Capitulo 72: No quiero un hermano, no es que parezca importar que quiere Draco.

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Draco vuelve a estar en la oscuridad, no sabe cuando se ha quedado dormido, pero parece ser que esta en un lugar que no reconoce. Es curioso como a pesar de haber tenido tantos sueños muy extraños en el pasado, aun puede sorprenderse de las cosas que se encuentra aquí.

¿Nyx?

Se escalofría de pensarlo.

Entonces la ve.

Esta ahí, sentada en un pequeño trono de piedra viéndolo con calma, aunque su mirada parece una disculpa. No es la imagen de una diosa que recuerda fue a defenderlo en medio de su juicio en el monte olimpo, es más bien la imagen de una niña que parece perdida.

—¿Hestia? —pregunta por bajo confundido, pero esta solamente niega con la cabeza.

Entonces sabe que algo está mal.

—Lo siento mucho Draco, lo siento mucho, pero eres mi última esperanza—dice la niña como si fuera a llorar por algo.

No la entiende, pero cuando intenta acercarse.

Desaparece.

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Parece que fue solo un pestañeo, piensa Draco sorprendido cuando se baja de Arión, porque todo sigue como estaba, pero jura que vio a Hestia. Leo y Hazel se detuvieron en la puerta, cargando un gran pedazo de bronce entre los dos.

Draco mira a la distancia pensativo.

¿Qué había sido eso?

—Dioses del Olimpo —Piper salió de la nada y miró a Leo—. ¿Qué te ha pasado? —

Su pelo estaba engominado. Tenía unas gafas de fundición en su frente, una marca de pintalabios en su mejilla, tatuajes por sus brazos y una camiseta que leía "LO MEJOR DE TODO", "CHICO MALO" o "EQUIPO LEO".

Bueno.

Fue una historia divertida.

Draco no dijo nada, solo viendo de reojo a Jason que parecía confundido porque estaba pasando y viendo de reojo a Leo.

La culpa subió por su garganta pero se la trago.

—Es una historia muy larga —dijo—. ¿Han vuelto los otros? —

—Aún no —dijo Piper.

Leo maldijo. Entonces vio a Jason incorporado, y su cara se iluminó.

—¡Eh, tío! Espero que estés mejor. Estaré en la sala de motores. —

Fue hacia allí con el pedazo de bronce, dejando a Hazel y Draco en el umbral.

Debería ir con Leo.

No quería estar aquí.

Igualmente se quedó.

—Hemos conocido a Narciso —dijo Hazel, aunque en realidad, aquello no explicaba demasiado—. También a Némesis, la diosa de la venganza. —

Jason suspiró casi dramáticamente, como si quisiera alivianar el ambiente.

—Me pierdo toda la diversión. —

Draco no pudo verlo, Piper parecía verle curioso.

Por suerte no tuvo que hablar.

En la cubierta de encima, algo hizo PUM, como si una cosa pesada acabara de aterriza. Annabeth y Percy bajaron corriendo. Percy cargaba con un balde de plástico de veinte litros que humeaba y olía fatal. Annabeth tenía un pegote de algo pegajoso y negro en el pelo. La camiseta de Percy estaba cubierta de ello.

—Nos hemos encontrado a un par de monstruos de brea —dijo Annabeth—. Eh, Jason, me alegro de que estés despierto. Hazel, ¿dónde está Leo? —

Ella señaló hacia abajo.

—En la sala de motores. —

De repente el barco entero se inclinó hacia babor. Los semidioses se tropezaron. Percy casi derramó su balde de brea.

Draco estaba por caerse, pero Jason fue más rápido sosteniéndolo para evitar que caiga, durante un segundo ambos se miran a los ojos. Jason parece confundido y Draco se pregunta si recuerda ese sueño o si todo fue una imaginación, tal vez casi formo un vínculo con Jason.

Incluso si este no sabe bien que era un vínculo.

Pero Draco lo rechazo.

Cuando Jason lo suelta Draco se aleja.

—Eh, ¿qué ha sido eso? —preguntó Percy.

—Oh…—Hazel parecía avergonzada—. Es posible que hayamos enfadado a unas cuantas ninfas que viven en este lago. Digamos… a todas. —

—Pensé que las había derribado—admite Draco abochornado.

Intento no matar al final de cuentas.

Solo herir de gravedad.

—Genial —le pasó el balde de brea a Frank y Annabeth—. Chicos, id a ayudar a Leo. Yo entretendré a los espíritus del agua todo lo que pueda. —

—¡De acuerdo! —prometió Frank.

Los tres salieron corriendo, dejando a Hazel en la puerta del camarote. El barco se inclinó de nuevo, y Hazel se apretó el estómago como si estuviera mareada.

—Yo sólo…—tragó saliva, señaló débilmente hacia el pasillo y salió corriendo.

Jason y Piper se quedaron allí mientras el barco iba de un lado a otro, Draco intento seguir a Percy, pero aún no estaban en el cielo completamente y eso hizo que cayera al suelo de rodillas con ganas de vomitar.

No sabe que debilidad prefiere.

¿Serpientes o barcos en el agua?

Las olas chocaban contra el casco y unas voces enfadadas venían de la cubierta superior: Percy gritando y el entrenador Hedge chillándole al lago. El mascarón de fuego Festus escupió fuego varias veces. En el vestíbulo, Hazel gemía tristemente en su camarote. En la sala de motor debajo de ellos, sonaba como si Leo y los otros estuvieran bailando un baile irlandés con yunques atados a los pies. Después de lo que parecieron horas, el motor comenzó a rugir. Los remos crujieron y gimieron, y Draco sintió cómo el barco despegaba.

Al fin.

El zarandeo y los golpes cesaron. El barco se quedó silencioso excepto por el zumbido de la maquinaria. Finalmente Leo salió de la sala de motores. Estaba bañado en sudor, polvo de cal y brea. Parecía como si su camiseta se hubiera quedado atrancada en unas escaleras mecánicas y hubiera sido hecha jirones. El EQUIPO LEO del pecho ahora decía PO LEO. Pero sonreía como un loco y anunció que ya estaban a salvo, en buena dirección.

—Nos vemos en el vestíbulo, en una hora —dijo—. ¿Un día muy loco, verdad? —

Draco vomito.

Alguien hizo un sonido de asco.

Frank que acababa de llegar, lo miro con un poco de pena, pero le ayudo a ponerse de pie y Draco suspiro mientras era cargado por el enorme chico.

Era adorable después de todo.

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Después de que todo el mundo se hubiera limpiado, el entrenador Hedge cogió el timón y los semidioses se reunieron para cenar. Era la primera vez que estaban todos juntos, sólo ellos ocho. Leo hizo una broma al respecto que en lugar debería ser 7 + 1, pero a Draco no le hizo gracia y el chico se agacho en su propia silla deprimido.

La profecía daba inicio y Draco estaba otra vez en el agujero del asunto.

Si no fuera por Nico desaparecido, ya se habría vuelto a Hogwarts.

Esta profecía no era suya.

Estaba cansado de todo esto.

No más días sencillos en el Campamento Mestizo, haciendo ver que para el futuro, faltaba mucho. Estaban en camino, con un montón de romanos enfadados detrás de ellos y las tierras antiguas por delante. Los gigantes estarían esperando. Gea se está alzando. Y a no ser que tuvieran éxito en aquella misión, el mundo sería destruido.

Los otros también deberían sentirlo.

La tensión en el comedor era como si se estuviera haciendo una tormenta eléctrica, algo que era totalmente posible, teniendo en cuenta los poderes de Jason y los de Percy.

En un momento incómodo, los dos chicos intentaron sentarse en la misma silla encabezando la mesa. Unas chispas saltaron literalmente de las manos de Jason.

Draco ni siquiera tomo ese lugar, solamente había caminado al más alejado aburrido.

Después de un breve empate silencioso entre Jason y Percy, en el que ambos estaban pensando "¿De verdad, tío?", cedieron la silla a Annabeth y se sentaron en los lados opuestos de la mesa.

Draco se rio un poco al respecto no lo va a negar.

La tripulación comparó historias sobre lo que había pasado en Salt Lake City, pero incluso la ridícula historia de Leo sobre cómo había engañado a Narciso no fue suficiente para alegrar al grupo. Draco esta decepcionado de eso, porque la historia era buena.

—¿Así que dónde vamos ahora? —preguntó Leo con la boca llena de pizza—. He hecho un trabajo rápido de reparación para sacarnos del lago, pero aún hay mucho que hacer. Deberíamos, en serio, pararnos en algún lado y arreglar las cosas correctamente antes de encaminarnos hacia el Atlántico. —

Draco ante eso frunce el ceño a Leo.

No entiende de que hablan.

Percy estaba comiéndose un pedazo de tarta, que por alguna extraña razón era completamente azul: el relleno, la corteza incluso la crema rellena.

—Necesitamos poner distancia entre nosotros y el Campamento Júpiter —dijo—. Frank ha avistado unas águilas por encima de Salt Lake City. Suponemos que los romanos no están demasiado lejos de nosotros. —

Aquello no mejoró el ánimo en la mesa.

Draco voltea a ver a Hazel que al igual que él frunce el ceño.

La pregunta no tiene sentido.

Lo que tienen que hacer es ir por Nico, le faltan pocos días con vida, tienen que encontrarlo ahora.

—¿No deberíamos volver atrás e intentar razonar con los romanos? Quizá… quizá no lo haya intentado de verdad con el hechizo oral. —

Jason parecía querer tomar la mano de Piper luego de sus palabras, pero duda al final y la aprieta sobre la mesa, cosa que Draco no puede evitar notar.

—No ha sido culpa tuya, Pipes. Ni la de Leo —añadió rápidamente—. Haya pasado lo que haya pasado, ha sido acción de Gea, para separar a ambos campamentos. —

—Quizá si podamos explicarles eso… —

—¿Sin pruebas? —preguntó Annabeth—. ¿Y sin tener ninguna idea de lo que ha pasado de verdad? Aprecio lo que dices, Piper. No quiero que los romanos estén en nuestra contra, pero hasta que entendamos lo que está tratando de hacer Gea, retroceder sería un suicidio.—

—Tiene razón —dijo Hazel. Seguía un tanto mareada por los vómitos, pero intentaba comerse unas galletitas saladas. El borde de su plato estaba lleno de rubíes, y Piper estaba segura de que no estaban allí al principio de la comida—. Reyna puede que nos escuche, pero Octavian no. Los romanos tienen el derecho de atacar sin pensar, han sido atacados. Es su modus operandi, atacar y luego preguntar. —

—Tienes razón —decidió Piper luego de pensar un rato—. Tenemos que seguir. No por los romanos, sino porque tenemos que darnos prisa. —

Al fin alguien usa un poco de su cerebro.

Hazel asintió.

—Némesis ha dicho que sólo tenemos seis días hasta que Nico muera y Roma sea destruida. —

Jason frunció el ceño.

—¿Hablas de Roma, Roma o de Nueva Roma? —

—De Roma, la original —dijo Hazel—. Pero si es así, eso no es mucho tiempo. —

—¿Por qué seis días? —se preguntó Percy—. ¿Y cómo van a destruir Roma? —

Nadie respondió.

Draco iba a hablar para decir que esto era una perdida de tiempo y que 6 días eran poco, que Nico debe estar pasándola mal.

—Hay más —dijo—. He estado viendo cosas en mi cuchillo. —

Frank, se quedó quieto con un tenedor lleno de espaguetis a mitad de camino de su boca:

—¿Cosas como…? —

—No tenían demasiado sentido —dijo Piper—, sólo imágenes confusas, pero vi a dos gigantes, vestidos iguales. Quizá fueran gemelos. —

Annabeth miró el vídeo del Campamento Mestizo en la pared. Justo ahora mostraba el comedor de la Casa Grande: un fuego acogedor en la chimenea y Seymour, la cabeza de leopardo disecada, respirando lentamente por encima de la repisa.

—Gemelos, como los de la profecía de Ella —dijo Annabeth—. Si pudiéramos averiguar qué quieren decir esos versos, nos podría ayudar. —

—"La hija de la diosa de la sabiduría anda sola" —dijo Percy—. "La Marca de Atenea arde a través de Roma". Annabeth, eso habla de ti. Juno me dijo, bueno, me dijo que tenía un trabajo difícil para ti en Roma. Dijo que dudaba de que pudieras hacerlo. Sé que se equivoca. —

Annabeth respiró hondo.

—Reyna estaba a punto de decirme algo justo antes de que el barco nos disparara. Dijo que había una antigua leyenda entre los pretores romanos, algo que tenía que ver con Atenea. Dijo que podría ser la razón por la que los griegos y los romanos nunca podrían llevarse bien. —

Leo y Hazel intercambiaron miradas nerviosas antes de ver a Draco que se sujeta la frente con cansancio.

Joder.

—Némesis mencionó algo similar —dijo Draco aun sin querer recordar a Zeus en su rostro—. Habló de unas cuentas que había que saldar… —

—Una cosa que puede traer las naturalezas de los dioses en harmonía —recordó Hazel—. "Y un gran error finalmente vengado". —

Percy dibujó una cara triste en la nata azul de su pastel.

—Yo sólo he sido pretor durante dos horas. Jason, ¿has oído alguna vez sobre una leyenda como esa? —

Jason parecía aun molesto consigo mismo antes de negar.

A diferencia de Percy, Jason no parecía haber obtenido sus recuerdos mágicamente.

Mala noticia.

Aunque a estas alturas.

No tenían ninguna buena noticia.

—Yo… eh… no estoy seguro —dijo—. Pensaré en ello. —

Percy entrecerró sus ojos.

—¿No estás seguro? —

Jason no respondió.

Hazel rompió el silencio.

—¿Qué pasa con los otros versos? —le dio la vuelta a su plato con rubíes—. Los gemelos sofocan el aliento del ángel, aquél que sujeta las llaves de la muerte infinita. —

—La perdición de los gigantes se mantiene dorada y pálida —añadió Frank—. La victoria a través del dolor de una jaula tejida. —

—La perdición de los gigantes —dijo Leo—. Cualquier cosa que sea la perdición de los gigantes es bueno para nosotros, ¿verdad? Eso es probablemente lo que necesitemos encontrar. Si puede ayudar a los dioses a mantener sus actos esquizofrénicos bajo control, será bueno. —

Percy asintió.

—No podemos matar a los gigantes sin ayuda de los dioses. —

Aunque al hablar le da una mirada a Draco que solamente suspira cansado, claramente no es un tema del que quiera hablar nadie.

Jason se giró hacia Frank y Hazel.

—Creía que vosotros ya habías matado a un gigante en Alaska sin la ayuda de los dioses, sólo vosotros dos.—

—Alcioneo era un caso especial y técnicamente el que lo mato fue Draco—dijo Frank—. Él sólo era inmortal en el territorio dónde había renacido, Alaska. Pero no en Canadá. Ojalá pudiéramos matar a todos los gigantes llevándoles a través de la frontera de Alaska y Canadá, pero…—se encogió de hombros—. Percy tiene razón, necesitamos a los dioses. —

Jason voltea a verlo, Draco aparta la mirada.

—Así que…—Leo empujó su silla hacia atrás—. Lo primero es lo primero, supongo. Tendremos que aterrizar por la mañana para acabar las reparaciones. —

—Algún lugar cercano a una ciudad —sugirió Annabeth—, en caso de que necesitemos herramientas. Pero en algún lugar alejado de los caminos, para que los romanos tarden más en encontrarnos. ¿Alguna idea? —

Nadie habló.

Draco pensó que esto era una pérdida de tiempo.

Nico.

Ocupaban a Nico.

Pero sin el barco listo no podrían salir, la frustración de Hazel a su lado era igual a la suya.

Joder.

—Bueno —se atrevió Piper—. ¿qué pensáis de Kansas? —

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El entrenador Hedge pasó la primera hora después del toque de queda haciendo su guardia nocturna, paseándose por el pasillo gritando:

—¡Las luces apagadas! ¡Acomodaos! ¡Intentad pegar una cabezada u os enviaré de cabeza a Long Island! —

Golpeaba su bate de beisbol siempre que oía un ruido en algún camarote, gritando a todo el mundo que se durmiera, lo que hacía imposible que cualquiera pudiera dormirse.

Draco no dormía mucho esa noche.

No tenía sueño.

Estaba inquieto.

Pensó en ir hablar con Percy, pero intento cerrar los ojos para descansar, no podía ir llorando con Percy a cualquier mínima cosa.

Y si hablaba con él, tiene tanto de que hablar que probablemente no dormirían.

Joder.

¿Debería tomar a Aurora e ir a buscar a Nico por su cuenta?

Cierra los ojos pensando en Nico.

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Otra vez en la oscuridad, pero esta vez parece casi asfixiante, maldice no poder tener la habilidad de descansar de forma agradable para variar. No es tan difícil tener un sueño lindo con su novio, o un sueño subido de tono donde este lo folla, ya no es virgen, debería tener mejores ideas. Gruñe intentando moverse, pero antes de poder hacerlo alguien gime, pero no un gemido de placer como quería escuchar, más bien un gemido lastimero de un animal herido.

Salta en el diminuto lugar, antes de ver que no está solo.

Alguien esta ahí en la oscuridad.

—¿Draco? —la voz débil, algo rota y triste es lo que hace que su corazón se hunda en su pecho con fuerza.

Quiere llorar.

Pero en su lugar se acomoda mejor para ver a Nico. Sus ropas lucen un desastre, sus mejillas parecen algo hundidas y no abre los ojos.

Parece muerto.

No lo está.

No puede estarlo.

—Hey Nico—dice casi tembloroso tomando las mejillas del niño, pero parecen tan delicadas, se sorprende al tocarlo.

No traspasarlo.

Esto debe ser un sueño de ambos conectados, puede que no sea real lo que pasa, pero ahora siente una inquietud en su corazón de porque Nico estaría soñando con esto.

Los ojos del niño se abren levemente.

—Tengo frio y hambre—es una voz casi como un susurro, pero Draco siente que su cuerpo tiembla con una ira inmensa.

Quiere matar a alguien.

¿Quién te hizo esto?

Draco quiere matar, descuartizar hasta las cenizas a quien fuera que tiene así a Nico, era suyo, su vínculo, era su hermano menor y no puede tolerar que alguien lo lastime. Su respiración se agita al tiempo que siente que ve rojo, tiene que controlarse, mientras mira a Nico con desesperación.

Este toma suavemente la mano contra su mejilla, como si no quisiera dejarla ir.

—¿Vendrás por mí? —es la esperanza en su voz la que lo rompe.

Como si dudara.

O tal vez.

Como si no fuera digno.

Traga saliva antes de sonreír suavemente, acariciando suavemente su mejilla.

—Hasta el fin del mundo—

—¿Aun después de lo que te dije? —

—Si—

—Se que…el vínculo…estaba tan enojado, pero no era verdad Draco no lo era—Draco toma fuerzas para no llorar al ver a Nico hacerlo, lucir como un niño pequeño lo hace sentir roto—no te quiero muerto, quiero que vengas por mí, tengo miedo—susurra eso ultimo apretando con fuerza su mano.

Entonces Draco no soporta, incluso si es un sueño, si es una ilusión se abraza a Nico con fuerza casi desesperado.

Quiere llorar.

Pero no lo hace, porque es un hermano mayor para Nico y no piensa hacerlo sufrir, no, tiene que ser fuerte para él.

—Iría al fin del mundo por ti Nico, soy un Slytherin, soy egoísta, lo que es mío es mío, tú eres mío como soy tuyo, somos familia—le dice a su oreja suavemente mientras el niño se sujeta a él con fuerza como si temiera perderlo.

Piensa en Bianca con dolor, antes de tragar saliva y sujetarse a Nico.

No iba a perderlo a él también.

—No me dejes—

—Estaré contigo lo más pronto que pueda—

Es una promesa y Nico solamente quiere decir algo, pero despierta.

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Draco se despierta de mal humor, es Percy quien abre la puerta pero Draco solamente sale gruñendo a lo cual su amigo se ve fastidiado. Sabe que tienen que hablar, que hay mucho que hablar, pero acaba de tener un sueño que le ha dejado de mal humor. Cuando se encuentra con Frank este parece confundido, todo esto de ser vinculo parece no ser algo que este acostumbrado, pero es una persona amable; así que cuando Draco pide que lo cargue este lo hace dudoso en su espalda.

Perfecto.

Tiene un caballo personal.

Como tiene que ser.

De arriba, el entrenador Hedge gritó:

—¡Arriar las velas! ¡Kansas a la vista! —

Lo que faltaba.

Draco estuvo ahí abrazándose como koala a la espalda de Frank mientras el Argo II aterrizaba en medio de un campo de girasoles. Los remos se retractaron y una plancha bajó de cubierta hasta el suelo.

El aire de la mañana olía a riego, plantas cálidas y tierra fertilizada. No era un mal olor.

—¡Y bien! —Annabeth cogió el donut de la mano de Piper—. Aquí estamos. ¿Cuál es el plan? —

—Quiero mirar la autopista —dijo Piper—. Hay que encontrar la señal que diga TOPEKA 50. —

Leo agitó su mando de la Wii en círculos y las velas se arriaron solas.

—No debemos de estar muy lejos —dijo—. Festus y yo hemos calculado el aterrizaje lo mejor que hemos podido. ¿Qué esperas encontrar en la señal? —

Piper explicó lo que había visto en el cuchillo: el hombre de morado con una copa.

—¿Camiseta morada? —preguntó Jason—. ¿Viñas en su sombrero? Suena a Baco. —

—Dioniso —murmuró Leo—. Si hemos venido hasta Kansas para ver al señor D… —

—Baco no es tan malo —dijo Jason—. No me gustan demasiado sus seguidoras, pero…—

Había historia ahí.

Draco se sintió cansado.

Por algún motivo tenía mucho sueño.

Dormito un poco sobre la espalda de Frank que parecía verlo preocupado.

—Pero el dios en sí es normal —siguió Jason—. Le hice un favor tiempo atrás, en California. —

Percy parecía consternado.

—Si tú lo dices, tío… Quizá sea mejor cuando es romano. ¿Pero qué hace paseándose por Kansas? ¿No ha ordenado Zeus cesar todo el contacto con los mortales? —

Frank gruñó.

—Los dioses no han sido muy buenos siguiendo esa orden —comentó—. Además, si los dioses están esquizofrénicos como ha dicho Hazel… —

—Y como ha dicho Leo —añadió Leo.

Frank le frunció el ceño.

Draco se rio un poco intentando tranquilizarlo por el vínculo, Frank suspiro viéndolo apenado, ya que parecía darse cuenta que Draco sentía sus celos.

No es que fuera necesario.

Leo tenía a Lavender.

—¿Entonces quién sabe lo que está pasando en el Olimpo? Podría ser algo bastante peligroso. —

—¡Suena peligroso! —añadió Leo, alegremente—. Bueno, chicos pasadlo bien. Yo tengo que acabar las reparaciones del casco. El entrenador Hedge va a trabajar en las ballestas rotas. Y, ah, Annabeth… me vendría muy bien tu ayuda. Eres la única persona además de mí que entiende algo de mecánica. —

Annabeth miró disculpándose a Percy:

—Tiene razón. Debería quedarme y ayudar. —

—Volveré —le besó en la mejilla—. Te lo prometo. —

Draco vio de reojo a Piper y Jason parecer incomodos, pero no dijo nada más.

Frank dudo.

—Creo que me convertiré en un cuervo o algo para dar una vuelta por el aire, vigilaré esas águilas romanas.—

—¿Por qué un cuervo? —preguntó Leo—. Tío, te puedes convertir en un dragón, ¿por qué no te conviertes en un dragón siempre? Es lo más guay. —

La cara de Frank parecía como si hubiera sido bañada con zumo de arándanos.

—Es como si me preguntaras porqué prensas tu peso máximo cada vez que cambias de forma. Por eso es difícil, porque te haces daño a ti mismo. Convertirse en un dragón no es fácil. —

—Oh —asintió Leo—. No lo puedo saber. No cambio de peso. —

—Sí. Bueno, quizás deberías considerarlo, don… —

Hazel dio un paso entre ambos.

Al tiempo que Draco tiraba de las mejillas de Frank.

—Yo te ayudaré Frank —dijo Hazel, lanzándole una mirada de situación a Leo—. Puedo llamar a Arión y dar una vuelta por ahí. —

—Claro —dijo Frank, que seguía mirando a Leo—. Sí, gracias. —

Leo bufo pareciendo no entender porque Frank no lo trataba bien.

Tanto que decir.

Hazel se giró a Percy.

—Ten cuidado cuando vayas por ahí. Demasiados campos, demasiadas plantas. Podrían haber karpoi al acecho. —

—¿Karpoi? —preguntó Piper.

—Espíritus del grano —dijo Hazel—. Créeme, no quieres conocerles. —

—Eso nos deja a nosotros cuatro para comprobar esa señal de tráfico —dijo Percy—. Draco, Jason, Piper y yo. No estoy demasiado emocionado por ver al señor D de nuevo. Ese tipo es un pesado. Pero, Jason, si tú estás en mejores condiciones con él…—

—Sí —dijo Jason—. Si le encontramos, yo hablaré con él. Piper, es tu visión. Tú deberías guiarnos. —

Piper no parecía convencida.

Por otro lado Percy volteo a verlo cuando Frank lo bajo de su espalda.

—Por supuesto —dijo, intentando sonar animada—. Vamos a encontrar la autopista. —

Antes que intentara marcharse, bostezo y fue Percy quien lo sujeto en sus brazos, es raro, pero sentía muchísimo sueño.

—¿Draco? —la preocupación era palpable en la voz de Percy y Annabeth quien se acerco rápidamente.

—Sueño—fue todo lo que dijo Draco, antes de cerrar los ojos y caer dormido.

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No soñó con nadie.

Pero tenía hambre.

Estaba cansado.

Se sentía solo.

Tenía miedo.

Le costo saber que era el vínculo, en medio del sueño borroso, Nico estaba abriendo por fin el vinculo y todo lo que sentía se pasaba a él.

Joder.

Intento enviarle calma, hacerle sentir que pronto iría por él, pero Nico estaba asustado y por mucho que Draco intento volver a verlo en sueños.

No pudo.

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Draco se despierta sobre saltado, no sabe que ha pasado, pero siente que el tiempo pasa demasiado lento y esta asustado cuando se sienta en la cama. El vinculo con Nico esta ahí más presente de lo que ha estado en meses, pero el problema es que se siente cansado y débil, con sueño. Una parte de Draco le dice que si cierra el vinculo el cansancio y sueño de Nico no le afectaran, debido al estado que se encuentra el semidios es que esta siendo afectado con el vinculo abierto, Nico no tiene control de que trasmite a Draco en este momento, así que la única forma para cerrarlo sería si Draco lo hace.

Debería hacerlo.

En este estado no se encuentra listo para enfrentar cualquier batalla.

Se había quedado dormido de la nada.

No lo hace.

Siente la soledad y miedo de Nico en su interior, pero curiosamente mientras Draco se aferra a este en el pequeño hilo invisible, siente un poco de alivio también.

Porque Nico sabe que esta ahí incluso entre sueños.

Se levanta y sale de su habitación agitando su cabello, se siente agotado pero siente que ahora que ha dormido puede soportar un poco más de lo que pase.

No lo hace.

Porque Percy y Jason han vuelto inconscientes, Piper explica sobre eidolones que probablemente fuera lo que poseyó a Leo. Todo parece mala suerte en realidad, pero si Gea esta en esto y Baco en realidad no ayudo mucho (realmente algo que no sorprende a Draco ya que los dioses usualmente no son tan amables para ayudar) ahora van de camino a Atlanta.

Draco quisiera hablar con Harry, pero todo parece muy difícil ahora.

Ni siquiera sabría que explicarle que ha pasado en menos de un día.

Apenas suceda algo bueno hablara con él.

Espera que suceda algo bueno.

Pronto.

Camina a la enfermería siendo ayudado por Frank, no tiene sueño, pero el semidios parece preocupado por él y Draco agradece el gesto. Piper se sentó al lado de Jason. Annabeth tampoco discutió con Piper cuando ella explicaba sobre los eidolones. Estaba demasiado ocupada examinando el golpe con forma de pezuña en la cabeza de Percy.

Draco quiso golpearlo otra vez.

No sabe por qué.

Solo quiso hacerlo.

Especialmente cuando Piper habla que por ser controlados Jason y Percy casi lucharon, quiso haber estado ahí, para darles un golpe a ambos.

—¿Qué le ha golpeado? —preguntó.

—Blackjack —dijo Piper.

—¿Qué? —

Piper intentó explicarlo todo mientras el entrenador Hedge aplicaba poción curadora en las cabezas de los chicos. Además de eso, los espíritus que les habían poseído también les habían hecho más fuertes, lo cual explica porque cuando Leo lo ataco se sintió tan fuerte.

Percy y Jason despertaron.

Ambos gruñeron y abrieron los ojos de golpe.

En unos cuantos minutos, Jason y Percy estaban incorporados en sus camillas y eran capaces de decir frases completas. Ambos tenían recuerdos difusos sobre lo que había pasado. Cuando Piper describió su duelo en la autopista, Jason parpadeó.

—Me han dejado inconsciente dos veces en dos días —murmuró—. Vaya semidiós —miró, adormilado a Percy—. Lo siento, tío. No quería hacerte explotar. —

La camiseta de Percy estaba llena de quemazos. Su pelo estaba aún más despeinado de lo normal. A pesar de eso, se las apañó para soltar una risita débil.

—No sería la primera vez. Tu hermana mayor ya me dio una buena en el campamento. —

—Sí, pero… podría haberte matado. —

—O yo podría haberte matado a ti. —dijo Percy.

Jason se encogió de hombros.

Draco miro curioso a Percy, pero noto de reojo a Jason y se sorprendió por primera vez en sentir un verdadero retazo del Jason que conoció con Anthony.

Y para su completo temor.

Parte de alguien que podría ser su hermano.

—Si hubiera habido un océano en Kansas, quizás. —

Draco intento sin mucho éxito controlar la sonrisa que quería soltar, por la mirada fastidiada de Percy no lo hizo bien.

—No necesito un océano para…—

—Chicos —les interrumpió Annabeth—. Estoy segura de que habríais estado geniales matándoos el uno al otro, pero ahora mismo, necesitáis descansar. —

—Primero quiero comer —dijo Percy—. ¿Por favor? Ah, y tenemos que hablar. Baco ha dicho cosas que no…—

—¿Baco? —Annabeth levantó la mano—. Vale, bien. Tenemos que hablar. En el comedor en diez minutos. Se lo diré a los demás. Y por favor, Percy, cámbiate la ropa. Hueles como si te hubiera aplastado un caballo eléctrico. —

Leo le dio el timón de nuevo al entrenador Hedge, después de hacerle prometer al sátiro que no les condujera hasta la base militar más cercana "por diversión".

Se reunieron alrededor de la mesa, y Piper explicó qué había pasado a 50 kilómetros de Topeka, su conversación con Baco, la trampa que le había puesto Gea y los eidolones que habían poseído a los chicos.

—¡Por supuesto! —Hazel golpeó la mesa, lo que asustó a Frank tanto que dejó caer a su burrito sobre la mesa—. Eso es lo que le ha pasado a Leo. —

Draco no tenía mucho apetito, no quiso comentar sobre Nico, pero siente como si este tuviera el estomago cerrado.

Si come algo.

Vomitaría.

—Así que no fue culpa mía —respiró Leo—. Yo no comencé la Tercera Guerra Mundial. Sólo me ha poseído un espíritu malvado. ¡Eso es un alivio! —

—Pero los romanos no saben eso —dijo Annabeth—. ¿Y por qué deberían creernos? —

—Deberíamos contactar con Reyna —sugirió—. Ella puede que nos crea. — Jason se giró hacia Piper un con un brillo esperanzador en sus ojos—Podrías convencerla, Piper. Sé que podrías. —

Intentaba ser amable, lo ve en sus ojos, Piper parece pensativa mientras habla.

—Podría intentarlo —dijo, con poco entusiasmo—. Pero Octavian es por el que nos tenemos que preocupar. En la hoja de mi daga, le vi tomando control de la multitud romana. No estoy seguro de que Reyna pueda detenerles. —

La expresión de Jason se oscureció.

Draco pensó que tal vez debió dejarlo sin brazos cuando pudo.

—Tiene razón —dijo Frank—. Esta tarde mientras estábamos vigilando, hemos visto águilas de nuevo. Están muy lejos, pero se acercan rápidamente. Octavian está de camino. —

Hazel hizo una mueca.

—Esto es exactamente el tipo de oportunidad que Octavian siempre ha querido. Intentará apoderarse del poder. Si Reyna objeta algo, le dirá que es una blandengue con los griegos. Y en cuanto a esas águilas… es como si nos pudieran oler. —

—Pueden —dijo Jason—. Las águilas romanas pueden cazar semidioses por su esencia mágica mejor que los monstruos. Este barco puede protegernos de alguna manera, pero no completamente, al menos no de ellas. —

Leo repiqueteó sus dedos contra la mesa.

—Genial. Debería haber instalado una pantalla de humo que hiciera al barco oler como un nugget gigantesco de pollo. Recordadme que la próxima vez lo invente. —

Hazel frunció el ceño.

—¿Qué es un nugget de pollo? —

—Sabe bien—dice Draco antes de bostezar, la mirada de Percy rápidamente se posa en él mientras que Frank lo sostiene de no caer dormido.

Aun tienen que hablar sobre su extraña forma de desplomarse, pero hay temas más importantes por cidha sobre la mesa.

—Oh, tío…—Leo negó con la cabeza, sorprendido—. Es cierto. Te has perdido unos… setenta años. Bueno, mi joven aprendiz, un nugget de pollo es…—

—No importa —le interrumpió Annabeth—. La cosa es, tendremos dificultades intentando explicárselo a los romanos. Aunque nos creyeran…—

—Tienes razón —Jason se inclinó hacia adelante—. Deberíamos seguir adelante. Una vez estemos en el Atlántico, estaremos a salvo… al menos de la legión. —

—¿Cómo puedes estar tan seguro? —preguntó Piper—. ¿Por qué no nos seguirán? —

Negó con la cabeza.

—Ya oíste a Reyna hablar de las tierras ancestrales. Son muy peligrosas. Los semidioses romanos tienen prohibido ir allí durante generaciones. Incluso Octavian no puede romper esa norma. —

Frank tragó un mordisco del burrito como si su boca se hubiera convertido en una caja de cartón:

—Así que, si vamos allí…—

—Seremos forajidos y traidores —confirmó Jason—. Cualquier semidiós romano tiene el derecho de matarnos en cuanto nos vean. Pero no me preocuparía por ello. Si cruzamos el Atlántico, dejarán de perseguirnos. Asumirán que moriremos en el Mediterráneo, el Mare Nostrum. —

Percy señaló a Jason con su pedazo de pizza.

—Tú, caballero, eres todo un rayo de sol. —

Jason no discutió. Los demás semidioses miraban sus platos.

—Así que el plan es —sugirió Percy— asegurarnos de que no nos muramos. El señor D, Baco, eh, ¿tengo que llamarle señor B ahora? Bueno, da igual, mencionó a los gemelos en la profecía de Ella. Dos gigantes. Otis y, eh, ¿algo que comenzaba por E? —

—Efíaltes —dijo Jason.

—Gemelos gigantes, como los que vio Piper en la hoja —Annabeth recorría su dedo por el borde de su copa—. Recuerdo una historia sobre gigantes gemelos. Intentaron alcanzar el Monte Olimpo juntando un montón de montañas. —

Frank casi se atragantó.

Draco le paso un poco de agua que este acepto con una sonrisa y le agradeció por el vínculo.

—Bueno, eso es genial. Gigantes que pueden usar montañas como bloques de construcción. ¿Y decís que Baco mató a esos tipos con un palo y una piña? —

—Algo así —dijo Percy—. No creo que debamos contar con su ayuda esta vez. Quería honores, y nos dejó bastante claro que sería algo que no podríamos manejar. —

El silencio se extendió por la mesa. Draco podía oír al entrenador Hedge en cubierta cantando una saloma como era la de Blow the Man Down, aunque no se sabía la letra, por lo que cantaba algo así como Tatatarataatataaatataratataa.

—Quiere a dos de nosotros —murmuró Piper. Todo el mundo se giró hacia ella haciéndola lucir incomoda—Hoy en la autopista —dijo—. Gea me dijo que necesitaba la sangre de sólo dos semidioses, una chica y un chico. Ella… ella me pidió que escogiera qué chico moriría. —

Jason parecía pensativo.

Draco realmente no le gusto mucho la palabra sangre.

¿Por qué de ellos?

¿Cualquier otro semidios serviría?

Aunque con nadie parecía que llegaría tan lejos como ellos.

¿Nico?

El ceño de Draco se frunció molesto.

—Pero ninguno de los dos murió. Nos salvaste. —

—Lo sé. Es sólo que… ¿por qué querría eso? —

Leo silbó.

—Chicos, ¿recordáis en la Casa del Lobo? ¿A nuestra princesa del hielo preferida, Quíone? Habló de derramar la sangre de Jason y de cómo contaminaría aquél lugar durante generaciones. Quizá la sangre de los semidioses tengan algún tipo de poder. —

—Oh…—Percy comenzó su tercer pedazo de pizza.

Se reclinó y se quedó mirando a la nada, como si el golpe del caballo en su cabeza se lo acabaran de dar.

—¿Percy? —Annabeth agarró su brazo.

—Oh, eso es malo —murmuró—. Malo, malo, malo—miró a través de la mesa a Frank y a Hazel—. ¿Chicos, recordáis a Polibotes? —

—El gigante que invadió el Campamento Júpiter —dijo Hazel—. La némesis de Poseidón que golpeaste en la cabeza con una estatua de Término. Sí, creo que me suena de algo. —

—Tuve un sueño —dijo Percy—, cuando estábamos volando hacia Alaska. Polibotes estaba hablando con las gorgonas, y dijo… dijo que quería que me hicieran prisionero, no que me mataran. Dijo: "Le quiero encadenado a mis pies, para que pueda matarlo cuando sea necesario. ¡Su sangre bañará las piedras del Monte Olimpo y despertará a la Madre Tierra!" —

Piper parecía pálida ahora.

—Crees que los gigantes podrían usar nuestra sangre… la sangre de dos de nosotros…—

—No lo sé —dijo Percy—. Pero hasta que lo sepamos, sugiero que intentemos evitar ser capturados. —

Jason gruñó.

—Estoy de acuerdo con ello. —

—¿Pero cómo lo averiguamos? —preguntó Hazel—. La Marca de Atenea, los gemelos, la profecía de Ella… ¿cómo encaja todo? —

Annabeth apretó sus manos contra los bordes de la mesa.

—Piper, le has dicho a Leo que pongamos rumbo a Atlanta. —

—Sí —dijo Piper—. Baco nos ha dicho que tenemos que buscar a… ¿cómo se llamaba? —

—Forcis —dijo Percy.

Annabeth parecía sorprendida, como si no estuviera acostumbrado a que su novio tuviera las respuestas.

Usualmente no lo hace para el registro, piensa Draco sintiéndose molesto de alguna forma.

—¿Le conoces? —

Percy se encogió de hombros.

—No reconocí su nombre al principio. Entonces Baco mencionó agua salada y se encendió una bombilla. Forcis es un viejo dios del mar de antes de los tiempos de mi padre. Nunca le he conocido, pero supongo que es hijo de Gea. Sigo sin entender qué hace un dios del mar en Atlanta. —

Leo soltó una risita.

—¿Qué hacía un dios del vino en Kansas? Los dioses son raros. De todas formas, llegaremos a Atlanta mañana al mediodía, a no ser que algo más vaya mal. —

—No digas eso —murmuró Annabeth—. Se está haciendo tarde. Deberíamos ir a dormir. —

—Esperad —dijo Piper.

Una vez más, todo el mundo la miró.

—Hay una última cosa —dijo—. Los eidolones, los espíritus poseedores. Siguen aquí, en esta habitación. —

Draco no dudo en sacar la lanza.

.

.

En cubierta, Hedge cantaba algo parecido a "In the Navy", mientras Blackjack le acompañaba con sus pezuñas, relinchando.

Finalmente Hazel respiró profundamente.

—Piper tiene razón. —

—¿Cómo podéis estar seguras? —preguntó Annabeth.

—He conocido eidolones —dijo Hazel—. En el Inframundo, cuando estaba…ya sabéis. —

Muerta.

Se pregunto si Nico también podría sentirlos.

—Así que…—Frank se pasó las manos por su pelo corto como si algunos fantasmas hubieran podido invadir su cabellera—. Creéis que esas cosas están merodeando por el barco, o…—

—Posiblemente estén habitando en algunos de nosotros —dijo Piper—. No lo sabemos. —

Jason apretó el puño.

—Si eso es cierto…—

—Tenemos que tomar medidas —dijo Piper—. Creo que puedo hacerlo. —

—¿Hacer qué? —preguntó Percy.

—Escuchadme, ¿vale? —Piper respiró hondo—. Todos, escuchadme. —

Piper les fue mirando a los ojos, uno por uno, cuando vio a Draco levanto una ceja y esta le ignoro.

—Eidolones —dijo, usando su hechizo oral—, levantad las manos. —

Hubo un silencio tenso.

—¿De verdad crees que vas a…?—Leo se detuvo.

Su voz murió. Su cara se volvió inexpresiva. Levantó su mano.

Jason y Percy hicieron lo mismo. Sus ojos se habían convertido en vidriosos y dorados. Hazel se quedó sin respiración, sorprendida. Al lado de Leo, Frank salió corriendo de su silla y pegó su espalda a la pared.

Draco estaba listo para atacar.

—Oh, dioses —Annabeth miraba a Piper, suplicante—. ¿Puedes curarles? —

Piper lucia que iba a llorar.

Bueno tenían 3 chicos poseídos, aunque sabe que Leo es más fuerte poseído, no es un gran problema como serian Jason y Percy para los demás. Tiene sueño, esta cansado y quiere dormir sobre la espalda de Frank. Sujeta su lanza con fuerza y antes que Jason pueda verlo esta sobre su espalda tumbándolo en el piso, la segunda vez que lo sujeta con fuertes movimientos y antes que Percy pueda hacer algo usa la parte no letal de su lanza para golpearle la quijada.

Hay un caos.

Draco gira a ver suplicante a Frank que duda un poco, pero por el vinculo parece entender que ocupa.

Un enorme oso rápidamente esta sobre Jason conteniéndolo en el suelo, mientras Draco se lanza sobre Percy que tiene su espada lista para atacar.

Percy es rápido.

Ágil.

El mejor guerrero del campamento.

Cuando tenía la maldición de Aquiles.

Le hubiera gustado probar sus habilidades de lucha entre ambos de cualquier otra forma, pero esta no es la situación propicia para hacerlo; tampoco es que tengan muchas oportunidades. Draco simplemente se escabulle por primera vez a una velocidad mayor a la de Percy y antes de que este chico poseído pueda hacer algo esta en el suelo con la lanza apuntándole al cuello.

El Percy poseído lo ve incrédulo.

Como si pensara que no puede hacer eso, la lanza en su cuello haciéndola una pequeña línea de sangre demuestra lo contrario.

—Continua—le ordena a Piper que se estremece ante su rostro aterrador.

No importa.

Piper se centró en Leo porque era el menos intimidante.

—¿Hay más de vosotros en este barco? —preguntó.

—No —dijo Leo con una voz hueca—. La Madre de Tierra ha enviado a tres de nosotros. A los mejores y a los más fuertes. Viviremos de nuevo. —

—Aquí no, no lo haréis —gruñó Piper—. Vosotros tres, escuchadme atentamente. —

Jason y Percy se giraron hacia ella como sus ataduras lo permitieron.

—Dejaréis esos cuerpos —ordenó.

—No —dijo Percy difícilmente cuando Draco le apretó el pecho con el pie.

Tal vez hay un poco de resentimiento ahí, pero son mejores amigos, así que no importa.

Leo soltó una risita suave.

—Debemos vivir. —

Frank gruñe como oso.

—¡Basta! —ordenó Piper, pero su voz se quebró.

Nerviosa, está perdiendo terreno.

—Escucha a Piper —Hazel señaló a Jason debajo de Frank.

Percy gruñó en una forma en la que el Percy de verdad nunca lo haría.

—Hija de Plutón, tú quizá puedas controlar las gemas y los metales, pero no controlas a los muertos. —

Annabeth se levantó para controlarle con los brazos, pero Hazel le hizo un gesto para que no lo hiciera.

—Escuchad, eidolones —dijo Hazel severamente—, no pertenecéis aquí. Puede que no aceptéis mis órdenes, pero sí lo hacéis de Piper. Obedecedla. —

Se giró hacia Piper, con su expresión clara: Inténtalo de nuevo. Puedes hacerlo.

Piper reunió todo su valor. Miró directamente a Jason: justo en los ojos de esa cosa que le estaba controlando.

—Dejaréis esos cuerpos —repitió Piper, incluso con más fuerza.

La cara de Jason se endureció. Su frente estaba bañada con sudor.

—Nosotros… nosotros dejaremos estos cuerpos. —

—Juraréis sobre el río Estigio que nunca volveréis a este barco —siguió Piper—, y que nunca volveréis a poseer a nadie de esta tripulación. —

Leo y Percy sisearon, protestando.

—Prometeréis sobre el río Estigio —insistió Piper.

Hubo un momento de tensión: podía notar sus voluntades luchando contra la suya.

Entonces los tres eidolones hablaron al unísono:

—Lo prometemos sobre el río Estigio. —

—Estáis muertos —dijo Piper.

—Estamos muertos —coincidieron los tres.

—Ahora, marchaos. —

Los tres chicos se derrumbaron.

Draco se alejo de Percy con calma, viendo a Piper que lucía tensa y temblorosa, el poder de su voz era más fuerte de lo que debía admitir.

Un peligro.

Era su aliada, pero no dudaría en matarla si fuera un peligro a futuro y sus propios pensamientos lo sorprendieron. No era la primera vez que pasaba, con Octavio tampoco dudo en intentar matar y cada día era como si algo dentro de él pensara en asesinar más fácilmente.

¿Desde cuándo?

Teme meterse en su interior para averiguarlo.

—¡Percy! —Annabeth le agarró.

Piper y Hazel cogieron los brazos de Jason mientras Frank lo dejaba libre

Leo no tuvo tanta suerte. Se cayó y se dio un golpe contra el suelo.

—¡Au! —rugió.

—¿Estáis bien? —preguntó Hazel.

Leo se levantó. Tenía un trozo de espagueti con la forma de un 3 pegado a su frente.

—¿Ha funcionado? —

—Ha funcionado —dijo Piper, sintiéndose lo bastante segura como para saber que estaba en lo cierto—. No creo que vuelvan. —

Jason parpadeó.

—¿Eso significa que ya puedo dejar de tener heridas en la cabeza? —

Piper rió, sacando todo su nerviosismo.

—Vamos, chico relámpago. Vamos a tomar un poco de aire fresco. —

Draco apenas vio a Percy levantarse con Annabeth ayudándole, hay una extraña mirada entre ambos, pero cuando Percy lo ve, Draco simplemente se retira del lugar. Se siente cansado, muy cansado mientras camina queriendo regresar a su habitación pero antes que pudiera llegar una mano lo detiene.

Gimotea.

Su puerta esta ahí, tan cerca pero tan lejos.

Voltea a ver a Percy que parece agitado por alcanzarlo, una parte de él quiere enviarle a carajo, pero sabe que hay una charla pendiente.

—Tenemos que hablar—usualmente es Draco quien dice eso, pero ahora que Percy lo hace solo suspira y asiente.

Joder.

Ultimas palabras celebres antes que todo caiga en caos, no tiene duda.

Continuara…

Bueno me costo este capitulo y al mismo tiempo no, como pueden notar hay partes que no cambio mucho del original o omito de la marca de Atenea, como paso muy al inicio de esta historia con el ladrón del rayo. Pero con algunos cambios que ha hecho Draco en la historia.

No se preocupen, no va ser para siempre, el próximo arco no pasa eso y es mucho historia original.

Quisiera saltarme esto más libremente, pero no puedo ya que algunos no han leído esta saga y quitarlo, bueno, quita mucho contexto.