Ranma 1/2 y sus personajes no me pertenecen, son absoluta propiedad de la extraordinaria y cruel Rumiko Takahashi.
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Un poco tarde
Capítulo Final
Uno y otro
No pudo evitar fruncir el ceño al ver el titular de la revista que Rob le había entregado. Los meses de relativa calma habían hecho que pensara que finalmente los rumores y críticas habían disminuido, pero parecía que los medios no se cansaban de hacer de su vida un espectáculo. Recordó todos los momentos en los que los periodistas lo habían perseguido, todas las preguntas impertinentes que le habían hecho y todas las fotos que le habían sacado sin su consentimiento. Una sensación de irritación le subió por la espalda, pero la dejó pasar. Lo importante era que Akane y él estaban bien y eran felices, y eso era lo que realmente importaba.
Meses de tensión constante habían puesto a prueba su paciencia hasta el límite. En más de una ocasión, estuvo a punto de perder el control y desatar su ira contra los paparazzi que lo acosaban sin cesar. Pero siempre que estaba a punto de hacerlo, recordaba la promesa que le había hecho a Akane, su futura esposa. No podía permitir que su comportamiento arruinara su felicidad y su futuro juntos. Así que se tragó su orgullo y su enojo, y logró mantener la calma, aunque a nivel personal, estaba orgulloso de su autocontrol. Aunque no era fácil ser el centro de atención del país, y no lo decía de forma literal, era un caos que lo seguía a dondequiera que iba.
Cuando la noticia de su relación salió a la luz, algún curioso debió haberlos visto, ya que no tenían razón alguna para esconderse. Amaba a Akane y le llenaba de orgullo que todos lo supieran. Sin embargo, jamás se imaginó que la situación se descontrolaría de manera tan escandalosa. Los medios publicaron datos privados de su vida, incluyendo que habían sido prometidos en el pasado y que el compromiso se había disuelto, lo que llevó a que se armaran todo tipo de teorías. Algunos incluso llegaron a decir que Akane había "pescado a río revuelto" y que se estaba beneficiando de su posición, ya que en el pasado, cuando estuvieron comprometidos, él no era nadie. Muchas estupideces, en fin.
Poco después, no tardaron mucho en descubrir que Akane estaba casada y en proceso de divorcio, lo que fue como agregar leña al fuego. Los medios no tardaron en sacar conclusiones precipitadas y acusaciones de infidelidad, aventura extramarital y adulterio.
Algunos intentaron presentarlo como la víctima de una mujer casada que buscaba aprovecharse de él. Sin embargo, él no se dejó intimidar y les hizo frente, sin permitir que nadie le dijera con quién podía o no podía estar. Es cierto que había algo de verdad, ya que ella había dejado a su esposo por él y habían tenido una conexión sin nombre durante un tiempo. Pero ella siempre había sido respetuosa con los límites y había intentado no herir a nadie. Fue él quien había cruzado ese límite. Ahora, gracias a sus acciones, podían ser felices juntos, sin culpas ni remordimientos.
Por un momento temió que Akane no podría soportar la presión de ser el centro de atención mediático. Lo que más le preocupaba era que ella simplemente se cansara y diera un paso al costado. Pero no fue así. Akane fue fuerte y decidida, como siempre lo había sido. Ella tomó su mano con firmeza y caminó a su lado con la cabeza en alto, sin temor y sin vergüenza.
La amaba por completo, esa pequeña y hermosa mujer que le daba luz a su vida y le llenaba el corazón de tanto amor. Se sentía profundamente agradecido por tenerla a su lado y por la felicidad que ella le brindaba. Era como si finalmente hubiera encontrado su propósito en la vida, y eso era lo más valioso que había tenido en muchos años. Lo único que podía ver por delante era un destino lleno de felicidad, junto a su persona predestinada, ambos eran almas gemelas. Aunque la vida les puso demasiados obstáculos, ellos siguieron juntos, unidos por un lazo invisible que siempre los mantuvo conectados, y que era simplemente irrompible.
— Idiota, idiota, reacciona — Nabiki sonrió al verlo finalmente reaccionar.
— ¿Qué quieres ahora? — bufó dejándose caer en el asiento junto a ella con un suspiro exagerado.
— Te veía tan perdido, por un momento creí que habían vuelto a discutir otra vez. Nada fuera de lo común tratándose de ustedes dos.
— Estaba pensando en algunas cosas.
— ¿Piensas? — abrió los ojos de par en par, su sonrisa se desbordaba al ver a Ranma fruncir el ceño, intentando parecer más serio.
— Claro que lo hago. Últimamente, todos me molestan más. Es como si me estuvieran viendo la cara — comentó con un tono fingido de molestia.
— ¿Recién te das cuenta? — Rob se acercó y golpeó a Ranma por la espalda con una sonrisa burlona.
— No puedes arruinar nuestra diversión, es lo mínimo que merecemos por aguantarte — Nabiki se detuvo al ver a Akane acercarse y cambió su tono de inmediato —. ¡Akane! — saludó con una sonrisa.
Ranma volteó la cabeza y siguió a Akane con la mirada, sus ojos se fijaron en ella con una expresión curiosa y atenta.
— Te dije que iría por ti — dijo de manera seria, cruzando sus brazos en descontento —. ¿No podías esperarme? — se quejó nuevamente.
— Podría, pero era más rápido si venía directamente. ¿Te enojaras por eso? — preguntó con una sonrisa dulce y una mirada de inocencia.
— No me voy a enojar, solo que no me gusta que andes sola — se acercó a Akane con una sonrisa y la agarró suavemente de la cintura —. Me preocupa que algo pueda pasarte — dijo con un tono cariñoso y luego la besó suavemente en los labios.
— Aquí no — murmuró en tono de reprimenda al sentir como bajaban sus manos y tocaba sin descaro su cuerpo, a vista de los demás.
— Se han vuelto unos pervertidos, muy mal hermanita — comentó con una sonrisa y una mirada atenta, como si estuviera disfrutando del espectáculo.
— Es Ranma — lo acusó golpeándolo suavemente en la mano para que se comporte. Soltó una risita al escucharlo quejarse —. Además, tú eras la que me aconsejaba una sesión ardiente de reconciliación — fijó su mirada en Nabiki, que aún sonreía con una expresión de inocencia fingida —. ¿Te parece que esto es lo que tenías en mente? — agregó con una ceja levantada.
— Solo eran consejos amistosos, nada más —dijo con un tono de voz ligero y una sonrisa leve —. Pero ambos lo tomaron muy en serio, demasiado en serio — resaltó pasando su mirada de uno al otro con una expresión de sorpresa.
— Si te molesta, solo no mires — mencionó con tranquilidad —. Puedo tocar a mi mujer cada vez que quiera — aclaró, ganándose una mirada seria y reprobatoria por parte de Akane.
— Eso sí yo lo permito — lo fulminó con la mirada —. Ahora ve a cambiarte, llegaremos tarde — ordenó haciendo que Ranma apurara su paso con una sonrisa resignada.
— Lo tienes por completo dominado — Rob sonrió de lado y levantó su pulgar en aprobación.
— Si, pero no se lo digas — bromeó con una sonrisa astuta —. Si se da cuenta, dejará de funcionar — mencionó con una risita divertida.
Se percató de un joven parado en la puerta. El chico parecía indeciso y caminaba de un lado a otro con una mirada de nerviosismo. Con un gesto, llamó la atención de Nabiki y Rob hacia el joven.
— ¡Oye niño! — Rob gritó fuerte ganando que el muchacho al fin caminara hacia donde ellos se encontraban.
— Señor, un gusto verlo — sonrió de lado, su mirada siguió buscando a Ranma, su propósito era claro, había ido a ese lugar por algo importante —. ¿El senpai no está aquí? — preguntó finalmente, dirigiendo su mirada al hombre con un toque de impaciencia.
— Está en los vestidores — respondió el hombre, levantándose de su asiento para acercarse al muchacho con curiosidad —. ¿Y qué te trae por estos lados? — cuestionó con un tono amigable.
— Bueno, es que quería hablar con él — explicó estremeciéndose ligeramente al recordar lo sucedido la última vez que se vieron —. Ese día del campeonato, parecía demasiado aterrador para poder intentar tener una conversación — aclaró soltando un suspiro de frustración.
— Eso es cierto, ya está de buen humor, ahora será más fácil — dijo Rob con una sonrisa, pero luego su expresión se volvió más seria y curiosa —. ¿Y se puede saber de qué quieres hablar con Ranma? — preguntó nuevamente, inclinándose ligeramente hacia adelante.
— Pues sobre…
— Akane, ya estoy listo — mencionó al reunirse con los demás. Luego, al seguir la mirada de Akane, notó la presencia de un extraño. De inmediato lo reconoció y su expresión cambió a una de sorpresa —. ¡Eres tú! No esperaba volver a verte — exclamó mientras lo señalaba.
— Senpai, me alegro de verlo nuevamente — dijo de forma automática, su rostro iluminándose con una sonrisa radiante.
— También es bueno verte. Nunca me enteré cómo te fue en el campeonato.
— No tan bien — admitió frunciendo el ceño ligeramente —. Quedé en el puesto 25. Tengo que entrenar mucho más — aseguró, cruzando sus brazos de forma pensativa.
— No está mal, recién empiezas — dijo con una sonrisa alentadora —. Es cuestión de tiempo para que mejores tu estilo de combate, llegarás lejos. En serio, tienes un gran potencial — añadió, recordando su propio combate contra el muchacho y la impresión que había dejado en él. Sabía que tenía un talento innato y una determinación que lo llevaría muy lejos.
— Tiene mucha razón. Por eso estoy aquí.
— ¿Necesitas algo? — preguntó como si estuviera tratando de entender mejor las intenciones que tenía.
— Quiero ser su discípulo — dijo con determinación —. En verdad deseo que me entrene y mejorar bajo su tutela — añadió, haciendo una leve inclinación de cabeza y de cuello, en señal de profundo respeto.
— ¿Discípulo? No creo que sea algo bueno, yo en ocasiones… — empezó a explicar, pero antes de que pudiera continuar, Akane lo golpeó suavemente en la cabeza con su mano abierta y le pidió que se agachara un poco.
— No te hagas de rogar, se ve que es un buen chico y te lo está pidiendo educadamente — susurró Akane despacio, inclinándose hacia Ranma y mirándolo con una ceja levantada.
Miró a Akane con el ceño fruncido. Luego pasó su mirada al muchacho, que seguía en la misma posición. Suspiró rendido, sabía que tenía que aceptar si no quería ganarse una reprimenda de Akane.
— Levanta la cabeza — pidió Ranma con voz tranquila y serena —. Está bien, te voy a entrenar — aceptó finalmente, recibiendo una cálida sonrisa de Akane, el muchacho levantó la cabeza, y su rostro se iluminó por completo, mostrando su emoción y gratitud.
— No se arrepentirá, maestro — declaró con convicción.
— Y por cierto, ¿Cómo te llamas? — preguntó frunciendo el ceño levemente, como si estuviera tratando de recordar algo que se le había olvidado. Se habían visto, combatido y todo, pero no sabía el nombre del muchacho, solo un apodo que ahora ni siquiera recordaba.
— Raiden Saejima — dijo con una sonrisa leve —. Pensé que lo había dicho antes — comentó haciendo memoria, si lo había dicho o no.
— Para nada, niño, en el torneo solo usabas el apodo del samurai rojo, creo que ese era — mencionó Rob, uniéndose a la conversación.
— Creo que tienen razón. Ese apodo es por mi descendencia familiar — aceptó asintiendo lentamente.
— ¿Eres familiar de Zen Saejima? — preguntó Nabiki, inclinándose hacia adelante con los ojos muy abiertos y muy interesada en la respuesta.
— Sí, es mi padre — respondió Raiden con una mirada tranquila y un tono de voz neutro, esperando la reacción de Nabiki y los demás —. ¿Por qué lo pregunta? — agregó, ladeando ligeramente su cabeza y frunciendo el ceño levemente, como si estuviera tratando de entender el motivo detrás de la pregunta.
— Oh, nada importante — dijo con una sonrisa astuta y un brillo de interés en sus ojos —. ¿Tienes representante? — preguntó con entusiasmo y un tono de voz que revelaba su interés en hacer negocios. Era obvio que veía un negocio redondo en Raiden, especialmente si era un Saejima. Le convenía tener alianzas con esa reconocida familia y qué mejor forma que ser su representante.
— Aún no, solo mi mayordomo me sabe ayudar con algunos papeleos — dijo encogiéndose de hombros con una expresión de indiferencia —. No tengo mucho tiempo desde que comencé a pelear — agregó, confundido. Era obvio que no veía la importancia de tener un representante, al menos no todavía.
— Acabas de conseguirlo — mencionó con una sonrisa radiante y confiada —. Me presento, Nabiki Tendo, tu nueva representante — extendió su mano derecha para sellar el trato y comenzar su nueva asociación. Estaba lista para comenzar con los negocios.
— Bueno, nos vemos mañana, tenemos que irnos en este momento — dijo Ranma, revisando la hora, no quería que llegaran tarde y tampoco quería presenciar esa especie de pacto con el diablo que estaba apunto de aceptar ese muchacho.
— Le diré que no sea muy rudo contigo — Akane le dedicó una sonrisa tranquilizadora —. Estoy segura que te irá bien en el entrenamiento.
— No soy rudo — reclamó frunciendo el ceño y cruzando los brazos, como si estuviera ofendido por la acusación. Luego, Akane simplemente se sostuvo en su brazo, comenzando a jalarlo hacia la salida con una sonrisa.
— Si lo eres, ahora vámonos — mencionó, mientras se despedía de los demás.
Ahora que se daba cuenta, Akane era una manipuladora astuta y hábil. Y él, era demasiado manipulable.
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Esperaba impaciente que fuera su turno, mientras Akane parecía completamente relajada, con una sonrisa serena en su rostro. No entendía cómo ella podía estar así tan tranquila. Aún tenía que seguir reclamando que no lo esperara en casa, ella siempre buscaba salir ganando.
— No me mires así, ya estamos aquí y no me pasó nada — respondió con una sonrisa tranquilizadora, al entender la mirada de preocupación que le dedicaba Ranma. Se recostó en su hombro, acurrucándose contra él, para que olvidara el asunto.
— Es mi responsabilidad cuidarte, Akane — dijo con una mirada seria, pero con un brillo de cariño en sus ojos —. No seas necia, promete que la próxima vez me esperarás, ¿si? — preguntó suspirando resignado y acariciando suavemente su cabello.
— Lo prometo — sonrió sintiendo una cálida sensación en su corazón al ver la preocupación de Ranma. Cuando él pasó su brazo sobre su hombro y la atrajo mucho más cerca, ella se sintió segura y protegida. Se recostó en su pecho, disfrutando del calor y la cercanía de su cuerpo por algunos minutos.
— Señora Saotome.
Se levantaron cuando escucharon el llamado, y Akane no pudo evitar sonreír al ver cómo Ranma parecía mirar al lado contrario, aparentando estar distraído y despreocupado. Él había registrado su nombre con su apellido sin siquiera preguntarle, y ella encontraba divertido cómo él parecía pensar que eso era lo más normal del mundo. Aún no estaban casados, y él ya estaba haciendo de las suyas como siempre. Se rió para sí misma, pensando en qué otras cosas podría hacer Ranma sin siquiera darse cuenta.
— Adelante — pidió desde su escritorio, sin dejar de escribir en el expediente médico. Cuando levantó la mirada, le dedicó una sonrisa cálida y amistosa —. Venga por aquí, Señora Saotome. Tenga cuidado al recostarse, por favor.
Siguió las instrucciones que le daba la señorita que los atendía, mientras Ranma se sentaba cerca de ella, con una sonrisa de felicidad en su rostro. No estaba nerviosa, al contrario, estaba muy emocionada, miraba con amor su vientre, donde crecían sus hijos. Al notar su retraso, tuvo sus sospechas, pero se resistía a creerlo, ya que tomaba anticonceptivos y fue una grata sorpresa descubrir que estaba embarazada. Ranma, por su parte, hizo un escándalo al enterarse, estaba demasiado feliz y ella igual, iban a ser padres, nada podía ser mejor que eso. Su segunda gran sorpresa fue en su primera ecografía, al descubrir que no solo era un bebé, sino dos. Sentía que los cambios hormonales la volverían loca, las náuseas y los malestares de los primeros meses eran terribles, pero si algo le servía de consuelo es que una vez que esos malestares cesaron para ella, Ranma comenzó a sentirse mal, era bueno que él tuviera que soportar esas molestias y lo había disfrutado mucho.
Y ahora, ahí estaban, sentados en la sala de ecografía, a punto de descubrir el sexo de sus bebés. Lo que más le importaba era que estuvieran bien y sanos, pero no podía evitar sentir una leve curiosidad por saber si serían niñas o niños, aunque más se inclinaba por lo segundo. Habían decidido nombres para ambos casos, dos para niñas y dos para niños, así que estaban preparados para cualquier sorpresa. Ranma, parecía nervioso y emocionado, no contuvo su sonrisa al ver su reacción.
Miraba con atención la pantalla mientras sentía como deslizaba el aparato sobre su vientre, siguiendo los movimientos del ecografista con una mezcla de emoción y curiosidad. Sonrió encantada con la imagen de sus bebés. Le llenaba de calidez y felicidad poder verlos y sentirlos moverse día a día, y no podía evitar sentir una sensación de conexión especial con ellos, desde el primer día que supo que eran parte de su vida.
— Se están desarrollando perfectamente, son sanos y fuertes — mencionó la doctora con una sonrisa tranquilizadora, siguiendo con su trabajo y dedicando esas palabras a los futuros padres, que parecían encantados y emocionados mirando la pantalla, donde sus bebés parecían moverse y crecer con cada latido del corazón —. Más pronto de lo que imaginan los tendrán en sus brazos — añadió como si estuviera compartiendo un secreto especial.
— No es fácil hacer dos bebés. ¿No lo cree? — preguntó Ranma con un tono de orgullo y una sonrisa en su rostro.
— Por supuesto, Señor Saotome, es un logro impresionante. Los casos de embarazo múltiple solo se dan en 3-4 de cada 1000 nacimientos, así que es bastante inusual.
— Yo no conozco esas lógicas, ni límites. Eso le digo a ella — señaló a Akane con un gesto de la cabeza mientras proseguía, con una sonrisa en su rostro —. Nunca reconoce mis habilidades, ni me felicita.
— ¿Hasta eso debes presumir? — preguntó con diversión. Ranma nunca cambiaba, era el egocentrismo en persona, siempre listo para alardear de sus habilidades y logros.
— Si, Akane. Es importante que lo reconozcas.
— Bueno, tampoco le daría todo el crédito a usted, Señor Saotome. En todo caso intervienen ambas partes, es algo que conlleva muchos factores.
— ¿Y ahora qué dirás, bobo? — se burló disfrutando del momento en que Ranma se veía obligado a aceptar la verdad, y al verlo apretar la mandíbula en molestia.
— Igual hice dos bebés y eso es lo importante — recalcó sonriendo con confianza y asintiendo con la cabeza en un gesto de seguridad, y satisfacción.
— ¿Listos para saber los sexos de los bebés? — interrumpió la doctora, con una sonrisa amable y un tono entusiasta, poniendo fin a la divertida charla de la pareja y captando su atención con la emoción, y expectativa que conlleva descubrir un secreto tan especial.
— Claro — dijo emocionada volviendo a observar la pantalla con una mezcla de anticipación y curiosidad, esperando con ansias que continuará.
— Muchas felicidades, Señor y Señora Saotome. Tendrán dos niños, ahora les será mucho más fácil buscar los nombres y prepararse para el nacimiento de ellos.
— Ya está todo arreglado. Así que dos niños, acabas de ganar — aseguró con una sonrisa y un tono cariñoso, cubriendo con suavidad el vientre de Akane y acariciándolo con amor.
— Puedes llamarlo instinto maternal — respondió con una sonrisa radiante y una voz suave, llena de emoción —. Lo sabía desde el principio, eran muy revoltosos para ser niñas. De seguro serán como tú — comentó con una risa, imaginando la energía y vitalidad que tendrán sus hijos —. No puedo esperar para tenerlos en mis brazos — confesó con un tono de anhelo y ternura, su voz temblando ligeramente por las lágrimas de felicidad que pugnaban por brotar, embriagada de sus emociones.
— Pronto, mi amor — tomó la mano de Akane con suavidad —. Tendremos a nuestros hijos con nosotros, y presiento que heredarán parte de tu bonito carácter. Y eso me gusta mucho — dijo con un tono de alegría, mirando con felicidad el monitor y visualizando a sus hijos.
Esa era la parte que más le agradaba de su trabajo, presenciar el amor y la emoción de los futuros padres al hablar de sus hijos por nacer. Sonrió para sí misma, conmovida por la escena que acababa de presenciar. Se levantó de su silla y se dirigió a su escritorio, dándoles a la pareja un momento de privacidad para que disfrutaran de su felicidad.
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Miraba atentamente la pecera, recordando lo sucedido meses atrás. Habían salido a pasear con Akane y se habían encontrado con la pequeña Aiko, quien había gritado "¡Señor pescadito!" lo bastante alto para hacerlos el centro de atención. Al principio, se había preocupado al verla sola, pero luego se enteró de que Ukyo andaba cerca y eso lo tranquilizó. Akane parecía atenta a la plática que tenían ellos y curiosa por la razón del sobrenombre. Tuvo que ponerla al corriente de la razón y, luego, se ganó que ella se riera de tan peculiar apodo. No esperaba que Aiko fuera tan ocurrente de decir que ella era la "Señora pescadito" ahora era su turno de reírse de ella. Aunque se ganó un buen golpe, aún le dolía sí lo recordaba. Pero, en el fondo, no eran tan malos apodos, incluso era divertido.
Sonrió al ver a su amigo Pecesillo nadar con tranquilidad en la pecera, ahora acompañado de Pecesilla y los muchos alevines que habían tenido. No podía creer la cantidad de descendencia que tuvieron. Quién hubiera dicho que tendrían tanta familia. Pronto debía cambiar la pecera por una más grande para que todos pudieran nadar con comodidad.
— Eh, Pecesillo. No creas que me ganarás, esto apenas comienza — dijo con diversión, mientras el pez flotaba en la pecera mirándolo fijamente.
— Ya te gané, amigo. Mejor suerte en la próxima.
— Oye, eso es injusto. No me quedo atrás. Mira a estos dos campeones que tengo aquí — dijo señalando con su cabeza a los dos bebés que tenía en brazos —. Defiendan a papá, niños — pidió con una sonrisa, mirando a los bebés que parecían atentos a lo que decía.
— Papá es el mejor.
— Si, papá, es insuperable.
— Muy bien, Ryota y Kai. Ahora, Pecesillo, ya ves, aún seguimos en disputa. Espera y verás que pronto seguiré en la contienda de quién tiene mas hijos.
— Retrasas lo inevitable, perderás.
— Claro, que no. Esto no... — se detuvo al ver a Akane junto a él, con una mirada que no podía descifrar.
— ¿Qué estabas haciendo? — preguntó entre risas. Cuando había pasado por la sala, le había llamado la atención escuchar a Ranma hablar solo, primero pensó que hablaba con los bebés, pero luego se dio cuenta de que estaba hablando con su pez.
— Nada importante… — murmuró desviando la mirada — Solo estaba aquí… — intentó disimular su vergüenza.
— ¿Así que mas hijos, Ranma? ¿No crees que dos son suficientes? — preguntó sin dejar de sonreír.
— Aún tenemos mucho tiempo, así que no — posó su mirada sobre ella, quien le sonreía dulcemente —. Nunca es tarde.
— No, no lo es — aceptó suspirando profundamente, entendiendo sus palabras. No podía dejar de verlo, esa faceta de padre le caía demasiado bien a Ranma, era algo que nunca había esperado vivir. Nada podía hacerla más feliz de lo que estaba en ese momento —. Y, dejando de lado eso, debía decirte también que eres bastante raro y estás un poco loco — mencionó ganando que Ranma torciera la boca ofendido —. Pero así me gustas, mi tonto.
— ¿Ah sí? — preguntó acercándose a ella —. No miren, niños — advirtió con un guiño mientras se inclinaba para besarla —. Y a mí me gustas demasiado, mi marimacho.
— Fin —
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Saludos preciosuras
Debo confesar que disfruté escribirla de principio a fin.
Nos podemos plantear que tanto se puede amar a alguien, si una persona es capaz de aguantar tanto. Cómo nuestra amiga Benani decía que el amor es tan fuerte en ocasiones que aunque se separen se sigue estirando. Y esos fueron Ranma y Akane en esta historia, dos personas que simplemente se amaban y sin importar lo doloroso que fue el pasar del tiempo ambos se resistían a cortar eso que los unía, se aferraban a lo que para ellos era más importar "Uno y otro" que significa "ambos" por eso el título del capítulo final.
Y si, he vivido algo así, sería como experiencia personal, con un final nada feliz. Cómo muchos, realmente es algo que vivimos en algún momento la mayoría. En ocasiones compartes una conexión tan especial con esa persona que es así de fuerte.
Qué puedo decir sobre la parte del pecesillo, me encantó desde el momento que se me ocurrió, estaba pensando qué tipo de mascota podría tener Ranma y me acordé de un capítulo donde él encuentra un caballito de mar y resulta ser un dragón, me daba risa la manera como se preocupaba porque era para su tarea. Así que me pareció perfecto terminarlo de esa forma, divertida y un final feliz en todas sus palabras.
Y para las personitas que siguen algunas de mis demás historias, una fuerte referencia, reciclando mis personajes inventados. Son unos cuántos que siempre me acompañan y a quienes los aprecio mucho por su compañía.
Bayby Face: Me alegro mucho de que pienses eso. Sobre Shinno es verdad, él desde el principio lo sabía, podríamos decir que se adentró a un campo minado sabiendo que podría morir en el intento. Tomó su decisión en base solo a sus sentimientos. El matrimonio es algo que no solo se basa en amor, es como tú lo dices, no todos los días vas a amar a esa persona, habrá problemas y obstáculos que sino se apoyan ambos, será imposible que los superen, el secreto para permanecer casados muchos años no creo que sea aguantarse y solo seguir por costumbre, es algo más profundo como recordar porque amas a esa persona y porque la elegiste para compartir tu vida, es enamorarse día a día, de los defectos y comprender que el amor debe cuidarse como si fuera lo más valioso en el mundo. Y fortalecerlo con el pasar del tiempo.
Kirara822: Si ellos realmente tuvieron que resistir todo lo que pasó durante ese tiempo, para mí fue importante mostrar esos sentimientos, las dudas que ambos sentían y su arrepentimiento, dónde en un momento Akane tuvo que tomar una decisión y dejar de ser tan buena. El egoísmo no es malo, y tampoco es malo ponerte por delante, no se puede construir una vida por encima de la infelicidad.
Benani0125: Era muy necesario resaltarlo, porque ambos no podían huir de sus propios errores, al final lo importante fue que lo asumieron y pudieron avanzar hacia su felicidad.
Darkarinita: Tú sabías cositas desde el principio. Bueno, me agrada mucho las personas que leen entre línea las historias y las analizan de esa manera. Nabiki siempre será tan Nabiki, despiadada y todo pero siempre he creído que en el fondo se preocupa por su familia y por el dinero claramente.
Adrit126: Entiendo que te de pena, Shinno nunca ha sido un mal hombre, hasta Akane lo resaltó, estaba con la persona equivocada, sabiendo la verdad ese fue su error.
Guest: Me halagan mucho tus palabras, que bueno realmente que te gustara la historia.
Itzeldesaotome: Son Ranma y Akane, creo que ellos siempre están envueltos en esos problemas porque no hablan las cosas en primera instancia. Quizás se planten quien sufrió más o quien menos, pero realmente ambos lo hicieron, Ranma vivió con la culpa y incapaz de poder estar con la mujer que amaba por lo que creyó hacer, y Akane vivió con el dolor del rechazo, de algo que nunca fue así, se obligó a hacer su vida intentando olvidar ese pasado sin ser feliz, lo dejo ir para que él fuera feliz y después tuvo que vivir años donde lo podía ver, sin olvidar lo que aún sentía.
Rudy: Creo que en un punto te enojas y dices "pero qué hicieron" pero lo hecho, hecho está. Hay cosas que no se pueden cambiar, pero hay cosas que puedes hacer a futuro, lo importante es perdonarse a sí mismo.
Siempre estoy muy agradecida con cada persona que sigue la historia, a todos los que se toman el tiempo de comentar, hasta los que me atacan y me amenazan, es broma aquí no sucede eso, en otros fandom si, he visto muchas cosas por ese estilo. Y como siempre saludando a los fantasmitas amigables que ven secretamente.
Nos veremos en alguna otra historia.
