Disclaimer: Todos los personajes y lo que podáis reconocer pertenecen a J.K.Rowling
Y era como si el destino jugara con nosotros…cuando vi esos ojos almendrados color miel y ese cabello que antaño era desordenado pero ahora se veía con unos bucles bien definidos y perfectos…no podía creerlo.
Una y otra vez se volvían a cruzar nuestros caminos.
Ya sucedió cuando volvimos a Hogwarts para cursar el séptimo año que perdimos durante la guerra… año en que Granger y yo si bien casi no hablamos tampoco dejamos que saliesen a flote nuestras viejas rencillas; bien porque la guerra y perder seres queridos nos había cambiado o bien porque jamás pude volver a despreciarla por su estatus de sangre.
Aunque…debo mencionar, para ser honestos (una palabra que no ha tenido peso a lo largo de mi vida pero que intento cada día ser más fiel a ella) que el casi no hablarnos también fue fruto de una noche en la que los dos nos encontramos en la torre de astronomía y casi nos besamos.
No sé si fue producto de la botella de wiskey de fuego que yo había robado al señor Filch o el hecho de que esa noche nos dimos cuenta que teníamos muchas heridas en común tras la guerra y nadie podía entendernos.
El caso es que tras bajarnos la botella entera en silencio, comenzamos a hablar por todo el tiempo que no lo habíamos hecho y hubo un momento que estábamos tan cerca que nuestros labios se rozaron.
Pero ahí quedó la cosa. Ella huyó corriendo y yo me quedé totalmente frustrado hasta que amaneció.
Después de eso no volvimos a tocar el tema y mucho menos hablar o provocar algún encuentro.
Después de graduarnos el destino volvió a juntarnos en la academia de Aurores; Potter y la Comadreja se habían saltado el regresar a Hogwarts por lo tanto iban un curso por delante en la Academia( privilegios de ser héroes nacionales y todo ese rollo) así que cuando el primer día vi que Granger también se había inscrito pensé que sería una buena oportunidad para ser valiente y acercarme a ella de una vez por todas.
Pero justo tres meses después, cuando ya habíamos entablado una relación cordial donde nos saludábamos y a veces compartíamos tardes de biblioteca comparando apuntes…ella se tuvo que marchar a Australia; aún desconozco las razones pero seguramente una mente tan brillante como la de Hermione Granger era requerida en otros ministerios más prestigiosos… o qué se yo, quizá se hartó de rechazar al pesado del pobretón Weasley y sus escenas de celos después de que rompiesen al segundo mes de que ingresaramos en la Academia.
¡Oh sí! recuerdo perfectamente ese día como si fuese ayer: el llanto desconsolado de la comadreja fue como música para mis oídos.
Recuerdo la cara de bobalicón que se le quedó a Weasley cuando ella terminó con él delante de todos después que él la acusase de engañarlo conmigo.
Menudo estúpido…¿Acaso alguna vez había tenido motivos de celarla así? ¿Alguna vez se había percatado de que Granger era la persona más honesta y fiel a su palabra que había conocido? Ella ni si quiera se consideraba amiga mía ¡Por Merlín! Solo habíamos estudiado juntos, ni si quiera me había fijado en ella como mujer… o tal vez sí…pues el "casi beso" en la torre de astronomía a veces se colaba en mis sueños.
Pero jamás volvió a surgir entre nosotros una situación similar así que los celos de Weasley eran infundados. Además, ellos comenzaron a salir un mes después de graduarnos en Hogwarts así que ese "casi beso" no podía haber provocado esas sospechas…¿O si?
Bah…no creo que Granger le contase a nadie ese pequeño incidente…ni si quiera significó nada.
En fin, a lo que íbamos:
Después de esa escena de celos vinieron más. Todos nuestros compañeros de clase eran acusados por tener aventuras con Hermione Granger y puede que ella no soportase ser el centro de atención y por eso se marchó…
El caso es, que ella desapareció. Pasaron los años y finalmente terminé mi formación como Auror y comencé a trabajar en el ministerio, en el departamento de misterios como Auror de asuntos internacionales.
Y ahora me encuentro aquí, intentando encontrar un dichoso café donde sirvan algo mejor que en los cuatro últimos que he estado. New York es maravillosa…pero el café aquí es horrible.
Mi malhumor se debía a que en unas horas se activaría mi traslador para volver a Londres y aún no había conseguido desayunar algo decente. Mi misión se había alargado más días de los previstos y Astoria ya me había enviado dos vociferadores esa mañana: necesitaba un buen café con urgencia para lidiar el dolor de cabeza que la voz chillona de Astoria me había causado.
Pero…
¿Quién se iba a imaginar que encontraría a Granger en una ciudad tan grande como New York? ¿Y… precisamente en esa cafetería?
¿Y quién se iba a imaginar, que mi misión se "retrasaría" unos días más tras encontrarla?
Cuando la vi parada dentro de la cafetería no pude evitar pensar en los caprichos del destino…y si él se empeñaba en cruzar nuestros caminos es porque había algún asunto pendiente que tratar…y yo, Draco Malfoy, no soy nadie para cuestionar al destino.
¿No creen?
Pero ya es hora de que cuente lo que realmente pasó esos días, de como ese reencuentro gracias al destino hizo que se tambaleara mi vida hasta los cimientos y la estabilidad que creía tener en Londres junto a Astoria y con mi maravilloso trabajo se viniese abajo como un castillo de naipes.
