Reescribiendo este fic , aunque con algunas modificaciones (creo)

Corresponde al día 9. Flores - Gochi


A pesar que la colina estaba ocupada por varias parejas y familias disfrutando del último día juntos, pudo encontrar un espacio hermoso y adecuado para ellos.

Con una mirada dió la señal para que la siguieran, guiando subió por la colina, clavando la punta de sus botas en el césped verde, y con su delicada mano libre subió el vestido lo suficiente para que el borde del mismo no entorpezca sus pasos.

Una vez logrado el objetivo, con satisfacción guardó su sombrilla rosada, y la dejó descansar cerca del roble. Su primogénito tendió la sábana del picnic y dejó descansar la cesta de mimbre cerca de ella, que con elegancia se sentó sobre el mantel de franja morada y blanco, formando patrones cuadrados.

— Vaya, no pensé que podría estar tan lleno — señala su esposo genuinamente sorprendido de ver tantas personas en el parque.

— No es de esperarse papá — el primogénito miro a cada familia, todos ellos compartiendo un día hermoso — es el último día.

— solo será una despedida corta — le asegura en un tono confiable. Gohan asiente con una sonrisa.

Milk suspira, intentando tragar su agonía. La sensación se había instalado cruelmente en su pecho desde que esa horrible carta fue encontrada en su buzón. Mañana de seguro sonará la alarma de las bombas, de resguardarse nuevamente en el sótano o en un lugar seguro. No tenía miedo por ellos, por ella y sus hijos, si no por él.

Miró a su esposo, este al sentir su mirada en su nuca, gira a verla con una sonrisa.

— Gohan qué te parece si exploras el bosque de atrás con tu hermano.

El primogénito sabiendo que sus padres necesitaban hablar, asintió. Cargo a su hermano de apenas dos años.

— No vayan tan profundo, es muy peligroso — alarmada la madre recomienda, aunque preferiría que no fueran.

— No te preocupes mamá — Gohan le sonríe a su madre — volveremos.

Afligida mira a sus hijos irse, pronto debía hacer lo mismo con su esposo, pero está vez ¿Por cuánto tiempo estaría sin dar noticias? Con el nudo en la garganta, decidió ocupar su mente en sacar todo lo que había guardado en la cesta.

Goku observó en silencio como la mujer se distrae en poner orden todas las cosas que metieron en la cesta, pasteles y emparedados, frutas y sacó la botella de vino. Lo hacía con lentitud, con tal de postergar la conversación. Debía tranquilizar a su joven esposa.

— Milk — tomó la mano de su esposa, tensa se detuvo a mitad de doblar una servilleta — se que estás preocupada, pero no deberías. Volveré.

Sus palabras, para ella, ya no sonaban tan seguras. Afligida mira a su esposo.

— Hace diez años dijiste lo mismo — le recuerda — no obtuve noticia, solo la lamentable noticia de — su voz se entre corto al recordar aquellos dos soldados que le dieron la mala noticia de que su esposo se encontraba perdido, con una mayor posibilidad de que estaba muerto. Su mundo se había sumergido en una oscuridad profunda, desolada y con el corazón roto. Su hijo fue el motivo de que pudiera salir adelante, a pesar del dolor de no saber si debía aún mantener la fe dolorosa que su esposo aún regresaría con vida o realmente su cuerpo sin vida estaba en alguna parte y no podría darle un entierro adecuado.

— Pero volví — su cálida mano la despierta de la pesadilla de aquel recuerdo —, está vez tendré cuidado, por ti y los niñ—

— Goku solo desiste — pidió acongojada — ellos hicieron una ceremonia, para ellos tú estás muerto — le dice la cruda verdad —. No es necesario que vayas.

— Si no soy yo, será Gohan — su esposa palidece, su corazón se detuvo por un milisegundos, los ojos se le aguaron — la carta no era para mí, era para Gohan. Fui a la milicia para aclarar el asunto. Gohan tiene un futuro por delante, tu lo haz dicho, depende de nosotros defender ese futuro — con cariño toca la frente de su esposa con la suya, mirando a su ojos tan transparentes —. Sobreviviré y regresaré a casa.

— Está guerra es una tontería — señala molesta — ellos, los de la corona, deberían ir, estar en primera línea junto con sus soldados — soltó molesta con el reino.

Goku ríe, su mujer no tenía miedo a nada, ni siquiera demostrar en voz alta su desprecio por el reinado Ouji.

— Tengo entendido que el príncipe Vegeta IV estará en primera línea — se separa y agarra una tarta cremosa —, estaré a su lado luchando. Me dieron ese gran honor — compartió con orgullo.

Milk suspira, su esposo era tan patriota o era un tonto. Ella antes estaba a favor de la guerra, pero el sentimiento de pérdida le había quitado el deseo de sed de suprimir a los enemigos. De que su reino se expandiera.

— Supongo que solo me tocará suplicar a kamisama por tu regreso.

Goku sonríe a su acongojada esposa. Hoy debía alegrarla, darle su día especial que tanto había soñado, un picnic familiar. Se levanta al terminar de comer su tarta.

— buscaré a los niños.

Aunque realmente lo que quería hacer, era otra cosa. Al entrar al bosque detrás suyo, busco las flores más hermosas, aunque él no sabía de flores, por lo que arrancó toda flor que encontró a su paso.

— Papá ¿Qué estás haciendo? — Gohan observó con sorpresa el ramo — es para mamá — sonríe

— Tu madre está muy preocupada por lo que pasará mañana — señala —, espero que este regalo la aleje de esos pensamientos.

— Es un buen obsequio, de seguro que será de su adoración.

Goku ríe dichoso al escuchar las palabras de su primogénito. Su atención recae al sentir una presión en una de sus piernas, al bajar la mirada se encuentra con una infantil y suplicante mirada de su segundo hijo.

— Papá — Goten de tres años, jala del pantalón de su padre.

— ¿Quieres que te cargue? — el niño asintió abriendo sus brazos. No pudo negarse a tan tierna oferta, lo carga con un brazo — bien, pero debes ayudar a llevar esto.

Para horror de Gohan, Goten aprieta el ramo silvestre entre sus brazos.

— deja que te ayude Goten.

— No — el infante lo aprieta más contra su pecho.

— Al parecer heredó el mismo carácter de tu madre — Goku alejado de la preocupación de su primogénito ríe y camina de regreso.

...

Milk se encontraba distraída en su propia agonía, pensando en lo que podría pasar en el futuro, solo esperaba que su esposo volviera nuevamente a ella, no le importaba si le faltará una parte del cuerpo, ella lo iba a mimar y lo cuidaría como el héroe que era.

— solo quiero que regrese — suplicó mirando al cielo, pronto el cielo azul fue opacado por un ramillete de flores —¿Y esto? — algunas se sacudieron cerca de su flequillo oscuro.

— Papá — inclinó aún más la cabeza y se encontró con la dulce mirada de su bebé y de su esposo, ambos tan iguales.

— Es un regalo de todos para nuestra dama — señala con coquetería su esposo.

Milk no pudo evitar sonrojarse, su esposo no era de los hombres que alardeaba palabras románticas ni mucho menos demostración romántica tanto en público como en la intimidad. Eran escasos, y ella siempre los atesoraba.

— Son tan hermosas — tomó el ramo con delicadeza, observando a cada flor silvestre, ninguna era una rosa, un clavel ni una orquídea, pero para ella era un tesoro. Su rostro antes fruncido por la preocupación, se iluminó por una grata felicidad.

Goku complacido tomó asiento enfrente de ella, para poder observar y grabar en su mente el recuerdo de su rostro, las noches serían largas lejos de casa, de nuevo.