Pétalos de Arena

Por

Kuraudea

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Capítulo 1

El Hanabi

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«Las rosas & sus pétalos aún no mueren, pues se obsesionan por las estrellas que no brillan & las luciérnagas que sí murieron»

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—¿Pero de qué se quejan?—cuestionó la fémina entre risas y aires de ironía;—Sí ustedes son los causantes de que vivamos así.

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Hubo un día en que una contingencia dimensional unió los límites entre el cielo & el infierno; Enma Daio Sama, desde el otro mundo, trató de impedir que se filtraran personajes inusuales a la vida cotidiana de los humanos, pues pese a su gran esfuerzo de querer sellar ese portal, no lo logró. «Im-Imposible...». Por otro lado, la divisoria espacial entre los terrícolas con otros seres multiversales, también se afectó. Pues por alguna extraña razón, la Tierra fue el punto de visita de nuevos seres espaciales. El rey Furry, quien entonces aún era el gobernante, analizó con la mesa del consejo que la derrama económica, de algún modo, se vió beneficiada por la entrada de otras monedas espaciales como de materiales de gran valor. Por lo que con un acuerdo de "respeto mundial" fue que se le dió libre acceso a todo aquel que quisiera permanecer en el planeta Tierra, siempre y cuando pagaran sus correspondientes impuestos por vivir allí; misma cláusula se aplicó para los seres extraños del Inframundo.

Fue así, que se cumplieron tres años de estar viviendo en compañía del extraño suceso, afectando así la vida de los Capitalinos & haciéndolos testigos frecuentes de todas las novedades que, poco a poco, tuvieron que aprender a vivir con eso. Pues una variedad de razas, de diversos colores de pieles como de otras cualidades, se hicieron notar. E incluso, el emprendimiento de aquellos externos no se hizo esperar, pues negocios de todo tipo comenzaron a brotar como flores en el asfalto. Especialmente la Capital del Oeste se mostró con un ambiente más exótico como futurista, haciendo de ella la Capital más beneficiada en diversos aspectos económicos y/o monetarios, y por lo tanto, la más deseada por habitar.

Entre la gran variedad de negocios, se estableció uno del cual se rumoraba que según sus raíces se sostenían del mismísimo infierno. Se trataba del centro nocturno del Hanabi. Aquel lugar donde sus visitantes aseguraban estar en un hermoso Edén, pues en sí, tenía una extraña decoración natural con ciertos toques de la era Edo del Japón tradicional. Su estructura exterior se solidificaba por un enorme árbol de cual colgaban grandes & jugosas manzanas; mismas, que tenían un reflejo carmesí bastante exquisito como hipnotizante. Entretanto, su personal, como el resto de las chicas que ofrecían sus bailes y actos, parecían sacadas del reino de los cielos, pues su belleza era de impacto para cualquier varón sin importar su raza.

El Hanabi no contaba con una estructura jerárquica, más bien era liderado por una excéntrica mujer de piel verdosa & cabellos afros naranjas. Ella siempre portaba un vestido entallado en tonos azules, mismo, que parecía estar bordado por brillantes lentejuelas de dicho tono; un pronunciado ensamble esponjoso en tono blanco rodeaba con glamour su cuello, y los enormes pendientes de sus orejas, hacían resaltar su elegancia. La empresaria no tenía un nombre como tal, pero sus trabajadoras, como conocidos, y gente de rango importante, simplemente se dirigían a ella como: La Princesa Serpiente.

—Caballero de porte intachable...es un placer tenerlo aquí—extendió su mano forrada por unos guantes largos para saludarle.

—Para mi es todo un gusto, Princesa Serpiente—el hombre inmediatamente besó su mano como si éste estuviese bajo los efectos de un poderoso hechizo.

La reina del Hanabi, en pos al entretenimiento varonil y en ser generadora de nuevos empleos, reclutaba a jovencitas desamparadas o en situación de calle; les ofrecía hospedaje, alimentación, una paga digna, a cambio de sus servicios. Era benevolente en el sentido que las protegía, puesto que nadie podía ser tocada sin excepción. Sin embargo, existía una cláusula a firmar para cada consorte; ésta decía que solo ella podía disponer del rol de sus vidas, por lo que estaba prohibido hacer vínculos interpersonales con los visitantes.

—Ustedes son mis adoradas chicas. Quiero que esta noche actúen maravillosamente; nos visitará gente muy importante, ¿escucharon?

—Sí —contestaron a una sola voz el conjunto de damiselas—¡Nos esforzaremos!

—Así es ...—y tras apretar sus puños & fruncir el entrecejo, aseguró:—...y así será.

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Detrás del telón tinto del escenario, justo del lado del ala derecha, un par de ojos husmeaban; al mover la tela pudieron apreciar la extravagancia del ambiente. Nada novedoso para ellas, pues era el pan de cada noche. Ambos orbes gozosos de tener el bello color azúl digno de los mares, observaban a detalle el cómo una de su mismo clan interactuaba con uno de los clientes.

»Usted es muy bonita, Señorita Ranfán—dijo un viejo libidinoso que se mostraba mesmerizado por sus pechos pronunciados; estaba pasado de copas.

—No sé cómo Ranfán puede soportar tanto—dijo en voz baja la de melena morada— ¿no lo crees, Mai?

—Es que Ranfán es una mujer muy bella, Violet.

—Sí pero...aún así—hizo una gesto de repulsión tras recordar la escena—¡qué asco! ¡es un anciano decrépito!

—Anda, tranquila, no seas exagerada...estoy segura que Ranfán pronto lo pondrá en su lugar: observa—indicó la de cabellera negra con el dedo índice.

—¿Hug...?

Y como si las palabras de Mai se trataran de la verdad absoluta, la de cabello esponjoso utilizando sus delicados encantos & viejos trucos de artes marciales, pudo disfrazar tremenda bofetada como si ésta se tratara de una caricia brutal —Es un aprovechado...—murmuró para sí misma— por lo que el mayor aturdido solo dijo:—Caramba, tiene la mano muy pesada, Señorita Ranfán.

—¡Lo ves, te lo dije, Violet!

—Impresionante ...no sé cómo lo hace, ¡pero lo hace!—echó una risa al parecerle cómico.

—Bien...será mejor que volvamos a nuestros quehaceres, sino haremos molestar a la Princesa Serpiente; mañana nos toca función a nosotras.

—Sí, tienes razón, hay que regresar; no deseo ver a la princesa histérica.

Y el telón, de momento, se volvió a cerrar.

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La vida ordinaria como laboral para otros, sin importar los estragos & alteraciones de la misma, no podían frenarse de ninguna manera. Era importante haberse adaptado al nuevo modelo de trabajo & seguir sobresaliendo.

—Qué tal, buenos días, ¿puedo pasar?—se dirigió la secretaria a su máximo jefe.

—Claro, adelante, ¿qué sucede, Rita?

—Necesito que me firme un par de papeles, Presidente Brief.

—Veamos...—los recibió; les echó un ojo rápidamente para saber de qué trataban.

Sí bien, la Corporación Cápsula, era la máxima empresa empoderada en temas tecnológicos. Por lo que en realidad, la vida mixta de haber recibido visitantes espaciales, había sido muy beneficiosa para los Briefs, pues acuerdos millonarios, intercambios de tecnología como de materiales de calidad para la fabricación de sus productos, los hizo expandirse & ser reconocidos e incluso más allá de la atmósfera terrestre. Eso significaba que los días de trabajo se hacían más pesados y extenuantes para el corporativo en general, agregando a ello, las nuevas lenguas que el presidente & compañía tuvieron que aprender para el cierre de buenos negocios.

—Listo, aquí tienes, Rita—le regresó los papeles a la mujer.

—Gracias, Señor Brief—tras observarlo un segundo, le dijo:—Lo veo cansado, ¿desea una taza de café?—ofreció para reanimarlo.

—No, descuida, estoy bien. Es solo que...—se quitó las gafas, acarició su frente & regresó a ella—Desde hace tres años todo se ha vuelto una gran locura, es como estar trabajando dentro de la Torre de Babel. Hay tantas sorpresas, tantos clientes extraños, idiomas nuevos, y no solo los que vienen de otros planetas sino hay gente del más allá rondando por aquí; no me extrañaría ver al mismísimo rey de las tinieblas rondando por los pasillos de la corporación.

La mujer de traje sonrió—Sin duda ha sido un gran cambio para todos. Tan solo ayer un personaje sinigiual junto con su hermano insistían que venían del "Infiernogro"

Trunks echó una risa—Caray...

—Regresaré a mis labores, Señor Brief.

—No olvides re-agendar la junta con los del Planeta Shibai, Rita.

—De acuerdo, lo anotaré.—escribió el recordatorio en su CC-pad—Bien, ya quedó—pero justo cuando la secretaria decidió salir de la oficina, se frenó al recordar algo—Por poco lo olvido, Señor.

—¿Sucede algo?

—Me dejaron esta invitación para usted; insistieron que su presencia era de suma importancia— deslizó el sobre por el escritorio de madera haciéndola llegar al joven—Al parecer viene de parte del glamoroso centro Hanabi.

—¿Y por qué será tan indispensable mi presencia en ese lugar?—observaba la invitación, ésta tenía el sello de un árbol de manzanas & un dragón.

—Creo que habrá un espectáculo para todos aquellos de cargo importante de la Capital de Oeste; es obvio que entre ellos está usted, Señor.

—Qué extraño, ¿no lo crees?

—No creo que sea algo malo, Señor Brief. Además, puede llevar a un acompañante; invite al Señor Goten para que asista con usted. Ande, han sido días difíciles en la Corporación, dese un respiro—le animaba a acudir.

—Bueno, y ...¿cuándo es ese dichoso espectáculo...?

—Mañana en la noche—contestó— tendrían que estar antes de la 8pm. En la parte de abajo del papel dice que se requiere ir vestido con elegancia & etiqueta.

—Con lo que odio los trajes—le mostró media sonrisa a su asistente, después de un breve análisis, le dijo:—Creo que tienes razón, iré a pasar un rato. De igual manera mañana es viernes y hay que relajarse.

—Me parece excelente—asintió sastisfecha por la decisión—Me saluda al Señor Goten y deseo que la pasen muy bien.

—Gracias.

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—¿Centro Hanabi...?

—Sí, así como lo oyes.

El Son había pillado una llamada telefónica de su mejor amigo en plena calle. Justo se disponía a tomar una ruta para llevar unos papeles & planos al distrito del riego de la Capital. Tenía que hacer unos pagos correspondientes por la renta de parcelas. Goten, al ser de carácter más rebelde en comparación a Gohan, nunca se interesó siquiera por ser un gran investigador o algo parecido. Él desde chico había crecido ayudándole a su padre con las siembras, así como en la recolección de frutos; aún recordaba cuando de niño sentía esa gran emoción, y a la par de su padre, expresaban: «¡Pero qué buena cosecha!»; por lo que su destino, sin lugar a dudas, fue la agronomía.

—¿Y qué se supone qué vamos a hacer en ese lugar, Trunks?

—Al parecer ser simples espectadores nada más. Por cierto, para poder entrar se requiere "etiqueta" así que alista tu mejor traje.

—Ya veo. Ahora que lo mencionas creo haber escuchado cosas de ese famoso lugar; hay muchos rumores sobre él.

—¿A sí...? ¿Y qué clase de rumores?.

—Ya sabes, tonterías, dicen que el Hanabi viene del infierno, además de que las chicas son hermosas, según el lugar tiene algo de magia. Aunque exactamente el decir «mágico» puede relacionarse con muchas cosas; qué misterio, para serte sincero no sé a qué se refieran con eso.

—Pues debido a la contingencia de los planos, actualmente se ve de todo; francamente no me extrañaría ver algo inusual.

—Sí, tienes razón.

El tráfico era por mayor, el azabache batallaba e incluso hasta para dar un paso. Y con la tragedia de hace tres años, estar mezcladas todas las dimensiones se convertía en un caos, ¡pues todo ser quería estar en el Planeta Tierra! Así que el andar se convertía en un verdadero reto matutino, pues espíritus, fantasmas, extraterrestres, y demás seres fantásticos, sin olvidar a las personas ordinarias, era el pan de todos los días.

—Entonces te veo mañana en mi departamento, Goten.

—Claro, estaré puntual.

Justo cuando el hijo de Gokú se disponía a cruzar una gran avenida, por estar charlando con el Brief y por el aglomeramiento masivo, olvidó por completo que el segundero peatonal había finalizado. Fue así, que un auto por poco se lo llevaba de corbata.

—¡OYE CRETINO, FÍJATE POR DÓNDE CAMINAS!

—¡Pero si el que debería de fijarse es usted!—le regresó el grito el Son a aquel conductor—¡DEBERÍA DE APRENDER A CONDUCIR MEJOR!

—¡Bah! ¡VETE AL INFIERNOGRO!—le gritaron a lo lejos como último insulto.

—¿Eh...?—una gota de sudor se deslizó por su sien, pues no supo si había escuchado bien—¿Pe-Pero qué fue lo que dijo...? ¿In-Infiernogro...?

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La noche del viernes llegó junto con aquel compromiso que habían tomado los jóvenes de asistir. La noche del Hanabi estaba a punto de comenzar, por lo que ellos, dirigiéndose en el convertible del empresario, con buen vestir & cabellos humedecidos, estaban listos para ir a pasar un rato agradable.

Entonces, por cada vez que el azúl aceleraba, por cada semáforo en rojo en el que frenaba, y por cada cambio que metía al motor, la curiosidad iba en aumento de saber cómo era ese extraño lugar; éso, junto con otras dudas, mantenían a la expectativa al Brief haciéndolo murmurar en sílabas dicho nombre—Ha-na-bi...

Entre música ligera, buenas charlas, y risas entre grandes amigos, el trayecto continuaba—¿Pero qué clase de tontería es esa?—soltó una carcajada el azúl.

—Solo son cosas que pasan en la familia Son, ya sabes cómo es mamá con papá—rió junto con él; al menguar su risión, preguntó:—¿falta mucho para llegar, Trunks?.

El mencionado revisó el GPS del tablero para corroborar la distancia—En unos cinco minutos más estaremos ahí.

—Y...¿estás nervioso?—preguntó burlón.

—¿Debería...?—lo observó pícaro de reojo mientras mostraba media sonrisa.

—No lo sé...eso dímelo tú.

—Pues...no llevo grandes expectativas, ¿es lo mejor, no?

—Entiendo...en este mundo loco es mejor mantenerse así.

—Creo que hemos llegado—afirmó el azul tras estacionarse.

Éste al bajar del vehículo le entregó las llaves al chófer para que se lo llevaran a un mejor lugar a resguardar. Él junto con su compañero, observaron el lugar sorprendidos—Esto es increíble, Trunks...—pues en efecto apreciaron aquel gran árbol que sostenía la estructura.—Esas manzanas son gigantescas...

El mayor sin querer darle mucha importancia, aconsejó:—Anda, será mejor que entremos de una vez.

—Sí, tienes razón.

Y en cuanto cruzaron la puerta principal, la excéntrica mujer les saludó:

—Sean ustedes bienvenidos al Hanabi, apuestos caballeros.

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CONTINUARÁ...