Llegar a la escuela había mermado de forma considerable la vitalidad de Linka, la sola idea de volver a encontrarse con Lincoln ahora no como un espejismo de su dolor sino como una persona en carne y hueso le había llenado de nerviosismo, después de todo no llevaba ni una semana desde que había enterrado a esa persona, con varios años más, un par de hijos, varios problemas… si lo pensaba bien era una buena oportunidad de mejorar la vida de ambos, una de ellas era evitar tomarle el gusto a fumar y agradecía que su joven cuerpo no había probado el vicio y carecía de la necesidad de este, pero entre esa y otras cosas quería ver a Lincoln.
Aquel comentario visceral posiblemente había sido culpa de algún consejo extraño de alguna de sus hermanas, siempre habían sido un dolor en el trasero en su relación y Lincoln más de una vez le contó como arruinaron oportunidades que él en su momento no supo apreciar por "seguir los consejos de sus hermanas", si en menos de 24 horas desde que había vuelto a ese punto uno de sus consejos era separarse de quien le brindaría una familia amorosa cualquier duda que tuviese de las antiguas (o futuras) palabras de su esposo se había desvanecido completamente.
Por ello se había vestido con el mejor vestido que encontró dentro de aquel infantil guardarropa (el cual deseaba reemplazar casi en un 90%) se hallaba en la puerta de la secundaria, lamentándose no haberse maquillado debidamente gracias a que su madre le vio colándose en búsqueda de robarle cosméticos, una mañana extraña para ella, pero que definiría una parte esencia de su nueva vida: su relación con el chico.
Si el evento donde se unían ya había sido completamente alterado no importaba, solo tenía que crear otro.
- Linka, te ves fabulosa, ¿Paso algo bueno que no nos quisiste contar?
- Si, como cierto evento con cierto peliblanco.
- No molesten.
- Ay por favor, no puedes evitar que queramos saber detalles, ya cuenta, ¿Cómo lo arruinó Loud?
Linka solo les miró de reojo, eran chicas que una vez termino la secundaria se mudaron y no volvió a hablar por lo que si era honesta, ni siquiera recordaba sus nombres, irónicamente solo que en algún punto simplemente las olvido sin siquiera saber porque.
- Saben, estoy precisamente esperando a ese peliblanco, necesito hablar con él.
- Espera, ¿Te arreglaste solo para ver a Loud? ¿El desastre andante?
- No es un desastre, su familia lo es, él… bueno, si es un poco idiota.
Ambas chicas que acompañaban a Linka se voltearon a ver, riéndose por la extraña actitud que estaba tomando su amiga peliblanca en el momento que hablaba del chico.
- Esto está mal, definitivamente está enamorada.
- Seguro que su hermana menor hizo un embrujo que amarro a Linka, necesito hacerle el exorcismo esta misma tarde o puede que sea demasiado tarde.
- No me vas a hacer vestir esa bata de bruja otra vez Melissa.
- Pero si es lana pura, no vas a encontrar nada más suave en Royal Woods.
- Aja, si, no.
- Chicas. - Linka no necesitaba más distracciones, pues sabia que Lincoln podía llegar en cualquier momento. - Agradecería si me dejaran sola esta mañana, como les dije, tengo asuntos que atender.
- (Simultáneamente) Uhhh/Uhhh.
- (Escéptica) Ya váyanse inmaduras.
En medio de la risa de ambas chicas estas se fueron dejando sola a la peliblanca quién nuevamente se concentro en esperar, intentando hacer memoria si para ese año el padre de Lincoln ya había tenido el accidente que destruyo la van o aún no había ocurrido pues no recordaba como es que el chico llegaba a la escuela al ser él quien siempre iba detrás de ella durante las mañanas.
- (Susurrando) Debería haberle puesto más atención cuando empezamos a ser novios.
Aquello era otra piedra en el corazón de la chica, no recordaba bien, pero al principio cuando acepto la propuesta de Lincoln fue más por juego, no había tenido novio antes y el chico se veía bastante agradable pese a los rumores, al final fue la caballerosidad del muchacho, los detalles y "ese día" los que la convencieron que haber aceptado esa tarde en el parque aquel anillo de juguete fue de las mejores decisiones que pudo tomar en su vida.
Pero mientras estaba perdida en sus pensamientos alguien pudo visualizarla, redireccionando su avance en su dirección con una expresión no muy amigable.
- (Molesta) Tú.
- ¿Ah?
Linka nunca había visitado España, pero estaba segura de que una corrida de toros y ver a Lynn Loud correr en tu dirección con una clara expresión molesta no eran muy diferentes.
- Creo que… mejor espero a Lincoln en otro lado. - Y se volteó, comenzando a correr.
- ¡Detente ahí mocosa del demonio! - Lynn resoplo vapor de su nariz casi como si fuese una locomotora a vapor mientras su expresión era la de un demonio de la ira.
- ¡No gracias, quiero vivir!
Si recordaba bien, esa primera mañana como novios Lincoln llegaría a su lado preguntando si seguía mejor del desmayo mientras que Lynn se acercaría para felicitarle con un golpe en el hombro, ver como Lynn ahora daba todo de si para alcanzarla y muy probablemente querer darle la golpiza de su vida era un giro a sus recuerdos bastante curioso.
- ¡Quédate quieta que solo quiero tener una agradable charla contigo!
- ¡Agradable mi trasero! ¡Reconozco una mirada homicida cuando la veo!
- ¡Te juro que te voy a tratar muy amablemente! - Hablaba mientras empujaba a la gente que tenía la desgracia de atravesarse en su camino. - ¡Solo seremos tú, yo y los chicos!
- ¡No voy a conversar con tus puños loca!
- ¡Es genial que los conozcas, así que no tengo que presentártelos y puedo ir directo al mensaje!
- ¡Alguien ayúdeme contra esta loca!
- ¡Pagaras por lo que hiciste desgraciada!
- ¡Pero si quiero aclarar el malentendido con tu hermano!
- ¡Ni creas que te dejare romperle el corazón otra vez!
- ¡No fue mi intención!
- ¡Mi puño en tu cara tampoco será mi plena intención!
Mientras la peliblanca corría de Lynn, esta última termino siendo sujetada de su polera por el cuello, tal como si hubiese tomado un gato quién quedo suspendido en el aire mientras agitaba sus extremidades en una pelea inútil, paralizándose al momento de notar que quien le había frustrado su persecución no era otro que el entrenador de la escuela.
- Cuanta energía tan temprano Loud, ¿No quieres contarme más detalles sobre esos amables puños tuyos sobre una estudiante en mi oficina? - Todo dicho con una tranquila sonrisa en su rostro.
- Eh… ¿Puedo llamar a mi abogado primero?
- Niña, ya sabes que aquí soy juez, jurado y verdugo. - Comenzó a caminar rumbo al gimnasio. - Ahora vamos a por tu sentencia.
Con los lamentos de Lynn como ambiente, Linka luchaba por recuperar el aire en su cuerpo luego de aquella carrera por su vida, notando que había quedado sudada y agotada.
- Lo mejor será que busque a Lincoln en el almuerzo.
Derrotada se encamino al baño, quería zanjar el asunto lo más pronto posible para no empeorar su imagen con Lincoln por más tiempo o, en el peor de los casos, que su familia siguiese envenenando su mente con la idea de que ella solo quería burlarse cuando simplemente actúo pensando en que era el esposo que conocía.
Quizás fue por mera coincidencia o el destino parecía estar de su lado ese día, pero durante su camino hacía el baño pudo notar que Lincoln había llegado también al edificio y parecía estar dirigiéndose al baño de hombres, algo que Linka decidió que no podía ser mera coincidencia y no dejaría pasar dicha oportunidad.
- ¡Lincoln, oye!
El niño se volteó al escuchar su nombre, pero más sorpresivo fue para él identificar de quién era esa voz y verla correr en su dirección.
- (Nervioso) Ehh… ¡Lincoln no está! - Y procedió a correr hacía el interior del baño de hombres, ingresando antes de que Linka alcanzara a entrar.
Las pocas personas que se encontraban a los alrededores vieron la escena y se fijaron como la chica, que de por si ya estaba agitada y sudada por la carrera con Lynn, había sido plantada frente al baño de hombres por el chico quién rápidamente huyo a su interior, dejando a Linka quieta con una expresión ensombrecida frente a la puerta que le separaba de un espacio prohibido para ella.
- (Susurrando) ¿Acaban de plantarla?
- (Susurrando) ¿La pareja de ancianos no se concretó?
- (Susurrando) Ella corrió hacia él, no él hacia ella.
- (Susurrando) ¿Loud se pudo dar el lujo de rechazar a alguien?
Los comentarios comenzaron a inundar ese pasillo mientras Linka simplemente no sabía como reaccionar, los rumores eran lo que menos le importaba, eran solo niños hablando de tonterías que no importaban, pero aquella reacción de Lincoln era preocupante y ahora se había ocultado, de ella, no podía ser un peor escenario del cual estaba atada de manos.
Una persona razonable entendería el mensaje y retrocedería, alguien maduro entendería que la situación no es la mejor y planearía algo mejor.
Pero ella no estaba en un estado ni razonable ni teóricamente hablando era alguien maduro, por lo que inflo su pecho con todo el aire que pudo tomar y avanzó, abriendo con toda la violencia que pudo la puerta del baño de hombres.
- ¡Lincoln, ven aquí y enfréntame!
Los dos niños que estaban usando los urinarios no sabían que hacer, el chico que se hallaba en uno de los inodoros pese a estar oculto del mundo se oculto como si estuviese desnudo y expuesto ante la escuela completa y Lincoln, quien se hallaba mojando su cara con agua en los lavados se paralizó al ver a la niña mirándole fijamente.
Para Linka volver a ver a Lincoln tuvo un efecto contrario, haberle visto de reojo a la distancia y con toda la adrenalina del momento no repercutió fuertemente en su mente, pero ahora que tenía la cabeza algo más fría y le tenía a tan poca distancia como para admirarlo de cerca la emoción inundo su ser.
Las emociones se habían acumulado en su interior tras el accidente, aquella noticia por parte de la policía fue una bofetada tan fuerte a su ser que todas sus acciones de los días posteriores fueron de forma automática, por reacción, atender a sus hijos o preparar el entierro los había hecho casi por memoria muscular, eran reacciones a las cosas que recibía su cerebro pero nada en su interior había sido procesado hasta la noche en que encontró esa baratija que le llevo a esa realidad de ensueño, una donde podía verle nuevamente, no importaba si era el hombre o el niño, ella amaba con todo su ser a Lincoln y comprobar bajo esas condiciones más controladas que estaba allí, frente a ella, en buena salud… vivo.
Su determinación se fracturo de forma casi instantánea transformando su molestia en aquel dolor reprimido, cristalizando sus ojos en lo que era un torpe avance para tocar aquel espejismo frente a ella el cual estaba tan paralizado como lo estaba su corazón, temiendo por momentos que si se acercaba lo suficiente terminaría atravesando al chico y caería en cuenta que su triste realidad era la de alguien que había perdido al complemento de su vida, uno que no importaba si tenía casi cuarenta o apenas llegaba a la docena de años, estaba allí.
- Tonto… tonto… tonto… ¿Por qué me abandonaste así? ¿Por qué me dejaste así? Se que no actúe bien… se que pude hacerlo mejor, pero ¿Por qué me tenías que dejar de esa forma luego de marcarme así? Te ofrecí todo mi ser y tú simplemente te vas.
Linka simplemente se entrego a ese sentimiento arraigado en su corazón desde aquel trágico día, uno que había arraigado tanto y finalmente podía expulsar, Lincoln solo podía observarla con una expresión estupefacta incapaz de poder responder ante aquella declaración y la evidente imagen de alguien que estaba sufriendo, pero uno de los espectadores que se hallaba dentro del baño fue el que termino hablando primero antes de que el propio peliblanco hubiese llegado a alguna conclusión.
- No jodas, el albino se la tiró en la primera cita.
- (Avergonzado) ¡¿Qué?! N..No, yo no… yo no lo…
- Lo hicieron y luego la abandono. - Resonó de parte de uno de los espectadores en la entrada del baño.
- ¿Un tiro de solo una cita eh? - Se pudo escuchar de uno de los chicos frente a los urinarios al otro a lo cual el otro simplemente asintió.
- El macho. - Comento quién estaba dentro del cubículo del inodoro.
- O..Oigan, yo no… no es lo que creen, ella y yo no tenemos nada especial, ¡Eso! ¡Solo fue un juego de una cita!
- La tiene llorando mientras ruega por otra oportunidad y él solo dice que fue un juego, este sujeto es impresionante. - Comentó otro de los espectadores en la puerta.
- ¡Eso no es lo que dije!
El peliblanco estaba siendo observado fijamente por todos los espectadores quienes seguían comentando lo ocurrido, Linka por su parte finalmente logro poner en control sus propios sentimientos y comenzó a analizar la situación, sobre todo los comentarios que estaba escuchando.
- (Pensando) Mmm… esto esta mal. - A Lincoln. - Oye… creo que…
- ¡Amiga, date cuenta de que ese albino está jugando contigo!
- ¡Si, amiga date cuenta!
- Oigan, él no…
- ¡Basura!
- ¡Poco hombre!
- ¡Desgracia!
Los abucheos comenzaron a resonar por todo el lugar mientras que en el pasillo fuera del baño los murmullos solo se extendían más y más, Linka solo podía mirar a todos lados sin llegar a una idea de como detener toda esa avalancha de comentarios hasta que sus ojos terminaron abandonando a todos los demás, concentrándose en la única persona realmente afectada de ese lugar: Lincoln.
El chico se veía realmente afectado, retrocediendo lentamente mientras parecía que iba a llorar en cualquier momento ante aquella cacería de brujas que hacían en su dirección mientras sostenía su nuca con las manos como si esperase una puñalada en cualquier momento y sus labios temblaban en lo que parecía que podía romper a llorar en cualquier momento.
- ¡Animal!
- ¡Asqueroso!
- (Preocupada) Lin…
Su mano se extendió en dirección hacía el chico, pero su palabra y acción fueron detenidas de golpe cuando este se volteó y corrió en dirección a la ventana la cual uso como salida de emergencia para sorpresa de los presentes.
- ¡Lincoln!
- ¡Esta huyendo, los culpables siempre huyen cuando son encarados!
Linka se acerco a la ventana y solo pudo ver como la espalda del chico se hacia cada vez más pequeña, corriendo con todo lo que podía mientras ella solo podía mirar el como la había arruinado de la peor manera posible.
