Capítulo 75: Al borde de la locura.
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Confuso, Draco odia los sueños porque siempre pasan cosas extrañas en ellos, pero odia este en específico porque su vínculo flota sobre su cabeza. Muchos podrían preguntarse porque ver uno de sus vínculos lo molesta tanto, pero ver el vínculo negro roto, es lo que más le fastidia. Porque le recuerda que Bianca está muerta y eso es algo que no quiere pensar en sueños.
Maldición.
Se queda acostado en el suelo, es duro, todo parece oscuro, pero al mismo tiempo se siente mal.
¿Dónde está?
A veces tiene alguna idea base de donde esta.
Esta vez no.
Solo se siente frio.
—¿Qué haces aquí? Es demasiado pronto—la voz lo paraliza, voltea a ver a su derecha donde una chica de cabellera oscura lo ve curiosa.
Es joven, tiene una trenza y un arco en su espalda.
Una cazadora de aviador.
Sus ojos se quedan abiertos por el shock.
—¿Bianca? —sus palabras salen casi sin aire, porque es imposible que Bianca este en su sueño.
Estaba muerta.
Su vínculo roto.
Pero aquí estaba acuclillada a su lado viéndose saludable, aunque puede notar que alrededor de su cuello hay una cicatriz, como donde fue arrebatada su cabeza. La niña tiene ojos brillantes y se ve tan joven como recuerda, pero hay una mirada casi cariñosa que parece estar por romperlo.
Estos días han sido una locura y siente que si sede.
Llorara.
Porque Bianca está aquí.
Pero duele.
Porque no puede sentirla, el vacío en su pecho se siente donde su vínculo fue arrebatado. Se siente un poco descorazonado sin entender a quién está viendo, parece Bianca, quiere pensar que es Bianca, pero al no poder sentirla no sabe qué clase de alucinación está viviendo.
No quiere irse de aquí.
¿Draco murió?
No se siente muerto.
—Debes tener cuidado, me han contado cosas, él me conto que Nyx ocupa 12 vínculos, rotos o no, cuando tenga el ultimo finalmente podrá poner una mano contra ti—habla Bianca rápidamente con rostro serio.
¿De quién habla?
Draco ni siquiera intenta ponerse de pie, solo admira a Bianca confundido.
—¿Quien? —
—Están buscando que la última pieza este en el tablero, para formar un vínculo ocupas estar pasando un sentimiento demasiado fuerte en ese momento y así se forma, que encuentres una sensación y te identifiques con un mestizo. Harry y Nico son anomalías que no la hacen feliz, pero las tomara si eso permite que pueda tocarte, ella ira por ti Draco, debes estar preparado, te quiere destruir—apresura Bianca con voz algo enojada.
No pregunta más.
No sabe de qué habla.
—Bianca…te extraño—es todo lo que dice levantando la mano para acariciar la mejilla de la niña, que parece congelada, antes de sonreír con cariño.
—Yo también peli teñido, no te preocupes, incluso muerta, prometo ayudarte—dice con palabras suaves.
Entonces.
Antes que hable.
Todo desaparece.
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Que sueño más extraño, Draco se levanta un poco dubitativo y confundido por el sueño, mientras se despertó con un cuerno de un barco diferente un sonido tan fuerte que literalmente le sacó de la cama.
Se preguntó si Leo tiraba otra broma.
Entonces el cuerno resonó de nuevo.
Parecía que venía de varios cientos de metros de distancia, desde otro buque.
Draco se apresuró a vestirse. En el momento en que subió a cubierta, los otros se habían reunido ya apresuradamente, todos vestidos excepto el entrenador Hedge, quien se había retirado la guardia nocturna.
Frank con su camisa de los juegos de invierno de Vancouver. Percy vestía un pantalón de pijama y una coraza de bronce, que era una declaración de moda interesante. Pelo Hazel tenía volado todo a un lado, como si hubiera caminado a través de un ciclón, y Leo se había accidentalmente prendido fuego. Su camiseta estaba hecha jirones carbonizados. Sus brazos estaban humando.
Alrededor de un centenar de metros a babor, un crucero enorme se deslizó. Los turistas les saludaron con la mano desde unas quince o dieciséis hileras de balcones. Algunos sonrieron y tomaron fotografías. Ninguno de ellos parecía sorprendido al ver un trirreme griego antiguo. Tal vez la niebla hizo que pareciera un barco de pesca, o tal vez los cruceros pensaban que el Argo II era una atracción turística.
El crucero sopló su cuerno de nuevo, y el Argo II tuvo un ataque de temblor.
El entrenador Hedge tapó sus oídos
—. ¿Tiene que ser tan fuerte? —
—Están diciendo hola, —especuló Frank.
—¿QUÉ? —Hedge gritó de nuevo.
El barco pasó junto a ellos, en dirección hacia el mar. Los turistas siguieron saludando. Si les resultó extraño que el Argo II estaba poblado por niños medio dormidos en pijama y armadura y un hombre con patas de cabra, no lo demostraron.
—¡Adiós! —dijo Leo, alzando la mano.
—¿Puedo usar las ballestas?, —se preguntó Hedge.
—No, —dijo Leo con una sonrisa forzada.
Hazel se frotó los ojos y miró a través del agua reluciente verde.
—. ¿Dónde estamos?, oh... Wow. —
Draco siguió su mirada y se quedó sin aliento. Sin el crucero bloqueando su vista, vio una montaña que sobresalía del mar a menos de media milla hacia el norte. Draco había visto antes de impresionantes acantilados.
Pero tampoco era tan increíble como este puño masivo de cegamiento de roca blanca en el cielo. Por un lado, los acantilados de piedra caliza casi completamente puros, cayendo en el mar a más de mil metros más abajo, tan cerca como Draco podía entender. Por otro lado, la montaña inclinada en gradas, cubierto de bosque verde, por lo que todo el asunto le recordó a Draco una esfinge colosal, agotada durante milenios, con una enorme cabeza blanca y el pecho, y un manto verde sobre su espalda.
—El Peñón de Gibraltar, —dijo Annabeth en el temor—. En la punta de España. Y allí… —Ella señaló al sur, a un tramo más lejano de colinas rojas y ocres—. Eso debe ser África. Estamos en la boca del Mediterráneo. —
La mañana era cálida, pero Draco se estremeció.
A pesar de la amplia extensión de mar en frente de ellos, se sentía como si estuviera de pie en una barrera infranqueable. Una vez en el Mediterráneo, el Mare Nostrum, estarían en las antiguas tierras. Si las leyendas eran ciertas, su búsqueda sería diez veces más peligrosa.
—¿Y ahora qué?, —preguntó Draco molesto—. ¿Solo navegamos? —
—¿Por qué no?, —dijo Leo—. Es un gran canal de navegación. Barcos entran y salen todo el tiempo. —
No pisas terreno de olimpos, Draco pensó recordando su juicio en el olimpo.
Annabeth miró al Peñón de Gibraltar. Casi siempre significaba que ella anticipaba problemas.
—En los viejos tiempos, —dijo Annabeth—, se llamó a esta zona los pilares de Hércules. El Peñón se suponía que era un pilar. La otra era una de las montañas africanas. Nadie está seguro de cuál. —
—Hércules, ¿eh? —frunció el ceño Percy—. Ese tipo era como el Starbucks de la antigua Grecia. Dondequiera que vayas, lo encontrabas. —
Al decir eso lo vio con divertido.
—Di una palabra Jackson y estarás muerto antes de tomar aliento—habla Draco con seriedad y su lanza fuera.
Annabeth se pone entre ellos aburrida.
Un auge atronador sacudió al Argo II, aunque Draco no estaba segura de dónde venía esta vez. No vio a ningún otro buque, y los cielos estaban claros. Tenía la boca seca de repente.
—Así que... estas columnas de Hércules. ¿Son peligrosas? —hablo Pipper nerviosa.
Annabeth se quedó centrada en los acantilados blancos, como si esperara que la marca de Athena ardiera a la vida.
—Para los griegos, los pilares marcaban el fin del mundo conocido. Los romanos dijeron que los pilares estaban inscritos con una advertencia en Latín. —
—"Non plus ultra", —dijo Percy.
Annabeth miró atónita.
Draco se rio porque había estado siguiendo la vista de Percy.
—Si. No hay nada más allá. ¿Cómo lo supiste? —
Percy señaló.
— Porque la estoy mirando. —
Justo delante de ellos, en medio de los estrechos, una isla apareció. Draco estaba segura de que la isla no había estado allí antes. Era una pequeña masa de tierra montañosa, cubierta de bosques y rodeada de playas de arena blanca. No era muy impresionante en comparación con Gibraltar, pero en frente de la isla, que sobresalía de las olas de un centenar de metros de costa, había dos columnas blancas griegas tan altas como el mástil del Argo. Entre las columnas, las palabras grandes de plata brillaban bajo el agua, tal vez una ilusión, o tal vez incrustadas en la arena: NON PLUS ULTRA.
—¿Chicos, doy la vuelta?, —se preguntó Leo con nerviosismo—. ¿O...? —
Nadie respondió, quizá porque, como Draco, habían notado la figura de pie en la playa. A medida que el barco se acercó a las columnas, vieron a un hombre de cabello oscuro con túnicas moradas, con los brazos cruzados, mirando fijamente a su barco como si estuviera esperando. Piper no podía decir mucho más de él desde esa distancia, pero a juzgar por su postura, él no estaba feliz.
Frank respiró hondo.
—¿Podría ser ese…? —
—Hércules, —dijo Jason—. El semidiós más poderoso de todos los tiempos. —
El Argo II estaba sólo a unos pocos cientos de metros de las columnas ahora.
Draco miro al hombre.
Recuerdos de su infancia se filtraron en su mente con un pensamiento.
"Maldita sea el incesto y que se vea atractivo, es tu hermano maldito sea, no sientes eso por Thalia y Jason".
—Me siento sucio—admite Draco de repente para la risa poco contenida de Percy.
—Necesito una respuesta, —dijo Leo con urgencia—. Puedo dar vuelta, o podemos despegar. Los estabilizadores están trabajando de nuevo. Pero necesito saber rápido… —
—Tenemos que seguir adelante, —dijo Annabeth—. Creo que él está guardando estos estrechos. Si es realmente Hércules, navegar o volar no serviría de nada. Querrá hablar con nosotros. —
Su yo de cinco años estaría encantado.
Su yo actual dudaba.
¿17 años tiene ya?
Draco medita que en todo el caos había perdido su cumpleaños.
—¿Estará Hércules de nuestro lado?, —preguntó ella esperanzada—. Quiero decir... él es uno de nosotros, ¿verdad? —
Jason gruñó.
—Él era un hijo de Zeus, pero cuando murió, se convirtió en un dios. Nunca se puede estar seguro con los dioses. —
Draco volteo a verlo sorprendido, coloco una mano sobre su hombro y Jason lucio confundido, pero Draco puso una mano en su pecho conmovido.
—Es la primera vez que me agradas realmente—dice Draco conmovido.
Jason parece confundido de como sentirse al respecto.
—Genial, —dijo Percy cortando su momento de unión de hermanos (aunque uno no sabía que eran hermanos)—. 8 de nosotros contra Hércules. —
—¡Y un sátiro! —Hedge añadido—. Podemos hacerlo. —
—Tengo una idea mejor, —dijo Annabeth—. Enviamos embajadores a tierra. Un grupo pequeño uno o dos como máximo. Traten de hablar con él. —
—Voy a ir, —dijo Jason—. Es un hijo de Zeus. Yo soy el hijo de Júpiter. Tal vez sea amistoso conmigo. —
—O tal vez él te odie, —sugirió Percy—. Los medio hermanos no siempre se llevan bien. —
Jason frunció el ceño.
—Gracias, señor optimismo. —dice Jason.
Pero Percy y Draco comparten una mirada, que hace a Draco sonrojarse un poco avergonzado al respecto.
Si.
Se había ganado esa mala mirada.
—Vale la pena un tiro, —dijo Annabeth—. Por lo menos Jasón y Hércules tienen algo en común. Y necesitamos a nuestro mejor diplomático. Alguien que sea bueno con las palabras. —
Todos los ojos se volvieron hacia Piper.
La chica lucio arrinconada sin querer ir.
—Bien, —dijo—. Déjenme cambiarme de ropa. —
Cuando ella se fue, Draco se quedó viendo a Hércules.
—Yo también iré—musita por bajo, Percy parece estar al borde de querer ir con él solo por sus palabras, peo Draco le da una sonrisa tranquilizadora—soy más fuerte que ambos y puedo protegerlos—
—¿Desde cuando quieres cuidar a Jason? —susurra Percy por bajo casi nervioso.
—Desde que me di cuenta que soy un ser humano horrible y que lo he tratado mal desde hace días por algo que no es su culpa—
Percy parecía en contra, pero Annabeth pareció verlo con buenos ojos.
Bueno.
Esto es.
Una vez que Leo había anclado el Argo II entre los pilares, Jason llamó al viento para llevarlo a tierra con Piper. Ambos parecían sorprendidos cuando se unió a la misión, Draco aun puede usar magia de viento, diferente que Jason ya que la suya viene de su lado de mago, pero ambos pudieron manejarse por el aire.
Esto va a salir mal.
Piensa Draco nervioso.
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Nunca conozcas a tus héroes.
Draco pensó que había aprendido eso con Circe, pero ahora lo re afirma.
Todo fue un puto caos.
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El hombre, en color morado les esperaba.
Draco había oído un montón de historias de Hércules por su madre. Había visto varias películas cursis y dibujos animados gracias a Percy que no dejo de burlarse de él. Antes de hoy, si hubiera pensado en él en absoluto, como tristemente hizo muchas veces, tendría la imagen de un héroe que ha conquistado todos los peligros de este mundo.
Ser un héroe.
Hércules era lo que tenía que ser.
O Heracles.
Dependiendo el panteón donde se encuentren.
Draco no esperaba esto.
Sus pies estaban desnudos, cubiertos de arena blanca. Sus ropas le hacían parecer un sacerdote, aunque Draco no podía recordar qué rango de sacerdote vestía púrpura. ¿Eran los cardenales? ¿Obispos? ¿Y el color púrpura significaba que era la versión romana de Hércules en lugar del griego? Su barba era elegantemente desaliñada, con un look de -No me he afeitado en dos días y aun así luzco increíble-.
Él estaba bien formado, pero no demasiado robusto. Su cabello era negro muy corto, al estilo romano. Tenía sorprendentes ojos azules como Jason, pero su piel era bronceada, como si se hubiera pasado toda su vida en una cama de bronceado. Lo más sorprendente: lucía de unos veinte años. Definitivamente no más. Era guapo de un modo abrupto, aunque no-del-todo un hombre de las cavernas.
Él tenía de hecho un garrote, que yacía en la arena junto a él, pero era más como un bate de béisbol, un cilindro de gran tamaño pulido de cinco pies de largo, de madera de caoba con una empuñadura de cuero tachonado en bronce. El entrenador Hedge habría estado celoso.
Jason Piper junto con Draco y aterrizaron en el borde de las olas. Se acercaron lentamente, con cuidado de no hacer ningún movimiento amenazante. Hércules los miró sin emoción particular, como si se tratara de algún tipo de ave marina que nunca había notado antes.
Draco intenta averiguar cómo es pariente de él.
No encuentra respuesta.
—Hola, —dijo Piper. Eso siempre es un buen comienzo.
—¿Qué hay? —Dijo Hércules. Su voz era profunda, pero casual, muy moderna. Él podría haberlos saludado en el salón desde un casillero.
—Uh, no mucho. —Hizo una mueca Piper—. Bueno, en realidad, mucho. Soy Piper. Este es Jason y Draco. Nosotros… —
—¿Dónde está tu piel de león? —interrumpió Jason.
Draco quería darle un codazo y por la mirada de Piper no era el único, Jason tuvo la decencia de sonrojarse ante la mirada de ambos, pero Hércules parecía más divertido que molesto.
—Está a noventa grados aquí afuera, —dijo—. ¿Por qué ponerme mi piel de león? ¿Usas un abrigo de piel en la playa? —
—Supongo que eso tiene sentido. —Jason sonaba decepcionado—. Es sólo que las fotos siempre te mostraban con una piel de león. —
Hércules miró al cielo acusadoramente, como si quisiera tener palabras de su padre, Zeus.
Draco iba a ahorcar a Jason cuando estuvieran a solas.
—No creas todo lo que escuches de mí. Ser famoso no es tan divertido como parece. —
—Dímelo a mí, —suspiró Piper.
Hércules fijó sus ojos azules brillantes en ella.
—¿Eres famosa? —
—Mi papá... él sale en películas. —
Hércules gruñó.
— No me hagas empezar con las películas. ¡Dioses del Olimpo!, en ellas nunca hacen nada bien. ¿Has visto una película sobre mí, donde me parezca a mí? —
Draco se sintió ofendido, realmente había disfrutado de esas películas con Percy y Sally.
— Me sorprende que seas tan joven. —dice Piper.
—¡Ja! Ser inmortal ayuda. Pero, sí, yo no estaba tan viejo cuando morí. No para los estándares modernos. Hice mucho durante mis años como un héroe... mucho, de verdad. —Sus ojos se derivaron en Jason—. Hijo de Zeus, ¿eh? —
—Júpiter, —dijo Jason.
—No hay mucha diferencia, —se quejó Hércules—. Papá es molesto en cualquier forma. ¿Yo? Fui llamado Heracles. Luego llegaron los romanos y me nombraron Hércules. Yo realmente no cambié mucho, aunque últimamente sólo de pensarlo me da dolores de cabeza la división... —
El lado izquierdo de su rostro se crispó. Su túnica brillaba, momentáneamente cambiando a blanco, luego de vuelta a púrpura.
—De todos modos, —Hércules dijo—, si eres el hijo de Júpiter, es posible que comprendas. Es mucha presión. Suficiente nunca es suficiente. Eventualmente puede romper a un tipo. —
Draco se congela un momento.
Voltea a ver a Jason confundido, quien parece solamente cansado, una parte dentro de él bastante culpable se siente avergonzada.
Claro Draco era hijo de Zeus.
Pero no fue reclamado.
Durante años estaba amargado al respecto, porque el olimpo simplemente lo había despreciado sin voltear a verlo ni una vez en años, más de una vez intentando matarlo. Pero había visto la presión de Percy y Nico, no de forma constante, pero ser hijo de los tres grandes da una especie de, expectativa que deben cumplir.
Jason es el hijo reclamado de Zeus.
Es como Thalia.
Pero Thalia había desertado para ser una cazadora.
Todo el peso cae sobre Jason.
Draco se siente un poco miserable y mira preocupado a Jason que solamente acepta lo dicho por su hermano, como si fuera su deber, como si simplemente tuviera que aceptarlo.
Apretó los puños incrédulo.
Hércules se volvió hacia Piper. Ella se sentía como si mil hormigas subieran por su espalda. Había una mezcla de tristeza y oscuridad en sus ojos que no parecía muy sensata, y, definitivamente, nada seguro.
—En cuanto a ti, querida, —Hércules dijo— Ten cuidado. Los Hijos de Zeus podemos ser... bueno, no importa. —
Piper no estaba segura de lo que eso significaba.
Draco tampoco.
Oh.
Habla cuando mato a sus hijos en la locura, si, tal vez por eso cuando era niño, aunque enamorado de una estatua de Heracles, estaba más encantado con la historia de Perseo, el único héroe que logro ser feliz.
—Entonces, Señor Hércules, —dijo—, estamos en una búsqueda. Nos gustaría su permiso para pasar en el Mediterráneo. —
Hércules se encogió de hombros.
—Es por eso que estoy aquí. Después de que morí, papá me hizo el portero del Olimpo. Le dije: ¡Genial! ¡Al servicio de Palacio! ¡Fiesta todo el tiempo! Lo que no mencionó es que yo estaría vigilando las puertas en las tierras ancestrales, atrapado en esta isla durante el resto de la eternidad. Un montón de diversión—Señaló las columnas que se elevaban—. Columnas estúpidas. Algunas personas afirman que creé el Estrecho de Gibraltar por entero empujando montañas separadas. Algunas personas dicen que las montañas son los pilares. Un montón de estiércol de Augías. Los pilares son pilares. —
—Correcto, —dijo Piper—. Por supuesto. Así que... ¿podemos pasar? —
El dios se rascó su barba de moda.
— Bueno, tengo que darles la advertencia general acerca de lo peligrosas que son las antiguas tierras. No cualquier semidiós puede sobrevivir el Mare Nostrum. Debido a eso, tengo que darte una misión para completar. Demuestra lo que vales, blah, blah, blah. Honestamente, yo no hago gran cosa de eso. Por lo general, le doy a semidioses algo tan simple como un viaje de compras, cantar una canción divertida, ese tipo de cosas. Después de todos esos trabajos que tenía que completar para mi primo Euristeo, bueno... yo no quiero ser ese tipo, ¿sabes? —
—Se lo agradezco, —dijo Jason.
—Hey, no hay problema. —
Hércules sonaba relajado y relajado, lo cual solo pueden significar problemas para ellos eventualmente. Ese destello en sus ojos oscuros le recordaba a carbón empapado en queroseno, listo para subir a cualquier momento.
—Así que, de todos modos, —Hércules dijo— ¿cuál es su misión? —
—Gigantes, —dijo Jason—. Vamos a Grecia para que dejen de despertar a Gea. —
—Gigantes, —murmuró Hércules—. Odio a esos tipos. Antes, cuando yo era un héroe semidiós... ah, pero no importa. Así que Dios te puso en esto ¿Papá…? ¿Atenea? ¿Tal vez Afrodita? —Él levantó una ceja a Piper—. Tan bonita como tú, supongo que esa es tu madre. —
Piper debería haber estado pensando más rápido, pero Hércules le había perturbado.
Demasiado tarde, Draco se dio cuenta de que la conversación se había convertido en un campo de minas.
—Hera nos ha enviado, —dijo Jason—. Ella nos ha unido a… —
—Hera. —
De repente la expresión Hércules era como los acantilados de Gibraltar, una lámina sólida e implacable de piedra.
—Mal movimiento—susurra al lado de Jason que se vuelve pálido de golpe al notar que dijo algo mal.
—La odiamos también, —dijo Piper rápidamente. Dioses, Hera había sido enemigo mortal de Hércules—. No queríamos ayudarla. Ella no nos ha dado muchas opciones, pero…—
—Pero aquí estás, —dijo Hércules, toda la amabilidad se había ido—. Lo siento, ustedes dos. No me importa cuán digna es de su búsqueda. No haré nada que Hera quiera. Nunca. —
Jason miró perplejo.
—Pero pensé que hiciste las paces con ella cuando te convertiste en un dios. —
Draco se golpea la mano con la frente.
Maldita sea.
¿Esto sienten todos cuando dice o hace algo estúpido?
Jason era un idiota.
Tal vez si eran más hermanos de lo que le gustaría admitir.
—Como he dicho, —Hércules se quejó— No te creas todo lo que escuchas. Si deseas pasar al Mediterráneo, me temo que tengo que darte una búsqueda extradura. —
—Pero somos como hermanos, —protestó Jason—. Hera se ha metido con mi vida, también. Entiendo…—
No era el mejor argumento, piensa Draco avergonzado, eran hermanos también (aunque ni Jason o Hércules sabían) y no tenían la mejor relación.
—Ustedes no entienden nada, —dijo Hércules con frialdad—. Mi primera familia: muerta. Mi vida desperdiciada en misiones ridículas. Mi segunda esposa muerta, después de haber sido engañado para envenenarme y me dejó a una muerte dolorosa. ¿Y mi indemnización? Tengo que llegar a ser un dios menor. Inmortal, por lo que nunca podré olvidar mi dolor. Atrapado aquí como un portero, un portero, un... un mayordomo para los olímpicos. No, ustedes no entienden. El único dios que me entiende, aunque sea un poco es Dioniso. Y por lo menos él inventó algo útil. No tengo nada que mostrar excepto malas adaptaciones cinematográficas de mi vida. —
Draco piensa que Percy hizo bien en rechazar la inmortalidad luego de la batalla contra Cronos.
Piper encendió su encanto vocal.
—Eso es horriblemente triste, Señor Hércules. Pero, por favor pónganosla fácil. Nosotros no somos gente mala. —
Pensó que había tenido éxito. Hércules vaciló. Luego, apretó su mandíbula, y él negó con la cabeza.
— En el lado opuesto de la isla, a través de las colinas, se encuentra un río. En medio de ese río vive el viejo dios Aqueloo. —
Hércules esperó, como si esta información debe enviarlos corriendo en terror.
—¿Y...?, —se preguntó Jason.
—Y, —dijo Hércules—, Quiero que le rompan su otro cuerno me lo traigan. —
—Tiene cuernos, —dijo Jason—. Espera... ¿su otro cuerno? ¿Qué…? —
—Figúralo, —espetó el dios—. Aquí, esto debería ayudar. — Dijo "ayudar" como si significara dañar— De debajo de su túnica, Hércules tomó un pequeño libro y se lo lanzó a Piper.
Apenas lo atrapó.
La cubierta brillante del libro mostró un montaje fotográfico de los templos griegos y los monstruos sonrientes. El Minotauro estaba con el pulgar hacia arriba. El título decía: La Guía de Hércules para el Mare Nostrum.
—Tráeme ese cuerno a la puesta del sol, —dijo Hércules—. Sólo ustedes dos. No se pongan en contacto con sus amigos. Su nave se mantendrá dónde está. Si tienen éxito, pueden pasar en el Mediterráneo.—
Draco se sintió ofendido cuando no fue señalado.
—¿Qué hay de mí? —chilla Draco ofendido mientras Hércules le ve molesto.
—Te conozco Malfoy, la sensación molesta entre olimpos, sé qué haces fallar las profecías, así que te quedas aquí como moneda de cambio y para que no interfieras—
Draco ve incrédulo a su hermano, antes de cruzarse de brazos molesto al ver que de alguna forma termino como moneda de seguro.
Desde su primer verano no se sentía así.
Indignado.
—¿Y si no lo hacemos?, —preguntó Piper, bastante segura de que no quería la respuesta.
—Bueno, Aqueloo los matará, obviamente, —dijo Hércules—. Y voy a romper su nave por la mitad con mis propias manos y enviaré a sus amigos a una muerte prematura luego de matar a este rubio teñido. —
—Hey—dice Draco ofendido.
Jason movió los pies.
— ¿No podríamos cantar una canción divertida? —
—Si fuera ustedes me iría, —dijo Hércules con frialdad—. A la caída de sol. O sus amigos están muertos. —
Draco vio a Hércules ofendido, mientras Jason y Piper compartían una mirada antes de irse.
Genial.
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—Nunca conozcas a Hércules, me siento asqueado de mi yo de la infancia y no exactamente por el incesto—
Lo único que recibió de Percy fue una risa incontrolable antes que comenzara ahogarse, bueno al menos ahora que el mensaje de que no fueran a la isla o enviaran otro equipo a buscarlos estaba resuelto. Percy parecía querer seguir preguntando, pero le recordó que estaban en medio de una misión suicida a lo que este solamente hizo pucheros en su mente antes de irse para hablar con Annabeth.
Hércules era.
Patético.
Joder.
Su héroe y crush de la infancia era un patán.
Era la típica persona que le gusta revolcarse en su lástima, porque todo lo que le paso no fue su culpa, si no de los dioses y parecía interesado en saber que tanto Draco conocía de él; odiaba admitir que bastante. Solamente comento que un hombre mitad toro estaba envidioso de él por Deyanira que lo eligió a él porque obviamente era la mejor opción.
No sabe quién es peor.
Narciso o él.
Decide sentarse en la playa mientras Hércules ve de forma intensa el Argo 2, dejo de contestar y este parecía resentido por su falta de interés.
No era su problema que no pudiera alabarlo a estas alturas.
Maldita sea.
Aquiles sería una mejor charla a estas alturas.
Y la única vez que hablo fue deprimente mientras les decía que no entraran al rio estigia con Percy.
—Todo el mundo sospecha de tu padre divino—dice Hércules después de un rato, Draco dejo de sorprenderse de eso cuando sus amigos y vínculos lo dijeron, ya a estas alturas no parecía sorprenderse.
Lo cual decepciono a Hércules.
¿Qué?
Luego de tantas aventuras algunos puntos simplemente dejan de importar, si Zeus quería matarlo por eso, en su defensa nunca dijo nada.
—Si, pero nadie le dice en voz alta como si le tuvieran miedo—
—Tampoco tú—
—Eso es porque no quiero nada que ver con mi padre biológico porque es un idiota—
Hay una sonrisa divertida en la deidad mientras Draco comienza a jugar con la arena en sus manos, simplemente no puede quedarse quieto por mucho tiempo. Siempre había sido un problema de casi todos los semidioses que conocía.
La arena en sus manos es un poco desesperante.
Escurriéndose de sus dedos como si no pudiera contenerla.
Fuera de control.
A veces sentía así su vida.
—¿Qué hay cuando lo necesites? —pregunta Hércules sacándole de sus pensamientos y volteando a verle confundido, este pareció disfrutar de su sorpresa—eres un semidios, pero por lo que veo tu vida es una locura y alguna vez necesitaras la ayuda de tu "padre"—la forma en que lo dice le hace sentir escalofríos molestos—te voltearas a él—determina este aburrido.
Draco se levanta furioso de la arena.
—Soy suficientemente fuerte—dictamina con una confianza que no tiene.
Porque piensa en Luke.
En la epitome de la fuerza, si no hubiera muerto, era un guerrero por excelencia.
Se pregunta, vagamente si pudiera vencerlo si estuviera aún con vida.
—Eres mortal, ocupas los poderes de tu padre, todos siempre los ocupan—habla Hércules aburrido, haciendo a Draco sentir furioso.
Quiere gritar de indignación, pero entonces la ve, Piper caminando con el cuerno en sus manos, pero su rostro parece serio como si estuviera a punto de dirigirse a una lucha. Su cuerpo se tensa y Hércules mira aburrido a Piper con Jason.
Hércules no se alegró exactamente cuando vio a Piper llevar el cuerno del toro, pero las líneas de su ceño disminuyeron.
—Bien, —dijo—. De acuerdo. En ese caso, ustedes son libres de irse. —
Piper miró a Jason.
—Ya lo has oído. Él nos dio permiso. —Se volvió hacia el dios. — ¿Eso significa que nuestro barco será capaz de pasar en el Mediterráneo? —
Draco entrecerró los ojos confundido.
Sintiendo algo fuera de lugar.
Todo muy detallado.
Como un tablero de ajedrez.
Mira de reojo a Hércules que no parece notarlo.
—Sí, sí. —Hércules sonó sus dedos—. Ahora, el cuerno. —
—No—dijo Piper.
Draco abrió los ojos.
El dios frunció el ceño.
— ¿Perdón? —
Ella levantó la cornucopia.
Draco se hizo a un lado de forma inconsciente, no parecía un arma peligrosa, pero muchas cosas no parecen un arma peligrosa de primeras.
Miren a Lavender.
La adorable chica de pequeña estatura y contextura delgada, era capaz de enfrentarse a Clarisse en combates cuerpo a cuerpo.
—Aqueloo tenía razón, —dijo—. Tú eres su maldición tanto como él es la tuya. Tú eres una excusa penosa para un héroe. —
Bueno sí.
Pero decirlo a su cara era suicida.
Hércules se quedó mirándola como si estuviera hablando en japonés.
— Te das cuenta de que podría matarte con un movimiento de mi dedo, —dijo—. Yo podría tirar mi bate en su barco y cortar en línea recta a través de su casco. Yo podría… —
—Te podrías callar, —dijo Jason. Sacó su espada—. "Tal vez Zeus es diferente de Júpiter. Debido a que yo no toleraría ningún hermano que actúe como tú. —
Las venas en el cuello de Hércules se volvieron tan púrpura como su túnica.
— No sería la primera vez que mate a un semidiós. —
—Jason es mejor que tú, —dijo Piper—. Pero no te preocupes. No vamos a pelear contigo. Vamos a salir de esta isla con el cuerno. No te lo mereces como premio. Yo lo voy a guardar, para acordarme de cómo no debe ser un semidiós, y para recordarme al pobre Aqueloo y Deyanira. —
Los orificios de la nariz del dios ardían.
— ¡No menciones ese nombre! No puede pensar en serio que me preocupa tu novio insignificante. Nadie es más fuerte que yo. —
—Yo no dije más fuerte, —corrigió Piper—. Dije mejor. —
Piper apuntó la boca del cuerno a Hércules.
Del cuerno brotó a la luz un torrente de comida tan poderoso como el río de Aqueloo. Un torrente de fruta fresca, productos horneados y jamones ahumados completamente enterraron a Hércules. Draco no entendía cómo todo eso podría salir por la entrada del cuerno, pero pensó que los jamones eran especialmente apropiados.
Cuando se habían echado golosinas suficientes para llenar una casa, el cuerno cesó.
Draco escuchó a Hércules gritando y luchando en algún lugar debajo. Al parecer, incluso el más fuerte dios en el mundo podría ser atrapado con la guardia baja cuando es enterrado bajo los productos frescos.
—¡Ya!, —dijo a Jason, miraba con asombro a la pila de fruta—. ¡Vamos! —
Él agarró la cintura de Piper y llamó al viento.
Draco corrió hacía ellos sin dudarlo, pero justo antes que Jason pudiera alzar vuelo y Draco seguirlo, la pila de comida desapareció siendo dispersada por una ráfaga de viento y su mirada estaba en Draco casi como si dijera: "ya vez, poderes olímpicos de mi padre", que le recordó a su anterior charla.
Dejo de verlo.
Vio a Piper y Jason.
Iba a atacar.
Maldita sea.
Draco apenas logro llegar a tiempo para usar su lanza para detener el impacto del garrote que casi golpea a los otros dos. Es una fuerza impresionante, por el primer instante donde este garrote colisiona contra la lanza, Draco siente otra vez como si el peso de los cielos cae sobre sus hombros otra vez.
Pero no hay Percy que lo ayude.
—Draco—es el grito de Jason cuando Draco es enviado sin piedad contra la pared, dejando un cráter ante la fuerza del impacto que lo deja sin aire.
—Te lo dije—la voz de Hércules resuena.
Mientras Draco intenta recuperar el aire.
Maldita sea.
Sus pulmones duelen.
Todo su cuerpo duele.
Mira a Hércules que sigue teniendo la misma apariencia, pero algo en la forma de caminar hacia él, hace que tema un momento por su vida. Odia que lo que más deteste, es lo mucho que Hércules le recuerda a Zeus en ese momento.
Otra vez su propia sangre quiere matarlo.
Draco cae de rodillas intentando respirar.
Un dios.
A pesar de todo.
Hércules era una deidad ahora.
—¿Qué harás cuando sea más débil? ¿invocar tus poderes por fin? —determina levantando el garrote y Draco apenas puede esquivarlo esta vez.
No contenerlo.
Sus manos aún siguen temblando mientras esquiva los ataques de Hércules que parece convencido en una pelea cuerpo a cuerpo, en lugar de usar algún poder celestial. Aun herido como esta, puede esquivar sus ataques gracias a la maldición de Aquiles.
Debería usar su magia.
Pero algo en la forma en que Hércules solo usa su capacidad física lo refrena.
Tal vez si piensa que está haciendo lo mismo que él, no salga con estupideces como poderes de dios, porque Draco aun no es tan fuerte para ganarle a un olimpo.
En su lugar esquiva otra vez el ataque y con rapidez logra hacer un rápido corte en la mejilla de este, había ido por la cabeza, pero Hércules es ridículamente rápido para alguien que debería destacar solo por fuerza.
Ambos se ven.
Draco siente el corazón palpitando en sus oídos y su cuerpo quejarse por la violenta lucha que está pasando, Hércules parece casi aburrido, entonces sabe que se ha acercado mucho. La mano de Hércules va a agarrar su cabeza, probablemente pueda aplastarla, pero Draco es más rápido haciéndose atrás y metiendo la lanza entre ellos.
Error.
Hércules sujeta la lanza y usa su poder.
Ambos salen volando cuando al intentar destruirla, esta lanza una onda expansiva que los envía volando con fuerza. Entonces. Antes que Draco entienda, Jason está ahí sujetándolo sobre su hombro mientras sale volando inmediatamente. Draco usa magia para atraer la lanza con rapidez y antes de saberlo están cayendo ambos en medio del barco volador que ya había avanzado un buen trecho.
Golpean el suelo de la cubierta rodando un poco.
Maldita sea.
Cuando Draco levanta la mirada a la lanza en sus manos, su rostro se vuelve pálido al ver su hermosa lanza, con grietas en ella.
—Mierda—es la voz de Percy que llega a su lado intentando ponerlo de pie.
Si.
Mierda.
.
.
Draco no hizo mucho luego de eso, Jason y Piper explicaron todo, mientras Draco estaba en cubierta sujetando la lanza entre sus manos con mirada perdida. Su primera arma, se la había dado Quirón desde su primera misión y si bien en esa no la había llegado a utilizar, siempre había estado con él. Tal vez no hablaba como el arma del primo de Annabeth, pero era algo suyo que había cuidado con mucho esmero. Si bien era imposible hacer vínculos con un arma como con sus amigos, hay una parte de él que se siente descorazonada ante la idea de que se rompa.
Estúpidos deidades idiotas como Hércules.
Leo había intentado animarlo, diciendo que cuando terminara la aventura le ayudaría a arreglarla, que no había nada que no pudiera arreglar.
Pero eso no evito que Draco estuviera deprimido en cubierta.
Patético.
Triste por un arma.
Draco sabe que eventualmente tendrá que hablar con alguien, espera casi a cualquier persona frente a él, pero admite que ver a Hazel es un poco un shock. Hasta ahora no ha habido mucha charla entre ambos, pero los une el deseo de rescatar a Nico, lo cual podría ser suficiente para ambos hasta ahora. No es que ocupen una forma muy grande de congeniar, siempre que el otro tenga algo que el otro quiera, podrían manejarse bien. Hazel había visto cuando Draco destrozó a un titán, siempre había parecido tener un poco más de cuidado y tener un poco de miedo a la hora de interactuar con él.
No la culpa.
Draco no quiere pensar en Bianca con Hazel a su lado.
Es inevitable no hacerlo.
—Parece que recibió un grave golpe—comenta Hazel sentándose a su lado señalando su lanza.
Draco se amarga al respecto viéndola.
Luego toca la lanza con una sonrisa triste.
—Es tonto, aprendí hace poco la mortalidad de las personas, lo que es perder seres queridos...pero se me olvida pensar que hay objetos que también pueden ser destruidos y me siento patético sintiéndome con miedo de perder la lanza que tengo—susurra acariciando la lanza, no ha hablado nunca con ella y no es alguien que pueda brindarle tal vez una especie de apoyo.
Pero había estado ahí desde el inicio.
—Nico se aferra a una esfera dorada—dice Hazel de pronto, Draco deja de ver su lanza para voltear a verla sorprendido—una vez la llamó Snitch creo, nunca me dijo bien que era, pero dice que es un regalo preciado—musita Hazel por bajo.
Oh vaya.
Draco siente que va a llorar, piensa en la snitch que le dio a Nico hace tanto tiempo
No puede creer lo rápido que pasa el tiempo.
—Puede que Leo la pueda reparar—es una clara muestra de apoyo que Draco se siente poco entusiasta.
Debería ir a dormir, pero solo puede ver su lanza con un suspiro.
—Espero que sí, creo que, durante toda mi historia, es quien más ha estado conmigo y no quiero separarme de ella—admite un poco a regañadientes, a lo cual Hazel sonríe levemente antes de ver al cielo.
Comienza a oscurecer, no sabe cuánto tiempo ha estado aquí.
—¿Crees que encontraremos a Nico? —pregunta Hazel con una inusual suavidad que hace a Draco suspirar.
El cansancio que el chico le da por el vínculo parece ser casi insoportable, debe estar en las últimas y eso hace a Draco sentirse inquieto.
—Tenemos que hacerlo—susurra sin obtener una respuesta de Hazel.
Solo el viento de la noche.
.
.
Hay cosas que Draco no va perdonar nunca en su vida a Percy, cuando el barco es atacado por piratas (porque ya saben, la suerte que tienen es la misma que vaca en matadero), que su ingenioso plan en lugar de acabar con ellos fuera hacer que Frank fingiera ser un delfín loco, para luego voltearlo a ver y decir: "o un hurón rabioso".
Había sufrido humillaciones toda la vida.
Pero ese día se prometió (casi tentado a hacerlo por el río estigia), que Percy debería morir de una forma lenta y dolorosa.
Mientras se convertía en un hurón, fingiendo ser un hurón con rabia.
Su orgullo de Slytherin no se había visto tan herido como la primera vez que Clarisse lo metió a un basurero en su primer verano.
Cuando horas después Percy admitió que no ocupaba que se convirtiera en un delfín, Frank y Jason tuvieron que detenerlo cuando intento ahorcarlo.
.
.
El viaje hasta Roma después de eso fue más tranquilo, Draco había estado inquieto viendo hacía la distancia cuando Jason lo señalo.
El cielo era de un azul brillante, como si el mal tiempo nunca hubiera estado. El sol se elevó sobre las colinas distantes, por lo que todo debajo de ellas brillaba y brillaba como si toda la ciudad de Roma acababa de salir de un túnel de lavado.
Draco había visto antes las grandes ciudades. Él había vivido en Nueva York un año entero, después de todo. Pero la inmensidad de Roma le agarró por el cuello y le hizo difícil respirar. La ciudad no parecía tener ningún respeto por los límites de la geografía. Se extendió a través de colinas y valles, saltaba sobre el Tíber con decenas de puentes, y se mantenían extensa hasta el horizonte. Calles y callejones zigzagueaban sin ton ni son a través de los barrios. Edificios de cristal de oficinas estaban al lado de sitios de excavación. Una catedral de pie junto a una hilera de columnas romanas, que se situaba al lado de un estadio de fútbol moderno. En algunos barrios, villas antiguas con techos de tejas rojas llenaban las calles empedradas, por lo que, si Draco se concentraba sólo en aquellas áreas, podía imaginar que estaba de regreso en la antigüedad. Por todas partes se veían, había amplias plazas y calles obstruidas por el tráfico. Parques atravesaban la ciudad con una loca colección de palmeras, pinos, enebros y olivos, como si Roma no podía decidir a qué parte del mundo pertenecía o tal vez sólo creía todo el mundo todavía le pertenecía.
En otras palabras, Roma era el entrenador Hedge de las ciudades mortales.
―Aterrizaremos en ese parque, ―anunció Leo, apuntando a un amplio espacio verde salpicado de palmeras―. Esperemos que la niebla nos haga ver como una paloma grande o algo así. ―
Parecía funcionar.
Draco no notó ningún auto desviarse de la carretera o algún romano apuntando al cielo y gritando, "¡Aliens!" El Argo II aterrizó en el campo de hierba y sus remos se retractaron.
El ruido del tráfico estaba a su alrededor, pero el parque en sí era tranquilo y desierto. A su izquierda, un césped verde inclinado hacia una línea de bosque.
Una antigua villa situada a la sombra de unos pinos de aspecto extraño con delgados troncos de curvas que se disparaban treinta o cuarenta pies, y luego brotaban en marquesinas hinchadas. Le recordaron a Percy los árboles en los libros de Dr. Seuss que su madre solía leerle cuando él era pequeño.
A su derecha, serpenteando a lo largo de la cima de una colina, estaba una muralla de ladrillos con ranuras en la parte superior para los arqueros, tal vez una línea defensiva medieval, quizás de la Antigua Roma. Draco no estaba seguro.
Hacia el norte, a unos dos kilómetros a través de los pliegues de la ciudad, la parte superior del Coliseo se elevaba por encima de los tejados, luciendo al igual que lo hacía en las fotos del recorrido.
Jason señaló a la base del muro de los arqueros, donde los pasos conducían a una especie de túnel.
―Creo que sé dónde estamos, ―dijo―. Esa es la Tumba de los Escipiones. ―
Percy frunció el ceño.
― Escipio... ¿el pegasus de Reyna? ―
―No, ―Annabeth intervino― Ellos eran una familia noble romana, y... wow, este lugar es increíble. ―
Jason asintió.
― He estudiado los mapas de Roma antes. Siempre he querido venir aquí, pero... ―
Nadie se molestó en terminar la frase. Viendo las caras de sus amigos, Draco sabía que estaban tan o más asombrados que él. Lo habían hecho. Habían aterrizado en Roma… La Roma.
―¿Planes?, ―preguntó Hazel―. Nico tiene hasta el atardecer, como mucho. Y toda esta ciudad será supuestamente destruida hoy. ―
Percy se sacó de su aturdimiento.
― Tienes razón. Annabeth... ¿te concentraste en ese punto del mapa de bronce? ―
―Sí, ―dijo ella con cuidado―. Está en el río Tíber. Creo que puedo encontrarlo, pero debo hacerlo…―
―Sola, ―terminó Percy―. Sí, tienes razón. ―
Annabeth lo apuñaló con la mirada.
― Eso no es… ―
―Seguro, ―él añadió―. Un semidiós caminando por Roma solo. Yo iré contigo hasta el Tíber. Podemos usar esa carta de presentación, esperando conocer al dios del río Tiberino. A lo mejor te puede dar un poco de ayuda o consejo. Luego, puedes seguir sola a partir de ahí. ―
Tenían un concurso en miradas fijas en silencio, pero Percy no dio marcha atrás.
Draco quiso ir con ellos, pero supuso que, si Annabeth lo quisiera ahí, habría sido diferente.
Se siente incómodo.
Otra vez en su segundo verano, con sus dos padres peleando por quien iría él en la carrera de carrozas.
―Bien, ―murmuró Annabeth―. Hazel, ahora que estamos en Roma, ¿crees que se puede determinar la ubicación de Nico? ―
Hazel parpadeó, como si saliera de un trance de ver el Show Percy / Annabeth.
― Um... con suerte, si me acerco lo suficiente. Voy a tener que caminar por la ciudad. Frank, ¿quieres venir conmigo? ―
Frank sonrió.
― Por supuesto. —
― Y, uh... Leo, ―añadió Hazel―. Podría ser una buena idea si tu vienes también. Los centauros pescado dijeron que íbamos a necesitar tu ayuda con algo mecánico.
― Sí, ―dijo Leo―, no hay problema. ―
La sonrisa de Frank se transformó en algo más parecido a la máscara de Crisaor.
Draco se tapó la boca listo para reír.
No importa cuánto Leo dijera que le gustaba Lavender, Frank sentía que Leo quería a Hazel, aunque el vínculo podría decir que eso no era verdad.
Piper sacó su cuchillo y lo puso sobre la barandilla.
― Jason y yo vigilaremos la nave por ahora. Voy a ver qué me puede mostrar Katoptris. Pero, Hazel, si logran encontrar la ubicación de Nico, no vayan por allí ustedes solos. Vuelvan a buscarnos. Necesitaremos de todos para luchar contra los gigantes. ―
Ella no dijo lo obvio: aunque todos ellos juntos no serían suficientes, a menos que tuvieran un Dios de su lado. Percy decidió no mencionar eso.
― Buena idea, ―dijo Percy―. ¿Qué tal si planeamos reunirnos de nuevo aquí, a las...? ¿qué? ―
―¿Tres de esta tarde?, ―sugirió Jason―. Eso es probablemente lo último por hacer y mantener esperanzas para luchar contra los gigantes y salvar a Nico. Si algo sucede que cambie el plan, intenten enviar un mensaje Iris. ―
Los otros asintieron con la cabeza, pero Draco notó a varios de ellos mirando a Annabeth. Otra cosa que nadie quería decir: Annabeth tendría un horario diferente.
Ella podría estar de regreso a las tres, o mucho más tarde, o nunca. Pero ella estaría sola, en busca de La Atenea Partenos.
El entrenador Hedge gruñó.
― Eso me dará tiempo para comer los cocos, me refiero a sacar los cocos de nuestro casco. Percy, Annabeth... no me gusta que ustedes dos vayan por su cuenta. Sólo recuerden: compórtense. Si me entero de cualquier negocio divertido, los enterraré hasta que el río Estigio se congele. ―
―Volveremos pronto, ―prometió Percy. Miró a su alrededor a sus amigos, tratando de no sentirse como si fuera la última vez que estarían juntos―. Buena suerte a todos. ―
Miro a Draco casi con advertencia, Draco solo se despidió con una sonrisa.
Claramente no le creía que estaría tranquilo.
Bueno.
Tenía razón.
.
.
Draco sabe cuándo Annabeth inicia su búsqueda por su cuenta, como si fuera algo que un olimpo toca, el vínculo se cierra de golpe. Se había sentido incomodo y veía a la distancia con un puchero pensando que su amiga sin duda estaría probablemente en la peor misión que ha tenido hasta ahora.
Sola.
Piper y Jason estaban tranquilos en el barco, hablando como viejos amigos, ambos parecieron preocupados cuando determino que ocupaba un tiempo a solas.
No se lo dieron.
Draco había planeado hablar con Harry por primera vez en meses, pero cuando Jason tomo asiento con él en el borde del barco, solamente suspiro. Bueno no había problema, una vez que rescataran a Nico, tendría mucho que hablar al fin con su novio.
Cosas buenas para varias.
Había hablado con Harry hace poco tiempo, pero a veces parecía una eternidad.
―¿Tu novio? ―comenta Jason curioso cuando Draco comenta sobre Harry―todos en el campamento hablaban de él, ya sabes, cuando pregunte porque Anthony no era tu novio―
―Eres un horrible celoso para no estar junto a él―
―Culpable de cargos―
Draco no puede evitar la leve risa que sale de sus labios, no había sido un engaño para el campamento las veces que hablo obsesivamente de Harry cuando era un niño.
―Probablemente te agrade si lo conoces, tiene este aire de "soy un héroe, tengo que ayudar a todos, aunque eso me mate", que se parece a ti―admite un poco curioso de qué pensaría Harry de Jason.
Si supiera que era su hermano.
Estaría furioso.
Para Harry la familia era preciada, algo que no se le había dado la oportunidad de tener, que se le había arrebatado y aquella que quedo, claramente no era la mejor forma de seres humanos desde su punto de vista. Piensa que Harry seria alguien que le gustaría tener familia, alguien que añora algo que sea suyo y hacer las cosas diferentes.
Draco no, creció siendo hijo único, creció rodeado de amigos a los 12 años.
Su vida le enseño lo difícil que es.
No quiere tener un hijo que podría vivir eso.
Pero si Harry quisiera…si realmente quisiera un niño.
―¿Cómo tú? ―pregunta Jason.
Draco vuelve a reírse un poco, hace una semana jamás habría imaginado esto. Reírse al lado de su medio hermano, que había pensado que odiaba, parecía demasiado bueno para ser cierto.
Pero aquí estaba.
Las misiones siempre hacían cosas raras en la vida.
―Soy alguien egoísta Jason, mi defecto fatídico, si salve el mundo fue porque era importante para mí o mis seres queridos, nada más―intenta explicarle.
Pero no parece que este entienda, sigue pensando que es un héroe, tal vez alguna vez lo entienda.
Que Draco solo es un chico egoísta.
―Quisiera ser egoísta, el 1 de Julio fue mi cumpleaños, no pude decirle a nadie―
―Me lo estas diciendo a mi―
―Curioso, siempre parece fácil hablar contigo―
Draco quiere decirle que se vaya a la mierda por cargarlo de mierdas emocionales, antes de reírse, porque fue exactamente igual con él.
―5 de junio―dice señalándose, Jason toma un momento darse cuenta que también perdieron su cumpleaños antes de reírse un poco.
Ambos, riéndose juntos.
Draco corre a su habitación donde busca algo en su mochila, no es algo demasiado genial, un pequeño amuleto estúpido que había comprado con Lavender en Hogsmeade, pero que de alguna forma tenerlo aquí hizo todo más fácil. Jason parece confundido cuando lo ve llegar, pero tiene manos agiles cuando ataja la pequeña piedra de color naranja con confusión.
Ve a Draco confundido.
Rueda los ojos.
―Es mágica, probablemente no haga más que hacer un simple hechizo calentador que puedo hacer por mi cuenta, pero lo compre con Lavender hace tiempo y es…me recuerda a Hogwarts―admite con calma viendo la piedra en sus manos.
Jason la admira confundido.
―¿Por qué me la das? ―
―Todos merecen un regalo de cumpleaños―dice con una sonrisa débil.
Es curioso lo tocado que parece Jason por un regalo de mierda, pero lo hace sentir bien, feliz, cálido. El chico mira con una sonrisa cariñosa la pequeña piedra en sus manos, parece ver a todos lados queriendo buscar algo que darle.
Su rostro parece delatarlo.
Ambos se detienen cuando lo ven.
Percy Jackson estaba corriendo hacia ellos, y Draco podía decir por su expresión que traía malas noticias.
Se reunieron en la cubierta para que el entrenador Hedge pudiera oír la historia.
Cuando Percy terminó, Draco todavía no lo podía creer.
―Así que Annabeth fue secuestrada en una moto, ―resumió Piper―, de Gregory Peck y Audrey Hepburn. ―
―No es secuestrado, exactamente, ―dijo Percy―. Pero tengo este mal presentimiento... —Él respiró hondo, como si estuviera tratando de no enloquecer—. De todos modos, ella-ella se ha ido. Tal vez no debería haberla dejado, pero…―
―Tenías que hacerlo, ―dijo Draco, aunque tampoco muy feliz por el asunto―. Sabías que tenía que ir sola. Además, Annabeth es fuerte e inteligente. Ella va a estar bien. ―
Ambos se vieron.
Percy quería saber si tenía el vínculo abierto.
Draco decidió no decir la verdad.
Sus hombros se relajaron un poco.
― Tal vez tengas razón. De todos modos, Gregory, Quiero decir, Tiberino dijo que teníamos menos tiempo para rescatar a Nico del que pensábamos. ¿Hazel y los chicos no han vuelto todavía? ―
Piper miró la hora en el control del timón.
— Son las dos de la tarde. Quedamos en reunirnos a las tres. ―
―A más tardar, ―dijo Jason.
Percy señaló la daga de Piper.
― Tiberino dijo que se podía encontrar la ubicación de Nico... ya sabes, con eso. ―
Draco volteo a ver a Piper con interés, aunque ella no lo parecía.
―He tratado, ―dijo―. La daga no siempre muestra lo que quiero ver. De hecho, casi nunca lo hace. ―
―Por favor, ―dijo Draco casi con suplica―. Vuelve a intentarlo. ―
―Bien, ella suspiró y sacó su daga. ―
―Ya que estás en ello, ―dijo el entrenador Hedge―, ve si puedes obtener los últimos resultados del béisbol. Los italianos no cubren el béisbol. ―
―Shh. ―
Piper estudió la hoja de bronce. La luz brillaba. Vio a un apartamento tipo loft lleno de semidioses romanos. Una docena de ellos estaban en pie alrededor de una mesa de comedor, Octavian habló y señaló un mapa grande. Reyna se paseaba junto a la ventana, mirando hacia abajo al Central Park.
―Eso no es bueno, ―murmuró Jason―. Ellos ya han creado una base de avanzada en Manhattan. ―
―Y ese mapa muestra Long Island, ―dijo Percy.
―Están explorando el territorio, ―adivinó Jason―. Discutiendo rutas de invasión. ―
Piper no quería ver eso.
Nadie quería ver eso.
Draco vio cómo se concentró más. Luz onduló a través de la hoja. Vio ruinas, algunos muros destruidos, una sola columna, un piso de piedra cubierto de musgo y enredaderas muertas, todo agrupado en una ladera cubierta de hierba salpicada de pinos.
―Yo estaba allí, ―dijo Percy―. Eso está en el viejo Foro. ―
La vista se acercó. A un lado de la pista de piedra, un conjunto de escaleras había sido excavado, que daba a una puerta de hierro moderno con un candado. La imagen de la daga se amplió recta a través de la puerta, por una escalera de caracol, y en una cámara oscura, cilíndrica como el interior de un silo de grano.
Piper dejó caer la hoja.
―¿Qué pasa?, ―preguntó Jason―. Nos estaba mostrando algo. ―
Piper sentía como si el barco estaba de vuelta con el océano, balanceándose debajo de sus pies.
―No podemos ir allí. ―
Percy frunció el ceño.
―Piper, Nico se está muriendo. Tenemos que encontrarlo. ―siseo Draco un poco nervioso del tiempo que era.
―Por no decir, que Roma está a punto de ser destruida. ―añade Percy nervioso.
Piper cogió el cuchillo de nuevo.
Se obligó a mirar la hoja. Vio dos gigantes con armadura de gladiador sentados en sillas pretores de gran tamaño. Los gigantes brindaron uno al otro con copas de oro, como si acabaran de ganar una pelea importante. Entre ellos había una jarra de bronce de gran tamaño.
La visión se amplió de nuevo. En el interior del frasco, Nico di Angelo estaba acurrucado en una pelota, ya no se movía, todas las semillas habían sido comidas.
―Hemos llegado demasiado tarde ―dijo Jason.
―No, ―dijo Draco con voz furiosa―. No, no lo puedo creer. Tal vez ha entrado en un trance profundo para ganar tiempo. Tenemos que darnos prisa. Mi vinculo con él aun lo siente vivo―
La superficie de la cuchilla quedó a oscuras. Piper la deslizó en su vaina, tratando de mantener sus manos para que no temblaran.
Esperaba que Percy tuviera razón
―Tenemos que esperar a los demás, ―dijo ella―. Hazel, Frank, y Leo deben estar de vuelta pronto.
―No podemos esperar, ―insistió Percy.
El entrenador Hedge gruñó.
― Son sólo dos gigantes. Si ustedes quieren, puedo hacerme cargo.
―Uh, entrenador, ―dijo Jason―, eso es una gran oferta, pero te necesitamos como el hombre del buque, o la cabra del buque. Lo que sea. ―
Hedge frunció el ceño.
― ¿Y ustedes se quedarán con toda la diversión? ―
Percy agarró el brazo del sátiro.
― Hazel y los demás lo necesitan aquí. Cuando vuelvan, ellos necesitan su liderazgo. Usted es su roca. ―
―Sí. ―Jason logró mantener una cara seria―. Leo siempre dice que eres su roca. Usted puede decirles dónde hemos ido y llevar el buque alrededor para encontrarnos en el Foro.
―Y tenga. ―Piper desató a Katoptris y la puso en las manos del entrenador Hedge.
Los ojos del sátiro se ensancharon.
―Mantener un ojo sobre nosotros con la cuchilla, ―sugirió―. Y usted puede comprobar los resultados del béisbol. ―
Eso selló el trato. Hedge asintió con gravedad, dispuesto a hacer su parte para la misión.
―Está bien, ―dijo―. Pero si alguno de los gigantes viene por aquí… ―
―Siéntase libre para volar, ―dijo Jason.
―¿Qué hay sobre los turistas molestos? ―
―No― dijeron todos al unísono.
―Bah. Bien. Eso sí, no se tomen mucho tiempo, o iré detrás de ustedes con ballestas en llamas. ―
Entonces era hora de ir por Nico.
Draco toma su lanza aun algo rota, traga saliva y levanta la mirada antes de correr con sus amigos.
Era la hora de la lucha.
Solo un poco más.
Nico tenía que esperar un poco más.
Continuara…
Probablemente quede un capítulo o dos para el final del que estoy emocionada es quedarse corto.
Si el próximo capitulo es el final del arco quedaría larguísimo, así que veamos que tal sale.
