Intento 2.

Cuando Black llegó a su habitación, con sigilo quitó el pin de su gabardina y la echó sobre una silla, seguido de eso se sentó en la cama para revisar unos correos que le había enviado White, sin embargo, apenas comenzó a verlos, notó que eran de tipo confidencial. Como se sabía observado, cerró los datos y se recostó en la cama.

Cerró los ojos, fingiendo que dormiría y esperó.

No.6 que lo observaba desde uno de los compartimentos que estaban por encima de la cama de Black, esperó varios minutos, hasta que consideró, Black estaba durmiendo. Abrió con cuidado la pequeña compuerta de donde estaba, procurando no hacer ningún ruido. Aunque no le gustaban ese tipo de tácticas, estaba consciente que eran precisamente esas las que tenía que ejercitar. El prefería una en la que pudiera ver todos los cambios de expresión en su presa.

Black, quien permanecía con los ojos cerrados, estaba sorprendido del sigilo que tenía su alumno, era como una especie de felino, alguna vez había visto la imagen de uno llamado caracal. No pudo evitar compararlo, era un felino pequeño y de estética apariencia, pero no dejaba de ser un depredador formidable que cazaba presas más grandes y agiles que él.

No.6 primero buscó en la gabardina y la capa de Black, y comprobó que el instructor no era tan descuidado para dejar el objetivo ahí desprotegido. Como no vio el pin en los alrededores y mientras lo vigilaba no había visto a Black hacer algún movimiento sospechoso que indicara que el pin estaba en otro lugar, la única solución a deducir era que él lo tenía.

Se acercó lentamente, acechándolo. Sus ojos casi brillaron cuando estaba ya muy cerca del instructor. Lo observó dormir. Parecía tranquilo, sus músculos estaban más relajados, que usualmente, casi lucía indefenso. Siempre era tan serio, que verle alguna expresión nueva sería una delicia. En su mente se cruzó una idea. Estaba ahí, a su merced. No pudo evitar querer saber ¿qué tipo de expresiones pondría si algo le dolía?

Se detuvo. Es cierto, estaba buscando el pin. Debía concentrarse, ya habría tiempo cuando bajaran a la tierra para divertirse con las maquinas.

Paseó su vista por todo el cuerpo del instructor. Era un cuerpo viril, el cuerpo de un hombre, que contrastaba con el suyo de muchacho. Le gustó su apariencia, al grado en que le hubiese encantado observarlo más tranquilamente, tener la oportunidad de verlo también sin ropa ¿por qué no? ¿qué tan diferente luciría ese cuerpo del suyo? Y mejor aún ¿Cómo lucirían algunas partes de ese cuerpo, sin piel? Sacudió un poco su cabeza. Desde hacía poco tiempo que se preguntaba ese tipo de cosas, se sentía como una especia de bomba de tiempo. Pero debía dejar de fantasear. El pin no estaba a la vista, así que debía concentrarse en buscar.

Supuso, debía estar en los bolsillos del pantalón de Black. Sería difícil poder quitárselo sin que lo sintiera, pero no parecía imposible. Estiró su mano y la acercó con cuidado al cuerpo durmiente.

La introdujo por el recoveco del bolsillo del pantalón del instructor, buscando con cautela, pero no pudo sentir nada que no fuera tela y…al instructor. Buscó en el otro bolsillo y también estaba vacío. ¿Estaría en su espalda? ¿en sus manos? ¿en dónde estaría?

Pensó en asomarse bajo la camisa de Black. Ese era otro lugar probable. Cuando acercó su mano para desabrocharla, sintió cómo una mano más grande que la suya le sujetó con firmeza de la muñeca, dejándolo inmovilizado.

— Quieto — comentó Black con los ojos abiertos.

No.6 sonrió.

Le gustaba cuando le hablaba así, sentía que no podía aburrirse de él. Le daban ganas de ver sus reacciones cuando lo obedecía y cuando lo desobedecía. En especial, porque aún no lograba leerlo bien y eso lo atraía a sobremanera. Observar a Black era muy divertido.

— Me atrapó — coincidió — Instructor ¿desde cuándo notó que yo estaba aquí?

— Desde el inicio.

— Entonces debo aprender a tomarlo más por sorpresa.

Black lo soltó sin quitarle la mirada de encima, tampoco cambió de posición, a simple vista parecía totalmente abierto a cualquier ataque. No.6 comenzó a sobarse la muñeca, mientras continuaba observando al instructor, consciente que tenía la guardia alta y que sin fuerza excesiva no podría arrebatarle el pin.

— Señor…

— ¿Sí?

— Si sabía que estaba aquí ¿por qué no me detuvo desde el inicio?

— Soy tu instructor, mi deber es supervisarte para que puedas mejorar — respondió simple.

No.6 observó su rostro con detenimiento, la respuesta de Black era lógica y sencilla, no obstante, sus ojos tenían un "algo" que le hacía pensar que tenía un secreto.

— ¿Solo por eso?

— ¿Por qué más podría ser?

Se encogió de hombros.

— Otro poco y pensaba que era un pervertido que le gustaba observar a otros.

— ¿Pervertido? — cuando preguntó, solo vio a No.6 asentir.

Al instructor le pareció curiosa la irreverencia de No.6, de alguna forma, que optara por una táctica tan simple como un insulto para distraerlo era como si… ¿lo subestimara? ¿ya sabría que él no es un modelo YorHa? No… imposible. No podía saberlo. Pero si decía eso también podría ser que sospechara algo del experimento. De ser el caso, lo último que debía hacer era parecer sospechoso. Se limitó a sostenerle la mirada, como un muro impenetrable.

No obstante, lejos de lograr intimidar al muchacho, el castaño se apoyó en la cama y acercó su rostro.

— Me gusta su mirada, instructor.

Black arqueó una ceja ante el comentario que, en su opinión, no venía al caso. Si algo había observado en su alumno, era que fácilmente quedaba absorto en sus intereses. Se preguntó por qué su mirada le había sido llamativa, pero decidió no hablar.

No.6 se quitó uno de sus guantes y acercó su mano desnuda al rostro de Black, para tocar sus pestañas. Black sintió la suave caricia de uno de los dedos del muchacho en sus pestañas. No parpadeó, ni desvió la mirada.

— Si no tienes más asuntos aquí, retírate.

No.6 acentuó su sonrisa, como si el hecho de que lo corriera, lo hubiera divertido mucho. Black vio al travieso caracal salir de la habitación con un paso lento, casi seductor. No.6 se fue colocando de vuelta el guante en su mano y meditando en nuevas formas para cazar al instructor, solo debía ser más paciente y perseverante. Si Black no mostraba ningún punto débil, solo debería crearlo.