El olor alcohol y sexo era fuerte en aquel burdel, uno de los burdeles más conocidos de la ciudad, con las mejores prostitutas y prostitutos.

Karma conocía bien el lugar, al ser un asesino profesional solía ir a esos lugares a soltar estrés y también es el sitio donde trabaja su novio.

Fue curioso como lo conoció, el pedido de matar a su padre fue cancelado cuando estaba en medio del trabajo pero logro conocer al hijo de su víctima, un bonito joven de ojos violetas y cabello rubio fresa, con unos muslos encantadores, en ese momentos empezó una loca historia de amor.

Karma regreso a la realidad cuando llego a la zona que quería, Gakushuu trabaja en la zona gay, para su suerte su novio estaba terminando de entregar unas bebidas a unos clientes.

Se dirigió a su sitio habitual observando con deismulo a otros clientes que tenían sexo con algunos chicos lindos, olvido mencionar que el burdel se caracteriza también por sus muestras exhibicionistas.

Se sentó a esperar, en unos minutos la figura tan conocida había llegado junto a dos copas de vino.

"Hola Karma" Gakushuu lo saludo sentándose a su lado, llevaba puesto un uniforme de conejito play boy.

"Hola Shuu, disculpa por haber venido a verte la semana pasada, el trabajo fue demasiado lejos"

"Ya lo suponía, eres muy puntual en tus visitas" El rubio fresa le respondió apegandose a él cuando los sonidos de sexo se empezaron a ser más fuerte combinandose con la música.

"Hoy el lugar está lleno, me he perdido de algo?"

"Para que sepas el lugar siempre está lleno, pero por estar cerca de san Valentín hay ofertas y espectáculos especiales"

"Alguno tuyo? Me gustaría pagar para un servicio privado" El le susurro mordiendo el lóbulo de su oreja.

"Este año no, pero puedo hacer algo ahora que estas aquí"

Karma sonrió cuando su novio se sentó en su regazo, empezaron una empalogosa sesión de besos ignorando su alrededor.

Gakushuu brinco cuando las manos apretaron con fuerza su trasero, soltó unos sonidos felices cuando su cuerpo fue arrojado al sillón.

El pelirrojo palmeo su trasero mientras se bajaba los pantalones, su novio había movido el uniforme dándole la vista que quería.

Entro sin mucho esfuerzo, Gakushuu era la pieza más codiciada del burdel, al ser el hijo del dueño su precio era tan alto y debías de agradarle para si quiera poder estar cerca de él, aún así siempre estaba preparado para recibir.

Sus manos fueron a sus caderas aprentandolas cuando empezó a hacer sus movimientos, entrando y saliendo de su pareja que lo gosaba.

La música era tan fuerte que ahogaba los sonidos, pocos ojos curiosos pasaban a una distancia prologanda del lugar, Karma tenía fama en el bajo mundo.

Se extendió el rumor que el último cliente que intentó algo con Gakushuu terminó muerto por alguna extraña razón.

El cuerpo del rubio fresa se arqueo cuando las embestidas se hicieron intensas de golpe.

"Te gusta Shuu" Karma le dijo sin dejar de penetrarlo.

"Te encanta tener mi polla en tu culo? Respondeme" El pelirrojo le dio una embestida particularmente fuerte escuchando su gemido de placer mientras las piernas de porcelana se estiraban.

"Si, sí me gusta" El rubio fresa logró responder con su cara pegada al sofá.

"No te escucho"

"Qué si! Carajo!" El maldijo cuando lo golpearon en su zona sensible.

Diferentes sonidos de placer escaparon de su boca con cada embestida que recibía, sus piernas estirada mientras recibía la polla de su novio.

Si la música no estuviera tan alta se podria oír el sonido de sus pieles chocando junto a sus venidos, Karma soltó un jadeo ronco cuando se tuvo que retirar corriendose en su espalda, Gakushuu soltó un quejido antes de correrse ensuciando el sofá.

Karma le volvió acomodar el traje mientras se subía los pantalones cuando los ojos violetas lo vieron y se abalzaron hacia el.

"Quieres continuar esto en mi habitación privada? Puedes correrte dentro" Gakushuu le susurro con una mirada coqueta.

"Servicio especial, no puedo negarme a tan buena oferta" Karma le respondió devolviendole la sonrisa, intercambiaron un beso para irse del lugar dejando atrás a varios ojos curiosos que vieron el espectáculo.