Capítulo especial: Sucio secreto

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Se refiere a algo que la persona prefiere mantener en las sombras, ya sea porque sea vergonzoso, pecaminoso o deshonroso, escondiendolo y guardandolo celosamente, lejos de la mirada de los demás, por considerarlo moralmente cuestionable o comprometedor.

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Las pesadillas habían atormentado a Draco Malfoy durante un largo tiempo, robándole el sueño y llenando su mente con imágenes perturbadoras. Visiones de gritos desgarradores, rostros desfigurados, una culpa asfixiante que parecía consumirlo por dentro. Cada noche, esas terribles escenas asaltaban su inconsciente, dejándolo agitado, sudoroso y aterrorizado al despertar. La única forma en que lograba lidiar con ello era bebiendo la poción para dormir sin sueños, permitiéndole al menos encontrar un poco de descanso y no verse asaltado por esas horribles imágenes.

Esa rutina nocturna había sido su única salvación, hasta que en ese momento se encontró contemplando la botella vacía, consternado. Ante la perspectiva de enfrentar otra noche de pesadillas, Draco dejó caer su cabeza pesadamente sobre la almohada, sintiéndose derrotado. El aire escapó de sus labios en un suspiro cansado, una mezcla de frustración y agotamiento que parecía asfixiarlo. Cerró los ojos, esperando al menos esta noche no tener que enfrentarse a los gritos, a los rostros desfigurados, a esa culpa carcomiendo su pecho. No quería sentir más el miedo que parecía no tener fin, ni la presión de cumplir con las expectativas que lo aplastaban.

Pero cuando volvió a abrir los ojos, lo hizo de forma abrupta, sintiéndose desorientado y molesto. Su corazón latía con fuerza en su pecho, asustado, pero no de la manera habitual. Había tenido un sueño extraño y perturbador, en el que se encontraba en un lugar apacible junto a Hermione Granger, la insufrible sabelotodo de Gryffindor.

"No, no puede ser", pensó Draco, frotándose los ojos con frustración. ¿Cómo era posible que su inconsciente lo hubiera traicionado así? Ella era una sangre sucia, una mancha en el mundo mágico. No debería estar presente en sus sueños, mucho menos de una manera tan serena y... agradable, porque así, quiera o no, lo había sentido.

En el sueño, se había sentido cansado y había apoyado su frente en el hombro de Hermione, sintiendo cómo ella lo abrazaba con delicadeza. "Todo estará bien", la escuchó decir mientras le acariciaba la cabeza con una ternura que lo perturbaba profundamente. Cuando levantó la mirada, vio su rostro sonriéndole con dulzura, transmitiendo una calma y una comprensión que lo habían conmovido hasta lo más profundo de su ser.

Irritado, Draco se incorporó en la cama, sintiendo cómo su corazón aún latía con fuerza. Recordó esa sensación de paz, la forma en que Hermione lo había mirado y las caricias que habían compartido. Apretó los puños con fuerza, odiando la debilidad que esos recuerdos evocaban en él. Era consciente de que no debería sentir nada más que desprecio por esa chica, y sin embargo, en sueños, ella había logrado romper todas sus defensas y llevar su mente a un lugar de quietud y consuelo que jamás habría imaginado.

"¡Maldita sea!", exclamó en voz baja, tratando de sacudir esas imágenes de su mente. Él era un Malfoy, un orgulloso sangre pura. Se lo había repetido tantas veces, casi como un mantra. No podía permitir que una simple hija de muggles lo afectara de esa manera, incluso en sueños.

Draco se levantó de la cama, dispuesto a comenzar el día con su habitual máscara de desdén y superioridad. Pero en el fondo, una parte de él se sentía inquieta e incluso ligeramente perturbada por la intensidad de aquel sueño que lo había dejado tan confundido y vulnerable.

Y en paz.

Cuando Draco Malfoy regresó a su dormitorio, se dio cuenta con consternación de que no tenía más poción para dormir sin sueños. Había intentado tanto no pensar en lo que había sucedido en sus sueños que había olvidado reabastecer su reserva. Ahora, acostado en su cama, solo esperaba no tener pesadillas esa noche. Sin embargo, éstas lo asaltaron, seguramente influenciadas por sus recientes pensamientos con cierta Gryffindor.

Volvió a soñar con Hermione Granger, solo que esta vez la escena era diferente: una discusión, una pelea sin sentido. Ella era terca, irritante, odiosa... Pero Draco no podía evitar sentir una cierta diversión al ver cómo Hermione le contrarrestaba cada palabra, sin dejarse amedrentar. Era sumamente ridículo, pero al despertar, se encontró riendo, sorprendido de que su sueño hubiera tomado ese rumbo.

"¿Qué diablos está sucediendo conmigo?", se preguntó, frustrado. No lograba entender por qué la imagen de Hermione Granger se había instalado con tanta fuerza en su mente, incluso colándose en sus sueños. Era como si su subconsciente se hubiera empeñado en atormentarlo con esa realidad que él se negaba a aceptar.

De todas formas, eso ya no importaba. Al caer la noche, tendría de vuelta su poción para dormir sin sueños. Ya no volvería a tener pesadillas que involucraran a la "sangre sucia" o a todo lo relacionado con los Mortifagos. Todo volvería a la normalidad.

Y así seguiría siendo, si esa vez no hubiera cerrado los ojos. Era un momento, no planeaba quedarse dormido, pero cuando lo hizo, allí estaba otra vez, ella. Y le gustó.

No pudo evitarlo. Se sintió bien, se sintió feliz, molestándola, mirándola, permaneciendo en esa realidad imaginaria que había creado.

Tanto que, esta vez, en ese sueño. Compartió con ella todo lo que le aquejaba, y ella estaba allí para escucharlo, ofreciéndole esa comprensión y consuelo que nadie más le brindaba.

Se despertó llorando, pero aliviado.

Poco a poco, Draco fue aceptando que esos sueños que tenía con ella, le proporcionaban una paz y una conexión emocional que no encontraba en su vida diaria. En ellos, podía ser vulnerable, dejar de lado los prejuicios y las expectativas que lo aplastaban. Hermione Granger se había convertido en su refugio, en el único lugar donde podía ser libre y estar a salvo de las pesadillas que lo atormentaban.

Si, era una ruleta rusa. A veces eran pesadillas que lo atormentaban y otros eran sueños calmantes. Y eso le hizo asegurarse que no lo habían embrujado.

Era su mente volátil, pero aún con las probabilidades decidió tomar ese riesgo y ya no consumió la poción sin sueños porque increíblemente deseaba soñar con Hermione Granger, y ese solo pensamiento era una locura. La sangre sucia, se estaba convirtiendo en un sucio secreto. En una obsesion porque anhelaba volver estar con la Granger onírica.

Incluso hubo un día en que el sueño tomó un tono más íntimo. En un principio, estaba siendo la insufrible sabelotodo. Ya no quería escucharla, que importaba si se decía: LeviOsa y no leviosA.

Solo cállate, Granger.

Callame ella expresó.

Fue un segundo en que su mirada bajo a sus labios y fue menos de un segundo que se encontraba probando los de ella.

Besó su ilusión, su imagen onírica, y despertó con la cara roja de vergüenza, sin creer lo "hormonado" que estaba. Esa sensación de calidez y emociones desbocadas lo habían perturbado profundamente, reafirmando la culpa y la confusión que le provocaba.

"¿Qué haces besando a la sangre sucia?", aún así se regañaba a sí mismo, recordando los prejuicios que le habían inculcado toda la vida. Pero poco a poco, esos pensamientos se iban disolviendo, reemplazados por una atracción que no lograba explicar y que lo atemorizaba.

"Sangre sucia" Realmente ya no podía pensar eso de ella, no cuando él mismo se debatía que no estaba bien. Podía ser Granger quien lo dijera, pero era su sueño, era él quien lo pensaba.

No quería darle un nombre de lo que estaba sintiendo, aunque estaba ahí, merodeando a su alrededor.

Eventualmente, dejó de soñar con Hermione. Despertar también fue una pesadilla, además de las pesadillas que volvieron a merodear por su mente, y Draco, desesperado, tomó medidas más radicales. Hizo una poción para fantasear con ella, pero no se sintió igual. La Hermione de ese sueño era distinta, actuando como si le hubiera lanzado una poción de amor, y lo odiaba. Quería a la verdadera Hermione, con su brillantez, su carácter y su fiereza. La que conocía, la que tuvo la osadía de golpearlo en la cara.

La que últimamente no podía parar de observar desde cualquier lugar de Howarts, ya sea en el comedor, en alguna clase, en el pasillo. Sus ojos grises se desviaban en su vulominoso y salvaje cabello, en su voz, en sus ojos brillantes y agudos. Incluso era de toparse con el trio de oro, solo para verla más de cerca.

Draco no podía creer que deseaba soñar con Hermione Granger. Pero lo estaba. Era su lugar seguro, el único donde podía ser libre, donde no había prejuicios ni expectativas que cumplir. Y la Hermione onírica era todo lo que necesitaba.

Aún si, pensarla día y noche, no hizo que volviera a sus sueños. Las pesadillas volvieron a atormentarlo, y negado con la idea de no poder volver a soñar con ella no quiso una nueva pocion. Malfoy volvía a desear paz. Sabía que no podía anhelar algo más con la chica en la realidad. Su mirada de desprecio era suficiente para saber que la realidad y el sueño estaban separadas.

Y él no cruzaría la línea. Al final de todo, este era su sucio secreto.

Un día, encontró un viejo pergamino que le prometía poder soñar con quien quisiera. Al menos es lo que decía la parte legible. Necesitaba ese escape, y con algunos ingredientes, entre ellos un cabello de Hermione, que no fue difícil de conseguir ya que con esa maraña de cabellos, no era extraño perder alguno. Draco finalmente realizó el hechizo.

Quería soñar con ella. Y soñó.

Draco se encontraba caminando solo por los desiertos pasillos del castillo de Hogwarts, la luz de la luna llena se filtraba a través de las ventanas, dándole un aire misterioso al lugar. Y para su sorpresa tenía el control, estaba teniendo un sueño lucido. De pronto al doblar una esquina, chocó contra alguien.

—Fíjate por donde vas —espetó con desdén.

Levantó la mirada y su aliento se detuvo al encontrarse con esos ojos marrones que lo miraban con el ceño fruncido. Era Hermione Granger, la bruja que no lograba sacar de sus pensamientos. La que esperaba ver en sus sueños.

Draco la observó detenidamente, notando cómo apretaba su varita con firmeza, lista para lanzarle algún hechizo. Por una fracción de segundo, se sintió ligeramente intimidado, pero esa sensación fue rápidamente reemplazada por un anhelo irrefrenable.

No queria despertar. No podía despertar.

Sus ojos grises se cruzaron con los de ella, y no pudo evitar que una sonrisa torcida se formara en sus labios. Algo en la mirada de Hermione lo cautivaba, la forma en que sus cejas se fruncían ligeramente, la determinación reflejada en sus facciones. Era la misma chica que lo tenía hechizado, la que ocupaba cada uno de sus sueños.

Sin poder contenerse más, Draco la tomó por los hombros y la arrinconó contra la pared, acercando su cuerpo al de ella. Podía sentir el calor que emanaba de su piel y el rápido palpitar de su corazón. Era como si la barrera entre ellos se hubiera desvanecido, dejando solo una línea invisible que clamaba por ser cruzada.

—Suéltame, Malfoy —exigió Hermione, con voz firme, pero Draco pudo detectar un atisbo de nerviosismo en su tono.

—¿Jugando duro, Granger? —respondió Draco, con una sonrisa burlona, aunque por dentro sentía que su corazón iba a salírsele del pecho—. No dejaré que te vayas —dictaminó, decidido a no dejar escapar esta oportunidad—. Te tengo.

Lentamente, Draco acercó su rostro al de Hermione, dejando que su aliento se mezclara con el de ella. Podía ver cómo sus ojos se abrían con sorpresa y sus mejillas se sonrojaban. Era la imagen más hermosa que había visto jamás.

Estaba a punto de unir sus labios con los de ella cuando, de repente, todo se desvaneció. Abrió los ojos con confusión, encontrándose de vuelta en su cama.

Draco suspiró, frustrado por haber sido arrancado de ese sueño tan vívido. Pero, a la vez, se sentía alarmado por la intensidad de sus propios deseos.

¿El hechizo había funcionado?

Cerró los ojos, tratando de volver al mundo onirico. De volver en el mismo instante que se despertó antes de que sus labios se unieran con los de ella.

Cerró los ojos mientras se adentraba a las profundidad del sueño nuevamente, en el momento que supo que tenía el control, que ella estaba ahi. Supo que el hechizo había funcionado no podía significar otra cosa, sin soportarlo más, sus labios devoraron su boca sin pensar en nada más. Solo fundirse en esa sensación tan real que confundían sus sentidos diciéndole que no era un sueño, mientras saboreaba su boca y sus pensamientos repetían sin cesar que "no quería despertar" porque quería seguir soñando con ella. Con Hermione Granger.


Holaaa regrese!

Aunque no volví del todo del hiatus. Un pie lo tengo adentro. Si vuelvo bien será como en diciembre o enero. Así que... ¿Prefieren que actualice 1 capítulo por mes? (Trataré lo más que pueda de publicar al menos un capítulo y también trataré de que no sea tan corto al menos más de 1000+ palabras)

No tan largo como este, este fue especial ;)

o nos leemos en diciembre/enero cada 10-20 días probablemente?

Los leeré en que prefieren.

Porque lamentablemente no sé cuándo tendré ganas y volveré a organizarme. Estos días veré si escribo algo o volveré a mí hiatus...

(Ya tengo el siguiente escrito y tengo la mitad del próximo capítulo a ese...) Lentito pero seguro.

Ruany54: Gracias por la comprensión y los buenos deseos, también la pereza también tuvo la culpa. Y ahora no ayuda que no tengo tiempo y si lo tengo, escribir ya no es de mis prioridades :(

Sayshun: Muchas gracias por las hermosas palabras! Espero que la historia siga a la altura. (Realmente, más escribo más temo de arruinar todo) honestamente no sé si mis finales son los mejores del mundo.

Espero que les haya gustado este capítulo especial, sino lo finalizaba. Terminaba rescribiendo toda la historia desde la perspectiva de Draco(?) jaja no es broma.

Nos leemos en noviembre (probablemente a mediados o fines), diciembre o enero. Depende de lo que decidan.