CORONAS Y ENGAÑOS
CAPÍTULO 12
EL RAPTO DE LA DONCELLA
Cuatro años antes…
La primavera había dado inicio en Júpiter, dejando atrás el invierno que tanto detestaban y temían los Jovianos de los dos grupos étnicos existentes, pues mientras los Jovianos de Cloroquinesis creían que era producto del dolor de la Diosa Deméter al haber sido ultrajada por el dios Zeus; los Jovianos de Cloroquinesis creían que era producto de los lamentos de su dios Tharos ante el rapto de su amada Lhita.
Por el contrario, el inicio de la primavera representaba para ambos grupos felicidad y dicha, pues mientras que los Jovianos de Cloroquinesis creían que dicha estación era debido a que Zeus había recibido su castigo por mancillar a Deméter devolviéndole así la felicidad a la diosa, los Jovianos de electroquinesis creían que era producto de la felicidad entre los dioses Tharos y Litha luego de que el dios hubiera encontrado a su diosa tras dos meses de añorarla.
Así pues, dado que el paso del invierno a la primavera era algo significativo, el primer jueves de primavera daba inicio una gran fiesta en la que se quemaba en una hoguera un mono de paja que bien podría representar al malvado dios que violó a Deméter o al malvado ser que raptó a la diosa Litha.
Tras la quema del mono se daba inicio a la fiesta, abriéndola con la danza del deshielo donde celebraban el descongelamiento de los ríos y cascadas.
Posteriormente, la fiesta continuaba amenizada con exquisitos manjares, ofrenda a las diosas de ambas etnias y al dios Tharos, música amenizada por el sonido de la Gaita, la flauta y el harpa; y por supuesto la danza con listones de colores alrededor de un tronco decorado con flores de diversas especies y colores.
Para la fiesta, las doncellas solían vestirse con vestidos de colores claros, sus mejores joyas y adornaban su indumentaria con pétalos y sus cabellos con coronas de flores, todas esperanzadas en ser elegidas como la Reina de la primavera del año.
En cuanto a los varones, solían adornar su ajuar con ramas y collares hechos con hojas de olivo y musgo; y aunque de entre ellos se elegía a uno para ser el Rey de la primavera de aquel año, lo cierto era que dicho título no les emocionaba tanto como a las damas.
Dado que era época de celebrar, también se consideraba que era el momento ideal para que los hombres cortejaran a la dama que robara sus suspiros sea regalandoles una flor e incluso escribiéndoles románticas cartas donde elogiaran su belleza comparándolas con las más hermosas flores.
Tras el fin de la Guerra que dio paso a la unificación de Júpiter Interior y Júpiter Exterior, la fiestas se reanudaron, y aunque ante la ley eran ya un sólo pueblo, lo cierto era que durante los primeros seis años las fiestas eran celebradas de manera separada por ambos grupos étnicos.
Sin embargo, el séptimo año el parlamento había decidido por mayoría de votos que ambas fiestas se unificaran, por lo que en esa ocasión se convocó a una gran fiesta en el bosque abierta a todos los Jovianos.
Andrew, que para entonces ya tenía diecinueve años, acudió a la fiesta junto con sus padres y su hermano Arthur dos años mayor que él.
Dicha fiesta en otro momento le habría entusiasmado, pues estaba harto del ostracismo en el que vivía durante el invierno, pero sus ganas se desvanecieron cuando dos días antes su padre le puso un ultimátum para que comenzara a cortejar a una joviana de noble cuna o de lo contrario se la escogería él, para lo cual, les anticipó a él y Arthur que durante la fiesta les presentaría a damas de noble cuna.
La presión por tomar prometida por supuesto no fue del agrado de Andrew, pues se sentía joven para dar ese paso, además, no quería comprometerse con una dama sólo por su posición social y su belleza, pues aspiraba a qué la mujer que un día eligiera como compañera de vida despertara en él un profundo amor.
Así pues, queriendo huir de ser forzado a pasar el rato con la hija de algún noble elegida por su padre, en un descuido se apartó de su familia y se perdió entre la multitud, y fue entonces, cuando alejado de los suyos aspiró aquel dulce aroma a rosas y vainilla que no había olvidado a pesar de sólo haber tenido de frente una vez a la doncella dueña de aquella fragancia.
De inmediato, se dio media vuelta, y entonces miró a la joven doncella que había visto hace dos meses patinando en el lago congelado y que había inspirado aquel cuadro que había pintado durante el invierno.
"La rosa", que era el nombre que le había puesto en su mente a la hermosa doncella que había vuelto a buscar, estaba frente a él, ataviada con un sencillo vestido de lino color blanco y una corona de rosales rosas y lirios del valle adornando su preciosa cabellera color caoba cuyas ondas caían alrededor de ella como una cascada.
—Señorita Lita ¿Puedo ir a bailar con Theo?— Le preguntó suplicante una joven que la acompañaba.
"¿Así que se llama Lita?" Se preguntó Andrew para sus adentros, algo que lo sorprendió doblemente, pues la primera vez que la vio pensó que su belleza era similar a como describían la de la diosa Lhita, y en segundo lugar, era raro que una joviana de Cloroquinesis llevara aquel nombre.
—¡Ve y diviértete, Gertrud!—Exclamó Lita
Cuando Lita se quedó a solas, Andrew decidió que quería conocerla, y como si la joven adivinara sus pensamientos, de pronto volteó hacia él, y entonces la mirada de Andrew se encontró con los ojos de Lita que brillaban como las esmeraldas.
Por supuesto no era como que con verla Andrew muriera de amor, pero no sólo su belleza lo había cautivado, sino también recordar su intrepidez para salir a divertirse en invierno.
—Milady, ¿Le gustaría gustaría ser mi compañera de baile está noche?
Las mejillas de la joven enrojecieron ante la propuesta.
—No…no se bailar—Titubeó ella
Andrew sonrió ante la respuesta.
—Le aseguro que es más sencillo que patinar sobre hielo y eso lo hace muy bien.
La joven lo miró con una mezcla de temor y repulsión
—¡Creo que me está confundiendo con otra y de cualquier manera no quiero bailar!—Soltó—¡Así que alejese de mí o…
—¡Esta bien, yo me alejo y le ofrezco…
Antes de que terminara de ofrecerle una disculpa la joven se dio media vuelta y se alejó despavorida.
Andrew, por su parte, sintió herido su orgullo, no por la negativa de la joven, pues bajo cualquier circunstancia habría respetado su "No" por respuesta, sino por aquella mirada repulsiva que le dedicó.
Sabía que muchos jovianos de Cloroquinesis seguían mirando como una raza inferior a los Jovianos de electroquinesis, y supuso que aquella mirada que le dedicó la joven era por el grupo étnico al que pertenecía.
"¿Habría reaccionado igual de saber que soy hijo del dueño de Hansford Castle Bank y primer ministro de Júpiter?'' Se preguntó en silencio.
Suponía que la respuesta era "No", pues bien sabía que muchos nobles pasarían por alto su etnia y que no descendiera de nobles debido a que la fortuna Hansford lo respaldaba, sin embargo, decidió que no se quedaría anclado en el "hubiera" y que desistiría de cortejar a esa doncella que había sido su inspiración en invierno.
"¿Habría reaccionado igual de saber que soy hijo del dueño de Hansford Castle Bank y primer ministro de Júpiter?'' Se preguntó en silencio.
—¡Neflyte!— Susurró Lita en medio de sus delirios, provocando que Andrew se olvidara de aquella primera vez que intercambio palabras con ella—¡No me dejes!—Suplicó ella sujetando la mano de Andrew entre las suyas.
—¡Aquí estoy, princesa!—Le susurró Andrew—¡No me iré a ningún lado!
Lita se tornó más pálida y sus párpados comenzaron a cerrarse.
—¡Rayos!— Refunfuñó Rei—Siguen sin encontrar un Joviano de Cloroquinesis que quiera donar sangre.
—Y aunque lo encontraran ya no hay tiempo—Respondió Ami con pesar.
Los ojos de Andrew se humedecieron a causa de las lágrimas.
No le importó lo poco varonil que se viera aquello o que a los marcianos presentes les molestara.
Le estaba afectando que Lita, que era prácticamente una desconocida para él aunque hubiera sido musa de su inspiración estuviera muriendo.
De pronto sintió culpa de haber creído ciegamente las palabras de Wanda que retrataban a su hermana como una mujer rencorosa, mal agradecida y avariciosa; al no haberle ofrecido ayuda por su orgullo herido ante el rechazo.
—Lamento que nadie hiciera algo por ti—Susurró Andrew acariciando su cabello, y viendo de nuevo las cicatrices en sus muñecas—¡Vuela alto, linda rosa!
—¿Le donarías sangre, señor Hansford?
Andrew miró desconcertado a la princesa Ami, pues hasta donde tenía entendido, una persona sólo podía recibir sangre de alguien de su misma etnia.
—Lo haría sin dudar pero aunque ambos somos Jovianos pertenecemos a grupos étnicos distintos, princesa—Dijo Andrew
—Lo sé— Respondió— Sin embargo he estado haciendo unos estudios sobre los grupos raciales que habitan la Vía Láctea y tengo la teoría de que en algunos casos es posible que el cuerpo de un Joviano de Cloroquinesis acepte la sangre de un Joviano de electrokinesis
—¿Es en serio?— Preguntó Andrew esperanzado—¡Entonces tome mi sangre pero salvela!
—Pero tampoco cante victoria—Le dijo Ami—Como le dije, puede que la transfusión sea un éxito, pero también cabe la posibilidad de que su cuerpo la rechace y muera.
—Entonces es dejarla morir o tomar el riesgo—Dijo Andrew más para sí mismo
—Así es
—Entonces tomemos el riesgo—Dijo Andrew decidido.
Andrew soltó la mano de Lita, quien yacía pálida y debilitada, pero entonces un susurro salido de sus labios provocó que se conmoviera.
—Neflyte, no me dejes.
—¡No te dejo, princesa!— Susurró Andrew acariciando su palida mejilla.
Rei, que hasta entonces se había mantenido al margen, se acercó a la cama donde Lita yacía a los pies de la muerte, y comenzó a llenar de ofudas los cuatro puntos cardinales de la cama.
—No compartimos el mismo dios, señorita, pero oraré al mío para que te proteja— Susurró Rei en el idioma de los jovianos.
Mientras Rei elevaba sus plegarias al dios Ares de los marcianos, el asistente de Ami preparó la red de tubos de cristal que canalizarían la sangre a las venas de Lita, a su vez que Ami, con un instrumento de cristal azulado, extrajo la esencia sanguínea de Andrew, la cual comenzó a recolectar en un recipiente de plata.
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Dado que la transferencia de sangre era algo que los jovianos de cloroquinesis consideraban una aberración y que pocos jovianos de electroquinesis aceptaban, no solía haber muchos jovianos que aceptaran donar parte de su esencia incluso aunque fuera para salvar la vida de un ser querido, pues era considerado contra natura.
Así mismo, pese a que se sabía que en planetas con ciencia y tecnología avanzada como Marte y Mercurio la transferencia de sangre era aceptada, los médicos jovianos se rehusaban a aprender el proceso para llevarlo a cabo de manera exitosa, por lo que ante la necesidad de una transferencia de sangre lo común era que se dejara morir a las personas para no caer en el pecado, aunque por supuesto muchos jovianos ricos siempre encontraban la manera aunque no lo aceptarían abiertamente.
Así pues, los reyes de Júpiter al querer salvar a su vastaga estuvieron dispuestos a incurrir en aquello que para los jovianos era un pecado, pero dado que el médico real desconocía el proceso de transferencia de sangre y la princesa estaba muriendo no se tentaron el corazón incluso cuando eso significó la desaparición de tres doncellas de baja casta.
Tras un par de horas en que el médico y dos de sus asistentes estuvieron dentro de los aposentos de la princesa Wanda, este finalmente salió, y al ver su rostro desencajado los reyes temieron lo peor.
—¿Cómo está mi hija?— Cuestionó exigente el rey
—Parece ser que la transferencia de sangre ha salido bien— Respondió el médico con seriedad—Aunque habrá que darle un brebaje que la mantenga dormida durante tres días más porque de estar despierta el dolor de haberse roto varios huesos sería insoportable.
—Pero estará bien. ¿Verdad?— Preguntó la reina
—Vivirá, sí— Aseguró el médico— Aunque es posible que por el daño en la columna tarde un par de años en volver a caminar
La reina rompió a llorar de nuevo, y el rey se llevó las manos a la cabeza.
—Su majesta. ¿Puedo hacerle una pregunta?— Cuestionó con voz temblorosa el médico
—Puede— Dio permiso el monarca
—¿Qué sucedio con las tres doncellas que…
El rey, furioso dio dos pasos frente al médico, y con violencia lo sujeto de la capa.
—¡Le prohibo que vuelva a mencionar ese asunto, doctor!— Le ordenó de manera amenazante— En su vida quiero que vuelva a mencionar ese asunto, así como tampoco quiero que se mencione que mi hija recibió una transferencia de sangre ni el accidente ocurrido esta noche. ¿De acuerdo?
El médico asintió, y ante el temor que sintió comenzó a temblar y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Si ya terminó puede retirarse— Dijo el rey soltándolo— Si mi hija aún necesita de su presencia quédese. Tan pronto como ella pueda estar consciente le pagaré como quedamos.
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Dos años antes…
Dos semanas habían pasado desde que en un baile celebrado en la corte de Venus Andrew quedara prendo de la belleza y el encanto de una joven doncella, quien por azares del destino resulto ser joviana, pero de cloroquinesis, y para variar, nada más y nada menos que la mismísima princesa heredera al trono de Júpiter.
Al saber Andrew quien era la bella joven y revelarle que él era un joviano de electroquinesis que ademas descendía de plebeyos pensó que la dama perdería interés en él; sin embargo, para su sorpresa eso no fue motivo para que la dama lo rechazara, así como tampoco el rey, que pareciendo aprobar que cortejara a su hija invitó a los Hansford a un desayuno.
Tras llegar, y luego de un buen rato en que compartieron la exquisitez de los platillos servidos en el comedor del castillo, la familia real invitó a los Hansford a dar una caminata por los jardines del castillo, y como si ambas familias quisieran que surgiera algo entre sus dos vastagos, les permitieron que tuvieran un poco de privacidad para charlar mientras la princesa le mostraba los jardines, aunque por supuesto, seguidos a prudente distancia de algunas damas nobles de la corte que cuidaban del honor y la reputación de la princesa no dejandola a solas con Andrew.
—Y entonces ¿Qué planeta le gusta más? ¿Júpiter, Terra o Venus?— Preguntó Wanda luego de que Andrew le contara que durante la guerra había vivido fuera de Júpiter.
Andrew estaba por responder, pero entonces, no muy lejos de donde se encontraban escuchó el grito asustado de una dama.
De inmediato, como correspondía a un caballero, corrió hacia donde provenía aquel grito, y quedó sorprendido cuando desde lo alto de un árbol vio caer a una dama.
—¿Se encuentra bien, Milady?— Preguntó cuando llegó hasta donde estaba la dama.
Andrew quedó sorprendido cuando la joven volteó hacia él, y se encontró por tercera vez en su vida con aquella bella joven de ojos esmeraldas y cabello caoba que alguna vez lo había cautivado, pero que también lo había rechazado.
—¿Se lastimó?—Preguntó Andrew agachándose y ofreciéndole su mano para ayudarla a ponerse de pie, sin embargo, ella no respondió a su pregunta ni siquiera para agradecerle sus atenciones, así que ignorando la mano que le ofrecía, se puso de pie y se echó a correr.
—¡Qué vergüenza!—Escuchó tras él la voz de la princesa— Le ofrezco una disculpa por la grosería de la joven—Continuo la princesa—¡Estoy tan apenada!
—¿Quién es ella?— Preguntó Andrew interesado.
De ella, de la chica de aroma a rosas y ojos de esmeralda sólo sabía tres cosas: Que se llamaba Lita, que había estado comprometida con un hombre de Terra y que evidentemente sentía repulsión por su persona
—Es la hija de mi padre—Respondió Wanda—No tiene buenos modales a pesar de que mi padre ha pagado los mejores profesores para instruirla. ¿Entiende ahora porque nunca la lleva a las reuniones ni hace acto de presencia en bailes o banquetes organizados en el castillo?
Fin del flash back
—¿Quién es ella?
La pregunta de Rei interrumpió los pensamientos de Andrew, que luego de que Ami le extranjera la sangre necesaria por indicación de ella misma se sentó a descansar en un sofá dentro de sus aposentos, aunque su mirada, que no se había apartado de Lita lo había llevado a recordar uno de aquellos momentos en que su camino se cruzó con el de ella.
—Una doncella joviana—Respondió Andrew—De Cloroquinesis
Rei lo vio con escrutinio, como si supiera que él le estaba ocultando algo.
—Ya sé que es una joviana de Cloroquinesis—Dijo Rei— Lo que quiero saber es quien es.
Andrew no supo si responder aquella pregunta. Sabía que llevarse a Lita inconsciente era considerado como secuestro ante las leyes de todos los planetas del sistema solar interior, y que por muy bastarda que fuera, muy seguramente al ser hija del rey seuestrarla podría meterlo en serios problemas, así que llevarla al castillo Imperial de Marte le parecía impensable, pues no quería meter en problemas a la familia Imperial.
—Cuando estaba junto a ella tuve visiones horribles— Dijo Rei—Vi a un hombre vestido con un fino ajuar Joviano golpeándola y a ella con mucho miedo, pero por su ropa más bien parece una sirvienta.
—Es hija bastarda del Rey Cedrick—Confesó Andrew
—¿Hermana de la princesa Wanda?— Preguntó Rei sorprendida
—Sí— Respondió Andrew—Cuando la encontré parecía estar huyendo de la guardia real y en un momento en que se sintió atrapada por tres guardias se hirió ella misma. Decidí ir a ayudarla aún a sabiendas que era estúpido enfrentarme a tres hombres, pero por casualidad dos enormes dragones aparecieron y aplastaron a dos de esos hombres. Después pensé en devolverla al castillo pero ese pequeño dragón que no se ha apartado de su lado me dijo que estaba huyendo de su mismo padre que la había vendido para complacer a un hombre.
—¿Qué?—Preguntó Rei con una mezcla de repulsión y rabia—¿Qué no se supone que eso es ilegal en Júpiter?
—En teoría lo es, pero en la práctica es muy distinto— Dijo Andrew— Si ella denuncia a su padre y al que quería comprar su cuerpo tiene que tener pruebas de ello y conseguirlas sería casi imposible. Además su padre no es cualquier hombre sino el Rey de Júpiter.
—¡Por Ares!—Refunfuñó Rei— Para ser un planeta donde adoran a una diosa tienen ideas y costumbres asquerosamente degradantes contra las mujeres.
—Aún así al traerla conmigo podría ser acusado de secuestro —Dijo Andrew—Así que cuando lleguemos a Marte permaneceré en la nave para no meter a tu familia en problemas políticos.
—¡Tonterías!—Exclamó Rei—Salvaste la vida de la doncella así que es un secuestro válido.
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—¿Te consta que el intruso se la llevó por la fuerza y que ella no cooperó?— Preguntó el Rey desde su trono a Fiona.
—¡Sí, majestad!— Respondió Fiona con seguridad.
El Rey Cedrick estaba desconcertado después de escuchar las declaraciones de sus sirvientes que habían presenciado lo que no sabían si era un escape o secuestro de Lita.
John, que era quien esa noche estaba vigilando la torre del ala izquierda aseguraba que era Lita quien lo había golpeado, mientras que Fiona decía que era un Joviano lanzando truenos a quien había visto al llegar a la torre para llevarle los alimentos al guardia, y según ella, era ese hombre quien la había empujado y se había llevado a Lita por la fuerza.
Por otro lado, uno de los guardias que aseguraba haber estado a punto de atraparla dijo que ella en su huida se encontraba sola, pero otros tres de ellos aseguraban que un hombre que lanzaba truenos y se hacía acompañar de tres dragones los había atacado, y otros más aseguraban que un hombre cuyo rostro no vieron se la había llevado montado en un dragón.
—¡Puedes retirarte!— Ordenó el Rey, ante lo cual la sirvienta obedeció.
La desaparición de Lita lo tenía preocupado, aunque no de la misma manera que le preocupaba su amada hija Wanda.
Si en el pasado había aceptado reconocer a Lita como hija no había sido porque él así lo quisiera, sino porque extrañamente la Reina consorte le había insistido en que lo hiciera argumentando que eso mejoraría su dañada imagen ante un gran número de Jovianos que no lo querían y estaban a favor de escoger a un nuevo Rey o abolir la monarquía.
Finalmente, creyendo que hacerse cargo de ella mejoraría su imagen, aunado al hecho de que sólo había podido procrear a su heredera y a su bastarda, decidió reconocer a esta última.
Sin embargo, desde su punto de vista, Lita había hecho de todo para que él no lograra apreciarla: Se parecía demasiado a su madre Lily que era quien con brebajes lo había dejado incapacitado de volver a disfrutar de una hembra y procrear; llamaba "papá" a Ragnar quien había tenido la osadía de robarle a Lily y encima, cuando había considerado casarla con Lord Neflyte a cambio de una buena cantidad de verdeoro, la imprudente se había expuesto, consiguiendo con ello que sabrá quién abusara de ella y le robara la virginidad.
Dos años antes…
El Rey Cedrick sintió que el alma se le escapaba del cuerpo cuando de los labios de su esposa escuchó que Lita había sido encontrada en una cabaña abandonada a las afueras del bosque, con la ropa desgarrada y sangre entre sus piernas que eran la prueba inequívoca de que había sido tomada.
Lo primero que vino a su mente fue que tendría que devolverle a Lord Neflyte Sweeney los cofres con verdeoro que le había pagado para poder desposar a Lita, y que seguramente pediría que le devolviera cuando supiera lo ocurrido, pues incluso aunque intentaran usar algún truco para que Lita manchara de sangre la sábana durante su noche de bodas, engañar al Lord que tenía poderes de clarividencia era arriesgado.
Furioso ante la noticia, salió dando grandes zancadas de la sala de trono y subió las escaleras de caracol hasta llegar a los aposentos de Lita, cuya puerta abrió sin pedir permiso, encontrándose con su bastarda que tenía golpes en el rostro, marcas de la lujuria en el pecho, y que encima temblaba y lloraba asustada mientras Fiona y la matrona trataban de tranquilizarla.
—¡Cómo pudiste, maldita ramera!—Refunfuñó
—¡Majestad, no fue culpa de la señorita!—Exclamó Fiona
El Rey, lleno de furia y con brusquedad, empujó a Fiona apartándola de Lita, y al tener frente a si a su bastarda, no conforme con las heridas que ya tenía le metió una sonora bofetada, provocando que ante la fuerza del golpe se le abriera una herida.
Lita trató de saltar al otro extremo de la cama para ponerse a salvo, pero el furioso Rey utilizó sus poderes de Cloroquinesis y creó una cuerda de enredaderas con la que la atrapó y la arrastró a sus pies.
—¡Eres una maldita decepción!—Le gritó furioso— Y con un látigo comenzó a golpearla sin importar el llanto desgarrador de su hija, pues de alguna manera debía sacar su furia ahora que sabía que tendría que devolverle el dinero a Lord Neflyte.
Fin del flash back
—¡Majestad!
El llamado del mensajero real interrumpió sus pensamientos, haciéndolo volver a la realidad.
—¿Ya encontraron a Lita?— Preguntó
—No, majestad—Respondió el mensajero— Mi presencia es para informarle que Lord Neflyte Sweeney del Norte de Terra está aquí y solicita una audiencia con usted.
El Rey Cedrick comenzó a sudar de nervios ante aquella noticia.
Cuando Lord Neflyte Sweeney había roto su compromiso con Lita se había ido de Júpiter sin reclamar el verdeoro que había pagado por desposarla, y aunque a las pocas semanas había aceptado una suma igual por parte de su sobrino Lord Aren a cambio de saciar su lujuria con Lita sin represalias, a dos años el Rey ya se había gastado el dinero que pagó Lord Neflyte creyendo que ya no lo reclamaría, y también el que había pagado su sobrino por tenerla.
Sin embargo, después de dos años Lord Neflyte estaba ahí, y supuso que era para reclamar su dinero.
—¡No puede ser!—Gritó frustrado—¡Esa maldita bastarda no hace nada más que decepcionarme más cada día!
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Para fortuna de Neflyte, no pasó mucho tiempo desde su llegada al castillo Ios hasta el momento en que le fue concedida una audiencia con el Rey, así que de inmediato fue invitado a pasar a la sala del trono, donde un afligido Rey Cedrick lo esperaba.
—¡Un honor estar ante su presencia, majestad!— Exclamó por mero protocolo haciendo una reverencia.
De los ojos del Rey Cedrick escaparon un par de lagrimas, y Lord Neflyte temió lo peor.
—¿Sucede algo, majestad?— Preguntó temeroso de que aquella premonición en la que había visto a Lita moribunda y que lo había llevado hasta Júpiter se hubiera hecho realidad.
—El castillo fue atacado el día dia de ayer— Dijo el Rey Cedrick lloroso— Dejaron moribunda a mi hija Wanda y secuestraron a mi hija Lita
—¿Lita, mi Lita secuestrada?— Preguntó Neflyte sintiendo que se le iba el alma al escuchar aquella noticia— ¿Quién?— Pregunto exigente— ¿Quién se atrevio a hacerle daño?
—¡No lo sé!— Exclamó el Rey Cedrick con la voz a punto de rompersele— Sólo sabemos que fue un asqueroso joviano de electroquinesis pero la mitad de la poblacion de Jupiter pertenece a esa maldita asquerosa raza.
El Rey Cedrick rompió en llanto, y los ojos atormentados de Lord Neflyte también se vieron empañados por las lágrimas, que después fueron acompañados de un grito ahogado ante la impotencia de aquella visión en la que veía moribunda a su amada, a merced de sabrá quién.
—¡No, mi Lita, mi amada Lita!— Exclamó Neflyte temblando ante la desesperacion por no poder hacer nada.
De pronto no sólo se vio invadido por la tristeza y el miedo ante lo que le pudiera estar pasando, sino también ante el remordimiento al recordar aquel momento en que su orgullo de hombre le había llevado a abandonarla no pudiendo soportar que ya no fuera virgen.
Dos años antes…
Saber que su amada habia sido mancillada era algo que Neflyte no podía soportar. La amaba, por supuesto que sí, y por ella había dejado de ser un casanova que se divertía en la cama de toda hermosa mujer que se lo permitiera, sin embargo, de Lita no lo había enamorado su belleza, sino su dulzura, su inocencia, su pureza y su recato.
Imaginar que sería la comidilla de la alta sociedad cuando supieran que Lita había estado en el lecho de otro por un momento le hizo pensar en irse del castillo sin siquiera volver a verla, pero sabía que la echaría de menos y que sufriría su ausencia, por lo que decidió que exigiría un juicio por combate a aquel que había deshonrado a su amada, pues derrotándolo era la unica manera en que podría tomarla por esposa sin ser el hazme reír de todos, por lo que exigió verla.
Tras ser conducido a los aposentos de su amada por una sirvienta y el mismo Rey, llegó a aquella alcoba que nunca había pisado, y al abrirse la puerta se encontró con que su amada tenía sometida la la reina en el piso, propinándole un par de golpes.
—¿Se puede saber que espectáculo es este?— Gritó furioso el rey
Lita entonces se detuvo, y la Reina se puso de pie con dignidad, tratando de contener una sonrisa
—¡Déjala, Cedrick!— Pidió la riena— Así Lord Neflyte se da cuenta de la clase de mujer con la que pretende casarse.
Lita entonces se dio media vuelta, y Neflyte se encontró con su amada. Sin embargo, en vez de lucir radiante y fresca como siempre en esta ocasión lucia distinta. Sus ojos siempre brillantes estaban hinchados y enrojecidos, su larga melena de ondas color caoba eran un desastre, su rostro de mejillas rosadas ahora lucía pálido, haciendo resaltar moretones de los golpes que alguien le habia propinado, y en la piel del nacimiento de sus senos, Neflyte vio las marcas de la lujuria.
Al ver las marcas de que había sido tocada por otro se quedó paralizado, incapaz de acercarse a ella.
—¡Nef!— Susurró ella con la voz a punto de quebrarsele.
—¡Dime quién fue!— Exigió Neflyte
Lita rompió a llorar de nuevo, incapaz de emitir palabra alguna, y Neflyte se sintió furioso, así que desesperado por escuchar el nombre del que la había deshonrado volvió a exigirle de nuevo.
—¡La unica manera de reparar nuestro honor sera mediante un juicio por combate, así que necesito que me digas quien fue!
Un sollozo desgarrador escapó de la garganta de Lita, y ella comenzó a temblar.
—¡Sácame de aquí!— Suplicó Lita entre lágrimas— ¡No quiero seguir aquí!
Ante la renuencia de su amada de revelar la identidad de quien la había deshonrado, Neflyte se sintió furioso, así que se acercó a ella y la tomó de los hombros, sacudiendola con fuerza.
—¡Con un demonios que me digas quién fue!— Le gritó
—¡Sácame de aquí, no quiero estar aquí!— Suplicó ella
Sin embargo, por mucho que la amara Neflyte supo que no iba a soportar el recuerdo de saber que otro antes de él la había tocado, otro al que Lita parecía querer proteger no revelando su identidad, así que tan dolido como furioso la soltó y se dio media vuelta decidido a irse de Júpiter y nunca mas volver, ignorando las súplicas de Lita que le imploraba que no la dejara.
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Despues de mucho tiempo en que todo a su alrededor era oscuridad, de pronto en medio de una espesa niebla blanca ante los ojos de Lita se materializó un hermoso jardín botánico lleno de grandes arboles , preciosas flores de diversos solores y dos hermosas fuentes de las que caía agua en colores tornasol y de donde varios cachorros de dragon bebian.
A pesar de verse sola, estar ahí le llenó de paz, pero entonces, en aquel lugar donde sólo se escuchaba el canto de los pájaros le pareció escuchar la hermosa voz de su padre entonando una canción y la hermosa risa de su madre.
Aquello llenó su alma de dicha, pues durante años los había añorado, y escucharlos de nuevo cuando ellos ya habian fallecido sólo significaba una cosa. Ella ahora tampoco pertenecía al mundo de los vivos y se encontraba en el Tir Na Nog, junto a ellos.
—¡Mamá, papá!— Gritó emocionada
Tras su llamado, de entre los arboles vio aparecer a su madre, una hermosa mujer de cabellos ondulado color caoba y ojos color miel, y a su apuesto padre, un hombre alto de cabello marrón y ojos color musgo.
—¡Lita, mi preciosa bebe!— Exclamó la mujer
Al verlos, Lita corrio hasta ellos, y en el camino, su padre le dio alcance, alzandola en brazos cuando la distancia que los separaba se rompió.
—¡Mi niña, mi preciosa hijita!— Exclamó el hombre lleno de júbilo— ¡Cuánto he deseado poder verte y consolarte por todo lo que has sufrido!
Cuando su padre la dejó de nuevo de pie en el pasto, su madre la abrazó y la llenó de besos, y de los ojos de Lita emergieron lágrimas de alegría al saber que en ese paraíso ya estaba lejos del alcance de los reyes de Júpiter.
—¡Papá, mamá!— Exclamó llorosa— ¡Los extrañé mucho! Me alegra que al fin estaremos juntos, sólo lamento que Haruka y Thorakar…
—Pronto volveras a ver a Haruka y Thorakar, mi niña— Le dijo su madre
—¿Van a morir?— Preguntó
—A Haruka y Thorakar les queda una larga vida, mi pequeña— Le dijo su padre
—¿Entonces como es que voy a volver a verlos si ellos estan vivos y yo…
—Porque tú no estás muerta— Le dijo su madre— Esttas en la dimensión intermedia, esa que separa el mundo de los muertos del de los vivos, pero pronto despertarás porque aún no ha llegado tu tiempo.
Lita no supo como tomar aquella noticia. Ciertamente, escapar de Júpiter le había hecho mucha ilusión en los últimos días, pero ahora que estaba en ese maravilloso lugar, junto a sus amados padres, sin tener que huir, sin el miedo a que la lastimaran deseó quedarse.
—¡Yo no quiero volver!— Exclamó— ¡Quiero quedarme aquí
—Te falta mucho por vivir hijita— Le dijo su madre—Te prometo que cuando despiertes ya no estarás al alcance de los reyes…
—Pero
—Haruka y Thorakar están sufriendo— Le dijo su madre— Y además mereces vivir una vida feliz, enamorarte y ser amada.
Lita sonrió con amargura al escuchar aquello último. Enamorada ya estaba, y si seguía siendo amada por Neflyte no lo sabía, pero si algo era cierto era que él hace tiempo había decidido sacarla de su vida.
—¿Y quién me va a querer despues de…
Le avergonzo mencionar lo que aquellos tres infames le habian hecho a su cuerpo, y lo único que salió de su garganta fue un sollozo, pero entonces su padre la estrechó en un fuerte abrazo.
—¡No digas eso mi bebé!— Le susurró su padre— No eres culpable de lo que te sucedio, no tienes que sentir vergüenza.
Su madre también la rodeó en un abrazo, en ese abrazo que Lita necesitó cuando la desgracia había caído sobre ella.
—Serás tan amada como tu padre me amo a mi, mi niña— Le dijo su madre
—¿Neflyte me perdonará?— Preguntó esperanzada
—Él no tiene nada que perdonarte mi pequeña florecilla— Respondió su padre mientras le acariciaba el cabello
—¿Entonces él volvera conmigo?
De los labios de su padre y de su madre no salieron mas palabras. De pronto, Lita dejó de sentir la calidez de aquellos abrazos que tanto había añorado, y la presencia de sus padres desapareció como si nunca hubieran estado ahí.
—¡Papá, mamá, Neflyte!— Susurró
De nuevo todo se oscureció a su alrededor, los párpados comenzaron a pesarle, la luz proveniente de quien sabe donde comenzó a molestarle en los ojos. Era incapaz de ver con claridad pues todo a su alrededor eran manchas, pero entonces sintió una mano dándole una palmadita en el hombro.
—Pronto lo verás— Susurró una voz masculina que no era la de su padre ni la de Neflyte.
La luz de pronto dejó de molestar, y entonces, cuando su vista se aclaró se encontró con la mirada del color de los mares de Andrew Hansford, aquel hombre que hasta hace poco había sido el futuro marido de su media hermana, el mismo con el que ella en tres ocasiones había pecado de grosera.
Cuando su vista se amplió, se dio cuenta de que estaba en unos elegante y excentricos aposentos en los que solamente estaban ella y él, y entonces, su corazón comenzó a latir mas rápido cuando se dio cuenta de que estaba viva y que muy seguramente su padre la había vendido a Andrew Hansford para saciar su lujuria.
—¡No se atreva a tocarme!— Amenazó Lita pese a que se sentía mareada y débil.
!Hola!
Pues bien, espero que este capítulo les haya gustado.
Como les comente en el capítulo anterior me propuse actualizar cada sabado y pretendo cumplirlo.
Hospitaller Knight, Maga del mal, gracias a las dos por sus reviews, amigas.
También gracias a los lectores fantasmas.
En fin, no digo mas porque voy a salir de viaje este fin de semana y ando apuradita.
¡Saludos!
Edythe.
