Judy arrastró las patas hacia su departamento. Estaba agotada. Nick había pedido el día libre alegando una situación familiar. Y como no tenía a su compañero, Bogo la había puesto a revisar, clasificar y digitalizar un montón de casos viejos.
Si algo odiaba era el trabajo de escritorio. Como buena coneja, le gustaba estar activa y de un lado a otro. Estar sentada en la oficina todo el día le drenaba energía.
Abrió la puerta de su departamento y prendió la luz. Parpadeó un momento y luego abrió los ojos, sorprendida.
En la mesa de centro había un par de platos con lasagna, una botella de vino y dos copas. Parado en medio de la sala estaba Nick, vestido con una camisa sencilla en color blanco y pantalones negros. Era un cambio agradable, considerando la ropa colorida del zorro.
Que Nick estuviera dentro de su departamento no la sorprendía, después de todo, ella le había dado una llave para emergencias. Pero no entendía que hacía aquí en su departamento y no en Happytown con su madre, que, según él, lo necesitaba mucho.
Nick la vio a los ojos, con un gesto muy diferente a su sonrisa astuta habitual. Se veía con los ojos claros y vulnerables, como aquella vez en el Distrito Forestal.
"Si Pelusa, no fui con mi madre, espero perdones esa pequeña mentira blanca. Quería prepararte una sorpresa".
El cerebro de Judy, habituado a pensar con rapidez, quedo en blanco por un momento.
"No sé si solo estoy viendo lo que quiero ver, o si es verdad, pero decidí que no quiero pensar siempre que hubiera pasado si no te digo esto. Judy…me encantas. Eres atractiva, divertida, valiente, espontánea, maravillosa…y si yo te gusto, aunque sea un poquito, me gustaría que nos diéramos la oportunidad de ser novios.
"Tú… ¿quieres ser mi novio?"
La cola de Nick dejó de moverse.
"¿No quieres?"
La voz de Nick tenía un tono de decepción mal disimulado. Judy rodeó su cuello con los brazos y le dio un casto beso en los labios.
"Si, si quiero", contestó la coneja.
Nick le dedicó una sonrisa grande y franca, y volvió a besar a la coneja, esta vez de una forma un poco más entusiasta. Al separarse, ambos se sonrieron.
"¿Y ahora?", preguntó la coneja.
"Y ahora, disfrutaremos de nuestra primera noche como novios con esta deliciosa cena, que yo mismo preparé".
El zorro entrelazó su pata con la de Judy y, por primera vez en mucho tiempo, la coneja se sintió en paz. Tenía una familia amorosa, un trabajo que amaba y ahora, un novio que la hacía sentirse segura y feliz. Y una cena que olía maravilloso.
Y pues aquí estoy, la que no quería hacer este reto. La verdad es que después de un hiatus en Bones de dos años me siento un poco oxidada. Si he estado escribiendo lo que quiero, pero deseo que me fluyan las ideas como cuando empecé la historia y era joven e ingenua y tenía más tiempo libre. Ya que de repente me volví importante en el trabajo y la carga diaria ha sido agotadora, así que necesito algo que haga salir a mi yo creativo de nuevo.
Espero poder terminar este reto, se aceptan ideas y si les gusto, un comentario me animaría bastante.
