Hola mis queridos lectores.
Gracias a todos los que agregaron esta pequeña historia a sus favoritos, y también a quienes se tomaron el tiempo de dejarme su review.
Cbt1996: Hola! "En la punta de aquel cerro, suspiraba una escritora temerosa y en el suspiro decia: Ten piedad de mi!" No rima, pero es lo único que pido jajajaja… Te lo dije al privado y te lo digo aquí, no lo pude evitar! La situación surgió por sí sola, aunque quise evitarlo, todo terminó con Inuyasha en el hospital. Pero tranquila, ay es que te alteras un poquiiiiiiiiiiiiiiiito, ahora que leas este nuevo capítulo vas a estar más tranquila, ya lo verás. Y síiiii, Kagome ha tenido muuuucha fuerza de voluntad, pero si te diste cuenta de que ya aceptó que Inuyasha se ganó su corazón? Lo leíste? LO LEÍSTE? Gracias por leer! Espero que este nuevo capítulo si te guste!
Karii Taisho: Hola! Te juro que no dejo de reír con el review, y es por los nervios, sé que tanto, Cindy, Rosa y tú me querían matar, es más, apuesto a que todavía quieren hacerlo, pero si lo hacen, no habrá final de esta historia, por favor, TENGAN PIEDAD DE MÍ! Inuyasha no quitó el dedo del renglón, dijo "Esta chica será la mujer que me acompañe toda mi vida" y ahí sigue insistiendo. Kagome, por su parte, aunque ya está enamorada de él, no lo quería admitir, tuvo que pasar algo fuerte para hacerlo. Respondiendo a tu pregunta de los familiares: Ninguno está en Japón, ni su hermano ni su padre; ahora, sus amigos estuvieron en sala de espera, al igual que las amigas de Kagome. *se aleja lentamente* La amnesia jejejeje me perdonarías si te digo que es temporal? Ay! Este nuevo capítulo se que te dejará más tranquila!
Rosa Taisho: Hola! Lo sentimos, el número al que usted está intentando comunicarse, estará fuera de servicio por un tiempo, hasta que a sus chiquis se les haya pasado el enojo jajajajaja. Ay Rosita, te diré lo que siempre me dices cuando quiero colgarte: "Tenme poquita fé". Y créeme, si es un fic bonitoooooo, yo no tengo la culpa de lo que pasó, fue culpa del encargado de la grúa, yo soy inocente (estoy citando tus propias palabras). Antes de matarme, por favor lee este capítulo, y no me hagas dañoooo jajajajaja. Se que lo disfrutarás, o eso creo.
Valentinehigurashi: ¡Hola! No te preocupes, debe ser alguna falla de FF, porque me ha pasado lo mismo en otros fics que leo, no se publica el review o a veces se duplica. Ay, perdón! Los hice sufrir jejeje, pero a veces un poquito de drama es necesario, pero tranquila, que todo estará bien para ellos, no habrá más desgracias.
Annie Perez: Hola! Sí, nuestra Kag finalmente aceptó lo que siente por Inuyasha, y pasa todo esto, esperemos que todo esté bien para ellos y que esa pregunta que hizo Inuyasha no sea el detonante para nuevas desgracias.
MegoKa: Hola! Inuyasha siempre la protegerá con su vida en todos los universos, y amo eso, pero no pensé que las cosas se me saldrían un poquito de control, pero tranquila, todo irá mejorando poco a poco. Gracias por tus palabras, y que bueno que disfrutes cada uno de los capítulos. Se que esta nueva entrega aliviará tus angustias.
CAPÍTULO 7
INUYASHA
Todo a mi alrededor era oscuridad, ni siquiera podía distinguir el camino debido a la niebla densa y fría que inundaba el lugar. ¿Cómo había llegado hasta aquí? Lo último que recordaba era a Kagome a punto de ser aplastada por el pilar de concreto. Se que corrí y logré empujarla, después de eso, no tenía más recuerdos.
Mientras avanzaba, una pequeña luz demasiado brillante apareció a los lejos; corrí, o eso intenté; porque de un momento a mi otro, mis pies parecían haberse adherido al suelo. Me desesperé al no poder moverme, y seguí insistiendo… nada… necesitaba buscarla, tenía que asegurarme de que Kagome estaba bien.
-¡KAGOME!
Aquel grito apenas fue audible, como si mi voz no tuviera fuerza. De repente, el lugar se estaba iluminando por completo, ¿Qué estaba pasando?, la luz se estaba volviendo cegadora. Cubrí mis ojos con mi mano derecha, y entonces, el dulce sonido de la voz de una mujer llegó hasta mis oídos.
-¡Inuyasha!
-¿Quién eres? -pregunté a la nada sin obtener respuesta.
-¡Inuyasha!
-¿Eres Kagome? -di vueltas en mi lugar intentando identificar de dónde provenía esa voz
-¡Inuyasha!
-¿Dónde estás? Por favor, responde.
De un momento todo cambió, y un fuerte dolor invadió mi cabeza. Mis ojos pesaban, y no podía abrirlos, pero nuevamente escuché la voz de aquella mujer.
-Inuyasha -susurró.
Su mano se posó en mi mejilla en una suave y delicada caricia. El olor a lavanda inundó mis sentidos. ¡Kagome estaba a mi lado!
-Te vas a recuperar… Te lo prometo, mi amor.
Puse todo mi esfuerzo y logré abrir mis ojos de golpe. Sus ojos estaban rojos e hinchados, seguramente había llorado demasiado. ¿Mi amor? Aquellas pequeñas palabras aún revoloteaban en mis oídos, y mi corazón golpeteaba en mi pecho lleno de emoción.
-¿Qui…quién… e…eres? -quise sentarme pero el dolor en la cabeza me lo impidió.
-¡I-Inu…yasha! -exclamó Kagome muy asustada
-Te pregunté ¿quién eres?... y… ¿Qué hiciste con Kagome? ¿Mi Kagome? -ella me miró confundida y comencé a reír-. Nunca me habías llamado así -mi voz aún se escuchaba débil.
Di una mirada rápida al lugar, y me di cuenta de que estaba en el hospital. Las cosas habían resultado mal, pero estaba tranquilo de ver que Kagome se encontraba bien.
-Inu… yasha… -su voz se quebró y sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente. Los sollozos escaparon de sus labios-. ¡ERES UN TONTO! -me dio un golpe en el brazo y me quejé
-¡Auch! Eso dolió -dije cerrando los ojos con fuerza fingiendo el dolor.
Acto seguido, Kagome me abrazó con fuerza. Sentí su calor y cómo su cuerpo temblaba, y su llanto resonó en la habitación
-Pensé que… te perdería… No sabes cuánto… me asusté… -logró decir ahogada en lágrimas mientras seguía aferrada a mí.
-¡Lo siento, bonita! Sólo… quería protegerte -respondí correspondiendo a su abrazo.
Sentí algunas punzadas en mi cabeza, pero eso no me importó. Solamente quería seguir abrazando a Kagome, y que este momento no terminara jamás. Acaricié suavemente su espalda, intentando transmitirle un poco de paz; poco a poco se fue tranquilizando, su respiración más relajada y sus sollozos se fueron desvaneciendo.
-Estás bien… estás bien -murmuraba casi para sí misma, como si repitiendo esas palabras pudiera convencerse de que la pesadilla había terminado.
-¿Ves? -susurré acariciando su cabello-. No te desharás de mí tan fácilmente, Kag.
Ella rio levemente entre lágrimas, me miró a los ojos, y pude notar que en su rostro había un poco de ¿Alivio? ¿Cariño?
-No bromees con eso, Inuyasha. No quiero que vuelvas a hacerme pasar por algo así -exclamó mientras se secaba las lágrimas-. No sé qué… haría sin ti -musitó con timidez, y yo, solamente pude sonreí.
-¡Pequeña! -levanté suavemente su rostro por el mentón para que me mirara directamente a los ojos-. ¡Todo está bien!
Kagome asintió y soltó un pequeño suspiro; luego entrelazó nuestras manos y me sentí con una mezcla de emociones. Las acciones dicen más que mil palabras, y con su comportamiento, me estaba diciendo que sentía algo mucho más fuerte que un simple cariño de amistad. Sin embargo, sabía que no era momento de abordar ese tema; no, cuando acabábamos de pasar este incidente.
-Le diré a Miroku que le avise al doctor que despertaste.
Con su mano libre sacó el celular de la bolsa de su jeans y comenzó a escribir un mensaje. Se veía tan hermosa concentrada, con su nariz aun roja debido al llanto; en ningún momento soltó mi mano, era como si, al hacerlo, yo fuera a desaparecer de ahí.
-Kag, no iré a ningún lado.
-¿Qué? -miró hacia nuestras manos entrelazadas, y sus mejillas se tiñeron de rojo inmediatamente por la vergüenza. Quiso soltar mi mano, pero apreté mi agarre para impedirlo.
-Sólo quedémonos así un poco más.
-Inuyasha… yo… -se mordió el labio en un intento por callar lo que quería decir.
Lo que ella no sabía era que no necesitaba palabras para hacerme entender lo que estaba sintiendo. Entonces, sin pensarlo dos veces, la atraje hacia mí y la besé. Kagome se sorprendió, pero poco a poco fue correspondiendo el beso; sus labios eran tan suaves, cálidos, y el tiempo se detuvo para los dos.
KAGOME
Inuyasha me tomó por sorpresa. Sentir sus labios sobre los míos fue maravilloso, pronto me rendí ante ese contacto y me dejé llevar por el momento; era un beso tierno pero intenso, suave, lleno de amor y de todas las emociones que oculté por mucho tiempo. A su lado, me sentía en un lugar seguro, un refugió dónde nada más importaba, solo el ahora, él y yo. Nuestras manos seguían entrelazadas, fortaleciendo esa conexión que había surgido desde el día uno, y que muy cobardemente había querido evitar.
Terminamos el beso cuando la falta de aire se hizo evidente, y ambos nos separamos lentamente, mirándonos a los ojos.
-Entonces… -Inuyasha pegó su frente a la mía-. ¿Vas a decir que sí?
Sonreí sintiendo que mi corazón latía con fuerza. Era hora de dejar salir todas mis dudas, temores e inseguridades sobre mis verdaderos sentimientos, pero antes de que pudiera responder, la puerta se abrió abruptamente, y me levanté inmediatamente de la camilla.
-Me informaron que el paciente despertó -dijo intercalando su mirada entre Inuyasha y yo. -Señor Taisho, ¿cómo se encuentra?
-Estoy bien, doctor -respondió Inuyasha intentando sonar despreocupado, aunque la verdad era que en su rostro aún se veía un ligero gesto de molestia debido al dolor.
-Haré un revisión de rutina -declaró el doctor, mientras comenzaba a revisar todos sus signos vitales.
-¿Cuánto tiempo tendré que estar aquí? -preguntó Inuyasha, pero no obtuvo una respuesta rápida.
El silencio que se había instalado en el lugar llenó de tensión el ambiente, o quizás era mi miedo de que nos dijera alguna mala noticia.
-Al parecer todo está bien -dijo el doctor mientras guardaba su estetoscopio-. De seguir así, muy pronto podrás irte a casa.
Inuyasha asintió satisfecho con la respuesta del doctor.
-.-.-
Tres días después
-¡Wow! -exclamé al ver a Inuyasha terminando de acomodar la cama del hospital-. Pensé que necesitaría ayuda, pero veo que ya estás mucho mejor.
-Solo quiero salir lo más rápido de aquí -dijo mientras levantaba la pequeña bolsa donde le había llevado su ropa.
Me alarmé cuando lo vi tambalear un poco, y llevar su mano hacia la cabeza. Corrí hacia él y lo sostuve del brazo.
-¡Inuyasha! ¿Estás mareado? ¿Te duele algo? -pregunté muy preocupada-. ¡Voy a llamar al doc…!
Sentí su manos en mi cintura y caímos juntos en la cama. Sus ojos se clavaron en mí y una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro.
-¡Tranquila, bonita! -susurró cerca de mis labios-. Estoy perfectamente bien -me besó con desesperación.
-Inu… -me estaba dejando llevar por el momento, pero tuve que mantener el control-… Mi amor, aún estamos en el hospital…
-¿Y qué tiene? -Respondió con una sonrisa traviesa, mientras frotaba su nariz con la mía.
-Podrían pensar mal si nos ven así -protesté.
-¿Sabes? Estar así, tú y yo, juntos en una cama de hospital… -me asustó cuando se acomodó a horcajadas sobre mí-… Nena, te tengo unas propuestas indecentes por si te quieres poner valiente.
-¡Inuyasha! -abrí mis ojos de par en par al escucharlo, sintiendo mis mejillas ruborizarse-.
-¿Qué? -dijo con una sonrisa pícara.
-¡No! Podrían atraparnos
-¡Señorita Higurashi! -exclamó sorprendido-. Por un momento creí que me regañarías.
-¡Joven Taisho! -pasé mis brazos alrededor de su cuello-. ¿Sabías que me gustan los riesgos?
Ambos sonreímos sin separar nuestras miradas. Mi corazón latía con fuerza y un cosquilleo en el estómago me invadía al mismo tiempo que disfrutaba de ese momento de adrenalina.
-¿En serio? -preguntó Inuyasha arqueando una ceja-. Eso lo cambia todo. Tal vez… -con su dedo índice comenzó a jugar en el escote de blusa-, deberíamos aprovechar el momento antes de que alguien venga a interrumpirnos.
-¿Y qué propones? -le pregunté, intentando mantener un tono juguetón, No pude evitar morder mi labio inferior de manera coqueta mientras sentía cómo el deseo crecía entre nosotros.
-Oh, ya sabes... cosas divertidas -dijo con un tono seductor.
Comenzó a subir lenta y sensualmente mi blusa, y acarició mi vientre desnudo provocando que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo. Su mano logró colarse debajo de mi blusa acariciando mis pechos sobre mi sostén; esas caricias me hicieron soltar un leve gemido; sus caricias eran tan suaves, delicadas, como si estuviera tratando con algo tan frágil.
El poco raciocinio que quedaba en mí se esfumó como por arte de magia, y sin pensarlo dos veces, lo atraje hacia mí, perdiéndonos en un beso lleno de pasión.
Continuará…
