¡Hola! Hoy les presento a Decisiones Deliberadas, es la historia que estoy escribiendo como especial de San Valentín, aunque el tiempo me ganó y me voy a tomar enserio eso de que Febrero es el mes del amor.

Sin más intermedios... ¡A leer!


METANOIA

(Viaje que cambia la forma de pensar o de sentir, la vida o la forma de ser de uno)


1998

En una sala aledaña a los Tribunales del Wizengamot; Draco, Pansy, Theodore y Blaise esperaban sentados a que Kingsley Shacklebolt, Mcgonagall y otros miembros del Wizengamot terminasen de discutir el asunto que los involucraba a ellos y a su futuro.

—Seguro nos envían a Azkaban. —Resopló Blaise, frustrado por la espera.

—Cállate. —Pansy se puso de pie y le dio un coscorrón. —No nos van a enviar a Azkaban, no pueden enviarnos allí.

— ¿Qué pasa si lo hacen? —Inquirió Theo, mirando a Pansy como si fuera un niño pequeño.

Ella caminó hacia él y apretó su hombro con suavidad.

—Entonces huiremos, Theo. No dejaré que nos lleven a ese horrible lugar, no lo permitiremos, ¿verdad Draco?

Todos miraron hacia el joven rubio que estaba confinado en una esquina, evitando a todos y a todo. Elevó poco a poco la mirada y la intercaló con cada uno de ellos.

—No los llevarán a ningún lado. —Confirmó fríamente. —No pueden acusarlos de cosas que hicieron por coacción. —Alisó sus pantalones y caminó hacia el centro. —Recuerden, o eran ellos o eran ustedes y nadie quiere pasar horas bajo tortura a cargo de un par de sádicos.

—Pero no funciona así. —Gruñó Blaise parándose y acortando la distancia. —Para ellos somos Slytherins', por lo tanto somos malvados, además somos hijos de mortífagos y a sus ojos, disfrutamos torturando a todos esos niños. No repararán en nada más.

—En tal caso, le toman la palabra a Pansy y huyen. —Resolvió Draco mirando con firmeza al moreno.

—Huimos. —Corrigió él rápidamente. —No creas que no me doy cuenta de que te estás excluyendo.

Draco pasó las manos por su cabello, a manera de desespero. Él iba a correr otra suerte y no podía arrastrarlos a todos en sus problemas pero ellos no entendían.

— ¡Porque yo sí fui un mortífago! —Jaló la manga de su saco y dejó a la vista la marca tenebrosa, ahora un menos negra aunque aún presente. —Yo hice cosas peores y tienen pruebas más que suficientes para enviarme a Azkaban. En cambio, ustedes no, si ellos… —No quería pensarlo, ni siquiera era una posibilidad. —… si ellos los acusan, ustedes huyen y no regresan aquí nunca más.

Un sombrío silencio cayó como un manto sobre ellos.

Todo era demasiado incierto y los cuatro eran reticentes a tener que separarse, habían prometido cuidarse los unos a los otros, esa era su prioridad y lo sería siempre.

Si huían, huirían juntos y si irían a Azkaban, pues que los condenen a todos. Ninguno se quedaría atrás, ninguno se rendiría.

—Potter y Granger declararon a tu favor. —Declaró Theo con un brillo de esperanza. — ¿Son los héroes, no? Sus palabras deben valer algo.

Draco se limitó a bufar. Sí, ellos habían dicho cosas a su favor y fueron útiles para que su madre se librara de ir a prisión, caso contrario a su padre, y Draco lo agradecía. Por otro lado, para él los resultados no serían iguales, ya lo había dicho, hizo cosas peores.

De pronto, su diatriba interior se interrumpió por la aparición de Mcgonagall y el nuevo Ministro de Magia.

La bruja carraspeó y miró de reojo a Kingsley, incitándolo a comenzar, él se encogió de hombros y la directora negó con la cabeza y enfrentó a los jóvenes.

—Señor Zabini, señorita Parkinson, señor Malfoy y señor Nott, hemos tomado una decisión. —Inició con su clásica seriedad. —Si bien sabemos cuáles fueron las condiciones en las que debieron actuar, los cuatro son mayores de edad y el Wizengamot puede juzgarlos como los adultos que son. —Ellos se tensaron. —Aun así, hemos logrado llegar a un consenso.

Y dejó la última oración flotando en el aire.

A ninguno le gustaba los juegos de expectación ni la dilatación del tiempo. ¡Habían sido enviados a Slytherin a penas el Sombrero rozó sus cabezas, por el amor a Salazar! Y si Mcgonagall no continuaba pronto, ellos mismos le sacarían las palabras de la garganta.

— ¿Puede continuar? —Se exasperó Pansy.

Mcgonagall elevó una ceja, reprobando su impertinencia.

—Sí, señorita Parkinson. —Carraspeó otra vez. —El Ministro Kingsley y yo logramos llegar a un consenso con los miembros del Wizengamot que estuvieron presentes. Ustedes todavía son jóvenes y no han terminado sus estudios en Hogwarts y como su profesora y directora no puedo permitir eso. —Hizo un gesto de beneplácito. —Tendrán que terminar su educación para luego ser parte de la sociedad, dónde esperamos que actúen como ciudadanos óptimos. No obstante, no podrán regresar a Hogwarts…

— ¿Y dónde se supone que terminemos nuestra educación? —Dijo Pansy con desfachatez.

—Le agradecería que me dejara terminar, señorita Parkinson. —La regañó Mcgonagall. —Irán a Elysian College…

—Espere, espere. —Theo se puso de pie con la mano en alto. — ¿Esa no es la… universidad más cualificada del mundo? ¿Cómo podemos ir allí si el proceso de selección es demasiado exigente?

—Efectivamente, señor Nott. Elysian College es la institución más cualificada del mundo mágico y solo son admitidos estudiantes con excelencia académica. Ahora, si fueran tan amables de permitirme continuar. —Ellos asintieron. —Correcto. Existe una alianza de Elysian con los colegios mágicos pero debido a la situación y a sus estándares de admisión, ningún estudiante de Hogwarts ha egresado de Elysian en varios años. Actualmente, Hermione Granger es la estudiante con más posibilidades de ser admitida, bueno ella y usted señor Malfoy, aunque no hayan terminado su educación en Hogwarts, tal como otros de sus compañeros. —Draco se irguió inquieto. —Allí es donde radica el consenso. Ustedes asistirán a Elysian College con otros de sus compañeros que no lograron completar sus estudios en Hogwarts

Los cuatro parpadearon con obvia confusión. Eso era demasiado simple y desinteresado, y nada en su vida había sido simple y desinteresado, nunca.

— ¿Eso es todo? —Preguntó Blaise, su postura reflejaba desconfianza.

—No.

Lo sabían. Las burbujeantes esperanzas dentro de ellos se desvanecieron al instante.

—Se volverá a aplicar en ustedes el Decreto para la Prudente Limitación de la Magia en Menores de Edad. Por ende, nada de magia fuera de los confines de la universidad. —Los evaluó uno a uno con la mirada, buscando su aprobación.

— ¿Eso es todo? —Repitió Blaise.

—Las clases comienzan en octubre pero ustedes irán el quince de septiembre para asentarse en las instalaciones y participar de la "semana de novatos". —Los jóvenes intercambiaron miradas entre ellos. —Aún falta un par de meses y en ese tiempo serán supervisados por aurores y se prepararán para comenzar el semestre, eso incluye la elección del programa académico que seguirán. ¿Alguna otra consulta?

Una vez más, ellos intercambiaron miradas como si se deliberaran telepáticamente lo que iban a hacer. Tras un minuto de tácito análisis, emitieron señas de afirmación.

—Profesora, perdón, directora. —Se hizo notar Pansy. — ¿Podríamos, los cuatro, quedarnos en una sola residencia? Nuestros padres ya han sido trasladados a Azkaban, además los aurores podrán vigilarnos en un solo lugar. —Draco le hizo un ademán. —Ah, y la señora Malfoy puede estar con nosotros, ya sabe, un adulto responsable y todo eso.

Mcgonagall tanteó la propuesta. A sus ojos, mortífagos o hijos de mortífagos, ellos seguían siendo niños y esa era la razón por la que se había internado en una discusión con las cabezas del Wizengamot para defender el futuro de esos cuatro niños.

Y la joven bruja que acababa de sacar cara por ellos, tenía razón; todos sus padres ya estaban en Azkaban a la espera de un juicio, no había nadie esperando en casa por ellos, a excepción de Narcissa Malfoy que con una pequeña gran acción había resguardado su libertad y en parte de la de su hijo.

— ¿Y cuál será su residencia en común? —Preguntó manteniendo su expresión imperturbable y juiciosa.

—Tengo una casa en Kent. —Intervino Blaise dando un par de pasos y colocándose al lado de Pansy. —Es grande y todos podemos quedarnos allí.

—Señor Malfoy, ¿su madre estaría de acuerdo en quedarse con ustedes? —Giró hacia Draco.

Él había señalado ese detalle a Pansy porque se suponía que él tenía que quedarse con su madre, no podía dejarla sola en Malfoy Manor y ahora le proponían que llevase a Narcissa a vivir con cuatro adolescentes. Tampoco se engañaría, su madre los adoraba a todos y si lo pensaba un poco más, tal vez sería bueno para ella estar rodeada por sus amigos y por él.

—Ella estará de acuerdo. —Respondió con convicción.

—Está bien, les permitiremos quedarse en una misma residencia y tendrán a seis aurores con ustedes y les resalto que solo es temporal, en cuanto comiencen las clases, no podrán salir de Suecia. ¿Kingsley, podrías encargarte? —El mago asintió, Mcgonagall agitó su varita y unos folios se acercaron a ellos. —Pueden revisar esto, les ayudará en su elección. Señor Malfoy, acompáñeme por favor, tengo que discutir algo con usted, en privado. —Dio media vuelta y se encaminó hacia la sala en la que había tenido la reunión.

La preocupación acudió otra vez a los jóvenes, cuyas posturas pasaron de estar relajadas a estar, al completo, alertas.

—Claro. —Suspiró levemente y la siguió, ignorando los gestos de advertencia de sus amigos.

—Puedes tomar asiento. —Ofreció Mcgonagall, el rubio declinó el ofrecimiento. —Bien, el motivo de esta solicitud es hablar con usted de otros términos respecto a este acuerdo.

Draco apretó el respaldo de la silla, provocando que sus nudillos se le tornaran blancos.

—Además de estar bajo el Decreto que mencioné con anterioridad, usted estará en libertad condicional.

Draco podía decir que de una forma u otra, podía esperar algo así. Era consciente de que era culpable de tres intentos de asesinato, y las veces que fue a misiones con otros mortífagos, a si haya tratado de mantenerse lo más ajeno posible, tenía otros delitos a su cargo. Era eso por lo que consideraba un milagro el que en un momento de desesperación e incertidumbre, hubiese negado la identidad de Potter y Granger, haciendo por fin algo bueno.

La resignación no era algo que le agradara pero con todo lo que se había desencadenado con el fin de la guerra y el rol que él había desempeñado, las condiciones que Mcgonagall le imponía eran lo mejor que podía obtener en ese momento.

— ¿Por cuánto tiempo será? —Preguntó en tono cansino.

La bruja mayor cambió su tono de voz al darse cuenta de cómo Draco asumía su destino sabiendo que no se podía hacer nada más, el tablero se había puesto en su contra.

—Los programas académicos son de un aproximado de cuatro años, cuando recibas tu grado y no hayas demostrado ningún comportamiento reprochable, serás totalmente libre.

Cuatro años, estaría atrapado y con las manos atadas por cuatro largos y tortuosos años. Para su suerte no estaría solo, iría y estaría atrapado en esa universidad junto a sus tres mejores amigos y eso era más de lo que podía pedir.


Hermione se dejó caer en la vieja silla con pesadez y total frustración. Ron, frente a ella, caminaba de un lado a otro, despotricando con intensidad.

—No puedes ir. —Tenía las mejillas encendidas. —Se supone que los tres estaríamos juntos siempre y hemos luchado contra los malos por años, podemos seguir haciéndolo convirtiéndonos en aurores. —Se detuvo y dejó escapar un suspiro antes de caminar en dirección a ella. —Además tú… y yo, tenemos algo, no puedes tan solo abandonarlo y marcharte.

—Ronald, se suponía que los tres estaríamos siempre ahí para el otro, mal que bien, tú rompiste eso cuando nos dejaste. —Él abrió la boca listo para refutar. —Lo sé, ya es pasado y regresaste por la luz en tu corazón. —Rodó los ojos. —Como último punto, te pido que te des cuenta que lo que pasó entre nosotros solo fue parte de la euforia de la situación. No sabíamos si moriríamos ni lo que pasaría después. Tú mismo lo dijiste. Sé que estás pasando un mal momento y por si no te has dado cuenta yo también, aún no encuentro a mis padres y no tengo espacio en mi vida para el romance, no ahora.

Los ojos azules de Ron se fijaron en ella con expresión herida.

— ¿No significó nada para ti? ¡Me besaste!

—Lo repito Ron, y perdón si te lastimo pero… estábamos a punto de morir. —La castaña empezó a sentirse culpable por haber generado tal situación.

—Estuvimos a punto de morir durante años. —Pateó el escritorio. —Y no me habías besado entonces.

—Porque estábamos en la batalla final.

El chico apretó los puños a ambos lados del cuerpo, su pecho subía y bajaba, respirando con agitación.

— ¿Así que eso es todo? —Hermione asintió suavemente. —Perfecto, genial, excelente. —Fue hasta la puerta. —No te extrañes si cuando regresas de esa estúpida universidad, me encuentras con alguien al lado.

Y se marchó dando un sonoro portazo.

Hermione terminó de recostarse en la silla. Solo intentaba ser sincera. No había cabida en su vida para el amor, tenía otros asuntos mucho más primordiales que pasar tiempo besuqueando a Ron.

Y había sido hasta esa mañana que una pequeña esperanza iluminó sus monótonos y grises días. Se había sentido como volver a recibir la carta de Hogwarts.

Tomó la misiva que la directora Mcgonagall había emitido para ella y la leyó, quizá, por quinta vez.

Estimada señorita Granger:

Me es dichoso informarle que usted cumple con los requisitos del proceso de selección de la institución Elysian College.

Así mismo, le informo que en conjunto a las autoridades correspondientes, se ha concluido que los alumnos que deseen continuar con sus estudios y que, por motivos de coyuntura no han podido culminar su educación, también tendrán la oportunidad de ser admitidos en Elysian College.

De modo que, de aceptar la vacante que le corresponde por su excelencia académica, se le invita a una reunión organizada el día 15 de septiembre a las 9:00 a.m., con el fin de dar a conocer el papel que los estudiantes que representarán a Hogwarts en tal prestigiosa institución, deben cumplir.

Por último, aclaro que debe partir a Suecia, sede de Elysian College, el día 15 de septiembre. El viaje se realizará junto a sus otros compañeros luego de la reunión ya mencionada.

Espero su respuesta.

Atte.

Minerva Mcgonagall.

Directora del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería

Elysian era un sueño para ella, un completo imposible. Solo los mejores iban allí y le hacía feliz que a otros también se les fuera dada esa oportunidad. Y no había manera en el mundo en la que pueda rechazar la vacante que le otorgaban, además no es como si hubiera sopesado el tomar la vía fácil que el Ministerio les daba a Harry, Ron y ella. Si bien ya había decidido retomar sus estudios, esta noticia era en absoluto fantástica.

Aún tenía un par de meses, los cuales en su mayoría invertiría en seguir buscando a sus padres.

Comenzaba a sacar lo necesario para escribirle la carta de respuesta a Mcgonagall, cuando Harry entreabrió la puerta.

— ¿Puedo pasar? —Le preguntó con evidente nerviosismo.

—Claro, Harry, es tu casa.

—También la tuya, puedes venir aquí cuando quieras y quedarte todo el tiempo que desees. —Explicó como si recitara algo solemne. — ¿Por qué Ron está destrozando las cortinas allí abajo?

Hermione cubrió su rostro con las manos para ahogar el grito de frustración que luchaba por escapar de su garganta. Un par de minutos más tarde, se relajó y levantó la cabeza para hacerle frente a su amigo.

—He sido admitida en Elysian College —Él la observó con confusión. —Es una universidad, la mejor y más prestigiosa del mundo. El equivalente mágico de Harvard. —Explicó haciendo notar su entusiasmo. Harry no la había visto así en días, quizá en semanas. —Está en Suecia y el grado de Ciencias Políticas en el Marco de la Magia, dura cuatro años. También asistirán algunos de nuestros compañeros, los que no lograron terminar el Séptimo Año y quieren continuar estudiando.

—Y Ron no quiere que vayas. —Concluyó el joven.

Ella bufó y volvió a rodar los ojos.

—Me amenazó con que tal vez esté con alguien más para cuando yo regrese. —Reclinó la cabeza y miró hacia el techo. —La verdad es que no hay espacio para una historia de romance en mi vida, no en este momento. Y eso es justo lo que quiere Ron, que le prometa el resto de mi vida y que le diga que seremos felices para siempre.

— ¿Pero no estabas enamorada de él? Estabas muy triste cuando salió con Lavander.

Hermione se incorporó en un ladito y golpeó a Harry en el estómago.

—Eso fue antes de que todo estalle en nuestra cara, Harry, antes de que nos abandonara en un bosque remoto. —Se puso de pie y dio pasos hacia delante y atrás mientras mordía su pulgar izquierdo. —Sentí que algo cambió entre nosotros y sé que nada volverá a ser igual, así que prefiero dejar las cosas como están antes de arruinar nuestra amistad con una incómoda relación amorosa y condenada al fracaso.

—Mione. —Se paró frente a ella, tomándola de los hombros. —Ustedes dos han estado atraídos por el otro a lo largo de los años, ustedes dos encajan y cualquiera lo podría ver.

La chica sintió sus ojos humedecerse. Era cierto, amaba a Ron y suspiraba por él, deseando que algún día la viera como una chica de la que gustar. Y cuando estaba segura de ello, más que nunca, todo cayó tal cual un dominó. Luego en un acto de puro egoísmo y total impulsividad, lo besó; sin embargo ese beso había sellado su historia.

—Tal vez fue así durante un tiempo, Harry. —Apretó su mano y retrocedió. —Ya no es más así. Ha pasado tanto y dentro mío hay tanto que superar y asimilar, pero estoy segura de que no quiero estar con Ron. Quiero traer a mis padres de regreso y quiero encontrarme a mí misma, quiero tomar riesgos y aprovechar cada oportunidad que se me brinde.

Harry sonrió y la estrechó en un apretado abrazo.

—Y yo te apoyaré en todo.


— ¿Así que ya no regresarás a Hogwarts? —Ginny frunció sus cejas, sentándose frente a su amiga.

—Sí, yo y los que no pudieron terminar su último año.

— ¿Crees que Mcgonagall me deje ir a mí también? —Dibujó una sonrisa cómplice que a los pocos segundos se convirtió en una melancólica. —Iba a regresar a Hogwarts, creí que estaríamos juntas allí, ambas en Séptimo. No soportaré estar allí sola, entrar al Gran Comedor y recordar la batalla o el legendario hito de Fred y George. Caminar por Hogsmeade sin evitar pensar en que si todo fuera normal, Zonko competiría con Sortilegios Weasley en cada visita.

—Sería genial que pudieras ir Gin, pero la directora Mcgonagall mencionó en su carta que los estudiantes que no pudieron terminar sus estudios por la coyuntura, podrían ser admitidos. —La pelirroja hizo un mohín. —Tu último año no se vio afectado por la guerra, es más, están aceptando que curses Séptimo sin haber terminado Sexto. Aprovéchalo.

—No puedo. No pienso regresar allí si no es contigo, Harry o incluso con Ron. —Se aferró al brazo de su amiga. —No podría enfrentar eso sola.

— ¿Y Luna?

—Su padre todavía no está de acuerdo en que regrese a estudiar. —Ambas adoptaron una actitud reflexiva. —Es lógico con lo que tuvieron que pasar los dos.

La dulce Luna, había pasado meses en el sótano de los Malfoy como prisionera, su padre había pasado por mucha angustia y al final se desesperó.

La ágil mente de Hermione comenzó a trabajar y luego de unos minutos dio con una premisa muy fiable.

—Gin, será como si a los otros y a mí, nos omitieran el último año. —Sonrió fascinada por su idea. —Podrían hacer lo mismo contigo y con Luna, y podrían justificarse con… espera... ah… secuelas psicológicas como estrés postraumático. Y opino que si a varios de nosotros les hicieran las pruebas adecuadas, tendríamos ese diagnóstico o el de otros trastornos. Así que no es del todo una mentira.

—Mione amo tu idea. La dificultad es que muchos más querrán unirse. ¡Es Elysian College por los cojones de Merlín! —Al terminar su exclamación cayó de espaldas sobre la cama.

—Podrían establecer un patrón de selección. Eres una de las mejores de tu año y esa tradición de la séptima hija, los cautivará.

Ginny se levantó levemente y se apoyó en los codos para observar de manera inquisitiva a su amiga.

—Tal vez. Creo que no perdemos nada con intentar. —Encogió los hombros. —Le pediré a mamá que hable con Mcgonagall.

Y volvió a recostarse en la cama en tanto Hermione terminaba de preparar sus cosas.

— ¿A qué hora dijo Bill que vendría con el traslador? —Se recostó de lado.

Hermione miró su reloj de pulsera y dio un pequeño sobresalto.

—En treinta minutos. Ya es tardísimo.

Se movió de un lado a otro por la habitación revisando en los cajones, estantes y en su baúl, hasta que su pelirroja amiga la detuvo.

—Mione, los vas a encontrar y luego se sentirán orgullosos de ti y lo que lograste. —Estrujó sus manos. —Hiciste un gran sacrificio al resguardar su vida tomando esas medidas y verás que no fue en vano, ellos están a salvo y los tendrás de regreso contigo.

La chica sacudió la cabeza en afirmación y abrazó a su amiga.

Buscaría a sus padres en cada rincón de Australia y todos regresarían a casa, vivos y felices.


Draco estaba sentado, observando fijamente las llamas de la chimenea mientras mecía el vaso con Whiskey en su mano izquierda.

Al oír el bullicio en los pasillos, supo que su momento de pacífica soledad había llegado a su fin.

—Draquito. —Ese era Blaise y se iba a ganar un golpe. —Te hemos buscado por toda la casa.

—Le dije a madre donde estaría.

Pansy caminó y se sentó en el brazo del sillón en el que el rubio estaba.

—Narcissa está demasiado entretenida dándole vida al invernadero.

Draco estrechó los ojos cuando Blaise caminaba hacia él para sentarse en el sofá de al lado. Sonrió con disimulo al ponerle una zancadilla cuando pasó por su lado.

—Odio cuando me llamas así. —Se excusó. — ¿Y para qué me buscaban?

— ¿Será, acaso, porque vamos a Elysian la próxima semana y nuestra autoproclamada tutora Mcgonagall nos está pidiendo que ya escojamos que estudiaremos para que termine con los trámites de matrícula? —Dijo Pansy de manera aburrida.

En eso, Theo extendió en la mesa de centro los folletos de Elysian College.

—Yo he pensado especializarme en Hechizos y Encantamientos. —Se sentó en el suelo. —Y creo que tú Draco, podrías estudiar Arquitectura para el Entorno Mágico. Eres bueno dibujando y eras bueno en Aritmancia, además eres metódico y siempre analizas todo.

—Puede ser… ¿ese es el nombre del programa? Recuerdo haber escuchado que se llamaba Wizartecture.

— Wizartecture es la forma coloquial. —Tomó el folleto y se lo tendió a Draco. —De todas formas, puedes revisar por si te interesa.

—Yo ya sé que estudiaré. —Todos voltearon a ver Pansy. —Alta Costura, tengo buena intuición para la moda, y las asignaturas incluyen el utilizar distintos materiales. —Sonrió complacida. —Por otra parte, me enteré que Madame Malkin tan solo llevó un taller allí antes de abrir su tienda, imagínense lo que lograré cuando obtenga el grado.

—Entonces estudiaré Ciencias Empresariales aplicadas a la Experiencia Mágica y… ¿Por qué rayos este lugar le pone nombres tan largos a sus cursos? —Exclamó al inclinarse a observar los demás folletos. —Ciencias Políticas en el Marco de la Magia, Medimagia Especializada en Heridas Causadas por Criaturas Mágicas, Medimagia Especializada en Enfermedades de Origen Mágico, Medimagia Espec…

—Detente Blaise, me causas jaqueca. —La chica dramatizó frotándose la sien. — ¿Y dinos por qué estudiarás Ciencias Empresariales?

—...aplicadas a la Experiencia Mágica. —Completó Theo, mostrando una sonrisa insolente hacia Pansy como burla a su mirada de irritación.

—Madre tiene mucho dinero, en algún momento yo tendría que manejar todo. He estudiado Economía y Gestión al mismo tiempo que aprendía a leer. —Puso los pies sobre la mesa de centro. —Y si Draco estudia Wizartecture, podríamos abrir una oficina, o también podría abrir un negocio con Pansy.

Draco se detuvo a evaluar las palabras de Blaise, y después bajó la mirada al folleto. Theo tenía razón, sus habilidades encajaba con el perfil del estudiante del programa.

Por otro lado, su padre únicamente había incursionado en los distintos poderes del Ministerio de Magia, y él no pensaba dedicarse a lo mismo, igualmente dudaba que esos horribles y sosos funcionarios le dejaran involucrarse.

—De acuerdo. Perdón Pans, pero estos dos están contratados. —Apuntó con el mentón hacia Theo y Blaise. —Necesitaré a ambos. Blaise para la administración, finanzas y negocios, y Theo para el equipo de diseño, ya sabes los hechizos para la iluminación, prevención de incendios, seguridad, desastres mágicos, y una larga lista de etc.

—Tardabas un segundo más y yo te quitaba a ambos. Blaise es muy persuasivo, Theo es muy hábil y creativo. —Al estar sentada al lado de Draco, pellizcó su brazo. — ¿Crees que podríamos compartirlos?

—No.

Los otros dos jóvenes carraspearon a la vez.

—Si se preguntan, seguimos aquí. —Blaise levantó una mano.

Pansy transmitió su enojo a cada uno y tras gruñirles, cruzó los brazos.

Otra bruja, ya mayor, observaba a los cuatro desde la ventana. Los había visto crecer, tomar lecciones de etiqueta juntos, ir y venir de una mansión a otra, pelear por viajar en un mismo compartimento; y agradecía que por encima de las condiciones y la situación, podían mantenerse juntos.

Sabía que ellos ya habían descubierto que esa oportunidad de continuar con sus estudios, era en verdad un disfraz para el destierro al que los sometían. Pasarían aproximadamente cuatro años en Suecia, sin poder regresar en las vacaciones de Navidad o en las de Pascua ni mucho menos en las de verano.

Narcissa extrañaría mucho a su pequeño Draco. Y deseaba que él y sus amigos sortearan los obstáculos y pruebas con éxito, además de encontrar su felicidad.


Al entrar en una sala privada de Las Tres Escobas, Hermione se sorprendió al notar que ya habían otros allí reunidos, ella había supuesto que estaba llegando demasiado temprano.

La sorpresa se acrecentó cuando vio que se trataba de Draco Malfoy y su pandilla faldera, Blaise Zabini, Pansy Parkinson y Theodore Nott, e intuyó que a ellos se debía la presencia de los aurores fuera de la sala y fuera del local.

La castaña miró por encima de su hombro a Ginny, que también observaba a los otros con perplejidad. Si iban ellos también, sería un completo caos.

Se sentaron en la esquina opuesta, en tanto esperaban a los demás y a Mcgonagall o Kinsgley.

Y así llegaron, Daphne Greengrass y Tracey Davis, luego Luna, tras ella Dean Thomas y Hannah Abbott, seguidos de un sonrojado Neville. Entonces llegó Mcgonagall y manifestó que esperarían por más tiempo a que lleguen sus compañeros restantes. Y en medio de un alboroto, llegaron Terry Boot, Justin Finch - Fletchley, Seamus Finnegan y Ernie Mcmillan, callándose al instante siguiente de ver a los seis Slytherins' también presentes. Posteriormente arribaron las gemelas Patil y Anthony Goldstein.

La directora paseó su mirada por todos los jóvenes reunidos y asintió para sí misma.

—Buenos días jóvenes. Debido al retraso de algunos de sus compañeros, tenemos que acelerar esta charla. —Juntó ambas manos. —A unos cuantos les mencioné que han pasado varios años en los que un estudiante de Hogwarts no asiste a Elysian College. Por ello me vi en la obligación de reunirlos antes de su partida anticipada para darles algunas indicaciones.

Los que habían estado en Gryffindor con rapidez se irguieron en posturas atentas.

—Estas indicaciones van para todos, sin excepciones. —Otra vez los miró a detalle. —Ustedes representan a Hogwarts en una de las instituciones educativas más prestigiosas, tomarán clases con alumnos de la Academia de Beauxbatons, Durmstrang, Ilvermorny y Koldovstoretz, Castelobruxo y el resto de colegios de magia del mundo. Así que esperamos de ustedes un comportamiento impecable y que destaquen en todas las áreas, no solo en lo académico.

Se detuvo dándoles espacio para absorber cada una de sus palabras. Las emociones y las dudas se fueron reflejando en sus rostros, por lo tanto prosiguió.

—Comprendo que todos, han pasado por tiempos difíciles y es… de cierto modo… perturbable que les pongamos este tipo de exigencias. Siendo así les recuerdo que no están yendo únicamente alumnos de Ravenclaw o Gryffindor, sino de las cuatro casas; debido a ello ustedes, los diecinueve aquí presentes, ahora son una fraternidad, son compañeros y todos son de Hogwarts. —Su voz dejó de sonar escueta y se volvió suave. —Son una unidad y les pido que demuestren ser un frente unido, dejando atrás las rencillas y sus papeles en la guerra. ¿Están de acuerdo?

Draco quería resoplar o salir de allí. Por muy esperanzadoras que resultaran las palabras de su ex profesora, sabría que muchos harían oídos sordos. Con solo ver a los demás, se daba cuenta de que la gran mayoría habían sido héroes de guerra, o habían luchado en el bando de los buenos. Aunque no podía negar lo contento que lo hacía sentir el no ver allí ni a Potter, ni a Weasley.

—No voy a tomar de mala manera su silencio, mantengo la creencia de que tomarán en cuenta mis palabras. —Dijo volviendo a su tono escueto. —Como último detalle, les comunico que en las instalaciones de Elysian, hay un rector encargado específicamente de los estudiantes de Hogwarts, cualquier consulta o problema que se presente, pueden acudir allí. —La única que hizo alguna afirmación fue Hermione. —Ahora jóvenes, partiremos con un traslador a Suecia y luego tomaremos un tren que nos dejará en la Estación de Elysian.

Y comenzaron a salir de la sala para recoger sus baúles, algunos los redujeron de tamaño y los guardaron en sus bolsillos, otros los hicieron más ligeros y otros, como cierto cuarteto de Slytherin, habrían tenido que conformarse con llevarlos tal cual estaban debido a la restricción del uso de magia que tenían, sino fuera por sus habilidades de magia sin varita.

Al salir de Las Tres Escobas, vieron un baúl a pocos metros de la puerta del local.

—Sujétense todos, no olviden sus cosas. —Indicó Minerva con autoridad.

Hicieron caso y tras una cuenta regresiva, todos sintieron el tirón en el ombligo que duró unos cuantos segundos antes de sentir que flotaban y gracias a la directora, pudieron aterrizar con suavidad.

—Bienvenidos a la Estación de Trenes de Gotemburgo.

Observaron a su alrededor, y con facilidad reconocieron a los alumnos de Beauxbatons y a los serios alumnos de Durmstrang, reunidos en grupos y otros jóvenes contemporáneos a ellos cuya institución de origen no pudieron averiguar.

Minutos más tarde, un majestuoso tren llegó y los estudiantes fueron subiendo, ellos fueron el cuarto grupo en abordar, y dentro fueron conducidos por Mcgonagall hasta un compartimento en cuya puerta estaba tallada la insignia de Hogwarts. El interior era amplio y tranquilamente podía albergarlos a todos.

—Hasta aquí puedo acompañarlos. —Minerva se quedó de pie al lado de la puerta. —Quiero darles mis mejores deseos y reitero mi apoyo y comprensión. Cuídense y no olviden que están juntos. —Antes de dar media vuelta y marcharse, les sonrió. —Ustedes, todos, han pasado por mucho y cualquier prueba que se les presente será nada en comparación a lo que ya han vivido. Son especiales, valientes, perseverantes, generosos, audaces, ambiciosos, trabajadores y cuentan con una fuerte voluntad de hierro.

Fue inevitable para varios no pestañear en un intento de alejar las lágrimas.

—Muchas gracias, directora. —Hermione se hizo notar. —Haremos nuestro mejor esfuerzo, confíe en ello.

La mujer volvió a sonreír y finalmente se marchó.

Podía rememorar, como si fuese hace poco, cuando vio sus infantiles rostros brillando de asombro al pisar el castillo por primera vez, sus pasos tímidos y temerosos. Y en ese instante los había visto igual que hace siete años.

Se fiaba en que esa aventura que acababan de emprender, significaría un viaje de cambio y aprendizaje mutuo, de sanación y de perdón.

Realmente confiaba en que así fuera.


N/A: ¿Qué tal? ¿Se animan a darle una oportunidad?

Este al ser el primer capítulo, es un capítulo de introducción. Tengo planeado que este sea un short fic y como lo mencioné al inicio, me he propuesto terminarlo durante este mes.

Por último, al ser un fic especial, quiero que sea interactivo, por lo tanto dejaré en sus manos la elección de las parejas secundarias, intercambiaré encuestas entre mis cuentas de Facebook e Instagram (enlaces en mi perfil)

Gracias por leer, espero sus reviews.