29 / 10 / 2024

Prompt: Notas de amor


Trascender

La suave melodía de la música que Sou escuchaba inundó el departamento. No era demasiado alta, en especial estando a tales horas de la noche, pero mantenía el volumen suficiente para volver la lectura de Sou mucho más agradable. Aunque no era reconocido como lector, últimamente había empezado a leer un poco más, en especial por recomendación de la esposa de su primo de Sinnoh.

Acostumbrado a solo leer historia, Sou encontró problemas para leer filosofía del siglo pasado. Le costaba entender el simbolismo y los mensajes ocultos de filósofos muertos que, en su opinión, solo lanzaban diarrea literaria en cada texto que hacían. Intentaba entenderlos, pero muchos de sus conceptos se le escapaban. Y aun así seguía leyendo y leyendo, confiando en encontrar, de alguna forma, la respuesta a su mayor pregunta.

Fue entonces que, antes de cerrar su libro, el sonido de una notificación nueva interrumpió su música. Sou arqueó la ceja, curioso de ver quién le había mandado un mensaje a tales horas. Aquella no era otra que Schilly, enviándole lo que denominaba un "Meme para dormir" de un Pokémon y una frase en inglés que tardó en entender.

No lo entendía, pero vaya que sentía algo cada que miraba su teléfono con una notificación suya. En su pecho nacía un sentimiento extraño, pero agradable, que le hacía lanzar una pequeña sonrisa mientras leía con detenimiento el mensaje, aun cuando fuera la cosa más simple del mundo, había algo en esas palabras que le hacían sentirse bastante feliz.

"¿Qué es lo que haces despierta tan tarde? Mañana tienes trabajo.

Es que no puedo dormir xd, me la pasé jugando toda la tarde, y mañana no tengo trabajo así que… no tengo nada que hacer UwU.
Y tú qué haces?"

Fue curioso cómo no pudo responder una simple pregunta. La verdad le avergonzaba un poco hablar de qué, aun cuando se habían disculpado, seguía sin entender por completo qué era aquello por lo cual terminó su relación: el amor. No estaba seguro si lo sentía o no cuando hablaba con ella por las noches en vela, cuando jugaban videojuegos o se tomaban de la mano en la calle, y enserio le molestaba el tema, se odiaba por no saberlo.

Le respondió con una mentira inocente, no se sentía con la fuerza de confesar que aún estaba buscando una respuesta, una respuesta por ella y para ella. Schilly no se lo había pedido que se lo dijera, y aun así él sabía que ella lo esperaba de una forma u otra, tenía que hacerlo.

"Oye, Sou, estaba pensanding… ¿no te gustaría venir a mi casa a comer cupcakes el domingo? Marnie me pasó una receta que me gustaría probar."

Sou arqueó la ceja, pensando en la última vez que había probado algo de la cocina de Schilly, dándose cuenta que nunca la había probado, a decir verdad era la primera vez que ella le hacía aquella invitación. No tardó mucho en pensarlo, en especial cuando se le reveló la imagen de un cupcake con la cara de un Cinderace o Scoorbunny en ellos. Aceptó sin problemas.

La conversación siguió por algunos minutos más. Sou miraba el teléfono con mucha atención, sintiendo como su corazón latía con más fuerza cada que miraba el icono de que Schilly estaba escribiendo un mensaje, sintiendo un enorme alivio cuando el mensaje se mostraba con algún comentario divertido, un chiste o cualquier otra cosa. No importaba que fuera, cualquier mensaje le hacía sentir un extraño calorcito en el pecho, al menos hasta que la pesadez de la noche se les subió a los párpados, ya era hora de dormir.

"Bueno, tengo que ir a mimir UwU.

Yo también, buenas noches, Schilly, descansa.

Schilly envió una nota de voz*"

Sou arqueó la ceja, aquella era la primera vez que Schilly le enviaba un audio a tales horas de la noche. Mentiría si no admitiera que se sentía un poco nervioso cuando apagó la música y acercó su oído al parlante, reproduciendo la nota de voz.

—"Que duermas bien, Gitsito lindo"

Fue una nota simple, el tono de Schilly era muy suave y acaramelado, sonando demasiado tierna aún para sus estándares. Sou se quedó quieto al escuchar aquel audio, pero no tardó mucho en volver a reproducirlo. Una, dos, no supo cuántas veces lo hizo, pero estuvo toda la noche escuchando ese audio, sintiendo como si Schilly estuviera a su lado, susurrándoselo, provocándole piel de gallina y un hormigueo que recorría su cuerpo por completo.

Sentía como su pecho se calentaba y sus mejillas ardían, un pequeño espasmo que no supo poner en palabras, pero que le hizo sentirse extrañamente bien, alegre. Miró el teléfono, dándose cuento que Schilly ya se había desconectado. Sintió un extraño vacío al ver que se había ido, sintiendo que necesitaba responder de alguna forma. Apretó el botón del micrófono, pero de su garganta no salió una sola palabra. Se quedó ahí, en silencio, mirando el mismo chat y esperando encontrar algo que responderle, pero no había nada en su mente.

Cerró los ojos, intentando pensar en algo, decirle cualquier cosa, solo una cosa. Cuando menos se dio cuenta, luego de grabar por casi tres minutos, finalmente algo salió de su boca.

—Buenas noches, calabacita…

[...]

Al despertar Schilly le había contestado el mensaje, haciendo una pequeña burla de cómo le "gustaba" escuchar ruido blanco por casi tres minutos. Sou se sintió apenado, diciendo que no se le ocurría qué más decir. Schilly solo respondió mandando otra nota de voz tierna, una tras de otra. Con cada vez que Sou escuchaba la voz de Schilly sentía como se retorcía ligeramente, un cosquilleo, una debilidad que le hacía sentir extraño, frágil, pero feliz.

Todo esto ocurría mientras Sou continuaba en su búsqueda que cada día parecía más y más infructífera, sintiéndose en un bucle donde cada día se sentía más como un idiota incapaz de entender lo más básico como el amor. No importaba que libro leyera, qué consejos siguiera, que palabras escuchara, nada le hacía el sentido a lo que quería buscar, a esa maldita respuesta con la que unificara todas sus emociones en una sola frase. Si tan solo pudiera hacerlo, tenerlo por completo, podría enviarle una nota de voz y decirle que la amaba, decirle todo aquello que deseaba escuchar, pero siempre que intentaba grabar un mensaje solo salían frases corteses que poco a poco le empezaron a desesperar, hasta que, finalmente, recibió un última nota de voz antes de ir a su casa.

—"Aquí te espero, gitsito dulcecito" —ese tono tierno que tanto le encantaba solo le hizo sentirse peor, llegando al punto de patear el piso con odio y alzar su teléfono. Se obligaría a hacerlo, a hablar, encendió el micrófono y finalmente habló.

—Ahí voy entonces… —ese silencio otra vez, se mordió el labio, dispuesto a decir lo primero que le saliera de su alma— mi calabacita hermosa.

[...]

Sou tocó la puerta de Schilly. Estaba molesto por no haber encontrado una respuesta, pero a su vez nervioso por qué la chica no le había contestado su mensaje. Schilly no tardó en abrir la puerta, su primera reacción al verle fue sonreír de oreja a oreja e invitarlo a pasar con un brillo en sus ojos que sorprendió a Sou. ¿Acaso lo que había dicho había dado en el clavo?

—Gra-gracias —Sou se rascó la nuca, entrando y alzando una bolsa—. Traje algo de cocoa y leche para hacer chocolate.

—¡Genial, se me había acabado la leche! —Schilly sonrió, cerrando la puerta— ¡Vamos, los Cupcakes ya se están enfriando!

Se mantenía demasiado optimista, así como la antigua Schilly que conocía. Estaba un poco desconcertado, pero le gustaba verle así, alegre. Se adentró a su departamento, observando cada uno de los detalles que tenía. Le parecía curioso, era la primera vez que entraba a un sitio tan privado para ella, y para su sorpresa, no está tan organizado.

Libros fuera de sus estantes, algo de ropa en algunos muebles, y la cocina estaba un poco polvorienta. No iba a mentir, sentía una pequeña comezón interna al ver ese lugar tan desorganizado, picazón que se fue cuando observó la pequeña sala donde reposaba el cactus que le había dado. Juraría que se hizo mucho más grande, con flores más hermosas y relucientes de las que él había logrado. Por alguna razón su mente se quedó clavada en esa planta, al menos hasta que Schilly llamó su atención.

—Perdón, estaba mirando… —Sou apuntó al cactus— Es muy lindo.

—¿Soukles? Si, lo he cuidado bien —Schilly sonrió de manera orgullosa—. Es la ventaja de que los cactus no ocupen muchos cuidados.

—¿Soukles? Qué extraño nombre —Sou arqueó la ceja, confundido.

—Bueno, es la combinación de Spike y, bueno, mi persona favorita —Schilly sonrió ligeramente.

Sou no evito sonrojarse al respecto. Era cierto, esa Schilly había vuelto, aquella que tanto había esperado que volviera estaba ahí otra vez, pero lejos de alegrarse, se sintió aterrado. Ella había vuelto, y él… seguía siendo el mismo estúpido de la otra vez. En los libros que leyó vio la frase de que "Los hombres que no saben de historia están condenados a repetirla", pero él sí la conocía, y sentía que aquello volvería a pasar, y no lo quería, no quería apartar a esa hermosa chica que llevaba consigo un pequeño cupcake decorado con la figura de un Scorbunny.

Lo comió, sintiendo de inmediato la mezcla del chocolate y la crema dulce en su boca, una sensación dulce que le hizo atenuar su miedo interno, miedo que iba y venia cuando mirada a Schilly sonreír y comer con tanto placer aquel postre. El sabor era inigualable, terminando de comer a los pocos minutos.

—Cocinas delicioso —admitió Sou, sonriendo.

—Gra-gracias —respondió Schilly, sonrojada—. La verdad es que es la primera vez que cocino para alguien desde hace mucho, debo agradecer a Marnie.

Sou sonrió, mientras en su mente intentó buscar una última vez la respuesta que quería, la forma de decírselo. Repasó los significados una y otra vez, trató de entender las metáforas, los dichos, las historias, y aún no encontraba nada, y se molestaba, sintiéndose cansado. Lo único que atenuaba su sentimiento eran los cupcakes que comía junto a Schilly, panecillos que poco a poco le hicieron sentirse relajado, culminando cuando Schilly se sentó a su lado en el enorme sillón.

Sentir su cercanía fue algo muy extraño, sintió que sus pensamientos se vaciaron de golpe. Schilly hablaba, no estaba seguro de qué, no prestaba atención, pero su voz era armoniosa, mucho más que antes. Tal vez era ese tono dulce que usaba en las notas de audio que le hizo sentirse como si estuviera flotando, en un sueño donde solo escuchaba la armoniosa voz de la chica. Era honesto, jamás antes se había sentido así, con la extraña necesidad de acercar su mano a los muslos de la chica, tomando su mano y sintiendo como un espasmo recorrió su cuerpo. Schilly se quedó callada, nerviosa, mirándolo.

—Sou… —Schilly arqueó la ceja, confundida.

El chico no respondió, se encontraba perdido. Cuando miró por la ventana y vio que el sol ya se había ocultado, pensó en algo.

—Me gusta pasar tiempo contigo.

Schilly no pudo evitar sonreír, cerrando los ojos.

—Gra-gracias, a mí también me encanta —Schilly sonrió.

—¿Podría dormir esta noche contigo?

¿De dónde vino eso? Sus ojos se abrieron por completo al ver la cara de sorpresa e incredulidad de Schilly. Era honesto, ni él sabía por qué lo dijo, simplemente se le salió al imaginar lo bien que se sentiría estar con ella, solo un poco más de tiempo, abrazarla, sentirla. Schilly se sonrojó de inmediato, cuando Sou quiso retractarse ella solo respondió.

—Sí… aunque mi cama es muy chica.

Sou se sorprendió, aunque no pudo evitar sentir cómo su corazón latía con fuerza ante la idea. Sonrió ligeramente y sujetó la mano de Schilly.

—Solo… quiero estar contigo.

Era honesto, eso era lo qué quería más que cualquier otra cosa. Desde aquel beso no pudo evitar sentir la necesidad de pasar tiempo con ella, de estar a su lado. Lo sentía como una necesidad como la de respirar o dormir, quería tenerla cerca. No llevaba ropa para dormir, pero no le importaba, en especial cuando miró a Schilly vestir una linda pijama de Tandemaus.

—¿Qui-quieres que juguemos a algo antes de dormir? —preguntó Schilly, nerviosa.

—Honestamente, estoy algo cansado —admitió Sou, sentándose en la cama—. ¿Te molesta si solo dormimos? Mañana podríamos jugar.

Schilly asintió, nerviosa por lo que estaba a punto de hacer. Sou de inmediato se familiarizó con sus hábitos de dormir, dejando un poco de música y una luz encendida mientras se acostaba en su pequeña cama. La cama era pequeña, pero Sou logró acomodarse y estar cerca de ella.

Fue ahí que pudo sentir su corazón latir como loco al darse cuenta que estaba frente a Schilly, acostado, en un momento demasiado íntimo. Sus mejillas ardieron, en especial cuando escuchaba la respiración agitada de Schilly.

—¿Estás bien? —preguntó Sou, preocupado.

—S-sí, es solo qué… —Schilly se volteó, mirándolo a los ojos— ¿Solo quieres dormir o quieres…?

Sou movió la cabeza, confundido, antes de sonreír.

—Solo quiero dormir, y si se puede… —Sou acarició lentamente el rostro de Schilly, como Marnie le había dicho— Abrazarte.

Schilly tragó saliva, nerviosa, sin embargo, poco a poco una sonrisa se dibujó en su rostro, abrazándolo.

—De acuerdo —Schilly se acercó más a Sou, abrazándolo—. Buenas noches.

Sou no respondió de inmediato, quería experimentar un poco más la sensación. El calor generado por el cuerpo de Schilly, la textura suave de su espalda, su respiración profunda y el olor enervante de su cabello, todo eso hizo que Sou se sintiera en otro mundo, una sensación profunda de bienestar que le hacía sentir en calma, tranquilo.

Sintió paz, paz como nunca antes la había sentido en su vida, una paz que ella le transmitía con solo el hecho de estar ahí. Fue ahí que sentía que, de toda su investigación, había una frase que hacía sentido, una que hablaba sobre una trascendencia, un estado más allá que no podía decir con palabras, pero que amaba, le hacía sentirse bien. Y todo eso se lo daba Schilly, Casey Shield, aquella chica que se acurraba en su pecho y solo le hacía sentir que todo valía la pena, que estaría dispuesto a hacer lo que sea por estar ahí, en ese momento, que se volviera infinito.

—Schilly… —Sou acarició su pelo con su nariz.

—¿Sou? —preguntó Schilly, confusa.

—No quiero perderte, no quiero ser un idiota contigo, me haces feliz…

Su voz era tenue, apenas audible, pero Schilly solo sintió como cada fibra de su cuerpo ardía ante esas palabras. Sonrió, abrazándolo de nuevo.

—Tú también me haces feliz, Sou —Schilly terminó acurrucándose en su pecho, lista para dormir mientras el latido de su corazón aumentaba su sueño, su sentido de pertenencia.

—Te amo…

Lo dijo. Lo dijo sin estar del todo seguro de si eso era el amor que todos sentían, pero si lo que él sentía en ese momento, esa necesidad de estar con Schilly, de querer que estuviera ahí, bien, de darlo todo por ella a cambio de solo pasar un poco, solo un poco de tiempo con ella, abrazados, volviéndose uno solo, trascendiendo su individualidad. Schilly no pudo evitar abrir los ojos de golpe, ese tono, ese maldito tono era el que siempre había esperado, con el que soñó desde hace tanto tiempo, y finalmente lo tenía. Se sentía eufórica, quiso gritar, regocijarse, pero la verdad es que prefería seguir ahí, en ese pequeño nido, junto a él. Ambos se sentían bien, cómodos. El mundo allá fuera no importaba, solo importaban ellos dos, juntos, con sus corazones sincronizados hasta, finalmente, quedarse dormidos.


Y al final lo hizo el hijo de su puta madre...
Bueno, con esto terminamos finalmente la historia de Sou y Schilly. Creo que es de las que más me gustó por el desarrollo dramatico de la misma, y una de las que la gente más les ha gustado. Realmente espero que el final cumpla sus espectativas, creo que me falta un poco de practica con tratar a personajes como Sou, y espero su retroalimentación en los comentarios.
Muchas gracias a los que se tomaron la molestia de leer esta historia, espero les haya gustado, y si es la primera que lees, te recuerdo que existen otras tres tramas con Delivery, Commoner y OgreHunter, por si quieres más Fluff con Comedio y/o Drama uwu.

Dios bendiga al DynaMeister, aunque les cague a los gringos (Literalmente un sujeto le llamó shipp sin sabor e.e)
Y recuerden, sigan leyendo uwu