Hola, sé que tarde pero aquí les dejo otro capítulo.


DULCE BELLUM INEXPERTIS

(La guerra es dulce para quienes no la han vivido.)


Dentro del compartimento se podía respirar tensión, no oxígeno, tensión. Más entre los chicos, pero si las cosas se ponían más intensas, las chicas podrían igualarlos.

La única ajena a las miradas de desprecio y rechazo era Luna, quien justo a casi una hora de haberse puesto el tren en marcha, se situó de pie y se inclinó a tomar un pequeño bolso debajo de su asiento.

— ¿Quieren calderos de chocolate? —Preguntó dirigiéndose a todos. —Papá siempre dice que los dulces son indispensables y ayudan a alejar a los torposoplos y en este momento están abundando por aquí. —Caminó por el compartimento, tendiendo hacia cada uno de sus compañeros el cofre con los dulces dentro.

Ginny tomó uno con una sonrisa, al igual que Hermione y Neville y las otras chicas como Hannah, Padma y Parvati, tomaron los dulces con sonrisas corteses. Ernie al ver como Anthony no tomó ninguno, cogió dos y engulló ambos al mismo tiempo.

Luego de su segundo mordisco, Ginny les frunció el ceño a las otras chicas y a Anthony.

—Son idiotas si se lo pierden, Luna es buenísima preparando postres, deberían ser más agradecidos. —Moduló su voz para no mostrarse todo lo enojada que se sentía.

Y cuando Luna pasaba frente a los seis ex Slytherin, la tensión explotó.

—No les des nada a ellos, Luna, son mortífagos. —Resopló Seamus, poniéndose de pie en un parpadeo y extendiendo la mano para tomar a la chica del brazo.

Blaise se paró también y sacó la varita apuntándola en dirección a Seamus.

—Cerrarás la boca si no quieres conocer lo que realmente significa "mortífago". —Sus ojos brillaban con una inquietante sorpresa.

—Blaise, ignoralo y siéntate. —Indicó Pansy tras de él.

—Anda, mátame o torturame, que bien sabemos que eres capaz. —Lo incitó Seamus también blandiendo su varita. —De todas formas no es como si no hubiera ya una celda con tu nombre en Azkaban. —Sonrió desafiante.

El moreno se lanzó de manera agresiva hacia el otro chico. Estaba muy enojado y estaba cansado de todas esas miradas de repulsión que los demás estaba dirigiendo hacia él y sus amigos, incluida Daphne, quién había estado fuera de Gran Bretaña con su familia, y todo porque eran de Slytherin y ellos eran incapaces de ver las líneas que separaban el querer y el deber.

—Zabini, siéntate de una vez. —La voz de Draco lo detuvo justo cuando rozaba el cuello del suéter de Seamus.

— ¡No se le acerquen, asquerosos mortífagos! —Saltó Justin, sacando su varita.

Como si él tuviera la voz cantante, Anthony, Terry, Dean, Padma y Parvati, se pusieron de pie al segundo siguiente, con posturas listas para comenzar a atacar.

Así mismo, Pansy, Theo y Tracey se unieron a sus otros dos amigos. Luna estaba en medio de Theo y Dean, por lo tanto Theo la tomó de los hombros y la hizo a un lado para luego alzar su varita.

— ¡Atrévanse! —Gritó Anthony. —No pueden ocultar lo mucho que ansían por hacer un Cruciatus. ¡Háganlo! ¡Así de una vez por todas regresarán al agujero al que pertenecen!

— ¡Bastardo de mierda! —Blaise avanzó una vez más. — ¡Quisieras tener la mitad de huevos que nosotros tenemos!

— ¿Qué se siente no tener a mami contigo, Zabini? —Preguntó Justin con fingida preocupación. — ¡Ah, cierto! Está en Azkaban. Y tampoco es como si invirtiera tiempo contigo, ya sabes, siempre ocupada en bodas y funerales.

Blaise sabía que no podía utilizar su varita, por ello se estaba reprimiendo tanto. Además, no podía, ni quería, utilizar un Cruciatus en nadie nunca más, aunque tampoco se iba a dejar insultar.

Soltó su varita y elevó el puño, impactándolo en el rostro de Justin. Un crujido se oyó y la sangre salpicó.

Já, le había roto la nariz al muy bastardo.

Y luego se produjo el segundo estallido de la afrenta. Porque los unos comenzaron a lanzarse a los otros, olvidando sus varitas y dándoles uso a las manos y piernas.

Luna se encogió en la esquina en la que Theo la había dejado, Hermione se apegó todo lo que pudo en su asiento, protegiéndose junto a Ginny, Neville sacudía los brazos intentando separarlos, Daphne se aferraba a su varita con los ojos aterrados y muy abiertos.

Draco golpeaba a Seamus, quién vanamente respondía los golpes con puños ciegos, al tiempo que Dean también trataba de llegar al rubio Theo rodeaba con un brazo el cuello de Terry, esquivando a la vez los puños de Anthony. Pansy estaba sobre el asiento con una de las gemelas, utilizando las uñas y tirándose de los cabellos, Tracey soltaba un quejido al haber sido empujada por otra de las gemelas, golpeándose la frente contra el ras de una de las gavetas superiores. Por último, Justin y Blaise, peleaban en el suelo, rodando e intentando acertar golpes en cualquier parte vulnerable del cuerpo.

Neville seguía moviéndose, buscando qué hacer o a quién separar primero, dio media vuelta y le suplicó con la mirada a Hermione. La chica frunció el ceño, dándose cuenta de cómo se había hecho a un lado en lugar de detener esa absurda pelea, y tras regañarse a sí misma, bajó los pies del asiento y se paró.

— ¡BASTA! —Apenas la miraron, así que sacó su varita. — ¡GLACIUS! —Gritó.

Todos se quedaron estáticos, algunos encorvándose por un golpe, otros con el puño en alto y el rostro mostrando furia, con los labios fruncidos y mandíbula apretada, los ojos estrechándose; cada uno en distintas posturas pero teniendo en común golpes y rasguños.

Hermione, Neville, Luna y Ginny, procedieron a regresar a todos a su lugar.

Ginny tomó del cuello a Zabini y lo arrastró a su asiento, hizo lo mismo con Justin y Terry, en tanto Hermione separaba a Pansy de Padma y tomando a Seamus y a Dean mientras Neville sujetaba a Malfoy.

Una vez todos estuvieron de nuevo en sus sitios, todavía con el hechizo en ellos, Hermione se quedó en el centro con los brazos en las caderas.

—La directora Mcgonagall nos dio instrucciones para evitar esto. ¿Qué piensan obtener peleando como salvajes? —Pasó sus enojados ojos por ellos. —Mírense, están magullados y sangrando, y aún no hemos llegado. ¿Qué pasará luego? ¿Se van a matar? —Su tono de voz fue implacable. —La guerra se acabó y estamos fuera de Hogwarts, no hay mortífagos ni héroes, ni malos o buenos, ni Slytherin o Ravenclaw. Este tipo de actitudes, nos llevarán a otra guerra. —Terminó con un suspiro y los hombros caídos. Se giró hacia Luna. — ¿Luna podrías arreglar la nariz de Anthony? Neville si tú también podrías…

—Sí, claro.

En silencio, Hermione se acercó a Theo y curó el corte de su ceja y el de su pómulo izquierdo, se saltó a Blaise quien ya estaba siendo curado por Neville y se inclinó delante de Malfoy.

Como si no fuera suficiente ser perseguido por sus gritos y ruegos, Draco se sentía impotente por no poder moverse y estar a completa merced de Granger.

Ella lo tomó de la mandíbula y se enfocó en limpiar la sangre y curar la herida de su labio inferior, también con hechizos silenciosos, contrarrestó la hinchazón de su mejilla.

—Sé que estás incómodo, no tienes que seguir mirándome así. —Fijó sus ojos en los suyos. —Hagamos esto más rápido.

Hizo una espiral con la varita y Draco volvió a sentirse en control de su cuerpo.

—Extiende las manos. —Él no hizo caso. —Tienes los nudillos heridos, y luego no podrás mover los dedos. —Resopló y ella misma tomó sus manos, apretándolas para evitar que las retirara.

El rubio reprimió el escalofrío que lo recorrió al tenerla tan cerca, observando sus movimientos y lo dedicada que se veía murmurando hechizos al detenerse en cada uno de sus dedos.

Solo su madre, justo esa mañana, era la única que había invadido tanto su espacio personal en un largo, largo, tiempo.

—Listo, ¿lo ves?, nadie terminó muerto. —Dijo Hermione al terminar.

Y fue hacia Pansy.

—Tú tampoco me mires así Parkinson, hacer esto no me fascina.

Cuando la sangre hubo sido limpiada y las heridas fueron curadas, Luna continuó repartiendo sus dulces, esta vez, sin preguntar y solo dejándolos en los regazos de sus compañeros.

Durante el resto del viaje a duras penas se oyeron algunas palabras, y cada uno se sumió en su propio mundo.

Más de dos horas después, la puerta de su compartimento se abrió.

—Buenas tardes. —Entró una chica rubia y muy sonriente. —Es un gusto que este año se unan a Elysian College. En treinta minutos llegaremos a la estación, les recomiendo prepararse, son el cuarto grupo en bajar. —Su sonrisa se mantuvo durante todo su monólogo y guiñó un ojo antes de salir.

En cuanto el tren se detuvo, se escuchó el bullicio en los pasillos y pasados unos minutos, la chica regresó.

—Es su turno. El rector encargado de Hogwarts los espera fuera.

Para evitar otro enfrentamiento, Draco hizo que sus amigos, junto a Tracey y Daphne, se quedaran hasta que los demás hubiesen salido.

Pensando en su primer año en Hogwarts, el rubio imaginó que algún tipo parecido a Hagrid fuera a estar esperándolos.

Por suerte no era nadie parecido a Hagrid, aunque sí era un señor con aspecto gruñón, vestido con una gabardina azul oscuro. Al detallarlo, Draco podía jurar que utilizaba pantalones con tirantes.

—Buenas tardes jóvenes, mi nombre es Frederick Ekman y soy el rector dentro de Elysian College, que está a cargo de los estudiantes de Hogwarts. —Tenía las manos tras la espalda en una actitud completamente profesional. —Aquí no tenemos carruajes, sin embargo estamos dentro de los terrenos de Elysian, así que haremos una corta caminata para conducirlos hasta su residencia.

El suspiro que dieron los chicos fue colectivo. Era bueno saber que no verían Thestrals, no cuando verlos despertaba tormentosos recuerdos.

Ekman, golpeó sus zapatos entre sí y haciendo un ademán, dio media vuelta.

Siguieron un camino de pavimentos rectangulares, Hermione observaba cautivada a medida que iban avanzando, habían árboles y casi se sentía como si estuvieran en un bosque pero podía notar a la distancia algunos edificios de granito rojo con ventanas iluminadas, otros con cúpulas altas y semejantes al de alguna catedral.

Y tras una caminata de diez minutos, se detuvieron al pie de unas escaleras que conducían a una gran casa, también de granito con fachada de roca, rodeada de césped y árboles, varias ventanas y un gran balcón en el frente.

Algunas chicas jadearon al estar delante de esa imponente edificación, y uno que otro chico silbó con igual asombro.

Subieron las gradas y Frederick se detuvo en la puerta.

—También hay otras puertas en la parte de atrás y en el lateral derecho, la contraseña en todas es Dicare, que viene a ser dedicación en latín. No lo olviden. —Repitió dichas palabras por lo bajo y las puertas blancas se abrieron de par en par.

El interior era espectacular, sofisticado, elegante y cálido. Lo primero que vieron fue la zona de descanso con algunos sofás y sillones, en apariencia, cómodos y con un tocadiscos en una de las esquinas, había un par de estantes rebosantes de libros y una chimenea en el medio de la estancia, y lo que hizo sonreír a Hermione fue ver un piano de cola.

—Esta es la sala de descanso. —Indicó el rector. —Por aquí está la cocina y el comedor.

Los condujo hacia la izquierda, donde encontraron una gran mesa con veinte sillas alrededor, luego abrió otra puerta, similar a la de la entrada, y llegaron a una amplia cocina, con una larga encimera y taburetes altos.

—Los elfos que trabajan en las cocinas principales, todos los días dejarán el desayuno preparado a las ocho de la mañana. —Comenzó a explicar, deteniéndose en la estancia. —Para el almuerzo pueden optar por variadas opciones. Esto debido a los horarios y la distancia con los salones de clase y los distintos departamentos, y se cree que a los estudiantes se les es más fácil acercarse al comedor principal o la cafetería que está en el noreste de las instalaciones, aunque también pueden venir aquí y preparar su comida. La cena se sirve en las residencias, a excepción de los días miércoles, pues se celebra en el comedor principal.

Padma levantó una mano, y con un gesto, Frederick le concedió la palabra.

— ¿Podemos utilizar la cocina cuando queramos? —Sus dedos se agitaron a ambos lados de su cuerpo, por la emoción que ese detalle le generaba.

—Oh, por supuesto. —Dio unos pasos y rodeó la encimera. —Esta residencia es como su casa, pueden sentirse totalmente cómodos. Tienen las hornillas a su disposición, hay hornos y como observan, hay artefactos muggles que les puede resultar útiles. —Señaló todo lo que iba mencionando. —Por otro lado, ustedes los días sábados y domingos, como una actividad de convivencia, tienen que preparar el almuerzo y la cena, o salir a pasear a Gamla Stan, aquí cerca. —Caminó hacia una puerta. —Es algo así como Hogsmeade, la diferencia radica en que ustedes pueden visitarla cualquier día de la semana y en cualquier momento.

Los jadeos volvieron a oírse, todos emocionados en distintos grados. Gamla Stan era el núcleo histórico de Estocolmo y no solo llamaba la atención su historia sino la belleza y diversidad de sus calles renacentistas y medievales.

—Ya podrán visitarla después. —Su rígida expresión se esfumó por un instante, para que mostrara una sonrisa. —Ahora, quiero dejar en claro ciertas especificaciones.

Regresaron a la sala y en silencio, los jóvenes se acomodaron en los sofás, no fue nada raro que siguieran el mismo orden que en el tren.

—Bien. Primero manifestarles, que me hace muy feliz el volver a recibir a alumnos de Hogwarts aquí luego de varios años. Descubrirán que Elysian ofrece una experiencia inigualable, en distintos ámbitos de la vida. Una excelente formación académica, adoctrinar en la constante superación de uno mismo, en la convivencia armónica y la capacidad de trabajo en equipo. Y muchas otras experiencias personales; en mi caso, yo conocí a mi esposa aquí.

— ¿A qué se refiere exactamente con trabajo en equipo? —Preguntó Hermione, dubitativa. Si era lo que estaba pensando, estaban todos perdidos.

—Con la regular interacción, ustedes se benefician en una escala personal, pero también como grupo. —Hizo un ademán que englobarse a todos. —Por ejemplo, sus participaciones en clase y otros méritos, les da como fruto el poder sacar libros de la biblioteca o un acceso casi ilimitado a las salas de historia, arte, muestrarios, observatorios astronómicos, invernaderos, etc. Sin embargo, hay otro tipo de campo en el que hacer hincapié, en una escala grupal. Hay una competencia tácita. Si bien no hay Copa de las Casas, al final de cada periodo se sobreentiende quiénes destacan. —Asintió hacia Hermione. —En las calificaciones, en las presentaciones en clase, quienes logran más publicaciones en el periódico institucional, puntualidad. Y bueno lo que más llama la atención, que es el campeonato interno de Quidditch, ya tendrán tiempo para armar su equipo.

—Gracias por explicarnos ese punto. —Volvió a hablar Hermione.

—De nada, querida. —Le sonrió. —Y por último, las reglas de convivencia. Ustedes ya son mayores, así que está bajo su responsabilidad lo que sucede aquí. Esa es la razón por la que no se separan los dormitorios por género. Son magos y brujas adultos y responsables. —Dijo con determinación. —La residencia no tiene toque de queda, pero sí los terrenos. Es decir que si salen a Gamla Stan, tienen que regresar antes de la media noche, de lo contrario se quedarán fuera hasta las siete de mañana. Y eso es todo. —Dio un aplauso. —Tenemos que ir al auditorio para la ceremonia de bienvenida.

—Disculpe. —Llamó Daphne. — ¿Respecto a la distribución de los dormitorios?

—Cuando termine la ceremonia, les entregaré las llaves de sus dormitorios, depende de cada uno si hacen uso de hechizos de protección, sus cosas ya estarán allí.

— ¿Son dormitorios personales? —Ernie levantó una mano.

—Sí. La residencia cuenta con veinticuatro dormitorios, no obstante se han habilitado los necesarios para ustedes. Y algo que seguramente les gustará saber, es que también cada habitación cuenta con su propio cuarto de baño. ¿Alguna otra duda? —Observó los rostros relajados y contentos de los jóvenes. —Si no hay nada más que los inquiete, es momento de dirigirnos al auditorio.


—Seguiré buscando mi habitación, hasta mañana. —Se despidió Hermione de Ginny en el pasillo.

Luna y Ginny tenían sus habitaciones en el segundo nivel, al igual que más de la mitad de sus compañeros, sin embargo Hermione todavía no encontraba la suya, por ende le tocaba continuar buscándola en el tercer nivel.

Fue por el pasillo de la izquierda pero no encontró el 23-Y. Se iba frustrando porque estaba siendo un día demasiado agotador, comenzando por su pelea con Ron justo cuando estaba por salir de Grimmauld Place, luego lo nerviosa que se sentía durante la reunión con Mcgonagall y todo lo que significaba emprender el viaje hacia Elysian, para empeorar la situación, a sus queridos compañeros se les ocurre pelearse en el tren y por último ese discurso de bienvenida que en realidad había sido una lectura del reglamento académico, junto a una extensa reseña histórica de Elysian y todos sus alumnos destacados.

Se sintió dar una largo suspiro cuando al fin vio el reluciente 23-Y en el centro de una puerta de caoba.

Introdujo la llave, y quizá fue por el cansancio, que no se percató que la puerta ya no tenía seguro; de lo que sí se percató fue del chico rubio semidesnudo que estaba en medio de la habitación a punto de desabrochar su pantalón.

— ¡¿Qué haces aquí, Malfoy?! —Gritó cubriéndose el rostro con una mano.

Draco abotonó rápidamente el pantalón y giró hacia ella con el ceño fruncido. Él solo quería paz. ¿Era mucho pedir?

—Podría preguntarte lo mismo a ti, Granger. —Masculló como respuesta.

La castaña quitó una de sus manos y al instante las volvió a poner en su rostro.

— ¿Sería mucha molestia si te cubrieras?

Draco quiso reírse. Se veía tan avergonzada y con seguridad sus mejillas estaban sonrojadas.

Él dudaba que fuera el primer chico que ella viera con poca ropa, aunque la posibilidad se quedaba flotando en el aire. Además no podía negarse un poco de diversión después de todos los horribles días y semanas que tenía encima. Sin embargo, la marca tenebrosa y varias cicatrices quedarían a la vista. No soportaba la idea de que Granger o cualquier otra persona las notara y luego lo observaran con repulsión, ya había tenido bastante de eso.

—Estás en mi habitación, no tengo por qué tomarme ciertas molestias. Ahora responde mi pregunta. —Elevó una ceja inquisidora, en tanto arreglaba su camisa.

—Uf, eres exasperante. —Dejó caer sus manos, dispuesta a enfrentarlo. —Y ésta es mi habitación. —Le extendió la llave. —Mira, 23-Y, y en la puerta dice 23-Y.

—Imposible. —Retrocedió y tomó de la mesa de noche otra llave. —Ésta es la llave y también indica 23-Y. Por demás, mis cosas están aquí.

Hermione siguió la dirección en la que su mano apuntaba, hallando un destellante baúl de sándalo y el maletín de cuero que había visto llevar a Malfoy desde la reunión de la mañana. Observando con más detenimiento, en una de las esquinas, cerca del escritorio, estaba su propio baúl.

—Y las mías están allí. —Señaló con triunfo y el mentón en alto. —Lo que significa que se confundieron, tenemos la misma llave y dejaron nuestras cosas en la misma habitación.

—Entonces, te sugiero que busques otra habitación, hay otras seis disponibles.

— ¿Por qué yo? Tú también podrías ir a buscar otra habitación. —Se mostró enojada con el chico, había olvidado que era un total idiota. —Y si es que no lo escuchaste, solo acondicionaron las que nosotros ocuparíamos y tampoco tenemos más llaves.

Draco rodó los ojos.

— ¿Qué propones, Granger? —Se estiró antes de sentarse en la cama.

—Primero, que te veas un poco más presentable. —Apuntó hacia su camisa a medio abotonar. —Segundo, iremos a buscar al rector Ekman para pedirle que nos ayude a arreglar este lío.

—Granger, no he podido evitar notar que estás hablando en plural. —Levantó un dedo e hizo otros ademanes. —Esta habitación es mía, llegue primero. Así que este lío es tuyo, por lo tanto, eres tú quien tiene que solucionarlo. —Se encogió de hombros. —Si eso es todo, buenas noches.

Hermione entreabrió los labios con expresión perpleja, la que pasó a reflejar ofensa con lo siguiente que el rubio dijo.

—Y por si lo olvidas, son pasadas las once. El horario de oficina terminó.

— ¿Y qué quieres que haga? —Exclamó enojada.

—Tienes amigos, ya sabes, los cordiales Gryffindor que estarán contentos de cederte su cama, o compartirla contigo.

Las mejillas de la chica se encendieron en un fuerte rosa, resaltando las pecas que solían pasar desapercibidas. Oh Merlín, eso no lo iba a dejar pasar.

— ¿Sabes qué? —Masculló entre dientes. —No quiero buscar a ninguno de mis amigos, conozco un hechizo de transformación muy útil y no se me antoja dejarte la habitación.

Caminó hasta su baúl y lo abrió para buscar un pergamino. Con la varita agitándose en el aire, movió la cama un poco más a la derecha y luego levitó el pergamino y murmuró un hechizo que fue convirtiendo el objeto en una cama, todo esto bajo la atenta mirada de Draco.

Bufó cuando la vio sacar sábanas de su bolso de cuentas. ¿Ella en serio se iba a quedar en la habitación? Perfecto, no tenía ánimos y menos paciencia para lidiar con las insolencias de Granger. Si quería quedarse a dormir allí, que lo hiciera. Ella era alguien insufrible y Draco ya no quería luchar contra ello como en antaño, tenía nuevas prioridades y no quería tener actitudes infantiles como la de esa chica con pelo de escoba y dientes de castor.

—Bien, haz lo que quieras y si haces que tu presencia sea mínima, mejor. —Su tono fue de aburrimiento.

Abrió su propio baúl y tomó uno de sus pijamas a regañadientes, antes de entrar en el cuarto de baño. Solía dormir únicamente con los boxers, pues a veces despertaba de las pesadillas bañado en sudor. Y diablos. ¡Las pesadillas!

De acuerdo, de acuerdo, no debía entrar en pánico. En la mansión utilizaba un hechizo silenciador en toda su habitación; la puerta, las ventanas, las paredes. Así que cuando salió del cuarto de baño, se enfocó en el dosel de la cama más grande. Bien, haría el hechizo en el dosel y se aislaría allí. Si dejaba ver a Granger lo que pasaba con él, le estaría tendiendo la oportunidad de ahondar en sus dilemas y no permitiría eso, no existía modo.

—Dulces sueños, Malfoy. —Dijo Hermione con obvio sarcasmo y agregando un poco más de incomodidad.

Y aunque ambos se aislaran, tenían una inquietud en común. Eran víctimas de pesadillas que perturbaban su descanso y a lo largo de la noche, durmieron a intervalos, despertando alertados por algún sonido o temerosos de si habrían soltado un jadeo que el otro hubiera escuchado; los dos recelosos y reticentes de que el otro se diera cuenta.

Y otro detalle que podrían tener en común, era el estar de acuerdo con que aquel había sido un día espantoso.


Comenzaron poco a poco, en pequeños gestos que podrían pasar inadvertidos.

Una risa grupal cuando uno de los diecinueve pasaba. O ver a otros cuchicheando y mirándolos de reojo, o alejarse de alguno de ellos en las actividades de la semana de novatos.

Y en ellos sí pasaban inadvertidos, por el hecho de que las cosas dentro de la residencia eran peores.

Blaise y Ginny habían terminado bañados en jugo de calabaza, solo porque Zabini no quiso hacerse a un lado para que la pelirroja cogiera una taza. Algunas mañanas cuando Pansy o Theo o Draco o Blaise, incluso si era Daphne o Tracey, llegaban al comedor, la comida desaparecía de la mesa, allí, frente a sus narices. Al subir las escaleras, éstas se en hundían o todos los escalones se hacían planos y empinados. Había pasado también, que en la puerta de sus habitaciones, de la nada aparecía un charco de lodo, arena movediza y lo peor le tocó a Draco, quien halló en su puerta una alfombra de vómito.

Así que al inicio, el que tres chicos rieran cuando Terry y Anthony pasaban por su lado, era algo banal comparado con la casi destrucción del piano de la sala de estar a causa de una pelea entre Theo y Seamus.

Sin embargo cuando las clases comenzaron, ya no eran incidentes irrelevantes.

Al llegar temprano a una clase, Hermione vio que en medio del aula flotaba una representación de la Marca Tenebrosa, formada por hebras oscuras.

A Pansy le tocó ver una representación parecida, solo que aquella daba forma a Azkaban.

Otros hallaron dementores, infieris, Hogwarts en llamas y hasta al mismo Lord Voldemort. Por no hablar de comentarios y bromas de pésimo gusto.

Todas esas muestras de burla hacia la guerra de la que ellos habían tenido la suerte de sobrevivir, sumadas al infaltable ambiente de competitividad que el rector Ekman ya había mencionado y los enfrentamientos internos, no estaban haciendo nada fácil las primeras semanas de clase.

El detonante llegó a oídos de Draco, mediante la voz de Tracey. Así que en lugar de irse a su habitación, como ya iba siendo costumbre, fue llamando a la puerta de sus amigos para notificarles que bajaran a la sala de estar o al comedor o donde sea que los demás se reunieran después de la cena.

Y los encontró en el comedor.

Hacer que lo escuchen iba a ser difícil, y notando lo suspicaces que eran y cómo se habían callado al verlo entrar, que no se le lancen encima, ya era más de lo que esperaba.

—Buenas noches a todos. —De reojo vio a sus amigos llegar. —Pasen, lo que diré es algo serio y si ellos son sensatos, no armarán ningún lío. —Miró a sus contrarios como si los retara a hacerlo.

— ¿Y qué quieres hablar, Malfoy? —El toque de sarcasmo, se mostró en el comentario de Anthony.

—Sobre lo que los otros han estado haciendo, y sé que ha pasado en todos, así que no te hagas al desentendido.

Anthony cerró un puño e inhaló.

—Yo sugiero que lo escuchemos. —La sorpresa conjunta recayó en Neville. —Sí, Malfoy no es bueno y se ha burlado de mí por años, ¿pero acaso no era el afamado "Príncipe de Slytherin"? Por algo ha de haber sido. —Encogió los hombros.

Si Draco no habría tenido tal control de sus emociones, se habría sonrojado. Quizá porque ser el afamado "Príncipe de Slytherin", le dio los mejores recuerdos de su adolescencia.

—Bueno, esta mañana vi reunido a un grupo de chicos de Dumstrang y de Catelobruxo, estaban planeando llevar sus bromas a otro nivel y utilizar Boggarts. —En realidad lo había escuchado Tracey, aunque omitió esa parte, no quería involucrarla. —Y como ya dije, esto nos está sucediendo a todos. No debemos permitir que continúe

— ¿Por qué te creeríamos? —Le preguntó Seamus, cruzando los brazos sobre su pecho a la defensiva.

Draco también cruzó los brazos, que contrariamente a Seamus, fue un gesto de tranquilidad.

—Porque si fuera una mentira, yo no pierdo ni gano nada.

Hermione, con el ceño un tanto fruncido, se puso de pie y se acercó.

— ¿Dean, qué fue lo que te pasó ayer cuando saliste de una de tus clases? —Miró a su compañero.

—Simularon un Avada Kedavra. —Respondió, no sin antes hacer un mohín de molestia.

— ¿Luna, qué te sucedió a ti cuando ibas a uno de los muestrarios?

—Me... ah… encontré una nota que decía que en realidad iríamos a los límites del terreno, al sur. —A pesar del comentario, su tono se mantuvo sereno.

— ¿Lo ven? —Inquirió Hermione. —Sea o no cierto lo que Malfoy dice, tiene razón en que no debemos dejar que esto siga. —Su postura fue reflexiva. —Pasamos por una guerra y vivimos distintas cosas desde nuestra llegada a Hogwarts, además de lo que pasó el último año. Y esos chicos y chicas se están burlando de lo que pasamos, cuando deberían reflexionar sobre ello. No es justo, no con todo lo que nosotros perdimos y sacrificamos para estar aquí, de pie, respirando y con nuestros corazones todavía latiendo.

Su pequeño discurso, dio de lleno en todos. Muchos lo habían pensado, no obstante lo que Hermione decía era verdad, no era justo, ni para ellos, ni para lo que la guerra había significado, ni todo lo que se perdió en ella. No era justo.

—Tenemos que terminar con estos enfrentamientos absurdos. —Draco se señaló y luego a los demás. —Porque la verdadera lucha está ahí afuera.

Entonces Blaise dio un paso al frente y se hizo oír.

— ¿Por dónde comenzamos?

—Defendiéndonos. —Respondió Padma, resaltando la obviedad.

—Yo puedo conseguir productos muy útiles de Sortilegios Weasley. —Señaló Ginny, de pronto sonriendo pícara.

—Buena esa, pelirroja. —Blaise le guiñó un ojo.

— ¡Ginevra, no! —La regañó Hermione. —Eso nos metería en problemas.

—Sabes que George no… —Dudó un poco. —… no está en su mejor momento, esto lo animará y al mismo tiempo nos ayudará.

—Antes de planear venganzas, que no lo descarto, pero dejémoslo de lado por unos minutos. —El rubio volvió a captar la atención. —Organicémonos. Si cada uno va por su lado, somos vulnerables. Por lo tanto, propongo movernos en pequeños grupos.

— ¡Oh claro! La unión hace la fuerza y todo eso. —Soltó Ernie.

—Algo así y no solo me refiero a ir de un lugar a otro sino, también dentro del aula. —Especificó, aun así algunos seguían mostrándose confusos. —Por ejemplo, Granger, Theodore y yo estamos en un grupo para la primera práctica en la clase extra de Pociones, si trabajamos en conjunto, es evidente que destacaremos. Y eso no tiene que funcionar como tal, solo en los tres.

—Yo consulté con el rector sobre esos puntos que se ganaban con participaciones y como recompensa. —Acotó Hermione, cogiendo el hilo a lo que Malfoy proponía. —Y me dijo que son transferibles. Es decir que puedo prescindir de sacar libros de la biblioteca si es que Neville necesita visitar los invernaderos.

— ¿Y si yo quiero sacar libros de la biblioteca pero no tengo puntos suficientes? —La interrogante vino de parte de Nott, quién también iba comprendiendo lo que sus compañeros planteaban.

—Alguien que tenga puntos puede sacarlos para ti. —Respondió la castaña, viendo como los demás, por fin, entendían. Y otra idea se abrió paso en su mente. —Puedo hacer… eh… ¿una pizarra?... sí, una pizarra con un encantamiento proteico que vaya sumando los puntos que vamos ganando. De esa forma tendremos un conteo. —Su entusiasmo disminuyó al darse cuenta de que tal vez ellos creían que les estaba imponiendo algo. —Solo si ustedes están de acuerdo con transferir sus puntos cuando alguno de nuestros compañeros lo necesite.

— ¿Cómo los relojes en Hogwarts? Los de rubíes para Gryffindor, esmeraldas para Slytherin y todo lo demás. —Agregó Hannah.

—Exacto.

La decisión fue unánime, todos estaban de acuerdo con la idea de Hermione y la de Draco.

— ¿También iremos en grupos a clases, verdad? —Intentó asegurarse Neville.

—Sí. —Respondió Draco de inmediato. —Repito, organicémonos. Comparemos horarios y ubicaciones y formemos los grupos.

—Otra cosa. —Blaise quiso hacerse notar. —Después de esto ya no se llevarán la comida, ¿cierto?

Draco contuvo las ganas de darle una colleja, no podía ser más inoportuno. Lo que rescató fue el resoplido de aceptación que Finnigan emitió.

—Weasley, ¿podrías asegurarte de lo que mencionaste? —Ella asintió. —Ahora tratemos un asunto más interesante, formar el equipo de Quidditch.

—Detente Draco. —Pansy sacudió sus manos. —Yo no sé nada de Quidditch pero puedo apoyar esbozando los uniformes.

Ambos estuvieron a punto de compartir una sonrisa cómplice, sin necesidad de conversaciones previas, comprendían el objetivo. Los sacrificios no importaban, siempre y cuando, la balanza se inclinara a su favor.

—Yo no tengo interés en el Quidditch, así que será mejor que me ponga a trabajar en ese encantamiento proteico. —Dijo Hermione, regresando a la mesa y tomando sus cosas.

Se despidió de Ginny, Luna y Neville y asintiendo hacia Draco, se encaminó hacia la puerta.

—Si necesitas ayuda, solo avísame. —La detuvo Theo. —Ya sabes, Hechizos y Encantamientos.

La chica hizo un gesto afirmativo y se marchó. Theo, al mismo tiempo, emitió un pequeño consentimiento hacia Draco.

Genial, todos, quizá no Blaise, iban entendiendo lo que esa toma de liderazgo significaba.

—Draco tú serás el buscador. Es el miembro determinante del equipo y de los que estamos aquí, eres el de más experiencia en esa posición. —Fue justamente Blaise quién habló.

El rubio detalló a los que estaban allí reunidos y notó que Blaise, la chica Weasley y él, eran los únicos con conocidas habilidades para el Quidditch. ¿Cómo se suponía que iba a armar un equipo si solo tenía a tres de siete jugadores?

—Veamos. —Se acomodó el cabello. —Weasley, tú jugabas para cazadora, Blaise también. —Remarcó y miró a sus compañeros. —Así que si están de acuerdo, ellos dos ya están en el equipo.

—De manera imparcial. —Comenzó Luna. —Zabini y Ginny, son buenos cazadores y Malfoy es un buen buscador, él único que podía vencerlo era Harry. Creo que ellos tres ya cuentan como parte del equipo.

Dean murmuró algo que provocó que Ginny, le diera un golpe en el hombro y un segundo después, los dos comenzaron a discutir en voz baja pero de igual modo, llamando la atención.

—Eh… ¿Draco? —Lo llamó Tracey, aprovechando que los demás estaban atentos a otra cosa. —Daphne puede ser la tercera cazadora, es buena volando.

El chico frunció el ceño. Esa era una verdadera revelación, él creía que las hermanas Greengrass no eran más que un par de princesas, siempre disciplinas, siempre correctas y llenas de modales.

—Daphne. —La chica fue hasta él. — ¿Puedes jugar como cazadora?

— ¿Yo? Yo… no… —Giró la cabeza para recriminarle a Tracey y su amiga le respondió sonriendo. —Sí, sé jugar Quidditch, Adr…, perdón, alguien me enseñó, pero nunca lo hice porque a madre no le habría agradado saberlo.

—Y sabes jugar como cazadora. —Aseveró Draco y Daphne afirmó con los labios apretados. —Se lo propondré a los demás.

Al finalizar la improvisada reunión, Draco tenía un incesante dolor de cabeza. Muchos querían jugar Quidditch, el desafío era que no tenían experiencia y que aún no conocía su habilidad. Estuvieron al borde de erigir otra pelea cuando él formuló la idea de hacer pruebas para encontrar a los restantes miembros del equipo, pues creían que haber estado en el lado correcto de la guerra, les daba un pase libre para obtener lo que quisieran. Para su beneplácito, la chica Weasley, o Ginny, podía ponerlos en raya a todos y tenían una gran comprensión para el Quidditch, ella y Blaise serían un gran apoyo.

Todavía habían posibilidades de que todo mejorara, quizá había una luz.


N/A: Sé que mi plan de terminar el fic en Febrero se fue al traste pero si lo voy a terminar, no lo duden.

Los fics de posguerra, son de mis favoritos así que pueden darse cuenta que sé muy bien que no todo fue color de rosa.

Por otro lado si quieren hacerse una idea de cómo es la residencia de los chicos de Hogwarts, dejaré la imagen en IG y en Facebook. De todas formas es una residencia real, es la de la fraternidad Zeta Psi Tau en Lafayette.

También voy a hacer otra encuesta, porque en lo de las parejas, quedaron empate Harry y Pansy, y Ron y Pansy.

Gracias por leer y espero que les haya gustado. Y no olviden los reviews.