Pasaron meses. SÍ, MESES. ¿Qué querías, que cubriera todo el año escolar con el recontra detalle como J. K. Rowling? Pará un poco, amigo, no soy J. K. Rowling. Soy argentino y por lo tanto puedo decir libremente cosas como "los trabas son todos putos y se la comen". Mirá, no me cancela nadie. ¿Ves? A nadie le importa.
En fin. Sí, pasaron meses. Se fue la Navidad, el Año Nuevo… Sí, acá también las clases empezaban en septiembre. Si bien no tiene sentido porque en Argentina no es así, imaginate si cambio eso tendría que hacer que la Navidad fuera al final de todo y qué se yo, un quilombo. Además en el capítulo 1 puse que Halloween había sido poco después del inicio de clases… ¡Ahhh, mirá como me acuerdo, papá! ¿Te pensabas que como escribí esa mierda hace 4 años ya me había olvidado los detalles y nada iba a tener coherencia con lo anterior de la historia? Nooo, amigo, me tomo re en serio esto yo, antes de empezar con esta nueva parte me estudié bien todo lo anterior de la historia, para asegurarme de que todo fuera coherente. Podrá ser una parodia y re flashera y lo que quieras, pero soy un profesional.
Bueno, sigo, ya me fui por las ramas. Decía que pasaron banda de meses. No pasó nada así que digamos ree importante para la trama. Solamente que Katie Bell casi muere. Resulta que, por la baja del presupuesto, los elfos domésticos les sirvieron cinco días seguidos la misma olla de arroz que habían preparado un domingo. Ni siquiera la mandaron a una heladera, porque estaban desconectadas para ahorrar energía. La comida terminó contaminada con viruela de dragón y mandó a cuarenta y siete estudiantes a la enfermería.
Katie Bell fue la que resultó más grave. Los que estaban cerca dicen que extendió los brazos y empezó a gritar cosas en latín con los ojos todos negros y el pelo flotando en el aire. Parece que los pedos eran tan fuertes que le causaron esa reacción. Esa noche la enfermera Pomfrey dijo que Katie iba a morir. Al final Snape se dignó a ir a ver qué le pasaba, le armó una poción ahí de mala gana y la piba sobrevivió.
-¡Muchas gracias, profesor Snape! -dijo la señora Bell entre lágrimas-. Usted salvó a nuestra hija, estamos en deuda con usted…
-Pueden salir de la deuda ahora mismo -dijo Snape, que era alto laucha-. Son setenta y cinco Galleons. Calculo que con eso cubrimos el costo de la poción y la mano de obra.
El señor Bell puso una re cara de culo.
-Claro, todo son agradecimientos mientras que no haya que poner la tarasca, ¿no? -dijo Snape.
Y lo otro que pasó fue que Francella estaba chupando vino en su despacho un sábado a la noche con un par de alumnos, contándoles quiénes habían sido sus alumnos de los noventa que mejor tiraban la goma, y abrió un vino marca La Hormiga Contenta, de esos que están en la parte de los más baratos en el súper chino, le dio un sorbo y casi muere envenenado.
Más allá de eso, todo seguía con normalidad. Y todo era una mierda. Seguían comiendo caca todos los días, les rompían el orto en todas las clases y Harry nunca pudo ir a ninguna de todas las fiestas que hacía Francella, a pesar de que el tipo lo invitaba siempre, ni a los partidos de Quidditch, por culpa de los eternos castigos de Snape que le comían todas las noches de los sábados y los domingos.
Tuvieron que buscarle un reemplazo para el partido del Campeonato de Quidditch contra Hufflepuff. No sabían a quién carajo elegir. Ya habían tenido que reemplazar a Katie Bell con Kristina Belén, una chica de quinto de Gryffindor, y a Jimmy Peakes con Jimeno Pikos, por una lesión de tobillo que le impedía a Jimmy pegar la patada para hacer volar la escoba.
-Yo no tengo drama -tiró El Dibu en medio de una de sus clases de Historia de la Magia, que justo compartían con los de Hufflepuff; donde para variar se la pasó hablando de deportes y no habló una mierda de Historia de la Magia-. Soy Slytherin, pero si quieren puedo jugar como reemplazo de Harry para Gryffindor. Me cabe la idea.
Todos los de Hufflepuff saltaron a protestar, re calientes. Pero al parecer no había ninguna regla que impidiera que un adulto, profesor y campeón de fútbol muggle con varios títulos internacionales jugara en el torneo escolar contra pibitos de once a diecisiete años. Tampoco había ninguna regla que impidiera que alguien de una casa jugara para el equipo de otra. Pasa que no había ninguna regla en realidad, el Quidditch había sido inventado ahí en un potrero así nomás y básicamente todos hacían lo que se les cantaba la chota.
Arrancó el partido y todo se puso re picante al toque.
-¡VI LA SNITCH! -gritó a los dos minutos el buscador de Hufflepuff, Cedric Diggory (que en esta historia nunca murió, porque en la parte anterior en realidad era el Papa Francisco con poción multijugos, ¿te acordás? Sí, es verdad que ya tendría que haber re terminado la escuela a esta altura, pero bueno vamos a decir que era tan desastre el chabón que repitió séptimo año 2 veces seguidas).
-La chota viste la Snitch -dijo El Dibu re tranquilo, en su escoba a veinte metros de distancia. Justo estaba pasándole una bludger por el lado, y El Dibu le dio una patada de forma híper profesional, la mandó volando a la cabeza de Cedric y le dio justito, con todo. La bola le partió todo el cráneo al pibe, haciéndolo caer de la escoba a treinta y cinco metros de altura directo al cemento de abajo.
Y Cedric murió.
Na, mentira, ¿te imaginás? ¿Cómo voy a matar a Robert Pattinson? Si es un papucho… Sobrevivió, pero con fractura de cráneo y pasando varios días en la enfermería.
Che, ¿y por qué estoy relatando este partido si justamente Harry nunca pudo verlo porque estaba en el castigo de Snape? ¿No era justamente por eso que no pudo jugar y que pusieron al Dibu a reemplazarlo? Sí, bue, ya sé que Harry es el protagonista y debería relatar todo desde su punto de vista, pero ya fue, me chupa un huevo, tenía ganas de relatarlo. Pasa que fue un partidazo, boludo.
El Dibu atrapó la Snitch re fácil después de eso, se la apoyó encima de la chota, hizo un bailecito meneando las caderas y todos los de Gryffindor lo cargaron en brazos y se lo llevaron a festejar como los salvajes incivilizados que eran, haciendo un re bardo por todo el patio de Hogwarts y rompiendo todo lo que se pudiera romper de las instalaciones del colegio, incluso las cosas que seguían rotas desde los festejos del partido anterior y que nadie arregló.
-Buena, genio -el Kun Agüero le chocó la mano al Dibu con todo. Había dirigido él el partido, como siempre.
Los de Hufflepuff no dejaban de quejarse y reclamar que era ilegal que hubieran puesto al Dibu a jugar contra pubertos y que el ataque contra Cedric había sido para falta.
-¡Que lo revise el VAR! -gritó Ernie Macmillan re caliente desde la tribuna.
Los de Gryffindor les hacían burlas y se cagaban de risa, y entonces todo Hufflepuff armó un cantito de cancha contra ellos:
-¡QUÉ FEO SER GRYFFINDOR Y BOLIVIAAANOOOO! ¡Y EN UNA VILLA TENER QUE VIVIIIIIRRRRRR! ¡LA HERMANA REVOLEA LA CARTERA, LA VIEJA CHUPA PIJAS POR AHIIIIIII!
Y los de Gryffindor contraatacaron desde su tribuna con un cantito propio:
-¡EN EL BARRIO DE LAFERRERE VIVEN TODOS LOS DE GRYFFINDOR, EN EL DE PALERMO LOS DE SYTHERINNNN! ¡LOS DE RAVENCLAW ESTÁN EN ALMAGRO, PERO HUFFLEPUFF NO ESTÁ EN NINGÚN LADO! ¡HUFFLEPUFF NO EXISSTIISS, NO EXISTIISS, NO EXISTISSS!
-¡CANTEMOS TODOS, HOGWARTS ESTA DE FIESTAAAA! ¡CANTEMOS TODOS, HOGWARTS ES CARNAVAAAAL! ¡CANTEMOS TODOS QUE GRYFFINDOR ESTÁ DE LUTO, QUE SON TODOS NEGROS PUTOS DE BOLIVIA Y PARAGUAAAAAAY!
-¡SALAZAR REUNIÓ A LOS QUE ERAN MÁS MALOOOS, ROWENA A LOS MÁS CEREBROOOO! ¡GODRIC A LOS QUE PONEN HUEVO, Y HELGA A LOS QUE SOBRARON Y ESTÁN AL PEEEDOOOO!
-¡GRYFFINDOR, COMPADRE, LA CONCHA DE TU MADRE! ¡GRYFFINDOR, COMPADRE, LA CONCHA DE TU MADRE!
Los pibes y pibas de las dos hinchadas sacaron las varitas y empezaron a volar maleficios por todos lados. Se empezó a armar tremendo bardo. Los profes tuvieron que meterse a separar, conjurando encantamientos escudo entre las dos tribunas para repeler los maleficios.
-Dejen de llorar, mamertos -les dijo el Kun a los de Hufflepuff, con la voz amplificada-. Fue todo limpio. El Quidditch no tiene reglas, así que váyanse pa' allá, bobos. Acá dirijo yo.
-¡EN LA TORRE VIVIMO' LOS GRYFINNDOORR, EN OTRA TORRE RAVENCLAAWW! ¡EN LAS MAZMORRA' ESTÁN LOS SLYTHERIN, PERO ¿DÓNDE ESTÁ HUFFLEPUFF?! ¡HUFFLEPUFF NO EXISSTIISS, NO EXISTIISS, NO EXISTISSS!
-¡No tan rápido…!
Todos se dieron vuelta para ver quién había hablado. Era Madame Hooch, que acababa de aparecer en medio del patio, con algo en la mano.
-¿Qué hacés vos acá? -dijo el Kun-. A vos te despidieron.
-Nadie va a impedirme hacer justicia en el torneo de Quidditch de mi escuela -dijo Madame Hooch-. Tengo en mis manos las reglas internacionales de Quidditch, quinta y última edición vigente. A mí no me van a venir con el cuentito de que el Quidditch no tiene reglas. Es un mito eso. Aunque en Argentina digan que no, la verdad es que es un deporte inglés inventado en Inglaterra y ahí sí tiene reglas, y como son internacionales hay que respetarlas en todo el mundo.
-Yo sé muy bien todo eso, soy muy bueno en inglés -le discutió el Kun-. Io, ai, ai spik el inglish re piola, amiga. Ai, iu, goin tu spik tu mi inglish, ¿tamo?
-Artículo 354 -leyó Madame Hooch-: "Ningún equipo escolar de Quidditch puede tomar jugadores que no sean de su casa". Artículo 723: "Las bludgers solo pueden golpearse con bates, nunca con los pies". Artículo 234: "El jugador que lance a otro de su escoba deliberadamente será penalizado y dará lugar a un penal para el equipo contrario". Artículo 495: "Se declarará automáticamente ganador a un equipo en caso de que el equipo contrario juegue y gane un partido habiendo incumplido las normas 354, 723, 234 y 495, aunque el árbitro diga que no existen reglas en el Quidditch y argumente lo que quiera, será válida la palabra de Madame Hooch y no la del Kun Agüero, quedando Hufflepuff como el verdadero ganador del partido".
-Qué norma tan específica -el Kun miró alrededor, con el ceño fruncido-. Bueno, que decida el VAR.
Al escuchar eso, toda la hinchada de Hufflepuff empezó a saltar con todo, haciendo el re quilombo e inventando un nuevo cantito:
-¡MUCHAAACHOOSS, AHORA NOS VOLVIMO' A ILUSIONAAARR! -cantaban todos, saltando en las tribunas juntos-. ¡QUIERO GANAR LA PRIMEERRAAA, QUIERO SER CAMPEÓN ESCOLAAAAARR! -nunca en su historia habían ganado una Copa de Quidditch, pobres-. ¡Y AL CEEEEDRIIIC, DESDE LA ENFERMERÍA LO PODEMOOO VEEEEEEERR! ¡CON LA HELGA Y EL TEJÓN DE NUESTRO ESCUUUUDO, TRABAJANDO DUUUUURO, CON PACIENCIA Y AMISTAAAAAA! ¡NUESTRAS CARACTERÍSTICAS QUE NOS HACEN HUFFLEPUUUUFFF! ¡Y AL FRAILE GOOOOORDO, ALENTANDO AHÍ LO VEEEEEES! ¡Y SER CAMPEONES DE UNA VEEEEEEZ! ¡Y SER CAMPEONES DE UNA VEEEEEEZ!
El Kun Agüero se llevó la mano a unos auriculares mientras asentía con la cabeza re concentrado, como escuchando lo que le decían los del VAR por ahí, con toda su atención.
-Sí… Sí, está bien -le decía el Kun al VAR por medio de un micrófono que tenía-. Sí, me parece bien… Está perfecto… Sí, sí, ustedes tienen razón… Sí, tal cual… Con mayonesa, sí, tal cual… Y con cheddar en las papas, no te olvides. Bueno, joya, dale, dale después te paso la guita. Che, ¿y qué hacemo' con el partido? Ah, bueno, dale.
Entonces se amplificó la voz para dirigirse a toda la tribuna de espectadores.
-¡Atención, gente! ¡Se anula todo el partido por decisión del VAR, Gryffindor pierde por haber incumplido las normas de los ingleses, Hufflepuff es declarado ganador y El Dibu Martínez tiene prohibido volver a jugar por el resto del campeonato! Disculpá, amigo, no me quedó otra, me tenían agarrado de las bolas.
-No pasa nada -le dijo El Dibu, limpiándose con una toalla toda la transpiración de la cara-. Ahora volá de acá que están viniendo los hinchas de Gryffindor. ¡Apurate que te comen, hermano!
-¡Me voy a la mierda! -el Kun empezó a correr para esquivar todos los maleficios imperdonables que le tiraba toda la hinchada de Gryffindor, que estaban recontra calientes, mientras corrían todos atrás de él.
-¡AVADA KEDAVRA! -gritaba Dennis Creevey, re sacado, apuntándolo al Kun con su varita y logrando que saliera de la punta un maleficio verde intenso perfecto. Al lado suyo volaban otros doscientos rayos de luz verde igual de potentes a la espalda del Kun.
Más tarde, en la Sala Común, Ron le contaba todo lo que había pasado a Harry.
-Qué bajón, boludo -decía Harry, amargado-. Más vale que me dejen jugar la final contra Ravenclaw o vamos a estar al horno. ¿Tenemos chances de ganar la copa todavía?
-Ya leí toda la matemática en Olé: Tiene que perder Hufflepuff contra Slytherin el próximo partido por una diferencia de 50 puntos. Si pierden, todavía tenemos que ganar contra Ravenclaw por una diferencia de 160 puntos. Pero si gana Slytherin, entonces tenemos que ganar contra Ravenclaw por una diferencia de 250 puntos. Pero si gana Hufflepuff, tenemos que perder contra Ravenclaw por 50 puntos. No sé, una onda así era.
-Que quilombo, che. ¿Y qué onda vos que estás acá hablando de Quidditch conmigo? ¿Dónde está tu jermu? Siempre estabas re al palo con ella todo el día ahí en los sillones mandándose mano a esta hora.
-Me pelié, amigo. Ya fue lo mío con Parvati.
-Nooo. ¿Tan rápido? ¿Pero no llegaste a garchártela?
-Na. Dormí, amigo. Pero la otra vuelta llegué a colarle los dedos.
-Bien ahí. ¿Y qué pasó?
-Bueno, primero sentí mojado, y entonces…
-No, boludo. Digo que qué pasó que se pelearon.
-Ahhh, eso. Nada, ni idea. Yo estaba dormido en la enfermería porque viste que me intoxiqué con la polenta Prestame Pronto que hicieron los elfos con cachos de la carne que había sobrado de la semana anterior…
-Sí, sí…
-Bue, y la mina parece que fue a verme y yo no sé qué carajo habré dicho que le cayó mal. Encima estaba dormido, ni me acuerdo.
-¡Hola, Ron! -era Hermione, que apareció re sonriente ahí al lado de ellos.
-Hermione… ¿Cómo andás? -Ron le sonrió.
-Re piola, ¿y vos?
-Yo también, re tranqui.
Los dos se sonrieron, y Harry los miró por turnos, confundido. Cuando Ron subió a dormir, más tarde, Harry se acercó a Hermione y le preguntó:
-¿Qué onda esto? Estuviste meses enojada, ¿y ahora así como si nada?
-Ah, na, no pasa nada… -la mina se enroscaba el pelito en un dedo y parecía como re enamorada, o re tontita.
-¿Qué dijo Ron en la enfermería?
-Bueno, no digas nada -Hermione se acercó y bajó la voz-. Parvati fue a verlo al mismo tiempo que yo. Entonces la mina se le sentó en la cama y lo agarró de la mano, y Ron, que estaba dormido, empezó a decir… bue, empezó a decir… -se puso nerviosa.
-¿Dijo tu nombre? -trató de adivinar Harry-. ¿Dijo "Hermione"?
-Sus palabras exactas fueron: "Qué buen orto que tiene Hermione, la puta madre, que ganas de culiármela contra esta cama toda la puta noche" -Hermione se puso roja por la vergüenza-. No te rías, tarado. Y encima tenía el celu en la mano que le había quedado prendido y tenía abierto mi Only Fans. Parvati se puso re caliente. Se fue llorando a los gritos.
-Y vos no lo disfrutaste, ¿no? -Harry se rió.
-No, yo solamente la saludé mientras se iba… riéndome… Y casualmente se me escapó un maleficio del pedorreo que le dio juuusto en la espalda, por eso no deja de tirarse pedos por todo el colegio hace dos días -Hermione se empezó a cagar de risa.
-Ah, sos zarpada hija de puta al final vos. Che, ¿y Cormac?
-Terminamos. Fue un garche nomás, Harry. Pero bueno, basta de hablar de mí. ¿Y vos?
-¿Yo qué?
-¡¿Cuándo la vas a poner, Harry?!
-¡Pará, flaca! Bajá la voz.
-Bue, pero sos mi amigo y me pone mal que seas tan virgo de mierda. Tenés dieciséis años…
-Ya sé. Pasa que Ginny está con Dean. A mí me gusta ella.
-¿Te das cuenta, Harry?
-¿De qué?
-De por qué sos un virgo. Mirá si vas a estar pensando en Ginny mientras la mina está abriéndole las gambas al negro de mierda de Dean Thomas que debe tener una verga de veinte centímetros toda negra y venosa... -pareció como si Hermione se calentara al decir eso-. Harry, andá y culiate a la mejor mina de todo Hogwarts, disfrutalo, desvirgate, y vas a ver que después Ginny en vez de verte como al virgo pito-corto que está siempre acá solo va a verte como a un macho alfa bien vergudo que se culió a tremenda mina, y se va a mojar toda con vos y va a venir a suplicarte de rodillas y con la boca abierta que le metas la chota en la boca.
-Wooowww, Hermione… No te tenía así. Estás re zarpada hoy.
-Y bueno, Harry, si no te avivo así no te avivo con nada.
-Pero tenés razón, sí… La verdad que tenés razón… -Harry se quedó pensativo-. Supongo que podría garcharme a Romilda Vane. Me tiene todas las ganas…
-¡Nooo!
-¿Por qué no?
-¡Porque tiene como doce años, robacunas de mierda! ¡Dije "la mejor mina de todo Hogwarts"! Harry, ¿vos sos pelotudo? ¿Te olvidaste que tenés una misión que cumplir?
-¿Qué misión?
-¡Julieta Prandi, estúpido!
-Ay, Hermione, vos eras la que me jodía con que nunca iba a poder culiármela, y tenías razón. No pude. Ya fue, fracasé.
-Pero si vos le creés a ese Darín, ¿no se supone que el destino del país depende de que te la culées?
-¿Vos decís?
-No sé, Harry, para mí el villano es él, ya te dije. Pero igual deberías culiártela para lo que te dije. Imaginate cómo te va a mirar Ginny cuando sepa que te culiaste a Julieta Prandi… -Hermione negó con la cabeza, sumida en pensamientos-. Va a sacar la lengua y a suplicarte que le des de tomar una botellita de 600 ml. llena de tu wasca.
-¡HERMIONE!
La piba empezó a cagarse de risa.
-Ay, perdón, Harry, yo no soy así, pero me comí una de estas grageas de todos los sabores hace un rato y empecé a sentirme re rara…
-Uhhh, con razón. ¡Pelotuda! ¡Esas son las que me mandó George con extracto de cannabis!
Hermione empezó a cagarse de risa como toda respuesta.
-Vení, vamos a buscarte ayuda.
Mientras iban por el pasillo del séptimo piso en busca de ayuda, Hermione trataba de manotearle el ganso a todos los chabones que se les cruzaban.
-Está drogada, dejala -le dijo Harry a uno de séptimo de Gryffindor que ya se había empezado a bajar el cierre del pantalón.
-¿Y? -dijo el flaco, encogiéndose de hombros-. Sigue siendo consentido. Andate, Potter, dejame con la piba.
Harry sacó su varita y le tiró un maleficio Cruciatus. Lo dejaron ahí gritando de dolor en el piso y siguieron de largo.
-Ay, Harry, te van a re expulsar -dijo Hermione cagándose de risa, mientras se sostenía de los hombros de él para no caerse.
-No pasa nada, acá todos hacen maleficios imperdonables todo el tiempo.
Llegaron a la puerta del despacho de Julieta Prandi y Harry golpeó. La profe entreabrió la puerta y lo miró con desconfianza, sin abrir.
-Disculpá, Potter, pero estoy ocupada ahora mismo…
Iba a cerrar la puerta, pero Harry le mostró la cara de drogada de Hermione.
-Por favor, mi amiga necesita ayuda -le dijo Harry-. Comió unas grageas de todos los sabores con cannabis, y ella nunca se droga, le pegó mal.
Julieta se quedó mirando a Hermione, preocupada.
-¿Cuánto cannabis tenía?
-Las hizo George Weasley, profesora, el mejor proveedor de cannabis de CABA. Es flor de la más pura, cultivada mediante magia y convertida en Horrocrux con fragmentos del alma de Bob Marley.
Julieta abrió la puerta y se corrió para dejarlos pasar.
-Pasá, Potter. Hacela pasar rápido.
Harry metió a Hermione en el despacho de la profe y ella cerró la puerta. Su despacho era lindo, limpio y tenía sillones muy cómodos enfrente de una chimenea. La profe estaba en camisón. Debía haber estado acostada ya, era tarde. Harry se dio cuenta que se le marcaban los pezones en la tela del camisón y trató de no ponerse duro, para que la mina no se diera cuenta.
-Sentala por ahí -dijo Julieta, yendo enseguida a buscar ingredientes de pociones y tirándole un encantamiento a su caldero, al que se le prendió un fuego abajo enseguida-. ¿Por qué no fuiste a ver al profesor de pociones para esto, Potter? Francella debe poder hacer un antídoto enseguida.
-La oficina de usted estaba más cerca, profesora, y como usted es la bruja más brillante que tuvo Hogwarts… -Harry trató de sonar seductor-. Pensé que seguro puede preparar un antídoto mucho mejor que el del profesor Francella.
Ella no respondió. Preparó una poción a toda velocidad, la vertió en un frasquito y se la pasó a Hermione.
-Tomate esto, Hermione -le dijo, mirándola seriamente.
-¿Qué es esto, Juli? -preguntó Hermione, sonriendo de oreja a oreja-. No quiero tomar nada. Solamente quiero que me la pongan toda la noche.
Y empezó a cagarse de risa como si hubiera contado el mejor chiste de toda la vida.
-Es wasca de Ron -le dijo Harry entonces, y le hizo un gesto a Julieta Prandi como indicándole que le siguiera la corriente-. Está fresquita. Recién eyaculada.
-¡Ay, qué rico! -Hermione se bajó toda la poción hasta el fondo.
Lentamente, su sonrisa empezó a desaparecer, y en cambio su cara fue volviendo a la normalidad, lentamente siendo consciente de todas las cosas que había dicho y tratado de hacer en ese rato, incluyendo manotearle el bulto a chicos al azar por los pasillos.
-De vuelta a la normalidad -dijo Julieta, poniéndose una bata arriba del camisón y cerrándola fuerte-. Bueno, ya que están acá, puedo ofrecerles una copa antes de que vayan a acostarse…
La profe fue a buscar una botella de unos licores a un mueble. Hermione se giró despacio y miró a Harry.
-Ay, gracias, Harry -susurró-. Me salvaste y me cuidaste de que nadie se aprovechara de mi condición… Sos el mejor amigo que hay… Perdón por haberte dicho que eras un machirulo -se le llenaron los ojos de lágrimas, y Harry le dio unas palmaditas-. Che, ¿y de dónde salieron esas grageas con cannabis? Yo agarré una del sillón donde estábamos sentados.
-Ah, eran mías. Se me habrán caído del bolsillo…
-La re concha de tu madre, Harry, hijo de mil putas…
-Ahora sí que volviste a la normalidad.
Julieta volvió con tres copas llenas de licor de dulce de leche, le pasó una a cada uno y sostuvo una tercera ella misma.
-Salud, chicos.
-Salud -Harry y Hermione bajaron sus copas hasta el fondo.
Siguieron chupando un rato, mientras hablaban con la profe. En un momento, y capaz que por el efecto del licor, Julieta empezó a contarles unos chistes y a reírse, y ellos dos la escucharon y se rieron también. Re buena onda todo…
-Voy a servir un poco más -dijo la profe, sonriendo. Estaba hermosísima, pensó Harry. -Pero no mucho más, ustedes todavía son menores. Ahí vengo.
Cuando se fue, Hermione le dio un codazo a Harry.
-¡Es ahora, boludo! ¡Aprovechá!
-Tengo un re cagazo que ni te cuento -le confesó Harry, con las patas temblando-. No puedo, Hermione, por favor no me dejes solo con ella, tengo un recontra re cagazo…
Hermione se puso de pie y habló en voz alta para que Julieta escuchara:
-Creo que todo ese cannabis me dejó medio volteada. Me voy a la cama, pero ustedes terminen su copa. ¡Buenas noches!
Le guiñó un ojo a Harry y se fue al toque, cerrando la puerta y dejándolos a los dos solos.
Harry contuvo el aliento. No podía respirar de los nervios.
Julieta se acercó a él y lo miró como dudando. Al final le pasó la otra copa y volvió a sentarse delante de él.
-¿Y cómo te está yendo este año, Harry? -le preguntó. Harry sintió que traspiraba. Era una pregunta re fácil, ¿por qué le costaba tanto pensar una respuesta?
-Yyy, no sé, paso mucho tiempo en el despacho de Snape… -empezó a tartamudear. La mina lo miró raro. ¡Uy, no, qué pelotudo!, pensó él. ¡Mirá la gilada que le acabo de decir! -O sea, digo -siguió, re nervioso-. Pasa que el tipo me castigó…
-El "profe", Harry -lo corrigió ella-. El "profe Snape" te castigó, no "el tipo".
-Sí. Sí, perdón…
-Bue, pero vos seguro que te mandaste alguna para que lo haga…
Julieta empezó a enroscarse un mechón de pelo, mientras lo miraba fijamente con sus ojos claros… ¿Acaso estaba tirándole algún guiño sexy, o algo así? Esa posibilidad no hacía más que ponerlo más y más nervioso. Tenía un cagazo monumental.
-Eeeh, no, él me quiso joder preguntándome adelante de todos que si Ron ya había aprendido a ponerse los forros, y yo le respondí que sí, que su vieja le dijo que no quería arriesgarse a volver a tener de hijo a otro retrasado con el pelo más grasa que hijo de L-Gante con Nathy Peluso…
Y, milagrosamente, Harry vio que Julieta empezaba a cagarse de risa. Fue un cambio total. La mina pasó de estar re seria y fría un rato atrás a ahora cagarse recontra de risa a puro pulmón, agarrándose el estómago y todo. Hasta le lloraban los ojos.
-¡Ay, Harry! -dijo, con su copa de licor en la mano y los ojos arrugados por la risa que seguía en su cara-. Ay, no debería reírme, pero… -siguió riéndose. Harry sonrió, un poco más tranquilo. La tensión como que estaba aflojándose con eso.
Cuando pudo dejar de reírse, Julieta le dio un sorbo largo a su copa y entonces susurró:
-Qué no me escuche ningún medio diciéndote esto, Harry, pero tenés toda la razón. Esa Nathy Peluso es una negra de mierda -y se rió de nuevo, tentada.
Harry sonreía. Eso había sido una re victoria, pero ahora el problema era que no sabía cómo seguir... Ya no podía contarle esa anécdota de nuevo para que se riera otra vez… ¿o sí?
Por suerte, no fue necesario. Ella sola dijo:
-Che, Harry, sos re divertido… A lo mejor voy a aceptarte esa cita.
Harry sintió que su corazón se frenaba en seco.
-O sea, ya sé que me lo pediste por orden de Darín -dijo la mina, revoleando los ojos-. El tipo me tiene harta tratando de conseguir mi recuerdo de los años noventa desde hace décadas… Pero me imagino que, más allá de que el tipo te lo pidió, me lo habrás pedido también porque te gusto… ¿No, Harry?
-Sí, sí, obvio -dijo Harry al toque, más nervioso que en toda su puta vida.
-O sea, más vale que te gusto… soy Julieta Prandi -la mina hizo una cara que decía claramente "soy una diva" y se acomodó el pelo rubio con la mano mientras pestañeaba muy rápido. -Bueno, ¿qué te parece mañana…? Ah, no, claro, estás castigado, ¿no? Mmm… ¿Y el lunes? Ahí sí podés, ¿no?
Harry asintió, haciéndose el tarado, como si no fuera para tanto. Pero la verdad es que no dijo nada verbalmente porque su pecho estaba frenado, duro, y no era capaz de emitir palabra, como si tuviera una piedra atorada en la garganta.
-Dale, el lunes entonces venite para acá a mi despacho… Vení tarde… Tipo una de la mañana, mejor, ¿no? Así no te ve nadie entrar acá y nadie piensa nada raro…
Ese comentario, y sobre todo el horario que eligió la mina, hizo que sus nervios escalaran y treparan más y más…
-Te imaginarás por mi edad que no me ando con vueltas -dijo la mina, poniéndose de pie y yendo a dejar la copa encima del mueble-. Vení a la una, directo para lo importante. No te preocupes por los forros, no los traigas, yo sé hacer perfectamente el encantamiento que es para eso. Yo me encargo de todo.
Dijo todo eso como si fuera algo re normal y cotidiano, dejó su copa y volvió para donde estaba él, mirándolo fijamente a los ojos.
-No te digo de ahora porque estoy re cansada, cuando viniste ya estaba acostada. Pero el lunes me tiro una siestita para estar con más pilas -le guiñó un ojo y entonces se sacó la bata delante de él y la tiró encima de un sillón, quedando de nuevo en camisón, y bostezó-. Mirá que a mí me gusta que dure toda la noche, Harry. ¿Sabés?
Harry de nuevo asintió. No tenía la capacidad de hacer ni decir otra cosa.
-Que no te vea nadie venir -repitió, al parecer re preocupada por eso-, si tenés alguna capa invisible o sabés hacer encantamientos desilusionadores ponete uno. Y no podés venir con celular. Tengo que cuidarme de que no salgan fotos mías en bolas por ahí después, como le pasó a la China Suárez…
Harry asintió de nuevo. Había reglas y todo… Esto no era una boludez, era estar con alguien top pero top mal. No era joda esto…
-Bueno, Harry, hasta el lunes… -entonces, Julieta Prandi caminó hasta Harry, le agarró una mano, se la metió por abajo del camisón e hizo que Harry le tocara toda la concha. Se le acercó al oído y le susurró: -Esto es un adelanto chiquito de lo que te espera, pendejo sucio…
Los ojos de Harry se pusieron en blanco, como si hubiera tomado alguna bebida con veneno y estuviera teniendo un ataque epiléptico; y empezó a caer para atrás…
Cayó totalmente inconsciente al piso y se quedó ahí tirado, todo despatarrado.
-La puta madre… -Julieta se lo quedó mirando, ahí de pie-. Voy a necesitar un bezoar para reanimarlo…
Y volvió hasta su kit de pociones a las puteadas.
