El castillo siempre ha estado un silencio total desde que cerraron las puertas y que separaron a la princesa del príncipe. Mayormente no había movimiento a menos que hubiera una reunión con los reyes o algún pequeño evento en el salón, pero esa noche todo eso cambio.

—¡Señorita Gerda!— grito un guardia mientras corría por los pasillo conmocionando a la servidumbre que pasaba por ahí— ¡Señorita Gerda!—

—¡¿Qué es todo ese alboroto señor Erik?!— exclamo la Sra. Gerda, una mujer un poco mayor— Despertara a todo el castillo si sigue así y no querrá meterse en problemas con el Rey por despertar a la princesa—

—Lo siento, pero es urgente— dijo Erik desesperado— Encontramos una niña inconsciente y no se ve muy bien que digamos—

—¿Una niña?—

—Si, cayo en el jardín, el capitán dijo que la lleváramos a uno de los cuartos ya llame al medico, pero tiene mucha fiebre y necesito de su ayuda—

—Olga trae agua y algunas compresas— le dijo a la sirvienta y luego miro a su compañera— Mía busca algo de ropa limpia— miro al Erik— ¿Qué edad tiene la niña?—

—No lo se... ¿Cómo quince años?— respondió con duda

—Solo busca ropa que le pueda quedar— le dijo a Mía y ambas sirvientas se fueron— Vamos a ver a esa niña— pidió y ambos caminaron por el pasillo— ¿El Rey sabe de esto?—

—Lo sabrá pronto—

Mientras en la oficina del Rey se encontraba Agnarr revisando algunos documentos antes de irse a dormir cuando alguien llama a la puerta

—Adelante— ordeno Agnarr, la puerta se abrió y entro Aren— ¿Sucede algo Capitán Aren?—

—Me temo que si Majestad— dijo Aren— Se podría decir que tenemos un intruso en el castillo—

—¿Un intruso?— pregunto Agnarr levantándose de su silla— Explícate—

—Estábamos haciendo guardia cuando una sombra paso por los muros y se estrello en el jardín— comenzó a explicar— Cuando fuimos a investigar... ni siquiera me lo va creer Majestad—

—Solo continua—

—Había un... un Dragón, Majestad— esto sorprendió a Agnarr

—¿Un Dragón?— pregunto y Aren asintió— ¿Qué hace un dragón tan al Sur? Normalmente se habitan en el Archipiélago Bárbaro—

—Se podría decir que alguien lo llevo hasta aquí—Aren hablo y esto llamo la atención de Agnarr y pidió que continuara— El dragón no venía solo tenía un jinete... una niña en realidad, Majestad—

—¿Qué hicieron con la niña?— pregunto Agnarr preocupado

—Ella estaba inconsciente y se veía muy mal, el dragón, por muy sorprendente que sea, nos estaba pidiendo que la ayudáramos, nos la entrego y le ordene a Niels que la llevara a una de la habitaciones de invitados también llame al medico— termino de explicar

—Vamos— Agnarr salió de su oficina— Quiero ver a esa niña— Aren salió detrás de él

—¿Qué hacemos con el dragón?—

—Llévenlo a los establos y denle pescado— ordeno— Sino lo molestas él no te molestara— concluyo mientras Aren se retiraba y él continuaba su camino

—Agnarr— llamo Iduna quien se acerco a él— ¿Qué sucede querido?—

—Iduna... Creo que al fin el extraño que ayudaría a Elías, al fin llegó— explico

—¿Qué?—

—Al parecer un dragón se estrello en el jardín y venía con un jinete— continuó y ambos caminaron

—¿Cómo estas tan seguro que lo sea?—

—Iduna, el Troll dijo: "Un día alguien vendrá con un don tanardienteque no teme montar una criatura de fuego" piénsalo una criatura de fuego claramente esta hablando de un dragón y la niña que lo monta debe ser la persona que ayudara a nuestro hijo— termino de explicar cuando llegaron al cuarto y entraron.

Ambos monarcas vieron a una niña de la edad de su hijo, era delgada y su ropa estaba cubierta de escarcha, las criadas le ponía compresas frías en su frente para tratar de bajar la fiebre, mientras el medico la examinaba.

—¿Cómo esta ella, doctor?— pregunto Agnarr

—Bueno Majestad, eh visto muchos casos a lo largo de mi carrera como médico, pero esto— miro a la niña— Es mucho peor... sean los que sean que atacaron a esta señorita espero que se pudran el en infierno— exclamo molesto para sorpresa de ambos monarcas— Tiene dos costillas rotas, su mano derecha rota y un esguince en su pierna izquierda— suspiro cansado— Tiene varios moretones en varias partes de su cuerpo por lo que fue golpeada por un tiempo y sus extremidades rotas fueron hechas en defensa propia...—

—¿Fue torturada?— pregunto Iduna con miedo

—Me temo que sí— fue hasta la niña y mostro su muñeca— ¿Ve esto?— mostro una marca gruesa morada al rededor de su muñeca— Son marcas de grilletes— luego reviso su temperatura— La fiebre no baja hay que meterla en la bañera— le ordeno a las criadas

—Yo les ayudare— Iduna se acerco y junto a las criadas llevaron a la niña hacia el baño

—Pobre chica— murmuro Agnarr

—Su Majestad— hablo Niels mostrando un bolso de cuero— Esto llevaba la niña—

Agnarr tomo el bolso y comenzó a revisarlo, había una daga, algunas hiervas y pomadas, pero lo que más destaco era un cuaderno. Abrió el cuaderno solo para ver que estaba escrita en nórdico antiguo, no lo pudo leer muy bien pero había una palabra que si pudo entender, Berk.

—La niña vive en el Archipiélago Bárbaro— dijo para sorpresa del medico y Niels

—¡¿Dónde viven los vikingos?!— exclamo Niels

—No me extraña que venga en esas condiciones— comento el Médico

—Voy un momento a mi oficina— dijo y miro al médico— Avíseme si pasa algo o me necesitan— luego miro a Niels— Vigila la puerta, nadie entrara a menos que sea para atender a la niña— ordeno y salió de la habitación.

El fue hasta su oficina, comenzó a buscar sus mapas y sacar varios cuadernos, para hojearlos.

—Berk... Berk...— murmuro mientras buscaba el lugar en su mapa— Aja aquí estas...— miro la distancia entre Berk y Arendelle— Esta muy lejos de casa— luego abrió uno de los cuadernos

—¿Agnarr?— llamo Iduna entrando a la oficina— ¿Qué haces?—

—Descubrí que la niña es de Berk— respondió sin dejar de ver su cuaderno

—Bueno yo también descubrí que su nombre es Hiccan— dijo Iduna— Su nombre venía en este collar— se lo mostro y Agnarr lo reviso viendo un dibujo en el collar

—No puede ser— exclamo sorprendido— Iduna... ella es una princesa—

—¿Una princesa?—

—Este collar tiene el sello del Jefe de Berk— mostro el collar y un dibujo del sello en el cuaderno— El actual Jefe es Estoico "el Vasto" Haddock y solo tuvo una hija...— cerro el cuaderno— Creo que esa niña es esa hija—

—Bueno lo sabremos cuando despierte, la fiebre ya bajo y solo esta durmiendo, el doctor ya traro sus lesiones y vendrá mañana para hacerle un chequeo— explico— Pero creo que por ahora hay que descansar—

La mañana siguiente fue muy tranquila, bueno no tan tranquila. Ya que cierta princesa había despertado temprano, algo poco común para la princesa, pero estaba decidida de poder ver a su hermano y despertarlo como en los viejos tiempo; así que se vistió rápidamente y salió de su habitación solo para ver mucho movimiento en los pasillos.

—¿Es verdad que tenemos una invitada?— pregunto una sirvienta

—Eso dijo la reina, al parecer tuvo un accidente y se quedara con nosotros un tiempo— respondió otra

—Escuche que la chica es una princesa— susurro otra sirvienta

—¿Una princesa? No lo creo porque de ser así nos habrían avisado— recalco la segunda sirvienta

—¿Qué están asiendo señoritas?— cuestiono Gerda interrumpiendo su conversación— Continúen con su trabajo, el Rey y la Reina bajaran un poco tarde a desayunar, pero eso no quiere decir que deben chismorrear para no hacer sus labores—

—Sra. Gerda ¿es cierto que la chica que encontraron ayer es una princesa?— pregunto la primera sirvienta

—Eso es lo que el Rey dijo y cuanto ella despierte la trataremos como tal— palmeo sus mano— Así que vayan a trabajar— ordeno mientras se alejo de ellas

—¿Vieron? Les dije que era una princesa— restregó la sirvienta para luego irse, sin notar que Anna había escuchado la conversación

—¿Una princesa? Tal vez quiera jugar conmigo— Anna en silenció fue en dirección a a que se fue Gerda

Durante un tiempo, Gerda llegó a las habitaciones de invitados, donde había un guardia custodiando la puerta.

—Sr. Niels ya puede retirarse pronto enviaran a su remplazo— pidió Gerda

—Gracias, aunque digo es innecesario que vigilemos a la princesa cuando esta enferma—

—Es por su seguridad— fue lo ultimo que dijo y ambos se fueron, algo que aprovecho Anna para entrar.

Anna solo vio a una chica de la misma edad de de su hermano, tenía cabello castaño rojizo y su rostro tenía algunas pecas, Anna se acerco hasta estar al lado de la cama y noto que la chica estaba comenzando a despertarse.

—Aouch te juro Chimuelo— hablo con voz áspera y cansada— Que intentare mejorar mis aterrizajes— ella comenzó a abrir sus ojos solo para encontrarse en una habitación desconocida— ¿Dónde estoy?—

—Estas en Arendelle— respondió Anna sobresaltándola— Soy Anna ¿Cómo te llamas?—

—Eh... me llamo Hiccan— respondió Hiccan y solo hizo reír a Anna

—¿Hiccan? ¿Qué clase de nombre es Hiccan?— pregunto divertida

—Créeme no escof cofel peor— respondió cuando le dio un ataque de tos

—Clama— Anna le froto la espalda y vio en la mesa de noche un vaso y una jarra de agua, rápidamente vertió el agua en el vaso y se la dio a Hiccan— Ten bebe— Hiccan lo tomo y comenzó a beberlo lentamente hasta estar satisfecha

—Gracias...— justo en eso Agnarr e Iduna entraron a la habitación

—¿Anna, qué haces aquí?— pregunto Iduna

—Yo solo quería conocer a nuestra invitada— murmuro Anna en un puchero

—Lo entendemos Anna pero Hiccan no se encuentra muy bien y cuando mejore un poco podrás pasar tiempo con ella ¿te parece?— dijo Agnarr y Anna asintió— Bien ahora ve a desayunar te alcanzamos después— pidió y Anna salió no sin antes de despedirse de Hiccan

—¿Quiénes son ustedes?— pregunto Hiccan con cautela

—Yo soy Agnarr y ella es mi esposa Iduna, somos los Gobernantes del Reino de Arendelle— respondió Agnarr y esto impacto a Hiccan

—Su majestad— intento levantarse pero Iduna se lo impidió

—No te sobre esfuerces cariño— Iduna la volvió a recostar— Debes quedarte en cama hasta que mejoren tus lesiones—

Hiccan se confundió un poco hasta que noto que su mano derecha estaba vendada y se toco su cabeza que también estaba vendada.

—Esta bien... ¿Qué quieren saber?— pregunto sin animo para consternación de ambos monarcas— Se que no me están ayudando solo por buena voluntad...— respondió al ver sus miradas

—¿Te han mantenido cautiva?—

—Más de una vez— miro su muñeca— Pero quiero saber ¿Dónde esta mi dragón?— pregunto seria

—En los establos— dijo Agnarr— Tranquila no le hemos hecho nada, es más el dragón al parecer nos pidió que te ayudáramos—

—Es extraño... Chimuelo nunca ha confiado en otras personas. Creo que estaba desesperado— murmuro y vio a ambos— Les pido perdón por mi forma de actuar... después de lo que paso me es inevitable bajar la guardia—

—Esta bien lo que quiero saber es ¿Qué haces tan lejos de Berk?— pregunto para sorpresa de Hiccan

—¿Cómo lo?—

—Tu collar— dijo Iduna— Y también sabemos que eres la princesa—

—Era la princesa— corrigió Hiccan— Mi padre me repudió—

—¿Por qué razón el Jefe Estoico repudiaría a su única hija y heredera?— cuestiono Agnarr

—Es una larga historia—

—Tenemos algo de tiempo— Iduna tomo asiento en la orilla de la cama y Agnarr hizo lo mismo del otro lado

—Esta bien... como sabrán yo vengo de Berk, que esta en el Archipiélago Bárbaro— ellos asintieron— Esta a doce días al norte de calvario y unos pocos grados al sur de muere de frío, justo en el Meridiano de la Tristeza. Hemos estado allí durante siete generaciones, pero no tanto como nuestras principal plaga—

—Supongo que te refieres a los dragones— dijo Agnarr

—Sí, se que cualquiera se hubiera ido pero nosotros somos vikingos tenemos problemas de necedad... Los dragones nos atacan para robar nuestra comida y ganado, lo que nos hizo estar en guerra con ellos por más de trecientos años— explico

—¿Y qué haces tu con un dragón?— pregunto Iduna

—Bueno, todo empezó en una incursión de dragones hace unas semanas— continuó— Como se espera de cada vikingo era poder pelear y matar dragones, yo también quería matar dragones para poder demostrar mi valía a todos en la aldea, incluido mi padre.— su rostro mostro dolor— Mi padre Estoico el Vasto es todo lo que un vikingo debe ser... así que imaginen su decepción cuando me tuvo como su hija. Supongo que le recordaba mucho a mi madre que me sobreprotegía en lugar de cuidarme, me puso bajo la supervisión de su amigo, el herrero del pueblo llamado Bocón, y trabajé como su aprendiz con tal de que estuviera "a salvo"— dijo y ella miro a ambos— Digo que clase de padre ocultaría a su hija para mantenerla a salvo de lo que no puede controlar— ambos monarcas se miraron el uno al otro sin saber cómo responder a eso— En fin... la ventaja de ser aprendiz de herrero era que podía fabricar mis inventos la desventaja era que no todos funcionaban y provocaba un desastre—

—¿Inventos?— preguntó el rey.

—Sí, he construido muchos inventos, pero cada vez que los probaba, fallaban o fracasaban y causaban más daño a la aldea. No me dejaban arreglarlos. En lugar de eso, simplemente lo reparaban por orden de mi padre. Hace unos días, el último invento que construí fue un lanzador de bolas— suspiro— Sorprendentemente esta vez funciono y derribar al dragón más peligroso. Un Furia Nocturna— esto los confundió— El dragón con el que vine— ahora comprendían— Después de derribarlo, se lo conté a mi padre y a todo el pueblo, pero no me creyeron. Después de que me envió a casa, me escabullí y fui a buscarlo al bosque. Cuando lo encontré, estaba a punto de matarlo, pero... no pude—

—¿Qué quieres decir?— preguntó el rey.

—No lo mataría... porque él estaba tan asustado como yo. Lo miré... y me vi a mí mismo. Así que, en lugar de eso, lo dejé ir... y cuando lo hice, se abalanzó sobre mí. Pensé que me iba a matar, pero en cambio... me perdonó la vida y fue cuando todo cambio—

—¿Qué quieres decir?—

—Si se los digo... ¿Prometen no decírselo a nadie?— pregunto— Porque esto fue lo que me hizo terminar así— se señalo así misma y ambos asintieron— Yo... nací con la capacidad de escuchar a los dragones y tener algunas de sus habilidades—esto los sorprendió— En cada redada podía escucha las voces de los dragones y siempre lo intente ignorar ya que era doloso , pero cuando conocí a Chimuelo fue como si todo lo que sentía se calmara— explico— Después mi padre me metió al entrenamientos de dragones—

—¿Entrenamiento de dragones?— preguntó Iduna

—El entrenamiento de dragones es donde los niños que tienen la edad suficiente son entrenados para luchar y... matar dragones— explico mientras miraba hacia abajo— De todos modos, cuando fallé el primer día de entrenamiento cuando el dragón no dejaba de hablar y me distraía, después busque a Chimuelo para tener algunas respuestas. Al principió no me acerque por miedo, pero había notado que le faltaba su aleta izquierda de la cola y regrese a la aldea investigue sobre los furias nocturnas sin ningún resultado. Me arriesgue a buscar respuestas del Furia Nocturna llegando a un acuerdo de ayudarlo a volver a volar y que él contestara mis preguntas, estuvimos semanas así, me gane su confianza y durante eso aprendía muchas de los dragones que use en el entrenamientos de dragones sin siquiera lastimarlos—

—Eso es admirable, aprender sin lastimar a esas criaturas—

—Lo sería, si mi pueblo no pensara quesiles hacia daño, lo hacía era darles cariño y jugar con ellos, lo que hizo que progresara en el entrenamiento. No le tome mucha importancia ya que no lastimaba a los dragones sino que también me ayudaba a salir ilesa y estaba concentrada en construir a la aleta de Chimuelo que no le tome importancia— suspiro— Sabía que todo lo que sabíamos de los dragones estaba mal—

—¿Por qué no se lo dijiste a alguien?—

—Lo intente cuando mi padre volvió de su ultima búsqueda de nido, pero él llegó todo orgulloso de mi por ser la mejor en el entrenamiento, diciendo que pensaba que era el peor vikingo por mi y que fue difícil tratar conmigo— derramo unas lagrimas sollozando un poco— Ya era malo que mi pueblo me despreciara, pero escuchar de mi propio padre que fui una decepción fue horrible— se limpió las lagrimas— Solo quería irme después de la ultima prueba y mi padre puso vigilancia en nuestra propia casa para que nada me pasara—

—¿Por qué haría algo así de repente?—

—Soy su única hija la heredera al trono muchos anhelarían mi lugar y ya teníamos varías personas ambicionado el lugar, no sería la primera vez, pero al matar al dragón sería la prueba definitiva que soy la siguiente sucesora a la jefatura de Berk y mi padre quería asegurarlo— suspiro— No tuve de otra que enfrentarme a la Pesadilla Monstruosa... De ahí solo empero las cosas— Hiccan rompió en llanto siendo consolada por la Reina

—Ya tranquila... todo esta bien— arrullo suavemente— Agnarr creo que es suficiente por hoy— pidió preocupada

—Lo entiendo...— se levanto y fue a la puerta— Le diré a una de las sirvientas que traiga algo de comer y podrás descansar un poco—

—Por favor no me lleven de regreso a Berk— suplico Hiccan para consternación de ambos monarcas

—No te preocupes no lo haremos. Lo prometo, estas a salvo— declaro Agnarr para después salir de la habitación