Nuevos Comienzos

AVISO: ESTE CAPITULO CONTIENE LEMON CON LENGUAJE FUERTE

Ciudad Argentum.

Con el correr de los días Ami y Charlie seguían viéndose cuando tuviesen tiempo y aquella noche acordaron verse fuera del palacio de Cristal.

Ami lucía muy bonita con un vestido corto color plateado y él pantalones negros con sostenes hasta los hombros y camisa azul oscuro manga corta.

Ella había aprovechado para hablar unos asuntos con la reina antes de ver a Nash y ahora, ellos dos caminaban juntos por el jardín del palacio Real lado a lado bajo la luz suave de la luna llena.

El aire estaba plagado de la fragancia de las flores y el sonido de los grillos.

Ami se sentía cómoda junto a Charlie, disfrutando de su compañía y de la tranquilidad del momento.

- Me encanta este lugar, las estrellas parecen tan cerca - dijo la peliazulada mirando hacia arriba

Nash sonrió y tomó su mano.

- Es como si el universo estuviera conspirando para que estuviéramos juntos - respondió el rubio de fleco pronunciado, Ami se ruborizó y apretó su mano

- Eso es muy romántico - alabó ella complacida

Ellos siguieron caminando y él la llevó a un estanque rodeado de flores de loto, el reflejo de la luna en el agua creaba un efecto mágico.

- Es hermoso - sonrió Ami, admirando el paisaje

Nash sonrió y se acercó a ella.

- No tanto como tú - confesó él mirándola a los ojos, ella se ruborizó de nuevo y bajó la mirada, él la hizo mirarla otra vez - Eres increíble Ami, me haces sentir vivo.

Ella se sintió conmovida por las palabras de él y se le acercó, su corazón latía rápido en el ínterin que el ex piloto norteamericano la abrazaba y la besaba suavemente en la mejilla.

- Quiero pasar más momentos como estos contigo - dijo Charlie lleno de emoción, ella sonrió y se apretó de nuevo junto a él

- Yo también - confesó la chica dichosa

Después del estanque, Charlie y Ami continuaron con su paseo por el jardín, disfrutando del silencio y la compañía mutua.

La luna seguía iluminando su camino y las sombrías de los árboles bailaban en el suelo.

Llegaron a un puente de piedra que cruzaba un arroyo de agua, el de lentes transparentes se detuvo en el centro del puente y se volvió hacia Ami.

- ¿Sabes qué me gusta de ti? - preguntó él, mirándola con intensidad

- No, ¿Qué? - quiso saber la gobernadora del norte, sonriendo y encogiéndose de hombros, Charlie se acercó a ella

- Tu sonrisa, tu risa, tu forma de ver el mundo, todo en ti me hace sentir especial - dijo el rubio con sinceridad

Ella se sintió conmovida por sus palabras y se acercó nuevamente a él, su corazón latía rápido mientras Nash la tomaba en sus brazos.

En ese momento, el cielo estalló en un espectáculo de estrellas fugaces, Nash y Ami miraron hacia arriba admirando la belleza del universo.

- Es un signo, de que estamos destinados a estar juntos - confesó él sonriendo

- Creo que tienes razón - correspondió la senshi del conocimiento y se apretó contra él

Y con eso, Charlie la besó bajo las estrellas, entregándose Ami a aquel.

Después del beso, ambos se miraron a los ojos sonriendo.

- Me siento tan feliz contigo - dijo Ami con una voz apenas audible

- Yo también, me encanta cómo te sientes en los brazos - contestó el norteamericano acariciando el cabello de ella

- Me encanta cómo me haces sentir - se ruborizó la chica apretándose de nuevo contra él

Nash sonrió y la besó de nuevo.

- Eso es porque eres bien bonita y única, todo un ejemplo para seguir - la alabó el del fleco pronunciado

- Eres muy romántico - afirmó la de pelo azul corto riendo

Charlie se encogió de hombros y abrió un poco los brazos.

- Simplemente soy sincero, eres genial y hermosa - aseguró el de lentes transparentes

Ella se sintió una vez más conmovida por sus palabras.

- Yo pienso lo mismo de ti - correspondió la gobernadora de Ciudad Aquae complacida y siendo también sincera

En ese momento, el silencio entre ellos fue cómodo como si no necesitarán palabras para entenderse.

Después del paseo, Charlie llevó a Ami a una casa pequeña de té escondida en el jardín. La habitación estaba iluminada sólo por velas y el fuego de la chimenea.

Ami se sintió envuelta por la intimidad del lugar y la mirada apasionada de Nash.

El lugar estaba impregnado por la mezcla del aroma a te con el de las flores en el jardín traído por el viento el cual producía ruido de las hojas del jardín movidos por aquel.

- Charlie, esto es... - comenzó a decir ella

- Es nuestro momento - se limitó a decir él acercándose a ella

Su beso fue suave al principio pero pronto se intensificó, ella se derritió en sus brazos, sintiendo la pasión y el deseo que había estado creciendo entre ellos.

Ambos se separaron y se miraron sonrientes tomados de las manos unos momentos, solo se oía el crepitar del fuego de la fogata.

- Oye, hay algo que quiero consultarte... en caso de que nuestra relación prospere, ¿Qué vas a hacer con tu puesto allá en América? - indagó la peliazul expectante, atenta estaba a lo que él dijese

- Imagino que tú tienes una vida establecida aquí aparte de tus amistades y familia ... - dedujo él poniéndose serio

- La verdad es que sí - asintió Ami afirmativamente con la cabeza

- Si es importante para ti, estoy dispuesto a mudarme aquí y rehacer mi vida acá junto a ti - le sonrió amablemente

- ¿Harías eso por mi? - sonrió amplia mente la chica antes de abrazarlo y besarlo apasionadamente

Nash la llevó hacia el sofá donde la luz de las velas bailaba en las sombras, aquel estaba forrado con un curro negro muy suave aunque algo grueso, lo hacía muy cómodo al ser de dos plazas, los cojines poseían fundas de tela de algodón puro, suaves al tacto.
Ami se sintió envuelta por la calidez del fuego y el aroma a te que impregnaba el aire. Nash se sentó junto a ella, la tomó de un mano y la miró con intensidad.

Ami sonrió y sintió el calor de su piel además del ritmo de su respiración, Charlie se acercó a ella la cual sintió el aliento cálido del hombre en una oreja y la chica se estremeció de placer.

Ella sintió luego una de las manos de él sobre una de sus piernas cruzadas y le gustó el contacto, supo que estaba lista para dar un paso más cuando le permitió subir la mano hacia más arriba, para el lado de la falda del vestido.

Ami besó a Charlie en los labios y lo abrazó, él llevó una mano a una nalga de ella y esta lo permitió.

La peliazul se derretía por el contacto y entraba en calor, el beso que aún duraba se profundizó y aquella se sintió envuelta por la pasión y el deseo.

- No sé si sea muy pronto para esto, debes saber que soy racional y centrada, tú como psicólogo debes serlo también... - dijo ella respirando hondo al mismo tiempo que seguía besándolo con más intensidad, como con cierta desesperación y a él le pasaba lo mismo

- No te hagas problema, no te forzaré a nada que no quieras - contestó Nash metiendo una de sus manos bajo la falda de ella

- Supe que estaba enamorándome de ti cuando caíste en poder de Neherenia, estaba preocupada por ti, temía que no sobrevivieras pero por suerte todo salió bien - confesó la de pelo corto deteniéndose un momento y mirándolo a los ojos

- Y yo agradezco el no haberte hecho daño alguno, no me lo hubiera perdonado - hizo lo propio él acariciándole el pelo con la otra mano - En mi caso, creo que me enamoraste desde la primera vez que te vi en la fiesta del cumpleaños de la reina y la princesa - continuó

La muchacha sonrió y los besos se reanudaron cada vez con mayor desesperación y caricias más atrevidas.

- En verdad no sé si sea muy pronto... - insistió ella desabrochándole la camisa a él y resbalándole los tirantes del pantalón

- Cierto, no llevamos mucho de salir y ponernos de novios... - coincidió Nash tocándole suavemente uno de los senos con una mano y con la otra subiéndole la minifalda, ella se levantó un poco para permitírselo

- Creo que no es correcto todavía pero no puedo controlarme... - dijo Ami quitándole la camisa a Charlie, quedando solo el musculoso torso de este con la placa de identificación militar colgando en el pecho

- Lo mismo digo yo, mis manos se mueven solas... - murmuró el de ojos celestes al oído de ella al mismo tiempo que le resbalaba la parte superior del vestido después del cierre de la espalda dejándola solo con el corpiño azul marino, mismo color que la bombacha

- ¿Sabes? Soy nueva en esto de las artes amatorias, Mina me estuvo enseñando cosas que me da vergüenza decir... ¿Tienes protección? - confesó la chica con timidez

- No tengo pero no te preocupes, no te abandonaré... si te embarazo lo criaremos juntos - buscó garantizar el rubio de fleco pronunciado

- Conste que tú lo prometiste, ¿Eh? - le sonrió Ami sonrojada, quitándole los lentes y recorriéndole con ambas manos el bien trabajado torso - Pero no me dijiste si tienes experiencia - quiso saber antes de volver a besarlo con mayor intensidad que antes

- Sí, tengo algo de experiencia, descuida... fueron relaciones todas pasadas, ninguna forma parte de mi vida ya - informó el rubio acariciando ambas nalgas con las manos

- Eso espero... - balbuceó ella antes de desabrocharle el cinturón al hombre junto con la cremallera

Nash acabó de quitarse los pantalones además de sacarle el corpiño a ella dejando sus enormes senos al descubierto, aquel se deleitó con la vista y los besó aparte de masajearlos levemente Ami gemía de placer y le acariciaba los cabellos con los ojos cerrados.

Luego de esto, los besos se reanudaron en el ínterin que ella se apretaba contra él y se frotaba, ambos demandaban cada vez más del otro.

Transcurridos unos instantes, Ami se agachó frente a Charlie y empezó a frotar sus senos contra la entrepierna de él, quien gozaba del contacto lo mismo que ella al sentir como la masculinidad se le ponía más dura y de mayor tamaño.

Luego de unos momentos haciendo esto, la de cabello corto azul le resbaló el bóxer a su ahora novio.

- ¡Guau! ¡Que gran cosa, la quiero adentro! - se le escaparon de los labios como si fuera un borbotón de agua caliente a ella, con el miembro delante de su rostro - ¡Oh perdón! ¡Se me escapó! No hablo así, créeme... es que Mina me dijo que fuera atrevida... - cayó en cuenta con la cara roja, de lo que acababa de decir

- No te preocupes, no pasa nada... tu belleza e inteligencia no disminuyen - le sonrió Charlie riendo levemente

Ami lo miró complacida y sin perder tiempo, puso el miembro de él entre sus senos y el hombre los apretó con ambas manos, ella empezó a moverse rítmicamente hacia arriba y abajo en cuclillas.

- Oh sí, me encanta tu par de enormes y suaves pechos... - murmuraba él con los ojos cerrados disfrutando del contacto y sintiéndose como en las nubes

La misma acción continuó hasta que él se derramó sobre los pechos y la cara de ella, sin perdida de tiempo la muchacha se paró y el hombre le resbaló la bombacha antes de continuar besándose desesperadamente mientras se acostaban en el sillón con ella encima.

Los senos de Ami sobre el torso de él y el roce de ambas zonas íntimas subían más la temperatura y la demanda de uno respecto del otro.

Ambos deseaban hacerse uno solo en ese momento, parecía que el entorno se quedaba a oscuras y que solo estaban ellos dos y nada más.

Al crepitar del fuego de la fogata se le sumó el sonido de la voz de Ami gimiendo cuando Charlie la penetró.

Sin perder tiempo se dieron vuelta y él quedó sobre ella, las embestidas empezaron rápido y los gemidos mutuos tampoco tardaron en llegar.

Los movimientos eran desesperados, ambos ansiaban más y más uno del otro.

- Así... así... dame más duro... mi amor, aaahhh que rico... bombea más, te amo - susurraba Ami con los ojos cerrados y abrazando a Nash con los brazos por el torso y ambas piernas por la cadera, totalmente excitada y presa de la pasión y la lujuria - Me haces sentir completa...

- Me haces sentir seguro, nunca me había sentido así con nadie.

El se encontraba igual y por ende se movía con mayor desesperación hasta que la explosión llegó y el líquido inundó y recorrió el interior de la intimidad de ella.

Transpirados y sonrientes rieron levemente y se besaron sonrientes, confesándose su amor.

- Esta experiencia es nueva para mí, me has hecho sentir muy feliz, Charlie - aseguró dichosa la de pelo azul corto

- Me alegra oír eso, yo también lo soy contigo, me esforzaré porque nuestro amor dure por siempre - la imitó el rubio norteamericano - Oye, ¿Te animas a más? - quiso saber acto seguido y enseguida le susurró algo al oído

Ella se sonrojó al máximo y se puso nerviosa pero aceptó.

Ellos hicieron el amor algunas veces más hasta que se pusieron de pie y ella se colocó de rodillas en el suelo contra el sofá, él se deslizó hacia abajo besando su cuello, luego se frotaba contra ella y frotaba su miembro contra el trasero de ella.

Ambos sentían el calor de la piel del otro como así también el olor del sudor y pasión.

Transcurrido un rato de esa forma, hizo lo mismo que antes Ami hiciera con sus senos pero ahora con los glúteos de la chica, moviéndose él con suavidad y lentitud hacia arriba y abajo.

Ami gemía y gozaba sintiendo aquella dureza en el medio de su trasero.

Luego de acabar de nuevo, se introdujo a ella por detrás y de esa forma repitieron lo de antes, Ami sintió dolor pero no se arrepintió de ello, así pasarían el resto de la noche.

Ambos se veían cada vez que tenían tiempo y su relación marchaba viento en popa, compartían conocimiento de las disciplinas que dominaban y también se divertían jugando ajedrez.

Nash cumpliría su palabra y se mudaría a Japón, por amor a Ami y ella renunciaría a su empleo de médica, para tener más tiempo de estar con Charlie.

Y al mismo tiempo que en el jardín del palacio, Nash y Ami miraban las estrellas fugaces y luego se entregaban al placer y la pasión, en la región sur de la megalópolis, Mamoru hacia lo mismo en el ínterin que andaba por las calles del distrito al estilo japonés tradicional antiguo mezclado con el moderno.

Ya no vestía su elegante ropa de etiqueta real, iba con un pantalón de jean color azul oscuro con botas marrón oscuro metidas bajo aquellos, encima una playera blanca ajustada que le marcaba el torso bien trabajado que llevaba debajo de una campera de cuero negra y en las manos unos guantes que le dejaban los dedos al descubierto, del mismo color y material que la campera.

El viento jugaba con su cabello y la expresión de su rostro era serio, recordaba cómo Serena le rogara hace un par de horas atrás que por favor reconsiderara su decisión pero... la misma de parte de él era firme, el divorcio era un hecho.

Siendo consciente de ello, empezaba a sentirse más afuera que adentro del palacio Real, tenía ganas de caminar por Ciudad Ígnea... ¿Qué había ido a hacer allí?

¿Ir a la cárcel a hablar con Rei? Nada tenía ya que hablar con ella fuera del engaño del ex esposo de ella con Serena.

¿Ir a ver a Hotaru para hablar sobre temas de la gobernación? De eso ya se encargaría Neo Serenity cuando lo creyera necesario, él no se preocuparía de ese asunto.

¿Ir a Hikawa tal vez? Solo si fuera a hacer un pedido, de lo contrario nada tenía que hacer ahí.

De modo que lo pensó y hacia dicho santuario se dirigió a paso ligero, en silencio pasó entre la gente por la calle y de prisa llegó al templo.

Subió las escaleras y cruzó el torii de la entrada, observó unos momentos el patio el cual se hallaba desierto, sólo las hojas de los árboles eran movidos por el viento.

Sobre el suelo, algunas hojas caídas bailaban debido a aquel.

Sin pérdida se tiempo se dirigió hasta la fuente con agua para la purificación, tomó el cucharón de madera y procedió a purificarse de igual manera que hizo Mirajane aquella vez que estuvo ahí mismo con Ralf.

Al finalizar el procedimiento, se dirigió al sitio de oraciones allí se detuvo frente al mismo, de igual forma que la albina hiciera, juntó sus manos y cerró sus ojos, echó dinero por entre la rejilla en el interior de la caja y tiró de la cuerda haciendo sonar las campanas.

Al finalizar el procedimiento habiendo realizado su oración, retrocedió unos pocos pasos y observó hacia la casa, dentro había luz por lo que dedujo que alguien se encontraba dentro.

- ¿Majestad? ¿Es usted? - oyó una voz femenina a sus espaldas

Él se dio vuelta y vio a Setsuna parada detrás suyo, con cara de sorpresa y el cabello ligeramente movido por el viento.

No sabía porqué pero se alegraba de verla y sonrió, quizá le atrajeron su cabello y su belleza.

- El mismo, ¿Porqué la sorpresa? - indagó Darien saludando

- No es que... con esa ropa se ve usted tan... ¿guapo?¿rudo? - lo observó ella con un ligero sonrojo - ¿Qué anda haciendo acá, majestad? - indagó acto seguido

- Tenía ganas de pasear y vine a Ciudad Ígnea y de paso aproveché a pasar por aquí y hacer mi pedido, pero es raro verte a ti aquí ahora de noche - respondió señalando con una mano la caja del sitio de oraciones - No sé si estará la hija de Rei o quién dentro de la casa - miró él de nuevo en dirección a la misma

- Se encuentra el joven Chad, Risa viene a trabajar medio tiempo ella vive en Ciudad Lignum con el papá - explicó ella meneando con la cabeza - Venia a hablar un asunto con él - explicó a continuación

- ¿El hijo de Kumada? ¿Que asunto tienes con él? - quiso saber el aún rey señalando con el pulgar hacia la casa con la mano cerrada

Setsuna bajó la mirada y se tomó unos segundos para responder.

- Verá... él dijo que hablaría con su padre para que este me diera una compensación económica a causa de los problemas que él nos ha causado, pero la verdad es que el papá de él ya nos había dado una ni bien se supo la verdad sobre Chad - explicó ella respirando hondo, él asintió con la cabeza intrigado

- ¿Otra compensación económica? ¿Qué sucedió? - preguntó Mamoru con su curiosidad aumentando

- Verá... después de la batalla contra Neherenia, el restaurante ha perdido clientela , no dejo de preocuparme por el futuro del negocio - respondió Setsuna suspirando

- Lo siento, no sabía que las cosas estaban mal ahora - dijo Darien frunciendo el ceño, recordando todos los eventos mencionados

- Gracias majestad, por eso una segunda ayuda me vendría bien - afirmó la apuesta morena sonriendo débilmente

El asintió con la cabeza, pensativo, sentía que tenía también que ayudarla con el problema ese, por su parte, ella pudo haberse negado a revelar lo que pasaba pero por tratarse de Endymion prefirió hablar, al fin y al cabo lo había admirado y sentido fuertes sentimientos por este desde hace mucho tiempo.

- Haré algo al respecto, me aseguraré de que tu restaurante no sufra por nada que no es su culpa - decidió Darien con voz firme

- Gracias, majestad, significa mucho para mí - dijo Setsuna mirándolo con sorpresa y gratitud

Mamoru sonrió ligeramente y agitó una mano en señal de que se despreocupara.

- No es necesario que me llames majestad aquí fuera del palacio, por mi nombre de pila está bien - dijo el de pelo negro con voz suave

Setsuna sonrió y su rostro se iluminó de buen ánimo.

- Darien, entonces... - respondió la de ojos rojizos en voz baja

La afinidad entre ellos se había hecho más evidente, sin duda alguna el hecho de que él fuera a separarse de su mujer influía mucho en eso y lo favorecía, ahora él buscaba un nuevo propósito aparte de apoyar a quien aún consideraba su hija por más que no fuera biológica, Chibiusa.

Setsuna sentía el pecho latir de buen ánimo por la confianza que le daba el todavía rey de Tokyo de Cristal y se acercó a él unos pasos, sentía una sensación de seguridad cerca de él como si Mamoru sin duda alguna pudiera hacer que todo saliera bien, más allá de su posición de soberano.

El se sintió atraído por la luz en los ojos de Setsuna cuando sonreía, no se sentía bien si no la protegía y ayudaba a asegurar que su restaurante estuviera bien, estaba admirada por su determinación y compasión.

- Sí, seguramente como aún soy rey podré hacer algo... descuida - habló él acercándose más a ella

- ¿No lo tomará mal su mujer? - indagó la de cabello verdoso oscuro, sintiéndose nerviosa bajo la intensa mirada de Mamoru, pero no se apartó

- Ella no tiene derecho a decirme nada, además... nos vamos a divorciar así que es como si ya estuviera libre - suspiró el de ojos celestes levantando las cejas mientras Setsuna se acercaba a él

- Muchas gracias por entenderme y por su ayuda, significa mucho para mí - sonrió la morena, el hombre asintió y acercó su rostro al de Setsuna

- Haré todo lo posible por ayudarte, no te preocupes - afirmó el de cabello negro devolviéndole la sonrisa

La proximidad entre ellos era algo casi palpable, ella podía sentir el calor de la piel de él y su corazón latía más rápido, Darien estaba en ese momento más cerca suyo como nunca antes había estado y eso la alegraba para sus adentros provocando un sonrojo en ella.

En ese momento, alguien salía del interior de la casa e interrumpía el momento entre ellos.

- Me pareció que había oído gente y creí que era gente para comprar algún amuleto, ¿Señorita Meiou? ¿Majestad? que sorpresa verlos juntos aquí a esta hora de la noche - caminó lentamente Chad sonriendo levemente y con amabilidad

- Yo venía solamente a hacer mi pedido en oración y eso había hecho cuando me encontré a Setsuna, ningún otro asunto tenía aquí - respondió Mamoru seriamente

- Yo quería hablar con usted sobre el tema de la compensación que me prometió, joven Chad - aseguró la morena de ojos rojizos

- Cierto, pueden pasar ambos si lo desean - ofreció gentilmente el muchacho extendiendo una mano hacia el interior de la casa

- Yo te espero aquí, pasa y habla tú tranquila - le sonrió Darien

Ella asintió con la cabeza y le agradeció, luego caminó acompañada de Chad hasta el interior de la casa estilo japonés antiguo.

Por su parte, el rey caminó unos pasos hacia el torii de la entrada y se quedó en silencio esperándola, al voltear la vista y ver el santuario, no pudo evitar sentir algo de nostalgia de la época cuando él mismo era un estudiante universitario y estaba de novio con Serena, cuando ellas se reunían en ese mismo lugar en plan amistoso o para estudiar o planear el procedimiento de las misiones.

Ya dentro de la casa, Setsuna se sentó en el sillón del living y Chad le ofreció algo para tomar, cosa que ella rechazó cortesmente.

- Respecto a lo de la compensación, aparte de la multa que me había impuesto la reina, le había dicho que hablaré con mi padre para que le dé más dinero, por la suma no se preocupe que a mi familia le sobra, mi papá es uno de los empresarios más ricos de Japón - comentó Chad serio y calmado sentándose al lado de ella

- Se lo agradecería, las cosas no han ido bien en el restaurante Magnolia este último tiempo y ese dinero me viene bien - suspiró Setsuna bajando la vista y tomándose el entrecejo con los dedos de una mano

- Bueno, pues le diré a papá que se ponga en contacto con usted para que le pida el monto que usted quiera - le sonrió levemente el chico - Espero que la vida mejore - añadió a continuación

- Eso espero, ese restaurante es una parte importante de mi vida y no lo quiero perder - aseguró Setsuna con honestidad - Se lo agradezco, venía a asegurarme de que usted lo haría - le sonrió ella

- Cumpliré con mi palabra, yo la había dado - levantó el se cabello castaño largo una mano

- Por cierto, ¿Cómo maneja Hikawa? ¿Ha visitado a lady Mars? - quiso saber la de cabello verdoso oscuro

- Bien dentro de todo, la vida aquí me ha hecho mucho bien, he ido a visitar a la señorita Rei algunas veces ya, le es dificultoso su actual modo de vida pero sé que saldrá adelante - sonrió el de ojos marrones

- Me imagino, nunca había ella estado privada de su libertad, además... años antes era impensado el hecho de que pudiera acabar así - comentó la apuesta morena enseriándose

El hijo de Yuiichirou concordó con ella y la conversación se extendió un rato más hasta que Setsuna decidió marcharse y antes de eso, Chad reiteró su promesa de hablar con su padre por lo de la segunda compensación económica.

Fuera en el patio de entrada todavía se encontraba el rey Endymion en silencio y calma, paseándose lentamente de un lado a otro y mirando al suelo y al cielo nocturno, al ver a Setsuna saliendo le sonrió.

- Espero que usted no se haya aburrido de esperarme - comentó la dueña del restaurante Magnolia devolviéndole la sonrisa y caminando hacia él

- Para nada, no tengo apuro alguno - dijo el de ojos celestes - ¿Vas a volver al restaurante ahora? - quiso saber acto seguido

- No, ya cerré por hoy, pero podemos conversar un rato más si usted no tiene apuro - aseguró la de cabello verdoso oscuro ya yendo hacia la salida

- Claro que sí, dejaré que elijas el destino - accedió Darien siguiéndola

- Bueno, podemos ir a mi casa un rato si gusta usted, tengo mi auto aquí estacionado frente a las escalinatas - invitó Setsuna ya bajando las escaleras que antecedían la entrada al templo Hikawa

- Será para mi un placer - sonrió Mamoru haciendo lo mismo - Por cierto, deja de llamarme de usted aquí afuera, no estamos en la corte del palacio - pidió como para que ella se sintiera con más confianza

- Agradezco la confianza, trataré de acostumbrarme... - comentó la morena algo sorprendida e inquieta ante tal pedido, sentía que daba una paso más con él cosa que no esperaba

Ambos llegaron al auto, subió ella primero y destrabó la puerta del acompañante para que subiera él también, al arrancar el coche, este se dirigió a velocidad moderada hacia el domicilio de Setsuna por las calles de Ciudad Sur, ya con poca gente a esa hora de la noche y con total calma en las mismas.

Al llegar, bajaron y se dirigieron a la entrada, la mujer abrió la puerta con el código de acceso.

- Muchas gracias por venir, Darien - invitó la de ojos rojizos extendiendo una mano hacia el interior y sonriéndole mientras lo miraba de reojo

- Te agradezco a ti por invitarme - contestó el todavía rey, ingresando

Este se quitó los calzados en la entrada y recorrió la vivienda con la mirada, se trataba de una casa moderna con piso alfombrado color rojo oscuro mientras que en las paredes se encontraban muchos cuadros con imágenes de paisajes y de la planta de té o también llamada Camellia sinensis cuyas hojas y brotes se utilizan para elaborar dicha bebida.

La casa poseía un patio al fondo con un jardín muy bien cuidado que poseía pastos verdes con algunos arbustos pequeños y una mesita con sillas y una sombrilla en el medio.

- Es un hogar muy bien cuidado, aunque tengas poco tiempo seguro de limpiar - alabó él caminando lentamente por el living

- Gracias, no limpio yo, viene una empleada cada día y se encarga del aseo - explicó la de ojos rojizos también quitándose los zapatos

- A como va de avanzada la tecnología, la limpieza se hará sola apretando un botón o con un comando de voz - opinó Mamoru dirigiéndose a uno de los lados de la mesa

- No lo dudo, será mejor y más práctico pero lamentaré el puesto de trabajo perdido - respondió ella acercándose a él y dejando el bolso encima del sillón - Insisto es que es raro verte paseando por aquí y de noche, sales poco del palacio si no es por asuntos de trabajo - rememoró a continuación

- Cierto, ahí está el asunto... siempre he estado ocupado con los asuntos de gobierno y pasé muy poco tienpo con mi familia, por lo mismo estuve distanciado de Serena... de hecho cuando ella me engañó yo no estaba en Tokyo de Cristal... estaba de viaje, creo que perjudicó al matrimonio, mi ausencia afectó a Chibiusa también - confesó el de cabello negro con un semblante serio y sentido

- Lo puedo entender pero, gobernar el mundo entero es una tarea compleja... de todos modos esa infidelidad se dio porque drogaron la comida de la reina y de Ralf, de lo contrario no lo hubieran hecho - argumentó Setsuna con una débil sonrisa

- Lo sé pero estaba latente, ellos ya se gustaban desde antes... eso es lo que no puedo olvidarme, ella estaba conmigo pensando en él... - bajó la vista Darien sentido

- Pero esa noche él iba a cortarle el rollo a ella para que ya no se vieran... de todos modos entiendo que no es fácil saber eso - suspiró la de ojos rojizos poniendole una mano en un hombro

- Aún si eso es cierto... no cambia el otro hecho, Serena gustaba de él... - exaló aire por la boca él - Pero más allá de esa maldición, yo estuve muy poco para ella, en ese sentido me siento culpable al haber dado pie al hecho de ella haberse fijado en otro - decidió abrir su corazón a Setsuna

- ¿Y porqué no lo intentas de nuevo con ella? ¿Ya no la amas? - quiso saber Meiou mirándolo fijo con cierta expectativa de lo que él diría

- Sí, pero no quiero que esté ella conmigo y pensando en el otro, por lo que prefiero olvidarla y buscar un nuevo propósito - aseguró Darien con franqueza - Si Serena quiere irse con él, que se vaya... - alzó los ojos él para mirarla, en referencia a Ralf

- ¿Y la pequeña Dama? - preguntó además la morena

- Sé que es difícil para ella pero lo entenderá - suspiró el de cabello negro cerrando los ojos - Serena también ha sido siempre muy posesiva y pasional conmigo... pero después que nos casamos y asumimos el trono, tuvimos una relación distante por los asuntos oficiales... eso me ha perjudicado emocionalmente, bueno, mis padres murieron en un accidente de auto y yo sobreviví teniendo que arreglarmelas sólo, tal vez eso me ha impedido profundizar relaciones emocionales - continuó confesando con honestidad

- Haces bien en reconocer tus errores y debilidades, me halagas con la confianza que me das - sonrió Setsuna levemente acariciåndole una mejilla, a él le gustó dicho contacto y sintió ganas de más - Pero deberias dejar atrás el pasado y mirar hacia adelante - aconsejó ella

Él se sintió atraído además por el aroma de la loción que ella usaba y la miró fijo a la cara... le gustaba la belleza de la morena y la forma gentil de tratarlo y enseguida lo pensó, ¿Porqué no? .

- ¿Sabes? Nunca pensé en estar aquí contigo hablando sobre mi pasado - dijo él finalmente en voz baja

- ¿Qué quieres decir? - preguntó la de ojos rojizos abriendolos grandemente, Darien suspiró nuevamente

- Mi relación con Serena al fin y al cabo fue algo complicada, ella no era lo mejor para mí después de todo - confesó Mamoru mientras que Setsuna escuchó atentamente con rostro empatico - Después de todo lo que pasó me di cuenta de que necesito recomenzar y como tú dices... cuando te vi en el santuario, supe que quería hacerlo contigo - declaró además

Las miradas de ambos se cruzaron con intensidad, Setsuna se sintió sorprendida y también entre intrigada y alegre

- ¿Qué es lo que me quieres decir? - preguntó la mujer, queriendo confirmar su sospecha

Mamoru se puso de pie y se acercó un poco más a ella.

- Quiero decir que me gustas, Setsuna, me gustaría conocer más sobre ti y ver si podemos contruir algo juntos - declaró el rey tomando una mano de ella

Setsuna sintió una especie de electricidad recorriendola al sentir la mano de Endymion sobre la de ella y el corazón galopándole de alegría.

Era lo que desde hace tanto tiempo deseaba escuchar pero jamás lo creyó posible, no solo por no creer que él se fijara en ella sino también por amarlo a la distancia, sin intervenir en su vida por respeto al matrimonio Real.

- Claro, me gustaría - sonrió Setsuna con voz suave

Mamoru se sintió aliviado y feliz, la conexión entre ellos se intensificó y se acercaron más el uno al otro.

Acto seguido sellaron su acuerdo con un beso en los labios y un abrazo intenso, las manos de ambos recorrían la espalda del otro y el dulce invadía sus bocas.

- Siento como si hubiera encontrado lo que buscaba - le sonrió Mamoru tomándola de ambas manos

- Lo mismo digo yo, estoy muy contenta - aseguró sonriente la morena mirándolo a los ojos

- Pero... ¿Estás segura que quieres estar conmigo? ¿Estás segura de tu decisión? - preguntó el de cabello negro, como para asegurase de que la chica estuviera segura de lo que hacía

- Sí, estoy totalmente segura de que quiero tener una relación contigo, deja de culparte por lo de la reina y deja el pasado atrás, tú no eres responsable - le sonrió ella

Luego de eso, volvieron a besarse y abrazarse, con las lenguas de ambos entrelazándose entre sí en esta ocasión y volviendo los besos más osados e intensos.

Ambos se sentían volar en ese momento y no deseaban que acabara nunca.

- ¿Dónde está tu habitación? - preguntó Darien una vez que se separaron del beso

Setsuna entendió enseguida y se sonrojó bastante, sin decirle nada le señaló la dirección de aquella con una mano.

Enseguida, él la cargó en brazos y ella rodeó su cuello con ambas manos, sonriéndole.

Estaba claro que Darien quería sellar la nueva relación con algo más que solo besos y que ella se dejaba llevar y no se resistía, dejando en claro que también quería lo mismo.

Ya en la habitación de ella, Mamoru la sentó en la cama y se quitó rápido la campera y las muñequeras, dejando al descubierto su ajustada remera blanca que deleitó la vista de Setsuna, quien se quitaba el saco revelando su camisa manga corta color blanca.

El la besó en los labios y luego recorrió la garganta de ella con su boca mientras acariciaba y masajeaba levemente los senos de ella quien emitía leves gemidos al disfrutar el contacto.

Ambos se acariciaban y ella le quitaba la remera a él dejándolo con el musculoso torso desnudo, las banderas de Japón se mostraban tatuadas en ambas partes superiores de los brazos mientras que este hacía lo propio con la camisa de Setsuna, revelando unos voluptuosos senos bajo un corpiño rojo oscuro.

El hombre olfateó la piel y el delicioso aroma del pecho de ella mientras que esta revolvía el cabello de él con ambas manos, se deleitaba con el contacto de los labios y nariz de Endymion sobre sus senos.

Rápidamente ella se quitó el corpiño y se sacó los pantalones, quedando solo en bombacha del mismo color que el corpiño. Darien gustaba de ver aquella bella piel morena desnuda y esbelto cuerpo y se consideró afortunado, no quería pensar en nada más... solo deseaba disfrutar del momento.

Setsuna también disfrutó cuando se abrazaron y volvieron a besarse y sus senos se apretaron contra el torso de Mamoru y mucho más cuando con una mano acariciaba su trasero y con la otra su zona íntima.

Entonces le desabrochó el cinturón enseguida y también la cremallera, él se puso de pie para sacarse los pantalones y quedar solo en boxers negros.

Ambos se abrazaron y se besaron nuevamente en el ínterin que se acostaban en la cama y ella enrollaba las piernas alrededor de la cintura del hombre, las caricias continuaban con mayor intensidad como así la temperatura del momento iba en aumento.

Mamoru sentía la presión de los pechos de Setsuna contra sí, para cuando se quiso dar cuenta perdió de vista su mano, recorrió su cuerpo con lentitud disfrutando de cada hueco y cada centímetro de su piel, se detuvo más tiempo en su ropa interior, no pudo evitar que pequeños gemidos de placer escapasen de sus labios.

Ella quería devolverle el favor y empezó a recorrer su cuerpo y le resbaló los calzones, hallando un miembro bastante endurecido.

- Ahora ya no puedo detenerme, estoy deseoso de ti - le confesó Darien con seguridad

Ella le sonrió y continuó con su recorrido, también disfrutó de cada parte de aquella piel masculina.

Luego él le quitó la bombacha a ella y se acostaron en la cama juntos.

- Cierra los ojos y no los abras - le pidió Endymion, ella le hizo caso - Confía en lo que sientes - le dijo mientras le volvía a recorrer el cuerpo con necesidad

Al acabar con su cuerpo, Mamoru se centró en la feminidad de ella la cual lucía sin pelos cosa que a él le agradaba mucho, la estimulaba con los dedos de una mano y la boca con la lengua.

Eso arrancaba intensos gemidos de parte de Setsuna, quien obedecía y mantenía los ojos cerrados, eso le permitía disfrutar más del contacto y estar más deseosa de que él estuviera adentro suyo.

Eso evidenciaban los labios vaginales hinchados y un poco abiertos con un poco de liquido saliendo de estos.

El hombre se colocó sobre ella y la presión de los pechos de ella lo excitó más como así también el contacto y roce de su miembro contra la feminidad de Setsuna.

Acto seguido, el gran momento llegó y Darien penetró lentamente a Setsuna, quien seguía gimiendo intensamente, las embestidas no tardaron en hacer acto de aparición mientras ella lo abrazaba con brazos y piernas en el ínterin que seguía gimiendo.

Ambos sentían tocar el cielo con las manos mientras seguían sellando físicamente su nuevo noviazgo, la transpiración iba en aumento como así también el placer y las ganas de más.

El ritmo aumentó hasta que el clímax llegó y Mamoru se recostó sobre ella, los dos rieron levemente y se miraron a los ojos.

- No me arrepiento de esto, Setsuna, tendremos una feliz relación - dijo él besándola nuevamente en los labios

- Lo mismo digo yo, daré todo de mi por que así sea - respondió Setsuna acariciándole una mejilla y devolviéndole el gesto

Acto seguido volvieron las caricias y los besos como así también el momento íntimo entre ambos hasta que se durmieron.

El había olvidado que en el palacio había avisado que salía a pasear y regresaba pero eso no le importaba en ese momento, ya sabría él qué hacer.
Con el tiempo, Setsuna apoyaría a Endymion mientras el divorcio de este se daba.
En general, la nueva relación entre ellos fue bien recibida por todos salvo por Neo Serenity.
Carlos también aprobó la relación haciéndole jurar a Darien de que la haría feliz.

Él entraría a trabajar como médico en Ciudad Aquae y continuaría entrenando artes marciales con ayuda de Charlie.

Ella lograría recibir la nueva ayuda económica y continuar con su restaurante.

Ciudad Argentum.

Los días seguían pasando y después de la derrota de Neherenia, la calma y la armonía reinaban en todos lados.

Salvo por los problemas particulares de cada uno.

La princesa heredera al trono seguía con su rutina en el palacio, su preocupación era la separación de sus padres aunque ya estaba resignada con eso y nada podía hacer ella.

Respecto a su padre biológico, sabía que estaba bajo el poder del cristal de plata y no tenía memoria, por ende lo más seguro es que él no la recordaba a ella, entonces para hablar con Ralf esperaba que recuperara la memoria.

Ahora ya con la cabeza más fría, consideraba mejor el hecho de que él iba a dejar de ver a su madre para prevenir la infidelidad que ocurriría aquella noche, pero justo les había caído la trampa puesta por Neherenia y todo fue concretado.

Quería llevar una buena relación con él, ver si podía verlo como a un segundo padre para ella.

Ahora deseaba salir un poco del palacio ya sabiendo que ningún villano amenazaba la paz.

El motivo era pasear un poco, de paso, su madre le había encargado encontrar a un buen mecánico para que revisara el motor de una de las limusinas que tenía problemas.

Con ambos objetivos la muchacha salió de la sede Real a pie, el día se encontraba soleado y la gente la saludaba por la calle al reconocerla.

Además, tenía ganas de caminar y no usar ni la limusina ni el carruaje.

El viento le movía un poco las coletas mientras avanzaba por las calles del centro y mirando las vidrieras de los negocios, sin prisa alguna por volver al palacio Real.

Por otra parte, por las calles céntricas iba en una moto tipo chopera un hombre joven de cabello castaño con raya al medio, patillas a los costados y lentes oscuros de aviador sobre sus ojos, un pantalón cargo color marrón oscuro con botas del mismo color pero más claro llevaba en su parte inferior mientras que de la cintura para arriba, una campera amarilla con una mochila la cual cargaba a su espalda; su complexión física era robusta.

Él iba sonriente y relajado mientras en el equipo de su moto oía una canción de uno de sus grupos favoritos a un volumen moderado.

Yo vivo en otra ciudad

Que no me deja caer

Las chicas mueven la pelvis y escuchan AC/DC

Pero ahora mírate a vos

Estás cansado y no ves

No hay rock and roll en tus venas

Subite al circo del rock*

Aceleraba un poco y seguía derecho por la presente avenida con una cantidad de tráfico moderado e iba recorriendo con su vista, los comercios de su lado derecho, hasta que llegó a uno en especifico el cual vendía repuestos mecánicos modernos.

- Esa es la tienda que busco - murmuró el de lentes negros en voz baja

Dicho esto, él desaceleró rápido y aparcó la moto antes de detenerla al costado de la acera del lado derecho.

Descendió de aquella y miró un instante el frente del negocio antes de dirigirse hacia el interior.

Del costado izquierdo de la misma acera, se acercaba la princesa heredera al trono mirando vidrieras distraída y caminando un poco a paso ligero, habiendo visto algunas cosas que le gustaría adquirir.

La muchacha no estaba prestando atención y chocó contra alguien de complexión robusta que se encontraba de costado frente a ella, provocando que ella se cayera de cola al suelo.

- ¡Auch! ¡Duele! - se quejó la pelirrosa sobándose dicha zona

- ¡Lo siento, señorita! ¿Se encuentra usted bien? - se disculpó el mismo que venía en la moto antes y a quien había chocado Chibiusa, abriendo grande los ojos y extendiéndole una mano, en el ínterin que se inclinaba un poco

Chibiusa lo miró y enseguida un leve sonrojo se formó en su rostro y enseguida pensó dentro de sí que aquel hombre era bien parecido y guapo.

- Gracias, discúlpeme usted... venía distraída y no lo vi - contestó la de odango rosado tomando la mano de él y poniéndose de pie, sintiéndose un poco avergonzada

- ¿Qué no es usted la princesa? - indagó el de pelo castaño creyendo reconocerla - Es un honor para mí el conocerla - añadió inclinando un poco la cabeza

- Sí, soy yo pero solo llámame Chibiusa sin formalidades, no hay problema con eso y puedes tratarme de tú - dijo la pelirrosa sonriente y animada

- Bueno, cielos... no me esperé encontrarme a la propia princesa en mi viaje hasta la capital del reino - contestó el de cabello castaño riendo levemente y rascándose la cabeza

- ¿Viaje? ¿De donde vienes y quien eres? - quiso saber la muchacha intrigada llevándose la yema de un dedo indice a sus labios

- Soy Tarmicle Roving III pero tú puedes llamarme Tarma simplemente, vengo de Hokaiddo es donde está mi hogar - se presentó el castaño con amabilidad

- ¿Hokkaido? eso es al norte, ¿verdad? - recordó Chibiusa bajando un poco la vista

- Sí, es la segunda isla más grande de Japón, su capital y mayor ciudad es Sapporo, fue una de las sedes de la copa mundial de fútbol celebrada en el año 2002 de la anterior Era - informó el de campera amarilla, sonriéndole

- Sí lo recuerdo aunque lo del fútbol no, no me llama mucho la atención ese deporte - rió levemente ella cerrando los ojos - Y dime Tarma, ¿Qué te trae hasta Tokyo de Cristal? Recuerdo que Hokkaido queda algo lejos de aquí

- Con el tren de ahora, la distancia se sortea en tan solo 5 horas... antes se hacía en casi 9, aunque la manera más rápida de venir es en avión, tardo solo 3 horas... aunque yo preferí venir en mi moto a fin de admirar mejor el paisaje - explicó el japonés calmadamente - ¿Y tú qué haces fuera del palacio? ¿Y sola? - indagó acto seguido con curiosidad

- Bueno tal vez me confundas con las princesas de los cuentos, yo no me limito solo a estar en la ventana de mi habitación esperando a mi príncipe, solo salí de paseo, quería explorar la ciudad y ver todas la maravillas que hay aquí y aparte, mi madre me encargó que buscara a un buen mecánico - suspiró un poco la heredera al trono sin perder la calma, el hombre asintió con la cabeza

- Pero mira qué casualidad, yo soy un apasionado por la mecánica, si hay algo sobre ruedas puedo arreglarlo, justamente venía a por unos repuestos específicos y a ver a un cliente que vive aquí - confesó el hombre animado - Pero sí te entiendo, la ciudad puede ser abrumadora a veces pero imagino hay mucho que quieres descubrir

- ¿En serio? ¡Que bien! Creo que es mi día de suerte - abrió grande los ojos ella con una amplia sonrisa, entrelazando ambas manos entre sí

- Sí, puedes explicarme cual es el problema mientras entro a comprar - señaló Tarma hacia el negocio al cual se dirigía

- Claro, no hay problema - le sonrió de nuevo la de ojos color marrón rojizo

Dicho esto, ambos se dirigieron a la tienda en cuestión y al ver a la princesa, quien atendía se sorprendió y la saludó amablemente.

Ella respondió con cortesía y dejó que Tarmicle comprara lo que necesitaba.

Una vez hecho esto último, Chibiusa y Tarma salieron de la tienda y continuaron con la conversación.

- Dime, ¿Qué es lo que te gusta de Hokkaido? - preguntó la princesa con curiosidad, él sonrió recordando su pasado

- Me gusta la naturaleza, la tranquilidad, Hokkaido es un lugar donde puedo escapar del ruido y la confusión de la ciudad - explicó el castaño amablemente

- Entiendo, a veces yo también necesito escapar del palacio y explorar - suspiró Chibiusa yendo con él

- ¿No te gusta vivir en el palacio? - Tarma preguntó sorprendiéndose al oírla

- A veces es aburrido, quiero experimentar cosas nuevas y conocer gente diferente - contestó la de odango rosado encogiéndose de hombros

- Comprendo, a veces yo también necesito un cambio de ritmo - sonrió el de lentes negros, sintiendo una conexión con ella - ¿Quieres recorrer un poco el centro conmigo en mi moto y luego ir al palacio? Así me muestras qué necesitas arreglar - invitó acto seguido extendiendo una mano

- ¡Claro! ¡Será un placer para mí! - exclamó Chibiusa animada y sonriendo ampliamente

Acto seguido él se colocó al frente y ella sentándose de costado detrás, por la falda larga del vestido y abrazándolo por la cintura.

- Agárrate fuerte, que arrancamos - alzó la voz el hombre ante lo cual ella asintió afirmativamente con la cabeza

En cuanto arranca la moto, empiezan a recorrer las calles de Ciudad Argentum, recorren un montón de lugares del distrito que parecía perfecto, con sus edificios de cristal, esculturas plateadas, calles hermosas y ordenadas con jardines de ensueño, no importaba hacia donde miraran, todo era belleza y perfección,tanta que si algún artista famoso de antaño buscara un escenario ideal para pintar un cuadro, Ciudad Argentum sería la elegida sin lugar a dudas.

- Oye Tarma, ¿Crees que tanta hermosura en exceso puede llegar a ser... aburrida y monótona? - quiso saber la princesa en el ínterin que el viento hacía flamear sus coletas

- Bueno, en la anterior Era yo era militar así que a veces extraño la acción de antaño, siempre estaba listo para una buena pelea cuando era necesario, yo era un tirador experimentado, más tarde me especialicé en maquinaria, progresé hasta llegar al rango de Capitán... - recordó Roving con una mirada lejana

- ¿Qué fue lo que te hizo dejar el ejercito y no integrar ningún cuerpo de guardia? - cuestionó Chibiusa sorprendida

- Quise encontrar un propósito diferente en mi vida entrando en el negocio de las motocicletas, aparte a la guardia actual le falta acción como para mi gusto así que seguí con las motos y luego me extendí a los autos - fue la respuesta del ex Capitán

- Entiendo, uno busca el propósito que más le apasione - dijo la de cabello rosado

- Sí, gracias por entenderlo, Chibiusa - agradeció Tarma sonriendo y mirándola de reojo - Vamos al palacio ahora, si quieres - añadió acto seguido

La princesa asintió con la cabeza y el japonés enfiló hacia la sede real del gobierno mundial, aumentando un poco la velocidad.

En poco tiempo llegaron al palacio Real e ingresaron por el mismo lugar por donde habían entrado los carruajes de las gobernadoras cuando se hablan reunido con los reyes a fin de dar cuenta de sus respectivas gestiones.

Fue nada más entrar y Tarma quedó impresionado por la belleza y imponencia del interior del palacio, puesto que jamás se había imaginado estar allí pero, lo conocía por fuera de verlo por imágenes.

Pero por dentro era más hermoso de lo que se imaginaba, piedras preciosas y plata pura por todas partes, como así también más finas piezas de porcelana que decoraban el sitio.

- Cielos, si rompiera una de esas piezas, no me alcanzaría la vida para poder pagarla y reponerla - río levemente el ex Capitán mientras recorrían uno de los pasillos del palacio

- Así es, son piezas muy caras pero creo que sí te alcanzaría, tenemos vida longeva gracias al cristal de plata - le contestó la heredera al trono a su lado

- Bueno es oír eso, de todos modos tendré cuidado de no romper nada - aseguró Tarmicle quitándose los lentes y descubriendo sus ojos castaños

Se dirigían a buscar a la reina a fin de avisar que el mecánico buscado ya había sido encontrado.

Fueron a la sala del trono y no hallaron a nadie y al preguntar a los guardias, les dijeron que Neo Serenity se encontraba en su habitación, entonces a paso ligero hasta allí se dirigieron.

Por su parte, la reina se hallaba sentada en el borde de su cama, puesto que había dormido un rato la siesta.

Si bien lo esperaba, el hecho de que Endymion se fuera a separar ya le generaba malestar emocional y a eso se le agregaba el saber que él estaba de novio con Setsuna, ambas cosas le sugerían que quien durante muchos años y milenios había sido el único gran amor de su vida, ya estaba perdido para ella.

Entonces no podía evitar pensar en quien desde tiempo después a que Rei lo presentara en su momento, le disputara a Mamoru el puesto recién mencionado pero que sólo había sido su gran amigo desde el mismo lapso de tiempo, Ralf.

El inconveniente no era que él estuviera sin memoria debido a la acción del cristal de plata y no la recordaba a ella, lo era el saber que sí recordaba a Mirajane y tener el dato que el ex Coronel se veía mucho con ella, también sabía todo lo que la albina había sufrido por él y lo merecedora que era de una nueva oportunidad junto a su amado.

Por lo que una especie de opresión en su corazón se formaba y perdía las esperanzas y lo más probable era que se quedara sin uno y sin el otro.

La rubia de coletas suspiraba con el ceño fruncido y disgusto sin saber qué hacer, cerraba los ojos y se llevaba las manos a la cara.

Cuando de repente, una idea se le viene a la mente y su semblante cambia a uno más relajado y una sonrisa aparece en sus labios.

- Pero claro... ¿Y si pruebo eso? Pero no puedo usar el cristal de plata, mejor llamo a Carlos a ver qué puede hacer - murmuró la Neo reina Serenity

Con la idea de hacer llamar al hermano menor de Setsuna, escuchó que tocaban a la puerta, al decir Serena que podía pasar, apareció enseguida su hija.

- Hola, mamá, ya vine del paseo - saludó seria la pelirrosa

- Te tardaste demasiado hija - la miró sonriente la rubia de odango

- Lo siento es que conocí durante mi paseo a un muchacho genial y este me llevó a pasear por todo el centro - se disculpó la princesa sonriendo

- ¡Ohhh, que bien! ¿Será que mi linda hija encontró novio y podré abdicar? - sonrió también Serena juntando sus manos

- Es muy pronto para asegurar eso pero es muy simpático y bien parecido, es un chico de Hokkaido apasionado por la mecánica, como tú me habías pedido un mecánico lo traje conmigo, está aquí afuera esperando - señaló Chibiusa con una mano hacia la entrada

- ¿En serio? Que bueno entonces, voy a conocerlo - dijo la de ojos azules levantandose de la cama y caminando hacia la puerta de salida

Madre e hija salieron de la habitación Real y hallaron a Tarma de pie junto a la puerta.

Él cuando las vio hizo una leve reverencia.

- Es un placer y honor para mí el conocerla, majestad - saludó cortesmente el hombre besando la mano de la reina

- Tú debes de ser el mecánico de Hokkaido del que que habló mi hija, tienes buenos modales - le sonrió Serena

- Gracias, sí, vine desde el norte japonés y conocí a su hija, la cual es muy bonita y simpática, seguro salió a usted - alabó el de cabello castaño con caballerosidad provocando un sonrojo en Chibiusa

- Bueno eso sí es cierto pero dime, ¿Cual es tu nombre? - quiso saber la rubia amablemente

- Mi nombre es Tarma, señora, para servirle - respondió él de la misma forma

- Muy bien, te explico entonces el motivo de mi solicitud, necesitaba yo un buen mecánico porque una de mis limusinas está con problemas, el motor no enciende... ¿Puedes arreglarla? - le sonrió de nuevo la de pupilas azules

- Si tiene cuatro ruedas, claro que puedo - aseguró Tarmicle con ánimo y auto-confianza

- Genial, hija ve y guíalo tú a la cochera, yo voy a hacer un llamado - dijo Serena a su hija con ánimo

- Claro, no te preocupes - respondió la pelirrosa

De modo que la heredera al trono fue con Tarma de regreso a la cochera a fin de buscar el vehículo en cuestión.

Las limusinas estaban en un compartimento diferente de la sección por donde habían llegado ellos.

La presente sección de la cochera se trataba de una habitación de mediana a grande.

Al llegar, el castaño se sorprendió de ver tanto lujo en unos carros.

- Coches dignos de la realeza, la verdad - fue el comentario de Tarma con los ojos bien abiertos

- Así es, aunque a veces no usamos una limusina y sí el carruaje, para las visitas oficiales - señaló la de de odango prendo, ¿Y bien? ¿Cual es la del problema? - caminó el hombre de Hokkaido hacia ambas limusinas, una blanca y la otra negra ambas con el símbolo de la luna

- Se trata de la blanca, no arranca y habíamos hecho recargar los cristales hace poco - extendió la princesa una mano hacia dicho vehículo

- Mmmhh... ya veo, bueno voy a revisarlo - decidió pensativo el ex Capitán cerrando un ojo

De modo que fue hasta la limusina en cuestión y se quitó la mochila de la espalda, la apoyó en el suelo y abrió el capot delantero.

Al verlo, aparentemente el motor estaba entero y en óptimas condiciones, de modo que él pidió a Chibiusa poder subir al vehículo.

Esta accedió y mandó a buscar a alguien que le trajera el cristal que abría las puertas.

Cuando la persona en cuestión regresó con el pedido, ella se lo entregó a Tarma quien lo acercó al sensor de la puerta del conductor y ésta se abrió.

Chibiusa le dio la clave acceso de arranque y él la tecleó pero, tal y como ella dijera antes, no arrancaba.

Él se bajó y regresó hacia delante del capot.

Abrió la mochila y sacó el maletín con las herramientas de dentro y lo abrió.

- ¿Te molesta si pongo música? La pondré a un volumen moderado - la miró el de pelo castaño

- Claro, no hay problema, puedes poner lo que quieras - le sonrió ella con amabilidad

Él le devolvió el gesto y sacó el reproductor de dentro de la mochila más un cristal con música almacenada, lo encendió y puso aquel, apretó play y la música empezó a sonar.

La princesa se sorprendió al notar que la misma era de un estilo parecido al que Ralf y su hija Risa escuchaban, aunque no exactamente igual.

- Y eso es rock y es parte de mí, ese es el camino y lo pienso seguir... - cantaba el japonés parte de la letra de la canción en el ínterin que revisaba el motor

- No entiendo lo que canta ese artista, ¿De dónde es? - rió levemente Chibiusa

- Es español, es una banda de Sudamérica, más específicamente de Argentina, el conjunto se hacia llamar La Naranja y tocaban hard rock - explicó el ex Capitán con amabilidad mirándola

- Oh entiendo, no conozco las letras pero espero que no violen la ley... mi padre también escucha esa música rockera pero más bien, metalera que es contra el Código - se rascó la de pelo rosado la cabeza, simpáticamente

- ¿El rey escucha heavy metal? Vaya sorpresa, ¿Qué artistas escucha? - preguntó él sorprendido

- No hablaba de él sino de mi padre biológico, cielos, es una historia complicada y se supone que es un secreto - suspiró la heredera al trono perdiendo la sonrisa de la cara

- Entiendo, no tienes que contarme si así no lo quieres, puedes esperar a que pase más tiempo y a que te consideres lista - la calmó con una media sonrisa en la cara

- Te lo agradezco, Tarma - fue la respuesta de la muchacha

Mientras él trabajaba revisando el motor, ella se acercó y observó la labor de él.

- ¿Has encontrado el problema? - quiso saber ella

- Sí, creo que el sistema eléctrico está dañado, necesito ir a comprar unos repuestos y volver - aseguró Roving suspirando y limpiándose la frente con una manga

- De acuerdo, te acompaño - le sonrió Chibiusa

Él sonrió y apagó el reproductor musical, ella avisó que salía y ambos a fueron a conseguir los repuestos al mismo tiempo que seguían conversando.

Luego que regresaron de nuevo al palacio, se dirigieron directo a la cochera al sector anterior en donde se hallaban las limusinas.

El de cabello castaño dejó la mochila con las cosas en el suelo y volvió a encender el reproductor y el cristal volvió a reproducir la música.

- ¿Sabes Tarma? Me gustaría conocer tu taller y ver lo que haces - le sonrió la princesa hablándole a modo de deseo

- Para eso tendrías que ir a Hokkaido, yo no tengo ningún problema en llevarte si tus padres te dan permiso - afirmó gustoso Roving ya comenzando a desarmar las partes correspondientes del motor

- Desde luego que sí, ya estoy grande y además, ya ningún mal amenaza nuestro planeta y no hay ningún problema - dijo animada la muchacha

- Bueno, no ha habido ninguno que yo sepa en muchísimo tiempo, tanto es así que el ejército dejó de ser necesario y sólo hubo cuerpos de guardia - respondió pensativo el de ojos cafés

- Recientemente hemos tenido uno pero ya fue vencido, puedo contarte pero la gente no lo sabe, por lo que te ruego que seas discreto allí afuera, por favor - suspiró Chibiusa

- Puedes confiar en mí, no hablaré con nadie - le sonrió él amablemente

La heredera al trono entonces de forma resumida le comentó a Tarma sobre Neherenia y sus cómplices, además de cómo Sailor Mars se había vuelto malvada y la historia detrás de la misma, los problemas con la familia de ella y de cómo descubrió quién es su padre biológico.

Tarma escuchaba sorprendido y le hacía algunas preguntas a las que Chibiusa respondía con franqueza.

- Bueno, es una historia increíble con eso de los viajes en el tiempo pero respecto a tu papá biológico, sin dudas deberías de hablar con él - opinó el ex Capitán con buenas intenciones

- Lo sé pero... él no se acuerda de mí ahora, tiene amnesia por el cristal de plata... estoy esperando a que se recupere de la memoria - resopló la princesa cruzándose de brazos

- Mmhhh deberías tratar de tirarte un lance y hablar antes con él, cuando te sientas más cómoda - aconsejó el castaño sinceramente

- Supongo que tienes razón, voy a hacer eso a ver si recuerda algo él ó ella - Con todo lo demás que te conté, lo tomaste hubiera sido algo natural para ti - añadió a continuación señalando el detalle que notara hace un ratito

- Bueno en la Era pasada con mi mejor amigo Marco hemos combatido a un loco general con delirios de conquistar el mundo el cual se alió con aliens que también debimos combatir y salvarlo a él, por que los aliens lo traicionaron e hicieron prisionero - rememoró Tarmicle riendo levemente

-.¿Aliens? Vaya lo que son las cosas, Sailor Moon y las senshis también han tenido que lidiar con algunos - abrió grande los ojos la heredera al trono

- Es bueno oír eso, pensé por un momento que no me creerías - la miró Tarma riendo un poco

- Lo bueno es que el mundo estuvo y está a salvo gracias a nuestros esfuerzos - cerró los ojos la de odango rosado, hablando animadamente

- Eso si, por eso tenemos ahora el maravilloso mundo que tenemos ahora - coincidió con ella el hombre de Hokkaido

Mientras él iba desarmando lo que tenía que desarmar del motor, la princesa lo iba observando atenta e interesada en lo que hacía.

- Oye, ¿Crees que pueda yo aprender a arreglar motores como tú? - preguntó ella intrigada

- Desde luego, si te esfuerzas en aprender y practicas, puedes aprender ¿Pero porqué una princesa se molestaría en eso? - contestó Tarmicle sin mirarla

- Insisto, no me confundas con las princesas tradicionales de los cuentos, puedo tomarme ese trabajo y lo haré - cruzó los brazos ella resoplando de molestia

- Bueno, veremos qué tal andas, te tomaré una prueba - la miró sonriendo el ex Capitán

Una vez que acabó de desarmar lo que debía, empezó a darle indicaciones a Chibiusa sobre el procedimiento correcto en las reparaciones del motor.

La chica las iba siguiendo al pie de la letra ante la atenta mirada del ex soldado.

Ella se sentía emocionada y un poco nerviosa.

- ¿Estás segura de que voy bien? - quiso saber ella, expectante

- Confía en mí, puedes hacerlo - la alentó Tarma

De esa manera trabajaban en el motor, guiándola él paso a paso.

Chibiusa se sorprendía de lo mucho que disfrutaba del presente proceso de aprendizaje.

- Es más divertido de lo que esperaba yo - dijo la princesa riendo, Tarma rió también

- Sí, trabajar con las manos puede ser muy gratificante - fue su comentario

Finalmente, el motor estuvo totalmente arreglado con los repuestos que el japonés le había comprado y acto seguido, lo probaron a ver si andaba, al encenderlo anduvo normalmente.

Chibiusa festejó alegre aplaudiendo animada, había mostrado talento natural para la mecánica y él quedó impresionado.

- Wow, eres una aprendiz rápida - comentó el de ojos cafés, sorprendido ante la habilidad de la princesa

Esta sonrió sintiéndose orgullosa.

- Muchas gracias, me gusta aprender cosas nuevas - afirmó ella de sí misma

Tarma asintió afirmativamente, pensando en que ella podría tener un buen pasatiempo con la mecánica y una buena fuente de independencia.

- Deberías considerar tomar un curso de mecánica - sugirió Roving pensativo, ella se iluminó

- ¡Eso sería genial! - dijo ella sonriendo ampliamente

- Bien, vamos a hacerlo oficial... te daré clases de mecánica dos veces a la semana - decidió el de pelo castaño sonriendo, al oírlo ella se emociona

- ¡Genial! ía - festejó la heredera al trono y él asintió

- Genial, vamos a empezar mañana - le respondió Tarma con el puño cerrado y el pulgar arriba

Chibiusa se sintió emocionada pensando en todo lo que podía aprender con él.

- Gracias, Tarma, significa mucho para mí - le sonrió ella

Dicho esto, él juntó sus cosas y se dirigió junto a la pelirrosa a hablar con la reina y cobrar por el trabajo hecho y de paso contarle a ella sobre el interés y talento de su hija en la mecánica.

Serena estuvo de acuerdo y no se opuso a las clases.

Entonces, Tarmicle de ahí se fue a hacer lo que debía hacer y regresó al día siguiente, tal y como lo había prometido.

Dos veces a la semana él iba desde Hokkaido hasta Tokyo de Cristal a darle clases a Chibiusa.

Ella asistía y mostraba un progreso rápido.

Más adelante en el tiempo, era ella quien iba a Hokkaido al taller de Tarma y seguía con las clases; se convertiría en una habilidosa mecánica bajo la guía de Tarmicle.

- Estás mejorando rápidamente - la felicitó el japonés con el pulgar arriba, sintiéndose impresionado y ella sonrió

- Gracias a ti, Tarma, me encanta aprender - dijo ella complacida por las palabras de su mentor

De esa forma, ambos seguirían reuniéndose y él enseñándole a ella todo sobre mecánica.

Un día que ella había ido al taller de él, Tarma le asignó un proyecto especial.

Se trataba de un coche moderno que un cliente le había llevado para que lo arreglase.

- Bien, Chibiusa, quiero que arregles este motor tú sola - propuso él extendiendo una mano hacia el vehículo, observando la reacción de la chica

Esta se sintió desafiada pero confiada.

- Lo haré - aseguró la princesa llena de decisión

De esta forma, ella se puso manos a la obra con el motor, lo revisó minuciosamente y lo empezó a desarmar pero pronto se dio cuenta que había un problema más complejo y no lograba identificar el problema.

- No entiendo... no puedo encontrar el problema - dijo la princesa con frustración

Eso la hacía sentir algo desanimada y triste puesto que estaba entusiasmada con lo de la mecánica, Tarma se acercó y la consoló, luego examinó el motor.

Luego de acabar de revisarlo consiguió revisar el problema.

- Es un tema de los cristales recargables, necesitamos cambiárselos todos - explicó el ex Capitán

La heredera al trono se sintió aliviada de oír eso.

Tarma, no sabía qué hacer - dijo finalmente ella, ante lo cual él sonrió

- No hay problema, es parte del aprendizaje - la animó el de cabello castaño

De esta forma, juntos siguieron trabajando en el motor del vehículo, consiguieron los repuestos y lo consiguieron reparar, el problema fue solucionado.

Una vez concluida la tarea, probaron el coche y anduvo lo más bien.

Chibiusa se sintió más confiada en sus habilidades luego de superar el desafío.

Ella se sintió más segura de sí misma luego de solucionar el problema.

- Muchas gracias por tu ayuda, Tarma, me siento más confiada ahora - dijo sonriendo la de cabello rosado y él sonrió también

- Es porque tú eres capaz, nunca dudes de ti misma - le palmeó el japonés un hombro

Chibiusa asintió afirmativamente con la cabeza, le gustaba cada vez más estar con Tarma y sentía una conexión más profunda con Tarma.

- Significa eso mucho para mí el oír eso de ti - alabó ella complacida

Ambos quedaron un momento en silencio y mirándose a los ojos, revelando una atracción mutua.

Ambos se acercaron sin decir palabra, a él le gustaba no sólo la belleza física de ella sino también el carácter alegre y simpático de ella mientras que a Chibiusa, aparte de que le parecía apuesto, lo agradable que era y cómo siempre se mostraba dispuesto a ayudarla.

Bien podría haberle insistido en que como era la princesa heredera al trono, no necesitaba ni debía molestarse en aprender mecánica, pero igual se mostró dispuesto a enseñarle.

El corazón de ellos latía de emoción en el ínterin que se abrazaron y besaron en la boca.

- Me gustabas desde el principio, pero como eres la princesa tenía mis dudas de si me harías caso o no - confesó Tarmicle amablemente acariciándole una mejilla, Chibiusa sonrió sintiendo lo mismo

- A mí también, pero ya vez que eso no es problema para mí, me gustaste igual - aseguró la muchacha muy complacida

Ambos se sentían felices y aliviados de haber expresado sus sentimientos.

A continuación, volvieron a abrazarse y besarse mientras ella lo rodeaba a él por el cuello.

Aquellos besos y abrazos se trataban de la nueva relación sellada pero ellos deseaban seguir sellándola con algo más.

De modo que él la cargó en brazos en el ínterin que la princesa sonriente y riendo de felicidad, lo rodeaba por el cuello.

Al salir del taller y entrar a la vivienda de él y llegar a su habitación, la acostó en la cama y ella algo nerviosa, vio cómo él se quitaba la remera color negro que traía con el nombre de otra de las bandas de rock de Sudamérica que a él le gustaban y quedaba su bien formado torso al descubierto.

- Sólo he visto algunos vídeos pero nunca practiqué esto del acto sexual - afirmó Chibiusa algo nerviosa

- ¿Nunca has tenido novio antes? Eres muy bonita y ya estás grande - quiso saber él acostándose a su lado

- Sí pero no llegué a la cama con él hasta que tuvo que volver a su tierra y me enteré que se había comprometido con otra - recordó la pelirrosa respirando hondo

- Bueno entiendo, no te preocupes sólo relájate, seré gentil contigo - le sonrió Tarma

Chibiusa asintió con la cabeza y le sonrió sonrojada, acto seguido se besaron de nuevo en la boca al mismo tiempo que él le acariciaba uno de los senos a ella.

Acto seguido él besó el cuello de ella mientras lo abrazaba, disfrutando del contacto de su piel con los labios de Tarma.

Luego volvió él a abrazarla y a besarla en la boca antes de quitarle a ella la musculosa sin mangas color blanco algo ajustada, dejando al descubierto los enormes senos de Chibiusa.

Ella gimió levemente al mismo tiempo que él besaba y lamia suavemente los senos y pezones.

Chibiusa gozaba del contacto, gemía y tomaba con ambas manos la cabeza del castaño mientras sonreía y arqueaba la espalda levemente, refregando un poco la cola contra el colchón.

Luego de un rato así de sentir sensaciones bellas y excitantes como así también el calor de la piel de los cuerpos, él se desabrochó el cinturón del pantalón al igual que ella el botón del short que traía puesto y ambos se los resbalaron, quedando en ropa interior

- Espero que no me duela mucho, tienes un pepino bastante grande - observó ella sonrojada el bulto del bóxer de él

- Y eso que no está totalmente despierto, el contacto de tu suave piel y tus grandes melones, me hacen entrar en calor - sonrió el de pupilas cafés riendo un poco

Dicho esto, volvieron a abrazarse y reanudaron los besos, sumados a las caricias, ella hacía lo mismo de antes de arquear levemente la espalda hacia arriba, rozando ambas zonas íntimas.

Ella gozaba del contacto y sonreía disfrutando de abrazar a su flamante novio y recorrer la piel de su espalda con ambas manos, sintiendo la dureza sobre su zona íntima cada vez de mayor tamaño.

Acto seguido, Tarma resbaló levemente la bombacha blanca de Chibiusa la cual se encontraba un poco mojada y esta se la acabó de quitar. Lo mismo ella hizo con el bóxer de él y este se lo acabó de quitar.

Los besos y las caricias atrevidas siguieron un rato más mientras se confesaban sus sentimientos como así también cosas subidas de tono mientras ella reía levemente.

Ambos no podían más de la excitación y Tarma decidió dar el siguiente paso, primero apoyó la punta y luego hundió lentamente el resto dentro de la húmeda feminidad de Chibiusa quien gemía bastante, de la cual brotaba algo de sangre.

Al empezar las embestidas, el dolor en la zona íntima femenina era evidente pero aquel fue siendo reemplazado por el placer y la buena sensación.

Ella lo abrazaba con piernas y brazos, gemía y cerraba los ojos disfrutando de estar con él.

- Que lindo expendedor de leche adentro del tubo de mi tanque... que rico... mi amor - decía la princesa gimiendo de excitación

Las embestidas aumentaron el ritmo hasta que el tanque de Chibiusa se llenó.

Luego de esto repitieron un par de veces más, ella le practicó sexo oral a él y se quedaron juntos abrazados en la cama.

Al despertar, ambos estaban abrazados y ella con el cabello rosado suelto y la cabeza recostada en el pecho musculoso de él

- Quiero pasar más tiempo contigo, aprendiendo más de mecánica, haciendo el amor, compartiendo más cosas juntos - confesó ella levantando la cabeza y mirándolo a los ojos

- Eso mismo iba a decirte, Chibiusa, quiero compartir mi vida contigo - le sonrió él acariciándole una mejilla, la de cabello rosado le devolvió la sonrisa emocionada

- ¿Sabes? Mi madre me dijo que se irá del reinado cuando yo encontrara un prometido, te quiero a mi lado reinando - recordó Chibiusa feliz

- Guau, nunca me lo imaginé, pero... ¿Seré digno de ello? Sólo soy un ex militar que ahora es mecánico - respondió Tarma sonriendo impactado

- No te preocupes por eso, serás un buen rey, estoy segura que aprenderás, mi padre y Artemis te enseñarán todo - le sonrió la muchacha pestañeando un poco

- Antes de tu título eres la persona que amo, estaré a tu lado siempre - aseguró Roving amablemente

- Gracias, Tarma, juntos podemos superar cualquier desafío - deseó la de ojos color marrón rojizo, sonriente

Desde luego, que nada de tiempo perdió la princesa en avisar en el palacio su nuevo noviazgo y que llevara a su flamante novio a que conociera a ambos padres de ella, quedando ellos con buena impresión de él y lo mismo de los padres de Tarma cuando los reyes los conocieron también, estos últimos quedaron impresionados y encantados puesto que nunca esperaron formar parte de la realeza.

La Neo reina Serenity entonces bendijo su relación y los apoyó, también luego con el correr del tiempo cuando anunciaron su compromiso.

Un día ella los llamó a ambos a su presencia.

- Chibiusa, eres la futura reina... en cuanto ustedes dos se casen yo abdicaré y llevaré una vida civil, Tarma, tú eres un hombre noble - afirmó sonriente la rubia de coletas, por su parte, Chibiusa se sintió aliviada y feliz

- Gracias madre - dijo ella abrazándola

Por su parte, Tarmicle se inclinó respetuosamente.

- Gracias, majestad, me esforzaré por proteger y apoyar a Chibiusa - prometió el de ojos cafés

- Estoy segura que lo harás, unidos serán una fuerza poderosa para llevar adelante a Tokyo de Cristal y el resto del mundo - respondió sonriéndole la reina

- Oye madre, tengo una pregunta para hacerte - bajó la princesa la cabeza, pensativa

- ¿Dime, hija? - quiso saber la regente, con suma calma

- ¿En serio piensas legalizar esa locura que me dijiste el otro día? - fue la pregunta de la princesa

- Desde luego, mi querida hija, no daré vuelta atrás - aseguró la de coletas rubia con total naturalidad - Y te pido de favor que cuando asumes el trono, no la derogues - posó una mano en el hombro de ella

- Como desees, pero... ¿Cómo vas a hacer para que las personas acepten eso? - cuestionó sería la pelirrosa

- Eso es un secreto por ahora, despreocúpate - le sonrió Serena frunciendo un poco el ceño

- ¿Puedo saber de qué están hablando? ¿Qué quiere legalizar? - preguntó Tarma intrigado

- Puedo decírtelo pero sé discreto, no lo cuentes por ahí... quiero legalizar la poligamia - afirmó la Neo reina, respirando hondo

- Bueno, no sé qué la haya llevado a impulsar eso pero yo por mi parte, no quiero a otra mujer en mi vida aparte de su hija - afirmó el de ojos cafés - No soy quién para aconsejarla pero, mi consejo es que desista de esa idea, no lo haga - respiró hondo el japonés de Hokkaido, seriamente

- Yo creo saber porqué lo hace - frunció el ceño Chibiusa entrecerrando los ojos, complacida de oír a su prometido

- Bueno, bueno... en verdad eres noble, Tarma, igualmente si cambias de opinión, podrás tomar las concubinas que quieras - río nerviosa Neo Serenity con la cara roja

- Pues espero que no, y tú no sé cómo harás con papá, él está muy bien y es feliz con Setsuna - cruzó los brazos la de odango rosado con fastidio

- Por ahora eso es un secreto, tal como dije recién - volvió a sonreír - Pero quedará a voluntad de ellos - añadió acto seguido

*Artista: La Naranja, Canción:Rock En La Sangre,Álbum:Quemando Rutas, Año: 2000, Género: HardRock

Disclaimer: El personaje de Tarma Roving pertenece a SNK

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Hasta aquí llega este capítulo, originalmente el anterior iba a ser el epílogo pero será el siguiente si es que no se extiende demasiado.

Faltan los preparativos para el casamiento de Rini y Tarma, la boda de ellos y la luna de miel, como así también ver qué pasa con Rei, Ralf, Mirajane y compañía.

Muchas gracias a todos los que leen, comentan y votan esta historia.

Me despido hasta la próxima y hasta luego!