a este mundo, uno donde, a diferencia del suyo propio, los humanos no contaban con quirks.
Recordó por un segundo el sueño que tuvo, la única pista de como había llegado a este lugar, lo único diferente entre el sueño y lo que en realidad sucedió, es que el hombre nunca hablo con él, seguramente era su mente intentando darle mas pistas que no existían.
Miró su habitación con desdén. Era pequeña, apenas suficiente para un futón en el suelo y una pequeña mesa circular. A pesar de todo, no tenía muchas más opciones. Esta era su vida ahora.
Se levantó de mala gana. Llegar a este mundo sin nada más que lo que llevaba puesto había sido un desafío. Había pasado semanas de incertidumbre, buscando un lugar donde quedarse hasta que, hace poco más de un mes, una pequeña familia constituida por los padres y su hijo de 7 año, dueña de un restaurante familiar le ofreció trabajo en un acto de bondad. Además, le permitieron dormir en esta pequeña habitación que formaba parte del restaurante.
Hideki suspiró, observando el techo con cansancio. Sabía que debía estar agradecido, pero su mente no dejaba de preguntarse cómo había terminado en este lugar tan diferente a todo lo que conocía.
Miró la hora en su celular, que marcaba las 4:24 a.m., un poco más temprano de lo habitual, ya que solía levantarse a las 5 a.m. Dio un suspiro, sabiendo que ya no podría conciliar el sueño. Se levantó, recogió las llaves del lugar y se cambió a ropa más deportiva.
Salió al fresco aire de la madrugada y comenzó a trotar, como parte de su rutina diaria. Las calles estaban desiertas a esa hora, algo que Hideki agradecía. Mientras corría, miraba con curiosidad la ciudad en la que se encontraba:Kuoh, ubicada en Japón. La razón por la que le daba tanta curiosidad era porque, en su mundo, esta ciudad no existía. En cambio, la ciudad deMusutafu, que en su mundo era una metrópoli bulliciosa y llena de héroes, no parecía estar presente en este extraño lugar.
Todo lo que conocía se sentía como un recuerdo lejano, casi como si perteneciera a otra vida.
Continuó con su rutina de entrenamiento diaria. No era tan exigente como la que solía hacer en su mundo antes de llegar aquí. Probablemente se debía en parte a su estado emocional, afectado por la incertidumbre de estar en un lugar completamente desconocido. También porque este nuevo mundo parecía tranquilo en comparación con el suyo. No había héroes ni villanos, ni las constantes amenazas y batallas a las que estaba acostumbrado. Las calles estaban en calma, y la vida parecía seguir un ritmo más normal, al menos en apariencia.
Hideki terminó su recorrido matutino, regresando al restaurante que ahora llamaba hogar. El sol comenzaba a asomarse en el horizonte, bañando la ciudad en tonos naranjas y dorados. Entró en la pequeña cocina del lugar y comenzó a preparar el desayuno, algo simple pero nutritivo. No solo cocinaba para sí mismo, sino también para la familia que lo había acogido. Era una forma de agradecerles por todo lo que habían hecho por él.
Después de desayunar, se dio un baño rápido y se cambió, poniéndose el uniforme escolar. El uniforme de la Academia Kuoh consistía en una camisa blanca de manga larga con un chaleco negro de botones, un pantalón gris oscuro, y una corbata roja que daba un toque elegante al conjunto. El uniforme se veía formal, pero también tenía un aire moderno. Era un símbolo del prestigio de la academia, conocida como la más prestigiosa de la ciudad y una de las mejores de la región.
Gracias a la bondad de la familia que lo había acogido, Hideki había logrado inscribirse en la academia, ya que ellos le ayudaron con todo el papeleo necesario. No había sido fácil, sobre todo porque no tenía ningún tipo de registro en este mundo. No existía en los sistemas gubernamentales ni tenía ningún documento que probara su identidad. Sin embargo, la pareja había movido cielo y tierra para ayudarlo, y él no quería ser una carga para ellos.
Por esa razón, Hideki había estudiado arduamente para ganar una beca en la prestigiosa academia. Sabía que no podía seguir dependiendo de ellos, y la beca le daba la oportunidad de mantenerse por su cuenta y devolverles el favor. Afortunadamente no habia tenido problemas con esto, después de todo Hideki siempre había sido un chico muy disciplinado tanto en su entrenamiento como en su estudio.
Después de un largo y agotador día en la academia, Hideki regresó al restaurante de teppanyaki. La puerta emitió un leve tintineo al abrirse, y fue recibido por el cálido aroma de comida recién preparada y las risas apagadas que venían desde la cocina, donde el sonido de la plancha y el chisporroteo de los ingredientes se mezclaban en un ambiente acogedor.
—"¡Hideki!" —exclamó Kaori, la dueña del restaurante, con una sonrisa que parecía un faro en la oscuridad. Su entusiasmo era una breve luz en el túnel de su día—". Llegas justo a tiempo, los clientes ya están preguntando por ti."
Hideki le devolvió una sonrisa cansada y forzada, la cual apenas disimulaba el cansancio y la tristeza acumulada. —"Lamento la demora, Kaori-san. Iré a cambiarme y luego me encargaré de la cocina."
Takeshi, el esposo de Kaori, le dio una palmada en el hombro al pasar. —"No te preocupes, muchacho. Sabemos que la academia no es fácil, pero siempre haces un gran trabajo aquí."
—"¡Espera, Hideki-niichan!" —gritó una voz infantil desde el pasillo. El pequeño Hiro, el hijo de Kaori y Takeshi, salió corriendo hacia él con una expresión emocionada, que contrastaba marcadamente con el estado de ánimo de Hideki.
Hideki ensancho su sonrisa a una mas genuina, agachándose para recibir al niño. —"¡Hey, Hiro! ¿Qué tal estuvo tu día?"
—"¡Genial!" —exclamó el niño, agitando un dibujo con orgullo—. "Hice este para ti en la escuela."
Hideki tomó el dibujo, donde se veía una versión de él mismo con una capa de superhéroe. Su sonrisa se volvió un poco más genuina, aunque en el fondo, la tristeza seguía presente. —"Wow, es increíble. Gracias, Hiro. Lo voy a poner en mi habitación."
Kaori se acercó, riendo con una calidez que parecía insuficiente para calmar la tristeza de Hideki. —"Hiro no dejaba de hablar de ti todo el día. Creo que te ha convertido en su héroe personal. ¡Incluso dice que eres como su hermano mayor!"
Hideki sonrió conmovido, pero también con una sombra de melancolía. —"¿De verdad, Hiro? Me alegra que pienses así."
El niño asintió con entusiasmo. —"¡Sí! ¡Eres como un hermano mayor para mí, Hideki-niichan!"
Hideki sonrió, sintiendo una mezcla de gratitud y dolor. —"Bueno, trataré de estar a la altura de ese título."
El esfuerzo de la familia por hacerle sentir bien era reconfortante, pero la sensación de aislamiento seguía latente en su pecho. Tras cambiarse a su uniforme de chef y dejar el dibujo en su cuarto, se dirigió a la cocina, donde comenzó a preparar los pedidos de la noche en la plancha de teppanyaki, el sonido característico de la cocción a la vista de los clientes creando una atmósfera vibrante.
Mientras cortaba vegetales con rapidez y precisión, Hideki no pudo evitar reflexionar sobre la vida que había dejado atrás y cómo sus habilidades para cocinar, adquiridas por la necesidad, ahora se convertían en un medio para sobrellevar su existencia en este nuevo mundo. Pensó en su abuelo, Onoki, y en cómo solía insistirle sobre la importancia de ser autosuficiente. La tristeza de no poder compartir sus logros con él era abrumadora.
—"Eres un gran chef, Hideki" —dijo Kaori, acercándose a la plancha delteppanyaki —". Los clientes siempre elogian tus platillos. No sé qué haríamos sin ti."
Hideki sonrió de nuevo, pero la fatiga en sus ojos era evidente. —"Gracias, Kaori-san. La verdad es que me gusta cocinar. Aprendí para ayudar a mi abuelo... Supongo que le debo mucho a mi abuelo por eso."
Kaori lo observó por un momento, como si pudiera intuir la tristeza detrás de su sonrisa, pero decidió no presionarlo. —"Bueno, tienes un talento natural. Estamos muy agradecidos de tenerte aquí, Hideki."
Hideki asintió en silencio, continuando su trabajo con una renovada energía que solo enmascaraba el dolor subyacente. Aunque al menos había encontrado un lugar donde podía pertenecer, el vacío de su corazón seguía presente, un recordatorio constante de lo que había perdido y de los sueños que aún anhelaba alcanzar.
Fin. Espero que les haya gustado.
Agradezco mucho su apoyo y lectura. Si tienen preguntas, dudas, sugerencias o críticas, no duden en hacérmelo saber. Estoy aquí para mejorar y valoraré cada comentario que compartan, ya sean positivos o constructivos, siempre con respeto.
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Hasta la próxima, y gracias nuevamente por ser parte de esta historia.
