«Как найти общий язык со слизеринцем» de Shampoo
Todo comenzó en la clase de Encantamientos Avanzados. Hermione presentía que algo iba a salir mal cuando Flitwick la emparejó con Pansy, pero ni siquiera imaginaba cómo podría desarrollarse realmente la situación.
—Bien —comenzó Flitwick, moviendo su varita con impaciencia—. ¡Hoy vamos a aprender un encantamiento fascinante! —Se balanceaba de los talones a la punta de los pies—. Señorita Patil, la necesito para demostrar cómo funciona. Señorita Granger, le pido que se acerque también.
Halagada por la atención del profesor, Padma avanzó, y ella y Hermione se colocaron junto a una mesa que tenía una jarra con hielo y una lámpara.
—¡Este encantamiento permite compartir sensaciones con su compañero! —continuó Flitwick—. Los Aurores lo usan con frecuencia. Así que, para algunos de ustedes, puede ser muy útil aprenderlo —Flitwick le guiñó un ojo a Harry, quien se sonrojó, pero al mismo tiempo se mostró emocionado.
Harry planeaba convertirse en Auror después de graduarse de Hogwarts, ese era su sueño. Así que Hermione decidió que, dado que podría serle útil a él, ella también aprendería este encantamiento y lo practicaría con él.
—¡Atención! —anunció Flitwick—. Escúchenme todos. El hechizo lo realizan dos personas al mismo tiempo, por lo que necesitarán un compañero. Así, así —miró a los estudiantes que se dividían en parejas.
Cuando todos se pusieron junto a su compañero, Flitwick continuó:
—Con este hechizo podrán sentir lo que siente su compañero. Mirar a través de sus ojos o tocar un objeto con su mano... Hoy uno de ustedes compartirá lo que siente su mano, este debe decir «Manus sentire». El segundo recibirá las sensaciones del primero, este deberá decir «Sentire licet». Señorita Patil, señorita Granger, pueden comenzar.
—Vamos, tú primero —susurró Padma.
Hermione se aclaró la garganta y dijo: —¡Manus sentire!
—¡Sentire licet! —Padma intervino inmediatamente.
La cabeza de Hermione dio vueltas por un instante, pero sólo fue un momento.
—Ahora, señorita Granger, ponga la mano dentro de la jarra —sugirió Flitwick.
Hermione bajó la mano hacia adentro y agarró un cubito de hielo en su puño.
Padma jadeó sorprendida. Se le puso la piel de gallina en su brazo extendido y ella sonrió con entusiasmo:
—¡Me encanta la magia!
Hermione soltó el hielo, sacó la mano de la jarra y tocó la cálida lámpara. Padma asintió para indicar que ella también lo sentía.
—Y ahora —dijo Flitwick satisfecho—, debéis decir simultáneamente «Sentire finite».
—Sentire finite —dijeron Hermione y Padma obedientemente.
El hechizo había desaparecido.
Los estudiantes comenzaron a practicar el hechizo. Hermione y Padma intentaron intercambiar lugares, y cuando lograron el efecto deseado, se dispersaron por la clase para ayudar a los demás.
—Señorita Granger —la llamó Flitwick—, por favor, forme pareja con la señorita Parkinson.
Hermione miró a Pansy con desconfianza, quien le devolvió la misma mirada.
—Me sale bien —objetó Parkinson.
Pero Parkinson no tenía pareja, ¿cómo podría salirle bien?
—Entonces no debería ser un problema para ti repetir el hechizo, ¿no? —dijo Hermione desafiante.
Parkinson sonrió.
—No, para nada. Para mí, no —aclaró ella, y Hermione vaciló, pero sin inmutarse, se puso frente a Pansy.
—Manus sentire —dijo Hermione.
Pansy dijo su parte del hechizo.
—Bueno, ¿qué? —preguntó Hermione.
Parkinson se encogió de hombros.
—¡Tal vez lo has dicho con el acento equivocado! —gritó y se apretó el antebrazo con la mano. Hermione se pellizcó fuerte, muy fuerte.
La piel en ese lugar dolía, pero Hermione sonrió victoriosa y dijo: —Sentire finite.
—Tu turno.
Parkinson repitió el hechizo de finalización. Una expresión astuta cruzó por su rostro.
—Está bien, Granger, ahora es mi turno.
Hermione se preparó y dijo su parte del hechizo tan pronto como Parkinson murmuró la suya. Inmediatamente se dio cuenta de que Pansy no había elegido su mano como objeto del hechizo.
«¿Pero entonces qué? No eran los ojos y, muy probablemente, tampoco las piernas...»
El sonido de una campana la sacó de sus pensamientos.
—¡No olviden finalizar el hechizo! —Flitwick intentó llamar la atención de los estudiantes, quienes ya corrían hacia el Gran Comedor para comer.
Hermione murmuró «Sentire finite», pero no estaba segura si Pansy había hecho lo mismo.
Esa noche quedó claro sobre qué, exactamente, Pansy lanzó el hechizo. Hermione estaba acostada en la cama, casi quedándose dormida, cuando de repente sintió algo que no debería haber sentido.
Algo estaba pasando.
En un lugar donde sólo los dedos de Hermione deberían tener acceso.
Aún no del todo despierta del sueño, Hermione al principio pensó que era sólo la excitación que había experimentado durante el día, y su cerebro estaba enviando impulsos placenteros a su entrepierna... Pero no.
Definitivamente sintió que algo increíble le pasaba a su clítoris, algo que nunca antes había experimentado, como si no fueran dedos.
«No dedos. Lengua»
Hermione empezó a sudar frío por el shock.
Alguien tocó suavemente, pero con confianza y ritmo, su clítoris con la lengua. Hermione contuvo el aliento entre dientes.
Era terrible.
Era placentero.
Era...
«Entonces ¿así es como se siente? Cuando alguien pasa la lengua y luego chupa y succiona… ¡ah!»
«¡Oh!, ¿acababa de gemir?»
Hermione lanzó una intensa mirada a las camas de las otras chicas. No, nadie parecía prestarle atención. Parecía…
«Qué bueno es esto...» Hermione cerró los ojos y tragó. No esperaba masturbarse hoy, pero de repente sus pensamientos tomaron una nueva dirección. En su cabeza, la ira hacia Pansy y la ira por la invasión de su propio cuerpo dieron paso gradualmente a imágenes completamente diferentes. Sí, Pansy actuó como una auténtica perra y todo eso...
«Pero eso significa que ahora mismo alguien...». Los ojos de Hermione se abrieron como platos.
«Ahora mismo. Alguien. Lamiendo. Pansy. Parkinson.»
A partir de este pensamiento, una excitación intensa y aguda se extendió por la parte inferior del abdomen, sensación que Hermione experimentó solo en momentos donde jugaba consigo misma.
Respiró fuerte y rápidamente, abrió las piernas, como si le diera más acceso, pero se avergonzó y las retiró, adoptando una posición cómoda, pero al mismo tiempo no del todo depravada.
«¡Maldita sea, qué bien se sentía!»
Hermione se mordió el labio. Ella no quería pensar en eso. Se imaginó que Pansy estaba sintiendo lo mismo en ese momento, con ese amante desconocido provocando su clítoris. Si tan solo pudiera tocar sus labios inferiores con los dedos, separarlos para que hubiera una presión constante...
Una imagen apareció ante sus ojos, como si en la oscuridad, debajo de su manta, alguien se hubiera enterrado entre sus piernas y estuviera trabajando con tanta fuerza con su lengua, moviéndola tan metódicamente hacia arriba y hacia abajo, hacia arriba y hacia abajo, hacia arriba y...
Su clítoris fue succionado y Hermione dejó escapar otro gemido, más fuerte. Apretando los dientes, cerró los ojos y ni siquiera comprobó si alguien la estaba prestando atención o no.
Estaba muy, muy cerca de correrse. Todo se convirtió en un divertido juego, que Hermione no quería interrumpir: no quería meter su mano en sus bragas y tocarse; no, ella quería correrse así, con la lengua, que lamia y succionaba. Estaba en una especie de trance, dónde muchas cosas pierden importancia y los pensamientos vuelan a tales distancias que luego puedes sorprenderte y vergonzosamente no recordar tus fantasías. Pero en ese momento Hermione estaba imaginando la lengua de alguien lamiendo su clítoris -solo una lengua, solo un clítoris, como si existieran por sí solos y no pertenecieran a nadie en particular- y pronto comenzó a sentir olas muy familiares y dulces llegando. El primer espasmo fue fuerte, los músculos se tensaron y luego empezaron a latir. Hermione contuvo la respiración para que nadie pudiera oírla; Una intensa dicha se extendió por todo su cuerpo. La lengua no se detuvo, y a Hermione le hubiera gustado que el toque se volviera más suave, por lo que el orgasmo fue brillante, pero intenso e incluso un poco doloroso.
Apoyó la cabeza en la almohada y se permitió respirar. La lengua seguía trabajando en su vulva, pero la sensibilidad había disminuido un poco y no sentía ninguna molestia. Después de unos segundos, se quedó quieta y luego desapareció por completo.
Hermione realmente no quería pensar que acababa de correrse al mismo tiempo que otra persona, pero aun así el pensamiento la perseguía.
—Me pregunto si ya tuvo suficiente o simplemente estaba cansada y le pidió que parara —pensó Hermione antes de quedarse dormida.
