Hola...

Muchas gracias por sus comentarios.

Una aclaración: en el cielo se hablan oficialmete 3 idiomas. El común (humanos), otro entre los diferentes tipos de ángeles (Primordiales, tronos, serafines, querubines, etc.) y otro entre Dios y sus hijos o entre sus hijos incluyendo a Lucifer (parece grosero pero entre ellos por naturaleza hablan su propio idioma a menos que necesiten que los otros ángeles sepan de lo que hablan).

Capítulo 14: La estrella de la mañana regresa al cielo.

Salael fue la primera en despertar, aunque sin abrir los ojos, la alarma del celular de su hermano era molesta -Lu, apaga esa cosa por favor- podía sentir que la estaba abrazando -Luluuu- se quejo en voz baja mientras lo movía, nada, abrió los ojos con resignación. Buscó el aparato con la mirada y lo atrajo hacia ella para apagarla -Hermano despiertaaaa, debemos prepararnos para irnos- lo movió, al mirarlo con detalle noto algo extraño, sus rasgos eran más finos y delicados, se veía mucho más joven e infantil, los círculos de sus mejillas eran dorados y no rojos.

Parpadeo varias veces por si la imagen que veía cambiaba, pero no. Se enfocó en su energía, seguía siendo su hermano pero no la que había adquirido tras años en el infierno, la energía que emitía era la misma que tenía antes de Eden -Mierda, debe ser una puta broma- Lo movió con más rudeza de la necesaria para despertarlo, abrió los ojos asustado -Tus ojos-

-¿Qué tienen mis ojos Sally?- preguntó confundido con una voz extrañamente dulce. Él se fijó en los rasgos de su hermana, ahora eran levemente más finos y dulces, infantiles.

Ambos estaban en shock.

-Esto no tiene lógica- murmuró ella. Se analizaron entre sí con más detalle, cuando levantaron las manos para tocar la cara del otro, notaron que los pijamas les quedaban grandes.

-¡Oh… mierda!- él se paró en su cama y lo comprobó, era un niño nuevamente. Su celular comenzó a sonar -Es Joel- comentó.

-¡No le contestes!-

-Olvídalo- contestó la llamada.

-Luci… ¿ya están listos?-

-Casi… casi- trato de poner una voz madura.

-¿Qué le sucede a tu voz?-

Apretó los labios y miró a su hermana, ella negó -Es algo que no comprendemos aún- se mordió el labio inferior -subiremos pronto-

-Bien, háganlo rápido… comenzaremos a servir el desayuno… no tarden- Colgó.

-Esto será horrible… Espero que Raf pueda resolverlo- la menor se bajó de la cama con algo de dificultad -Que el pijama me quede grande al menos es una señal de que si crecí- miró a su hermano -Baja… debemos irnos-

-¡¿Así?!… !¿En pijama y sin despedirme de Charlie?! -

-Es mejor así, se preocupara en exceso y no querrá que te vayas… es más probable encontrar una solución allá- junto las maletas de su hermano -Déjale una nota y después la llamas-

-Bien- se resignó, escribió una nota disculpándose por irse sin despedirse -¿Iremos en pijama?-

-Conseguiremos ropa allá- lo tomó de la mano y desaparecieron del infierno.

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-Salael está tardando- Comentó Leo sentado junto a Galim en el comedor.

-¿Realmente esperabas que llegara a tiempo?- Le preguntó Miguel rodando los ojos sentado a su lado izquierdo.

-Hablé con nuestro hermano hace poco… ya venían- les comunico Joel sentado a la derecha de su padre.

El padre estaba sentado en la cabecera, suspiró algo molesto -Ayer le advertí que debía llegar temprano-

-Mi señor, aún es temprano… deben estar por llegar- trato de apaciguarlo Galin que estaba a su izquierda.

-No la justifiques Galim-

Escucharon algunos ruidos y voces al otro lado de la puerta, después de unos minutos finalmente se abrió. Ambos hermanos entraron en sus versiones de niños con los pijamas grandes.

-Padre… nos ocurrió algo extraño- habló la menor al avanzar, se tropezó con su pijama, mientras caía agarró a su hermano y ambos terminaron enredados en el suelo.

Por un momento el resto de los presentes se congelaron, procesando lo que estaban viendo, Rafael fue el primero en reaccionar -¿Están bien?- les preguntó mientras los desenredaba y levantaba, sus caras le decían que no, parpadeó un par de veces incrédulo de lo que veía -¿Qué les pasó?-

-No sabemos- respondió su hermano -despertamos así- casi se tropieza y cae de nuevo al tratar de dar otro paso, pero su hermano lo sostuvo -maldita ropa- se quejó.

-Cuida tu lenguaje hijo- lo regaño su padre mientras se acercaba. Se agacho para verlos a ambos -¿Cómo pudo pasar esto?- era una pregunta más que nada para él mismo, no entendía cómo sus hijos ahora tenían una apariencia infantil, de uno años humanos. Suspiró, les doblo la ropa para que dejaran de caer -Desayunemos primero y luego resolvamos esto-

-Se ven adorables así… ¿Podemos conservarlos en esta versión?- preguntó Azrael divertido.

-¡Noooo!- respondieron ambos con el ceño fruncido.

Por instinto y costumbre antigua Rafael los tomó de las manos para llevarlos a la mesa -Lo siento- se disculpó cuando se dio cuenta de lo que había hecho, de todas formas ellos no pusieron resistencia. Ambos se sentaron juntos, con Lucifer a la derecha de Rafael y su hermana al final de la mesa.

Lucifer analizó las opciones de comida, busco con la mirada el café y el pie de manzana que le prometió su hermano mayor. Ambos estaban lejos de su alcance, las extremidades pequeñas de niño en realidad todo lo mantenían lejos, pero con su magia obtuvo ambas cosas sin problema.

-No creo que debas beber esto- lo detuvo Rafael cuando levanto la taza -puede que seas un adulto, pero ahora tu cuerpo es de un niño pequeño y la cafeína tendrá efectos nocivos- sin más le arrebató la taza y la alejó.

-Esto apesta- murmuró algo irritado, desde que el café llegó al infierno lo bebe todas las mañanas, resignado con su magia acercó el té, al menos las hojas eran de excelente calidad. Probó el pie de manzana, su sabor era celestial, realmente seguía siendo el mejor, sin poder controlarlo comenzó a brillar -Mierda- se asustó de su propio brillo, hace milenios que no sucedía.

-Tu lenguaje- Se escuchó decir al padre.

-¡Perdón!- se disculpó rápidamente, dejó de brillar.

-Vaya sigues siendo una lamparita- se mofó Azrael que estaba sentado frente a él.

-¡Oh cállate, chico emo!- Respondió sin pensarlo mucho, sus hermanos mayores más jóvenes comenzaron a reír discretamente.

-jiji- su hermana levantó su mano y ambos las chocaron divertidos.

-¡¿Cómo me llamaste?!- el pelinegro preguntó algo ofendido mirándolo directamente.

-No empieces Azy- Leo rodó los ojos.

-Creo que después de desayunar deberíamos conseguirles algo de ropa, sólo un poco- comentó su hermano mayor con algo de duda, ignorando a su hermano menor pelinegro.

-No es necesario hijo… Yo puedo hacerles unas prendas- sus hijos y Galim lo miraron con duda.

-Padre tus diseños siguen siendo feísimos- su pequeña le rompió el corazón. Algunos de sus hermanos estuvieron tentados a reír por la cara de su padre, pero lo evitaron para que les llamaran la atención.

-Yo puedo llevarlos- Se ofreció Leroy -He visto algunas tiendas de ropa de niños en el centro de la ciudad al otro lado de la barrera-

-O simplemente podemos ir solos- sugirió el rey del infierno, le avergonzaba un poco ir con chaperones -Somos adultos después de todo-

-Adultos con apariencia de niños- le dijo Gabriel que estaba entre Joel y Rafael -Sería muy extraño que un par de niños pequeños recorrieran la ciudad solos con una tarjeta comprando a destajo-

-No compraremos a destajo, sólo lo necesario, no es como si sigamos siendo niños por siempre así - respondió el rey del infierno -… ¿Verdad?- Eso le preocupaba.

-Creo que sería más extraño que uno de los famosos príncipes celestiales recorriera la ciudad con dos niños pequeños en pijama comprando ropa… Eso daría que hablar- Acotó su hermana, tampoco le gustaba la idea de ir con chaperon.

-Eso es verdad- Reflexionó Joel, sin embargo, no estaba dispuesto a enviarlos solos, independiente de que el cielo es un lugar seguro el instinto sobreprotector de hermano mayor se lo impedía, pensó un momento en una solución -¡Lo tengo!... Le pediré a Jophiel y Ariel que los acompañen-

-Es buena idea, con sus apariencias actuales no pueden recorrer solos la ciudad donde residen los humanos, es peligroso, es mejor que los acompañen dos arcángeles de alto rango- apoyó su padre -Mientras van por algunas prendas, los que deban volver a sus labores que vayan y el resto que busque en la biblioteca junto a Uriel alguna solución-

-Yo puedo ir a la biblioteca junto a Mike y Azy- Ofreció Leo, los aludidos lo miraron perplejos.

-Vaya al fin conocerán la biblioteca hermanos- se burló Gabriel, provocando unas risas genuinas en Rafael y Leroy.

Azrael iba a decir algo pero guardó silencio al notar la mirada de advertencia de su padre -Bien… Entonces Leliel, Azrael y Miguel buscaran en la biblioteca junto a Uriel algo que pueda servir, Jophiel y Ariel los acompañaran a comprar SÓLO un par de prendas con la tarjeta familiar que administra Joel- los menores iban a protestar -No quiero escuchar quejas, no pueden estar sólos entre los humanos- hablo autoritariamente -Y Deben regresar a más tardar después del almuerzo, tenemos una conversación pendiente- Los miró seriamente, si bien su hijo menor no se imaginaba de qué se trata aquello, al ver lo tensa que se puso su hermana se angustió -El resto de ustedes cumplira con sus labores normalmente- sus hijos asintieron, algunos forzosamente -Antes de eso… ¿Miguel hay algo que debas decir?-

El guerrero se puso tenso, esperaba que con todo este revuelo se retrasara lo que debía hacer o simplemente su padre lo olvidara, se mordió el labio inferior -Lucifer, hermano- el aludido lo miró inseguro -Me quiero disculpar… por el incidente de las exorcistas- era más difícil de lo esperado, a pesar de que lo práctico -Estaban a mi cargo y era mi responsabilidad procurar que cumplieran con lo dictado en el juicio- se mordió el labio inferior nuevamente -Lamento que hayan causado problemas en el infierno y retuvieran a tu hija, nuestra sobrina, agradezco que no la lastimaran -bajo la mirada, sus mejillas estaban doradas -Yo… yooo… lamento haberte lastimado en el pasado- eso no era parte de lo que le ordenaron decir, pero quería hacerlo -Realmente estoy arrepentido por eso, espero que puedas perdonarme algún día y que nuestra relación mejore, hermanito-

Eso no lo esperaba, realmente no lo esperaba, no sabía qué decir o sentir al respecto. Simplemente se congeló, sintió un codazo suave aunque no estaba seguro de quién -Gra… Gracias Mike- contuvo su respiración un momento sin darse cuenta -Lo que ellas hicieron era difícil de prever, lo bueno es que se resolvió rápido y sin daños mayores- su hermana le sonrió -Con respecto a lo segundo- se mordió el labio inferior, una manía que compartía con su hermano guerrero -Debo admitir que no es tan fácil… aún… aún me causas algo de temor e inseguridad- sabía que eso dolía, pero prefería ser sincero -Sin embargo… estoy dispuesto a que todo mejore-

-Gracias- susurró su hermano mirando sus manos.

Un ambiente triste y nostálgico quedó en el comedor familiar, nadie estaba seguro de cómo romperlo, así que simplemente no lo hicieron, continuaron desayunando en silencio.

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-Padre se va a molestar con nosotros- Se quejó nuevamente Lucifer mientras caminaba por las calles del cielo en pijama junto a su hermana menor -No sé cómo lograste que accediera a esto- siguió quejándose -Ariel y Jophiel…-

-¡Quieres dejar de quejarte!- ella se estaba hartando -si no quieres seguir… entonces regresemos- se detuvo en seco y lo miro desafiante.

Él chocó con ella al no darse cuenta que se había detenido, ladeo la cabeza, sonrió al notar que ella le llegaba al hombro -No recordaba haber sido más alto que tú, al menos no tanto- le tocó la frente con el dedo índice, ella desvió la mirada -Está bien dejaré de quejarme, pero que quede claro que me estas secuestrando-

Ella rodó los ojos con los brazos cruzados en su pecho -Está bien, te estoy secuestrando- suspiro -De todas formas me iba a declarar culpable… puede que seas el rey del infierno, pero te sigue costando no hacer lo que dice padre o Joeh- continuó avanzando, él la siguió -Sabes a muchos de verdad les costó creer que tu llevaras el pecado a la humanidad- le comentó como si nada -Les era difícil creer que el hijo más querido, cercano, empático, sonriente, feliz y perfecto, hiciera algo así-

-No hablas enserio-

-Es real… muchos creían, si es que aún no lo hacen… que era mi culpa y sólo estabas tomando la culpa para protegerme-

Él se detuvo frente a ella -¡¿Qué?!-

-Eso… y no puedes culparlos- se encogió de hombros -Era adorable, sí… pero ese tipo de adorable que en el fondo te causa algo de temor, es sabido que soy algo apática, consentida, manipuladora y…- continuó avanzando -Siempre te he terminado arrastrando conmigo para romper las reglas- Se detuvo -Esta es la tienda-