Su mirada se paseaba por el apartamento, siempre le pareció muy solitario, pero así era, así había sucedido. Pronto regresaría a Japón, terminaría su contrato sobre la gira que había dado dando funciones.

Quien diría que con apenas 32 años ya era uno de los magos más famosos y reconocidos en todo el mundo, aunque eso era muy bueno ya que decía mucho sobre todo el esfuerzo que le ponía a sus shows también podía notar el ligero sabor amargo en su boca.

Siempre estaba en un nuevo lugar que no había visto para deslumbrar a más personas con sus actos, pero él estaba solo una vez que estos terminaban. El regresaba a donde se hospedaba por el momento completamente solo, sin nadie que le dijera o pasara tiempo con él. Pero ese era el precio a pagar por querer recorrer el mundo con sus shows.

Tan metido estaba en sus pensamientos que se sobresaltó cuando su celular sonó trayéndolo a la realidad. Con algo de pesadez reviso encontrándose un mensaje de Kudo.

Kuroba cuando regreses de tu gira, ¿podemos quedar para hablar?

Es sobre un asunto serio.

Soltó una risa amarga mientras se sentaba en el sofá. Normalmente Kudo solo le mandaba un mensaje cuando era por el tema de los niños, pero pareciera que ahora era por otra cosa.

Contestándole con un seco "si", se levantó y se sirvió un poco de whisky.

Aun recordaba el día en que los dos decidieron divorciarse, dejándole a Shinichi los niños ya que el al estar de gira no podría cuidarlos como quisiera, además de que les quitaría tiempo para avanzar en la escuela; por lo que estuvo totalmente de acuerdo con dejárselos al e irlos a visitar de vez en cuando.

Le dolía estar separado de aquellos dos niños que llegaron adoptar y también le dolía estar separado de Shinichi, al principio su relación iba bien, se casaron, adoptaron y vivieron bien por algunos años hasta que llegaron las discusiones... ¿La razón? El trabajo de ambos requería mucho tiempo y la mayor parte de la atención de ellos. Al principio era por quien cuidaría a los niños, después porque ya no pasaban tiempo juntos.

Hasta que Shinichi tuvo que ir por un tiempo a otra ciudad por un asesino en serie y cuando regreso Kaito le reclamo y le pidió el divorcio, llegaron a un acuerdo; después de todo Shinichi ya estaba harto de los reclamos de Kaito. Así sin más firmaron el divorcio, Kaito los visitaba cuando podía pasarse, decir que no les dolió a ambos era poco, se amaban mucho, pero sabían que no podían seguir así; los niños no merecían verlos discutir. No merecían un ambiente donde no podrían respirar tranquilos.

Al principio ambos pequeños no entendían, pero cuando les explicaron pudieron comprender todo, tampoco querían ver a las personas más importantes para ellos estar separados, pero aceptaron; nunca se sintieron solos.


Camino sigilosamente y abriendo la puerta lo más lento que pudo, notando que ambos pequeños estaban dormidos, se acercó para dejarles un beso en la frente a cada uno, volviendo a salir dirigiéndose a la sala donde esperaba Shiho.

-Gracias por cuidarlos-

-No dieron problemas, son muy calmados cuando quieren- La científica se levantó para acercarse al detective - ¿Estás seguro de hacer esto Kudo? -

El otro solo hizo una mueca mientras desviaba la mirada -Sabes que es lo mejor, no se cuanto más pueda aguantar; además me sentiría más cómodo y tranquilo si los niños están con el-

-Aun sigo diciendo que fue una estupidez el haberse separado- Volteo a verlo cuando escucho un bufido

-Créeme lo extraño, pero es mejor así, él pudo cumplir su sueño de dar una gira por el mundo- Sonrió nostálgicamente mientras sus ojos se cristalizaban por las lágrimas -Además no supimos sobrellevar los problemas-

Con pesar coloco su mano en el hombro del hombre frente a ella -Cuentas con nosotros para esto, los niños saben que está pasando ¿verdad?-

-Si... Ellos me encontraron un día escupiendo sangre así que les conté todo no podía seguir ocultándoselos-

-Cuentas con nosotros Kudo... No estás solo-

-Gracias Shiho-


Bajo sus maletas del taxi para introducirse en su casa, había quedado con Kudo dentro de 4 horas por lo que podría comer algo y ducharse antes de irse. Aún tenía la duda de para que lo quería decirle por lo que, si iría, aunque otra era porque quería ver a sus hijos y tal vez verlo a él.

Al dejar las maletas aun lado en la sala se fue directo a duchar al fin relajándose, mientras se preparaba mentalmente, siempre se preparaba mentalmente para cualquier cosa que pasara. Después de tomar una ducha fue a cocinarse un poco, haciéndose un poco de mochi.

Llamo a Aoko para hacerle saber que había regresado a Japón, aunque no se pudieron ver ya que la castaña estaba con Ran y Sonoko en el centro comercial. Pero le prometió irlo a visitar más tarde.

Al rápido pasarse el tiempo se encontró yendo asía la casa de los Kudo, tocando la puerta mientras esperaba a que le abrieran se podía escuchar pisadas rápidas y pequeñas corriendo. La puerta se abrió dejando ver a dos niños de 10 y 6 años los cuales se le abalanzaron al verlo, casi derribándolo al suelo.

-Papa!- Gritaron ambos niños casi con lágrimas en los ojos, era entendible no lo habían visto desde diciembre y eso que ya estaban en junio.

-Hola pequeños- Con cariño les revolvió el cabello mientras intentaba abrazar a ambos, cuando alzo la mirada pudo encontrarse con la de Shinichi que demostraba cariño, más rápidamente la cambio por una neutra -Buenas tardes Shinichi-

-Buenas tardes Kaito, anda pasa- Se hizo a un lado mientras los dos pequeños se levantaban y corrían asía la cocina, el amatista entro cambiándose sus zapatos por las pantuflas cerrando la puerta detrás de él, siguió al ojiazul a la sala donde se sentó en el primer sofá que encontró –
¿Quieres algo de beber'-

Negó con la cabeza, Kudo se sentó delante de él, se veía ligeramente nervioso - ¿Para qué me pediste que viniera? -

-Los niños querían verte-

-No me refiero a eso, dijiste que era algo importante- Su voz era rígida, lo recorrió con la mirada dándose cuenta que estaba un poco más flaco a como lo recordaba, su piel también estaba un poco más clara y se veían pequeños círculos negros bajo sus ojos.

-Bien si es algo importante- Dando un suspiro preparándose -Kaito quisiera darte la custodia de nuestros hijos-

Con asombro lo miro intentando comprender el por qué tan de repente - ¿Por qué? -

-Veras, me pidieron ayuda en el extranjero por algo muy importante, de hecho, es también un problema para nosotros en la policía metropolitana, fui uno de los elegidos para ir, pero nos sabemos cuánto tiempo podría tardar, por lo que lo mejor es darte la custodia de los niños- Apretó los labios con algo que reflejaba tristeza.

- ¿Estás seguro? - Kaito sabia cuan peligrosas eran esas misiones, entendía un poco pero el sentía que no era verdad del todo, había algo más que no le estaba diciendo, pero prefería no forzarlo a decirlo, si no le decía nada más era por que no era nada importante ¿no?

-Si-

-Los niños lo saben? - Se cruzo de brazos mirando como el otro asentía, soltó un suspiro pesado -Entiendo, está bien... ¿Cuándo te iras? -

-La otra semana posiblemente, ya hablé con el abogado y dijo que si estabas de acuerdo él tendría los papeles rápido- Sonrió por inercia cuando el mayor Hiroki se acercó por atrás para extenderle algo a Kaito, era un amarilis.

Llego corriendo Toshio el más pequeño, sus manos estaban llenas de tierra por lo que se supo quien había sacado la flor del suelo.

-Pa' es de nosotros acéptala- El pequeño brincaba con mucha felicidad.

-Estamos orgullosos de ti- Secundo Hiroki mientras le acercaba más la flor. Con una sonrisa leve Kaito acepto la flor con gusto, con algo de duda volteo a ver a Shinichi más este no lo veía si no que veía a los pequeños que se pusieron a jugar en el piso con la tierra que habían metido. Estaba seguro que era del jardín de esa casa, pero nunca pensó que Shinichi las estuviera cultivando.

-Gracias, entonces ya saben que vivirán conmigo pronto- Junto sus manos con alegría mientras agarraba con cuidado la flor, los niños asintieron energéticamente.

Kaito se quedó un poco más hasta que tuvo que retirarse, Shinichi le dijo que hablaría con el abogado para que hiciera los trámites correspondientes.


Aoko soltó un suspiro mientras servía tres platos Yakitori, escuchando las habituales discusiones entre Hakuba y Kaito, se sentía nostálgica, hace mucho que no compartían entre los tres un momento así.

Dejando los platos enfrente de cada quien empezaron a comer, Kaito relataba lo fabulosas que eran unas ciudades que había visitado últimamente, incluso les conto lo que había pasado esa misma tarde.

-Así que Kudo quiere darme la custodia de los pequeños- Saboreaba el Yakitori hace mucho que no comía como tal comida casera, bien él no era un mal cocinero, pero eso nunca se le dio bien.

-Es normal, después de todo lo que está pasando el pobre- Suspiro Aoko al recordar todo lo que había pasado ese tiempo. Ella al ser amiga de ellos se enteraba de varias cosas.

- ¿A qué te refieres Aoko? - Con algo de duda frunció el ceño Kaito.

Tanto Aoko como Hakuba intercambiaron miradas, sabía que había metido la pata, Kudo no quería que Kaito se enterara.

-Pues veras últimamente ha habido muchos casos en la policía y con todo esto de los asesinos seriales que han aparecido es muy difícil- Contesto rápidamente Hakuba mientras mordía su comida.

Aun con la duda Kaito decidió no darle importancia, si fuera algo importante ya se enteraría. Con el tiempo aprendió a no darle tanta importancia a lo que le pasara a Kudo después de todo ya no eran nada, lo único que les unían era sus hijos o al menos eso quería creer el...

Pasaron la velada con tranquilidad, alguna que otra pelea entre los tres, pero nada más, lo común.


A los dos días, Shinichi le llamo para decirle que los papeles estaban listos, por lo que solo fue firmar y oficialmente los niños ya estaban al cargo de Kaito; esa misma tarde ellos se trasladaron a la casa para acomodar sus cosas en la que sería su habitación. Los pequeños habían decidido que querían dormir en el mismo cuarto por lo que Kaito acepto.

Aunque comenzó a sospechar que algo más pasaba ya que a veces notaba a sus hijos mirando por la ventana con una mirada triste y llena de preocupación. Cuando les cuestionaba decían que extrañaban a su papá Shinichi, Kaito calmándolos les dijo que estaba bien y que cuando regresara de su misión lo verían. O al menos eso creía él.

También noto que al tercer día al levantarse en la noche y acercarse al cuarto de sus niños los encontró despiertos, abrazándose y preguntándose como estaría su papá. Pensó que era normal después de todo los niños eran muy listos por lo que sabían que era peligroso. Otra vez ignoro el dolor en su pecho.

Su semana paso rápidamente, entro acomodarse a tener los niños corriendo de un lado a otro y concentrarse en que teatros de la ciudad daría sus funciones, no noto las señales hasta cierto día...

Eran aproximadamente las 8 de la noche cuando el teléfono de la casa comenzó a sonar, extrañado contesto ya que nadie llamaba a ese teléfono, respondiendo con mono silbatos a las preguntas hasta que escucho la noticia por parte del médico. Kudo Shinichi estaba en el hospital de Beika en el cual dentro de dos horas entraría al quirófano. El teléfono cayó al suelo con un sonido estrépido, alarmado corrió por los niños encontrándolos en la cocina con el otro teléfono descolgado, habían escuchado todo.

Se agacho para abrazarlos, los pequeños comenzaron a llorar.

-Papá aun no puede morir... Él no- Toshio lloraba a lagrima suelta.

-No... Papá nos prometió que seguiría vivo, él va a estar bien- Murmuraba Hiroki intentando no llorar mucho, intentando consolar a su pequeño hermano, Kaito se congelo por unos momentos, algo hizo clic en su cerebro.

Al fin entendió por qué tanta preocupación de los niños, ellos sabían algo más que el no. Sin pensarlo mucho fue por sus abrigos para ponérselos, corrió cargándolos hacia el auto metiéndolos en la parte de atrás, intentando darles fuerzas con palabras dulces y tranquilizadoras mientras el conducía hacia el hospital.

Nada más llegar, los saco y pregunto por Kudo, con el número de habitación subió con los niños por el ascensor, habían cesado de llorar, pero se veían muy tristes, al llegar al piso se dio cuenta que estaba en un cuarto privado, cuando se acercó pudo notar que estaban los padres de Shinichi, al igual que todos sus amigos.

Sin saber que hacer se acercó a un doctor que estaba aún lado hablando con Yusaku. Lo voltearon a ver, se intentó acercar cuando el doctor ya estaba a su lado, los dejo pasar a los tres a la habitación.

Se le hizo un nudo en la garganta cuando lo pudo ver, estaba postrado en la cama del hospital, su piel casi nívea, sus labios estaban casi de un color café.

Shinichi cuando escucho la puerta abrirse levanto la mirada encontrándose primero con los ojos índigo, rápidamente volteo asía los dos niños que rápidamente corrieron hacia él y se subieron a la cama. Volviendo a sollozar contra su pecho, acaricio las cabezas de ambos con toda la ternura del mundo.

-Shhh tranquilos no es bueno para los pequeños llorar mucho- Su voz se oía débil, como un fino hilo que podía cortarse en cualquier momento.

-Papá... Pa... Papá- Se negaban a alejarse, Toshio saco de su pantalón un curita de dinosaurios. Shinichi sonrió al verlo, soltó una solitaria lagrima cuando vio como le ponía la curita en la sien.

-Te pondrás bien verdad... No nos dejaras verdad- Hiroki le acaricio la mano a su padre intentando ver que todo fuera una mentira, pero no era así.

-No los dejare, solo voy a entrar al quirófano, ¿saben que significa no? - Con la poca fuerza que le quedaba logro sentar a los pequeños para poder verlos de frente -Es una de las formas de intentar parar mi enfermedad-

Con lentitud Kaito se acercó para sentarse en una silla que estaba al lado de la cama, no podía hablar, no le gustaba para nada el dolor que sentía en el pecho.

-Hola Kai- Susurro Kudo con una dulce sonrisa en su cara.

-Hola Shin-chan- Respondió, con alguna forma sabía que era correcto decirle así en ese momento, pero también se sentía como la última. No le decía así desde antes de separarse -Ahora entiendo por qué querías que me quedara yo con los niños-

Vio como negó con la cabeza para cerrar un poco los ojos -Lo siento debí decirte- Atrajo un aves más a los pequeños para susurrarles palabras intentando calmarlos. Les canto bajo la nana que les había compuesto para calmarlos, no quería verlos llorar más, ya no.

Afortunadamente lograron calmarse y quedarse dormidos, a veces el estrés y la preocupación cansaban mucho a los niños.

Kaito al ver que no soltaría a los niños por el momento comenzó a jugar con sus manos - ¿Qué es lo que tienes? -

-Bronquiectasia- Susurro el oji azul mientras dirigía su mirada asía la ventana, era una hermosa noche de luna llena Adecuada pensó irónicamente -Esta es la última opción para intentar controlarla, si la cirugía sale bien podrán recetarme otros medicamentos para que no continúe-

- ¿Porque nunca me dijiste nada? - Se sorprendió de escuchar en su voz mucha preocupación.

-No pensé que fuera correcto, estabas disfrutando de tu gira por lo que lo creí innecesario- Kaito cerró los ojos intentando tragarse el odio que surgió hacia si mismo por no haberse dado cuenta – Además nuestros hijos apenas se dieron cuenta no hace mucho-

-¿Desde cuándo? - Su voz temblaba, tenía miedo, mucho miedo.

Volteo a verlo, viendo como el otro se negaba a decirlo, con decisión se levantó de la silla y se inclinó en la cama quedando cerca.

Con un gruñido solo pudo murmurar -Desde hace tres años aproximadamente-

-Porque nunca me dijiste nada, pude haberte ayudado además aun estábamos juntos hace tres años-

- No podías, Kai esta enfermedad no tiene cura, solo se trata, no quería mortificarte-

-Aun así, me pudiste haber dicho algo- Soltó algunas lágrimas, al diablo el necesitaba mostrar sus sentimientos, necesitaba demostrar que todavía le importaba -Shinichi-

Se quedaron en un silencio donde a ambos les dolía, más al haber estado separados tanto tiempo no sabían cómo actuar.

-Kaito la verdad no se si saldré con vida de la cirugía- Se toco el pecho donde le dolía mucho -Me siento muy débil, pero no quiero darme por vencido, aun quiero verlos crecer, quiero verlos tener hijos, también quería poder estar contigo-

Kaito sin darle tiempo lo beso en los labios siendo correspondido por el otro, ya no importaba el orgullo ni nada, noto un sabor metálico en la boca del otro... Sangre. Con lentitud se separó negándose a soltarlo de la cara.

-Tienes que salir con vida por ellos y por... Por mi-

-Lo intentare- Susurro cuando vio entrar a las enfermeras, con un último suspiro soltó a sus pequeños. Su padre abrazo a uno mientras Kaito abrazo al otro, le dolía no poder cumplir su promesa, aunque lo intentaría ya no estaba en sus manos.

Las enfermeras se lo llevaron al quirófano, mientras él se preparaba mentalmente, otros en la sala de espera se daban valor los unos a los otros. Yukiko y Yusaku abrazaron a los niños intentando controlarse para no llorar. Aoko al ver salir a Kaito corrió hacia el para abrazarlo, sabia lo difícil que era para él; Kaito al sentirse en brazos conocidos no pudo más y lloro. Todos pensaron que era por dolor, pero también era por frustración, enojo hacia el mismo por no darse cuenta y no poder ayudar.

Aproximadamente a las 2 am se acercó uno de los cirujano que iba a tratar a Shinichi, con todo el pesar del mundo les dio la mala noticia, Shinichi no sobrevivió a la operación; su cuerpo ya estaba en las últimas cuando entraron y a mitad del procedimiento murió. En ese momento todos lloraron ya sin controlarse.

Oficialmente Kudo Shinichi murió el 27 de junio a la 1:30 am, en una hermosa noche de luna llena.


Y bien aquí esta. A las 12:56 am termino esto.

Aunque realmente no es todo, quedara como un one shot, pero... Pero abra un extra que ya se está escribiendo. Espero tenerlo terminado hoy mismo.

Y dirán que abra en el extra, pues Shinichi menciona que él sabe que tal vez no salga vivo y con lo precavido que es tal vez haya dejado algo en caso de que eso sucediera.

Y bien sin más esto lo dejo por ahora, intentare escribir el extra ya sin distraerme.

Espero que les haya gustado.

Hiroki: Significa Gran fuerza

Toshio: Significa Héroe

Amarilis: En el lenguaje de las flores representa el orgullo y las ganas de éxito hacia una persona.

Yakitori: Es un plato japonés similar a las brochetas y que habitualmente está hecho con carne de pollo.

Bronquiectasia: Esta enfermedad respiratoria causa tos con sangre que empeora poco a poco debido a una dilatación permanente de los bronquios, que puede ser causada por una infección bacteriana o por otras enfermedades como la bronquitis, el asma o la neumonía.
En una buena parte de los casos la bronquiectasia no tiene cura, sin embargo, es posible utilizar ciertos medicamentos que ayudan a aliviar bastante los síntomas, mejorando la calidad de vida. Estos medicamentos pueden ser recetados por un neumólogo después de la evaluación de los síntomas.

Sin más buenas noches.