Ataque con amortentia y acercamiento
El Potterverso es de Rowling
Este fic participa en el Reto "Multifandom 5.0" del Foro "Alas negras, palabras negras"
Tabla nº2 Objeto
Prompt: Escaleras
Advertencia: aparecen drogas y abuso sexual
Los magos que trabajaban en Gringotts hicieron una fiesta todos juntos. No creada por los duendes, por supuesto. Ellos no tenían la tradición de hacer fiestas y menos con magos, por eso la organizaban los propios magos que trabajaban allí en algún local o casa de alguno de ellos.
Habían ido a un pub cerca de Gringotts y todos empezaron a beber alcohol. La única que no bebía era Fleur Delacour, la única mujer bruja que trabajaba ahí.
— Delacour, ven, toma un poco de whisky de fuego. — le propuso un compañero.
— No, ggacias, no tomo alcohol. — se disculpó ella con una sonrisa y con una mano encima de su vaso de té con hielo.
Bill la miró extrañado.
Sí, era cierto que Delacour no tomaba alcohol. Cuando quedaron para que él se disculpara por no haberla recibido bien, ella tomó solo zumos. Sin embargo, poner la mano encima del vaso le parecía excesivo.
Sabía que, por su ropa, era una chica rica. Pero si no quería ir a un pub porque era demasiado poca cosa para ella, no haber ido. No rechazando todos los ofrecimientos de bebida a que la invitaban ni poniendo una mano encima del vaso.
— Delacour, ¿quieres otro té con hielo? — la invitó.
— Ggacias, Weasley. — se acercó a él.
— ¿No te vas a congelar con tanto té con hielo, Delacour? — le preguntó Derek Taylor.
— Vosotgos tomáis hielo con el whisky y no veo que os congeléis. — le respondió ella con el ceño fruncido.
— Tienes razón. Perdona. — levantó las manos con falsa inocencia, pero con una sonrisa socarrona que no mostraba arrepentimiento alguno por el comentario.
Fleur bebió su té.
La verdad es que sí que se estaba aburriendo. No le gustaba ser solo la única chica de la fiesta. La hacía parecer insegura. Por eso, no se atrevía a tomar alcohol. En Beuxbatons y el año pasado en Hogwarts, lo aprendió por las malas.
Quizás debería decir que se encontraba mal e irse a casa… pero escucharía los comentarios de Taylor diciendo que era por tomar tanto té con hielo y no tenía ganas.
— ¿Ocurre algo, Delacour? — preguntó Bill.
— Nada, Weasley. Solo echaba de menos compañía femenina. En el tgabajo no se nota tanto, pero en las fiestas…
— ¿Demasiada testosterona? — sonrió Bill. Fleur asintió. — Lo lamento, pero rompedor de maldiciones no es un trabajo típico femenino.
— Lo sé. Es una lástima. — susurró.
— Y tanto… en otros trabajos, como los medimagos de San Mungo o en el Ministerio, están rodeados de mujeres hermosas. Nosotros tenemos que estar rodeados de machos y de esos asquerosos duendes. — Taylor pasó el brazo por el hombro por encima de Fleur, quien se sintió incómoda y encogió un poco su cuerpo.
— Taylog, pog favog, apágtate. — le pidió de forma tajante mirándolo a la cara. — No te conozco tanto paga dagte ese tipo de confianza.
— Claro, claro, perdona. — Taylor se apartó, pero por la sonrisa que tenía, se notaba que no estaba arrepentido.
Bill también le miró mal. Taylor era buen compañero y eficiente en su trabajo. ¿Por qué actuaba de ese modo? Que pesado. Delacour había dejado claro que no le había sentado bien ni su comentario ni su actitud. Además, si era cierto que Taylor comentaba lo hermosa que era Delacour, pero, igual que el resto de los magos que trabajaban en Gringotts.
Como Bill y Fleur estaban mirando fijamente a Taylor, no se fijaron en que el otro mago tiró un líquido nacarado en el vaso de Delacour por una de las partes que no podía cubrir con los dedos.
Fleur caminó alejándose de ellos y tomó un sorbo de su té con hielo. Bill hizo lo mismo con su whisky pensando en lo diferente que era Egipto de Inglaterra y lo mucho que echaba de menos su trabajo en las pirámides… al irse a vivir a otro país, notaba que le habían crecido otras alas. Unas alas de libertad que ahora se habían extinguido al volver a casa. Suerte, que, con su sueldo, podía permitirse alquilar una pequeña habitación en Diagon. Ahora que era un chaval de veinticinco años y con trabajo, no quería volver a casa de sus padres. Perdería libertad y no quería causarles problemas con toda la Orden del Fénix trabajando y con Fred y George, que ahora que eran mayores de edad y estaban más rebeldes que nunca.
De repente, vio que Taylor se levantaba y se iba con su whisky a otra parte. Bill no le dio importancia. No era su amigo y no era de su incumbencia. Entonces, escuchó unas risas.
Se fijó en que Delacour estaba sentada en el regazo de Taylor, riendo a carcajadas mientras él le estaba tocando un seno.
Espera, ¿por qué Delacour se mostraba tan cercana con Taylor si antes se mostró incómoda cuando él le puso la mano en el hombro?
Decidió acercarse a investigar. No quería parecer acosador, pero le pareció extraño el cambio de actitud tan radical de la chica.
Delacour todavía llevaba su vaso de té con hielo en la mano, se fijó en que daba un sorbo y que el líquido tenía un humo extraño y un color que no era del té.
Un momento…
— Taylor… — le llamó mientras este besaba a Delacour hasta la garganta y siguiendo tocando sus pechos.
— ¿Qué? ¿No ves que estoy ocupado? — bramó el otro molesto.
— ¿Le has dado amortentia a Delacour?
— ¿Por qué preguntas esto?
— Porque Delacour antes no te quería cerca y ahora está muy acaramelada contigo.
— ¿Celoso?
— No. En realidad, no.
Bill le quitó el vaso a Delacour, que seguía embobada con Taylor.
Lo olió.
Ese olor no era del té con hielo.
Él olió a arena, que la reconoció como la arena de Egipto y su amor por su oficio; cocido, por su amor por su familia y la Madriguera; y… ¿flores? A él nunca le habían atraído tanto las flores. Y su madre no usaba perfumes… su hermana Ginny tampoco. Era demasiado pequeña y no estaba interesada en ello.
¿De quién era?
Había tenido algunas ex novias con las que había terminado en buenos términos. Pero ninguna de ellas significaba para él tanto como una amistad. Y aunque, les tenía cariño… nada como para estar en su amortentia.
La única mujer que conocía que llevaba perfume de flores era Delacour.
¡Imposible!
Sin embargo, no podía dejarla ahí. No se consideraba un caballero de brillante armadura de los cuentos muggles de Estudios Muggles que estudió en Hogwarts, ni consideraba a Delacour de su propiedad, pero sí se consideraba un hombre decente y como tal ni haría ni permitiría esos tratos.
Se levantó y tiró los restos de té con hielo encima de Taylor.
— ¡¿QUÉ COJONES?! ¡WEASLEY!
Bill ayudó a levantar a Delacour, que todavía seguía bajo los efectos de la amortentia. Fleur parecía más preocupada por Taylor que de Weasley.
— ¡Suéltame! Quiego estag con Degek… — se quejó Fleur con voz hipnótica intentando separarse de él.
— Delacour, nos vamos. — Bill la llevó hasta la puerta. Fleur siguió resistiéndose.
— Pero, ¿QUÉ HACES, WEASLEY? ¿TÚ TAMBIÉN QUIERES? ¡DESPUÉS DE QUE YO ME LA FOLLE, PUEDES HACERLO TÚ! — le ofreció Derek Taylor.
Bill se quedó impactado por el ofrecimiento y tratar a la mujer como ganado. Decidió cortar el problema de raíz. Así que, le dio dos bofetadas a Delacour.
Fleur se quedó atontada un momento. Pero luego, parpadeó y volvió en sí.
Vio que Bill Weasley la estaba sujetando del brazo y a Taylor con carmín en los labios.
SU carmín.
¿Cuándo le había besado?
— ¿Qué ha pasado? — preguntó Fleur confundida.
Bill apretó los labios. No sabía si decirle la verdad o no. ¿Era lo mejor?
Fleur miró a Taylor… el carmín en los labios y ella no recordaba el beso… ¿por qué no tenía su té con hielo? No tardó ni un momento en sumar dos y dos.
Le dio una bofetada a Derek Taylor.
— ¡CEGDO! — le gritó.
Fleur salió del local. La fiesta para ella había terminado.
Bill miró un momento a Taylor, quien se sobaba la mejilla lastimada. Le miró mal, pero salió en busca de Delacour. Ella ya le había dado su merecido.
— ¡Delacour! — la llamó.
Fleur se giró, se estaba poniendo su capa.
— Te acompaño a tu casa.
— Vivo a unas manzanas del Callejón Diagon, pero, vale. — Fleur se encogió de hombros. — Me apetece caminag.
— Caminemos, entonces.
Caminaron unos minutos en silencio hasta llegar al Caldero Chorreante, saludar a Tom y salieron al Londres muggle.
— No es la pgimega vez que ponen amogtentia en mi bebida. — le explicó. — Pog eso no tomo alcohol. Pogque es más fácil bajag la guagdia y que te pongan algo en la bebida. Lo apgendí pog las malas.
— ¿Por qué? — preguntó Bill sorprendido.
— ¿Pog qué qué?
— ¿Por qué te hacen esto?
Fleur lo miró como si fuera tonto.
— ¿No ves lo hegmosa que soy? — le contestó. — ¿No te dije que algunos hombres solo ven mi belleza? Bueno, pues, también se cgeen con el degecho de haceg lo que quiegan. Acostagse con una veela es todo un tgofeo, aunque solo lo seas 1/4 pagte.
— No lo sabía. — exclamó sorprendido.
— Pogque aquí en Inglategga no hay muchas veelas. Las veelas están en Fgancia y en el centgo de Eugopa. El clima fgío gompe las alas de las veelas.
— Oh.
— Miga, vivo ahí. — Fleur señaló un edificio.
Era un edificio muggle no muy diferente a los de su alrededor.
— Un squib compgó este edificio paga que los magos que iban a vivig al mundo muggle a vivir tuviegan más fácil adaptagse.
— ¡Qué gran idea? — alabó Bill.
— Vamos, yo vivo en el cuagto piso. Ve con cuidado. También viven muggles. — le advirtió Fleur.
Subieron las escaleras hasta el cuarto piso. A Fleur no le gustaban los espacios cerrados, así que, nunca usaba el ascensor.
Cuando llegaron al 4ºA, Fleur sacó un juego de llaves y abrió la puerta.
— ¿Fleur? — preguntó una voz desde dentro.
— C'est moi, Sebastian. — respondió ella.
— Tout va bien ? Je pensais que tu reviendrais plus tard ?
— Non. — respondió ella de forma tajante.
Un chico pelirrojo de ojos marrones se acercó a la puerta.
— ¿Qué ha pasado? — preguntó cambiando al inglés al ver a Bill.
— Amogrtentia. — respondió ella en el mismo idioma.
— ¿Sabéis quién fue el desgraciado?
— Derek Taylor, un compañero de Gringotts. — contestó Bill
Los tres entraron y Fleur se fue a la ducha. Bill y Derek se fueron a la sala.
— ¿Tú la salvaste? — preguntó Sebastian a Bill.
— Sí.
— Gracias. Muchas gracias.
— No hay de qué. Era lo mínimo que debía hacer.
— No todos harían lo mismo, desgraciadamente. — le contó Sebastian con voz triste. — ¿Quieres tomar algo?
— Una cerveza, si puede ser. Necesito algo de alcohol después de lo que ha pasado.
— Tienes suerte. Tengo unas cervezas muggles en la nevera.
Sebastian salió del salón y entró de nuevo con dos cervezas.
— ¿Vaso o…? — preguntó después de abrir las botellas.
— Nah. Tranquilo. — Bill bebió un trago a morro. — ¿Cómo te llamas?
— Sebastian Peverell-Aubépine.
— ¿Peverell? Como la historia de los tres hermanos.
Sebastian levantó las cejas con aire divertido.
— Tú debes de ser Bill Weasley, ¿no?
— Sí. ¿Delacour te habló de mí? — Sebastian asintió. — ¿Bien o mal?
— Las dos cosas.
Bill hizo una mueca. No trató bien a Delacour antes.
— ¿Eres su amigo inglés que estudió en Beuxbatons?
— Así es. Empecé a trabajar en el Ministerio este año.
Bill hizo una mueca al oír el nombre del Ministerio y recordar la pelea que su padre tuvo con Percy ese mismo verano porque ambos tenían visiones opuestas del Ministerio.
— ¿Por qué no estudiaste en Hogwarts? Si puedo preguntar.
— Puedes. Mi familia paterna es francesa y mi padrino, quien me cuidó, pensó que lo mejor para mí era estudiar allí.
Bill quería preguntar algo más, pero imaginó que el otro mago no querría responder y menos a alguien que acababa de conocer.
— ¿Estará bien, Delacour?
— Sí, Fleur es fuerte. Ella es una Bellafeuille. La casa de la valentía y lealtad en Beuxbatons. — aclaró al ver la cara de desconcierto de Bill.
— Lo mismo que para nosotros sería un Gryffindor. ¿Y tú en qué casa estuviste?
— En Ombrelune, la casa de los astutos. — dijo orgulloso.
— Lo que en Hogwarts sería un Slytherin. — exclamó Bill sorprendido.
— Sí. Nuestras casas también son rivales, pero no a los mismos niveles de toxicidad que Gryffindor y Slytherin.
— ¡Nuestras casas no tienen una rivalidad tóxica! — respondió Bill indignado.
Sebastian lo miró con una ceja alzada como diciendo "¿seguro?".
— Después de un ataque de amortentia, Fleur prefiere darse una ducha. Para limpiar lo que haya quedado del cerdo en su cuerpo. — explicó Sebastian cambiando de tema.
— Entiendo. Delacour me comentó que ya había pasado otras veces.
— Oh, sí. Cuando Fleur entró en la adolescencia, ya empezaron a llover los buitres. Ni siquiera la dejaron en paz en el Torneo de los Tres Magos. Pero está bien. Es fuerte. Y si no, sus familiares y amigos estaremos a su lado. — le sonrió. — Es como una hermana para mí.
Bill no supo por qué, pero saber qué no Delacour y Peverell-Aubépine no eran pareja lo tranquilizó. ¿Qué coño le pasaba?
Fleur apareció pocos minutos después con un pijama, una bata encima y el pelo completamente seco.
— William, ¿te acompaño a la puegta?
— ¿William? — preguntó él sorprendido.
— Te salvé de un dgagón hace unas semanas y tú me has salvado a mí hoy. Cgeo que ya podemos llamagnos pog el nombge. Solo si tú quieges.
— Claro. Pero, William solo me lo dicen mis padres cuando van a comentarme algo serio. Todo el mundo me llama Bill. Y sí, es hora de que me vaya.
— Un placer, Weasley.
— Lo mismo digo, Peverell-Aubépine.
Fleur acompañó a Bill a la puerta.
— ¿Te veo el lunes en el tgabajo?
— Sí, claro. — de pronto Bill recordó que también verían a Taylor el lunes. — ¿Estarás bien?
— Lo tendgé que estag. O fingig estaglo, si no los buitges se apgovechagán. — respondió Fleur bajando la mirada.
— Si ocurre algo, avísame. — le pidió él.
— Merci.
Bill se fue y Fleur cerró la puerta.
Extrañaba volver a escribir de Bill y Fleur, son una pareja que me gusta mucho.
Este fic puede extrapolarse a la vida real, puesto que existe una droga llamada burundanga que se usa mucho para hacer alucinar a mujeres en ambientes festivos y aprovecharse de sus cuerpos. Uno de los efectos es que ellas no recuerdan nada. Desgraciadamente, las víctimas no cuentan con un Bill Weasley para que las salve.
Espero que el fic os haya gustado, pese al mal momento que tuvo que pasar Fleur.
He tenido que inventarme los olores de amortentia de Bill. Aquí ya se había enamorado de Fleur, lástima que todavía no se ha dado cuenta. Pero ha habido un acercamiento de la pareja. Ahora ya se llamaran por su nombre a partir de ahora.
Cuando se habla de las casas de Beuxbatons, he visto que hay dos versiones. Me fío más de las que hay en la wiki inglesa. Fleur tiene la casa que equivaldría a Gryffindor, para mí ella es una leona de pies a cabeza.
Hasta la próxima
