Intento 5

No.6 pasó casi todo el tiempo libre de Black junto a él. A veces hablando, a veces jugueteando, a veces simplemente estando juntos. Le pareció que Black era una persona de hábitos. Y entre más tiempo pasara con él, estaba seguro de que bajaría la guardia eventualmente.

Lo que no esperó, era que él mismo empezara a disfrutar más de lo que imaginaba, de ese tiempo juntos. El aroma de Black era agradable, su voz autoritaria encantadora y su aspecto le llenaba bastante bien el ojo. Incluso el tacto con él lo relajaba; en especial desde que Black había comenzado a acariciarle el cabello. No recordaba cómo inició a darse ese contacto, pero para cuando acordó, de vez en cuando, Black le brindaba caricias como si fuera un gato. Su gato. ¿Acaso lo vería como una mascota?

Aunque no le encantaba la idea de ser visto de esa manera, pensó que podría sacar algo de provecho de ella. Las caricias y la información que estaba obteniendo de Black eran bastante buenas, hacía que valiera la pena tolerarlo.

Entre la información que iba adquiriendo era que, si bien, la mayor parte del tiempo, Black no mostraba mucho cambio en su semblante, de a poco, No.6 había comenzado a entender las microexpresiones que se asomaban en él. Lo hizo a partir de una ocasión en la que despertó primero que Black.

Lo recordó finalmente, fue una ocasión en la que estuvo recostado en el regazo de Black, esa fue la primera vez que el instructor le acarició el cabello. La sedosidad del cabello castaño en los dedos de Black, y los movimientos circulares de las yemas de los dedos en el cuero cabelludo de No.6, generaron que ambos se relajaran lo suficiente para que sintieran pesadez en sus parpados, inevitablemente quedandose dormidos.

Aunque muchas veces dormían juntos, esa se había sentido muy diferente para ambos. Íntima, podrían calificarla. Si bien, No.6 se había encargado de invadir la habitación de Black para generar confianza, consideró que "confianza" e "intimidad" eran cosas diferentes. Por supuesto, no era solo cosa suya, al no recibir replica alguna de su superior, interpretó su silencio como un permiso para quedarse ahí cuanto quisiera. Al grado en que incluso ya había dejado su almohada ahí.

Siguió rememorando aquella íntima ocasión; esa vez, apenas abrió sus ojos pudo ver el rostro de Black relajado y colgando de su cuello. No había ningún rastro de tensión en él. Ahí, notó lo angustiado que Black vivía. Parecía que a diario algo lo carcomía por dentro. Sabía que Black era un androide que evidentemente llevaba más tiempo de vida que él, así que supuso, su tensión se debía a lo que había vivido en la guerra. Le dio curiosidad sobre la rica gama de expresiones que podría darle y él estaba dispuesto a atestiguarla. Fue la intensidad de su propia mirada la que, recordó, despertó a Black algunos minutos después.

Su experimento lo llevó a notar un patrón luego de unos días, Black parecía más descansado y de mejor humor cuando lo abrazaba al dormir o cuando le acariciaba el cabello, así que se volvió un hábito más entre ellos.

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Con forme sus entrenamientos avanzaban, se sentía más seguro de sí mismo. Pensó que probablemente, él sería el miembro más fuerte del equipo, todavía no había tenido oportunidad de conocer a nadie más, pero cuando estaba con Black, ocasionalmente husmeaba en las estadísticas de sus compañeros, así que se daba una idea clara de qué tanta habilidad tenía cada uno y en qué área. Del único del que nunca vio estadísticas fue de un miembro, sin embargo, parecía que algo no iba bien con los ajustes a su cuerpo; era una unidad defensiva. No le extrañaba, una unidad así estaba diseñada para resistir los golpes que otras no, así que debía llevar muchos ajustes previos.

Verse a sí mismo mejorando tanto día a día, le hacía sentir cada vez más vacío. Todo era tan… ¿fácil? Tanto que lo hacía desesperar, sentía que no tenía espacio para existir. En el bunker no tenía realmente nada qué lo hiciera cumplir con su raison d'être, era como estar atrapado en un bucle interminable de levedad. Lo que en ese momento lo mantenía "atado a la tierra" era precisamente sus momentos con Black.

Gracias a sus experimentos, sentía que podría robarle el pin sin problema, pero de hacerlo, no tendría salvación alguna de esa levedad. Debía resistir. Así que perpetuaría su juego todo lo que fuera necesario.

Intentó ser paciente, sabía que las cosas cambiarían una vez que descendieran a la tierra, así que solo debía aguardar. Mientras tanto, su estancia con Black calmaba su mente. Era placentero. Y si había algo que él apreciara, era el placer.

No mucho después, logró conseguir algunos suministros, un contenedor grande que había solicitado a una de las operadoras y agua. Se sabía vigilado en sus peticiones, pero supuso que mientras no representara un peligro, no lo detendrían. Llevó la bañera a su angosta habitación, junto con algunas cosas extra que consiguió de la misma fuente, y con otras más que le sacó a los del laboratorio, logró preparar lo que la humanidad llamaba un baño.

Observó el agua e introdujo su mano en ella, no hubo mucha diferencia, no obstante, las cosas cambiaron cuando usó el calentador que había logrado que los del laboratorio de desarrollo le dieran. Sonrió al ver su reflejo vaporoso en la superficie. Volvió a introducir su mano y comenzó a comprender lo descrito en la información del servidor.

Con velocidad se despojó del ropaje y entró desnudo en la bañera. El agua era placentera, el calor que delineaba y se ceñía a su cuerpo le gustó. Sentía que podría quedarse ahí por bastante tiempo. Los del laboratorio le habían dicho que el calentador automáticamente ajustaría la temperatura del agua para que su sistema no resultara dañado, así que se relajó. Era obvio que no era el primer tripulante que probaba un baño.

Apoyó su cabeza en el borde de la bañera y se quedó recostado, simplemente disfrutando de la sensación. Entre los datos que había revisado, supo que había algunas otras cosas que podía llevar a cabo consigo mismo. Empezó a explorar su cuerpo, con sutiles caricias, sin embargo, no le pareció tan placentero como se describía, intentó un poco más; no obstante, los toques en su cuerpo eran opacados por el calor que lo rodeaba, así que desistió.

Exploraría después. En ese momento, esa abrasadora sensación le gustaba lo suficiente para dejarla ser. Su consciencia se nubló y se permitió descansar su cuerpo y mente.

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Por su parte, Black se encontraba tenso. Llevaba ya bastante tiempo sin que el caracal se asomara ni al entrenamiento, ni a su habitación. No lo importunaba en el pasillo. Le había enviado un par de correos de los que no recibió respuesta y aun estaba ocupado supervisando y direccionando al resto en sus entrenamientos de tiro.

Debido a la monotonía del entrenamiento, estuvo espaciando, preguntándose todo el tiempo por qué su ausencia lo tenía tan inquieto.

Al terminar, no quiso buscarlo, se dirigió a su habitación y se recostó esperando que como siempre, se asomara inesperadamente. De pronto, su pequeña habitación le pareció enorme ¿siempre había sido de ese tamaño?

Ya estaba habituado a compartir su espacio, No.6 se había encargado de presentarse lo suficiente para crearle esa sensación ahí. Cerró los ojos con la esperanza de dormir, deseando que eso lo calmara un poco, pero no logró conciliar el sueño. Le hacía falta algo, sintió un poco de frío y su mano muy vacía. Estuvo dando algunas vueltas en la cama varios minutos.

La soledad y la ansiedad, le recordaron que la última vez que se sintió así, fue en una de las misiones que tuvo previo a ser asignado a YorHa. En dicha misión, había sido tan dura, que progresivamente fueron perdiendo miembros diariamente. En ese entonces, el espacio se fue haciendo más grande. Se corrigió, el espacio no se hacía grande, solo que había menos personas.

Había olvidado lo reconfortante que era el calor de otros y No.6 con su constante presencia se lo había recordado. Como dormían juntos a menudo, se había acostumbrado a sentir su cuerpo cerca y el calor que manaba de él. Era un cuerpo considerablemente más pequeño que el suyo, y eso le hizo pensar en que, incluso si le hubieran dado un cuerpo de adulto como a No.3 y No.4, el de No.6 no habría sido tan diferente en complexión y estatura a lo que era en la actualidad, pues el objetivo era que fuera más ágil, en contraste con el cuerpo de No.3 por ejemplo. Por un momento, lo imaginó con rasgos más maduros, definitivamente no menguaba su atractivo físico.

Aunque probablemente, con un cuerpo más grande, sería más difícil de controlar de lo que ya lo era. Luego, pensó que, quizá, su tamaño compacto era lo que lo volvía más peligroso. No.6 se sabía físicamente agraciado y eso lo explotaba a su favor constantemente. Estaba consciente de sus coqueteos, solo fingía no notarlos, aunque era una tarea realmente difícil. Ese chico era peligroso en muchos sentidos. Incluso él consideró, que no había pensado tan a fondo en nadie hasta ahora. El muchacho sabía llamar su atención.

Suspiro con hartazgo.

Finalmente, luego de una larga espera, se sentó en el borde de la cama, malhumorado. No había logrado dormir.

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El tiempo pasó más rápido de lo que No.6 consideró. Cuando volvió a abrir los ojos, tenía un poco de frío, estaba fuera de la bañera, la mitad de su cuerpo estaba apoyada en el suelo y la otra, era sostenida por Black.

— ¡No.6! ¡Despierta!

— ¿Instructor?

— ¿Qué hacías? ¿Estás bien?

No.6 observó su propia desnudez y después los brazos de Black que lo sostenían. Aún estaba relajado y somnoliento, así que no apabulló a Black con una respuesta ingeniosa, se limitó a sentarse y decir la verdad.

— Estaba probando lo que los humanos llaman un baño. Se sintió muy bien — agregó.

— No necesitamos bañarnos.

— Igual se siente bien.

— ¿Al menos tienes idea de cuánto tiempo estuviste ahí?

No.6 verificó su registro, para él, se sintieron como 20 minutos, no obstante, su registro le indicó que estuvo 14 horas ahí.

— Catorce horas sin asediarlo, instructor —bromeó, tocándole el rostro.

Black deslizó su mirada desde la mano de su alumno por su brazo, rostro, cuello y siguió bajando por toda su desnudez. Pasó saliva pesadamente y volvió en sí cuando escuchó a No.6 completar:

— Con razón me extrañó.

Black lo soltó algo perturbado, se alejó un poco y se quitó la gabardina para cubrirlo con ella.

— Sería muy tonto si te hubieras ahogado ahí.

— No era tan profundo — replicó, poniéndose de pie y dejando abierta la gabardina —Pero, me gusta verlo preocupado por mí.

Comentó abrazando mimosamente a Black.

Black sintió su ropa humedecerse, pero, aunque el agua en el cuerpo del menor estaba ya fría, dicho cuerpo estaba aún bastante cálido. No le correspondió el abrazo, aunque tampoco se liberó de él.

Suspiró.

Trató de ver hacia otro lado, para darle algo de privacidad. Pero al no sentir que dejara de abrazarlo, se sintió lo suficientemente presionado como para sugerir:

— Deberías vestirte.

— O usted podría desnudarse y entrar también — probó— No creo que tenga un cuerpo tan diferente del mío, o algo que no haya visto ya.

Black volteó a verlo de inmediato con una expresión confundida y seria, como si intentara determinar si lo que dijo era o no una broma.

— No me importa si solo usted me ve — dijo encogiéndose de hombros aun abrazado a Black.

Black volvió a desviar la mirada y permaneció quieto, tan rígido que No. 6 rio un poco y lo liberó del abrazo, para después, empezar a vestirse. En cuanto se puso la ropa interior, Black volteó a verlo de nuevo.

— Lo que hagas en tu tiempo libre no es razón para que te saltes los entrenamientos.

— No fue intencional —dijo poniéndose los pantalones.

Se quitó la gabardina de Black y se la pasó a su superior.

— Lo siento, la mojé…igual que a usted — nuevamente esa voz cantarina.

— Olvídalo, solo termina.

— ¿Tanto me extrañó? ¿No pudo dormir sin mí? — bromeó — Tiene ojeras que lo delatan— mintió.

Para su sorpresa, Black no afirmó ni negó nada. Lo cual le dio más de una idea.

— Solo no te saltes los entrenamientos.

— Sí, sí.

— Con solo un "sí" basta.

— Sí — dijo alargando la vocal.

No.6 Ya se había puesto su camiseta y estaba abrochándose el chaleco que llevaba, todo el tiempo se sintió observado. Sintió cosquilleos placenteros en el abdomen. Le gustaba que Black lo mirara.

— Tendrás que limpiar esto — dijo señalando la bañera y el agua que había terminado en el suelo.

— Siempre tan severo, aunque es una de las cosas que me gustan de usted —comentó viendo la espalda del mayor encaminarse a la salida.

No.6, quien aún no se ponía los calcetines y las botas, siguió descalzo a Black. No hablaron. Pero Black además de escuchar sus pasos, podía ver su reflejo en las ventanas. Al más alto ya no le sorprendió cuando el caracal se sujetó de su brazo y entró con él a su habitación. En realidad, sí había sentido que extrañó su compañía. Lo cual, sabía, estaba mal.

Para No.6 eso se sintió como una victoria. Black no lo rechazaba, incluso había ido a buscarlo. Después de todo, sí funcionaba a veces empujar y a veces halar.