Capítulo 42: Inicio de la guerra.

Draco se despierta un poco desorientado, siente que soñó algo, pero en general solamente había sentido que todo era jodidamente oscuro y como si el agua quisiera ahogarlo en desesperación; pero no recuerda nada al despertar. Su cuerpo se siente entumecido, así que se estira un poco notando que está en la enfermería del campamento; tristemente un lugar bastante conocido ahora para él. Se estira un poco cuando se sienta sobre su cama, el cuerpo entumecido le da a entender que debe tener al menos algunos días dormido y probablemente con una guerra sobre él, no sería una buena idea.

Michael Yew es quien lo recibe, no parece sorprendido de verlo y no es tan agradable como lo fue Lee, pero le ayuda revisando su estado de salud.

—Estás bien, dormiste casi 4 días, mejor levántate y ve ayudar. —Claramente no es el mejor en el servicio al cliente.

Pero tiene razón, tiene que irse.

Sale de la cabaña sintiéndose un poco aturdido, el recuerdo de lo que pasó antes de despertarse lo hace sentir inquieto.

¿Solamente se declaró a Harry Potter?

Bueno.

No tiene mucho tiempo para pensar en eso con una guerra sobre sus hombros, con humor negro piensa que ya no le importa tanto morir si eso significa nunca enfrentar las consecuencias de sus acciones; solo un pensamiento aleatorio.

La primera ahí, por supuesto, es Lavender quién se abraza de él con fuerza y Draco deja cualquier cosa que pasó en la casa Black para regresarle el abrazo. Casi se ve tentado a explicarle sobre qué pasó, pero es cuando ve su rostro lloroso que todo su cuerpo se tensa. Al instante deja sus vínculos abiertos (que parecían haber estado inactivos por su estado de coma), solo para sentir como golpe la angustia de ellos. Ahora entiende un poco a Michael y su apuro, se aleja de Lavender quien lo sigue sin decir nada.

La angustia viene de Percy.

Se apresura.

Una misión, se había planeado una misión, así que sin duda algo salió mal; Draco se odia, porque él era uno de los que irían a la misión. Recuerda que Percy iría, pero también se había hablado de Charles y…sus piernas se detienen cuando llega al lugar donde está Percy. Luciendo miserable sentado en un tronco, provocando que el pecho de Draco se llene de angustia cuando este levanta la mirada y solamente puede ver pena.

Oh.

Toma un segundo para levantar el rostro, pero solo ve a Lavender a su lado sujetando sus manos luciendo preocupada.

—¿Charles? —pregunta, aunque al ver el vacío en su pecho, proveniente de Percy y Lavender cuando dice el nombre del líder de la cabaña de Hefesto.

Sabe qué sucedió.

Lavender solamente niega con la cabeza, lo que hace que Draco trague saliva intentando no pensar tanto en el chico moreno que solía ayudar siempre que podía. Corazón amable, enamorado de Silena que siempre podría ayudarte en cualquier cosa que necesitaras y reparar todo lo que se dañaba en el campamento.

Silena.

Cierra los ojos y coloca una mano sobre su rostro.

Culpa.

¿Por qué no estaba aquí?

¿Por qué se marchó?

¿Por qué no pudo controlarse en su entrenamiento?

—No es tu maldita culpa —gruñe Percy levantándose, luciendo furioso, pero Draco solo lo ignora, porque la culpa lo carcome—. Yo fui a la misión, yo lo dejé morir. —Parece tan impotente y Draco solamente se muerde el labio un poco.

No sabe qué decir, así que solo asiente, aún siente la culpa engullirlo por dentro y Percy se ve agotado por eso.

Aun así… Silena.

Voltea a ver a Lavender quien suspira sujetando su mano.

—Está en la casa grande con Clarisse —musita Lavender como si leyera su mente, tal vez sea algo del vínculo, pero ahora no puede verlo bien.

Ve a Percy, quien solamente se agita la cabellera frustrado.

—Hablé con Quirón sobre la profecía, podemos hablar después, ella… ella ocupa ayuda que no puedo darle, tal vez puedas ayudarle —musita este nervioso, a lo cual Draco solamente se queda tenso.

Quiere quedarse, pero piensa en Silena y toma una decisión.

—Iré a tu cabaña esta noche, hablaremos, pero ahora, siento que ocupo ir con ella.

Percy asiente, Lavender susurra que Theo y Anthony están en otro lugar, pero que irá con ellos, Draco le da una sonrisa antes de correr a la casa grande.

Parecía que había sucedido una junta, pudo ver que algunas personas se desviaban y el atardecer solamente hizo que todo fuera un poco más tétrico. Silena estaba ahí, sentada en el suelo, viendo a la nada con el rostro totalmente demacrado.

Siente la necesidad de disculparse, pero cuando la chica lo ve, solamente sonríe con lágrimas en los ojos y Draco se apresura para abrazarla. Es un poco increíble, como antes era un niño que esta solía abrazar, pero ahora simplemente ella entraba perfectamente en sus brazos.

Cada día se siente menos como un niño.

—Charles dijo que el próximo año tendríamos un departamento, que iríamos juntos a la universidad, dijo que me daría el mundo —musita la chica sujetando su pecho, ya no lo consuela, es Draco quien tiene que hacerlo ahora.

Duele.

Su pecho duele.

Porque Charles Beckendorf, había sido bueno. Porque era una persona que no merecía morir y tenía un buen futuro si no fuera por haber sido un mestizo. Una parte de él odió profundamente a los olimpos, simplemente por existir, por condenarlos a una vida difícil. También se odió por no estar aquí, por no haber ido a la misión, por no haber podido ayudar.

—Lo siento, yo… debí volver antes. —Aunque si hubiera vuelto tan solo un día antes, podría haber ocasionado un desastre en su cuerpo.

Por la mirada de Michael, era un milagro que aun siguiera con vida luego de hacer ese viaje en menos de tres días.

Silena levanta el rostro con un grado de horror y culpa, sujetando su mejilla suavemente, Draco sujeta su mano contra él; se siente demasiado fría.

¿Cuánto tiempo tiene ella aquí?

—No es tu culpa Draco, nada de esto es tu culpa, es mía —dice antes de llorar sobre él, por lo que parecen horas.

Draco solo se queda ahí, viéndola destrozarse y cierra los ojos.

Esto será largo.

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5 días.

Es todo lo que tienen, lo que Percy admite esa noche en medio de la cama, ambos ocultos sobre las mantas como niños que ya no son, mientras este cuenta la historia. Tifón está atacando, es un problema y este no cree que en la misión realmente ayudará. Draco se queda paralizado al comprender, que realmente esto está ocurriendo y que no tienen tiempo. Percy está horrorizado por el contenido de la profecía, pensando sobre que él puede morir y Draco simplemente le sujeta de la mano.

—No morirás —dice con convicción, el chico duda, pero Draco no.

Si alguien tiene el poder de destruir profecías es Draco, mientras Percy se encuentre con él, no tiene nada de qué temer.

No lo dejaría morir.

Draco prefiere morir antes de que este sufra.

También habla que hubo un incidente con la cabaña de Ares y Draco maldice, porque de todos los momentos tenía que ser este.

Esa noche Percy sueña con Rachel, mientras que Draco no sueña con nada más que un lugar oscuro, siempre cayendo, como si el futuro quisiera burlarse de él.

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Percy parecía confundido esa mañana, Draco le obliga a lavarse la cara, ser responsable, tomar un desayuno, aunque técnicamente no debería estar en su mesa antes de enviarlo a Annabeth que tiene que hacer inspecciones de cabaña; la rubia luce preocupada por él, pero Draco solo se ve ligeramente pálido mientras va donde Lavender. Su pérdida de magia era notoria y está cansado, pero Will quien le dio un chequeo antes y después del desayuno admite a regañadientes que está bien, antes de correr a la enfermería; desde la muerte de Lee parece obligarse a aprender más cosas y eso le preocupa. Tristemente no puede ocuparse de su amigo rubio, porque tiene dos personas más de las cuales hacerse responsable y ya ha dejado demasiado tiempo a Lavender a solas con ellos.

La cabaña de Ares sigue tensa y aunque Draco no tiene culpa de nada, solamente quisiera poder hacer a Clarisse hablar.

Silena sigue luciendo miserable.

—Veo que escapaste de Jackson —habla Anthony con calmam mientras termina su desayuno.

Ve a Theo quien no ha terminado de comer antes de lanzarse hacia los hermanos Stoll con una sonrisa traviesa.

Bien podría ser un hijo de Hermes y nunca lo sabría.

De hecho, aunque no ha estado por aquí tanto tiempo, puede ver como Theo sin duda parece un pez en el agua, un Percy en medio de una piscina o Nico en medio de una tienda con cartas de mitomagia. Theo usualmente sería muy tranquilo, apenas si participaría en medio de una charla y solamente comentarios mordaces para los demás que harían verlo como alguien introvertido.

Pero aquí.

Con una estúpida camiseta naranja, pantalones prestados y tenis, el chico parece brillante. Está entre los hijos de Hermes o con los de Atenea, hablando de todo su conocimiento de dioses y no es visto como alguien extraño. Especialmente los hijos de Atenea parecen haberlo adoptado como no hicieron con Draco o Lavender, tomando el claro conocimiento del chico que no tiene TDAH y por lo tanto puede leer libros con facilidad; Theo parece haber encontrado a las personas que lo hacen sonreír.

Es feliz aquí.

Incluso con una futura guerra por delante.

—Ocupa pasar tiempo con Annabeth para tranquilizarse —musita Draco con aburrimiento haciendo a Theo asentir, mientras que Lavender termina de partir su fruta que comparte con ellos.

Agradece al ver un poco de manzana verde entre ellas.

—Las cosas han estado inquietas desde el funeral de Charles —susurra Lavender con el rostro bastante afectado.

No eran amigos.

Draco no puede decir que eran amigos.

Pero joder, la ausencia de una presencia como Charles realmente golpeaba mucho en el campamento como uno de los mayores que siempre estaba ahí para prestar una mano a quien lo necesitara. Era normal para un semidiós no vivir tanto tiempo, lo cual Draco comenzaba a detestar conforme la lista de nombres muertos desde su llegada al campamento aumentaba.

La vida de un semidiós era difícil.

Lo sabía.

Se lo habían repetido cientos de veces.

—¿Cómo está Potter? —pregunta Anthony en un claro intento de cambiar de tema, pero Draco no podría querer menos un tema.

Pasa una mano por su cabello sin querer pensar en Potter, como había dicho, este problema era para el futuro y ahora tenían muchas cosas mejores que hacer.

—Bien, ahora levanta tu culo, vamos a entrenar; no puedo usar nada de magia, pero puedo entrenar y no dejaré que tu nombre o el de Theo sean nombres que estén en la lista negra —gruñe de mal humor. Lavender solo suspira y Anthony hace una arruga.

Algo estalla cerca de Theo, lo que hace que todos volteen a ver, mientras los de la cabaña de Hermes señalan a Theo que parece un poco culpable.

—¿Ups? —pregunta.

Perfecto.

Ahora tienen una versión 2.0 de Seamus Finnigan.

Hay un desastre un poco más tarde en el área común, una pelea empezó entre las cabañas de Ares y Apolo. Unos campistas de Apolo armados con bombas de fuego volaban sobre la cabaña de Ares en un carro tirado por 2 pegasos (que parece ser el inicio de toda discusión de parte de esas cabañas). Pronto, la cabaña de Ares ardía en llamas y náyades del lago de canoas corrían para traer agua. Entonces los campistas de Ares invocaron una maldición, y las flechas de los chicos de Apolo se volvieron de goma. Los hijos de Apolo continuaron disparándolas a los hijos de Ares, pero las flechas simplemente rebotaban.

Dos arqueros corrían perseguidos por un furioso hijo de Ares que gritaba en verso:

—"Maldiciéndome, ¿Eh?, ¡les haré pagar! / ¡Yo no quiero todo el día rimar!

Draco simplemente los ignoró por su propio bien mental.

.

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Annabeth y Percy discutieron, Annabeth por ser demasiado celosa y Percy por ser demasiado idiota.

Ambos fueron por Draco quien intentó huir antes de estar en medio de una discusión.

No pudo ir tan lejos porque Lavender y Anthony lo vendieron para dejar de entrenar, la primera hora la pasó con Annabeth que se quejaba de que Percy no entendía las señales y no dejaba de hablar de Rachel, la siguiente hora la pasó escuchando a Percy quejarse de que no entendía qué pasaba con las chicas.

¿Si saben que es el fin del mundo?

Nadie parece notarlo.

Theo se unió a la cabaña de Apolo para causar destrozos.

Al final Percy no ayuda en absoluto en el tema de Clarisse, solo empeora todo, como siempre con Percy.

Draco realmente quería llorar al final del día.

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Draco intenta charlar con Clarisse, pero esta lanza prácticamente llamas por su boca, así que solamente se ve relegado a charlar con Lavender quien parece ser la única persona sensata en este punto. Anthony intenta luchar con hacer magia sin varita en la cama, mientras explica a unos niños de la cabaña de Hermes sobre Hogwarts; nuevamente ya no es secreto así que todos parecen, aunque sea un poco curiosos. Definitivamente será un problema luego de la guerra, pero Draco ya no le importa. Theo intenta un poco de magia lunar otra vez, por primera vez desde las vacaciones en Francia y termina haciendo un agujero en el techo.

No se sorprende.

Lo cual deja mucho que desear.

—Iré a buscar a alguien de la cabaña de Hefesto para que ayude —dice Draco caminando hacia afuera, mientras Lavender decide tomar el mando de reprender a los chicos.

Los gemelos Stoll pueden ser los líderes de la cabaña, pero Lavender y Draco eran quienes mantenían bajo control a este grupo de niños sin control.

Lo más que se podía.

Caminó hasta salir de la cabaña, antes que una sombra lo hiciera chillar y antes de saberlo estaba estampándose contra el suelo en medio del bosque. A diferencia de aparecerse, esta vez no ocupó nada de magia y solo una frialdad que reconocía de Nico.

Se medio incorporó con un puchero cuando vio a Nico y Percy ahí, el cabello de Nico parece demasiado largo y antes que pudiera hacer un comentario sobre necesitar un corte, Percy solamente lo tomó del brazo haciendo a Nico sonreír divertido cuando Percy prácticamente lo puso bajo su brazo.

—Listo es todo lo que necesito.

—¿Necesitas? —cuestiona Draco sintiendo un mal presentimiento nacer por su espalda, a lo que Nico asiente en comprensión.

—Bien entonces nos vamos —afirma Nico con calma listo para partir.

—¿Ir a dónde?, espera Nico, Will estaba molesto, dice que hace días no apareces y sabes cómo se pone, espera, Percy suéltame —gruñe Draco, pero no es liberado.

Hay una expresión preocupada en el rostro de Nico, sabe que tendrá que hablar eventualmente con Will y debería tener miedo.

Además, hay un perro gigante que no le agrada y esperen, es la señora O'Leary, el perro de las sombras.

—Vamos a la casa de Luke —responde Nico, a lo cual Draco solamente chilla.

—¿Qué?

No importa sus quejas, probablemente lo maten en la cabaña de Hermes por desaparecer, otra vez; pero no hay mucho que decir cuando es tragado por un mar de sombras.

En su defensa esta vez tampoco fue su culpa.

.

.

Hay mucho en que ponerse al día en poco tiempo. Leneus es un idiota, un pensamiento del viejo sátiro que Draco siempre tuvo en mente. Nico comenta que Beckendorf está en los Elíseos. Dice que espera a alguien. Draco se siente un poco mejor sobre el tema, porque al menos sabe que el alma del chico estará descansando eventualmente. Parece ser que Percy tuvo una misión con Nico en el monte Tamalpais y que Nico logró espiar algunos titanes.

Así que su plan de hacer invencible a Percy es ahora o nunca.

Entiende su punto y lo comparte, algo que Percy hace más a regañadientes.

El plan por otro lado es seguir los pasos de Luke, quien aparentemente es invencible y Nico piensa que puede estar relacionado con la maldición de Aquiles. Todo esto parece un mal chiste, porque Draco también está maldito y puede que todo surja de ahí.

Atados.

Piensa en el vínculo de Luke, se pregunta si se formó cuando lo conoció o si la maldición de Aquiles tuvo algún factor.

La madre de Luke vive en Connecticut.

Donde se encuentran ahora mismo.

Estaban en una colina en los bosques de Connecticut, muchos árboles, muros de piedra bajos, casas grandes. Bajando por un lado de la colina una autopista cortaba a través de un barranco. Bajando del otro lado era el patio de alguien.

La propiedad era enorme, más maleza que césped.

Era una casa blanca de dos plantas estilo colonial. Dejando de lado el hecho de que del otro lado de la colina pasaba una autopista parecía estar en medio de la nada. Se veía una luz encendida en la ventana de la cocina. Un columpio viejo y oxidado estaba debajo de un manzano.

La señorita O'Leary cesaba.

Nico quien apareció por su cuenta lucía un poco cansado, aunque ha mejorado mucho en el viaje de sombras, Draco entiende que se siente ser drenado de toda energía vital.

Duda que durante esta lucha pueda usar su nueva habilidad.

—Estoy bien —gruñe Nico, pero Draco igualmente lo obliga a subirse en su espalda; tiene suficiente fuerza para hacerlo.

Nico también prefiere a Draco que Percy en estos casos.

Dejan a la señorita O'Leary durmiendo.

Mientras no ataque nada de repente, Draco piensa que podría ser una misión con el inicio más tranquilo hasta ahora, lo cual no le llena de muchas esperanzas a futuro.

En la puerta principal había miniaturas de leones, cerdos, dragones, hidras, incluso un pequeñito Minotauro con su pañal para Minotauro. A juzgar por su triste apariencia, las figuritas habían estado ahí largo tiempo, al menos desde que la nieve se fundió la primavera pasada. Una de las hidras tenía un retoño de árbol creciéndole entre los cuellos. El porche del frente estaba infestado con carrillones de viento. Brillantes trozos de vidrio y metal tintineaban con la brisa.

La puerta frontal estaba pintada de color turquesa. El nombre CASTELLAN estaba escrito en Inglés, y debajo en griego.

La visita fue... incómoda.

La señora que parecía ser la madre de Luke, llamó a la puerta el nombre de su hijo lo cual era algo equivocado, ya que no eran su hijo. Se veía como alguien que disfrutara meter los dedos en los contactos eléctricos. Su cabello blanco estaba apelmazado por toda su cabeza. Su delantal rosa estaba cubierto de marcas de quemaduras y manchones de ceniza. Cuando sonreía su cara se veía antinaturalmente alargada, y la luz como de alto voltaje en sus ojos me hizo preguntarme si estaba ciega.

—¡Oh mi querido niño!

Abrazó a Nico.

Luego a Percy y cuando vio a Draco pareció dudar solo un instante, antes de abrazarlo y empujarlos dentro de casa, especialmente a Draco le dijo que fuera a su habitación, que estaba esperando por él.

No preguntó mucho y ante la mirada confundida de Nico o Percy, decidió seguirle el juego.

Raro.

Extraño.

Caminar por esta casa, sentir un grado de familiaridad y congelarse cuando llegó a la habitación de lo que alguna vez fue Luke. Siente el peso del mundo sobre sus hombros otra vez, como aquella vez que sostuvo el cielo al ver la habitación que había mirado anteriormente en sueños, traga saliva caminando por el lugar sintiéndose terriblemente ansioso al verlo todo tal cual lo vio.

Un vínculo.

Mira el hilo gris frente a él con duda, sintiéndolo apagado, como si Luke estuviera pensativo.

—¿Estás ahí? —pregunta temeroso, hasta ahora solamente había sentido el vínculo así con Percy, aunque una vez cuando Annabeth había sostenido el cielo Draco juró escucharla en sueños.

Nunca más.

No importa cuánto lo intentara.

Pero tal vez ahora.

—No deberían molestar a mi madre. —Es la voz de Luke que resuena con dolor en su cabeza, es diferente al vínculo de Percy, la presencia cómoda y continua en su mente.

Esta vez se siente dolorosa, confusa, quiere gruñir para sacarla, pero se obliga a estar ahí.

Coloca una mano sobre su frente cansado.

—No fue mi idea, pero ocupamos respuestas.

—Ocupan irse.

—No.

—Idiota. —Parece casi resignado antes de un silencio y Draco va a molestarlo, pero la voz de Luke suena interesada a continuación—. Pídele una bendición a tu madre, por aquello, tengo el presentimiento que el destino tampoco es amable contigo.

Va a preguntar a qué se refiere, pero cualquier presencia se marcha, como si Luke hubiera despertado de un sueño o algo relacionado.

Eso es sospechoso.

Un grito llega desde alguna parte, Draco se sobresalta y sale del lugar apresurado, aunque sus manos parecen quedarse con la pequeña estatua que parecía ser de mitomagia de Hermes que toma con sus manos.

—¡AAAAAAAAAHHHH! —gritaría la madre de Luke—. ¡Mi hijo! —rugió en una voz mucho más profunda cuando Draco apareció y verla con ojos verde brillantes realmente lo perturbó porque quedó congelado—. ¡Debes protegerlo! ¡Hermes, ayuda! ¡No mi niño! ¡No su destino!... ¡No! —Aferró a Nico por los hombros y comenzó a sacudirlo como para hacerlo entender.

Draco estaba listo para detenerla, pero Nico lo detiene.

—¡No su destino! —Nico dio un grito estrangulado y la empujó. Tomó la empuñadura de su espada—. Percy, tenemos que salir...

De pronto la Sra. Castellán colapsó.

Percy se lanzó hacia adelante y la sostuvo antes de que se golpeara con el filo de la mesa. Logró sentarla en una silla.

—¿Sra. C? —preguntó.

Ella murmuró algo incomprensible y sacudió la cabeza.

—Dios. Yo… tiré las galletas, qué tonta. —Parpadeó, y sus ojos habían vuelto a la normalidad—. O al menos, a cómo eran antes. El brillo verde se había ido.

—¿Está bien? — preguntó Percy dándole miradas confundidas a ellos.

—Por supuesto, querido, estoy bien. ¿Por qué lo preguntas? —Percy miró a Nico, que musitó la palabra "vámonos".

—Sra. C, nos estaba diciendo algo —dijo Percy, pero Draco llegó para ayudarlo a alejarse—. Algo acerca de su hijo.

—¿Ah sí? —hijo con aire soñador—. Sí, sus ojos azules. Estábamos hablando de sus ojos azules. ¡Qué chico tan guapo!

—Tenemos que irnos —dijo Nico con urgencia.

—Le diremos a Luke… uh, le diremos que usted le envía saludos.

—¡Pero no pueden irse! —La Sra. Castellán se puso de pie temblando.

Bien daba miedo, Percy parecía asustado, pero Nico estaba con el ceño fruncido.

—Hermes estará aquí pronto —les prometió—. ¡Quiere ver a su niño!

—Tal vez la próxima —dijo Draco nervioso.

—Gracias por… —dijo Percy y miró abajo las galletas quemadas esparcidas por el piso—. Gracias por todo.

Trató de detenerles, de ofrecernos Kool-aid.

Nadie dijo más mientras salían, o al menos hasta el porche donde la señora tomó la mano de Draco por la muñeca.

—Luke, al menos cuídate. Prométeme que te cuidarás.

Algo dentro de él ardió en dolor, que no era suyo y que por un momento le hizo pensar en Luke, lo que provocó a Draco suspirar.

—Lo haré… mamá —dijo Draco con una pizca de duda que casi no era suya.

Esto la hizo sonreír. Soltó su muñeca, y mientras cerraba la puerta del frente pudo oírla hablando con las velas.

—¿Oyeron eso? Se cuidará. ¡Les dije que lo haría!

Draco cerró la puerta preocupado antes que Percy lo empujara y corrieran.

.

.

El dolor de cabeza de Draco llegó al instante, Annabeth era la primera en soltar toda su preocupación como si quisiera ser notada, hasta ahora no pensó en los vínculos, pero podía entender que se dieron cuenta de su ausencia. Lavender y Will estaban actuando de la misma forma, así que el campamento debería haber sido avisado.

Estaban en tantos problemas.

Draco intentó tranquilizar a sus vínculos tanto como fuera posible, pero no serviría de mucho.

De vuelta en la colina, la señorita O'Leary había encontrado a una amiga. Un acogedor fuego ardía en un anillo de piedras. Una niña de unos 8 años estaba sentada con las piernas cruzadas junto a la señorita O'Leary, rascándole las orejas. La niña tenía cabello castaño rojizo esponjoso y un simple vestido café. Traía una pañoleta sobre la cabeza. Removía el fuego con una rama, y éste parecía más rojo que un fuego normal.

—Hola —dijo Percy con duda, pero Draco solamente se congeló.

Parpadeó un momento, antes de lanzarse hacía adelante cuando la niña saltó para abrazarlo.

La calidez lo invadió por completo, como si todas sus energías fueran regresadas y la niña solamente sonrió antes de que le diera una voltereta como solía hacer con Lavender. La colocó sobre su cadera, mientras la niña se sujetaba de su cuello, Percy parecía confundido, mientras que Nico le daba una mirada de completo asombro como si hiciera una locura.

Tal vez lo hiciera.

—Te extrañé, Draco —dijo la diosa Hestia mientras restregaba su mejilla contra la suya, Draco sonrió con cariño y alegría.

El único Olimpo del cual Draco tiene aprecio sinceramente y que había salvado su vida anteriormente, era claro que no podía más que respetarla y jurarle devoción eterna.

Aun así.

Tenía la confianza para charlar con ella como un igual, Hestia le dio esa confianza.

—¿Mi señora? —dijo Nico con duda, Percy lo vio confundido, a lo cual Draco solo suspiró antes de sentarse al lado de la hoguera que la niña había creado.

—Es Hestia —indica Draco señalando a Percy, quien parece parpadear confundido, ver a la niña, sentirse claramente perdido antes de asentir.

Nico tampoco parece mejor.

—¿Quieren algo de cenar? —pregunta la niña con una sonrisa mientras agitaba la mano y un picnic apareció junto al fuego.

Había platos de carne asada, papas al horno, zanahorias a la mantequilla, pan fresco y un gran montón de otros platillos deliciosos. Era el tipo de comida casera que la gente se supone debería comer pero nunca lo hace. La niña hizo aparecer una croqueta para perro de metro y medio para la señorita O'Leary, que felizmente comenzó a deshacerla en pedazos.

Tomaron su comida, y estaba a punto de empezar a hincarle el diente cuando Percy se detuvo. Arrojó parte de su carne a las flamas, a la manera en que se hacía en el campamento.

—Para los dioses —dijo tímidamente.

La pequeña niña sonrió.

—Gracias. Como cuidadora del fuego, recibo una parte de cada sacrificio, sabes.

—Ahora la reconozco —dijo Percy un poco tardíamente, mientras Draco hizo una ofrenda a Hestia guiñándole el ojo que hizo a la niña sonreír—. La primera vez que vine al campamento estaba sentada junto al fuego, en medio del área común.

—No te detuviste a hablar —recordó la niña tristemente—. La mayoría nunca lo hace. Draco habló conmigo. Fue el primero en muchos años. Todos huyen. No tienen tiempo para visitar a la familia.

Draco le sujetó de la mano, lo que hizo a la Diosa sonreír enternecida.

Como su campeón de alguna forma también se sentía como familia.

—Mi señora —preguntó Nico—. ¿Por qué no está con los demás Olímpicos, peleando con Tifón?

—No soy mucho de peleas. —Sus ojos rojos destellaron, Draco recordó el juicio y supo que podría o no ser así—. Además —dijo—, alguien tiene que mantener el fuego del hogar ardiendo mientras los otros dioses están afuera.

—¿Así que usted está custodiando el Monte Olimpo? —preguntó Percy curioso, Draco se sorprendió sobre eso.

—"Custodiando" puede ser una palabra muy fuerte. Pero si alguna vez necesitan un sitio para sentarse y una comida casera, son bienvenidos de visita. Ahora coman.

Fue una comida deliciosa, los vínculos en su mente parecían leves, la estatua de Hermes en el bolsillo de sus pantalones incomodaba un poco y al ver la hoguera no sabe porque por un instante pensó en Potter.

Se supone que no debería pensar en él, pero se encontró curioso.

¿Qué estaría haciendo?

Se interrumpe en sus pensamientos cuando Hestia explica sobre la madre de Luke, como ella nació con un "Don", Percy rápidamente comenta sobre Rachel y Draco no puede estar más feliz que Annabeth no esté cerca para escucharlo. Comenta sobre como algunos soportan la maldición de la visión mejor que otros, habla sobre como May Castellán tuvo muchos talentos y atrajo la atención del mismo Hermes (habla de su sobrino con cariño), luego habla que para entender a su enemigo hay que entender a su familia.

Entonces, aunque Percy parecía furioso con la idea de Luke, sobre Hermes, sobre los olimpos y lo volteó a ver con ojos que le dijeron que tampoco era feliz con Zeus.

Hestia tenía un punto.

Estaban siguiendo el mismo camino de Luke.

—Es fácil juzgar a otros —advirtió Hestia—. ¿Pero tú seguirás el camino de Luke? ¿Buscarás los mismos poderes?

Nico bajó su plato.

—No tenemos opción, mi Señora. Es la única manera de que Percy tenga una oportunidad.

—Mmmm. —Hestia abrió su mano y el fuego rugió. Las flamas se elevaron diez metros en el aire. El calor les abofeteó el rostro. Luego el fuego regresó a la normalidad—. No todos los poderes son espectaculares. —Hestia los miró—. A veces el poder más difícil de dominar es el poder de ceder. ¿Me creen?

—Uh… huh —dijo Percy algo temeroso.

Lo que sea para evitar que hiciera lo de sus poderes de fuego otra vez.

La diosa sonrió.

—Eres un buen héroe, Percy Jackson. No muy orgulloso. Eso me gusta. Pero tienes mucho que aprender. Cuando Dioniso fue hecho un dios, yo dejé mi trono para él. Era la única forma de evitar una guerra civil entre los dioses.

Draco solamente la miró, recordando cómo, aunque no era parte del consejo, sinceramente había logrado intimidarlos a todos.

—Eso desbalanceó el consejo —recordó Percy—. De pronto eran 7 varones y 5 damas.

Hestia encogió los hombros.

—Fue la mejor solución, no una perfecta. Ahora atiendo el fuego. Me desvanezco lentamente en el fondo. Nadie escribirá poemas épicos acerca de los logros de Hestia. Muchos semidioses ni siquiera se detienen a hablar conmigo. Pero no importa. Mantuve la paz. Cedí cuando fue necesario. ¿Tú puedes hacer eso?

—No sé a qué se refiere.

Ella le estudió.

—Tal vez no todavía. Pero pronto. ¿Continuarán su búsqueda?

—¿Para eso es que está aquí? ¿Para advertirme no hacerlo?

Hestia sacudió la cabeza.

—Estoy aquí porque cuando todo lo demás falle, cuando todos los otros poderosos dioses se hayan ido a la guerra, yo seré la única que quede. Casa. Hogar. Soy el último olímpico. Debes recordarme cuando enfrentes tu decisión final.

A Percy no le gustó la forma en que dijo "final", Draco lo vio en su rostro. Miró a Nico, después a los cálidos ojos brillantes de Hestia.

—Tengo que continuar, mi Señora. Tengo que detener a Luke… quiero decir, a Cronos.

—Muy bien. No puedo ser de mucha ayuda, más allá de lo que ya te dije. Pero siendo que sacrificaste para mí, puedo devolverte a tu propio hogar. Te veré de nuevo, Percy, en el Olimpo.

Entonces volteó a verlo a él, Draco solamente le dio una sonrisa triste.

—Puede que no sea un dios de la poesía, pero prometo que siempre te tendré en mi mente y sin duda eres el olimpo que juré lealtad y jamás olvidaré que salvaste mi vida —habla Draco con seguridad, ocasionando que los ojos de Hestia sonrían.

Pone una mano en su boca divertida.

—Es que mi campeón es tan lindo y adorable —dice un momento perdiendo la compostura y viéndose feliz al abrazarlo—. Cuando esto termine tienes que venir conmigo a una noche de campamento —habla con un puchero, haciendo que Draco asienta, sonriendo.

Percy y Nico se ven confundido, como preguntándose algo, pero Draco solamente abraza a Hestia un poco más.

—Nos vemos, mi campeón, aún tienes un largo y doloroso camino, pero tengo toda mi confianza en ti.

Su tono era ominoso, como si su próximo encuentro no fuera a ser fácil.

Pero Draco asiente aunque la parte de doloroso no terminó de gustarle.

La diosa agitó su mano, y todo desapareció.

De pronto estaba en casa.

No en la mansión Malfoy.

La casa Jackson.

Nico, Percy y Draco estaban sentados en el sofá del apartamento de Sally Jackson en Upper East Side. Eran buenas noticias. La mala era que el resto del recibidor estaba ocupado por la señorita O'Leary. Escuchó un grito amortiguado desde la recamara.

La voz de Paul.

—¿Quién puso este muro de pelo en el corredor?

—¿Percy? ¿Draco? —gritó Sally— ¿Eres tú? ¿Estás bien?

—¡Estoy aquí! —les contestó Percy.

¡WOOOF!

La señorita O'Leary trató de girar en círculo para encontrar a Sally, tirando todos los cuadros de las paredes. Solo había visto a Sally una vez (larga historia la cual Draco perdió por sus vacaciones en Francia con Afrodita), pero la adoraba.

Tomó algunos minutos, pero finalmente lo consiguieron.

Después de destruir la mayoría de los muebles del recibidor y probablemente enloquecer a los vecinos, tenía a Sally y Paul fuera de la recamara y dentro de la cocina, donde se sentaron alrededor de la mesa.

La señorita O´Leary seguía ocupando todo el recibidor, pero acomodó su cabeza en la entrada de la cocina y podía verlos, lo que la tenía feliz.

Sally sacó para ella un tubo de 5 kg tamaño familiar de carne molida, que desapareció por su esófago. Paul preparó limonada para el resto de ellos mientras les explicaba acerca de su visita a Connecticut.

—Así que es verdad. —Paul los miró como si nunca lo hubiera hecho antes.

Usaba su bata de baño blanca, ahora cubierta de pelo de perro y su cabello entrecano se levantaba en todas direcciones.

Draco le dio un punto por mantener la cordura a pesar de todo el caos, así que tal vez no era un caso perdido.

—Todas las pláticas acerca de monstruos, y ser un semidiós… es verdad.

Draco asintió con Percy.

—Siento lo de la señorita O'Leary —dijo Percy— destruir el recibidor y eso.

Paul se rió como si estuviera encantado.

—¿Bromeas? ¡Esto es asombroso! Quiero decir, cuando vi las marcas de pezuñas en el Prius, pensé "tal vez". ¿Pero esto?

Palmeó el hocico de la señorita O'Leary. El recibidor se sacudió

¡BOOM, BOOM, BOOM!

Lo que significaba que un equipo SWAT estaba echando abajo la puerta o que la señorita O'Leary meneaba la cola.

No pudo hacer más que sonreír.

Paul era un buen tipo.

—Gracias por no entrar en shock —dijo Percy.

—Oh, estoy en shock —les aseguró, con los ojos muy abiertos. —¡Es solo que pienso que es asombroso!

—Sí, bueno —continuó Percy—, no estarás tan emocionado cuando les cuente qué está pasando.

Draco decidió que ocupaba ir al baño, Nico le da una mirada aunque este parece estar luchando contra algo, pero la realidad es que se encuentra cansado y está meditando en el borde de la regadera sobre llamar al campamento mestizo, cuando sin poder evitarlo siente las palabras de Luke en su nuca.

Su madre.

Bueno hasta ahora la idea era tener la bendición de la madre de Percy, después de todo Percy era quien recibiría la maldición de Aquiles.

Draco ya tiene suficiente con la de Patroclo.

Percy debe estar convenciendo a Sally de darle su bendición, así que Draco solo ocupa un tiempo con su propia madre para poder respirar.

—Mi dragón —dice Narcisa emocionada de verlo y Draco solo sonríe abrazando sus rodillas contra su pecho.

—Es bueno verte madre —habla Draco sin saber qué tanto debería contar, qué tanto no quería traumatizar a su madre y que tanto extrañaba tenerla cerca—. Estamos por emprender otra misión —añade divertido.

Su madre solamente suspira un poco cansada, de fondo parece que se escucha a su padre quejándose sobre una novela y cuando su madre comenta sobre las novelas coreanas que vinieron con las cosas de Percy (probablemente Sally las puso ahí para él), parece que Lucius estaba disfrutando de este tiempo a solas sin ser el líder de la mansión Malfoy.

Al menos alguien parecía estar disfrutando de esto.

Ocupaba un tiempo para él, se pregunta si su madre está disfrutando en la villa, parece un poco más bronceada.

—A veces me pregunto si debí contarte todas esas historias de niño, recuerdo lo mucho que querías ser un héroe, ahora… me preocupa que tanto mis historias influyeron en tus claras tendencias suicidas —cuestiona su madre pensativa con un deje de culpa que hace sonreír a Draco con cariño.

Se acomoda mejor en el suelo disfrutando de verla.

Su madre era hermosa.

Largo cabello platinado, ojos azules como el cielo despejado y un porte que solo un sangre pura puede crear. No es que disfrute de las niñas románticamente, mucho menos de su madre, eso sería raro; tristemente no tan raro para estándares griegos. Pero para Draco la mujer más hermosa de este mundo sin duda era su madre y no se avergonzaba en decir que la amaba.

Bajó la vista pensando en esos días lejanos, de su madre contándole las historias de Heracles y Draco saltando en la cama emocionado por sus propias aventuras.

Son tan diferentes ahora.

Todo se ve tan diferente ahora.

—Admito que no son tan emocionantes como esperaba madre. —Narcisa le da una larga mirada que hace sonreír a Draco sin humor—. Un conocido me dijo que debería pedir tu bendición para continuar con este viaje, no creo que sea necesario para mí, pero realmente le doy el beneficio de la duda.

Luke le dijo que pidiera una bendición, aunque si bien no debería confiar en su enemigo, no ve alguna forma en que pedir la bendición de su madre para el viaje no funcione.

Todo lo contrario.

Ver a Narcisa le hizo recordar porque estaban luchando.

Su madre solo suelta un suspiro viéndolo a los ojos, como si quisiera saber por qué hace esto, aunque Zeus lo tuvo a él por un viejo pacto ancestral, no podría culparlo si de alguna forma terminó un poco enamorado de su madre; era jodidamente preciosa.

Genes Black.

Bien hecho.

—Tienes mi bendición cariño, siempre te la daré para que puedas volver a mí de regreso.

Draco sonríe ante las palabras de su madre.

Cálidas y llenas de convicción, por primera vez en mucho tiempo, Draco añoró con demasiada desesperación el estar en el regazo de su madre para poder abrazarla.

Cuando todo termine, irá a verla.

Sale del baño sintiéndose un poco renovado, Sally lo abraza con fuerza en forma de despedida como con Percy y un reticente Nico; Paul parece un poco más nervioso, pero saluda con una sonrisa amable y Draco asiente a Percy porque sin duda Paul ganó varios puntos ese día.

Nada puede salir mal ahora.

.

.

Todo sale mal.

Bueno encontrar a Grover no fue malo (dormido durante días), el problema fue el entrar por la puerta de Orfeo al inframundo, sabe que cuando Nico duda sobre ir primero con su padre que algo podría estar mal. No le da mucha importancia al inicio, porque realmente Hades no ha hecho nada terrible hasta ahora, o al menos eso es hasta que termina encerrando tanto a Percy y Draco en una jaula. Perséfone y Deméter habían estado presentes, Nico pareció confundido cuando su padre se los llevó, luciendo totalmente pálido.

Al parecer había sido engañado.

Algo sobre Hazel.

No sabe quién es Hazel o que es su alma, pero Perséfone había lucido molesta al comentar sobre el otro fallo de Hades.

Nico lucía consternado cuando los llevaron a la jaula/celda, Draco sintió la culpa y la impotencia al verlos, así que al menos sabe que esta situación no fue apropósito.

Si su niño los hubiera traicionado, sería demasiado.

—Fuimos traicionados —gruñe Percy pateando la puerta, lo que causa que Draco solamente se cruce en el suelo de brazos cruzados.

Confiaba en Nico, pero no niega que duda un poco inquieto sobre sus formas de salir.

Mientras tanto, si Hades no mentía, alguna gran trampa se desplegaría en New York para final del día, y no había absolutamente nada que pudieran hacer en tan corto periodo de tiempo.

Movió su pie inquieto.

En el inframundo los vínculos se sienten tan débiles que aparte de Percy y Nico, no hay nada que pudiera sentir, así que la frustración de Percy o la culpa de Nico hicieron que sintiera un poco de dolor de cabeza.

Tienen que salir de aquí.

Bien no quería usar esto, pero si ellos no pueden pasar por este lugar sin puertas, ventanas o cualquier medio de salida, tal vez esto pueda ayudar.

—¿Qué es eso? —pregunta Percy confundido, pero Draco solo lo silencia antes de sacar un poco de masilla de su pantalón.

Esta comienza a retorcerse por todos lados, antes que una serpiente Shabti aparezca siseando con la cabeza doblada.

Steven la serpiente.

Duda un poco, antes de asentir.

—Busca a Nico y tráelo aquí —dice con calma antes de activar una runa de la cabeza de la serpiente en la que estuvo trabajando mucho con Amos que podría permitirle atravesar paredes.

Había pensado que era demasiado exagerado que ocupara esta habilidad. Amos se había burlado sobre cómo nunca son muchas prevenciones y aquí estaba demostrando que tenía razón.

La serpiente traspasó una pared.

Bien.

Al menos Nico sabría donde buscar.

—¿Sigues confiando en él? —siseó Percy incrédulo a lo cual Draco se pasó una mano por el rostro, a pesar de todo el tiempo que han tenido juntos, puede sentir la incredulidad del chico sobre Nico.

Se pregunta si sería diferente si supiera que Nico lo admiraba como un héroe.

Si supiera que estuvo enamorado de él.

Si supiera que Draco lo amó también.

Niega con la cabeza para aclarar su mente.

—Siento en el vínculo que estaba tan sorprendido como nosotros, claramente no quería que eso pasara.

—Nos vendió.

—Hay que dejar que se explique.

—Es un traidor.

Algo dentro de Draco simplemente se quiebra cuando se abalanza contra Percy, que parece igual de sorprendido cuando se encuentra contra la espalda en la pared y la lanza de Draco apuntando a su garganta. No iba a matarlo, pero la mirada de Draco debe ser intimidante porque Percy queda congelado y la culpa con una ligera chispa de temor en el vínculo sorprenden a Draco.

Nunca le había tenido miedo.

Se siente horrorizado.

Su cuerpo se estremece, pero lejos de alejarse, simplemente se enfurece.

—No lo llames así —sisea con veneno, Percy traga saliva mientras que Draco podría mostrarle los dientes furioso—. Puede que seas mi vinculo principal Percy, pero no te atrevas hablar de cualquier otra manera de mis otros vínculos; si creo que Nico es mi puto problema, no tuyo para hablar de él —añade con molestia ocasionando que Percy solamente asienta indeciso.

Se aleja.

A la otra esquina del lugar, de brazos cruzados e ignorando a Percy, quien parece sentirse culpable al otro lado de la celda y cerrando los ojos para dormir.

Draco no duerme, se queda ahí, esperando.

Nico no es un mal chico, ha estado con él todo este tiempo y querido ayudarles, se estremece un poco al pensar en la mirada asustada de Percy sobre él.

Todo este tiempo ha sido el débil del grupo, pero ahora, no sabe porque siente un escalofrío de temor al ver sus manos.

No da miedo.

¿Verdad?

Se siente un poco agitado antes de abrazarse y cerrar todos sus vínculos.

Solamente ha sido un día largo.

.

.

La llegada de Nico una o dos horas después hizo que Percy quisiera irse contra él, pero Draco se lo impidió, hubo una lucha de miradas antes que Percy siseara. Nico parecía bastante desanimado cuando Percy actuó así, pero cuando vio a Draco con esa mirada de impotencia y suplica para que no lo odiara, solamente pudo suspirar antes de abrazarlo. Percy parecía agrio por eso, pero no dijo nada más, Nico se aferró a Draco tembloroso y aunque quisieran tener un encuentro emotivo.

Tienen que salir de ahí.

—¿Quién es Hazel? —pregunta Draco curioso, viendo como Steven la serpiente Shabti parece emocionada en los hombros de Nico.

La dejará con él por ahora, sin duda podría ayudarle a encontrar al chico más fácil por si algo pasara con el vínculo.

Mientras tanto Nico usaba sus poderes para que cualquier guarda esqueleto se detuviera, lo cual parecía estar drenando su magia.

—Mi otra hermana, encontré algo de ella, he estado siguiendo su pista porque a diferencia de mamá su alma no renació… está atrapada en algún lado.

Draco medita sus palabras antes de gemir.

—Tenemos una charla pendiente cuando esto termine —le indica con seriedad, Nico le da una sonrisa casi agradecida, como si un posible regaño lo hiciera feliz.

¿Qué había esperado?

Draco ve de reojo a Percy que ha comenzado a ignorar a Nico y suspira, tiene mucho que solucionar entre ellos, pero por ahora tienen cosas más importantes que hacer.

Para cuando alcanzaron una cocina atendida por cocineros esqueleto y sirvientes, Draco iba prácticamente cargando a Nico sobre su espalda. Había logrado poner a dormir a todos los muertos, pero casi se desmayaba él también.

Decidió cargarlo en la espalda mientras Percy usaba su espada como una especie de defensa por si ocuparan luchar.

Casi llegaron a los campos de Asfódelos.

Casi sentían alivio hasta que oyeron el sonido de platillos de bronce repicando en el castillo.

—Alarmas —dijo Nico somnoliento.

—¿Qué hacemos? —gruñe Percy nervioso.

Nico se quejó y luego hizo muecas como si tratara de recordar, si Will se enteraba del estado del chico iba a matarlos.

—¿Qué tal… correr?

Percy vio preocupado a Draco, quien solamente sujetó mejor los muslos de Nico y comenzaron a correr, claramente Percy estaba a su lado sin adelantarse como podría hacer, con tal de no dejarlos solos; no quería pensar si solo a Draco o a ambos, no quiere pensar en su amigo así ahora.

Los espíritus de los muertos hacían camino como si el bronce celestial fuera un fuego ardiente. El sonido de los platillos fluía a través de los campos. Al frente estaban los muros de Erebos, pero entre más corrían, más lejos parecían estar. Draco estaba a punto de colapsar exhausto cuando escucharon un familiar:

¡WOOOOOF!

La señorita O'Leary apareció de la nada enfrente y corrió en círculos, lista para jugar.

—Buena chica —dijo Percy aliviado—. ¿Puedes darnos un aventón al río Estigio?

La palabra estigio la hizo emocionarse y Draco no quiere saber sobre el tema.

Saltó unas cuantas veces, persiguió su cola solo para demostrar quién mandaba, y luego se calmó lo suficiente como para dejar a Nico en su lomo. Percy se montó en ella antes de colocar a Draco sobre su hombro, y echó a correr hacia las puertas.

Saltó sobre la línea EZMUERTOS, haciendo que los guardias se dispersaran y causando el fragor de más alarmas.

Cerbero ladró, pero sonaba más emocionado que enojado, como: "¿Puedo jugar también?"

Por suerte no les siguió, y la señorita O'Leary continuó corriendo. No se detuvo hasta que estuvieron lejos río arriba y los fuegos de Erebos desaparecieron en la distancia.

Nico se deslizó del lomo de la Señorita O'Leary y se desplomó sobre un montón de arena negra. Percy tomó una porción de Ambrosía, parte de la comida divina de emergencia que siempre llevaba con él. Estaba un poco golpeada, pero Nico la comió.

—Uh —murmuró este sin ver al chico a los ojos—. Mejor.

—Tus poderes te agotan demasiado —mencionó Percy gruñendo, pero cuando Draco le dio una mirada agradecida este se calmó un poco.

Nico asintió somnoliento.

—Con un gran poder… vienen grandes ganas de tomar una siesta. Despiértame más tarde.

—¿Nico? —pregunta Draco, quien apenas lo sostuvo antes de que se desplomara otra vez en sus brazos.

—Llegamos al río. Necesito que me digas qué hacer. —Percy le dio lo último de Ambrosía antes que Draco pudiera detenerlo.

Lo vio enojado.

Darle más ambrosía era un poco peligroso. Esa cosa podía curar a los semidioses, pero también podía quemarles en cenizas si comían demasiada.

Por suerte, pareció funcionar o Draco tendría que asesinarlo.

Nico sacudió la cabeza unas cuantas veces y se sostuvo de pie.

—Mi padre vendrá pronto —dijo alarmado—. Debemos apresurarnos.

Como siempre.

.

.

El río Estigio corría arrastrando extraños objetos: juguetes rotos, diplomas de colegio rasgados, ramilletes de bienvenida marchitos. Todos los sueños que la gente había tirado al pasar de la vida a la muerte

—¿Así que… solo salto? —pregunta Percy curioso.

Draco ve a su lado el agua con una expresión de asco, si, no quiere ser Percy.

—Tienes que prepararte primero —dijo Nico— o el río te destruirá. Quemará tu cuerpo y tu alma.

Percy y Draco guardan silencio, intercambiando miradas preocupadas de horror.

Draco no quiere que Percy muera, es su vínculo, sería doloroso para él. Como si Percy leyera sus pensamientos le da una mala mirada y Draco se sonroja abochornado.

—Suena divertido —murmura su mejor amigo.

—Esto no es broma —advirtió Nico—. Solo hay una manera de permanecer anclado a tu vida mortal. Tienes que… —Miró detrás de ellos y sus ojos se desorbitaron alarmados.

Ambos tragaron saliva antes de voltear a ver y se encontraron con la cara de un guerrero griego. Por un instante Draco teme que fuera Ares, porque este tipo lucía exactamente como el dios de la guerra, alto y corpulento, con un rostro cruelmente cicatrizado y cabello negro muy corto.

Vestía una túnica blanca y armadura de bronce. Sostenía un casco de guerra con penacho bajo su brazo. Pero sus ojos eran humanos, verde claro como un mar bajo, y una flecha ensangrentada estaba enterrada en su pantorrilla izquierda, justo arriba del tobillo.

Draco siente un escalofrío por dentro.

Sabe quién es.

—Aquiles —dice Draco fascinado.

El fantasma asintió, antes de ver a Nico con seriedad a lo cual el niño baja la mirada.

—Le advertí al otro que no siguiera mi camino. Ahora te advierto a ti.

—¿Luke? ¿Hablaste con Luke? —pregunta Percy.

—No hagas esto —les dijo—. Te volverá poderoso. Pero también te volverá débil. Tus proezas en combate irán más allá que las de cualquier mortal, pero tus debilidades, tus defectos se incrementarán también.

Algo dentro de Draco se cae en su estómago, sujeta su cabeza como si sintiera la risa de una mujer dentro de él.

¿Nyx?

—¿Quieres decir que tendré un talón malo? —dijo Percy con nervios—. ¿No podría solo, digamos, usar algo además de sandalias? No te ofendas.

Aquiles miró abajo, a su pie ensangrentado.

—El talón es solo mi debilidad física, semidiós. Mi madre, Thetis, me sujetaba de ahí cuando me sumergió en el Estigio. Lo que realmente me mató fue mi propia arrogancia. ¡Cuidado! ¡Regresa!

Lo decía en serio.

Su arrepentimiento y la amargura de su voz era sincera.

Quería ayudarles.

Por eso Luke había podido contener al espíritu de Cronos sin que su cuerpo se desintegrara. Así fue como se preparó, y por qué parecía imposible de matar. Se había bañado en el Río Estigio y tomado los poderes del más grande héroe mortal, Aquiles.

Él era invencible.

—Debo hacerlo —dijo Percy decidido—, de otro modo no tendré oportunidad.

Aquiles bajó la cabeza.

—Los dioses sean testigos de que lo intenté. Héroe, si debes hacer esto, concéntrate en tu punto mortal. Imagina un punto de tu cuerpo que permanecerá vulnerable. Este es el punto donde tu alma anclará tu cuerpo al mundo. Será tu gran debilidad, pero también tu única esperanza. Ningún hombre debe ser completamente invulnerable. Pierde de vista lo que te mantiene mortal, y el Río Estigio te convertirá en cenizas. Dejarás de existir.

—¿No creo que vayas a decirme cual es el punto mortal de Luke?

Frunció el ceño.

—Prepárate, niño insensato. Ya sea que sobrevivas o no, habrás sellado tu destino. —Aquiles simplemente voltea a ver a Draco, quien se estremece esperando una parte de la charla que no quiere, pero el rostro de Aquiles solo hizo una mueca antes de ver a otro lado—. Tal vez nos volvamos a ver en el futuro semidiós, si Patroclo tiene razón, es probable que tu destino y el mío sea encontrarnos una vez más; al igual que mi lanza encontró el camino a ti, mi alma debe estar atada a tu maldición.

Con ése feliz pensamiento, se desvaneció.

Lindo.

Piensa Draco con amargura.

—Percy —dijo Nico preocupado—. Quizás él tiene razón.

—Esta fue tu idea.

—Lo sé, pero ahora que estamos aquí...

—Solo espera en la orilla. Si algo me pasa… Bueno, tal vez Hades cumpla su deseo, y tú serás el niño de la profecía después de todo.

No se veía contento con eso, pero no le importó; Draco le va a sisear, pero antes que este pudiera cambiar de opinión caminó hacia él río.

Bien.

Eso era bueno, así Percy podría hacerle lucha a Luke, al final sería entre ambos.

—¿Incrementar tus debilidades?, me gusta como suena eso.

Draco se congela, porque escucha esa voz en su mente, antes que con fuerza algo apretara su pecho, era el vínculo de Percy que parecía arrastrarlo como algo físico en lugar de algo mental.

—¡DRACO! —grita Nico intentando sujetarlo, pero mientras Percy se sumerge sin verlo, Draco es arrastrado detrás de él al río Estigio.

Oh mierda.

Esto no puede ser bueno.

Continuará…

Bueno sin duda las cosas pasaron muy rápido, veremos más de Draco en el siguiente capitulo, pero sin duda esta guerra esta apenas iniciando como dice el título.

Amo muchas cosas que pasaron aquí. Aunque muchas otras me duelen.