Intento 6
En otro de los interminables días de entrenamiento, justo cuando el instructor regresó a su habitación, la vio vacía. Por breves momentos sintió que se le estrujó el estómago. Sin embargo, alcanzó a percibir un aroma extra. Suspiró aliviado. No.6 había empezado a oler así desde que tomaba "baños" regularmente. Así que probablemente estaría ahí, aunque aún no lo veía.
Apenas se cerró la puerta detrás de él, vio a No.6 salir de detrás del pequeño muro que evocaba aquel punto ciego entre la puerta y su cama. Aunque se mostró sonriente, la mirada estaba calculando cómo depredarlo. Black no veía sus ojos por el visor, sin embargo, pudo sentirlo. Pasar tanto tiempo con él, le había hecho aún más consciente de cualquier mínimo cambio en su mirada.
— Se supone que debes tomarme por sorpr-
Sus palabras quedaron selladas, pues el caracal se puso de puntas, le rodeó el cuello con sus brazos y cubrió sus labios con los propios. Ahora sí, Black podía decir que estaba sorprendido. No era la primera vez que No.6 lo besaba, ya antes lo había hecho en su mejilla, pero esta vez, era diferente.
Intentó detenerlo y alejar su rostro, pero el caracal lo tenía fuertemente sujetado. No.6 chupó y succionó los labios del instructor, logrando que Black percibiera los movimientos torpes con los que trataba de emular un beso. No obstante, fue esa misma torpeza y resolución las que le hicieron comprender a Black, que No.6 usaría ese ataque sorpresa para intentar quitarle el pin. Sabiendo su intención, y conociendo el temperamento dominante del más joven, supo que tenía que dejar claras muchas cosas con él.
Supo sin equivocarse, que, si ahí mismo no dejaba claro el dominio, el más pequeño se saldría con la suya de ahí en adelante. Y no podía permitir algo como eso. Estaba más que consciente de la fuerza abrumadora que el caracal tenía, mucho mayor a la suya. Podía comprobarlo porque simplemente no podía resistirse al beso. No es que le desagradara, pero se conocía lo suficiente para saber que no podría evitar vincularse emocionalmente si seguía compartiendo tanto tiempo con él.
Consideró sus opciones, era evidente la falta de experiencia del muchacho, él tenía ventaja en eso al menos. Y ya que no podría por ahora liberarse, decidió hacer uso de dicha actividad como campo de batalla. Era en ese beso donde debía dominarlo. Comenzó a corresponderle, con sus manos le sujetó el rostro para ladearlo un poco y tener mejor control.
Sintió en sus manos un pequeño estremecimiento del más joven. Supo que su inexperiencia evocaba que las sensaciones le fueran abrumadoras. Black pensó que, su programación como instructor influyó en que no le disgustara para nada torpeza e inexperiencia de No.6 en ese beso.
La lucha por el dominio y su propio papel como instructor abrieron paso a otros dos impulsos: uno era someterlo y el otro era enseñarle. En cualquiera de esos dos impulsos la respuesta era una sola: profundizar el beso. Paseó su lengua sobre los labios del más bajito y los empujó un poco para abrirse paso. Sintió otro sobresalto.
Aunque los modelos de ataque eran más agresivos, también eran más sensibles al tacto, eso les ayudaba a sobrevivir en el campo de batalla, así que no le extrañaron las reacciones de No.6, quien estaba programado para reaccionar si sentía una briza de viento inusual chocar contra su piel.
— Abre tu boca — dijo en un sonido gutural, terminando de establecer nuevamente la línea de mando.
El agarre de No.6 fue suavizándose lo suficiente para darle un poco de libertad, pero no como para liberarse completamente. Estaba ganando terreno. Lo sabía.
Con suma curiosidad, el atacante le permitió la entrada en su boca. Era algo que definitivamente no había esperado que sucediera. Creyó que Black se quedaría impactado y tímido o que simplemente insistiría en empujarlo. Pero que respondiera el beso, aunque le sorprendía, le complacía a sobremanera.
Black bajó sus manos del rostro del joven hasta el delgado cuello, buscó estrecharlo con cuidado, fingiendo que lo estrangularía. Con eso, lo sintió detenerse por breves dos segundos. Los instintos con los que el atacante fue programado le hicieron parar. Probablemente el caracal estaba calculando qué hacer, si su vida estaba o no comprometida ahí.
No.6 comenzó a sentir muchos cosquilleos en todo el cuerpo, sentir que su vida estaba en peligro le había emocionado. Black parecía todo un conocedor cuando se trataba de entretenerlo.
No pudiendo calcular la reacción del atacante, Black desistió de hacer algo más que lo alterara negativamente, así que pasó sus manos del cuello a los hombros del más joven; y con un movimiento casi imperceptible, le arrancó el pin de la chaqueta. Siguió bajando sus manos hasta colocarlas en la cintura del más bajo y las descansó. Mientras reflexionó que, si No.6 no tenía los dos pines, no completaría el entrenamiento.
— Así — instruyó Black, mientras reanudaba el beso y movía su lengua y sus labios. Ocasionalmente dando una pequeña mordida que evocaba suspiros en su alumno.
No.6 ya más tranquilo, recibió la lección, sintiendo y aprendiendo los puntos y movimientos que debía hacer. Su lengua era un musculo que no había entrenado para nada mas que no fuera el habla. Así que no le vino mal el aprendizaje.
— Tu turno — murmuró el instructor.
Si bien, no estaba del todo cómodo con la actividad, no permitiría que No.6 lo notara. Tampoco podía decir que estaba ciento por ciento incómodo. El castaño emanaba de su cuerpo un calor relajante.
— ¿Lo harás?
El castaño pensó que, extrañamente, Black era bastante más parlanchín y audaz en esas situaciones que en su andar diario. Le fue gracioso y gratificante conocer ese lado suyo. Reanudó el movimiento en su boca con algunas succiones y movimientos de lengua para demostrar su aprendizaje, acompañó su demostración hundiendo sus dedos en el cabello de Black, dándole algunas caricias placenteras. Era más suave de lo que imaginaba.
Black pareció complacido e impresionado con lo rápido que No.6 era para aprender todo lo relacionado al movimiento. Le pareció que el muchacho era un arma muy letal y que definitivamente, podría aprender toda clase de técnica. Debía tener cuidado con él y dejarse una o dos cosas sin mencionar para poder controlarlo en caso de necesitarlo, justo como en ese momento.
No.6 apegó su cadera a la del hombre de cabello azabache, comenzando a frotarse con él. El contacto activó a Black para pasar a otro tipo de actividad. El mayor maldijo en su pensamiento, no se suponía que fuera a llegar tan lejos. Era evidente que su alumno planeaba recorrer el camino completo.
Al verlo tan decidido, comprendió aún mejor la diferencia de personalidad entre un modelo de ataque y el resto de los modelos; la agresividad era palpable y difería del asertividad de un modelo de comando como White o él mismo. Debía ser cuidadoso. Los atacantes eran tan osados que por eso eran los modelos ideales para el campo de batalla donde la muerte acechaba a diario.
Con parsimonia, No.6 comenzó a dar algunos pasos hacia atrás, sin soltar al más alto. Lo motivó a avanzar con él, sin parar ni un solo segundo de dar y recibir caricias con sus bocas.
De a poco, fue girando su cuerpo para lograr que el instructor quedara del lado de la cama y con su peso, lo obligó a sentarse. A Black le quedó claro que la lucha por el dominio aun no terminaba. No opuso mucha resistencia en sentarse, simplemente estaba alerta de no perder el pin que le acababa de robar a No.6.
Black reconocía que No.6 era una unidad muy joven, él mismo había ya pasado su etapa de "experimentar la humanidad" con otros androides. Si bien, no era el más experimentado, tampoco poseía cero experiencia gracias a ciertos favores que ocasionalmente le pedían algunas compañeras en el bunker. Así que eso ya no le provocaba novedad alguna.
Dudó sobre si seguir adelante o no. No sabía aun, qué tan conveniente era para establecer el mando el continuar en ese mismo campo de batalla.
Notando que el instructor parecía distraído sobre qué hacer; con una sonrisa, No.6 se sentó a horcajadas en las piernas de Black. Sin darle más oportunidad a pensar, volvió a apoderarse de su boca; entre besos largos y cortos, el castaño fue desabrochándole el ascot con apuro, seguido de la gabardina y la camisa, para después intentar quitárselas de una sola vez.
No.6 aun se mostró agresivo y decidido a llevar a termino esa batalla. Se preguntó ¿qué tan agresivo debía ser con él? ¿qué tan tajante? ¿qué tan cooperativo? Todo era una apuesta en ese momento. El muchacho era realmente un depredador.
El caracal estaba más enfocado en su propio placer, ajeno a la sarta de pensamientos que Black imaginaba. Tuvo un cosquilleó cuando sintió las manos de Black desplazarse desde su cintura, para desprenderlo también de la gabardina, los guantes y de las correas de su chaleco, todo en muy pocos movimientos. Sonrió entre los besos. Parecía que Black había tomado una decisión. Aprovechando el consentimiento, se quitó la camiseta y colocó la mano de Black en su abdomen.
Black volvió a besarlo, distrayéndolo del hecho de que retiraría la mano del abdomen del más joven; con el fin de quitarle las botas y los clips de sus ligueros para dejar libres sus pies. Volvió a hacer una pausa esperando a que No.6 lo imitara.
Si Black no lo detenía, llegaría hasta el último nivel con él. Él pensó que, aprovechando que estaban en una cama, Black lo haría a un lado, lo sometería con alguna llave y lo echaría de su habitación. Eso pensó. En cambio, comprendió que continuaba instruyéndolo… Por supuesto, le generó algunas preguntas como ¿con quién había aprendido? Pero no lo vio como importante de momento.
Con prisa, No.6 casi le arrancó las botas y se volvió a su otra tarea: desabrocharle el pantalón. Era obvio que no sería detenido a esas alturas, así que continuó. Cuando logró revelar el miembro de Black, estaba activo, pero no parecía tan excitado como pensó que estaría. El más joven arqueó una ceja, mostrándose desconcertado. Después de todo, aunque aún no revelaba su propio miembro, estaba considerablemente más excitado que su maestro.
— Pareces decepcionado — señaló dispuesto a detenerse, pensando que quizá eso había sido suficiente por fin.
— Honestamente, creí que lograría excitarlo más — admitió.
Black reprimió una risa y volvió a unir sus labios con los de No.6 y con una mano palpó el pecho del más joven con parsimonia, repartiendo pequeñas caricias circulares y suaves pellizcos en los pezones del castaño. Con la otra, desabrochó los ya húmedos pantalones bombachos de su estudiante y bajó un poco la ropa interior. Era evidente que el más joven estaba sumamente excitado y que quería pasar a lo que seguía, pero, por su parte, sintió el deseo de no permitírselo hasta que no supiera hacerlo bien. Ahí sería donde marcaría el dominio.
— Siempre tienes tanta prisa de pasar al siguiente nivel que ignoras los detalles — le reveló — En este tipo de cosas, debes interesarte más por tu compañero que por ti mismo.
Así como en los entrenamientos de defensa, Black terminó por quitarse a No.6 de encima y tumbarlo en la cama. Por fin había sucedido lo que el atacante predijo, pero ya tarde y de manera totalmente diferente. Pues, en lugar de irse, se posicionó sobre él, sujetándole de las muñecas, dejándolo abierto a un ataque.
No.6 optó por presionar a Black. Sintió que, si Black se echaba para atrás, perdería totalmente el respeto que comenzaba a sentir por él. Quería ver de qué era capaz el instructor.
— Supongo que a los modelos como usted les gusta tomar la iniciativa — presionó No.6 — No me incomoda, instructor. Después de todo, soy un modelo de ataque, estoy hecho para uso rudo.
Black sonrió.
No mostraría debilidad alguna.
— Palabras grandilocuentes para alguien sin experiencia.
No. 6 levantó su cadera, para intentar rozarse con el instructor. Fue entonces que sintió que el agarre en sus manos desapareció y entre ambos terminaron de desvestirse. El más joven pudo ver el cuerpo completo de su maestro, siempre había pensado que Black usaba demasiada ropa que cubría un cuerpo que merecía ser mostrado. Estiró su mano para alcanzar a tocar finalmente el miembro de su instructor. La sensación le fue curiosa, la piel era suave, pero estaba la zona algo dura. Si bien, lo sabía por archivos viejos y autoexploraciones, era realmente diferente el sentirlo, y más aún, que fuera con otro individuo.
El instructor, quien observaba cada movimiento curioso, tuvo un recuerdo veloz sobre la desnudez de su alumno y de cómo aquel día que lo sacó de la bañera se esforzó por no mirarlo. Volvió a concentrarse en el atacante y sujetó la mano de No.6 que palpaba su miembro y comenzó a guiarla en el cómo, dónde y a qué ritmo debía moverla. Su propia respiración comenzó a agitarse, algo que no pasó de ser percibido por su alumno, quien parecía realmente fascinado, aunque más que el acto, parecía no perder de vista sus expresiones, lo cual, si bien lo inquietó, no lo demostró.
Cuando sintió que su miembro estaba lo suficientemente activo, retiró la mano de No.6 de él.
— Para la siguiente parte podría haber muchas opciones — siguió instruyéndolo— Una puede ser hecha con la boca, otra podría ser masturbándonos juntos o la cúpula, que, por facilidad, sería mejor que se hiciera con un modelo femenino.
— Si dijera que quiero vivirlas todas con usted, ¿me enseñaría, instructor?
Black intentó no reírse, ese comentario, por una razón que no terminó de entender, lo había puesto nervioso. Con todo lo anterior, se suponía que debía ser al revés, él debía poner nervioso a No.6 para dominarlo. Solo pudo concluir lo obvio, que No.6 era muy seductor.
Considerando todo lo que había dejado que pasara en esos últimos minutos, le fue risible su propia reacción. Luego, se dio cuenta de qué sucedió en realidad. No.6 había dicho "vivir" ese simple verbo lo perturbó, sabía que No.6 no podría vivir demasiado. Se estaba vinculando excesivamente con él, incluso para solo establecer una línea de mando estaba ignorando muchas reglas obvias.
Le había quedado más que claro que a No.6 debía ponerle limites tajantes o terminaría a su merced. Luego, meditó que quizá ya lo estaba. Lo mejor sería detenerlo todo ahí y echarlo. Al final del día, no tenía sentido enseñarle lo que estaban haciendo, no podrían usarlo contra las máquinas y mucho menos estaba dispuesto a convertirse en su compañero. No podía encariñarse. Ese chico formaba parte de un experimento. El haber permitido que eso pasara había sido un error de juicio.
— Denegado. Esto fue una lección de una vez.
No.6 agudizó la mirada. Lo que recién había dicho Black insinuaba que no quería continuar. No.6 interpretó que, se mostró demasiado dócil, al grado que le había brindado al mayor algo de lucidez en un momento que no quería que la tuviera. Optó por distraerlo y unió sus labios a los del instructor, si había algo que notó durante toda esa lección que estaba dándole, era que parecía que Black disfrutaba de los besos. Él mismo no gustó tanto de ellos como de los otros toques, los besos se sentían demasiado…emocionales y a eso él se sentía ajeno. No obstante, si a Black le gustaban, estaba dispuesto a hacerlo si eso perpetuaba lo que actualmente hacían.
Inicialmente, Black colocó una mano en la clavícula del atacante para intentar alejarlo, pero, terminó cediendo. Se sintió como si la atmosfera se reanudara. Por lo que No.6 asumió que tan solo debían evitar hablar más que lo absolutamente necesario para no romperla.
Black supo que se arrepentiría. Pero comenzó a pensar algo ¿qué tal si esa era la única oportunidad del chico de experimentar algo fuera de la guerra? Volvió a recostarlo y sujetó uno de los muslos de No.6 desde abajo, lo levantó con el fin de jalarlo hacía sí y alzar su cadera. Lo observó por unos momentos, mientras su mente amenazaba con pensar. Para evitarlo, sacudió su cabeza unas pocas veces y enfocó su atención en lo que iba a enseñarle. Optó por girarlo de lado para no toparse con su mirada. Por un momento bajó de la cama, llamando la atención del más joven.
No obstante, el castaño no dijo nada, se limitó a observar qué haría y dependiendo de su respuesta, lo que él mismo optaría por hacer. Pronto, se tranquilizó, pues notó que Black buscaba algo entre los estantes de su librería. Tan pronto lo encontró, se giró de vuelta a él. Sintió el peso de Black en la cama detrás de él.
No.6 volteó a ver qué tanto hacía Black ya que estaba fuera de su campo de vista, y notó que estaba abriendo un pequeño frasco. Supo de inmediato lo que era, así que se preguntó ¿con quién más habría usado ese frasco? si lo tenía ahí en su habitación y obviamente no era la primera vez que hacía eso, es porque lo usaba regularmente.
Black apoyó sus labios detrás del hombro de No.6 y comenzó a guiar sus dedos entre los carnosos montículos de carne del castaño. El más joven tuvo un pequeño sobresalto, la sensación era extraña, viscosa y húmeda. Por supuesto, Black entendió por qué había tenido esa reacción, así que empezó a humectar la zona, con sus dedos. No paró de besarle el hombro, mientras con la otra mano jugueteó con los pezones del más joven.
No.6 se incomodó cuando sintió la intrusión atrás. Una parte de su incomodidad sí venía por lo extraña que le resultó la sensación, pero principalmente, se sintió incomodo de ser tratado con tal cuidado. ¿Qué no acababa de decirle que no le importaba la rudeza? Suspiró despacio. Los sonidos húmedos y la viscosidad que sentía contra su piel fueron generando una atmosfera. Y más aún, porque gracias a las caricias en su pecho, no se concentraba bien, se mezclaban varias sensaciones.
Si bien, no se sentía bien atrás, quiso suponer que se pondría mejor. De lo contrario, pensó que se sentiría muy decepcionado respecto a lo que mostraban los datos de los humanos y lo que estaba sintiendo en ese momento.
Tras varios minutos de preparación, sintió de repente que Black empezó a separar sus glúteos.
— Flexiona tu pierna izquierda.
No.6 así lo hizo y sintió algo más grande que los dedos de su maestro abrirse paso en él, empujando. Cuando Black consiguió empezar a insertarse, No.6 entendió el motivo de la preparación que le había dado. Se sentía aún más grande.
Black continuó ingresando en el más pequeño, haciendo algunas pausas para que se acostumbrara a la intrusión. No.6 se mordió los labios y respiró profundamente.
— Eso es, respira — le susurró al oído y repartiendo ocasionales besos en su hombro.
Volvió a afianzar sus manos a la cadera del No.6 y empezó a movérsela de adelante hacia atrás, con movimientos circulares, al tiempo en que movía también la suya.
No tardó mucho en empezar a escuchar pequeños quejidos de No.6.
— Sigue respirando.
Sabía que aún le dolía, aun no era placentero.
Él, al ser de los pocos miembros masculinos en la tripulación, y antes de esa misión, era ocasionalmente usado como semental, y realizaba algunos favores a sus compañeras. Así que no le eran desconocidos esos sonidos, pero era la primera vez que hacía algo como eso con un modelo masculino. Ni siquiera estaba seguro de si un modelo masculino podría sentir placer por esta vía, pero sucedía lo mismo con los humanos y aun así lo hacían, así que concluyó que tal vez ellos también. Continuó con los movimientos de cadera, estimulando al más joven.
— Sigue moviendo tu cadera como te enseñé— agregó soltándosela, ya le había enseñado el movimiento. Seguido de eso, tomó el miembro erecto de No.6 y empezó a masajeárselo.
Pronto, los espasmos no pudieron ser evitados por el cuerpo del atacante. Gemidos fuertes empezaron a salir de su boca y Black solo pudo pensar en callarlo.
— Eres muy ruidosos…
Dejó de masturbarlo y le tomó de la quijada para hacerlo voltear un poco, de ahí, introdujo su lengua en la boca del castaño para besarlo y sellar todo posible sonido.
Se besaron y mantuvieron sus caderas en una especie de danza placentera. Black sintió a su alumno llegar al clímax, comprobó ahora sí que, los modelos masculinos también podían llegar por esa vía.
Sintió el cuerpo seguir teniendo algunos espasmos, mientras él aumentaba el ritmo para poder terminar.
Cuando hubieron acabado, ambos se sintieron muy cansados y cerraron los ojos.
No.6 volvió a abrirlos un tiempo después, aunque no supo exactamente cuánto, ahí vio a Black de pie, ya estaba casi listo, se colocó su gabardina, alistándose para salir.
— Instructor — le llamó con una voz cantarina.
Black volteó a verlo con su usual expresión neutra, como si no lo tuviera desnudo en su cama y esperó.
No.6 sonrió y le mostró el pin que le había robado sin que lo notara. Y Black le mostró el que él robó.
— Aun te falta mucho — juzgó, terminando de alistarse — Tu entrenamiento en conjunto empieza en 4 horas, vístete y prepárate.
Avanzó unos pasos y volvió a detenerse.
— No.6
— ¿Sí?
— Esto no va a repetirse ¿entiendes?
Dicho esto, y sin esperar una confirmación, Black salió de su habitación y dejó a No.6 ahí.
— Como si fuera a dejar que esta sea la única vez — se burló.
El cuerpo del más pequeño estaba un poco adolorido, pero no le impedía moverse realmente. Antes de ir a atacar a Black había buscado sobre los efectos de la cúpula entre machos, definitivamente, los androides habían superado a la humanidad. Si bien, no creyó que Black se prestaría para llegar hasta el final, él sí había ido decidido a llegar a él.
Al cabo de un par de minutos de reflexión, el castaño bufó y empezó a ponerse su ropa con algo de dificultad. Ya sabía que Black le robaría su pin, todo estaba siendo calculado. Pero esa era solo una de las tantas etapas de su plan para terminar con su aburrimiento. Cuando terminó de alistarse se encaminó a la salida.
