Pétalos de arena

Por

Kuraudea

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Capítulo 3:

Confianza

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«Cuando alguien te muestra quién es de verdad, confía»—Maya Angeloue.

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Esa mañana le había dicho a su secretaria que saldría a resolver un pendiente personal—Rita, volveré en un rato.— Tomó una de las aero-naves de la Corporación Cápsula y emprendió camino a tierras muy lejanas. Enfocando la mirada hacia enfrente & con ambas manos sosteniendo la palanca del transporte, esbozó con sentimiento—Caray...—pues no sabía qué había pasado en realidad para estar viviendo de esa manera. Si de por sí ya era difícil estar dentro de una sociedad maliciosa, ahora que todas las anchuras dimensionales no tenían frenos & límites, lo hacía aún más difícil, era como vivir dentro de la Torre de Babel o como si un castigo divino les hubiera caído a todos por igual. Es por ello, que al inicio de la catástrofe, buscó la manera de hacer volver todo a su debido lugar, a sus respectivas líneas. Aunque parecía difícil, ya que después de la última batalla contra Omega-Shenron, la vida terrestre siguió su curso original; fuera de deseos codiciosos. Por lo que las Esferas del Dragón habían desaparecido convirtiéndose en simples piedras. Y desde ahí, lo que pasara de ahora en adelante, la misma humanidad tendría que lidiar con eso, o bien, resolverlo bajo sus propios méritos.

Sin embargo, él mantenía un gramo de esperanza en su ser. Así que con la ayuda de un nuevo rastreador que detectara otro tipo de materiales rocosos, fue que reunió los siete elementos & los llevó primeramente a un lugar a examinarlas. Fue así, que un laboratorio Gemologíco corroboró la autenticidad de las esferas; a pesar de estar inservibles, por dentro eran ricas en ciertos minerales entre otros derivados de valor.

—Creo que es auténtico lo que trajo a examinar, Señor Brief—dijo el especialista de bata blanca.

—¿A sí?

—En efecto.—asintió y explicó:—la primera forma de comprobar la veracidad de ellas, fue mediante la observación visual. Esto puede incluir la comparación de la piedra con otras de la misma especie, la verificación de la uniformidad del color y la inspección de las inclusiones dentro de ellas. Por lo que en conclusión, las siete esferas son de la misma especie; aunque admito que nunca había visto algo similar.

—Entiendo. Muchas gracias por su ayuda.

Así que sin tener dudas, con fé & esperanza las llevó a unas segundas manos. Y éstas eran las más adecuadas para realizar una nueva súplica a los dioses, como que accedieran a un nuevo pacto para su uso en planos terrenales. Por ello, fue que emprendió camino para ver qué había pasado con las mágicas piedras. Cuando observó la famosa torre fija que atravesaba los cielos, supo que era el momento de ascender aún más arriba & aumentar la velocidad—Bien, aquí vamos—jaló hacia atrás la palanca para maniobrar la subida.

A escasos segundos fue que llegó al Templo de Kami-Sama; al tocar tierra y bajar de la nave, dió un par de pasos para filtrase al lugar.

Fue así, que Dendé salió corriendo a saludar—¡Señor Trunks, es usted!

—Hola.—en su faz se mostró media sonrisa.

—Qué gusto verlo.

—Igualmente...Y dime, ¿qué tal vamos con lo que te encargué, Dendé?

—Pues ...—Mr Popo acercó sobre una charola las esferas junto con una estatuilla de dragón hechas piedras—Creo que no he tenido éxito. Sin embargo, sigo investigando si existe algún otro método para reactivarlas. En este tiempo he hecho oración en idioma Namek entre otros rituales para que nos concedan el perdón—agachó la mirada— Lamento no tener aún noticias favorables, Trunks.

—Descuida, agradezco tu esfuerzo; no perdamos la esperanza.

—Seguiré insistiendo, lo prometo.

Y en esa insistencia de querer volver a la normalidad bajo el único método obsoleto que les quedaba bajo la manga...tres años se habían cumplido desde entonces.


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—No creas que por haberme salvado ahora me acostaré contigo. ¡Qué eso te quede bien claro!.

—¿Qué...? ¿Pero qué dices?—se impresionó por sus palabras. E incluso su rostro se desencajó un poco debido a lo mismo. En realidad sus intenciones, pese a lo atraído que se sentía por la mujer, no eran esas, o por lo menos no aún

—Vaya, no pensé que fueras a reaccionar de esa manera; aunque no te culpo. Causaste mucha curiosidad en mi, no mentiré que quería conocerte, presentarnos, ya sabes, solo saludar, es todo. Y al verte en aprietos, decidí intervenir.

»¿Acaso dijo "solo saludar"?—la mujer estaba perpleja.

—En fin, qué tenga una excelente noche, Señorita Mai—el de antifaz de conejo se dió la vuelta & caminó de regreso.

Ella estiró su brazo y abrió la palma de su mano en intento de detenerlo, pero se arrepintió a último momento—P-Pero qué tipo ...—murmuró y continuó con su trayecto.

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—¿No te diste cuenta que actuaste como una niña boba, Mai?

El Centro Hanabi había cerrado sus puertas. Entretanto, Mai & Violet se encontraban en su alcoba con sus respectivas batas para dormir, charlaban sobre la cama; ambas observaban el techo.

—Yo no sabía que se trataba del "tal" empresario Brief. Además, ¿qué fue esa forma tan extraña de acercarse así conmigo?

—Lo cautivaste, es todo.

—Su mirada parecía atravesar mi piel.

—Vamos, no exageres Mai; es solo un hombre.

—Ni siquiera me conoce, Violet.

—Cierto. Y ni tu a él.

—¿Por qué ahora resulta que estás de su lado, eh? —volteó con ella.

—No es eso. Solo creo que es un buen tipo; recuerda que te salvó el pellejo. Además, llevamos tres años en el Hanabi...¿acaso siempre será así?...A veces me pregunto cómo sería tener otra clase de vida. Así que no le veo problema en tener amigos como ellos; de hecho le dí al joven Son Goten mi número de teléfono para que nos contactaran.

—¡¿Has perdido la cabeza?!—de momento se exaltó—Sabes bien que no debemos de tener contacto cercano con los clientes.

—Lo sé, pero ...a veces se necesita un poco de emoción para salir de esta constante rutina; ojalá esos jóvenes nos llamen pronto.

—Pero qué locura haz hecho, Violet—se giró & se cubrió por completo con la sábana.

—Tranquila...algo me dice que hice lo correcto.

—Anda, ya duérmete. Mañana hay mucho por hacer.

—De acuerdo, de acuerdo "Señorita Histérica", buenas noches.

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—Bien, ahora que estamos solos ...¿dime qué rayos pasó contigo, Trunks?

—¿Otra vez con eso?.

—Por supuesto que sí, parecías un idiota. En verdad me preocupé por ti, hermano.

Ambos jóvenes degustaban un simple vaso de leche junto con una pieza de pan en la cocina del Brief; estaban sentados frente a frente sobre unos bancos & la barra de la cocina con su formica en tonos grises, los separaba; la misma hacía buen contraste con lo blanco de los cajones y demás adornos.

—No lo sé...yo... me perdí, ¿qué más puedo decirte?—agitó ligeramente la cabeza mostrándose confundido, de ahí de dió un trago al líquido lácteo.

—¿Quieres decir que esa mujer te cautivó?

—No estoy seguro de eso, aunque...ella es muy hermosa.

—Deberías de corroborarlo.

—¿Qué quieres decir con eso, Goten?

—Podrías ir a buscarla—sugirió.

—No sé... durante el trayecto de regreso a casa te conté que la salvé de un pequeño percance con un tipo que la acosaba.

—Ajá...

—Y después de eso se puso en una actitud bastante rara. Yo fui sincero, le dije que quería conocerla ...pero tal parece que no le caí bien o qué sé yo.

—Quizá también llamaste su atención, y su actitud es solo parte de alguna autodefensa. Ya sabes, no es bueno fiarse.

—¿Y cómo podría saber sí esto es auténtico & no solamente un disparate de mi parte?

—Creo que sé cómo podrías descubrirlo.

—¿A sí?¿Y cómo?—le inquietó saber tal respuesta.

—Mañana te digo, muero de sueño —bostezó abiertamente, Trunks esbozó una sonrisa por semejante bateada—tomaré una de las habitaciones disponibles para dormir. Buenas noches, mañana platicamos—se levantó & salió.

—Descansa...

Cuando el Brief bebió el último trago de leche suspiró al pensar en esa profunda mirada de la fémina, luego dijo para sí mismo:—Creo que también iré a descansar.

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La mañana del sábado dió inicio, y con ello, un gran desayuno hecho por el menor de los dos muchachos desprendía un aroma exquisito en el ambiente. Al final de cuentas, algo bueno había aprendido de haber vivido toda su vida en los Montes de Paoz, sumándole que su madre hacía magia con sus manos, era una gran cocinera por entró a la cocina con un atuendo cómodo, secaba con una toalla sus lacios debido a la reciente ducha que había tomado, después descansó la tela absorbente sobre sus hombros. Tomó asiento & preguntó:

—¿Qué hay de desayunar?

El chef con su innata carisma contestó con un simpático acento italiano:— ¡Delle squisite uova, bacon e frittelle, signore! —refiriéndose a que había preparado huevos estrellados con tocino & hotcakes—¡MMM..DE-LI-CIOSO!—acompañó tal frase juntando los dedos de ambas manos.

—Ja,ja,ja—el azúl rió abiertamente. Pues en verdad la interpretación del Goten Chef era bastante genial, y sus guisos ni dudarlo—Anda, desayunemos. Y así aprovecho para que me cuentes tu extraordinario plan.

—¿Mi extraordinario plan?—echó una risa al emplatar. Al depositar el plato de su amigo en la barra y también el de él, tomó asiento & viéndole a rostro, le dijo:—Te dí una pista ayer, bobo.

—¿Huh? ¿Lo dices en serio?—llevó una cucharada con alimento a su boca.

—Claro.—éste hizo lo mismo, pero al pasar el bocado, le dijo:—Iremos consecutivamente al Hanabi, y por cada noche que estés ahí, harás exactamente lo mismo que ayer.

—¿L-Lo mismo? ¿Qué quieres decir?

—Escúchame Trunks...a las mujeres les gusta que las observen, pero ante todo, que les muestren cierto interés. Ella se percatará de tu presencia frecuente, y justo ahí, es cuando sabrás con exactitud qué es lo qué pasa con ella. Digo, no estaremos ahí toda la vida como ese mentado Señor Zuhnama, pero con un par de noches bastará para que ella se pueda convencer de querer conocerte o como mínimo comenzar a charlar contigo; Violet me dió su número de teléfono, si todo sale bien, podrías invitarla a salir ya que no serías alguien completamente desconocido para ella, ¿comprendes?

El azúl asintió lentamente procesando toda información que su amigo le había dicho. Pues tal análisis le llevó a aceptar que la idea era por demás buena. Así que antes de llevar un trozos de hotcakes a su boca, le contestó:—Por supuesto.

—Eso es.

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—No sé por qué la Princesa Serpiente no contrata gente externa para la limpieza—comentó Violet malhumorada al tallar con la franela húmeda una de las mesas—Cada mañana este lugar amanece peor que una pocilga.

—Lo sé...—esbozó Mai, quien a su lado, aspiraba el alfombrado del piso; con el antebrazo limpiaba el sudor que se acumulaba debajo del flequillo recto—Es demasiado el quehacer.

En eso, Ranfán se acercó a ambas mujeres. Ésta llevaba guantes de plástico; un mandil sujetándose a su cintura protegía sus prendas de la suciedad. Y con esa facha, empujaba en su andar un carrito con diversos utensilios como productos de limpieza. Entonces, les dijo—Ánimo chicas...al menos se salvaron de limpiar los baños esta semana.

—Ay no, qué horror, Ranfán—expresó Violet con cierta repudia, pues sabían lo horroroso que era asear el baño de los caballeros—Que la fuerza te acompañe, querida.

—Lo sé...—contestó la mujer en lamentos—En fin...continuaré—pero justo antes de que empujara el carrito, volteó hacia Mai, y le dijo—Cada vez haces mejor tus bailes, te felicito, sigue así.

—Gr-Gracias Ranfán.

—Bien, ahora sí me voy: al mal paso darle prisa—se alejó la mujer a vuelta de las minis ruedas.

—Ves Mai, eres maravillosa—expresó Violet quien después continuó con sus labores.

Fue así, que Mai al seguir aspirando, recordó que Ranfán había sido su institutriz en el arte de dominar los escenarios como todo lo necesario para poder trabajar en el Hanabi—Ranfán...—susurró su nombre ante los recuerdos.


—Bienvenida al Hanabi, Mai—dijo la Princesa Serpiente—Adelante, pasa y toma asiento; volveré en un momento, ahorita vendrá Ranfán para que inicien con tu entrenamiento.

—D-De acuerdo, gracias—asintió ligeramente con ciertos aires de nerviosismo.

Mai estaba boquiabierta por el excéntrico lugar así como impresionada por todo su auténtico decorado. E incluso, al entrar, observó aquel árbol que recubría la estructura con su tez azulada, de la cual, colgaban grandes y jugosas manzanas relucientes de su máximo color escarlata «Impresionante...». En ese instante, la ex militar estaba en ese trance de no poder creer lo que había pasado. Pues hace un instante era una simple rata de alcantarilla que cada día buscaba el cómo sobrevivir, y ahora resultaba que iba a ser una chica dedicada al entretenimiento masculino. Miles de dudas abordaron en su mente, en primer instante, no se consideraba sexy ni atractiva, no sabía bailar porque era conciente que tenía dos pies izquierdos. Ella simplemente sabía de cosas rudas, como de mecánica, autos, armas y complacer a Su Excelencia en todos sus caprichos. Así como la importancia de usar de manera intachable el uniforme de las Estrellas Rojas, por lo que jamás pensó en la delicadeza de la lencería ni nada de esas cosas femeninas «¿Y ahora qué se supone que voy a hacer?»—hizo una expresión de lamento ante la incertidumbre de estar en el Hanabi.

Sin embargo, su trance se vió interrumpido por una bella voz—Seguro tu debes de ser, Mai, ¿cierto?

La de gabardina se puso de pie e hizo una reverencia brusca—¡Sí!—contestó un tanto tensa, rígida como un robot.

—Mi nombre es Ranfán; la Princesa Serpiente me dijo que te ayudara a tu desenvolvimiento escénico. Además te acompañaré a la habitación donde te alojarás. Tendrás una compañera, su nombre es Violet, ella ya tiene un par de días aquí.

—Gr-Gracias.

—Adelante, sígueme.

Después de haber dejado sus artículos en su respectiva alcoba, fue llevada a un salón de baile. El piso era de madera y estructuras tubulares estaban prensadas en la pared. Asimismo, enormes espejos había alrededor, y una amplia bocina aguardaba en una esquina siendo parte del equipo de sonido.

Mai había sido obligada a utilizar unos mallones y un leotardo, atuendo del cual ella no estaba acostumbrada a vestir. Por lo que el sonrojo de sus mejillas más una actitud apenada & cabizbaja, era la que adoptó frente al gran espejo.

—¿Qué pasa...?—preguntó Ranfán al verla nerviosa.

—Es que yo...no estoy segura de poder hacer esto.

—Tener miedo es normal, Mai. Se ocupa gracia & dominio para estar frente a mucha gente, más si se trata de hombres. ¿Qué te hace pensar que no podrás?—se acercó a ella—Tienes unos hermosos ojos azules, buenas curvas, largas piernas; debes de tener un poco más de confianza en tí misma; eres una mujer guapa.

—¿Pero cómo voy a hacerlo? ¿cómo? ...Hasta la hoja de un árbol cuando cae al suelo tiene mas gracia y ritmo que yo.

—Te sorprenderías al saber que muchos de los grandes artistas que han dejado huella en la música, la mayoría, son introvertidos. Pero bajo los reflectores su talento es impresionante, es como si saliera de sus entrañas ese fuego interno, esa bestia. En el escenario puede salir la musa que llevas dentro: esa es la herramienta clave del talento & del desenvolvimiento; sé que podrás.

—Haré mi mejor esfuerzo, Señorita Ranfán—esbozó & se observó en el gran espejo.

—Pondré un poco de música, haremos un poco de calentamiento, ¿de acuerdo?.

—C-Claro...

Del equipo de música sonó una melodía al son de la sensualidad del saxofón—Anda Mai, trata de imitar mis movimientos—la de cabello esponjoso movía sus caderas prominentes de un lado a otro, suavemente, lento. En ese modo, le animaba:—Encuéntrate Mai, hazlo... confía. Recuerda que eres una mujer hermosa, una mujer atractiva. Siente esa llama de tu interior & déjate llevar por ese punzante éxtasis de tu vientre.

Fue así, que la militar soltó un poco su cuerpo. Trató de imitar el vaivén de caderas, y asimismo, endulzó sus oídos con esa embriagante melodía que la transportó a otra realidad: y sin esperarlo siquiera...la magia sucedió. Pues al soltarse por completo, se observaba su reflejo que no tenía dominio de sí misma, su cuerpo danzaba; sintió arder, quemarse. Entendiendo así, las poderosas palabras de Ranfán: «Déjate llevar, Mai»

Los constantes entrenamientos fueron necesarios para pulir los aprendizajes adquiridos, así como también nutrir a su alumna con algunos consejos básicos: «La cuarta posición será una herramienta indispensable» «Cuidado con esos codos» «Recuerda que el dedo índice siempre va más elevado que resto» «Vamos, arriba esa barbilla» «No olvides que tú tienes el dominio de la situación» «Deja salir a esa poderosa felina de tu interior» «El escenario es sagrado, nunca lo olvides»

—Y lo más importante...—la institutriz se colocó detrás de su alumna; ambas observaban el reflejo de sus rostros & cuerpo.

—¿Y lo más importante qué es, Ranfán?—la mujer jadeaba sutilmente debido a lo extenuante de los entrenamientos.

—Cuando puedas sostener la mirada de tus espectadores...lo habrás logrado por completo.


La Pétalo de Arena descubrió que en el lapso de los tres años, estaban dentro de una constante dualidad. Qué más daba su lado tierno e introvertido, ese lado natural que siempre & para siempre iba a existir. Pues en la noche, plantada en el templo sagrado del escenario, la hacía por escasos minutos inalcanzable para el mundo mortal, era como el otro lado de la moneda, lo que nunca en su vida imaginó protagonizar.

La reservada mujer se alistaba para salir a brillar esa noche de sábado; esperaba atenta el aviso: «Segunda llamada, segunda llamada»; un traje de vinil negro compuesto por una tanga, un brasier, guantes largos, antifaz, & una diadema con grandes cuernos, era el atuendo perfecto para su número.

Se daba ánimos, pues ese lado introvertido tenía que dejarla salir una vez más—Vamos...tu puedes, Mai—respiraba hondo.

Entonces, así como ella estaba impaciente, entre la multitud estaban aquellos jóvenes presentes con traje de gala & con sus característicos antifaces para llevar acabo su plan.—Creo que ya no tarda en salir, Trunks.

—Lo sé.

—¡Señor Goten, qué gusto verlo por aquí!—se acercó Violet a la mesa del menor—la violeta, como el resto de sus compañeras, lucía atractiva con un vestido negro entallado; aretes largos dorados & labios duraznos resaltaban su bello rostro.

—Violet, ¿qué tal?—le dirigió la mirada el de antifaz de oso con sus brillos.

—¿Le parece bien si los acompaño esta noche?—ofreció su compañía.

—Desde luego, estaría encantado.

—Gracias. —tomó asiento a su lado.

Y con el aviso de la «tercera llamada», el suspenso no se hizo esperar, pues la oscuridad repentina junto con aquel humo denso que apareció de repente, fue señal de que estaba a punto de mostrase la Pétalo de Arena. La luz tenue del fuego, que a conforme a sus pasos de alto tacón aumentaba su ardiente luz, le dió la bienvenida a la fémina en una pose sensual mientras sus manos sostenía una serpiente que incluso ésta misma pasaba por su cuello.

Movimientos sensuales de caderas, de pelvis, como el flexionar constante de sus piernas, así como elevar sus manos al son de la música con el reptil, la hicieron como una diosa del Inframundo.

Trunks volteó; nuevamente se cautivó de solo verla. Y en su mente pensaba «¡Mírame, mírame!» pues deseaba que se diera cuenta de su presencia, pues al fin y al cabo supuso que recordaría la forma de su antifaz. Así que el Brief se puso de pie, y se dirigió hacia ella lentamente.

—¿Pero está vez a dónde va?—preguntó Violet—No comprendo...

—Tranquila, no te preocupes, él sabe lo que hace.

Al ritmo de tambores & trompetas que transmitían cierta sensualidad prohibida en el lugar, el azúl iba a paso firme de nueva cuenta a su objetivo. No importó a qué tanta gente como sillas & mesas tuvo que esquivar, pues poco a poco se iba a acercando a la mujer. Sin embargo, la diosa del averno, con un ligero movimiento de su mirada, lo observó: «¡Es él otra vez!»—pensó para sí misma con cierto impacto en su faz. El de antifaz de conejo se colocó a una buena altura para apreciarla, & aunque la bailarina no lo demostraba se estaba poniendo nerviosa. Entonces, ella pensó: «Conque me estás provocando, ¿cierto?» y con esa interrogante en su mente, lo retó: clavó su mirada añil en la de él, y éste sin dudarlo ni un instante la recibió, la atrapó velozmente.

Ambas almas navegaron en lo profundo de sus orbes, en aquel océano infinito lleno de secretos. Ninguno flaqueaba, no bajaban la mirada, pues Trunks quería corroborar esa corazonada, ese sentir—Vamos...dame una señal, Pétalo de Arena.

Fue así, que el Brief, seguro de lo que haría, llevó una de sus manos al rostro. Y como si la escena fuese en cámara lenta, se liberó del antifaz; lentamente se mostró su rostro. La mujer danzante, sin perderte la sincronía de sus pasos, apreció el hecho, y justo cuando lo vió sin máscaras, sintió algo punzante en su pecho, que incluso, dolió.

Él se percató de esa minúscula reacción de su parte. Y así, fue que se le dió inicio al fantástico plan de Son Goten; las noches de aquel hombre observador apenas comenzarían. Entretanto, ella simplemente se cuestionó para sí misma—¿Qué quieres de mi?

CONTINUARÁ...