Pétalos de arena
Por
Kuraudea
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Capítulo 2:
Bajo el reflector
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«La belleza de una mujer debe verse desde sus ojos, porque esa es la puerta de su corazón, el lugar donde el amor reside—Audrey Hepburn»
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—La belleza está en la honestidad de una mirada, o al menos eso es lo que yo creo.
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Esa noche se dió cuenta que algo raro había aparecido en la Capital del Oeste. Pues cierta bruma en el ambiente como cosas inusuales comenzaron a apreciarse—¿Pero qué es todo esto?—se preguntó la de gabardina verde quien debido a lo inquietante de la situación, corrió a sumergirse a la oscuridad de los profundos callejones; ahora la rúe se habían convertido en su nuevo hogar. Y el motivo de ese cambio en su vida, fue cuando en compañía de Shu & de Su Excelencia, descubrieron que al encontrar una de las Esferas del dragón, su mágico efecto había desaparecido: estaba hecha piedra. «¿Pero por qué diablos está así?»—se preguntó en ese momento el de baja estatura un tanto atónito. Por lo que sin existir esa ambición, como el deseo de búsqueda de la herramienta clave para hacer sus sueños locos realidad, lo mejor era separase por un tiempo. Y así, cada quien buscar la fórmula adecuada para sobrevivir bajo sus habilidades.
Vivir dentro de los suburbios urbanos, era crudo. La falta de empleo, el hambre y mal dormir en cualquier espacio, era bastante cansado como desdichado. Entretanto, con el corazón acelerado continuó corriendo; si su visión no le fallaba había visto algunos espíritus rondar por ahí, por lo que eso le aterró—¿E-Espíritus?—se cuestionó a sí misma entre tartamudeos sin darle crédito a lo visto.
Fue entonces, que al esconderse a un lado de un contenedor de basura, sintió un poco de alivio en su alma. Sin embargo, esa tranquilidad le fue arrebatada al escuchar:—Pobre alma descarrilada...
—¿Eh...?—la militar elevó la mirada, y justo observó una rara mujer de vestido entallado y cabellos naranjas acercarse a ella—¿Quién es usted?—por su protección le apuntó con la única pistola que cargaba con ella.
—Vamos, tranquilízate... no voy hacerte daño. Al contrario, vengo a ofrecerte algo que quizá sea de tu interés—la mujer sonrió, y sobre el color violeta de sus labios, un brillito resaltó.
Tras haber escuchado eso bajó el arma lentamente—¿Q-Qué quiere decir con eso? Explíqueme.
—Quiero que trabajes para mí.
—¿Tr-Trabajar para usted...?
—Es duro vivir en la calle, ¿cierto?—se dirigió a ella, luego ofreció:—Yo puedo brindarte un buen lugar para dormir, un poco de dinero para tus necesidades básicas, comida, vestimenta y protección. Es fácil, solo tienes que apoyarme con tus encantos para poder llegar a la cima del éxito; aunque no lo creas, la ayuda es mutua.
—E-Es que yo ...no creo tener tales encantos para un trabajo de ese índole—se mostró nerviosa.
—Ven, acompáñame...—la tomó del brazo y antes de partir, tiró la colilla de su cigarro al suelo. Al aplastarlo con su zapatilla, lo apagó.—Te explicaré de lo qué se trata...
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—Sean ustedes bienvenidos al centro Hanabi, apuestos caballeros.
—Gracias.—contestó a secas el empresario.
—Por favor síganme, los llevaré a su lugar y en un momento una de mis chicas estará para atenderlos.
Había una gran multitud de personas. A simple vista todos los presentes se apreciaban que tenían un buen poder adquisitivo. Los colores rojo, dorado y también el blanco, predominaban en la decoración del lugar.
—Vaya...—murmuró Goten quien iba detrás de su amigo—Es un lugar bastante extraño.
—Es aquí.—señaló la mujer con ambas manos—Disfruten de su estadía; con permiso.
—Gracias.
Situados en sus asientos & un poco inquietos por lo novedoso del lugar, fue que llegó su compañera de noche.
—Hola, qué gusto. Mi nombre es Violet y tendré el honor de acompañarlos esta noche; estaré a sus servicios, caballeros—hizo una ligera reverencia la de melena quien portaba un vestido tipo oriental al cuerpo en tono azul rey—Si no me equivoco usted es el empresario Trunks Brief, ¿verdad?
—Sí, así es—asintió el azúl, luego regresó el saludo—es un gusto también para mí.
—¿Y el joven que está a su lado?—observó al azabache.
—El es mi mejor amigo: Son Goten.
—Comprendo...es un placer Señor Son Goten.
—Igualmente para mí.
—Bien, pues comenzaré por pasarles sus disfraces.
—¿D-Disfraces? ¿Y eso para qué es?—preguntó el menor.
—La Princesa Serpiente tiene gustos bastantes excéntricos como raros, que no les sorprenda—les lanzó un guiño—Supongo que es para mantener un ambiente más misterioso. Además, sí observan, todos están utilizando máscaras & antifaces.
—Ya veo—agregó el Brief mientras se fumaba un cigarrillo, tras expulsar una bocanada de aire, preguntó:—Esas personas de allá—indicó con un ligero movimiento de sus cejas—Son extraterrestres, ¿verdad?
—¿Quiénes..?—Violet volteó para asegurarse y saber a qué personas se refería el azúl—Ah, claro, es el Señor Zuhnama—regresó a él— En efecto, es un extraterrestre que proviene del Planeta Calvo, en su idioma nativo se le conoce también como "Wakusei Kerubo" y el resto de sus acompañantes son Calvoianos; gente de su confianza.
—Vaya, es un ser enorme—agregó Goten, pues prácticamente se trataba de un mounstro de gran estatura y de complexión muy escuálida; su piel era azúl con ciertas partes beige.
—Y no solo eso... se dice que el señor Zuhnama es poseedor de grandes tierras espaciales. El tiene visitando el Hanabi al rededor de tres meses seguidos.
—¿Tres meses...?—cuestionó Trunks un tanto extrañado, a lo que comentó después—¿Por qué alguien visitaría un lugar como el Hanabi con tanta frecuencia?
—Bueno...—esbozó la violeta & continuó con la charla—Realmente no sé si me corresponda decirles esto, pero creo haber escuchado que el Señor Zuhnama quiere conseguir una novia para llevársela a su planeta natal; en pocas palabras desea contraer nupcias con una terrícola.
—Pues qué desgracia será para esa pobre mujer.—dijo Goten.
Violet rió abiertamente por el comentario—Ya veremos qué pasa con ese tema. Pero en sí, les puedo asegurar que el Hanabi se sostiene de todos sus visitantes, por el pago de entradas, por el consumo, e incluso por las aportaciones voluntarias de nuestros clientes VIP. Después de todo, no es tan malo trabajar aquí; la Princesa Serpiente nos trata como si fueramos sus hijas, regularmente nos nombra "Pétalos de arena".
—¿Y a qué se debe ese extraña forma de dirigiese a ustedes?—intervino el empresario justo cuando aplastó la colilla de su cigarrillo en el cenicero.
—La verdad Señor Brief...es que ni yo sé realmente la razón de ello...sin embargo, agradezco de algún modo el haber llegado al Hanabi—entregó sus antifaces—Tomen, deben colocárselos ya.
Ambos hombres se pusieron los accesorios; al tratarse de simples antifaces quedarían expuestas sus narices, labios & barbillas. El antifaz de Trunks tenía la forma de un conejo, su fondo era negro y tenía incrustadas preciosas piedras negras; éstas le daba un brillo bastante especial. Por lo que lo azúl de sus ojos sobresalía bastante bien en conjunto de sus lacios lilas. Entretanto, el de Goten tenía la forma de un oso, sus piedras eran doradas; le hacían lucir muy llamativo, y por su color de piel como lo azabache de sus orbes & cabellos, le quedaba más que perfecto ese color.
—La función ya no tarda en comenzar, ¿gustan alguna bebida?
—Un Whisky en las rocas, por favor—dijo el Brief.
—¿Y para el Señor Goten?
—Para mi está bien un Manhattan.
—Perfecto. En un instante se los traigo.
En cuanto Violet se dió la vuelta, la plática entre los chicos comenzó:
—¡Júrame que al terminar esto nos vamos a largar de aquí, Trunks!. Además ...a altas horas de la noche salen las animas del purgatorio por toda la ciudad y no sé cuánta cosa más—parte de su sien se vió azul de solo imaginarse lo escalofriante de la escena.
—Tranquilo, todo estará bien; te daré hospedaje en mi departamento esta noche; solo hay que disfrutar de la función & ya.
—¡Aquí están las bebidas, caballeros!~~
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Como cada noche, como en cada función, y faltando muy poco para salir al escenario, los nervios hacían de las suyas. Era imposible ignorar las mariposas en el estómago, como ese hilo imaginario que jalaba en medio del vientre provocando notables síntomas de excitación en su feminidad. Pese a ser algo a lo que ya estaba acostumbrada, el ímpetu no se hacía a un lado.
Al remarcar sus labios con aquel tono escarlata, mismo color de sombras que optó por iluminar sus párpados; anexó para finalizar un delineado pronunciado muy característico en ella, haciendo más notables lo almendrado de sus ojos, así como una mirada más profunda. En esos momentos de preparación era cuando su mente divagaba, se acordaba de todo, de Shu, de Su Excelencia, hasta del cómo fue qué llegó al Hanabi.
—Pero...¿por qué Pétalos de arena...?
—Porque ustedes son mis chicas...son mis hermosas flores de desierto; hermosas & tentadoras para cualquier individuo. Sin embargo, en este medio, deben de ser firmes & traer puesta sobre la espalda una coraza áspera como la arena—guardó silencio y tras sonreír, dejó en claro un dato importante—Debes de saber que al firmar... así como hay beneficios también hay cláusulas que deben de cumplirse.
—¿Cláusulas? ¿Có-Cómo cuáles?
—Nada del otro mundo ...es solo que ahora tú serás únicamente de mi propiedad. Ya te darás cuenta de cómo está la situación por aquí...por lo pronto solo firma Mai, & del resto yo me encargo.
—Pe-Pero...
—Te aseguro que "TODO" lo que te prometo es verdad; para la gente que no tiene nada qué perder, créeme, es mejor esto a nada. Sé una de mis Pétalos de Arena; aquí las chicas se llevan muy bien, somos como una gran familia.
—Lo sé, pero ...
—Deberías de tomar esto como una gran oportunidad para ti; tu antigüo estilo de vida no te ha llevado a hacer grandes cosas, Mai. Además, si te preocupan tanto tus viejos amigos, una parte de tu sueldo puede ser dirigido a ellos para su bienestar, ¿qué te parece?—la mujer tocó ese lado vulnerable en la militar.
—¿L-Lo dice en serio?
—Palabra de la Princesa Serpiente—alzó su mano al nivel del pecho en pos de darle seriedad a las palabras; a lo que luego añadió—Eso significa una promesa, querida.
—Por otro lado... no sé si sea acta para este tipo de empleo, no sé si soy atractiva y ...
—No te preocupes—le interrumpió—todas las mujeres somos hermosas, todas tenemos ese toque sensual, solo es cuestión de que aprendas a sentir esa llama interna: ese fuego ardiente, ¿qué dices, Mai?
—Bueno...pues en ese caso...
Las pantimedias se deslizaban por lo albino de su piel, y se sujetaban del liguero a medio muslo; un antifaz adornó su rostro, dándole una apariencia mística. Un coqueto Kimono con estampados de kanjis y flores abstractas sobresalían apropiadamente del fondo azul rey & rojo. Tal prenda estaba modificada para que se apreciaran ciertas partes de su cuerpo como la espalda, hombros y piernas.
—Listo...ya firmé.
Una risa salió de los labios de la mujer serpiente, misma que cubrió con su mano—Excelente Mai, ahora me perteneces solo a mi.
Altas plataformas embellecieron sus tobillos & piernas. Después un ligero rocío de perfume en su cuello, el aroma se impregnó en todo el vestidor; respiraba hondo, pues estaba a punto de recibir la tercera llamada—Tú puedes Mai ... tú puedes...—se daba ánimos mientras impaciente abría y cerraba sus puños; sus dedos se movían sin control.
—Mai, es tu turno—avisaron detrás de la puerta.
—Gracias, voy para allá—y la sensual mujer se encaminó por un largo pasillo que la llevaría a su nicho de trabajo: EL ESCENARIO.
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Las luces del Hanabi se volvieron tenues; el show estaba por comenzar. Entretanto, la multitud estaba impaciente por ver a la Pétalo de Arena.
—Vaya, al fin—expresó el Son sin despegar la mirada hacia el telón.
—Saldrá en escena Mai, ella es maravillosa—indicó la acompañante de los chicos.
El Brief dirigió su mirada hacia su saco, pues de éste salia una melodía que emitía su celular—¿Uh...?
—¿Sucede algo, Trunks?
—Saldré un minuto, debo contestar.
—De acuerdo, no tardes—el azúl solo asintió ante la sugerencia.
Fue así, que una oscuridad más una bruma repentina, se hicieron presentes a la vista de los espectadores; una melodía excitante con guitarra eléctrica comenzó:
»Cariño, cuando quiero tocar tu piel, sin darme cuenta, tengo una expresión de dolor en mi rostro.
Al hacerse la luz, la masculinidad en conjunto, apreció a la belleza misteriosa en escena. La mujer de larga cabellera negra con brillos de sedosidad, danzaba unos movimientos sensuales de cadera & pelvis; en sus manos jugueteaban grandes abanicos de papel. Así que con ellas, elevó una de sus manos hacia arriba, mientras la otra se posicionó a la altura de la cadera; esa colocación era conocida como la cuarta postura en el Ballet clásico. De esa manera, una de sus piernas, se deslizó hacia enfrente en posición de punta haciendo ver a su protagonista increíblemente fabulosa.
El silencio predominó, pues ni siquiera alguno de los espectadores parpadeaba ante semejante obra encarnada.
Al llegar a su asiento, el empresario trató de explicar el motivo de su repentina ausencia—Era Rita, me preguntaba sobre unos documentos que guardaba en mi despacho—entonces le preguntó al azabache—¿Y qué tal va..?—refiriéndose al espectáculo.
Su amigo solo se limitó a decir—Creo que tienes que verlo por tí mismo, Trunks.
El joven Brief volteó al escenario con aquel antifaz de conejo que ocultaba parte de su rostro. Y mientras la fémina bailaba, él iba quedado petrificado, impactado & ligeramente boquiabierto, como si un hechizo hubiera caído sobre su nuca. Pero, sin importar las reacciones, la música seguía a su son & la magia continuaba con la hermosa mujer del Hanabi.
»Muestras frialdad & ternura en tu acto; pareciera que deseas jugar conmigo. ¿Qué estás planeando? ¿Hasta cuándo me darás mi recompensa?
El azúl llevó una de sus manos a la barbilla, de igual manera rozaba parte de su mentón & mejillas. En seriedad seguía apreciando; su entrecejo bajo el antifaz estaba fruncido, pues sus orbes se tornaron penetrantes.
»Por favor quédate, brillante mujer de arena, para yo verte siempre. Nena, si te metes conmigo seré un buen hombre. Sé que te gusta el dinero, pero creo que no solo estás hecha para bailar desnuda. Cuando la noche se convierta en día, ¿continuarás con el banquete? ¿O todo se caerá a pedazos?
Como si no tuviera poder de sí mismo, el joven azúl se fue poniendo de pie; dió un par de pasos, cosa que alertó a su compañero—¿Trunks a dónde vas?—pues en su hipnosis parecía que el entorno desaparecía volviéndose cada vez más negro. Por lo que bajo ese hechizo, en esa visión alterada, solo se encontraban ellos en el lugar. Fue así, que el de negro en su andar esquivaba sillas, mesas, medios muros de tablaroca como desniveles en el piso para dirigirse al escenario, deseaba llegar con la mujer que continuaba como una diosa en las alturas.
El de antifaz de conejo caminaba lento pero firme a su objetivo. No negaría que estaba excitado, atraído, como nunca en su vida. Sin embargo, ella se percató de su presencia a conforme se iba aproximando. Así que sin interrumpir el acto, le miró, y ambos pares de orbes zarcos se observaron a distancia, habían coincidido. Y en efecto, y por alguna extraña razón, sintió que ya la conocía de antes. Pues en esos bellos ojos, y en su profundidad, descubrió que algo más se ocultaba en ellos. Así que si su corazón no le fallaba, intuyó que era alguien que tuvo que curtirse para sobrevivir a la contingencia dimensional & a sus estragos, como les pasó a la mayoría de los ciudadanos; parecía tan fría, tan dura, pero en su interior sobresalía un alma pura. Entonces, una pizca de empatía llegó a su pecho, por lo que entendió su postura, su estilo de vida & su trabajo.
»No huyas ahora, brillante belleza de arena. Este encantador sabor a miel invita y me tira derecho a este ricón final de este mundo. Y a medida de que el Sol avanza, me sigue quemando. No quiero que huyas, no quiero que te vayas, no quiero perderte.
»No quiero perderte nunca.
Y justo fue en ese último párrafo de la canción que su función terminó. La misteriosa mujer desapareció de los escenarios Y Trunks se ubicó a la realidad justo cuando escuchó—¿Pero qué diablos te pasa, Trunks? ¡Me ignoraste por completo! Por más que te insistí que regresaras...parecía que no me escuchabas.
—Es que yo...—no encontraba las palabras precisas para descifrar en el trance que estuvo; observó el rostro de su amigo un tanto atónito—Olvídalo...estoy bien. Hay que volver a la mesa.
—Claro...—le palmeó el hombro y con la palma de su mano le mostró el camino—En serio que perdiste piso, Trunks.
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Deshaciéndose de su arreglo, y justo al quitarse los aretes, se quejó frente al espejo:—¡¿Pero qué le pasa a ese tipo?! ¡¿Por qué se acercó tanto?! ¡Ahhgg~~!—rascó su cabeza con desespero, pues de algún modo "algo" provocó en ella, no pudo descifrar bien ese sentir, sin embargo, sí existió esa curiosidad de saber quién se escondía detrás del antifaz —¿Qué no sabe que nadie puede tocarnos? Pero qué atrevido—procedió a desmaquillarse con una toallita húmeda.
Entretanto, del otro lado de la puerta de su vestidor, se escuchó:—Como siempre estuviste fabulosa, Mai.
—Gr-Gracias...—contestó sonrojada al tomar ambas mejillas con sus manos. Pues al final de cuentas, siempre salía a relucir ese lado tímido de la auténtica Mai.
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—Pe-Pero si todavía no se acaba el espectáculo del Hanabi, ¿cómo que ya se van?—cuestionó la violeta.
—Sí, seguro en otra ocasión visitaremos el lugar—contestó Goten—Agradecemos todas tus atenciones, Violet.
—En ese caso...permíteme entregarle esto joven Son Goten—le dió una tarjeta con su número telefónico—Cualquier cosa del Hanabi estoy para servirles.
—Muchas gracias.
—Por cierto, Violet...¿dónde es que viven ustedes?—preguntó Trunks a la mujer.
—Por la parte trasera del Hanabi hay un callejón que conduce a un pequeño edificio, ese es nuestro hogar; Mai & yo compartimos la misma habitación.—por la reacción que hace rato tuvo el empresario supo que ese dato sería de su interés.
—Ya veo...—al asentir cambió de tema—bueno, iré al baño antes de irnos; vuelvo en un momento.
—De acuerdo.
Se dirigió a dicho lugar guiándose por la particularidad de los señalamientos que al divisarlos en conjunto, conformaban el camino de una serpiente plateada. Pero justo antes de entrar al baño de los caballeros, observó salir del área de los camerinos a la mujer de antifaz. Ésta tomó un pasillo manchado de rojo & luz tenue; cuadros con ilustraciones renacentistas sobresalían en las paredes. Fue así, que Trunks se percató de ella, y en vez de entrar al baño mejor la siguió—¿Pétalos de arena, eh?—murmuró para sí mismo, estaba intrigado por ver su rostro y descubrir todo sobre aquella inquietante mirada; gracias a Violet al menos ya sabía su nombre. Entonces, recordó aquellas palabras de la misma:«Por la parte trasera del Hanabi hay un callejón que conduce a un pequeño edificio, ese es nuestro hogar». Y efectivamente así fue. Cuando se acabó el andar en el pasillo, la mujer empujó una puerta con el típico letrero luminoso de "salida", luego dió vuelta a mano izquierda y se filtró a un trecho al descubierto, pues se miraba el cielo, la Luna y pese a su oscuridad, había nubosidad rojiza: claros signos de que en la madrugada una lluvia caería.
Cuando el Brief intentó pronunciar su nombre para hacerla detener, un sujeto con antifaz de búho salió a medio camino—Hola hermosa ...—por lo que el conejo se escabulló detrás de unas mamparas y escenografías viejas para desaparecer del plano.
Ante la Impresión Mai se detuvo a secas—¿Pero usted qué hace aquí?—preguntó mientras sus ojos examinaron el entorno; fue así, que supo que estaba completamente sola con aquel hombre—Mi función ya acabó, no tiene por qué estar en este camino. Vuelva al Hanabi a disfrutar de los demás actos—siguió de largo sin mostrar miedo.
—Hey, hey, tranquila ...—después de una risa de rufián se acercó a sus espaldas y sobre su hombro, le dijo—Hoy estuviste maravillosa, casi se me salía la baba por tí; me encuentro muy excitado, muñeca. ¿qué te parece si nos divertimos un rato, eh?—el hombre la tomó en brazos—Dame un besito, primor—por lo que un forcejeo inició por ambas partes.
—¡Suéltame, maldito degenerado! ¡¿qué rayos te pasa?! ¡Suéltame, suéltame!
—Vamos, no te hagas la difícil.
Pero una voz intervino ante lo patético de la escena: ordenó en seriedad—Déjala en paz.
—¿Qué dices...?—el individuo volteó hacia el Brief—¿Y tú quién eres? Anda, será mejor que no te metas en lo que no te importa; lárgate de aquí, amigo—y según él, en buena fé aconsejó:—En el Hanabi hay muchas otras mujeres para que escojas una para ti—por lo que el búho ignoró la orden y pretendió volver a sus mañas.
Entonces, sin esperarlo, el misterioso joven tomó al sujeto de la camisa, lo trajo hacia él, y le dijo en la cara claramente:—DIJE QUE LA DEJARAS EN PAZ ...ahora lárgate de aquí—lo empujó con fuerza & éste dió contra algunos botes de basura, la misma acción hizo que hasta algunos roedores salieran asustados entre chillidos. El tipo al levantarse del suelo, salió huyendo. «¡Estás loco!»—le gritó entre trotes.
—¿Estás bien?—el joven se dirigió a la damisela inmediatamente.
—S-Sí, gracias...—ella acomodaba sus prendas, hasta por mera inercia se dió un par de palmadas en el resto del vestuario & cuerpo. Pero al verlo, recordó, que se trataba de aquel hombre que poco a poco se fue acercando al escenario durante su acto. Entonces, revivió ese sentir en su interior que le causó lo penetrante de su mirada «¡Es él» pensó para sí misma. Y con eso en mente, cayó en cuenta que jamás debía de fiarse de nadie, pues pensó que detrás de esa "buena acción" seguro se ocultaba algo más. Así que en defensa propia, agregó: —No creas que por haberme salvado ahora me acostaré contigo. ¡Que eso te quede bien claro!.
»¿Qué...?—se impresionó por sus palabras.
—¿Pero qué dices...?
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CONTINUARÁ...
