Pétalos de Arena

Por

Kuraudea

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Capítulo 8

El itinerario

Parte 2

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«No se ama solo porque sí, se ama a pesar; no por las virtudes, sino a pesar de los defectos." —William Faulkner»

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Las raices del Hanabi retumbaron desde sus centros debido a la inconformidad del trato acordado. Pues tal parecía que una de las negociaciones, al final del día, no se cumpliría. Por lo que tampoco habría beneficio para ninguno de los protagonistas del pacto.—«E-En verdad lo lamento...realmente no esperaba que esto ocurriera, mi señor»—se disculpó la parte fémina que había quedado mal en la negociación; lo hizo de forma muy cautelosa en la privacidad de su despacho mientras sostenía una copa de vino tinto que ligeramente meneaba. Entonces, el sujeto al enterarse de lo ocurrido se puso bastante mal. Y debido a ello, salió de su ser un quejido grave & aterrador causando así un gran estruendo para el árbol del infierno; las cinco mujeres que rodaban por ahí sintieron un inmenso pánico ante su reacción, pues el disenso entre pataleos y movimientos bruscos de sus manos, gritó como un primate salvaje—¡TÚ ME LO PROMETISTE! ¡TÚ ME LO PROMETISTE! ¡AAHHH! ~~

—¡Tranquilo, tranquilo!

—¡TÚ ME PROMETISTE QUE ME CASARÍA CON MAIIII!

—¡Lo sé, lo sé! ¡Pero por favor trate de calmarse!—le imploraba la de cabellos naranjas a la bestia espacial mientras se sostenía de su escritorio. Pues de no ser así, el centro del Hanabi se convertiría en ruinas—Le juro que no es para tanto...a-además hay otras chicas muy bonitas por aquí con las cuales podría casarse.

—¡NOOOOO! ¡NO QUIEROOO! ¡YO QUIERO SOLO A MAI!—la sugerencia en vez de animarlo, lo irritó aún más. Así que en su garganta se fermentó la efervescencia de un ataque luminoso, mismo, que al abrir el hocico, salió como lumbre destruyendo parte del Hanabi.

—¡Ahhh! ¡Deténgase, deténgase, Señor Zuhnama!—gritó aterrada la matriarca del centro escondiéndose debajo de su escritorio.

Entretanto, las asistentes personales de la mujer serpiente buscaron cualquier recoveco para su protección; las pobres chicas incluso se sostenían con uñas & dientes al sentir el cimbrar del suelo; le decían a Su Alteza al elevar la voz: «¡Princesa haga algo!» «¡Por favor deténgalo ya!».

La sierpe en desesperación apretó los dientes a la par de sus puños; fue así, que al mostrarse nuevamente con el extraterrestre, solo se le ocurrió decir una cosa:—Está bien, está bien ...—entonces, segura de sus palabras, agregó—Usted se casará con Mai, Señor Zuhnama.

—¿Eh...?—el ataque de la bestia cesó al escuchar tal afirmación.

En tanto, el resto de las chicas quedaron atónitas debido a que era algo imposible—«¡¿Qué?!»— pues sabían bien que Mai estaba casada con el Empresario Brief.—«¿Cómo diablos pretende hacer tal cosa la Princesa?»—cuchicheaban entre ellas.

Sin embargo, el Señor Zuhnama se alegró sobremanera—¿Lo dice en serio?—preguntó con buena pinta.

—¡Oh, claro que sí!, je, je, ...solo hay una cosa, Señor Zuhnama.

—¿Y ahora qué cosa es...?—por un momento volvió a fruncir el ceño.

—Tiene que darme algunos días para investigar sobre el supuesto matrimonio de Mai, ya sabe, esas cosas. Para así poder traerla de regreso al Hanabi & pueda casarse con usted, ¿de acuerdo?.

El ser escuálido tras pensarlo por algunos segundos, terminó por aceptar—Si es para poder casarme con Mai esperaré el tiempo que sea.

—Bien. Perfecto.

—Estaré atento a su llamado, Princesa Serpiente...o seguro no querrá que destruya todo el Hanabi, ¿verdad?.

—¡Oh, no, no, por supuesto que no!—rió nerviosa—Yo me comunicaré con usted—luego le ordenó a una de sus chicas—Mimo, acompaña por favor al Señor Zuhnama al comedor; hay que ofrecerle un buen banquete andes de retirarse.

—¡A la orden!.

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La situación de momento se había calmado; el Señor Zuhnama se había retirado más tranquilo. Entretanto, la que ahora estaría en aprietos sería la Princesa Serpiente.

—¿Cómo diablos hará semejante cosa, Su Alteza?—preguntó la más rubia de sus asistentes.

—¡No lo sé...! Solo lo dije para que se calmara; iba a destruir todo, ¿qué querías que hiciera?.

—¿Y si buscamos a otra chica que se parezca a Mai?—sugirió Lily.

—Es buena idea, pero supongo que tarde que temprano se dará cuenta & seguramente regresará a destruir todo.

Sumándose a la causa, Nina cuestionó:—¿Y entonces...? ¿Qué sugiere hacer, Princesa?.

—¡Estoy pensando, estoy pensando!.

—Creo que estamos en serios aprietos.

—Lo que necesitamos es traer a Mai de regreso a como dé lugar—indicó la mayor como su único recurso.

—¿Pe-Pero cómo...? ¡Eso es imposible!.

—El Hanabi corre peligro, eso no me lo puedo permitir—después de un silencio meditativo, expresó:—...creo que será necesario solicitar un poco de ayuda extra.

—¿Ayuda extra..?

—Sí, eso mismo.

—¿Qué quiere decir con eso, Su Alteza...?.

—Pediremos ayuda a las fuerzas oscuras.

—¿Acaso invocará a ...?.

—No hay otra opción; es necesario.

La Princesa Serpiente tenía contactos con espectros del inframundo, seres con ciertas habilidades & destrezas que seguramente podrían investigar mejor la situación de Mai. Fue así, que una de sus súbditas trajo una veladora blanca sobre un plato blanco rodeado de sal, y la colocó sobre el escritorio de la emperatriz. Al prender con un fósforo la mecha, la mujer serpiente cerró los ojos & se puso a meditar en silencio, entretanto, los cuatro dedos de su mano derecha los sumergía dentro de un vaso de agua, todo con el afán de tener un buen contacto con los seres oscuros. Al paso de unos minutos y tras haber sentido una presencia cercana & muy familiar, le nombró: «Asmodeo». La llama de la veladora se apagó misteriosa causando inquietud entre las presentes. «¿Pe-Pero qué pasó?». Fue entonces, que el nombrado apareció sin una aparente figura física, pues solo se conformaba por una densa bruma gris; de esa manera emitió su voz & se puso a disposición:—Estoy a sus órdenes, mi bella Princesa.

La mujer sonrió, y expresó con satisfacción—Qué gusto volver a verte, Asmodeo.

—¿A qué se debe mi llamado, mi princesa?.

—Es porque tengo una misión especial para ti—bajo la ignorancia de los recién esposos, ahora las paredes junto con cada recoveco de su hogar, tendrían ojos & oídos.

—Para mí será un placer...

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Los días con sus altas & bajas fueron pasando para la pareja. Ninguno de los dos se conformó con estar tranquilos del todo, pues cuando no era ella, se trataba de él; cada cosa que pasaba solo existía un único y exclusivo culpable. Una de las mañanas cuando el azúl se alistaba para una junta virtual que iba a transmitir desde su despacho a primera hora; el horror llegó a él justo al verse al espejo para peinarse—¡¿Pe-Pero... qué es esto?!— algo raro había pasado con sus cabellos que ni siquiera los podía peinar; sus lacios estaban explosivos, rebeldes & coloridos. Entonces, mientras su amada miraba la televisión en la sala principal, escuchó su quejido exitoso al reclamarle:

—¡¿PERO AHORA QUÉ DIABLOS HICISTE?!

—¿Eh?...—volteó hacia él fingiendo demencia; ocultando un poco su risión con la palma de su mano—No sé de qué hablas...usas tantos productos para el cabello que ni siquiera te das cuenta de qué tanto te untas.

—¡Pero si es el mismo champú que usé ayer, y ahora me deja el cabello teñido de rojo como si fuera "La Antorcha Olímpica"!.—molesto se fue a su despacho echando miles de maldiciones; él sabía bien que ella había sido la causante de la fechoría.

Sin embargo, la junta vía internet se realizó lamentablemente pese a todo; el joven exponía tratando de ignorar su roja cabellera—Es por eso que la gráfica muestra un 98% de efectividad en el rendimiento de nuestra nueva línea de combustible CCpetrol; hecho de materiales que no dañan el medio ambiente & le dará más vida al motor de nuestros clientes. El combustible CCpetrol es compatible para otras marcas de vehículos, e incluso para la maquinaria de campo, ya que éste combustible ofrece un buen rendimiento sin distinción. Por lo que a partir de la próxima semana habrá apertura de 10 estaciones en diferentes puntos de la Capital del Oeste, esperando así, buena respuesta del público. En mi representación irá el vicepresidente Shibai a la inauguración de cada una de ellas; Rita se encargará de llevar bien la agenda & demás detalles de importancia. Entretanto, quedará pendiente el tema de la exportación espacial fronteriza de la CCpetrol a otros planetas; así que tienen mucho trabajo por hacer. Esperaré todos los reportes de su parte para el próximo análisis previo. Y bueno, creo que es todo de mi parte, ¿algún comentario, duda o pregunta?—además de la buena explicación e indicaciones del empresario, todos tenían la mirada fija en el incontrolable cabello de fuego.

—Ese nuevo look le sienta bien, Señor...—agregó uno de los ejecutivos con cierta inocencia & simpatía; el mayor de todos.

El Brief se sonrojó pero con un semblante de molestia contestó fingiendo amabilidad—Gracias Cecilio...pero más bien me refería a preguntas sobre el tema.

—Ah, no, no, todo perfecto, Señor Brief.

—Bien. Nos vemos en la próxima junta—& el azúl desapareció del mapa en un santiamén con la bilirrubina de la vergüenza al máximo. Al estar fuera del aire dejó caer de golpe la espalda en el respaldo de su silla, llevó una de sus manos a apretar su frente, y la mencionó—Esa mujer...

Sin embargo, la venganza o el karma le llegaría muy pronto a la Pétalo de Arena, pues al día siguiente sería ella quien le estaría reclamándole al azúl con la misma intensidad—¡MI PIEL! ¡MI PIEL ESTA AZÚL! ¡ERES UN CRETINO! ¡¿Qué me hiciste?!.

—¿Eh...?—el joven de fuego dobló el periódico a la mitad para dirigirse a ella. Pero no sin antes haberle dado un sorbo a su café que por poco escupía debido a la gracia que le causó el haber visto a la mujer con la tes de una mora azúl; entonces, le contestó de igual manera—"No sé de qué hablas...usas tantos productos para la piel que ni cuenta te das de qué tanto te untas...cariño".

—¿Có-Cómo te atreves...?—refunfuñó la azabache.

—¿Qué pasa...? ¿no me digas que vas a molestarte conmigo?—la mujer respingó y se marchó echando lumbre de su despacho. En tanto, él continuaba diciéndole de cosas—No te preocupes, Mai, aún así te ves linda; eres como la pequeña Pitufina.

—¡Ya cállate!

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Continuando con el itinerario, accedieron a acudir a un partido de béisbol; tenían que ponerle dinamismo al asunto, aunque prácticamente el único sitio o lugar en el que se llevaban bien, era justo en la cama antes de ir a dormir. El juego en cuestión se debatía entre las Máquinas del Oeste versus Las estrellas del Norte; pero sin importar el cómo o el qué, algo siempre pasaba para terminar discutiendo hasta por la cosa más absurda.

La Pétalo de Arena en su papel de amorosa esposa, hizo que Trunks le comprara rosetas de maíz; por supuesto que deseó el empaque más grande: «¡Cómpramelo, cómpramelo, cariño!». Así que pese al auténtico berrinche de Mai, el joven la complació; él sabía lo que la hacía muy feliz: la comida. Así que para amenizar el momento le pareció bien el refrigerio—Anda, hay que buscar nuestros lugares—; sugirió el azúl para después caminar por una larga fila de asientos, bajaron un par de escalones, y tomaron sus respectivos lugares. Entretanto, la bulla dentro del estadio Oeste, resonaba: «¡VAMOS MÁQUINAAAS!».

—Vaya, todas las personas están demasiado animadas—dijo Mai con cierto asombro al vislumbrar la multitud.

—Las "Máquinas del Oeste" están jugando en casa, no es para menos la euforia.

Fue en eso, que el joven por propia naturaleza metió su mano al recipiente de las palomitas para tomar un poco de ellas; se sintió con la libertad de hacerlo puesto que él mismo las había comprado. Sin embargo, justo antes de meter la primer roseta a su boca, el reclamo le llegó de golpe.

—Oye...hubieras comprado tu propio cesto de palomitas.

—No digas ridiculeces...solo tomaré un poco nada más—el azúl no le dió importancia ya que centraba su mirada en el campo de juego.

—Pues no me parece justo, Trunks.

El muchacho solo esbozó una sonrisa, luego agregó:—...Sí supieras toda la injusticia que he tenido que vivir estos últimos días.

—Lo dices como si yo fuera el motivo de ello.

—En realidad ni he dicho nada de ti, Mai. Más bien, eres tú quien está sacando estos temas que no vienen al caso. Anda—sugirió por la paz—solo dame un par de palomitas & disfrutemos del juego.

Cuando el azúl dió por terminada la simpleza de la discusión, quiso introducir de nueva cuenta la mano al recipiente pero Mai lo frenó dándole una ligera palmada—Dije que no.

—¿Es en serio? ¡¿Harás que vaya a hacer fila otra vez en la cafetería?! ¡Hay un mundo de gente, me perdería del partido!

—Ese no es mi problema; eres un empresario, ¿dónde dejaste tu lado precavido?

—Tal vez «lo perdí» en el momento que comenzó tu berrinche. De no ser así, créeme, habría recordado en comprar algo para mí.

—¿Entonces fue mi culpa?

—En parte sí, "cariño"...Vamos Mai, por qué simplemente no compartes conmigo y ya.

—Porque son mías.

—Pero yo las compré.

Fue así, que entre pequeños jalones se debatía la vida del pobre cesto de palomitas, —«Debes de compartir, no seas egoísta, Mai»— «¡Dije que no!»!—. En eso, al haber un breve intermedio del partido, las distracciones como las porristas, el juego de botargas y "la cámara loca" comenzaron a hacer de las suyas. Las porristas por supuesto animaban, las botargas hacían sus mejores pasos retadores. Sin embargo, la cámara loca buscaba enfocar el amor entre las parejas presentes, siendo como típico que sus rostros se proyectarían en aquella pantalla gigante con alguna edición extra de su parte para agraciar aún más el momento. Entonces, dos comentaristas dieron inicio a la búsqueda.

»¡Aficionados que viven la intensidad del béisbooool! Vamos a ver quienes serán nuestras próximas víctimas, ¡cuidado con la cámara loca, eh!. Un gusto saludarte mi queridísimo colega B1.

«¡El gusto es mío, B2!. Dime, ¿qué te parece el tamaño de la hamburguesa de ese aficionado?—la cámara enfocaba a un adulto de baja estatura quien estaba a punto de devorar el enorme alimento.

»Demasiado grande para alguien tan pequeño, ¿no lo crees?.

«¡Por supuesto! Seguro hasta pudiera atragantarse, ¿me pregunto si los de enseguida sabrán de primeros auxilios?, quizá lo pueda necesitar.

»¡Hey, amigo de la hamburguesa gigante, saluda a la cámara loca! Pero oiga, primero limpiése las manos—& la multitud de gente rió en conjunto: «Ja,ja,ja».

«Bien, seguiremos buscando. A ver ...a ver...

»¿El amor es bello, B1?.

»¡Pero qué dices, B2! ¡El amor & la fé mueve montañas!.

En eso, la cámara enfocó a los tortolos esposos jaloneándose el recipiente de palomitas con todas sus fuerzas; una tremenda lucha.

«¿Qué te parece esta pareja, B1? ¿Son encantadores?.

»¡Claro! ...aunque parece que pelean.

«¿Tu crees?.

»¡Pelean por comida, ja, ja! ¡Cómo en los juegos del hambre!.

—¡Vamos, Mai, deja de comportarte asííí!.

«¿Tu crees que se aman?.

»¡Por el amor de Dios, B1! ¡Lo que ellos amarían es firmar su sentencia de divorcio!—& de nueva cuenta la multitud reventó en risas.

«¡Oigan, chicos peleadores! !¡Aquí, aquí, volteen!.

—¿Eh...?—el azúl & Mai frenaron. Y ambos perplejos, boquiabiertos & sonrojados, se observaron en la gran pantalla. Fue así, que el director de cámaras ordenó al editor de montaje que los encerrara en el recuadro de un corazón.

«Chicos, ya no discutan. Ahora, abrácensen & muéstrenle al mundo lo mucho que se aman.

—¿Pe-Pero qué es esto?—por la pena Mai cubrió su rostro con el recipiente. Y Trunks simplemente le echó el brazo encima para enmendar el tremendo ridículo que habían hecho..."otra vez".

Entre dientes le dijo a la pétalo:—¿Por qué siempre me tienen que pasar estas cosas cuando estoy a tu lado?—alzó la otra mano saludando a la afición.

»¡Eso es, qué viva el amor!.

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Contingencias por el estilo junto con los malos entendidos se fueron suscitando a medida de la convivencia. Y con ello, de la mano, la obvia inconformidad. "Accionaban" ser un matrimonio feliz aunque definitivamente no el mejor de todos. Pero la templanza siendo una de las cuatro virtudes cardinales del humano & conformada por el equilibrio & la tranquilidad, siempre llegaba. Pese a todo acto & circunstancia llegaba para reinar el previo momento del descanso. En el periquete sublime cuando sobresale el verdadero ser, la vulnerabilidad, la coincidencia, la autoevaluación a sí mismo para al día siguiente mejorar. Fue así, que una de esas noches Trunks no pudo conciliar el sueño. Entonces, al dirigir la mirada hacia a la mujer del Hanabi quien dormía plácidamente, se sinceró.

Con esa captura de su bello rostro fue que meditó respecto a lo que ambos estaban viviendo; quizá ya no se sentía tan plácido con todo lo relacionado al plan. Pues pensó que con la creación del itinerario estaba actuando igual o peor que la Princesa Serpiente o el dichoso Señor Zuhnama; ellos no le daban voz a Mai & quizá él estaba haciendo lo mismo con las normas estipuladas a seguir. Prácticamente le estaba obligando a cumplir por el beneficio del plan. Aunque, en primer instancia, accedió a todo por el capricho de estar enamorado de ella & querer conquistarla. Así, que de esa forma "supuso" que con la unión del matrimonio su convivencia iba a reafirmarse. Pero entendió que en el corazón de ese hermoso pétalo que lo embriagaba a morir, había sentimientos. Y a éstos se les debía de tener consideración & respeto.

Tras regresar su postura original & observar el techo por un rato, pensó que era preciso hablar con la mujer: su esposa. Y reestablecer, de algún modo, una estadía en su hogar más placentera para ella: sin ataduras, sin caprichos, sin nada de apariencias; solo ser ellos y ya.

—Así tendrá que ser...

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A la mañana siguiente, sin afán de pelear siquiera, el azúl se levantó temprano. Con una taza de café en mano, se dirigió a su despacho para trabajar un rato con algunos pendientes de la Corporación. Sin embargo, fue después que al toparse con la Pétalo de Arena, le dijo de buena manera:—«¿Cuando estés desocupada podrías venir a mi oficina?» «Cl-Claro».

A la brevedad de haber tomado una ducha rápida, la Pétalo fue al lugar pactado; al llegar, saludó:

—¿Me llamaste?

—Sí. Toma asiento, por favor.

—¿Su-Sucedió algo malo...?—se sintió un tanto inquieta al ver el semblante del azúl.

—Tranquila, te lo explicaré.

—Por cierto...¿se acerca la reunión con tus excompañeros de la preparatoria Blue Hal, verdad?; lo leí en el itinerario.

—Sí, lo sé. Aunque no te llamé precisamente por esa razón, pero ya que lo mencionas...decidí no asistir.

La Pétalo se extrañó de momento, entonces, agregó—Pero es parte del itinerario...¿o será que vas a reemplazarlo por otra actividad?

—Las opciones de convivencia son muchas, sí, pero...—le miró a los ojos firmemente mientras los orbes añil estaban impacientes por una respuesta. Entonces, sin más rodeos, el Brief, habló:—Creo que no debemos continuar con esto.

—¿Có-Cómo dices?—la pétalo se sorprendió.

—Tal vez no soy la persona indicada para esta misión.

—¡Pero sí tú te niegas el señor Zuhnama...!No...no puedes hacerme esto, no ahora.

—En efecto, no puedo, ¿pero qué otra alternativa me dejas?.

—¿Qué quieres decir con eso, Trunks...?.

—Francamente tenía otras expectativas con esto del matrimonio. Ya sabes, hablar, llevarnos bien, e incluso recuperar aquel tiempo de distanciamiento que tuvimos durante las noches del Hanabi; aunque creo que nada basta. Yo lo hice por ti, por mi interés hacia a ti de protegerte. Además de contribuir en esta farsa lo mejor posible, claro. Mi intensión fue sincera, lo juro; quería ayudarte porque no mereces estar en esta situación con el Señor Zuhnama. Pero tal vez me estoy aferrando a algo que no es; no sé nada de ti, Mai, no me permites descubrirlo...y la razón es porque no soy de tu agrado; nunca lo fui y por esa razón no confías en mí.

—No, no es así...

—Ni siquiera llevamos diez días y esto se vuelve cada vez más difícil para ambos; solo hay que enfocarnos en la meta, es todo.

—¿Pero qué se supone que voy a hacer sin tu ayuda? No puedo irme de aquí, lo sabes, ¡me encontrarán!.

—No te estoy corriendo & tampoco he dicho que no voy ayudarte. Puedes estar en mi casa, hacer uso de ella hasta que se cumpla el mes, e incluso pedirme lo que necesites. Pero olvídate del itinerario, de fingir amor, y esas cosas que te hacen pasarla mal a mi lado;—luego, anexó firme—desde esta noche dormiré en la sala, y comenzaré a asistir a la Corporación; eso justificará mi ausencia.

—Pe-Pero si nos ven distantes la Princesa va a descubrirnos.

—O tal vez no; solo queda arriesgarse.

Mai se levantó lentamente de su asiento, llevó ambas manos a su pecho porque en él empezó a brotar un ardor. E incluso, su corazón palpitó fuerte ante la impresión de la noticia. Pues siendo francos nunca pensó que Trunks le dijera algo así; su mente se hizo nudos, pues no entendió por qué le habían llegado tan de golpe sus palabras. El reacomodo en sí que le brindaba el Brief resultaría hasta más cómodo & beneficioso para ella. Sin embargo, la terquedad, la falta de sinceridad, el reconocer sus verdaderos sentimientos le habían metido en aprietos; ya no sabía a qué atribuirle la culpa, pero sin lugar a dudas, le dolió. Ahora, pese a la libertad que tendría, el riesgo de ser descubiertos aumentaría día a día; se presentaría el temor en su vida, la incertidumbre & muchas sensaciones de inseguridad.

Fue así, que la Pétalo retrocedió unos cuantos pasos; se le miraba nerviosa. En realidad no sabía ni qué decir al respecto, por lo que tartamudeó al querer expresarse —Yo...Yo...

Trunks desde luego lo notó—Por favor, no me lo tomes a mal...—pero la mujer de arena se giró & salió de prisa del lugar aunque el joven intentó detenerla—¡Mai, por favor...!

—¡Déjame en paz!—le gritó a distancia.

Y el lamento llegó para el hombre:—Por todos los cielos...

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—¿Y ahora qué voy a hacer...?—con el dedo pulgar secó la ligereza de una lágrima que marcó camino sobre su mejilla.

Después de la escena buscó refugio en su habitación, la misma, que ya no compartiría con el azúl. Sentada en el suelo alfombrado mientras rodeaba sus piernas con los brazos, pensó en Violet; en hablar con ella, en pedirle un consejo—Sí, es una buena idea...—más luego se retractó. Pues bien sabía que le diría: «¿¡Pero qué te pasa, Mai!? ¡Lo arruinaste todo! ¡Él era la única persona que podía ayudarte! ¡¿Por qué te comportaste de esa manera tan infantiiiiiil?!»

—Lo sé, lo sé. Lo siento, Violet—le contestó a sus mismos pensamientos.

En lamentos, con la pena de no saber qué hacer, supo que tenía que explorar en su interior para encontrar una sabia respuesta; si era preciso incluso perforar sus entrañas. Así que recordó lo que le hacía poder expresarse sin tapujos & con la mayor sinceridad. Fue así, que con la culpa encima, con el miedo que existía de ser la mujer del Señor Zuhnama y ya no más del Brief, meditaría a su manera.

—E-Eso haré...—expresó con labios temblorosos.

Del guardarropa tomó un atuendo de licra, ajustado, ropa que usualmente portaba en el Hanabi para entrenar. Entonces, tras haberse hecho en el cabello una coleta y haber colocado una banda en su frente, se sintió preparada. Así que la de leotardo y mallones se fue al gimnasio personal del empresario; al llegar se postró frente al gran espejo. Y de esa manera, a oscuras, se colocó unos audífonos con alto volumen, pues el momento de reencontrarse, de conectar, habia llegado una vez más. Recordaría entonces las sabias palabras de Ranfán —«habrás dominado a quien sea cuando puedas sostenerle la mirada»—. Y la mirada del Brief era una de ellas.

La música comenzó.

Cerró los ojos para conectarse a su origen.

Y el gimnasio, dentro de su imaginación aleatoria, se suplió por el escenario del Hanabi: ella estaba bajo el reflector luminoso. Y el único espectador en esa visión, era «él». Aquel hombre de traje negro con el antifaz distintivo lleno de piedras tornasoles. Fue así, que sus brazos se extendieron con delicadeza, y el sutil movimiento de su cuerpo se entregó a la melodía; el enmascarado la observaba con esa fuerte mirada penetrante, eso la provocó, pues en ambos escenario su pecho ardió.

—Dime, ¿dime qué quieres?—el holograma de su mente no le contestaba nada aún.

Pero esta vez no flaquearía, quería saber la verdad, el orígen, el miedo. Y adaptando así posturas básicas de ballet clásico, mezcladas con movimientos sensuales, continuó.

El sudor corría por su blanca piel. Y aquel hombre enmascarado continuaba observando a detalle cada uno de sus desplazamientos. Debido a ello, se sintió excitada, con el vientre vibrante; jadeaba por lo extenuante de su rutina. En ese trance, el sujeto se acercaba a ella, y se postró casi al ras del escenario como en tiempos de antaño: ambos se observaban. Entonces, la Pétalo de Arena, volvió a preguntar:—¿Qué quieres de mi...?.

El escenario sin más se esfumó. Y todo se retomó de nuevo al gimnasio del Brief. Ella estaba rodeada por todos aquellos aparatos de ejercicio; la oscuridad le acompañaba, el espejo & su propio reflejo. Aunque algo aún estaba adulterado, pues al abrir los ojos, el hombre del antifaz tomó la apariencia sencilla de la persona con la que había contraído nupcias. El empresario estaba a sus espaldas con una venda en los ojos. Así que con una de sus manos acarició su mejilla, su cuello y terminó en su hombro. Como acto seguido lo hizo con los labios: besó su hombro, regresó al cuello, y finalmente se postró al nivel de su oreja, como si éste quisiese decirle algo.

Fue entonces, que de nueva cuenta ella volvió a preguntar:—¿Qué quieres de mí?.

Y el holograma farsante, contestó al fin:—A ti...—más luego regresó la pregunta en un tono susurrante—¿Y tú a quién quieres, Pétalo de Arena?

—Yo...

Al ser tan tardía su respuesta el efecto de la magia & de la excitación, se esfumó. Fue entonces, que sus ojos se abrieron de golpe, vislumbró así su reflejo, y con la respuesta en la punta de la lengua, a poco de externarla, lo dijo:—Yo ...yo te quiero a ti.

Al salir la verdad a flote, admitió que sus temores la habían dominado. El miedo, la inseguridad, el no querer que nadie la dañara nunca más, formó en su espalda una gran coraza. Así que sin importar de quién se tratase, ella se protegería. Sin embargo, con el Brief existió una excepción, pues afrontó los sentimientos que sentía por él, y con ello, la culpa. La culpa debido a su comportamiento obstinado, por haberle negado esa confianza pese haber decidido ayudarle sin restricción alguna. Y en su mente rápido vino la imagen de Violet, pues bien sabía que de alguna u otra manera debía de enmendar su error; sin importar incluso en qué términos quedaría con el azúl, lo haría. Lo haría por gratitud hacia él, por el compromiso de no haberla dejado sola como por otros gestos de su parte. Sin embargo, no bajaría la guardia con lo del Señor Zuhnama; los riesgos & las consecuencias los acecharían, eso era una realidad. Y si bien, no era la mujer más expresiva del mundo, se esforzaría en sobrellevar de mejor manera la situación, por el bien de ambos.

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Como Trunks lo mencionó en el despacho, esa noche ya no durmió a su lado; no iba a negar la Pétalo de Arena que extrañó su presencia. Fue así, que el joven azúl se alistó temprano para emprender camino hacia a la matriz de la Corporación Cápsula. Así que cuando Mai escuchó que el hombre partió, rápido se levantó de la cama. Se dijo a sí misma con buena actitud:—Bien, manos a la obra.

Y tal vez sería algo insignificante pero le vendría bien a él, y por supuesto, le beneficiaría a la situación de igual manera porque entraría perfecto en el estereotipo del hombre trabajador & la ama de casa: «dos pájaros de un tiro». Así que después de haberse recogido el cabello, se colocó un mandil de cocina & tomó varios utensilios de limpieza; era el momento adecuado para darle orden al hogar. Cuando todo parecía estar perfecto con aroma rico y reluciente, se empeñó en hurgar la alacena y el refrigerador. Así que con los materiales necesarios se dispuso en preparar una deliciosa cena.

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El reloj indicó las seis en punto. Era aproximadamente la hora en la que el empresario llegaba a su hogar. Así que solo bastó de diez minutos más para que la puerta principal se abriera. Así que el hombre por mera educación, externó al colgar las llaves:—Estoy en casa.

Aquella expresión que creyó le había dicho a la nada, tuvo su respuesta—Bi-Bienvenido a casa...—lo recibió la mujer al situarse en la puerta de la cocina. Ella estaba bien arreglada, quería lucir linda a su llegada.

Fue así, que de manera muy veloz, el joven le echó un ojo a su departamento. Y sí, notó que todo lucía en orden y limpio. Además, si su poderosísimo olfato híbrido no le fallaba, estaba casi seguro que algo hervía a fuego lento; olía bastante bien.

—¿Pe-Pero qué ha pasado aquí?.

—¿Cómo te fue en el trabajo? Seguro vienes hambriento, ¿cierto?.

Por un momento Trunks no podía creer lo que había escuchado—Bu-Bueno yo ...—estaba un poco perplejo, así que decidió irse a su despacho—Estaré arreglando unos papeles.

—Bien, llevaré la cena allá.

El Brief tomó camino con cara de extrañeza, pensó para sí mismo —«¿Acaso dijo "la cena"?»—, parecía algo inimaginable, más viniendo de Mai.

Lo de los papeles tal vez había sido mero pretexto de su parte. Sin embargo, ocupaba estar solo para procesar el gran suceso —«¡¿Pero qué diablos está pasando aquí?!»—.Había cena, un hogar limpio y Mai se miraba tan hermosa con ese vestido negro que le sentaba bien; de nueva cuenta sus labios se tornaron de ese color rojo carmesí. Fue así, que mejor decidió tomar una ducha rápida para refrescar su mente y estar listo antes de la supuesta cena.

Así que con ropas cómodas regresó al despacho; cabello húmedo, pants, lo hicieron ver más relajado. Y así, decidió entonces revisar unos correos electrónicos, pero su labor se interrumpió justo cuando una charola de comida fue depositada en el escritorio.

—Aquí tienes.

Todo tenía una buena pinta. Entonces, asombrado, le dijo:—¿Es en serio?, pero si claramente me dijiste que nunca harías cosas de la casa y...

—¡Olvídate de eso, por favor!—le interrumpió.

—¿Acaso tiene veneno o algo?.

—¡Por supuesto que no!—refunfuñó.

—Entonces, ¿qué pasa, Mai?.

—Podrías primero cenar y ... charlamos cuando termines.—agachó el rostro sonrojada.

—D-De acuerdo.

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La cena era un poco de arroz al vapor acompañada de un guiso de carne, salsa de soya y verduras salteadas. El azúl no iba a mentir, todo había estado exquisito y lo que más lo hizo feliz es que no tenía veneno. Esbozó una sonrisa y finalizó al darle el último trago al vaso de té frío. Entonces, Mai volvió a aparecer en escena; se acercó al escritorio.

—¿Y... te gustó...?—preguntó con cierta pena mientras sus manos se mantenían estrechadas al nivel del estómago; ademán muy propio de ella para controlar los nervios.

—Me has dejado sorprendido; estuvo exquisito. Gracias.—contestó desde la silla del escritorio. Más luego se enfocó en el tema principal—¿Querías decirme algo, no es así...?.

—Así es.

—Entonces, te escucho.

—Bueno, yo...—agachó el rostro—Verás...—las palabras no le salían. Por ello, el joven intervino:

—¿Hiciste esto por lo que te dije ayer y sobre todo para que no te descubriera la Princesa Serpiente, verdad?.

—Sí...bu-bueno quise decir no.

—Me lo imaginé...—el azúl estaba mal interpretando el buen trato.

—¡Podrías dejarme hablar, por favor!—lo interrumpió tajante antes de que continuara pensando cosas que no eran—...Realmente esto me cuesta mucho trabajo—sus manos apretadas se miraban tensas—¡Así que por favor escúchame!

Por ese motivo Trunks, accedió a su petición—Está bien, te escucho.

—Bien...yo...—suspiró antes de continuar—e-estuve analizando toda la noche sobre el comportamiento inapropiado que he tenido contigo. Y sí, tienes mucha razón al estar enfadado, y sobre todo el no querer continuar con lo del matrimonio; lo entiendo, en verdad. Sé de ante mano que soy una persona orgullosa, difícil, algunas veces insegura pero...solo con este tipo de gestos es como puedo ofrecerte una disculpa, ya que no cuento con los recursos para pagarte por todo en lo que te he involucrado; tu no tienes la culpa de nada. Además, tampoco te detesto como crees; quizá todo sea por mi frustración, por mis miedos, estar al filo de que me casen con alguien a quien jamás en la vida amaré, es difícil & aterrador. Por otro lado, había imaginado que quizás lo ibas a malinterpretar, es obvio, incluso se presta para pensarlo. Pero sin querer, supongo que mi acto de disculpas también sirve a la causa, ¿no?; aunque el motivo original ya sabes cuál es; lo lamento, te pido disculpas.

Trunks estaba boquiabierto, bastante impresionado, tanto, que ni siquiera lo podía creer. Sin embargo, entró en razón al agitar ligeramente la cabeza, y contestó:—Yo también lo lamento; no quise lastimarte, ni herir tus sentimientos, ni que pensaras que eras solo un objeto. Es solo que me sentí un poco desesperado en que no funcionara absolutamente nada entre nosotros que... simplemente no pensé correctamente; creí que el quitarte mucho peso de mi parte con el itinerario, te haría sentir mejor.

En efecto era cierto que la clave para el éxito del Plan, era saber fingir bien para sobrellevar la situación; aunque sería una mejor herramienta el actuar de forma natural: ser ellos mismos. Sin guías, ni protocolos, ni pasos, ni itinerarios: SOLO SER ELLOS.

—Prometo que pondré de mi parte.

—Y yo pondré de mi parte también. Te agradezco por todo, Trunks. Y por favor, de nueva cuenta ofrezco mis disculpas.

—No te molestes. Además yo me comprometí en aventurarme en esto contigo. Te prometo que así será; terminaremos esto juntos & serás libre.

Para cerrar sus disculpas e inaugurar la reconciliación del nuevo acuerdo, del nuevo inicio, la Pétalo ofreció:—¿Quieres una taza de café?

—Sí...—contestó el empresario al asentir despacio—Hoy fue un día bastante cansado, creo que dormiré temprano.

Y la azabache, un poco sonrojada, agregó:—Las colchas de la cama ya están limpias...para que duermas bien.—le dió la bienvenida a la habitación nuevamente, más pronto cambió de tema porque sino moriría de la vergüenza—Iré a preparar el café.

Pero antes de girarse, el azúl la hizo detenerse—¿Oye Mai...?

—¿Sí...?—y ésta al fin pudo sostenerle la mirada.

—Gracias.

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Las comidas hechas en casa, el calor de hogar que se impregnaba en el departamento de Trunks, se estaban convirtiendo en una constante.

—¡Me voy a trabajar, ya es tarde!

—Qué tengas un buen día, ¡conduce con cuidado!.

—Lo haré.

Despertar juntos, desayunar juntos, tomar café, charlar, ser más naturales, más ellos, trajo por supuesto mejores resultados: una buena convivencia.

—¿No crees que deberías de poner una televisión en la habitación?

—¿De verdad piensas qué es una buena idea?

—Claro. Además antes de dormir podríamos ver una película u otra cosa, como un documental.

—Bien. Entonces, así será.—y el capricho se cumplió, él mismo instaló una gran pantalla a como «su esposa» lo había deseado—¿qué te parece?.

—Es grandiosa.

Los detalles se fueron presentando con más frecuencia. Él, por lo general, cubría con la frazada a Mai quien siempre se quedaba dormida a media película, después de un «Buenas noches» apagaba el televisor dando por finalizado el día. No era que fueran "grandes cosas" más bien la cotidianidad los fue dirigiendo como individuos normales con el buen convivir. En una ocasión, Trunks se había quedado dormido en el sillón de la sala; en realidad estaba leyendo un libro pero el cansancio lo venció, Mai pasó cerca de ahí, e incluso, según ella, estaba teniendo una charla muy entretenida con el joven—¿Qué te parece eso, eh?—sin embargo, la cuestión se quedó en el aire tras no recibir respuesta de su parte, entonces, se acercó a él.

—Pero Trunks...

Fue así, que el libro había quedado sobre su pecho mientras sus anteojos permanecían en su lugar; se miraba tan sereno, tan tranquilo, que sin querer despertarlo retiró la lectura de su cuerpo y un poco nerviosa fue deslizando los lentes para liberarlos de su rostro. Al final de cuentas un ligero roce lo hizo reaccionar.

—¿Mai...? ¿no me digas que me quedé dormido?.

—Descuida, es bueno que descanses.

—Sí pero...me estabas platicado algo. Anda, retomemos la charla.

—¿Seguro? ¿no te quedarás dormido otra vez?.

—El azúl esbozó una sonrisa—No, no, te lo prometo.

—Bueno, como te decía...

Entretanto, fue en una tarde-noche justo antes de que la puesta del sol se ocultara por completo, que aún prevalecía un poco de su magia anaranjada para deilete del par de ojos azules. Con esa iluminación, el rebotar de un balón de básquet resonaba en el suelo de una cancha urbana. Dicho lugar muy cercano al departamento del empresario con los típicos graffitis como sello social de inconformidad, o para otros representando una decoración artística por lo abstracto de sus diseños. Fue así, que el exjugador de la Blue Hal lanzaba un tiro a mitad de la cancha, y con buena exactitud, encestó—¡Eso es, cinco puntos!—expresó el valor que tenía dicha técnica.

Mai, entretanto, permanecía en las gradas. Lo observaba y a su vez tejía una bufanda; habilidad que aprendió en las actividades extras del Hanabi. Fue entonces, que sintió cierto roce sobre una de sus piernas, bajó la mirada y descubrió que se trataba de un gatito negro—Hola pequeño...—saludó & lo colocó sobre sus piernas.

Cuando el azúl se dió cuenta del felino, paró de jugar; se acercó a ella.—Es un gatito de por aquí, supongo...—continuaba acariciándolo—¿Es muy lindo no crees?.

—Sí, es todo un travieso—de igual manera le mostró afecto al tocarlo—Y dime ...¿te gusta?.

—¿Eh...?¿Cómo dices?.

—Me refiero a que si te gustaría adoptarlo.

—¿Lo dices en serio?.

—Claro. Podría hacerte compañía en los ratos que no esté en casa. ¿Te gustaría que lo conservemos?.

A Mai se le pintó una faz de alegría—Por supuesto que sí.

—Entonces, así será. Ahora, déjalo un momento ahí & ven conmigo—el Brief se posicionó en la cancha nuevamente, justo cerca del tablero—Anda, ven...

La mujer de falda larga, obedeció—Pe-Pero yo no sé jugar, Trunks.

—Solo te enseñaré a encestar. Sostén el balón—se lo entregó.

—¿Y ahora...?

El hombre se colocó detrás de la mujer; sus palabras las sentía al nivel de la nuca, cosa que la hizo sonrojar—Hay cuatro principios teóricos-prácticos del básquetbol. El primer punto es "La posición de cuerpo"—comenzó a manipular la figura de la fémina—;espalda recta, piernas flexionadas, no en exceso.

—¿A-Así está bien?.

—Sí, perfecto.

—El segundo es "El agarre del balón"—fue ahi que sostuvo sus manos indicándole un mejor sostén—Hay que apoyar el balón en la yema de los dedos y en los colchones de la mano, nunca en la palma.

—Bien, de acuerdo.

—Continúo con el tercer punto: "Levantar el balón"; recuerda no subir el balón demasiado separado del cuerpo. Éste tiene que subir con el codo cerrado, rozando la parte interior del brazo con tu costado y la mano que no lanza en el lateral superior, pero esta no debe afectar al lanzamiento—le ayudó a corregir la posición—Eso es, así.

—Correcto, entendido.

—Y por último tenemos "El lanzamiento"—preparaba a la mujer para encestar pero ...sin previo aviso le preguntó:—¿Quieres ir al baile de los empresarios conmigo?.

—¿Qué?—la mujer se sonrojó & fue justo cuando él le indicó:

—¡Encesta!—y ella lo hizo; el tiro fue exitoso—¡Excelente!.

—¿Encesté?—preguntó la mujer sorprendida justo antes de dar ligeros brinquitos; como toda una niña.

—¡Por supuesto, fue un gran tiro!.

Entonces, se giró hacia el azúl & con mucha alegría lo abrazó; festejó—¡Encesté, encesté, lo hice!.

El Brief la acompañó en su alegría; la sostuvo de igual manera en sus brazos, hasta la cargó un poco para darle más altura haciendo que sus pies dejaran de tocar el suelo. Pero fue ahí, que al deslizar su cuerpo con el suyo con la obvia intención de bajarla, fue que sus rostros rozaron sin querer; frente a frente ambas miradas oceánicas se observaron. Más luego regresó a la cuestión el hombre—¿Entonces tú respuesta es un "sí"?.

—Bu-Bueno yo...

—Sé que esta actividad estaba dentro de la lista del itinerario. Pero en verdad es algo a lo que tengo que acudir... y me gustaría que me acompañaras.

—¿De verdad estás seguro de esto?.

—Lo estoy.

—Pues...—lo meditó brevemente la azabache. Por ese motivo desvió un poco la mirada; tenía que pensarlo bien. Sin embargo, su trance se vió interrumpido cuando él le dijo:

—Y también estoy seguro de algo más...

Cuando Mai se dirigió de nueva cuenta hacia él, le cuestionó—¿Y de qué...?.

"De esto"—y atrapó sus labios carmesí.

Ella no hizo nada; se quedó sin habla, sin movimiento.

Estaba perpleja pero sus labios se sellaron en la suavidad de los de él; ya eran parte del beso. En ese modo, se perdieron en la profundidad de sus orbes; ambos azules, genuinos, hermosos, con distintos matices pero con el mismo brillo & con el mismo sentimiento que impulsó con verdadero valor realizar el detalle, el cariño. Entonces, en un simple tris de tiempo, fue cuando el telón de ambos clisos se cerraron, dejándose llevar así por el instante, por la magia, sin importar incluso el roce y el ronroneo del felino que llegó a restregarles las piernas a la par de esa bruma misteriosa que los acechaba.

Así que después de tantos altibajos, de tantas discusiones...se demostraron la calidez del amor por primera vez.

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CONTINUARÁ...

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Nota del final:

Hola!, qué gusto saludarlos otra vez, queridos amigos. Y bueno, qué bonito es reconocer nuestros errores & ante todo nunca está demás el pedir disculpas, ¿no es así?. Pobre Trunks, dí que está ayudando a Mai & ésta de potro salvaje; muy de ella. Sin embargo, la cosa se complica porque ahora las paredes tendrán oídos para los muchachos, ¡qué nervios! ¿serán que los descubran?. Y nada, en verdad espero que este capítulo haya sido de su total agrado. Y claro, seguiremos con más de la historia. Aunque últimamente me ha fallado el parámetro de los capítulos jaja, según serían 6, después dije 10, y ya voy en el capítulo 8vo jaja. Supongo que para ustedes entre más leen, es mejor, no? Pero cierto es, que la misma historia te va guiando en el desarrollo de capítulos: la narración, los flashback, detalles, etc, influyen mucho para extenderse. Pero bueno, ¿a alguien le viene algo a la mente de los próximamente que pasará? seguro que ni se imaginan pero les doy el beneficio de la duda para que fabriquen sus propias versiones de los siguientes sucesos.

Sin más qué agregar, como siempre agradezco las 780 lecturas!, a los favoritos, a los recién llegados; los rws por parte de Cereza, Lya, Velmon, Trumai Love, REI III NGE & Fernanda Villalba que me saluda últimamente por mi Fanpage, a mis queridos lectores silenciosos, (sé que están ahí, pillos, "¡Hola!" XD). También agradezco el espacio que me brindan las comunidades del Trumai que gentilmente comparten mis actualizaciones como cualquier otra cosa de mi contenido, a los que dan like a esas mismas, mil gracias.

Pues bueno, como es un clásico de mi parte, diré lo de siempre: ¡Nos leemos pronto!.

Cariños siempre:

Kuraudea~

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