Darte cuenta de que te has enamorado de tu mejor amigo ya es malo, pero saber que no tienes oportunidad es peor. Es como si ya desde el inicio te depare un corazón roto. Es bien cierto que no puedes elegir de quién te enamoras, porque yo no hubiera elegido enamorarme de Stan… Suerte que la graduación estaba a la vuelta de la esquina, así podría fingir que no pasaba nada. Llevaban unidos desde la primaria y con el tiempo no han hecho más que ser culo y mierda. Quería mantener la relación así, no quería que cambiase nada para no perderlo, tenerlo como amigo era mejor que no tenerlo en mi vida.
Me sonó el móvil, como fuera Stan me daba algo, al ver quién llamaba me relaje, Kenny.
― Kyle, ¿ey quieres que pase a por ti? Sé que Stan tiene entreno hoy.
― Claro, gracias, amigo. ― Stan jugaba a básquet desde hacía unos años, no era el mejor, pero le ayudaba hacer deporte a centrarse. Suerte que Kenny se había acordado, o me tocaba pillar el bus y no me hacía ninguna gracia, esto de tener que pagarte el coche es estresante, cada vez ya quedaba menos, pero llevaba ya ahorrando un par de años. El coche de Kenny era una tartana con ruedas. Ayudamos entre todos a Kenny a montar y arreglar el coche que llevaba, incluso Cartman colaboro. Para nosotros era el mejor coche del mundo. Kenny se estaba esforzando para seguir adelante, competía conmigo para graduarse con las mejores notas y yo pensaba fallar un poquito para que le dieran a él una beca completa, ya me habían dicho mis padres que no pasaba nada, aunque eran estrictos la verdad es que con esto se estaban portando.
Las primeras clases me las pasé medio dormido, pero algo pillé, eso si no dejaba de notar una mirada perforándome la nuca, esta sensación nunca era buena señal… Cuando era hora de ir a comer me di cuenta de que era Wendy quien me estaba mirando, qué tripa se le abría roto ahora…
Me senté en nuestra mesa, con los años el grupo se fue ampliando, ahora con nosotros se sentaban también Carig, Tweek, Jimmy, butters, Clyde y Tolkien. Craig y Tweek seguían juntos desde primaria, me daban una envidia, ya que todo para ellos empezó con esas fujoshis. Durante la comida seguía notando a Wendy mirándome, aunque ahora no sé si me miraba a mí o Stan. Se lo comenté, pero quito hierro al asunto. Intente ignorarla todo el día. A la hora de irme Stan me pregunto si me podía llevar a casa, quería decirme algo. Estaba empezando a ver que era lo que había pasado, seguramente habrían roto otra vez… Ya veía lo que me esperaba esta noche, consolar a Stan… Eso es lo que un buen amigo tiene que hacer.
Mientras esperaba que Stan saliera de la práctica me senté a hacer deberes, a avanzar algo viendo la noche que me esperaba, aproveche para fumar un pitillo, a ver si así me calmaba un poco. Intente avanzar algo, pero no podía concentrarme para nada… Por más que mirara las páginas de física, mi mente sé todo el rato volvía a Stan.
Cuando por fin salió Stan me quede mirándolo, creo que un poco más de lo normal, estaba recién duchado, madre mía, tenía un problema, pero mirando a Stan me pareció que no se encontraba bien como si fuera a vomitar…
Fuimos a mi casa en silencio, hasta que Stan me pidió si podía quedar a pasar la noche, que no quería estar solo y en su casa no habría nadie con quien poder hablar. Sus padres pasaban de él, solo discutían cuando estaban en la misma habitación, pasaban de él, solo miraban sus notas y poco más…
Cuando llegue a casa le pregunte a mi madre si Stan podía quedarse, aunque sabía que diría que sí, sabía que lo consideraba como un hijo, aunque no lo dijera abiertamente. Mis padres tenían una noche de cita, así que nos dejaron solos para cenar con Ike.
Stan una vez en mi habitación me dijo que creía que había roto con Wendy de una vez por todas.
― No puedo más, siempre es igual, la perdono o me perdona y volvemos a lo mismo, siempre es igual… No puedo seguir con esto y esta vez algo ha cambiado en mí y no quiero estar con ella más.
― Stan… sabes que estoy aquí para ti, siempre te he apoyado, puedes contarme lo que sea, y sabes que he visto tu relación con Wendy desde que teníamos ocho años y voy a estar allí para ti, decidas lo que decidas.
Stan me miro y de repente se puso a llorar, no pude evitarlo verle llorar, lo abracé, me agarro de la camiseta mientras lloraba, no sé cuanto rato estuvimos así hasta que se calmó un poco. Nos pasamos la noche charlando de ella, de su relación, no me contó por qué había decidido que ya no podía seguir con ella, pero bueno, si quería hacerlo ya lo haría cuando estuviera preparado, yo estaría allí para él como siempre. Poco a poco nos quedamos dormidos juntos en mi cama.
Por la mañana me despertó un ruido en el baño, me gire y no vi a Stan, corrí a la puerta y hoy, como tiraba la cadena, llame a la puerta y le pregunte si todo iba bien. Tardo un poco en responder su voz sonaba algo rasposa cuando me contesto y me dijo que sí que todo bien que, algo ayer no me sentó bien.
