Comentarios Iniciales: Lamento mucho la tardanza… He tenido varios problemas personales, como poca imaginación y problemas en los estudios por lo que se me hacía imposible actualizar, aunque tuviese ganas. Sin más dilación, les dejo el capítulo.


Capítulo: III

Princesa Zelda, rencarnación de la diosa Hylia…

Ha llegado la hora de tu despertar.

Más no temáis, princesa, pues no estaréis sola.

Vuestro elegido, el joven con ojos de una bestia orgullosa y cuya alma rebosa de un valor infinito estará allí para ayudaros.

Y juntos, cumpliréis vuestra misión.


La princesa despertó esa mañana en su cama, alrededor de un mar de sudor.

Estaba confundida, hasta donde podía recordar la noche anterior ella se había ido a la biblioteca real y luego de desmayarse por aquél agudo dolor que recorrió sobre su mano derecha, no recordaba nada más. Zelda, al recordar, el dolor la noche anterior en su mano, rápidamente la sacó de debajo de las sábanas para encontrarse un guante blanco en su mano derecha. Confundida, estuvo a punto de quitarse aquel guante blanco de seda, pero más grande fue su sorpresa cuando su nana Impa, la sheikah, impidió eso en cuestión de segundos al colocar su mano sobre la de Zelda.

-No lo hagas. -dijo Impa mientras la miraba a los ojos con una mirada seria. -No debes dejar que nadie vea esto, ¿entiendes? -Zelda asintió e Impa relajó levemente la mirada sobre su protegida. -Bien, hablaremos sobre este asunto cuando vuelvas de clase.

Impa salió de la habitación de la princesa, dejándola más confundida que antes, pero con un leve alivio al saber que había sido ella quien la había encontrado en la biblioteca en vez de algún guardia, soldado, su padre o incluso su madrastra. Suspiró levemente y se levantó de la cama para tomar su uniforme de su colegio que estaba encima de su cama que previamente alguna doncella habría sacado. Se vistió tranquilamente mientras tarareaba aquella nana que su madre e Impa solían cantarle y en serenidad se cepilló su cabello, algo que le encantaba hacer ella sola pues le daba una paz inimaginable. Al terminar, abrió la puerta de su habitación con su mano derecha aun cubierta por aquel guante, lo miró de reojo y con paso decidido y haciéndole caso a su nana, fue firme hacia el comedor real y fingió que todo era un día normal y corriente.


Link se encontraba dormido en su clase de Historia mientras su profesor explicaba la historia de la fundación del reino de Hyrule. No había podido dormir bien debido a aquella voz que lo perseguía en sus sueños. Sus amigos, Pipit y Karane, se turnaban para intentar hacer que el rubio hyliano se despertase sin éxito alguno.

-¡Link!-exclamó el maestro Buhel tirándole un trozo de tiza al mencionado, quien rápidamente se despertó.

Mientras toda la clase reía por tal acción, Link despertaba dando casi un brinco al sentir la tiza rozarle. Los demás profesores podían hasta ignorar cuando algún alumno se durmiese en clase, ¿pero Buhel? Buhel era capaz de asesinar a cualquiera, sobre todo si de su protegido se tratase.

Pipit no podía evitar reír con la típica escena de todos los días mientras que su novia Karane murmuraba un ligero "idiota". ¿Para qué tener amigos si tenías a Pipit y Karane? Se solía preguntar Link. Apostaba que eran más idiotas que el trío ese de aquella saga de libros del niño mago que su hermana adoraba leer repetidas veces.

-Antes de acabar, he de dar un anuncio. -dijo Buhel acercándose al escritorio y sacando un bulto de hojas de papel de su maletín. – En dos semanas iremos de excursión a la capital por el festival de las Diosas, donde por primera vez nuestra querida princesa dará su primer discurso ante el pueblo como se acostumbra desde hace siglos. Creemos que así conoceréis mejor las leyendas de Hyrule tanto su mitología como religiones, así que la asistencia es obligatoria. ¿Alguna pregunta?-preguntó el maestro y suspiró cansado al ver la mano de cierto alumno alzarse.-¿Si, Groose?

-¿Y los pobretones holgazanes como Link pueden costearse un viaje así?-preguntó en tono de burla el pelirrojo, haciendo que el resto de sus amigos riesen junto con él.

Link rodó los ojos al escucharlo. No era la primera vez ni la última que sacaban a flote su situación económica solo para burlarse de él. Pipit tuvo que detener a su novia para que esta no saltase las mesas y se tirase encima de Groose para matarlo de una vez por todas. Buhel por su parte suspiró y empezó a repartir las hojas.

-Es gratificante que empieces a preocuparte por tus compañeros, Groose.-dijo el maestro acercándose a la mesa del recién nombrado.-Pero no te preocupes por Link, ese es un asunto a tratar con la dirección.

Después de recibir todos los alumnos la autorización para la excursión, el timbre sonó dando por fin el término de la jornada. Link se levantó de su silla y con desgano empezó a empacar sus cosas mientras sus dos amigos lo esperaban fuera del salón.

-No te dejes intimidar por Groose, Link.-dijo Buhel acercándose al menor.-Recuerda que él es solo un cobarde en cuanto a todo se refiere.

-Un cobarde adinerado.-bufó Link molesto.-No lo he visto trabajar en su vida.

-No hay mejor satisfacción que ganar tu propio dinero, ¿no crees?

Link suspiró cansado y se encaminó al parqueo de bicicletas junto con sus amigos, donde Aryll ya se encontraba esperándolo como todos los días.

-¡Link!-exclamó la pequeña haciendo un puchero.-¡Llegas tarde!

-Aryll tiene razón.-dijo Pipit mientras miraba hacia la calle.-El autobús ya se va, tenemos que irnos.

Link asintió mientras veía a sus dos amigos correr hacia la parada de autobús. Después de acomodar su mochila y la de Aryll y sentarse él en la bici, ayudó a Aryll a sentarse y empezó a pedalear hasta su casa mientras escuchaba los gritos de su hermana acerca de que su mejor amiga acababa de conseguirse novio o algo por el estilo.


Despierta, oh héroe cuya alma rebosa de valor y ojos son los de una fiera llena de orgullo.

Vuestra misión ha de empezar ya.

La princesa del destino ya ha despertado.

Valiente héroe, salvad a Hyrule y a su gente.

Salvad a la Trifuerza.

Buscad la Espada Destructura del Mal y con ella proteged a la reencarnación de la Diosa para que el bien vuelva a triunfar.


Y se despertó, cuando sintió su teléfono estamparse contra su cara después de quedarse viendo hasta las cuatro de la madrugada "Juego de las Diosas".

Se incorporó para sentarse en su cama, se frotó levemente su nariz y trató de recordar aquellas palabras que sonaron en su cabeza mientras dormía.

Tampoco les prestó demasiada atención, llevaba viendo la última temporada de aquella serie toda la noche y simplemente le atribuyó a eso.

La serie era una copia de la leyenda. Donde todo el mundo luchaba por el trono con estatuas de las tres diosas sobre él. Aunque la batalla consistía sobre todo en impedir que el maligno llegase al trono y lo usurpase, mientras que el "héroe" y la princesa se la pasaban teniendo sexo en todos los capítulos.

¿De verdad a ese sujeto se le podía considerar un héroe? Ja. Buen chiste.

Un héroe no debía ser el típico hombre con estereotipo de belleza que mata monstruos y no le teme a nada. Un héroe tenía que ser más que eso, ¿no? Una persona que a pesar de todos los problemas a los que se enfrentase, tuviese el valor para encararlos. Una persona que a pesar de tener miedo a las circunstancias que lo rodeasen, tuviese el valor suficiente para vencer esos miedos. Una persona que ayuda a los demás sin recibir algo a cambio ni por quedar bien delante de las cámaras o alguien como aquella gente famosa que salía en televisión. Un héroe, para Link, era alguien que no existía ni en la más viejas de las leyendas.

-Solo pienso en estupideces.-murmuró el hyliano mientras apagaba su teléfono y miraba el techo de su habitación siendo alumbrado por la luz de la blanquecina luna.

Sin embargo, aquél sueño o mejor dicho aquella voz, no paraba de seguirlo. Ya no era solo en sus pesadillas, si no también cuando se encontraba ensimismado en sus pensamientos durante el día tanto en clase como en la tienda de su abuelo mientras ayudaba en ella. Incluso, cuando parpadeaba sentía mirar la espalda de una chica hyliana como él de cabello rubio. Y lo más raro de todo era que incluso a veces podía sentir un leve picor en su mano izquierda pero no era un picor en la piel, era más bien como… ¿interno? Link no sabía poder describirlo.

Se levantó de la cama mientras empujaba sus sábanas como si estas le ardiesen y quemasen su piel. Se sentía acalorado y hasta sudando una especie de sudor frio con solo pensar en todo aquello que le estaba pasando. Corrió escaleras abajo en un vano intento de no hacer ningún ruido que despertase a los otros tres habitantes de aquella casa. Corrió a la cocina y se sorprendió al ver la luz encendida desde el pasillo. Desconfiado, pues juraría que nadie podía estar despierto, agarró un bate de béisbol que se encontraba tirado en el suelo y lentamente caminó hacia la cocina. Entró dando una patada y al hacerlo, suspiró cansado y dejó el bate en el suelo.

-Aryll.-dijo el mayor mientras se frotaba la cara.-¿Qué haces despierta?

Aryll se encontraba haciendo emparedados de mermelada de fresa con crema de cacahuate y se sintió avergonzada cuando su hermano la pilló infraganti. Aun así, sonrió y señaló uno de los emparedados a medio preparar.

-¡Son para ti, hermano!-exclamó con una tierna sonrisa la niña, haciendo que Link sonriese con ternura y acariciase la cabeza de su hermana.-Supuse que mañana en tu viaje a la capital estarías cansado y hambriento, así que pensé en prepararte unos emparedados para el camino.

Link rió levemente, aún más al notar el montón de platos y cuchillos que se encontraban esparcidos por la cocina en el intento de su hermana de "cocinar".

-Gracias, Aryll.-dijo Link mientras abrazaba a su hermana, quien gritaba que la soltase o explotaría.-Pero no tenías por qué preocuparte, solo estaré una noche fuera.

Aryll suspiró y miró cabizbaja el suelo, haciendo que Link se preocupase y se agachase para quedar a la misma altura de la pequeña hyliana.

-Desde que mamá y papá murieron nunca me has dejado sola…-murmuró la pequeña mientras sorbía la nariz para que los mocos no empezasen a caer.-Y no quiero que te vayas, me sentiré sola como entonces.

Link rápidamente abrazó a su hermana mientras acariciaba su pelo en un fallido intento de hacerla sentir segura.

-Solo es por una cosa de la escuela, volveré lo antes posible y así nunca tendrás que estar sola.-murmuró Link aparentando ser fuerte.-Mamá y papá ya no estarán aquí, pero aún nos tenemos el uno al otro y además tienes que ser una niña fuerte para cuidar de los abuelos mientras no esté, ¿no crees?-la niña lo pensó durante unos segundos para luego asentir y ser abrazada por su hermano.-De acuerdo, así que ahora no me llores y preparemos más emparedados para comer ahorita sin que los abuelos se enteren, ¿qué te parece?

Aryll asintió mientras reía y ambos, entre bromas y risas, lograron hacer más emparedados sin saber que serían los últimos en un largo tiempo.


La princesa se encontraba caminando alrededor de su alcoba en círculos mientras repetía una y otra vez el mismo discurso que había escrito, con el cual se la daría a conocer oficialmente como la sucesora al trono de Hyrule ante los medios de comunicación.

-La Diosa Hylia, protectora de la Trifuerza, luchó contra un gran mal que amenazaba con destruir el mundo entero.-recitaba la princesa mientras seguía caminando de un lado para otro.- Hylia combatió las fuerzas malignas oscuras, y finalmente logró sellar el poder maligno así logrando que la leyenda de la diosa se transmitiese de generación en generación entre los seres humanos. Hoy, en Hyrule conmemoramos el día en el que las leyendas que todos conocemos y amamos cobran vida, desde la leyenda de la Diosa que nos guía, la Trifuerza, hasta la del héroe que lucha en contra del malvado.-de repente, Zelda se quedó parada en medio de la habitación mientras intentaba recordar lo siguiente.

-Las leyendas son parte de nuestro pasado, presente y futuro pues nos hacen ser un pueblo orgulloso como lo es Hyrule.-bostezó Styla, quien se encontraba acostaba en la cama de la heredera al trono.-Te lo sabes perfectamente, ¿no podemos ir ya a dormir?

Zelda suspiró entre cansada y molesta y se acercó a la cama a quitarle de las manos a la hija del diseñador más famoso de Hytopia su discurso de entre las manos.

-No puedo.-murmuró la princesa releyendo el discurso que había escrito con anterioridad.-Ando muy distraída y no me puedo concentrar, además es un día muy importante. Si tanto quieres dormir, puedes dormirte primero.

Styla hizo un leve puchero. Se acomodó su camisón de seda rosa y se colocó su mascarilla para los ojos mientras se acostaba en la cama y rodaba por toda ella.

-Mientras más pienses en el dichoso discurso, más vas a pensar en que no te lo sabes.-dijo la hytopiana.-¡Y si estás dando vueltas por toda la habitación no puedo dormir por lo cual interrumpes mi sueño de belleza!

Zelda, cogió molesta uno de los cojines esparcidos por el suelo y se lo tiró a su amiga quien al sentirlo gritó.

-¡Te invité porque querías ver una fiesta real y ayudarme con la fiesta!

-¡Pero no me imaginé que sería tanto trabajo!-exclamó la hytopiana llorando.

Mientras ambas adolescentes gritaban y lloraban, las puertas se abrieron de par en par dejando ver a una mujer sheikah de mediana edad molesta como si la vena de su frente fuese a estallar en cualquier segundo.

-¡Si no se callan las dos y se van a dormir yo misma les daré buenas razones para llorar!-gritó molesta, haciendo que ambas adolescentes gritasen del miedo.

-¡Impa me da mucho miedo!-gritó Styla mientras se escondía debajo de las sábanas.

Zelda suspiró y miró de nuevo el discurso.

-¿Problemas con el discurso?-preguntó Impa hacia su protegida, a lo cual esta asintió.-No te atormentes con ello, te saldrá bien.

-No es el discurso en sí lo que me atormenta.-respondió Zelda sentándose en un sofá con su nana.-El problema es que, con todo lo que me está pasando que parece irreal, no me concentro.

Impa suspiró para ver de reojo la mano derecha de su protegida.

-¿Ha brillado?-preguntó a lo que Zelda negó con la cabeza.

-Solo me ha dado una leve picazón, pero nada más-respondió.-Pero las pesadillas son más frecuentes y siento que algo grande se aproxima en Hyrule, pero no entiendo nada.

Impa suspiró y abrazó a la princesa quien soltaba lágrimas por su impotencia y nerviosismo.

-En cuanto acabe toda la ceremonia, te prometo que te lo explicaré todo de forma entendible, aunque no sé si me creerás.-dijo Impa levantándose del sofá y encaminándose hacia la puerta.-Ahora quiero que descanses, ¿sí? Y no quiero verlas a las dos hablando de estupideces hasta el amanecer, mañana es un día importante.

Zelda asintió mientras veía a Impa salir de su cuarto y apagar la luz. Se encaminó hacia su cama y se acostó al lado de Styla quien ya dormía hasta roncando debajo de las mantas y después de colocárselas encima, miró hacia la ventana donde la luna parecía observarla y después de mucho tiempo deseó para que la calma volviese a su corazón.

Sin saber que el día siguiente su destino empezaría.


Comentarios finales: Wow... Siento que ha pasado demasiado tiempo desde que estuve aquí y en parte me siento culpable. Ha sido un año escolar difícil aunque también en lo personal. Lo siento.

Jugando al Twilight Princess después de casi un año sin haber tocado mi Wii, me entró una corriente de inspiración y simplemente pensé en que era una lástima que no hubiesen más fanfics de AU donde fuese mundo moderno y la leyenda resurgiese porque pienso que es un tema muy interesante y la verdad es que me fascina.

Así que, por fin les traje la siguiente parte, y para el próximo Link y Zelda se verán por primera vez aunque siendo sincera tengo planeado en mi cabeza todo lo siguiente menos el encuentro.

Sin más que añadir espero que les haya gustado y no olviden darle a favorite, follow y like a esta historia.

¡Que la Trifuerza os acompañe!